¿Qué ángel bendice a este esposo indigno? él no puede prosperar,
a menos que sus oraciones, a quien el cielo se deleita en oír
y ama conceder, lo indulte de su ira a la mayor justicia.
a menos que sus oraciones, a quien el cielo se deleita en oír
y ama conceder, lo indulte de su ira a la mayor justicia.
Bien está lo
que bien acaba ~ Shakespeare
CAPÍTULO XXI
La señora Bentley ha preparado una
maravillosa fiesta italiana de antipasto mixto, espaguetis y Panini junto con
un par de botellas de Frascati.
_ ¡Oh no! Kate gime y todos nos volvemos a mirarla.
_ Mira, dice señalando la ventana con una
cara decepcionada. Las nubes y truenos que se oyen a lo lejos finalmente han
llegado a casa y la lluvia comienza a caer mientras estamos sentados en la
cocina disfrutando la comida de la señora Bentley. Anastasia dejó de comer,
está disfrutando su vino, incluso creo que está un poco chispada y su anterior
tristeza se ha ido.
_ Ahí va nuestra caminata, murmura Elliot,
pero puedo sentir el alivio en su voz. Él
ha estado buscando la oportunidad de salir a comprar el anillo de Katherine y el
pobre está hecho un manojo de nervios. Acabo de recordar lo nervioso que estaba
buscando el anillo perfecto para Ana. Nada de lo que veía era lo
suficientemente bueno y no sentía empatía con ninguno; hasta que el señor Caria
creó el par de anillos que quería exactamente para ella, simple pero
extraordinario. Elliot no puede ni siquiera hablar con Katherine porque está
preocupado pensando la manera en cómo se lo va a proponer, y como resultado,
ella piensa que aún está enojado con ella. Me dijo que no consiguió el anillo
deseado en Seattle, así que tiene la esperanza de conseguirlo aquí. No creo que
ningún anillo de estante fuera para mi esposa, pero de nuevo estamos hablando
de Katherine Kavanagh. No puedo
creer lo nervioso que está Elliot por Katherine. Eso es lo que el amor le hace a uno. Hace que tus facultades se pierdan y parezcas
un inútil. Ella todavía lo está mirando mal, enojada con él, pero mi hermano,
el mujeriego más grande que he conocido en Seattle, está ahora atrapado por la
señorita Kavanagh. Aún no han podido arreglar sus diferencias, los dos están
irradiando una tensión ardiente. Por razones diferentes, obvio.
—Podríamos ir a la ciudad, dice mi hermana— Ethan le sonríe. No estoy seguro de querer. Preferiría
separar chicos y chicas en este momento.
—El clima está perfecto para la pesca— me
ofrezco.
—Voy por la pesca— dice Ethan Kavanagh, y
eso es una buena noticia para mí. Si
decía que se iba de compras con las chicas, ya sabría que no es para Mia.
—Vamos a dividirnos— dice Mía aplaudiendo,
—Chicas de tiendas y los chicos a hacer
cosas aburridas al aire libre.
Anastasia mira a su amiga Kate que está
acordando con Mia la opción de ir de compras. Sé
que a Ana no le gusta ir de compras y no creo que quiera ir a pescar.
Inmediatamente me acuerdo de por qué estamos aquí: para relajarnos juntos. Haré
lo que ella quiera hacer.
—Ana, ¿Qué quieres hacer?— Le pregunto.
—No me importa— dice y sé que miente. Ella es una mentirosa sin esperanza. Veo a la señorita Kavanagh desde mi
visión periférica, moviendo sus labios hacia Ana “de compras” —Pero estoy más que feliz de ir de compras—
dice y sonríe a su amiga y a mi hermana con ironía. Yo sé que ella odia ir de compras,
pero este debe ser el momento de chicas que ella necesita. Después de todo ella
quiere a su amiga Kate. Se ha estado quejando todo el tiempo de que no la ve a
menudo. De todas maneras quiero darle la oportunidad de elegir y no forzar su
elección.
—Puedo quedarme aquí contigo si quieres—
murmuro lascivamente. Hay tantos
lugares para bautizar. Sus ojos
se oscurecen, pero cambia de opinión.
—No, ve a pescar— responde Ana con
decisión.
—Suena como un plan— dice Katherine y la
decisión ha sido tomada.
—Taylor las acompañará— les digo.
—No necesitamos niñera— replica Katherine
en su forma contundente, como si sus palabras van a cambiar mi decisión. ¡Que
comience el juego señorita Kavanagh! No querrás pelear conmigo en cuanto a mi
esposa se refiere. Pero Anastasia calma la situación rápidamente entendiendo mi
nerviosismo. Ella le pone una mano a Kate en su brazo.
—Kate, Taylor debería venir— le dice.
Kavanagh frunce el ceño casi enojada con
Anastasia por ceder, pero luego se calma y se encoge de hombros. Yo la observo con cuidado. No, todavía no me gusta su
interferencia. Estás en mi lista negra Katherine Kavanagh. Mi mirada permanece impasible y
Anastasia me sonríe con cautela.
—Tengo que recoger una batería para mi
reloj en la ciudad— dice Elliot un poco sonrojado y mirando a Kate. ¡Mi hermano
está sonrojado! Casi no lo puedo creer. El amor definitivamente nos vuelve
tontos y Elliot no es la excepción.
—Toma el Audi, Elliot. Cuando vuelvas podemos ir a pescar— le
digo.
—Sí. Buen
plan— murmura completamente distraído. Ni
siquiera sé si comprendió lo que dije.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Las chicas se han ido de compras con
Taylor. Elliot se llevó el Audi
para buscar un anillo para Katherine. Me
quedo con Ethan Kavanagh. Es hora
de conocer a este hombre que sale y duerme con mi hermana y parece que le gusta
mi esposa. No me gusta mucho la combinación, pero soy el anfitrión y me hago
cargo.
—Voy a entrenar en el gimnasio Ethan. Eres más que bienvenido si te quieres
unir— le digo.
— ¡Oh, genial! Sí, me gustaría eso— responde.
Cuando trabajamos en el gimnasio Ethan
está más que impresionado. No está mal con las pesas y corriendo, pero
gratamente se da cuenta que no puede vencerme. El se quedó sin aliento después
de correr cinco millas, mientras yo termino mis habituales doce millas. Justo
cuando estoy terminando el entrenamiento, Elliot me llama. Voy a la esquina del
gimnasio para contestar el teléfono.
—¡Hey, bro!
—Hola, Elliot. ¿Qué pasa?
—No he tenido suerte para encontrar algo
que me guste. No me di cuenta de que es una ardua tarea. ¿Cómo te las
arreglaste para conseguir el anillo perfecto?
—No lo conseguí, los mandé a hacer.
—¡Ah! ¡Mierda! Yo no tengo tiempo para hacer eso. Estoy muy ansioso ya. ¡No sé
ni por dónde empezar! ¡Estoy
seguro de que puedo encontrar el perfecto antes de esta noche! No te importa irte a pescar con Ethan,
¿verdad? ¡Creo que esta noche es
la noche! Podemos llevar a las
chicas a cenar y si ella dice que sí, nos vamos de fiesta a la ciudad ¿Qué
dices?
—Esta noche, es tu noche Elliot. ¡Si necesitas algo, estoy aquí para ti
hombre! Excepto, que no me pidas
que pase la noche contigo en el caso de que ella diga que no— le digo con
burla.
—Eres un santo Christian… Tu caridad no
tiene límites. Y gracias por hacer de niñero con el hermano de Kate— dice con
una gran carcajada. Bastardo…
—Cállate y consigue tu anillo— le digo
antes de colgar.
Ethan ya se fue a tomar su ducha. Voy a la habitación principal y
rápidamente me baño. Me visto con la braga que le compré a Ana cuando trabajada
en la ferretería. De esta manera estoy cerca de ella, incluso si está de
compras con las chicas.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Por el momento estamos listos para ir a
pescar, la lluvia es sólo una llovizna. Cargamos
los instrumentos de pesca en la parte posterior de la Toyota Tundra y
conducimos hasta el Hunter-Fryingpan Wilderness al sureste de Aspen hacia
Roaring Fork. Estas son las aguas de las truchas salvajes. Conociendo estas
aguas, estoy seguro de que pescaré una.
—¿Has pescado aquí antes?— Ethan pregunta.
—Unas pocas veces. Es un buen lugar para la pesca de
trucha. ¿Sabes cómo pescar?
—Sí, aunque no estoy tan experimentado
como la pesca en el océano.
Me doy cuenta que conoce la manera de
utilizar la caña y logra lanzar el anzuelo con distancia y precisión. El
lanzamiento fue con fuerza y hacia abajo, en dirección al agua. Midió el viento
y la llovizna. ¡Y me dijo que era un novato! El utiliza la Snake Roll o técnica
de serpiente en su lanzamiento. Suelto la mía y cometo un error elemental de
novato por causa del viento. Maldigo en voz baja. Veo a Kavanagh sonriéndose.
—Debes tomar en cuenta el ángulo del
viento que viene detrás de ti. De esa manera puedes calibrar el aterrizaje de
la mosca. Muévete un poco de donde estás parado y funcionará mejor— me dice.
— Gracias, contesto con sequedad.
Él siente que algo jala y el hijo de puta
ya está excitado. ¡Mueve su carrete y sale una trucha arco iris como de diez
libras! Él eficientemente toma el pescado y lo coloca en el recipiente. Ceba de
nuevo su caña y la lanza como un vaquero lanzando su lazo.
Después del segundo pez atrapado en menos
de una hora, yo aún ando con las manos vacías.
— ¿Con qué frecuencia vienes a Aspen?—
Ethan pregunta
—No tan a menudo como me gustaría. Estuve aquí el invierno pasado— le respondo.
—Nosotros sí venimos. A mi padre le gusta
el esquí y se nos hizo hábito venir una vez al año— dice feliz como una lombriz
en su elemento.
—¿Cuáles son tus planes en Seattle?—
Pregunto casualmente. Quiero saber si va a estar en la vida de mi hermana por
un tiempo.
—Me aceptaron en el programa de sicología
de la universidad. Así que tengo la intensión de inscribirme. Aún no sé si
quiero hacer un doctorado. Vamos a ver como me va en el programa. Si todo va
bien, incluso podría abrir un consultorio en Seattle, ¿Quién sabe? Una gran
cantidad de ricos y famosos podrían necesitar mi ayuda— dice sonriendo.
—Puedes que tengas razón en eso— le digo y
sonrío genuinamente.
—Bueno, si alguna vez necesitas un
psiquiatra en el futuro, no dudes en contratar mis servicios— dice con una
amplia sonrisa mientras atrapa su tercer pescado, ¡y yo ni siquiera he agarrado
el primero!
—Lo tendré en cuenta— le digo. Ni en un millón de años me digo a mi
mismo.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Sí, claro. Aunque me reservo el derecho de no
contestar, respondo tambaleando mi caña para lanzarla.
—¿Cómo llegaste a ser tan exitoso? Me refiero a que la mayoría de los
hombres de tu edad todavía están tratando de encontrar su camino en la vida. ¿Cómo lo conseguiste?
La misma pregunta que me hizo su hermana a
través de Anastasia.
—¿Es ésta una pregunta para tu futuro?
—Bueno, sí y no. Una parte es por curiosidad. Estoy seguro que
el 95% de los hombres querrían ser como tú, lograr lo que has logrado en los
negocios… y en tu vida privada…— murmura. Su voz es apenas audible, pero
entiendo esa última parte ¡El pobre diablo sigue enamorado de mi esposa!
—La respuesta es complicada, pero también
simple. Siempre he sido autónomo. Me gusta tener el control. Yo no puedo trabajar para alguien. Estar a cargo era mi única opción
aceptable, así que trabajé. Sólo
tienes que meter unos goles; tomar
el control de tus metas, contratar a personas competentes, trabajar con un
esfuerzo hercúleo y hacerlo alrededor de mil millones de veces, hasta
veintisiete horas diarias. Muy
pronto se convierte en un hábito, y ya no tienes que pensar en ello, todo
fluye— le digo sonriendo.
Hace una pausa por un minuto. —Tienes razón. Es complicado. Me quito el sombrero
ante ti— Dice con sinceridad. Está
bien mientras no siga suspirando por mi esposa. ¡Él saca su siguiente pescado!
Cuando la lluvia empieza a caer más
fuerte, decidimos que es hora de hacer las maletas y marcharnos. Cargamos todo rápidamente. Cuando entramos en
la camioneta los dos estamos empapados riéndonos. Ethan atrapó varios peces,
mientras que yo llegaré con las manos completamente vacías. No fue el día de
pesca que imaginé, pero aprendí muchas cosas acerca de él. Nunca
mencionó a mi hermana ni una vez, pero me preguntó si a Ana le gustó Europa. A
pesar de que mi respuesta fue corta, escuchó con atención y le vi una expresión
triste mal disimulada. Casi sentí lástima por el pobre infeliz. Casi... Otro hombre que desea a mi
esposa. ¡Soy un bastardo afortunado de tener Anastasia!
Cuando llegamos a la propiedad, conduzco por
el camino sinuoso y subo hasta el frente del garaje. Aprieto el control remoto para abrir
la puerta y cuando la puerta va abriendo lentamente nos bajamos de la camioneta
para ir bajando las cajas. Cuando la puerta está totalmente levantada, me doy
cuenta de que Anastasia, mi hermano y Katherine están de pie en el garaje, cada
uno con una expresión tensa.
_ ¿Una banda de garaje? Pregunto
mordazmente y entro para dirigirme directamente a Ana. Ella me sonríe y se ve
genuinamente feliz de verme. Se me queda viendo observando los overoles que
llevo debajo de mi chaqueta de pesca.
—Hola— le digo con una expresión burlona, ignorando
por completo a todos los demás.
—Hola. Lindos
overoles— dice ella.
—Muchos bolsillos, muy prácticos para la
pesca— le digo con voz seductora. La atracción habitual entre nosotros siempre
está presente. Mi mirada es deseosa por ella. Ella se sonroja y me hace
sonreír.
—Estás mojado, murmura.
—Estaba lloviendo. ¿Qué hacen ustedes en el garaje?— Pregunto
finalmente reconociendo a los presentes.
—Ana vino a buscar un poco de madera— mi
hermano responde sonriendo en su tono de yo
soy el chico malo. El pensamiento no es bienvenido. Él lo hace ver como si
ella estuviera buscando otra polla. —Traté de tentarla a dar un paseo— añade.
Su doble insinuación me incomoda. —Ella
dijo que no. Que no te gustaría— dice sabiendo que cruzó la línea, pero esta vez es completamente
sincero.
—¿Lo hizo?—
Pregunto volteando la mirada hacia Ana.
—Escuchen, estoy totalmente a favor de
quedarme aquí a discutir qué es lo que Ana hizo después, pero ¿Volvemos a
entrar?— dice Kate venenosamente. Entonces se inclina, toma dos maderos de leña
y se gira y sale del garaje. Mi hermano suspira y cual perrito se va detrás de
ella sin decir una palabra. La mirada de Ana los sigue preocupada.
—¿Sabes montar una moto?— Le pregunto con
incredulidad. ¡No puedo creer que ella se suba a una trampa de muerte!
—No muy bien. Ethan me enseñó— responde ella. Por supuesto que sí. ¿En que otro momento podía estar con
los brazos envueltos alrededor de mi esposa por un tiempo prolongado? El
pensamiento es enloquecedor. Mis
ojos se hielan de inmediato y los celos aparecen sabiendo que Kavanagh sigue
enamorado de Anastasia.
—Tomaste la decisión correcta— le contesto
con una voz fría. —La tierra está
muy dura ahora y la lluvia la ha hecho traicionera y resbaladiza.
—¿Dónde quieres el equipo de pesca?— Ethan pregunta desde afuera.
—Déjalo Ethan, Taylor
se encargará— le respondo.
—¿Qué hay de los peces? Me pregunta con
voz tentadora, recordándome que no pesqué nada.
— ¿Atrapaste un pez? Anastasia pregunta sorprendida y Kavanagh
puede oír.
—Yo no. Kavanagh
lo hizo— respondo haciendo pucheros.
Anastasia se echa a reír. ¡Vamos! ¡No me frotes sal en la herida!
—La señora Bentley se ocupará de eso— le digo a Ethan quien se dirige a la casa.
— ¿La estoy divirtiendo señora Grey?
— Muchísimo. Estás mojado. Déjame
prepararte un baño— Dice e inmediatamente levanta mi ánimo.
—Siempre y cuando te unas a mí— le susurro y me inclino para besarla.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Anastasia entra en el baño principal y
oigo el agua corriendo mientras se está llenando la bañera. El aroma celestial de jazmín llena de
nuevo la suite. Luego se vuelve a
nuestra suite principal y cuelga un vestido que compró.
—¿La pasaste bien?— Le pregunto después de
haberme quitado la ropa mojada. Me quedo con mi camiseta y mis pantalones de
correr sin zapatos. Cierro la puerta detrás de mí.
—Sí— murmura con su mirada carnal. Mi pene
se mueve por su apreciación, pero me encantaría saber qué está pasando por su
bonita cabeza detrás de esos ojos hambrientos.
—¿Qué sucede?— Le pregunto.
— Estaba pensando en lo mucho que te he
echado de menos.
—Suena como si estuviera muy enamorada
señora Grey.
— Lo estoy señor Grey.
Me paseo hacia ella y me paro justo en
frente. —¿Qué has comprado?— le susurro. Quiero ser su proveedor y cumplir
todas sus necesidades.
— Un vestido, unos zapatos, un collar. Gasté un montón de tu dinero— dice
mientras me mira con aire de culpabilidad.
— Bien. Y por millonésima vez, nuestro
dinero— le digo y meto un mechón de pelo detrás de su oreja. Su labio inferior
está entre sus dientes, así que tomo su barbilla y lo libero con mi dedo
índice. Luego muevo mi dedo por la parte delantera de su camiseta, entre sus
pechos, hasta su estómago, por su vientre y tomo el dobladillo. —No necesitarás
esto en el baño— le digo con mi mirada fija en ella —Levanta los brazos— le
ordeno y dejo caer la camiseta en el suelo.
—Pensé que íbamos a bañarnos— murmura con
su corazón agitado.
—Quiero ensuciarnos primero, yo también te
he echado de menos— y me inclino para besarla.
Sus manos pasan por mi cintura y las lleva
hasta mi trasero, apretando con suavidad mis nalgas. De repente estoy lleno de
deseo por ella. Me aparto de sus labios
que ahora están rojos por mis atenciones. Me quito la camiseta y los pantalones
de ejercicios. Quiero estar tan cerca y tan íntimo como pueda.
—Marido... te he extrañado hoy— susurra.
—¿Lo hiciste? Realmente me gustaría saber
cuando me extrañaste— me quejo. Ella me da su sonrisa carnal. Fija su mirada en mis ojos y coloca
sus dedos en mi pecho rozando ligeramente la piel y bajando hasta mi vientre.
Se baja lentamente y cae de rodillas. Estoy completamente en llamas.
Estoy en el
fuego - Bruce Springsteen
Sus dedos siguen acariciando mi camino
feliz. Mis labios están
entreabiertos y mi mirada se cruza con la de ella, la sigo en cada movimiento.
De repente ella
se acomoda y toma con cuidado mi erección y se la lleva a la boca haciéndome
jadear. Respiro entre mis dientes, —¡Ahhh! Ana!
Ella esconde
sus dientes ahuecando las mejillas y se lo mete hasta la garganta. Lentamente
echa su cabeza hacia atrás dejando solo la corona de mi pene en su boca. Entonces
su lengua hace remolinos alrededor y echo mi cabeza hacia atrás sintiendo la
corriente de placer. Agarro su cabeza entre mis manos dejando que sea ella
quien marque la pauta de sus movimientos.
—¡Oh! ¡Dulce Jesús! ¡Joder Ana!— Ella
levanta su mirada y me mira a través de sus largas pestañas y me da una sonrisa
carnal porque sabe exactamente lo que me está haciendo. Chupa con fuerza y gime
apreciativamente cuando su lengua acaricia todo mi pene. Sus labios van de
arriba abajo y cuando sale chupa con fuerza. ¡Oh mi Dios! No me quiero ir en su
boca. Quiero hacer el amor. Enterrarme en ella.
—¡Es suficiente
Ana! ¡Ya sé que me extrañaste
nena! Me quejo. Pero ella continúa con su tormento placentero. Paso mis manos
de su cabeza a sus hombros y le hago señas de que se ponga de pie.
—Umm— continúa saliendo y entrado.
Enérgicamente echo mis caderas hacia atrás y salgo de ella. La levanto del
suelo y la beso con fuerza. Ella sabe a mí. Siempre sabe mejor cuando sabe a
los dos.
—Envuelve tus
piernas alrededor de mi torso bebé— me quejo en su boca. Ella obedece inmediatamente. La levanto sobre mi erección y con
mucho cuidado me hundo lentamente en ella y dejo que el peso haga el resto. No
quiero hacer esto rápido, quiero prolongarlo y disfrutar lo más que pueda. Sus
brazos rodean mi cuello y sus piernas me aprietan con fuerza clavando sus
talones en mis nalgas dejándome entrar más profundo. Nuestra proximidad es muy
íntima. Sus senos se frotan sobre
mi pecho causando una fricción deliciosa. Me la llevo a la cama y la acuesto en
medio de forma vertical; de esta manera puedo chupar y tocar sus pezones.
Capturo uno de ellos y chupo duro, ella ahoga un gemido y hago lo mismo con el
otro.
—!Oh, mierda!— Ella gime mientras comienza
a moverse, levanto mis caderas para encontrarme con ella en cada empuje hasta
comenzar a sentir el apretón de su sexo. Ella arquea la espalda mientras
seguimos avanzando —¡Christian!— gime; sus caderas empujando con fuerza.
Aumento la velocidad girando las mías, tocando y masajeando su punto dulce con
mi pene. Pronto siento el endurecimiento
familiar de sus músculos alrededor de mí y nos perdemos cada uno en nuestro
orgasmo. Hemos hecho el amor, o follamos, lo cierto es que nos marcamos y nos
poseemos cada uno en su totalidad. Me volteo y la dejo descansar sobre mí sin
romper nuestra conexión.
Estamos
completamente satisfechos.
_ ¡Mierda, el
agua! Grita cuando trata de pararse, pero yo no la suelto.
—¡Christian, el
baño! Levanta la cabeza y me mira con regaño.
—Cálmate, es
solo un baño mojado. Voy a cerrar el grifo—
le digo y me doy la vuelta dándole un beso rápido.
Me bajo de la
cama y voy hasta el baño. Puedo sentir su mirada en mí. La oigo bajarse y nos
metemos en la bañera cada uno en cada extremo. Tomo su delicado pie izquierdo y
comienzo a masajearlo. Tiro suavemente cada uno de sus dedos y los beso hasta
morder suavemente el más pequeño.
—¡Ahhh! Ella
gime. Está completamente activada
de nuevo.
—¿Te gusta
eso?— le pregunto seductoramente.
—Hmmm, ella
murmura, apenas coherente. Continúo
masajeando y ella cierra los ojos en éxtasis total.
—Vi a Gia en la
ciudad— murmura.
—¿En serio? Creo que tiene una casa aquí— le
respondo. Realmente no quiero oír hablar de Gia.
—Estaba con
Elliot— añade Anastasia. Eso me
detiene. ¿Qué está tratando de decirme? Cuando
dejo de masajearla, abre los ojos.
— ¿A qué te
refieres con Elliot? Pregunto
confundido.
— Bueno,
estábamos en la tienda y mientras Kate y Mia estaban probándose vestidos, yo
estaba mirando por la ventana y lo vi saliendo de una joyería y encontrándose
con ella, no sé si estaban en la misma tienda o qué. Hablaron un rato, se veían
muy contentos y riéndose, luego él la beso en la mejilla y se fue hacia el
coche, mientras ella cruzo la calle— Ella resume. Ah, ya veo. Estaba comprando el anillo y
probablemente se topó con Gia. Anastasia
también es protectora de su amiga, Kate. Lo
apruebo. Pero no hay nada de qué
preocuparse. Fueron amigos de sexo por
un tiempo y ahora son amigos sin sexo. Elliot simplemente está loco por
Katherine.
— Ana, son sólo
amigos. Creo que Elliot está
bastante entusiasmado con Kate. De
hecho, sé que está bastante entusiasmado con ella— le digo, aunque no sé por
qué. A cada quien lo suyo.
— Kate es bellísima—
contesta defendiéndola. Sí, como
una tigresa. Resoplo. Gracias a Dios que no fue la que vino a hacerme la entrevista.
—Aun me alegra
que fueras tú quien cayó en mi oficina— le digo y luego le beso su dedo gordo. Lo libero y a continuación agarro el
otro y comienzo a masajearlo. Anastasia simplemente se relaja, y se derrite en
mis manos.
***** ❦ ♡ ❧ *****
Mientras las
chicas se preparan para la gran noche y la sorpresa que nadie sabe, nosotros
nos estamos relajando en el salón. De
pronto mi Blackberry zumba y me cambio de posición para sacarlo de mi
bolsillo.
________________________________________________________
De: Anastasia Grey
Asunto: ¿mi trasero se ve muy grande en esto?
Fecha: 27 de agosto 2011 18: 53 MST
Para: Christian
Grey
Sr. Grey
Necesito tu
consejo de vestuario.
Tuya
Señora G x
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Leyendo su
correo electrónico en un momento de descuido me da una gran sonrisa lasciva.
—¿Ana no puede
esperar a que lleguemos de cenar?— Pregunta Elliot sonriendo. —Ah, no importa,
verdad que tu haces las entregas rápidas. Estaremos a tiempo. Estoy dispuesto a
darte dos minutos— dice guiñando un ojo.
—Vete a la
mierda, Elliot. Resérvate para tu
novia— le digo un poco agitado. No quiero que mi esposa sea el tema de
conversación en este momento y menos cuando Kavanagh parece estar disfrutando.
Le envío una respuesta mientras voy a su encuentro.
________________________________________________________
De: Christian Grey
Asunto: Genial
Fecha: 27 de agosto 2011 18: 55 MST
Para: Anastasia
Grey
Señora Grey
Realmente lo
dudo.
Pero iré y voy
a darle a su trasero un examen profundo, solo para asegurarme. Suyo con anticipación
Sr. G x
Christian Grey,
CEO Grey Enterprises Holdings e inspector
de traseros Inc.
________________________________________________________
Abro la puerta cuando
está leyendo mi correo electrónico y me quedo congelado en seco. Mi boca se
abre y mis ojos se abren lujuriosos. ¡Santo Cristo! Ana está tentadoramente seductora.
Mis ojos están clavados en ella.
—¿Y bien?—
Susurra su pregunta. Soy incapaz
de encontrar la palabra adecuada para expresar la grata sorpresa que está en
frente de mí. Montada en un par de tacones Manolo Blanik que hacen ver sus piernas
muy largas y un vestido color plata que no sé si llamarlo vestido o un pedazo
de tela que apenas la cubre. Está diseñado para hacer de un marido, un asesino. La espalda está descubierta y apenas
le tapa un poco sus muslos. Si quisiera bajarlo para cubrir más sus piernas, me
expondría a dejar sus pechos desnudos. Y si lo subiría para tapar más sus
pechos, me expongo al peligro de que le muestre su trasero a todo Aspen. Y el
maquillaje… ¿Por dónde empiezo? Sus ojos alineados que le dan un toque seductor,
sus labios están rojo escarlata como pintura de guerra y su cabello alisado que
lo hacen ver más largo, completan toda su figura que la hace ver extremadamente
sexy. Llamará la atención así y no estoy del todo seguro de que alguien la
viera de esta manera.
—Ana, te
ves...— ¿cuál es la palabra correcta? ¿Sensacional?
¿Sexy? ¿Para morirse? ¿Radiante? ¿Electrizante? Pero, todo lo que termino diciendo es,
¡Wow!
—¿Te gusta?—
Pregunta. ¡Me encanta, pero sólo para
mis ojos!
—Sí, supongo
que sí— le respondo. Ni siquiera
reconozco mi voz ronca. Entro en
la habitación y cierro la puerta detrás de mí. Ella me mira de arriba abajo. Me
acerco hacia ella y coloco mis manos en sus hombros y la volteo para que le
haga frente al espejo en cuerpo entero, quedándome detrás de ella. Nos miramos
a través del espejo. Entonces miro su espalda desnuda con la piel perfecta.
Trago saliva y recorro con mi dedo por su columna vertebral hasta llegar al
borde del vestido en donde la espalda pierde su nombre para convertirse en trasero.
—Esto es muy
revelador— me quejo.
Bajo mi mano
por su trasero y acaricio su muslo, me detengo y miro sus ojos azules. Luego
lentamente paso los dedos por el dobladillo de la falda. Ella mira como juego
con su piel y su boca forma una O perfecta con la sensación.
—No hay mucha
distancia desde aquí— digo al tocar el borde y muevo de nuevo mis dedos —hasta
aquí— le susurro acariciando su sexo a través de sus bragas.
—¿Y tu punto
es?— Susurra.
—Mi punto es...
que no está muy lejos de aquí— le digo cuando muevo a un lado sus bragas y
acaricio su suave sexo húmedo. —Y luego hasta aquí— entonces deslizo un dedo
dentro de ella. Ella jadea y gime en voz baja. Y no estoy seguro de gustarme la idea
de que lo que es mío esté tan cerca de la vista de los demás.
—Esto es mío—
murmuro en su oído. Cierro los
ojos en éxtasis y muevo mi dedo dentro y fuera de su sexo. —No quiero que nadie más vea esto—
Su respiración
se entrecorta y jadea cuando pongo en movimiento mis dedos. No aparta su mirada
de la mía mientras la despierto.
—Así que sé una
buena chica y no te inclines, deberías estar bien.
—¿Lo apruebas?—
Susurra completamente sorprendida.
—No, pero no
voy a impedir que lo uses. Te ves
impresionante Anastasia— le digo, y saco bruscamente mi dedo de su sexo y la
volteo frente a mí. Pongo la punta de mi dedo que acaba de estar en las
profundidades de su sexo en su labio inferior. Ella frunce los labios y lo
besa, me hace sonreír su lujuria. Meto el mismo dedo en mi boca y lo chupo con
fuerza para comprobar que mi esposa sabe poderosamente bien. Mi acción hace que
se sonroje y yo me río de nuestro juego. —Ven— le digo y tomo su mano para
salir. Estamos listos para tener una noche divertida, pero no quiero que todos
los ojos curiosos de Aspen la vean medio desnuda, así que le coloco un
gabardina.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Nos dirigimos
al restauran Eight K para cenar. Es uno de los mejores restaurantes de
Aspen, con buena comida y buenos amigos junto a la chimenea. Estamos en el
ambiente adecuado para que Elliot haga su propuesta. Ya hemos cenado y estamos
esperando el postre. Ethan está
hablando de psicología. Es un
tipo inteligente, no puedo negarlo; veo a mi hermana colgada de cada palabra
que él dice.
—Sabes Christian,
yo estaba pensando en algo que dijiste hoy— me dice.
—¿A cerca de la
pesca?
—Bueno, ya que yo
atrapé todos los peces, no— dice riendo.
—¡Vamos! Fue la suerte de principiante, protesto
de buen humor.
—Deberías haberlo visto Elliot. Él enganchó su caña y soltó el anzuelo
una vez. Como estaba en contra del viento, no podía soltar el anzuelo
correctamente, así que asustó a los peces y los envió a mi lado. ¡No me quedó
más remedio que pescarlos todos!— dice riendo y Elliot se ríe con buenas ganas.
—Sí, pero no
sería muy hospitalario de mi parte pescarlos yo, cuando tú eres el invitado.
Así que te los dejé a ti— bromeo de vuelta.
—Lo que te
quería decir era lo siguiente: Eres uno de los hombres más exitosos del mundo.
Me dijiste que eso fue debido a que tomaste el control de tu vida y que
contrataste a las personas competentes. Pero creo que es mucho más que eso. Los
sicólogos refuerzan la idea de que tener el control es importante. Pero por
supuesto a menudo la gente compara la libertad con ejercer el control sobre las
cosas. Ya sabes, un jefe quiere tener el control sobre sus subalternos… quiero
decir de sus empleados— dice sonriendo. —No estoy del todo seguro de que este
es un comportamiento aprendido. Creo que naciste con él. Igual que la habilidad
de pintar o cantar— plantea su hipótesis.
—Tu hipótesis
es verdadera y falsa— le respondo.
—¡Vamos hombre! ¿Cómo puede ser? Todo indica que las personas con un punto de
control interno, son sicológicamente más sanos y más exitosos que las personas
que tienen un punto de control externo. Y tú pareces tener el control en ambos
sentidos. ¡Yo diría que naciste con eso! ¡Tienes los genes del éxito!
Mi hermana Mia
lo mira como si él es el hombre más inteligente del planeta.
—¿Cuál es tu
punto de control, Ethan? Ella le pregunta.
—Teóricamente
hablando, hay que evaluar la percepción del control de cada persona por su
comportamiento. El punto de control interno indica que la persona se siente en
control de los eventos y el punto de control externo indica que son los demás quienes
perciben tener ese control.
—Tú suposición
es válida basándote en que cualquier persona que tenga ese gen, como tú dices,
estaría destinada a ser exitosa. No requeriría hacer un trabajo duro. Es cierto
que hay una predisposición a tener el control, pero tener el control sigue
siendo un comportamiento aprendido. Ahí es donde tú hipótesis es errónea. Se
crea un hábito haciendo repetidamente algo, convirtiéndolo en un acto motor,
como cambiar de carril cuando se está conduciendo; esto es lo que tu memoria procesa. Eso
es una memoria implícita, debido a que tu cerebro tiene conocimiento de que
algo en tu mente no puede acceder de forma explícita. Los seres humanos hacen
algunas cosas concientemente, porque son solo pequeñas cosas. Así que lo que
haces básicamente es entrenar a tu subconsciente a que cree un hábito.
—¡Eso es
imposible! Dice Elliot —Tú siempre fuiste un niño prodigio. Naciste con los
genes millonarios.
—¡Elliot! No existen genes millonarios— le digo
riendo. Me encuentro divirtiéndome con mi familia y amigos como pocas veces
hago. Anastasia me mira ¿con orgullo tal vez? Pero de pronto Elliot termina el
tema para ponerse de rodillas por el resto de su vida. Tal como me lo imaginé,
Elliot asusta a todo el mundo poniéndose de pie y moviendo la silla. Todos lo
vemos y él mira a Katherine, luego cae de rodillas.
Mi hermano
mayor, Elliot Grey, toma la mano de Katherine, y todos los clientes del
restauran se quedan en silencio. Hay una tensa calma en el comedor. Todo el
mundo conteniendo la respiración. Sus miradas se centran en mi hermano que está
en el suelo.
—Mi hermosa
Kate, te amo. Tu gracia, tu
belleza y tu espíritu fogoso no tienen igual, y has capturado mi corazón. Pasa tu vida conmigo. Cásate conmigo— dice poniendo su
corazón en las manos de Katherine Kavanagh, la trituradora de bolas. Esperamos
en silencio.
¡Se podía oír
un alfiler caer! La gente está
esperando con gran expectación. No
creo que nadie esté tan a la expectativa de oír la respuesta de Kate a la
pregunta que mi hermano le hizo. Cuando el silencio se extiende, la atmósfera
interior se convierte en un presentimiento negativo, pero todavía tiene
esperanzas. Creo que esta es la primera vez que veo a Katherine Kavanagh en
silencio y sin palabras. Es casi
mágico. Anastasia, también está
conteniendo la respiración. Katherine
solo se queda mirando fijamente a mi hermano, incapaz de comprender lo que mi
hermano le ha preguntado. Finalmente
su cerebro se conecta, porque vemos una lágrima correr por sus mejillas, aunque
sus músculos faciales aún no hacen la conexión. Entonces sonríe con una cara
que refleja que esto es un milagro bajado del cielo.
—Sí— susurra su
respuesta, con un sonido a lo Marilyn Monroe. Luego en un abrir y cerrar de
ojos los clientes del restauran exhalan colectivamente y aplauden con alegría y
vítores. Incluso Anastasia está llorando en
felicidad absoluta por su amiga.
Elliot
finalmente agarra el anillo y se lo presenta a Katherine. Ella ve el anillo y a mi hermano y luego lanza sus
brazos alrededor del cuello de Elliot. Se
besan y todo el mundo en el restaurante se vuelven locos. Mi hermano se pone de pie y con gracia
reconoce la celebración de la multitud y se inclina ante ellos, completamente
satisfecho consigo mismo. Saca el anillo de la caja y lo desliza suavemente en
el dedo de su novia y sellan el acuerdo con otro beso.
Aprieto la mano
de Anastasia un poco para recordarle que me tiene con un agarre de acero. Ella la
libera un poco avergonzada. Agito mi mano en un
gesto de dolor —¡Au!— le digo. Pero estoy más que feliz por mi hermano.
Su felicidad está escrita en su rostro y algo dentro de mí me hace sentir orgulloso
porque confió en mí lo suficiente como para compartir su secreto solo conmigo.
—Lo Siento. ¿Sabías sobre esto?— Anastasia
susurra. Sonrío a sabiendas que sí, pero no le contesto. Llamo al camarero. Tiempo para
celebrar el compromiso de Kate con mi hermano.
—Dos botellas
de Cristal por favor. Del 2002,
si lo tienen.
Mi esposa me
sonríe. ¿Qué he hecho ahora?
—¿Qué?—
Pregunto.
—Debe ser que
el del 2002, es mejor que el 2003— dice burlándose de mí.
—Para el
paladar perspicaz Anastasia.
—Tienes un
paladar muy perspicaz señor Grey y gustos singulares— contesta sonriendo.
—Lo tengo
señora Grey— me acerco a su oído para
susurrarle —Y usted tiene el mejor sabor— le digo y la beso justo detrás de su
oreja, en su punto Bosch que también se le llama punto de libido porque aumenta
la excitación sexual. Masajear ese punto y estimularlo aumenta el placer en las
zonas erógenas, debido a que la forma de la oreja es una imagen de un feto
humano invertido, lo que significa que es la representación microscópica de
todo el cuerpo. Por lo tanto el lóbulo de la oreja representa la cabeza y en
esa posición uno puede identificar las partes anatómicas correspondientes. Esto
ha sido descubierto desde hace unos dos mil años en la antigua China. Los
efectos directos se pueden sentir dentro de su sexo. Estimular el punto
correcto durante unos treinta segundo dará resultados más eficaces. Ana se
sonroja y aprieta instintivamente las piernas.
Mi hermana Mia es
la primera en saltar y abrazar a Katherine y a Elliot, y luego todos los
felicitamos. Anastasia está
extremadamente feliz por ella. Supongo
que Kate es la hermana que nunca tuvo. Eso
explica el apego que las dos se tienen.
—¿Ves? Solo estaba preocupado por su proposición—
Anastasia le susurra a Kate.
—Oh, Ana— le
sonríe entre sollozos.
—¡Kate, estoy
tan feliz por ti! ¡Felicidades!—
La alegría de mi esposa por su amiga me hace sentir eufórico. Cualquier cosa que la haga feliz es
una fuente de alegría para mí. Estoy
detrás de Anastasia. Le doy la mano a mi
hermano para felicitarlo, pero, entonces… —¡¿Que diablos?!— y lo atraigo hacia
mí y le doy un abrazo de oso como lo hizo él conmigo después del incidente de
Charlie Tango.
—Así se hace,
Lelliot— murmuro el nombre como solía llamarlo de niño. Esta vez es el turno de mi hermano que
se sorprende en silencio y sabiendo que tocarme es intolerable, me devuelve el
abrazo de una manera lenta y cautelosa.
—Gracias,
Christian— se ahoga. Ver a mi
hermano así de feliz y poder abrazarlo es indescriptible. Yo amo a mi hermano, por supuesto, y
apenas estoy encontrando maneras de demostrarle que lo amo. Creo que le debo todo esto a mi mujer
milagrosa: Ana.
Le doy a Katherine
un breve abrazo. Esto es un paso adelante para mí, porque yo todavía no puedo
tolerar el tacto de los demás. Pero ella será mi nueva hermana, la mujer de mi
hermano. Mientras ella mantenga su nariz donde debe estar, estará bien por el
amor fraternal que le tiene a mi esposa. —Espero que seas tan feliz en tu
matrimonio como yo lo estoy con el mío— le deseo con sinceridad.
—Gracias, Christian. Yo también lo espero— responde ella. Su gracia es inesperada, pero no
desagradable. El camarero
finalmente regresa con el champán, y procede a abrir la botella con mucha
floritura. Mantengo mi copa de
champán en alto.
—Por Kate
y mi querido hermano Elliot,
felicidades.
Todo el mundo
bebe su champán, incluyendo a Ana, que después de probarlo se le queda miranda
a la copa. Ella cambia de color como si estuviera pensando algo pecaminoso.
Yo frunzo el
ceño ante ella, queriendo saber lo que le está pasando por la cabeza.
—¿Qué estás pensando?— Le susurro.
—La primera vez
que tomé este champán— dice ella.
Mi ceño se
vuelve más burlón, porque yo no recuerdo haber bebido este champán especial con
ella.
—Estábamos en
el club— me recuerda. Por
supuesto, ¿cómo se me olvidó? Sonrío ampliamente.
—Oh sí. Recuerdo— le digo con un guiño.
—Elliot, ¿has
fijado una fecha?— Pregunta mi hermana siempre impaciente, tal como lo hizo con
nosotros. Elliot la mira expectante. —Acabo de proponérselo a Kate, así que nos
pondremos en eso ¿está bien?—
—Hagan una boda
navideña, eso sería muy romántico y no tendrían problemas en recordar el
aniversario— responde Mia con aplausos. A Mia le encanta hacer los planes de
bodas de los demás.
—Tendré eso en
cuenta— responde Elliot, sonriendo.
—Después de brindar,
¿podemos por favor ir al Club?— Me pregunta mía con ojos inquisidores.
—Creo que
deberíamos preguntarle a Elliot y Kate
que les gustaría hacer, le respondo.
Cuando todos nos
dirigimos a ellos, Elliot se encoge de hombros y Kate, que está con ganas de
volver a casa y saltar sobre los huesos de mi hermano, se voltea para darse
cuenta que todos la estamos mirando.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Vamos a ZAX,
una de las discotecas más exclusivas de Aspen. Me acerco a la parte delantera,
manteniendo el control como siempre y mi
brazo alrededor de la cintura de Ana. De inmediato nos dan acceso. Anastasia
revisa su reloj y me doy cuenta de que ya son las 11:30. Ella se aferra a mí con más fuerza
cuando se balancea. Ella ha tenido
un buen número de bebidas por una noche. Dos
copas de champán y varios vasos de Poilly-Fumé durante la cena. Yo la sostengo firmemente en mis
brazos.
—Sr. Grey, bienvenido de nuevo— me saluda
una rubia de piernas largas vestida en pantalones cortos de raso negro, a jugo
con camisa sin mangas y una pajarita roja. Su saludo es acompañado por una gran
sonrisa, con los labios rojos fuego. —Max tomará su abrigo— le dice a
Anastasia. Ella le da el abrigo
de Mia que insistí que llevara. —Por su puesto— dice Max y añade —bonito
abrigo— comiéndose a mi mujer con los ojos. Le pongo mi mirada de vete ahora y de inmediato se enrojece
sabiendo que invadió el territorio de otro hombre. Él me da el ticket del
guardarropa.
—Les voy a
enseñar su mesa— dice la rubia anfitriona. Anastasia
se agarra de mí tan fuerte que bajo la mirada para verla con curiosidad. Cuando
quita la mirada de los pantalones calientes de la señorita rubia, me mira a mí
revoloteando sus pestañas. Veo que ella se pone celosa por mí al igual que yo
por ella. La idea me agrada muchísimo y me hace sonreír. Cuando llegamos a nuestra zona, la
iluminación es baja y las paredes son de color negro, con muebles de color rojo
oscuro. Hay mesas con bancos a
los lados y una gran barra en forma de U está situada en el centro. A pesar de estar fuera de temporada, el club
está lleno de residentes locales. La
música es fuerte y las paredes están vibrando con la intensidad de la misma,
las luces son un torbellino de flashes intermitentes.
Nos llevan a
una mesa que está acordonada y con acceso a la pista de baile. Es el mejor
lugar de la discoteca.
—Vendrá alguien
en breve para tomar sus pedidos— dice la chica con una amplia sonrisa y
revolotea sus pestañas una vez más hacia mí, por lo que Ana aprieta mi mano con
más fuerza. Mi hermana ya está con ganas de bailar y anda moviéndose de un lado
a otro. Finalmente Ethan la saca a bailar y ella salta de emoción.
—¿Champagne?—
Le pregunto a Ethan y Mia, antes de salir a la pista. Ethan levanta los
pulgares y Mia asiente con entusiasmo.
Mi hermano y
Kate se sientan en el sofá agarrados de la mano y completamente ajenos al resto
del club. Se nota que están muy enamorados. Su felicidad me hace feliz. Yo le hago un gesto a Anastasia para que
se siente y ella se escabulle hacia el lado de Kate. Me siento a su lado y
escaneo la habitación con ansiedad por costumbre.
—Muéstrame tu anillo—
Anastasia le grita a Kate. Ella
levanta su mano para mostrar el anillo con un único diamante y otros pequeños a
su alrededor de estilo victoriano.
—Es hermoso—
Ana le grita y Kate asiente y aprieta el muslo de mi hermano. Él se inclina y la besa.
—Búsquense una
habitación— les dice Ana y mi hermano le sonríe.
Una camarera de
pelo corto y oscuro viene a tomar nuestra orden de bebidas, vestida igual que
la rubia que nos atendió.
—¿Qué quieren
beber?— Pregunto.
—No vas a pagar
la cuenta de esto también— se queja Elliot. Eso es algo que yo no voy a
permitir.
—No empieces con
esa mierda, Elliot— le digo con indiferencia.
Anastasia me
mira con amor, sabiendo que su marido siempre quiere estar en control. Mi hermano quiere decir algo, pero lo
piensa mejor y cierra la boca.
—Tomaré una
cerveza— dice.
—¿Kate?—
Pregunto.
—Más champán,
por favor. El Cristal es
delicioso. Pero estoy seguro de
que Ethan preferiría una cerveza— dice muy sonriente. Este es un cambio. Nunca la he visto
sonreírme con gracia. Debe estar en la alegría absoluta. Sí el amor le hace a
uno.
—¿Ana?—
Pregunto.
—Champagne, por
favor.
—Una botella de
Cristal, tres Peronis, y una botella de agua mineral fría, seis vasos— ordeno.
—Gracias Señor. Inmediatamente— dice la camarera
sonriente. Anastasia niega con la cabeza.
—¿Qué?— Pregunto
confundido.
—No te agitó
las pestañas— dice sonriendo.
—Oh. ¿Debía hacerlo?— Pregunto,
miserablemente al no ocultar mi placer.
—Las mujeres
normalmente lo hacen— dice con sorna. Sonrío de oreja a oreja con su reacción.
—Señora Grey
¿está celosa?
—Ni en lo más
mínimo— dice ella haciendo pucheros. Le agarro la mano y beso sus nudillos.
—No tienes nada
de que estar celosa señora Grey— murmuro
seductoramente en su oído.
—Lo sé.
—Bien.
El servidor
finalmente regresa con nuestra orden. Cuando
Anastasia está bebiendo otra copa de champán, le entrego un vaso de agua.
—Toma. Bebe esto— le ordeno ofreciéndole un vaso de agua. Ella me frunce el ceño y yo suspiro en
respuesta.
—Tres vasos de
vino blanco en la cena y dos de champán, después de un daiquiri de fresa y dos
vasos de Frascati en el almuerzo. Bebe
ahora Ana.— Ya sé que ella no es muy tolerante a la bebida y no la quiero ver
vomitar de nuevo. Ella me mira regañada y toma el vaso de agua y se lo bebe
completo limpiándose la boca con el dorso de la mano.
—Buena chica—
le digo, sonriendo. Ya me
vomitaste una vez y no quiero experimentar eso otra vez.
—Yo no sé de qué
te quejas. Conseguiste dormir conmigo.
—Por supuesto que sí— sonrío recordarme de
esa noche.
Mia y Ethan
están detrás de la pista de baile.
—Ethan ya tubo
suficiente por ahora. Vamos,
chicas. Vamos a golpear el suelo. Hacemos algunos movimientos y quemamos las
calorías del mousse de chocolate.
—¿Vas a venir?—
le pregunta Kate a mi hermano.
—Déjame mirarte—
responde con una mirada lujuriosa. Ella sonríe y se para.
—Voy a quemar
algunas calorías— dice Anastasia y, a continuación, se inclina y me susurra en
mi oído. —Tú puedes mirarme.
—No te agaches—
le gruño. No quiero a nadie echarle un vistazo a su culo.
—Está bien—
dice ella y se levanta bruscamente, pero ella debe estar mareada, porque se
agarra de mi hombro tambaleándose. Me preocupo de inmediato.
—Tal vez
deberías tomar un poco más de agua— murmuro con una advertencia en mi voz.
—Estoy bien. Estos asientos son muy bajos y mis
tacones son muy altos.
Kate la toma de
la mano y junto a Mia se van a la pista de baile. Mis ojos están puestos en ella como un halcón. Una vez que llegan a la pista de
baile, Kate abraza a Anastasia. Mi
hermana está sacudiendo su culo sonriendo. Veo
a Anastasia, Kate y Mia bailando en la pista de baile llena de gente. Anastasia comienza a moverse. Sensualmente,
hipnóticamente. Ella se ve muy
caliente. De pronto veo a un gigante rubio que va detrás de ella y le coloca
las manos en sus caderas. Me paro tan rápido como puedo, con rabia y con una
furia salvaje que me quema. Cuando corro a la pista de baile empujo a la gente
para llegar hasta mi esposa. No he tenido una pelea como está desde que era
adolescente y ahora no puedo pensar en nada sino en sacarle la mierda a este
desgraciado. Anastasia se voltea y le da una cachetada al hijo de puta. ¡Duro!
Empujo a las dos últimas personas que están atravesadas en mi camino para finalmente
llegar a Ana. Ella da un
paso atrás y yo pongo mis brazos alrededor de su cintura poniéndola a un lado
de manera protectora.
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Concursante - Nickelback
—¡Mantén tus
malditas manos fuera de mi esposa!— mis palabras retumban con voz clara y con
una rabia apenas controlada.
—Ella puede
cuidar de sí misma— me grita el hijo de puta. Pasa
una mano por su mejilla en donde Ana le ha marcado, pero yo no espero más, le
di el tiempo suficiente para disculparse y no lo hizo. Le doy un golpe
perfectamente sincronizado en su barbilla. Es muy fácil para mí, incluso puedo
matar a una persona con darle un golpe en la parte correcta de su cuerpo. El
puñetazo se lo di por encima del labio y por debajo de la nariz, donde se
encuentran unos nervios que dan un dolor intenso, te sacan lágrimas y te
inmoviliza. No siento nada. Estoy fuera de mi cuerpo, mientras miro a la
escoria que cae de culo en la pista.
—¡Christian
no!— Anastasia jadea en pánico poniéndose delante de mí, para mantenerme a
raya. Tal vez ella está tratando de impedir que me convierta en un asesino.
—¡Yo ya le pegué!— grita por encima de la música. Yo no la miro, mis ojos están
fijo en su atacante con una malevolencia mortal. No he sentido esa rabia asesina desde que
Hyde la atacó en SIP. Toda la rabia acumulada está concentrada aquí, dirigiendo
mi ira a este hijo de puta.
Las personas se
mueven fuera de la pista para despejar el lugar y nos rodean. El hijo de puta
finalmente se mueve y se para. Elliot agarra mis brazos cuando aparece Ethan,
posiblemente para ayudar a mi hermano.
—Tómalo con calma,
¿de acuerdo? No fue con mala intensión— El desgraciado sube sus manos en
son de paz y sale fuera de mi vista. Mi mirada lo persigue hasta que
desaparece. Apenas me estoy controlando para no ir tras él y golpearlo de
nuevo. Yo no miro a Anastasia.
Vagamente
escucho la canción que está sonando "Sexy Bitch". Elliot mira a Anastasia y luego a mí. Asiento con la cabeza y él me libera, luego
saca a su prometida a bailar. Anastasia pone sus brazos alrededor de mi cuello
obligándome a mirarla. Pero mis ojos todavía están viendo al hijo de puta.
Estoy con una ira salvaje.
Sexy Bitch -. David Guetta ft Akon
Finalmente me
las arreglo para comprobar su rostro por las lesiones. —¿Estás bien?—Le pregunto.
—Sí— responde
frotando sus palmas. No puedo sacar
el pensamiento de mi mente con las garras de alguien en el trasero de mi esposa,
agarrándola, acariciándola. ¡Nadie toca lo que es mío! Mi furia hierve de
nuevo.
—¿Quieres
sentarte?— Le pregunto.
—No. Baila conmigo— ella me pide. —Baila
conmigo— me ruega de nuevo, pero no me puedo sacar la ira. —Baila Christian por favor— me ruega
de nuevo y toma mis manos. Anastasia comienza a moverse alrededor de mí,
hablándome con su cuerpo, moviéndose a mi alrededor. Pero yo esto inmóvil.
—¿Lo golpeaste?
Pregunto, todavía sin moverme, mis manos están cerradas en un puño. Ella agarra
mis manos.
—Por supuesto que
lo hice. Pensé que eras tú, pero
sus manos eran peludas. Por
favor, baila conmigo— ella me vuelve a pedir.
La miro y el
fuego de mis ojos se va calmando convirtiendo mi mirada en una carnal, deseoso
y apasionado por ella. De pronto agarro sus muñecas y la acerco pegada a mi
pecho y yo pongo las mías en su espalda.
—¿Quieres
bailar? Bailemos— le digo cerca de su oído. Y empiezo a mover mis caderas en
torno a ella. Poseo y reclamo mi derecho sobre la pista de baile. Esta es mi
manera de ser. Tomo el control del baile y la llevo, mis manos están sujetando
su trasero. Necesito sentirla y hacerme cargo de ella, mostrándoles a todos que
ella es exclusivamente mía y de nadie más. El baile es la expresión vertical de
una misión horizontal. Una misión
de la que sólo puedo lograr yo. ¡Yo
soy su hombre, soy su marido, yo soy el tipo que la ama, la folla, y la
sostiene! Si yo pudiera, le pusiera un aviso de neón en la cabeza que dijera
¡PROPIEDAD DE CHRISTIAN GREY, NO SE ACERQUE!
Sigo con Anastasia
cerca de mí, no sé por cuánto tiempo. Ella
se relaja y sigue mis movimientos. Poco
a poco relajo mi agarre en sus manos y la libero. Ella pasa sus manos por mis
brazos, hasta mis hombros. La presiono
más contra mí para sentir la piel de su espalda desnuda. Continuamos bailando
con nuestros movimientos sensuales al ritmo de la música. Ella es tan
jodidamente caliente y ella es mía. A
pesar del hecho de que casi la perdí... ella está aquí conmigo, me quiere, me
sostiene, y sigue mi ejemplo. Tomo su mano y la hago girar dos veces y luego
otra más y los dos sonreímos. Cuando
la canción se transforma en otra, ella está sin aliento.
—¿Podemos
sentarnos?— Ella jadea su pregunta.
—Claro— le digo
y salimos fuera de la pista de baile.
—Me has puesto
más caliente y sudorosa— susurra.
La atraigo
entre mis brazos. Así es como me encanta tenerla. —me gustas caliente y
sudorosa. Aunque te prefiero caliente y sudorosa en privado— le digo
lascivamente.
La mirada de
Anastasia escanea el bar. Ella está
buscando al agresor. Mi
hermano y su novia, si no tuvieran ropa, diría que están teniendo sexo de forma
vertical en la pista. Mía y Ethan son más discretos. Anastasia toma otro sorbo
de champán.
—Toma— le digo
y pongo otro vaso de agua frente a ella. Quiero que se lo tome, porque ella va
a vomitar si no lo hace. Esta vez no discute y hace lo que le digo.
Levanto la
botella de Peroni desde el cubo de hielo sobre la mesa y tomo un largo y
relajante sorbo.
—¿Qué pasa si
hubiera estado la prensa aquí? Pregunta.
—Tengo abogados
caros— le contesto fríamente. Hay una buena razón por lo que les pago. No me
molesto en preocuparme por esos cabrones.
Ella me frunce
el ceño. —Pero tú no estás por
encima de la ley, Christian. Yo
tenía la situación bajo control.
Mi mirada es
helada. —Nadie toca lo que es mío— le digo con firmeza. Ella está pasando por
encima lo obvio. Ella es mi esposa, mi mujer, mi nena. Nadie más la toca como
yo. Es así de simple. Ella toma
otro sorbo de champán y noto que se balancea, mirando medio aturdida. Le agarro
la mano. —Ven, vamos. Quiero llevarte a casa. Kate y Elliot se nos unirán.
—¿Ya se van?—
Pregunta Kate esperanzada.
—Sí— le
respondo.
—Bien iremos
con ustedes.
Ni siquiera
puedo manejar a otro hombre mirando a mi mujer y mucho menos tocarla, así que
voy a recuperar su gabardina yo mismo. Cuando
por fin vuelvo, ella está de pie hablando con Kate.
—Toma— le digo manteniendo
el abrigo abierto para que se lo ponga.
4 comments:
estoy siempre pendiente me declaro adicta...muy buen capitulo detallista y apasionante como siempre la pedida de mano de elliot buenisima...linda manera que tuvo chistian de felicitarlo dandose cuenta que esta cambiando y dejando a su familia acercarse.
es bueno ue ella se muestre celosa para que no sea solo el el posesivo.Mil gracias maravilloso como siempre
Es uno de los capítulos preferidos, me encanta la charla de Cristian con Ethan, el no cree que quiera aun a su hermana. Todas sus reacciones con respecto a Anastasia, y me encanto el acercamiento de Elliot con Cristian, el que confiara en el para que lo ayudara, eso hizo a Cristian muy feliz, es algo muy especial, esa petición de mano fue espectacular, y lo de la discoteca, el coñazo que le da Ana al tipo fue genial y de vaina Cristian no se le tiro encima jajaja tan bello, es demasiado celoso. Poco a poco Cristian acepta el acercamiento de su familia, lo cual es muy positivo para el, asi se siente querido por todos.
Gracias Emine eres fantástica como siempre, y Patricia un millón de gracias amiga, eres fantástica haciendo estas traducciones, son literalmente perfectas, un besote amiga.
Gracias por las traducciones son fantásticas, haces muy buen trabajo . En espera del proximo capítulo. Saludos desde
Nueva Caledonia
Uno de mis capitulos favoritos el vestido de ana la reacion de christian la perdida de matrimonio de elliot,los celos de christian, el acercamiento de este ultimo con su hermano, lamusica que escojen como siempre perfecta. Gracias emine por un capitulo mas y patricia como siempre gracias por la traduccion saludos desde colombia chicas
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