StatCtr

Sunday, January 12, 2014

Libro I - Capítulo XXVI: CINCUENTA SOMBRAS DE GREY - CHRISTIAN Y ANASTASIA

CAPITULO XXVI
DULCE REUNION

Traducido y editado por: Patricia Pinto



Tan pronto como Ana recobra la compostura, sus modales se hacen cargo y me presenta a su madre.

Christian esta es mi madre Carla. La reconozco por la verificación de antecedentes que he realizado. Extiendo mi mano y saludo a la madre de Anastasia. Mis ojos aún en Anastasia. Muéstrame algo nena... algo además de estar sorprendida. Encuéntrame a mitad del camino por favor... 

Meet me on the Equinox - Death Cab for Cutie

_ Señora Adams, encantado de conocerla, le digo sonriéndole cálidamente. Puedo ver que Anastasia tiene sus hermosos ojos y su dulce boca abierta por la sorpresa. No tengo la intención de tomar ningún prisionero. Su madre mira atónita y sin palabras un gesto muy típico de la señorita Steele que me gusta, aunque también me gusta su boca inteligente. Actualmente yo no sé lo que me gusta más, tal vez ambas cosas.

Finalmente habla, "Christian" y me da la mano. Nos sonreímos el uno al otro y Anastasia entrecierra sus ojos y luego se vuelve hacia mí.

_ ¿Qué estás haciendo aquí Christian? Ella suena quebradiza, y mi corazón se cae a mis pies y mi sonrisa desaparece. Pensé que ella deseaba que estuviera aquí. Su expresión es de ansiedad y emoción, tal vez ansiosa, pero no veo ninguna alegría que pase por su cara, debe ser por nuestros mensajes sobre Elena.

_ He venido a verte, por supuesto, le dije mirándola impasible, guardando cuidadosamente mi ansiedad. Me voy a quedar en este hotel, le explico.

_ ¿Te vas a quedar aquí? Dice con una voz aguda, casi chillando, completamente sorprendida.

_ Bueno, ayer me dijiste que querías que estuviera aquí, digo pausado, tratando de ver su reacción. En busca de una aprobación. Necesito que me haga saber que está feliz de verme. La he echado  mucho menos... ¿Acaso no le hago falta? Nuestro objetivo es complacer, señorita Steele, le digo en voz baja, casi con tristeza, sin una pizca de humor. Volé al otro extremo del país por ella. Para verla. Para sentir su presencia. Para ver lo que siente por mí... ¿Es mucho pedir? 

Love Me Tender by Elvis Presley

Su madre Carla está mirándonos con ansiedad tratando de descifrar el significado de nuestra conversación críptica.

_ ¿Te gustaría unirte a nosotros para una bebida Christian? Me pregunta mientras llama a el camarero para tomar mi pedido. El camarero aparece inmediatamente.

Voy a tomar un gin-tonic. Hendricks si  tienen, o Bombay Sapphire. Pepino con  Hendricks, o lima con el Bombay.  Anastasia me mira boquiabierta pero se recupera a sí misma y se vuelve  hacia el camarero.

_ Dos Cosmos más, por favor, entonces se da vuelta y me mira desafiante.

_ Por favor, toma una silla Christian, dice la madre de Anastasia.

_ Gracias Sra. Adams, respondo cortésmente y acerco una silla y me siento al lado de mi mujer.

_ ¿Así que casualmente estás alojado en el hotel donde estamos bebiendo? Anastasia pregunta tratando de mantener su voz tranquila ocultando su angustia.

_ O bien, casualmente estás bebiendo en el hotel donde me estoy alojando.  De hecho, acabo de terminar de cenar, vine aquí y te vi, le digo mirándola fijamente. Me distraje leyendo tu más reciente correo electrónico, y levanto la vista y aquí estás. Toda una coincidencia, ¿eh? Digo inclinando mi cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa. Quería darle una sorpresa, pero como siempre, me sorprendiste por estar aquí.

_ Oh, ella dice. Mi madre y yo fuimos de compras esta mañana y nos fuimos a la playa esta tarde. Decidimos tomar unos cócteles, murmura al hablarme de las actividades de su día.

Me doy cuenta de la nueva camisa de seda verde que lleva puesta y se ve preciosa en ella.

_ ¿Ese top es nuevo? Le pregunto señalando  su nueva camisola. Te sienta bien ese color, le digo mientras noto su bronceado en su piel hermosa. Y has tomado un poco de sol. Estás preciosa. Estoy lo suficientemente cerca como para tocarla y a la vez tan lejos.

_ Bueno, yo iba a hacerte una visita mañana. Pero aquí estás, digo finalmente incapaz de resistirme a su proximidad y le tomo la mano, apretándola y paso suavemente mi pulgar sobre sus nudillos hacia adelante y atrás. La conexión de las manos nos ofrece nuestra sacudida habitual de electricidad, la corriente que está revoloteando entre nosotros. No he puesto los ojos en ella por casi tres días, y me he estado perdiendo terriblemente. No hay nada en mi mente y en este momento, mi cuerpo se está calentando, mi deseo se está expandiendo y quiero que ella me quiera, también. Su respiración se engancha en nuestra conexión, y creo que ella siente la electricidad igual que yo. Me parpadea, y luego sonríe con su sonrisa siempre tímida que hace que me relaje, y una sonrisa juega en mis labios también.

_ Yo pensé que te iba a sorprender, pero como siempre Anastasia, me sorprendes al estar aquí.

Anastasia se voltea ansiosamente hacia su madre que está mirándome sin control, maravillada y asombrada. Ella se le queda mirando casi con una conversación en silencio. Pero ella no parece descifrar lo que Anastasia está tratando de transmitirle. No quiero incomodar a Ana y ahora siento que estoy interrumpiendo su tiempo. Aunque estoy más que feliz de verla, voy a tener que devolverme a Seattle si ella no me quiere aquí.  Anastasia está incómoda y ahora siento que estoy molestando su tiempo con su madre. 

_ No quiero robarte el tiempo  con tu madre. Me tomaré un trago y luego me retiro. Tengo trabajo que hacer, le digo sinceramente. La madre de Anastasia interviene inmediatamente. 

_ Christian, fue un placer conocerte finalmente. Ana ha hablado con mucho cariño de ti, exclama. Esta revelación me marea por un momento. Entonces ella tiene sentimientos por mí. Le sonrío a Carla.

_ ¿En serio? Pregunto  y levanto una ceja hacia Anastasia con una expresión divertida con el conocimiento de que ella me quiere. Ella se pone carmesí.

El camarero llega con todas las bebidas y con orgullo anuncia que tenía Hendricks. Le doy las gracias en respuesta cortésmente. Anastasia bebe su Cosmo nerviosamente.

_ ¿Cuánto tiempo estarás en Georgia, Christian? Pregunta la madre de Ana.  

_ Hasta el viernes la señora Adams, respondo. Tengo la esperanza de volver con mi mujer a cuestas. No puedo estar más separado de ella. Estoy en mi límite.

_ ¿Te gustaría cenar con nosotros mañana por la noche? Y por favor, llámame Carla. Su invitación me deleita. Esto me dará la oportunidad de llegar a conocer a su familia. En cierto modo, yo no quiero ser un invitado en su vida, quiero que me presente a su familia como su novio como yo lo hice con ella. Es importante para mí, quiero mostrarle a sus familiares que yo soy el hombre que ella eligió para estar en su vida, a ser su novio. En una palabra, quiero ser aceptado y aprobado como el único y principal hombre  en su vida.

_ Me encantaría, Carla, respondo con placer genuino.

_ ¡Excelente! Si me disculpan, voy al tocador, dice a propósito para darnos algo de privacidad. Tan pronto como se levanta de la mesa, me dirijo a Anastasia.

_ Entonces, ¿estás enojada conmigo para cenar con una vieja amiga? le pregunto con ardor en los ojos, pero midiendo su reacción. Levanto su mano a mis labios y beso suavemente cada nudillo. La quiero, y la deseo más que nadie. ¿Cómo puede dudar de mí?

_ Sí, ella responde con un deseo en sus ojos, pero aún enojada. La mirada que me tira es tan condenadamente caliente.

_ Anastasia, nuestra relación sexual fue hace mucho tiempo, le susurro. No quiero a nadie más que tú. ¿No has entendido eso todavía bebé? La miro con intensidad deseando que ella entienda.

_ Pienso en ella como una abusadora de niños Christian, dice con timidez. No veo a Elena de esa manera.

_ Eso es muy crítico. No fue así, le susurro completamente sorprendido por su apreciación y liberando automáticamente la mano.

_ ¿Ah no? Me pregunta al notar mi reacción. Ella esta llena de ira en una simple palabra. ¿Cómo fue entonces Christian?  Yo frunzo el ceño ante ella completamente desconcertado. Por una parte, nadie me ha regañado en mucho tiempo, excepto tal vez  mi madre en raras ocasiones, o el Dr. Flynn a quien le rindo toda mi mierda honestamente. Pero esta acción viene de Anastasia increíblemente caliente, y exasperante.

_ Ella se aprovechó de la vulnerabilidad de un chico de quince años. Si hubiera sido una chica de quince años de edad, y la señora Robinson fuese un señor Robinson, que la tienta con un estilo de vida BDSM, ¿habría estado bien? ¿Y si fuera Mia?

El pensamiento no es bienvenido haciéndome jadear, y frunzo el ceño a Anastasia.

_ Ana, no fue así en absoluto, le digo. Y me mira con cara de reproche.

_ Está bien, yo no lo sentí así, le digo en voz baja. Porque yo estaba tan jodido que necesitaba una mano dura que me controlara. Lo que Elena me enseñó, no estaría bien para un adolescente normal, pero para una persona como yo que iba al camino de la autodestrucción fue bienvenido. Tal vez me hubiese convertido en lo que mi madre biológica fue. Ella fue una fuerza positiva, le digo para explicarle en pocas frases antes de que llegue su madre.

_ No entiendo, dice desconcertada. ¿Cómo podría entender? Ella no tiene un pasado jodido como el mío,  por lo cual estoy agradecido, porque honestamente, no creo poder manejarlo.

_ Anastasia, tu madre estará de regreso en breve. No me siento cómodo hablando de esto ahora. Más tarde quizá. Si no me quieres aquí, tengo un avión en estado de alerta en Hilton Head. Me puedo ir, le digo. Puedo irme si no me quieren aquí. Tal vez he cometido un error al venir. Tal vez ella no me ha extrañado. Tal vez ella está huyendo de mí, de verdad está corriendo. La idea no es bienvenida, pero tengo que ser realista.

_ No, no te vayas. Por favor. Dice con una genuina sinceridad y siento un gran alivio. Me encanta que estés aquí. Sólo estoy tratando de hacerte entender que estoy enojada, porque tan pronto como me fui, quedaste con ella para cenar. Piensa en cómo te sientes cuando yo me acerco a José, él es sólo un buen amigo. Nunca he tenido una relación sexual con él. Mientras que tú y ella... dice mientras su voz de desvanece.

Es como si una luz se enciende en mi cabeza. ¡Por supuesto! ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¡Ella está celosa! Ella es celosa de Elena, de lo que tuvimos. Y esto me agrada muchísimo.  ¡Me encanta!

_ ¿Estás celosa? Le pregunto  mirándola atónito, y mis ojos finalmente se suavizan.

_ Sí, responde ella confirmando mi sospecha. Y enojada por lo que te hizo.

_ Anastasia, ella me ayudó. Eso es todo lo que diré al respecto. Y en cuanto a tus celos, ponte en mis zapatos. No he tenido que justificar mis acciones a nadie en los últimos siete años. Ni a una sola persona. Hago lo que quiero Anastasia. Me gusta mi autonomía. Yo no fui a ver la señora Robinson para molestarte. Me fui porque de vez en cuando cenamos. Ella es una amiga y una socia de negocios, le digo. ¡Oh, mierda! Esta revelación hace que sus ojos se agranden. Yo evalúo con cautela su expresión. La información no es bienvenida.

_ Sí, somos socios de negocios. El sexo ha terminado entre nosotros, desde hace muchos años.

_ ¿Por qué terminó su relación? Pregunta. Esta es una historia larga y amarga. Mi boca se estrecha con exasperación mientras mis ojos brillan con el aumento de la ansiedad.

_ Su esposo se enteró, digo con sinceridad. Ella se sorprende. Puedo ver una gran variedad de emociones que cruzan por su rostro.

_ ¿Podemos hablar de esto en otro momento, en algún lugar más privado? Gruño.

_ No creo que alguna vez me convencerás de que no es una especie de pederasta, ella responde con petulancia.

_ Yo no pienso en ella de esa manera. Nunca lo he hecho. ¡Ahora esto es suficiente! Chasqueo. Elena me amaba a su manera, y ella realmente era una fuerza del bien para salvarme de mí mismo, de mis maneras destructivas, y se preocupaba por mí de una forma que yo no podía.   No quiero ponerme a discutir sobre esto. Anastasia no lo entiende. ¿Cómo podría? Ella no ha estado en mis zapatos.

_ ¿La amas? Ella pregunta con los dientes apretados, mucho más que enojada.

_ ¿Cómo les va a ustedes dos?, Pregunta la madre de Anastasia cuando regresa.  ¡Mierda! Regresó justamente en el momento más intenso de nuestra discusión. Anastasia  pone una sonrisa falsa en su cara y a toda prisa nos inclinamos hacia atrás en nuestros asientos, ambos sintiéndonos culpables de algo. 

_ Bien, mamá, responde ella.

Me tomo mi copa mirando de cerca Anastasia cuando hemos terminado nuestra discusión con una nota amarga. Mi expresión está protegida, y yo no quería dejarla así, pero no tenemos privacidad en estos momentos. No era así como me imaginaba nuestro encuentro. Tal vez podamos resolver esto mañana... si todavía quiere que me quede.  Anastasia se ve cansada y molesta.
_ Bueno señoras las dejo disfrutar su noche, le digo levantándome para marcharme, todavía anhelando a Anastasia  

When Will I See You Again - The Three Degrees
 

_ Por favor, cargue estas bebidas en mi cuenta a la habitación número 612, lo digo por si acaso ella quiere venir a visitarme. Un hombre puede esperar... y espero que  venga... esta noche. Te voy a llamar mañana Anastasia. Hasta mañana Carla. Me despido.

_ Qué agradable escuchar que alguien use su nombre completo, dice Carla felizmente aprobando.

_ Un nombre precioso para una chica hermosa, murmuro mientras  sacudo la mano extendida de Carla. Anastasia entrecierra sus ojos a su madre, como si ella está desaprobando su conducta amistosa. Me doy vuelta y beso las mejillas de Anastasia castamente.

_ Nos vemos bebé, le susurro al oído.

Mientras camino de regreso a mi habitación, pienso en las emociones de Anastacia. Estaba emocionada, enojada, sorprendida, celosa, deseosa y algo más. Solo ella puede tener tantas emociones al mismo tiempo, yo no podría manejar eso. Me preocupa que los prejuicios que tiene sobre Elena puedan obstaculizar nuestra relación, aunque no debería. Ella no tiene nada de que preocuparse por Elena, lo que tuvimos es noticia vieja. Ella solo es una buena amiga ahora y una amiga que me importa. Entro en mi habitación y tomo  mi ordenador portátil. Tengo que un montón de trabajo que revisar. Mi Blackberry zumba. Estoy esperando que sea Anastasia, pero el frunzo el ceño cuando veo que se trata de Ros.

_ Grey, respondo.

_ Señor Grey  es Ros, señor, dice ella.

_ ¿Qué pasa? Pregunto de manera cortante.

_ Un par de cosas. He revisado los números de la empresa que llevamos, y nuestro departamento de finanzas está de acuerdo en que se tardará al menos dos años para que la empresa llegue a la altura que estamos deseando, y  saben que no sucederá en un futuro previsible. Así que la  mejor opción es vender, y nosotros vamos a tener que proporcionar indemnizaciones por despido, dice ella.

Alguien llama a mi puerta. Yo no he ordenado el servicio de habitaciones, pero tal vez es Taylor. Abro la puerta y para mi total shock y sorpresa, veo a Anastasia delante de pie. Parpadeo hacia ella tratando de asegurarme de que la que estoy viendo, entonces abro la puerta de par en par y le hago una seña para que entre a mi habitación. Vuelvo a mi conversación con Ros mientras mi mirada todavía está en Anastasia.

_ ¿Así que es mejor indemnizar por despido? Lo que pregunto.

_ Sí, a partir de hoy, señor, responde ella.

_ ¿Y el costo? Le pregunto.

_ El número inicial es de unos doce millones de dólares señor, responde con voz débil.  Silbo entre mis dientes.

_ Joder... ese fue un error caro...  le digo.

_ De hecho, señor. No teníamos manera de preverlo. No fue evidente que económicamente se fue en picada tan rápido, responde ella.

_ ¿Y Lucas? Le pregunto.

_ Está haciendo la evaluación del costo final señor, responde.

Anastasia está de pie en medio de sala de estar de la habitación, así que le hago señas para que se sirva algo del mini bar. Entonces entro en mi suite. Si está aquí, espero que tenga la intensión de quedarse. 

Mientras estoy discutiendo la liquidación de la empresa, voy al baño y lleno la bañera, añado aceite de baño y sales aromáticas y dejo que se llene de espuma mientras que enciendo las velas.
_ El otro tema que quería comentarle es el teléfono celular que estamos desarrollando... El que tenía problemas con algunos de los esquemas. Los ingenieros llegaron con los nuevos esquemas...  dice.

_ Sí, dile a  Andrea que me los envíe. Barney dijo que había resuelto el problema...

Después de encender las velas y llenar la bañera, salgo de nuevo a la sala de estar de mi suite. Anastasia se ha servido un zumo de naranja.

_ Sí. Es una buena noticia. Pudiste comprobarlo tú mismo, pero estás fuera de la ciudad. Aunque si hubieses estado aquí, lo terminaban más rápido a sabiendas del efecto que tienes sobre el equipo de ingeniería. Puedes ser muy persuasivo, dice riendo. ¿Vas a estar fuera de la ciudad toda la semana?

_ No, voy a volver el viernes... le digo.

_ ¡Bien! ¿Qué te llevó a Georgia? No es exactamente un lugar para vacacionar.

_ Hay una parcela de tierra aquí que me interesa,  respondo.

_ Ya veo. En cuanto a los números que te di de la liquidación... ¿Cuándo te gustaría discutir los detalles?

_ Sí, sobre eso, dile a Bill que me llame.

_ Le diré que te llame después que cuelgue.

_ No, hoy no, mañana, le digo.

_ Bien ¿Crees  que Georgia tiene algo potencial para nosotros?

_ Voy a averiguar. Sólo quiero ver lo que este estado ofrecerá si decidimos hacer algo aquí, le digo a Ros mientras mis ojos están fijos en Anastasia. Le entrego una copa y señalo la hielera.

_ Tengo curiosidad por ver lo que se encuentra afuera, dice ella.

_ Si los incentivos son lo suficientemente atractivos, creo que deberíamos considerarlo, aunque no estoy muy seguro acerca del maldito calor de aquí, le digo.

_ ¿Qué hay de Detroit? No tiene el mismo calor y el estado está tratando de atraer a empresas que necesiten un gran número de empleados calificados y entrenados que están en necesidad de un trabajo. Podría ser un lugar más atractivo desde la perspectiva de negocios, dice ella.

_ Estoy de acuerdo en que Detroit tiene sus ventajas también y es mucho más fría... Bill sabe de Detroit mucho mejor que yo, y él tiene muchas más conexiones allí. Sí, dile  a Bill que me llame mañana no tan temprano, le digo.  

_ Sí, señor dice ella y colgamos.

Mi mirada sigue fija en Anastasia. Yo no digo nada, sólo le doy una mirada curiosa. Ella se da cuenta y decide hablar.

_ No has respondido a mi pregunta, murmura.

_ No, no lo hice, digo en voz baja, mientras mis ojos están como platos pero  no quiero asustarla.

_ ¿No, no has contestado a mi pregunta, o no, no la amaste? Ella explora más.

Por alguna razón me encanta que ella esté celosa. Eso me enciende. Trato de reprimir una sonrisa y apoyo mis brazos en la pared.

_ ¿Qué estás haciendo aquí Anastasia? Lo que pregunto.

_ Ya te lo he dicho, ella dice. Ella no se rinde, es terca y quiere oírme decirlo.

Quiero ser honesto con ella en todo momento, por lo que tomo una respiración profunda y respondo.

_ No, no la quise, frunzo el ceño ante ella, entre divertido y desconcertado. El alivio que pasa sobre ella es evidente. Ella suelta la respiración acumulada como si un gran peso salió de ella,  por la profundidad de sus sentimientos hacia mí. ¡Dios! Solo quiero tomarla aquí mismo, ahora mismo.

_ Eres  la diosa de ojos verdes Anastasia. ¿Quién lo hubiera pensado?  Le digo.

_ ¿Te estás riendo de mí señor Grey? Ella me mira fijamente con sus intensos ojos.

_ Yo no me atrevería, digo sacudiendo la cabeza con solemnidad, pero se me hace difícil ocultar el brillo de mis ojos. Mi corazón salta y dice ¡esta es mi mujer!

_ Oh, creo que lo haces y creo que lo haces  a menudo, dice devolviéndome  mis propias palabras, me hace sonreír. Cuando ve mi respuesta, su labio se va entre los dientes de forma automática. Mis ojos se oscurecen con el deseo por ella.

_ Por favor, deja de morderte el labio. Estás en mi habitación, hace tres días que no te he tocado y he hecho un largo viaje para verte, le digo en un tono sensual. ¿Ella no se da cuenta de lo mucho que la he echado de menos? Quiero estar constantemente  sobre ella. ¿Ella se da cuenta de cómo esta separación me afectó? Estoy a punto de arder aquí.

Mi Blackberry zumba, pero en este momento, me importa un carajo si el mundo se va al infierno con una canasta en la mano. Lo apago sin comprobar quién está llamando. Su respiración se engancha con el cambio de mi comportamiento y mi mirada depredadora.

_ Quiero hacerlo Anastasia. Ahora. Y tú también. Es por eso que estás aquí, declaro los hechos.

_ Realmente quería saber, susurra a la defensiva. Pero al grano.

_ Ahora que lo sabes, ¿te quedas o vas?


Be My Baby by Ronettes

 Le pregunto sabiendo que se quedará, ella quiere estar conmigo, no podemos escapar de esta atracción.

_ Me quedo, murmura, mirándome con ansiedad. Tampoco la iba a dejar ir.

_ Me alegro, le digo cerrando la brecha que hay entre nosotros. Con lo enojada que estabas conmigo, yo respiro.

_ Sí, ella responde.

_ No recuerdo que nadie se haya enfadado conmigo nunca, a parte de mi familia. Me gusta, le digo con toda la verdad. Me encanta que está celosa por mí.

Paso los dedos por su mejilla. Ella inhala mi olor, haciendo que me caliente. Todo lo que puedo pensar es en esta atracción entre nosotros. Mi cuerpo se acerca al de ella, queriendo combinarse.  Me agacho y paso mi nariz a lo largo de su hombro hasta la base de la oreja mientras mis dedos se deslizan en su pelo suave. Cierra los ojos y automáticamente se inclina a mi tacto. Tratando de frenar su deseo por mí.

_ Tenemos que hablar, susurra.

_ Más tarde, le respondo.

_ Hay tantas cosas que quiero decir, murmura.

_ Yo también.

Le planto un beso suave debajo de la oreja mientras mis dedos se contraen en su pelo. Echo la cabeza hacia atrás y expongo su garganta a mis besos implacables.  Mi deseo es desbordante y soy incapaz de contenerme más.

_ Te deseo, yo respiro haciéndola gemir y ella alcanza y agarra mis brazos. Ella debe estar en su período ahora dado el tiempo, lo que significa que no tengo que usar un condón.
_ ¿Estás sangrando? Pregunto a medida que continúo besándola. Ella se vuelve carmesí de vergüenza.

_ Sí, susurra.

_ ¿Tienes cólicos? Pregunto. Nena, si no los tienes, no hay nada que pueda detenerme de tenerte aquí.

_ No, responde ella apenas audible, ruborizándose aún más. Me detengo y miro hacia ella.

_ ¿Te has tomado la pastilla?

_ Sí, dice ella. Ella está lista para esconderse en un agujero en el suelo, si eso fuera posible. Está completamente mortificada, pero yo quiero que esté cómoda alrededor de mí en todas las formas posibles. Sin ningún tipo de barreras. Y mucho menos con vergüenza de algo que es completamente normal en una mujer.

_ Entonces vamos  a tomar un baño, digo tirando de ella de la mano y la llevó al dormitorio. Ella apenas mira alrededor de la cama grande de matrimonio, pero yo la llevo al baño que es de color aguamarina y piedra caliza blanca y se ve muy excitante para follar en este momento. Hay una bañera bastante grande. El vapor se alza por encima de la espuma. Ella mira  las velas encendidas. ¿Romántico eh?

_ ¿Tienes un lazo de pelo? Parpadea hacia mí, pero lo saca del bolsillo de sus pantalones vaqueros.

_ Recoge tu cabello. Ella hace lo que le digo respirando con ansiedad.

La bañera se ha llenado ya y cierro el grifo. Regreso hacia ella y nos enfrentamos al espejo que está en la pared, por encima de los lavamanos.

_ Levanta los brazos hacia arriba,  respiro en su oído. Ella hace lo que se le dice y le levantó la camisola de seda verde sobre su cabeza y ella está delante de mí en topless. Mis ojos no han dejado los de ella ni un segundo. Deshago el primer botón de sus vaqueros y bajo la cremallera.
_ Te voy a tomar en el baño Anastasia, le digo.

Me inclino y beso su cuello. Ella inclina la cabeza hacia un lado lo que me permite más acceso a su carne. Conecto mis pulgares en sus pantalones vaqueros y lenta y sensualmente los deslizo hacia abajo. Me hundo detrás de ella y quito sus bragas de una vez.

Ella está de pie delante de mí, ante el espejo desnuda. Estoy arrodillado detrás de ella y no puedo dejar de resistirme a besar y morder su trasero delicioso. Me levanto y la miro en el espejo. Veo que está tímida por su mirada y de alguna manera ella intenta cubrirse y evita mirarse en el espejo. No quiero que piense que ella es fea, o que ella tiene algo para avergonzarse. Ella es realmente hermosa con un cuerpo como pocas veces he visto en una mujer.  Paso mi mano por su vientre, con delicadeza.

_ Mírate Ana eres tan hermosa, murmuro. Siente la suavidad de tu piel, le digo mientras entrelazo mis manos con las suyas para entre los dos toquemos su cuerpo exquisito.  Quiero que se deshaga de todas las inseguridades que ella tiene sobre su cuerpo. Que se vea de la misma manera en que yo la veo.  Luego  muevo nuestras manos en un círculo lento hacia sus pechos. Siente cómo se llenan tus pechos, le digo con un suspiro cuando  sostengo sus manos ahuecando sus pechos. Froto suavemente sus pezones con los pulgares y otra vez gime. Ella arquea la espalda y sus pechos llenan mis palmas. Aprieto sus pezones entre nuestros pulgares combinados, tirando suavemente a medida que se alargan más. Ella grita de placer mientras sus ojos permanecen cerrados. Ella se retuerce delante del espejo, entre nuestras manos.

_ Así es nena,  murmuro mientras guío sus manos a los lados de su cuerpo, hasta la cintura, las caderas, y a través de su sexo. Deslizo mis piernas entre las suyas ensanchando su postura. Corro con las manos sobre su sexo con un cierto ritmo. Me doy cuenta de que esta criatura preciosa ante mí, es mi mujer. Continúo con besos y mordiscos suaves a lo largo de su hombro. Ella gime y le suelto las manos y me muevo hacia atrás.

_ Hazlo tú Ana, le ordeno, mirándola con diversión. Ella se frota, pero se detiene, incapaz de continuar, pero eso alimenta mi deseo por ella aún más. Me quito mi camisa y me apresuró a quitarme los pantalones vaqueros.

_ ¿Prefieres que lo haga yo? Le pregunto con los ojos ardientes de deseo.

_ Sí por favor, ella pide.

Envuelvo mis brazos alrededor de ella y tomo sus manos otra vez, y continuamos nuestro viaje sensual sobre su sexo y su clítoris. Mi erección está dura y mi cuerpo está a ras con el de ella. Le muerdo la nuca y ella cierra los ojos para absorber todas las sensaciones en su cuerpo. Me detengo abruptamente y la giro mientras pongo sus muñecas juntas en la espalda y con la otra mano  tomo  la cola de su cabello. Estamos al ras uno contra el otro y yo la beso salvajemente, nuestras lenguas tocándose, chupándose con la necesidad de saborearnos. ¿Algún día me saciaré de ella? Es tan dulce.

Nuestra respiración es irregular, pero la parte lógica de mi mente, me dice que debo saber más acerca de su menstruación.

_ ¿Cuándo se inició tu período Anastasia? Le pregunto tratando de evaluar si voy a necesitar un condón o no, y espero que no.

_ Uhm... Ayer, murmura confundida.

_ Bien le digo y me vuelvo a su alrededor. Dios esto va a ser la gloria para mí.

_ Inclínate y aférrate al lavamanos nena, le ordeno y levanto sus caderas hacia atrás mientras se agacha. Bajo por detrás de ella y jalo del cordón de su tampón con cuidado, y lo tiro en el inodoro. Esa es toda la paciencia que tengo antes de reclamar a mi mujer y sin poder esperar más estoy dentro de ella en un instante, piel contra la piel por primera vez.  Encajamos perfectamente. Sin condón como barrera se siente aún más jodidamente increíble. Siento cada ondulación, lo resbaladiza y apretada que está ¡Dios, estoy en el cielo una vez más!

Saboreo está sensación y me muevo con facilidad, poco a poco, llenándola. Entonces mantengo mi ritmo constante. Ella se aferra al lavamanos, jadeando, combinando mis embestidas con empujones hacia mí. Sé que puedo dejarme ir, mi necesidad por ella es tan urgente que me inclino hacia abajo y localizo su clítoris masajeándolo con mi mano. Acelero el ritmo e inclino mis caderas para satisfacerla y eso es suficiente para enviarla a su clímax. Siento el apretón de su vagina mágicamente alrededor de mi polla y esa es mi señal para dejarme  ir.

_ ¡Eso es bebé! Por último giro mis caderas y llegamos juntos a nuestro pico con fuerza y en voz alta, sostengo sus caderas, mientras que en medio de mi orgasmo la estrecho con fuerza. No puedo dejar de pronunciar su nombre como una letanía.  

_ ¡Oh, Ana! Respiro en su oído, dándome cuenta de que nunca puedo tener suficiente de ella. ¡Oh, cariño! ¿Alguna vez tendré suficiente de ti? le susurro. Ella suspira con placer.

Juntos nos hundimos en el suelo y envuelvo mis brazos alrededor de ella, la encierro en mi torso, sin querer dejarla ir. Estamos perdidos el uno en el otro.  ¡Ella me pertenece!

_ Estoy sangrando, murmura luego de que recuperamos nuestros alientos.

_ No me molesta, le digo.

_ Me di cuenta, dice secamente y me tenso pensando que a ella pudiera no haberle gustado la idea.

_ ¿Te molesta? Les pregunto en voz baja.

_ No, en absoluto, ella responde y me da una sonrisa.

_ Bueno, vamos a tomar un baño. Cuando ella mira mi pecho fijamente por su cercanía, su expresión cambia. ¿Qué ha pasado? Estoy alarmado por la expresión.

_ ¿Qué pasa? Pregunto.
_ Tus cicatrices, susurra. ¡Oh, mierda!

_ No son de  varicela, dice ella.

No quiero recordar por qué tengo las cicatrices, o explicarle cómo fui abusado por el chulo de mi madre biológica, de cómo él apagó sus cigarrillos en mi cuerpo. Me lleva a un lugar inestable, un lugar oscuro de mi pasado, un lugar en el que no quiero estar en este momento. Me cierro. Ese es el único mecanismo de defensa que tengo por un pasado desgraciado y mi rostro se oscurece cuando mi boca se aprieta en una línea dura delgada.

_ No, no lo son, le digo sin dar más detalles. Me levanto y le doy mi mano para que se pare también. Su mirada tiene algo diferente. Lástima y  preocupación.

_ No me mires así, digo en voz de regaño frío, y suelto su mano.  Ella baja la vista hacia sus manos. 

_ ¿Ella te hizo eso? Susurra.

Yo no digo nada porque estoy enojado. Que empeño en traer a Elena aquí. Le pregunto para confirmar mis sospechas.

_ ¿Ella? ¿La Sra. Robinson, quieres decir? Dije sacudiendo la cabeza. ¿Por qué tiene que pensar lo peor de Elena? ¡Anastasia, ella no es un animal! Por supuesto, que ella no me hizo eso. No entiendo por qué te sientes en la necesidad de demonizarla, le digo exasperado. Los dos estamos de pie en el baño, desnudos, no tenemos dónde a ir, ni ningún lugar donde escondernos. Ella finalmente no dice nada, toma una respiración profunda y entonces se mete en el agua. Poco a poco se hunde en las burbujas. Después de lo que parece una eternidad, ella decide hablar.

_ Me pregunto como serías si no la hubieras conocido. Si ella no te hubiese presentado a su... umm, estilo de vida, susurra.

Me prometí ser siempre honesto con ella, así que suspiro, y entro en la bañera de frente a Anastasia. Mi mandíbula se aprieta aún con los nervios y la tensión, mis ojos están fríos. También estoy sumergido en el agua y estoy muy enojado y no la toco. Después de mirarla, impasible, no digo nada. Pero tampoco ella lo hace. Nos miramos el uno al otro, ninguno de los dos dispuestos a dar marcha atrás. Yo no quiero pelear con ella por Elena ni por nadie. Finalmente sacudo la cabeza, y luego sonrío y decido que la honestidad es la mejor política.

_ Probablemente habría seguido el camino de mi madre biológica si no hubiera sido por la señora Robinson, le digo. Le digo la verdad aunque las maneras de Elena de joder eran dolorosas, sin sus métodos estuviera aún jodido. Ella me quiso de una manera que consideré... trato de buscar en  mi cerebro la palabra adecuada... aceptable, yo digo y encojo mis hombros.

_ ¿Aceptable? ¿Cómo? ¿Qué quieres decir con aceptable? Susurra.

_ Sí, aceptable, dije mirándola fijamente. Ella me sacó del camino destructivo que llevaba. Es muy difícil crecer en una familia perfecta cuando no se eres perfecto, le digo. Ella trata de digerir todo lo que le cuento.

_ ¿Todavía te ama? Pregunta con su mirada cautelosa.

_ Yo creo que no, no de esa manera, le digo con el ceño fruncido. No quiero que Anastasia se sienta insegura debido a Elena.

_ Anastasia, le sigo diciendo, eso fue hace mucho tiempo. Está en el pasado.  Ella me salvó de mí mismo, le digo con sinceridad. Este es un tema que nunca he hablado con nadie y entonces me acuerdo de la excepción a esta regla. Por supuesto, con el Dr. Flynn. Y la única razón por la que te estoy hablando de esto ahora es porque quiero que confíes en mí, le explico.

_ Confío en ti, pero quiero conocerte mejor y cada vez que intento hablar contigo, me distraigo. Hay tantas cosas que quiero saber de ti, dice ella y me frustra más.

_ ¡Oh, por el amor de Dios Anastasia! ¿Qué quieres saber? ¿Qué tengo que hacer? Le pregunto con la frustración en mis ojos en llamas. Yo apenas estoy conteniendo mi temperamento. Me siento como si estuviera bajo la inquisición española. Ella se preocupa y baja la mirada hacia sus manos.

_ Sólo estoy tratando de entenderte Christian, susurra. Tú eres un enigma. A diferencia de cualquier persona que he conocido antes. Pero, también estoy contenta de que me estás diciendo lo que quiero saber.

No me gusta pelear. Pero me encanta que esté celosa por mí. Ella es un enigma, refrescante. Pone a hervir mi sangre, me da un tipo diferente de energía. Pero en este momento, mi mirada no se fía. Ella me mira, y me susurra, por favor, no te enojes conmigo.

_ No estoy enojado contigo Anastasia. Es que no estoy acostumbrado a este tipo de conversación. Yo solo lo hago con el Dr. Flynn, y con...  le digo y me detengo. No quiero hablar de Elena de nuevo, que es la razón principal de esta discusión.

_ Con ella. La Sra. Robinson. ¿Has hablado con ella? Ella pregunta, apenas conteniendo su propio temperamento.

_ Sí, lo hago, le respondo, a juego con la mirada.

_ ¿Sobre qué?

Finalmente me muevo en la bañera y pongo mis manos en sus hombros.

_ ¿Persistente no? Murmuro, un poco irritado. Suspiro. Hablamos de la vida, del universo, de negocio. Anastasia, la Sra. Robinson y yo nos conocemos. Podemos hablar de cualquier cosa.

_ ¿De mí? Susurra.

_ Sí, le digo mirándola con recelo.

Se muerde el labio inferior. Ahora se ve enojada. ¿Por qué hablas de mí? Me pregunta con petulancia.
_ Porque nunca he conocido a nadie como tú Anastasia, le digo.

_ No sé lo que eso significa. ¿Qué quieres decir Christian? ¿Alguien que no firmara tus documentos sin hacer preguntas?

Niego con la cabeza. Ella es persistente y no para. 

_ Necesitaba un consejo, le digo en voz baja.

_ ¿Y pides consejos a la Sra. Pedófila? Y ahora me hace enojar más.

_ ¡Anastasia, ya es suficiente! Le digo muy enojado. O te pondré sobre mi rodilla. No tengo ningún interés sexual o romántico con ella. Ella es una amiga querida, valiosa y una compañera de negocios. Eso es todo. Tenemos un pasado, una historia compartida, que fue monumentalmente beneficiosa para mí, aunque arruinó su matrimonio, pero esa parte de nuestra relación ha terminado.  

La información que he compartido con ella amplía sus ojos. 

_ ¿Y tus padres nunca se enteraron? Pregunta.

_ No, gruño. ¿Cómo podría ser tan estúpido? Ya te lo he dicho.  Digo apenas conteniendo mi ira.

_ ¿Ya terminaste?

_ Por ahora, dice ella. Respiro profundo, visiblemente relajado como si una enorme carga se ha levantado de mis hombros.

_ Bien... mi turno, murmuro. No has respondido a mi e-mail. Ella sacude la cabeza.

_ Yo iba a responder, pero ahora tú estás aquí, dice ella, y hace que me preocupe.

_ ¿Preferirías que no lo estuviera? Respira con una expresión impasible, con una sensación de nada.
_ No, estoy contenta, murmura.

_ Bien, sonrío aliviado. Estoy contento de estar aquí también, a pesar de tu interrogatorio. Así, que si bien es aceptable interrogarme. ¿Crees que puedes reclamar algún tipo de inmunidad diplomática solo porque he volado hasta aquí para verte? Yo no lo creo señorita Steele. Quiero saber cómo te sientes, le digo.

_ Te lo dije. Estoy contenta de que estés aquí. Gracias por venir, dice débilmente.

_ Es para mí un placer, señorita Steele, digo completamente aliviado, y me inclino hacia abajo y la besó suavemente. Ella responde automáticamente. Pero me aparto. Si ella me puso a través de su inquisición, yo le puedo devolver la misma moneda.

_ No. Creo que antes de que hagamos algo, quiero algunas respuestas, le digo. Ella suspira, como lo hice yo. Resignada a la inquisición.

_ ¿Qué quieres saber?

_ Bueno, para empezar, ¿cómo te sientes acerca de nuestro potencial acuerdo? Ella parpadea.

_ No creo que pueda hacerlo durante un período prolongado de tiempo. Un fin de semana siendo alguien que no soy, dice totalmente enrojecida y devuelve la mirada hacia sus manos. Levanto su barbilla y le sonrío.

_ No, yo tampoco creo que podrías, le digo. Ella se ve ofendida.

_ ¿Te estás riendo de mí? Ella pregunta entornando los ojos.

_ Sí, pero en el buen sentido, dije con una pequeña sonrisa en los labios. Entonces me inclino y la beso suavemente, brevemente.

_ No eres buena siendo sumisa. Le digo sosteniendo su barbilla, con humor. Ella me mira primero sorprendida, luego se echa a reír y me pongo a reír con ella.
_ Tal vez  no tengo un buen maestro,  dice ella y resopla.

_ Quizás. Pero tal vez debería ser más estricto con usted, le digo inclinando mi cabeza hacia un lado, sonriéndole. Traga saliva visiblemente. Me preocupo por ella. Mucho. Tengo sentimientos más profundos hacia ella. ¿Qué diría si supiera que la idea de no tenerla me asusta?  La miro tratando de medir su reacción.

_ ¿Fue tan malo cuando te pegué la primera vez? Ella me mira parpadeando. Toma una respiración profunda.

_ No, no realmente, susurra.

_ ¿Es más la idea de lo que implica? Pregunto.

_ Supongo. Sentir placer, cuando se supone que se debe.

_ Recuerdo que sentí lo mismo. Toma un tiempo procesarlo en tu cabeza. Ella me mira sin decir palabra.

_ Siempre puedes  decir la palabra de seguridad, Anastasia. No te olvides de eso. Y, mientras sigas las reglas, que responden a una necesidad profunda en mí para ejercer el control y para mantenerte a salvo, entonces tal vez podamos encontrar una manera de avanzar.

_ ¿Por qué necesitas controlarme? Pregunta.

_ Satisface una necesidad que hay en mí que no conocí en mis años de formación, le digo.

_ ¿Es como una forma de terapia para ti? Ella pregunta tratando de entender mi cabeza jodida.

_ No lo he pensado de esa manera, pero sí, supongo que es así, le respondo.

_ Pero aquí está la cosa Christian... En un momento me dices que no te desafíe y en otro momento me dices que lo haga.  Esa es una línea muy fina para tratar con éxito. La miro  por un momento con el ceño fruncido. Ella ha estado haciendo un gran trabajo hasta ahora.

_ Puedo ver eso. Pero pareces estar haciéndolo bien, le respondo.

_ ¿Pero a qué precio? Estoy atada con nudos aquí, dice señalando a su corazón.

_ Me gustas atada con nudos, le digo sonriendo.

_ ¡Eso no es lo que quise decir! Dice enérgicamente y me salpica con agua.

Miro hacia ella, arqueando mis cejas. ¿Me acabas de salpicar?

_ Sí, ella responde.

_ Oh, señorita Steele, digo agarrándola y tirando de ella en mi regazo mientras se chapotea el agua por todo el suelo. Creo que hemos hablado lo suficiente por ahora, le digo mientras junto mis manos a ambos lados de su cabeza y la beso profundamente. Tomo posesión completa de su boca . 


Kiss of Fire - Georgia Gibbs

Ella gime contra mis labios en respuesta. Puede pelar conmigo y alterarme los nervios, pero nada supera esto. Coincidimos completamente cuando se trata de poseernos. Sus dedos se enredan en mi pelo, mientras está sobre mí y ella también me besa con un fervor aún más grande y su deseo me hace gemir. La cambio colocándola a horcajadas sobre mí cuando mi erección se eleva debajo de ella, listo para amarla, reclamarla. Me echo hacia atrás y la miro con los ojos entornados, lujuriosos y deseosos. Ella deja caer sus manos para agarrarse del borde de la bañera, pero yo se las agarro y las pongo en su espalda porque no quiero que me toque.

_ Te voy a tomar ahora, le susurro y la levanto mientras ella se cierne sobre mí. 

_ ¿Lista?

_ Sí, susurra y la bajo sobre mí lentamente, entrando en ella, llenándola, estirándola, convirtiéndonos en uno. Doblo mis caderas y ella jadea, inclinándose hacia delante, apoyando su frente contra la mía.
_ Por favor, suéltame las manos, susurra.

_ No me toques, le digo claramente cuando libero sus manos, y la agarro por las caderas. Ella se agarra del borde de la bañera y empieza a moverse arriba y abajo. Despacio. Abre los ojos y me mira. La miro con la boca ligeramente abierta, mi respiración se detiene, cuando capturo mi lengua entre mis dientes de puro placer. Esto puede ser vainilla, pero es una alucinante y exquisita vainilla. Es muy erótico verla dándose placer conmigo. Ella se inclina y me besa. Cierro los ojos excitadísimo. Poco a poco, ella lleva sus manos a mi cabeza y pasa los dedos por mi pelo enrollándolos y  profundiza el beso, montándome más rápido, cogiendo un ritmo. Ella gime contra mi boca. La agarro por las caderas ayudándola a mantener el ritmo, disfrutando los dos de esta deliciosa sensación, entregándonos todo lo que tenemos. Siento que estoy llegando a mi momento y nuestros movimientos se vuelven más frenéticos... estamos chapoteando agua por todas partes...

_ Eso está bien nena… muy bien… apenas y puedo gemir. Y eso es todo para que ella se venga en un orgasmo apasionado, mientras que yo, aplastándola encima de mí, envuelvo mis brazos a su alrededor liberándome con fuerza en su interior.

_ ¡Ana, nena! Clamo. Su nombre es una oración en mis labios.

Cuando salimos de la bañera, nos remontamos a la gran cama y nos acostamos mirándonos cara a cara abrazando nuestras almohadas. Desnudos. Sin tocarnos. Con sólo mirarnos y admirarnos mutuamente cubiertos por la sábana.

_ ¿Quieres dormir? Le pregunto con una voz suave. Ya no estoy preocupado, me siento sereno y en paz. No me arrepiento de haber volado hasta aquí, ella está igual de contenta como yo.

_ No estoy cansada, dice ella.

_ ¿Qué quieres hacer? Lo que pregunto.

_ Hablar, ella responde. Por supuesto que sí. Sonrío.
_ ¿Sobre qué?

_ Cosas.

_ ¿Qué clase de cosas?

_ De ti, responde ella en voz baja.

_ ¿De mí qué?

_ ¿Cuál es tu película favorita? Ah, eso lo puedo responder.

_ Hoy en día, es EL PIANO. Ella sonríe de nuevo a mí.

_ Por supuesto, tonta de mí. Una música triste e interesante que sin duda puedes tocar. Tantos logros, señor Grey. Murmura ella.

_ Y el mayor de ellos eres tú, señorita Steele, digo con total convicción.

_ Así que soy la número diecisiete, dice confundiéndome.

_ ¿Diecisiete?

_ El número de mujeres con las que has uhm... has tenido relaciones sexuales, dice ella con timidez.

_ ¡Ah, eso! Mis labios se aprietan, mis ojos son iluminados por la incredulidad.

_ No exactamente. Ella me entendió mal. He tenido más de quince mujeres.

_ Dijiste quince, dice ella confundida.

_ Me refería al número de mujeres en mi cuarto de juegos. Pensé que era eso a lo que te referías. No con cuántas mujeres había tenido relaciones sexuales, respondo.

_ Ah, dice ella boquiabierta, su cara se cae. ¿Vanilla? pregunta.
_ No, tú eres mi única conquista vainilla, niego con la cabeza, todavía sonriéndole. Por desgracia, no puedo darte un número. No hice muescas en un poste de la cama ni nada, le respondo.

_ ¿De cuántas estamos hablando, decenas, cientos, miles? hace una pausa, y sus ojos se abren completamente.

_ Decenas. Estamos en las decenas por desgracia, la calmo. ¿Qué cree? Uno no acumula un nivel de experiencia como el mío a menos que hayas follado con un montón de mujeres. Eso sí, siempre sexo seguro.

_ ¿Todas  sumisas?

_ Sí.

_ Deja de sonreírme, me regaña suavemente. Trato de mantener una cara seria, pero miserablemente fallo.

_ No puedo. Eres graciosa.

_ ¿Por peculiar o por divertida?

_ Creo que un poco de las dos, le digo devolviendo sus palabras.

_ Eso es un condenado descaro viniendo de ti, me regaña. No puedo evitarlo, y me inclino a su lado y le beso la punta de su nariz.

_ Esto te impactará Anastasia ¿Preparada? Ella asiente con los ojos muy abiertos y con una sonrisa tonta.

_ Todas eran sumisas en formación, cuando yo estaba practicando. Hay sitios en Seattle y sus alrededores en donde uno puede practicar. Aprender a hacer lo que yo hago. Ella me mira sorprendida.

_ Oh, ella jadea.

_ Sí, he pagado por sexo, Anastasia.

_ Eso no es algo para estar orgulloso, me regaña. Y tienes razón... Estoy profundamente conmocionada y frustrada porque no te puedo impactar.  

_ Usaste mi ropa interior.

_ ¿Eso te impactó?

_ Sí, le digo con honestidad. Me imagino su culo precioso encerrado en mi ropa interior.

_ No  usaste tus bragas al conocer a mis padres.

_ ¿Eso te impactó?

_ Sí.

_ Bueno, parece ser que la única manera de que pueda impactarte es en el departamento de ropa interior.

_ Me dijiste que eras virgen. Esa fue la mayor conmoción que he tenido alguna vez. No esperé eso jamás. Y ella me dio un don precioso, su virginidad,  lo que significa que solo yo he estado ahí, y ella es completamente mía, porque nadie más la tocará.

_ Sí, tu cara era de una fotografía, un momento Kodak, dice riendo.

_ Me dejaste usar una fusta contigo.

_ ¿Eso te impactó?

_ Si, le digo sonriendo.

_ Bueno, suspira, puedo dejar que lo hagas otra vez.

_ Oh, yo espero que sí, señorita Steele. ¿Este fin de semana? Le pregunto.

_ Está bien, ella está de acuerdo con timidez.

_ ¿Está bien? Pido sorprendido una vez más.

_ Sí. Voy a ir al Salón Rojo del dolor otra vez.

_ Tú dices mi nombre. Me encanta cuando llega su orgasmo y es mi nombre lo que está en sus labios. Siempre exigí a mis sumisas llamarme Señor, o Maestro en algunos casos.

_ ¿Eso te impacta?  Me pregunta sorprendida.

_ El hecho de que me guste me sorprende.

_ Christian, dice ella haciéndome sonreír.

_ Quiero hacer algo mañana, anuncio emocionado.

_ ¿Qué?

_ Una sorpresa. Para ti, le digo en voz baja. Quiero demostrarle que yo puedo hacer “más”. Ella levanta una ceja y ahoga un bostezo.

_ ¿La estoy aburriendo señorita Steele? Pido sardónicamente.

_ Nunca, responde.

Me acerco y le beso suavemente los labios.

_ Duerme nena, le ordeno en voz baja y apago las luces. Estoy completamente saciado y muy tranquilo de que finalmente puedo estar en la cama con mi mujer después de tres días.


Heaven by Bryan Adams





2 comments:

Unknown said...

Ana tiene razón en molestarse cualquiera lo haría, y mas con su historial,pero me gusto la reacción de cristian viedola brava,y aun asi dicen que es un mal-tratador de mujeres? si lo fuera le da una paliza ese no es el caso el le tiene mucha paciencia me encanta gracias Emine y gracias patricia lo que ustedes hacen no tiene precio. un beso.

aries said...

Que bonito es el amor, aunque Christian no quiera aceptarlo. De nuevo, muchas gracias