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Saturday, May 30, 2015

Libro III - Capítulo XVII: CINCUENTA SOMBRAS DE GREY - CHRISTIAN Y ANASTASIA

Ponme como un sello sobre tu corazón, como un tatuaje en tu brazo. Porque el amor es fuerte como la muerte; y la envidia tan duradera como la tumba.

CAPÍTULO XVII



Gia Matteo entra en la habitación seguida de Taylor. Su comportamiento exuda un tipo de confianza depredadora. Cuando entra en la sala se siente dueña del lugar. Su rubia cabellera, sus pantalones grises ceñidos al cuerpo y su blusa azul clara con los botones desabrochados, acentúan sus activos. A mí nada de eso me atrae y ella no tiene nada que no tenga mi bella esposa. Cualquier hombre al verla se la tiraría en el mismo lugar. Pero eso es lo que inspira, una follada rápida y nada más.   Anastasia la ve como una rival sexual y sé que se siente incómoda. Ella brevemente la examina, llevando sus ojos primero al collar de diamante solitario que hacen juego con sus zarcillos.

_ ¡Christian, Ana! —Gia nos saluda con una gran sonrisa y extiende su mano primero a mí y cuando la libero, se voltea hacia Ana para estrechar la de ella.

_ Gia, respondo y Anastasia solamente sonríe con indiferencia.

_ Se ven muy bien después de su luna de miel, —dice descaradamente. Su mirada me valora y aprecia lo que ve.  Instintivamente envuelvo mis brazos alrededor de Anastasia, sosteniéndola cerca de mí, tanto para tranquilizarla como para enviarle un mensaje a Gia de que estoy complemente enamorado y no disponible— La pasamos de maravilla, gracias, —le digo, mientras beso a Ana que me mira agradablemente sorprendida.

Soy de ella y de nadie más. Yo no tengo una etiqueta de disponible colgando de mi cuello. ¡Estoy casado y esta mujer tiene el pleno derecho sobre  mí! Anastasia se relaja y pasa su mano como serpiente alrededor de mi cintura y mete su mano en el bolsillo trasero de mis pantalones y deliberadamente aprieta mi nalga, declarando que soy de su propiedad. La sonrisa de Gia es forzada.

_ ¿Han conseguido echar un vistazo a los planos? Nos pregunta.

_ Lo hicimos, le responde Ana y me mira a mí.

Ella está tomando la iniciativa declarando su territorio. Ahora es a mí a quien le toca ver este concurso de meadas. Ana le declara a Gia que es la hembra Alfa aquí y que estoy fuera de su alcance y aunque casi no me lo creo, el comportamiento sutil de Ana marcando su zona territorial, me agrada inmensamente. Yo le doy una sonrisa irónica.

_ Por favor. Los planos están aquí, le digo señalando la mesa del comedor. Tomo la mano de mi esposa y caminamos mientras Gia nos sigue. Mi reciprocidad facilita la amabilidad de Anastasia quien le ofrece algo de beber.

_ ¿Quieres algo de beber? ¿Una copa de vino?

_ Eso sería encantador. Blanco seco si tienes, responde Gia.

Anastasia va a la cocina, y no quiero ponerme al lado de Gia. Me dirijo hacia el estéreo y selecciono del iPod una buena música que hace eco en la sala.

Sirenas - Debussy

_ ¿Quieres un poco más de vino, Christian? Anastasia pregunta desde la cocina.

_ Por favor, cariño, le digo sonriéndole, demostrando que tiene toda mi atención. Anastasia llega hasta el armario y mi mirada está sobre ella como un halcón. Estamos conectados y unidos. Puedo sentir el lenguaje corporal de Gia; ella está tratando desesperadamente de llamar mi atención y deliberadamente quiere competir con mi mujer de una manera sutil. Ninguna otra mujer es la destinada a tener mi corazón, más que Ana. Ella es la reina del castillo. Pero conociendo lo celosa que es Ana, estoy más bien disfrutando de su comportamiento de pantera marcando territorio. Anastasia saca tres copas de la alacena y toma la botella abierta de sauvignon blanc de la nevera.

Gia se inclina sobre la mesa mientras yo estoy a su lado. Ella apunta a la pared de vidrio en los planos.

 _ Entonces Christian ¿Qué piensas acerca de los cambios que estoy proponiendo en la pared?

_ Creo que Ana tiene algunas opiniones sobre la pared de vidrio, pero en general estamos satisfechos con las ideas que propones, respondo.

_ Me alegro, dice con alivio.  Luego toca mi brazo con una ligera caricia en un gesto coqueto  indicándome que ella está disponible.  Su toque y lo que representa me hacen estremecer. Doy un paso lejos de ella y me volteo hacia Ana. ¿Va a dejarme solo con la come hombre?

_ Sediento aquí, le digo para que se dé prisa en estar junto a mí.  

_ Justo yendo, dice ella. Anastasia vierte rápidamente el vino, recoge las tres copas y se coloca a mi lado donde debe estar. Cada uno toma su copa.

_ ¡Salud! Le digo a Ana y a Gia, pero mi mirada se centra únicamente en mi esposa. Ella es el centro de mi universo. Cuando Anastasia toma un sorbo de su vino, Gia se vuelve hacia ella y le pregunta:

_ Ana, ¿tienes algunos problemas con la pared de vidrio?

_ Sí. Me encanta, no me malinterpreten, pero esperaba que pudiéramos incorporarlo más orgánicamente a la casa. Me enamoré de la casa como es después de todo, y yo no quiero hacer ningún cambio radical.

_ Ya veo.

_ Sólo quiero que el diseño sea simpático, ya sabes... más acorde con la casa original, dice y me mira. Yo sabía que quería permanecer fiel a la casa original, pero no sabía que quería hacer cambios mínimos.

_ ¿Sin reformas importantes? Le pregunto haciéndola pensar que  no me gusta su idea. Sólo quiero saber claramente que es lo que quiere. Porque lo que ella quiera, lo tendrá. Yo quiero que sea completamente feliz con la casa. 

_ No, ella niega con la cabeza.

 _ ¿Te gusta tal como está?

_ En su mayoría, sí. Siempre supe que sólo necesitaba un poco de atención.

Mi chica está siempre tratando de sanar lo que le gusta sin cambiarlo. Y esa es una de las muchas cosas que me gusta de ella. Gia nos mira a los dos, tratando de ver si estoy de acuerdo con Ana. 

_ Bueno. Creo que entiendo lo que quieres Ana. ¿Qué te parece si conservamos la pared de cristal, pero abrimos un poco más la cubierta manteniendo el estilo mediterráneo? Tenemos la terraza de piedra allí ya. Podemos colocarlas en pilares combinando la piedra ampliamente espaciada así todavía tendrás la vista. Añade un techo de cristal o azulejo por el resto de la casa. También se puede hacer un refugio para cenar y un área de estar, finaliza diciendo.

Ana escucha pero ella no responde. Ella pone su rostro impasible, no tengo ninguna duda de que lo ha aprendido de mí.

_ O en vez de la cubierta podemos incorporar una madera de color de tu elección en la puerta de cristal, eso quizás ayude a mantener el espíritu mediterráneo, le explica Gia.  Estoy viendo a mi esposa con atención. Quiero que a ella le guste. Si a ella le gusta, estoy satisfecho.

_ Al igual que las persianas azules brillantes en el sur de Francia, murmura Anastasia en voz baja. No creo estar interesado por las persianas azules. Es apropiado para Francia, porque la mayoría de las casas tienen un esquema de color similar, y es apropiado para ese lugar en particular. Pero, tal vez no sea lo mejor para nuestra casa. Me encojo de hombros, y tomo un sorbo de vino. No quiero llevarle la contraria. Si ella está empeñada en las persianas azules, las tendré y aprenderé a quererlas.

Gia vuelve su mirada hacia mí, esperando a que yo tome una decisión. Por lo que puedo ver, el lenguaje corporal que Gia me envía, hace que Ana cambie de actitud. Es el momento de que Gia se entere quien toma las decisiones aquí.

_ Ana, ¿qué quieres que haga? Le murmuro muy claramente para que Gia no tenga la menor duda de que Anastasia es quien decidirá sobre este proyecto.  

_ Me gusta la idea de la cubierta.

_ A mí también.

Anastasia vuelve su mirada hacia Gia quien aparentemente no la está mirando. 

_ Creo que me gustaría dar un vistazo a los dibujos mostrando la cubierta más grande y los pilares que estén acordes con la casa, dice Ana.

Desde mi visión periférica, noto que Gia a regañadientes aparta sus ojos de mí y voltea a mirar a Ana sonriendo.

_ Claro. ¿Alguna otra cosa? Pregunta.

Justo en ese momento, oigo una tos discreta de Taylor. Todos nos volteamos y lo vemos a él parado en la entrada del salón.

_ ¿Taylor? Pregunto.

_ Necesito hablar con usted un asunto urgente señor.

Yo aprieto los hombros de Ana y miro a Gia directamente a sus ojos.

_ La señora Grey es la encargada de este proyecto. Ella tiene total autoridad. Lo que ella quiera, es de ella. Confío completamente en sus instintos. Ella es muy perspicaz, le digo para que de una vez Gia entienda que Ana tiene el control total del proyecto y que no le doy la bienvenida a esa actitud casi hostil con ella. Al mismo tiempo le dejo saber a Ana que si quiere limpie el piso con ella.

_ Si me disculpan. Aprieto nuevamente sus hombros para darle toda la confianza que necesita y salgo del salón.

_ ¿Así que... la habitación principal? Oigo a Gia preguntándole nerviosamente a Ana.

                                                           ****      *****
Tan pronto como estamos fuera del alcance del oído de las damas le pregunto a Taylor.

_ ¿Qué pasa?

_ Llamó Welch para hablar sobre Hyde.

_ ¿Qué hay de él? ¿Lo encontró?

_ No señor. Eso es lo que quiere explicarle. Está en el teléfono.

Taylor abre la puerta de mi oficina y da un paso atrás. Entro y camino alrededor de mi escritorio en mi silla. Aprieto la línea que parpadea en el teléfono.

_ Grey, respondo.

_ Señor, Pella,  dos de mis hombres y yo fuimos a casa de Hyde. El conserje nos indicó que el apartamento no ha estado desocupado por un buen tiempo. Sin embargo, entramos y registramos. Encontramos platos sucios llenos de moho en el lavaplatos. Cajas de pizza y comida china que dejaron en la sala y muchas botellas de licor vacías. Ropa esparcida alrededor de la habitación, como si las arrojó con enojo. Parece que desde hace tres o cuatro semana no viene por aquí.

Welch suelta todo sin preámbulos y luego hace una pausa.

_ ¿Pella fue contigo? Pregunto sorprendido.

_ Sí señor. Cuando le dije que íbamos a revisar el apartamento de Hyde, me dijo que quería estar allí. A pesar de que ya nos dijo que  no podríamos  encontrarlo en el apartamento, pero quería ver la evidencia de primera mano.  

_ ¿Encontraron algo? ¿Fotos de mi familia, mías? ¿Algún ordenador con información? ¿Algo que lo ate al incendio en Grey House?

_ Aquí está el quid señor. No hay ordenadores. Pero sí cables sueltos que indican que tenía una oficina aquí. Debió trasladarlos a otro lugar. Sabía que vendrían por él. Pella y yo coincidimos en que él es el culpable.  

_ ¿Han notificado a la policía que lo hemos identificado?

_ Sí señor. Pero lo que tenemos aún no son pruebas suficientes para ellos. Sólo vemos el rostro de Hyde durante muy poco en el video. Le he dicho a la policía que nuestro software de reconocimiento facial coincidió con la cara de Jack Hyde. Sin embargo, no es fiable al 100%, y la policía lo sabe. Nos preguntaron si hay alguien que lo pueda identificar en el video. Pero según sus órdenes, no le dijimos que la señora Grey lo identificó.

_ ¿El departamento de policía no tomará como evidencia las pruebas recogidas contra Hyde?

_ No del todo, señor. Las mirarán y vendrán a su apartamento. No van a encontrar nada más que nosotros. Tratamos de no alterar nada, pero sí tomamos fotos y videos. Sin embargo, después de que el departamento de policía vio la señal de vídeo y los resultados de reconocimiento facial, que tienen un margen de error del 20%, dicen que no es suficiente evidencia para una orden de arresto. Porque la toma es de perfil y eso fácilmente puede ser descartado en un tribunal. Lo pueden interrogar para saber su coartada de ese día, pero evidentemente ha desaparecido. Si tan solo permitiera que la señora Grey lo identifique… dice y lo corto de inmediato.

_ ¡Esa no es ninguna opción! No voy a crearle un estrés  a ella. La carga recae sobre nosotros. Tenemos que localizarlo. ¿Qué es lo mejor que el departamento de policía puede hacer?

_ Van a venir a su apartamento y tratar de localizarlo. Rastrearán su tarjeta de crédito y de débito. Hablarán con sus amigos. Pero eso ya lo hemos hecho nosotros y es un callejón sin salida.

_ ¡Joder! Siseo con mi ira en aumento.

_ De hecho, señor, vamos a analizar algunos datos recogidos y le informaremos mañana.

_ Haz eso. Y coordina con Taylor sobre la seguridad asignada a mi familia.

_ Ya he hablado con Taylor. Buenas noches, señor, dice y cuelgo.

Camino de vuelta al salón cuando Ana y Gia ya están casi terminando.

_ ¿Todo listo? Pregunto envolviendo mis brazos alrededor de la cintura de mi mujer posesivamente. Entonces veo a Gia que contesta.
_ Sí, señor Grey, dice ella con una brillante pero débil sonrisa. Voy a revisar los planos y estarán listos en los próximos días. ¿Sr. Grey? Era Christian cuando ella llegó. Y estaba encima de mí como el color blanco en el arroz.
  
_ Excelente. ¿Feliz? Le pregunto a Anastasia. Ella asiente con la cabeza y se ruboriza.

_ Será mejor que me vaya, dice Gia, lista para saltar del barco. La noto como si prefiriera estar en cualquier lugar menos en este. Tengo mucha curiosidad por saber que le ha dicho Ana. Gia extiende su mano a Anastasia primero, y luego a mí. Sí, mi mujer definitivamente declaró su territorio. ¡Tengo una pantera territorial en casa!

_ Hasta la próxima Gia, dice Anastasia.

_ Sí, señora Grey. Sr. Grey, responde ella. ¿Señora Grey? Hace unos minutos estaba dirigiendo todas sus preguntas hacia mí y comportándose como una mujer que se quería apoderar del territorio de otra. ¡Cómo se equivocó con mi esposa! Estoy feliz de que mi chica le pateó el culo. Cuando Taylor aparece de nuevo en la entrada, Anastasia habla en voz alta para que Taylor la pueda escuchar.

_ Taylor te acompañará. Gia acaricia su pelo con nerviosismo y parece que se encogiera sobre sus tacones de cinco pulgada en cada paso y se va. Cuando Taylor la lleva hasta el ascensor me dirijo a Ana con curiosidad.

_ Ella estaba notablemente más fría, le digo.

_ ¿Más fría? No me  di cuenta, dice encogiéndose de hombros, tratando de parecer indiferente. Es algo que he perfeccionado, y sé que ella está ocultando algo. —¿Qué quería Taylor?— Pregunta para distraerme. Yo la libero, frunciendo el ceño. Quiero que sea abierta conmigo. Empiezo a recoger los planos y respondo a su pregunta. 

_ Era sobre Hyde. Eso despierta su curiosidad.

_ ¿Qué hay de Hyde? Me pregunta en un susurro.
_ No es nada de qué preocuparse Ana, le respondo. Es por eso que  no quiero que la policía la lleve a identificar a Hyde. Ella está asustada y preocupada. Dejo los planos sobre la mesa y me vuelvo hacia ella trayéndola a mis brazos.

_ Resulta que no ha  estado en su apartamento por semanas, eso es todo, le digo simplemente. Le beso el pelo y luego la suelto, vuelvo a recoger los planos. Quiero saber qué pasó entre Gia y Anastasia y distraerla del hijo de puta de Hyde.

_ Entonces, ¿Qué decidiste?

_ Solo lo que habíamos discutido. Creo que a ella le gustas, dice tranquilamente. ¡Lo sabía! ¡Está celosa! Pero ella no tiene nada de que preocuparse. Resoplo.

_ ¿Le has dicho algo? Pregunto y ella se pone carmesí, confirmando mis sospechas. Ella mira hacia abajo a sus dedos avergonzada. Ella no tiene nada de qué avergonzarse. Me gusta cuando toma posesión de mí. De hecho, yo quiero que haga eso en exceso. Eso significa que ella no tiene ningún interés en nadie más. Que ella me ama.

_ Éramos Christian y Ana cuando llegó y Sr. Y Sra. Grey cuando se fue, digo secamente.

_ Pude haberle dicho algo, murmura. Su confirmación derrite mi corazón. ¡Me encanta esta mujer! Ella está reclamando su propiedad y ella se pone celosa cuando otras muestran interés en mí;  es protectora conmigo, y me ama. Estoy más que feliz con su respuesta. La miro con nada más que el amor y pasión. Ella levanta la vista para encontrarse con mi mirada. Cuando nuestros ojos se encuentran, recuerdo por qué la mayoría de las mujeres reaccionan así cuando me ven. Solo ven una cara bonita. Un cuerpo digno de follarse. Ninguna ve lo jodido del hombre que hay en mi interior. Bajo mi mirada sacudiendo la cabeza, recordando lo que soy.

_ Ella sólo está reaccionando a esta cara, le digo con amargura. 

La mirada de Ana cambia desconcertada.

_ ¿Qué? ¿No estás celosa verdad? le pregunto sorprendido. ¿Qué está pensando? ¿Qué yo estaría interesado en Gia Matteo? Me horroriza pensar que ella crea que estoy interesado en otra mujer.

Anastasia se sonroja y traga con nerviosismo. ¡Ella está celosa! Ella mira hacia sus dedos anudados con inseguridad.

_ Ana, ella es un depredador sexual. No es mi tipo en lo absoluto. ¿Cómo puedes estar celosa de ella? ¿De cualquiera? Nada sobre ella me interesa. Me paso la mano por el pelo. —Eres sólo tú, Ana. Siempre serás solo tú— le digo de manera irrevocable y completamente enamorado.

Nunca encontrarás otro amor como el mío - Michael Buble,  Laura Pausini

Dejo los planos sobre la mesa otra vez, y me muevo hacia mi esposa. Su cabeza está hacia abajo de nuevo. Le levanto la barbilla y hago que me mire.

_ ¿Cómo puedes pensar lo contrario? ¿Alguna vez te he dado la indicación de que pudiera estar remotamente interesado en alguien más? Le pregunto fervientemente.

_ No. Estoy siendo una tonta. Es solo que hoy… tú… dice frustrada. ¿Qué? ¿Le hice pensar que no es tan importante para mí? ¿Que hice?

_ ¿Qué hay sobre mí? Pregunto.

_ Oh, Christian, dice ella con los labios temblorosos. Estoy tratando de adaptarme a esta nueva vida que nunca había imaginado por mí. Todo me ha sido entregado en bandeja de plata. Mi trabajo… Tú… mi hermoso esposo quien nunca… yo nunca me imaginé que amaría de esta manera, tan fuerte, tan rápido, tan… indeleble, dice mirándome a los ojos derritiendo mi corazón. Se detiene y toma un suspiro. —Pero tú eres como un tren de carga y yo no quiero que me condenen injustamente porque la chica de la que te enamoraste será aplastada. ¿Y qué será todo lo que quede? Todo lo que quedará será una radiografía vacía en eventos sociales. Revoloteando de función de caridad en función de caridad— Ella se ve asustada. Desconcertada. —Y ahora quieres que yo sea Gerente General de una compañía que nunca ha estado siquiera en mi radar. Estoy saltando entre todas estas ideas, luchando. Me quieres en casa. Me quieres dirigiendo una compañía. Es tan confuso— termina diciendo y sus ojos se rebosan en lágrimas.

¡No! ¡No! ¡Lo menos que quiero hacer es ver a mi esposa llorar! Todo lo que hago es solo para protegerla, para demostrarle lo mucho que la amo, lo mucho que quiero apoyarla en todos sus sueños y esfuerzos. ¿No es  eso lo que un marido se supone que haga?  ¿No es  eso lo que le prometí hacer? ¿Ella no quiere que cumpla con mis votos de matrimonio?

_ Tienes que dejarme tomar mis propias decisiones. Tomar mis propios riesgos y cometer mis propios errores y aprender de ellos. Necesito caminar antes de poder correr Christian. ¿No te das cuenta? Quiero un poco de independencia. Eso es lo que significa el nombre para mí.

Trago saliva. ¿Mi esposa piensa que mi amor, mis esfuerzos para protegerla es una carga muy pesada? Necesito saber.

_ ¿Te sientes condenada injustamente? Pregunto en un susurro horrorizado.

Ella asiente con la cabeza afirmativamente.

Siento que ella me dio un puñetazo en la tripa. Cierro los ojos de dolor cuando me paso la mano por el pelo, exasperado. ¿Cómo puedo demostrarle que la amo, si no se me permite expresar mi amor por ella a mi manera? Quiero darle todo lo que tengo, lo pondré todo a sus pies.

_ Sólo quiero darte el mundo Ana y todo lo que quieras. Y cuidarte de ello también. Mantenerte segura. Pero también quiero que todos sepan que eres mía. Me entró pánico hoy cuando me rebotó tu e-mail. ¿Por  qué no  me hablaste de tu nombre?

Ella nunca se comunica conmigo a menos que la obligue. Si tenía preocupaciones y si ya había tomado esa decisión, me lo debió haber dicho. Claro, me gustaría tratar de convencerla de lo contrario, pero ella hace las cosas a mis espaldas y en el fondo ésa es mi preocupación. Ella me hace entrar en pánico por tomar decisiones que nos conciernen a los dos en secreto, sabiendo lo posesivo que soy. ¡Es injusto!


_ Solo lo pensé mientras estábamos de luna de miel y bueno no quería explotar la burbuja y me olvidé del asunto. Solo lo recordé ayer por la noche. Y entonces Jack… ya sabes me distraje. Lo siento debí habértelo dicho o discutido contigo, pero no podía encontrar el momento adecuado, me explica.   

La miro sin pestañear. Ella me oculta sus sentimientos y quiero confiar en ella, pero ¿cómo podría no entrar en pánico cuando me esconde decisiones importantes? ¿No entiende que se trata de mí?  ¿Qué me estoy ofreciendo a ella con cada error y cada fibra de mi ser? Este soy yo… Que me tome como soy y no como una versión alterada de mí.
Everything I Do - Bryan Adams

_ ¿Por qué entraste en pánico? Pregunta.

_ Yo solo no quiero que te deslices a través de mis dedos, le susurro con los ojos muy abiertos y con mi miedo evidente.

_ Por el amor de Dios, yo no voy a ninguna parte. ¿Cuándo vas a conseguir que eso entre en tu grueso cráneo? Yo. Te. Amo.  Más que… la vista el espacio o la libertad.

¿Qué? ¿Me ama como ama a su padre? Mis ojos se abren con sorpresa. 

_ ¿El amor de una hija? Le pregunto con una sonrisa irónica.
_ No, se ríe. Es la única cita que vino a la mente.

_ ¿El loco Rey Lear? ¿Me ve como ese loco rey?

_ Querido, querido Loco Rey Lear, dice ella mientras sus dedos acarician suavemente mi rostro, y como un hombre hambriento de su afecto, por su toque, me apoyo en su mano y cierro los ojos. —¿Cambiarías tu nombre a Christian Steele para que todo el mundo sepa que me perteneces?— Pregunta.

Mis ojos se abren. ¿Ella quiere mostrarle al mundo que le pertenezco? Yo soy de ella mientras ella sea mía.

_ ¿Qué te pertenezco?  

_ Mío.

_ Tuyo. Sí, lo haría. Si eso significa tanto para ti.  ¿No entiende que no hay casi nada que  no pueda hacer por ella?

_ ¿Significa mucho para ti? Me pregunta finalmente entendiendo mi preocupación.

_ Sí, le respondí sin titubear.

_ Está bien, responde ella. 

_ Pensé que ya habías accedido a esto.

_ Sí, lo había hecho, pero ahora que lo hemos discutido, estoy feliz con mi decisión.

_ Oh, respondo sorprendido.  Hemos  llegado a un mutuo acuerdo. Razón tiene Flynn. Habla con ella, fueron sus palabras. Estoy contento de que cambiará su nombre de buena gana, para complacerme.  Estoy muy feliz, y le sonrío reflejando mi estado de ánimo. La agarro por la cintura y la balanceo a mí alrededor, haciendo que pegue un grito de risa y alegría. Ella está feliz, y su estado de ánimo me hace más feliz.

_ Señora. Grey, ¿sabes lo que esto significa para mí?  Pregunto.

_ Ahora sí.

Me inclino y la beso, mis dedos le acarician el pelo, para finalmente mantenerla en su lugar.

_ Significa siete tonos diferentes de domingo, murmuro mientras mis labios cubren los suyos y rozo mi nariz a lo largo de la de ella.

_ ¿Tú crees? Pregunta inclinando su cabeza hacia atrás.

_ Algunas promesas fueron hechas. Un ofrecimiento, un acuerdo negociado, le susurro. Le estoy diciendo lo que ella prometió.

_ Uhm... dice medio incierta. ¿Qué? ¡No, No, No! ¡Ella prometió! ¡La quiero, y la quiero ahora!

_ ¿Estás renegando de mí? Pregunto cuestionando. Puedo improvisar, y aún así obtener lo que quiero. —Tengo una idea— le digo. —Un asunto muy importante que atender. Sí señora Grey. Un asunto de mucha importancia— le digo recordando lo que me dijo antes de mi cabello.

_ ¿Qué? Pregunta, entrecerrando los ojos.

_ Necesito que cortes mi cabello. Aparentemente está muy largo y a mi esposa no le gusta.

_ ¡No puedo cortarte el cabello! Dice horrorizada.

_ Sí puedes le digo sonriendo. Ella puede hacer cualquier cosa. Niego con la cabeza dejando que mi cabello caiga y tape mis ojos.

_ Bueno, si la señora Jones tiene un bol de ensalada, ella responde riendo.
Me río por su respuesta.  

_ De acuerdo. Un buen punto. Haré que Franco lo haga. Su expresión cambia de inmediato. Sé lo que está pensando. Ella  no querrá asociarme con nadie que esté cerca de Elena.

_ Ven, dice agarrando mi mano y me lleva tras ella. 

Y yo estoy más que encantando cuando mi mujer se hace cargo de mí. Nos dirigimos a nuestro cuarto de baño principal, luego me suelta y va en busca de una silla que la coloca en frente de uno de los lavabos. La miro completamente divertido y con mis pulgares metido en las trabillas de mis pantalones. Me encanta porque está marcando su propio territorio.

_ Siéntate, me ordena mirando la silla.

_ ¿Vas a lavarme el pelo?    Le pregunto, y ella asiente en respuesta. Arqueo una ceja, sorprendido, pero esto puede ser bueno —Está bien— le contesto.

Lentamente deshago los botones de mi camisa y levanto mi mano para que ella me quite los gemelos. Mientras los deshace mi deseo por ella se eleva diez veces más. Mi pulso se acelera. Su cercanía siempre me enciende.  

_ ¿Lista? Susurra en tono salaz.

_ Para lo que quieras Ana, respondo dispuesto a cualquier cosa que ella me dé.

Mis labios se abren para inhalar profundamente. Su mirada baja de mis ojos a mis labios. Ella se inclina para besarme, pero yo la detengo.  

_ No, —digo poniendo mis manos sobre sus hombros— No. Si lo haces, nunca voy a conseguir mi corte de pelo. Quiero esto. 

Cualquier atención que mi esposa considere darme es entrañable y no la voy a desperdiciar. Estoy muerto de hambre por su atención y no importa lo mucho que me dé, nunca puedo estar satisfecho.

_ ¡Oh! Ella exhala. ¿Por qué? Me pregunta en un tono susurrante.

¿Por qué? La miro fijamente. ¿Qué hay mejor que recibir el amor y la atención de la persona de tu afecto? 

_ Porque me hará sentir querido, respondo. Ella envuelve sus brazos a mi alrededor y besa mi pecho desnudo y luego acaricia con su mejilla el pelo de mi pecho.  

_ Ana. Mi Ana, le susurro.  Mi nena, mi mujer, mi todo. Mis brazos serpentean su cuerpo y nos mantenemos así unos minutos. Luego ella me libera. Y se inclina hacia atrás.

_ ¿De verdad quieres que haga esto? Pregunta. Asiento con la cabeza y sonrío tímidamente. 

_ Entonces, sentado, ordena de nuevo.

Obedezco inmediatamente y me siento. Luego se quita los zapatos y los deja caer cerca de mi camisa y camina hacia la ducha para agarrar la botella de champú.  

_ ¿Le gustaría este señor? —Me dice sosteniendo el frasco en sus manos como si estuviera haciendo una venta—  Entregado a mano desde el sur de Francia. Me gusta el olor de éste… huele a ti, dice pausadamente. 

_ Por favor, le respondo sonriendo.

Ella da un tirón a una pequeña toalla.

_ Inclínate hacia adelante, me ordena y coloca la toalla sobre mis hombros. Luego comienza a llenar el lavabo de agua.  

_ Recuéstate, dice completamente a cargo.

Está en su posición de mando y estoy disfrutando cada segundo. Muevo un poco más la silla hacia adelante y finalmente inclino mi cabeza hacia atrás. Cuando la veo ella está muy sonriente mirándome. Comienza a echarme agua tibia en la cabeza empapando mi pelo. Repite varias veces el proceso hasta que mi cabello está bien humedecido. Estoy momentáneamente intoxicado con su perfume femenino que inunda todos mis sentidos.

_ Hueles tan bien, señora Grey, murmuro perdido en la sensación. Cierro los ojos.

Ella sigue mojando mi pelo frotando con sus dedos la raíz. Su toque es electrizante, siento sacudir mi cuerpo, sintiéndome vivo y querido. Me relajo en una forma que nunca seria posible. Me siento amado, apreciado y valorado. En estos momentos el único foco de ensueños es Ana. La idea me agrada y yo inhalo suavemente entre mis labios. Una salpicadura de agua cae en mis ojos cerrados y me saca de mis ensueños.

_ ¡Lo siento! Anastasia disculpa.

Agarro la esquina de la toalla y limpio el agua de mis ojos.

_ Oye, sé que soy un imbécil pero no me ahogues, le digo con burla.  

Ella se inclina y besa mi frente, dándome una sonrisa encantadora de niña.

_ No me tientes señor Grey.

Su olor, su tacto, su beso y su risita disparan mi deseo por ella a un máximo histórico. Levanto mi mano y la pongo en su nuca y tiro de ella hacia mí y la beso brevemente gimiendo de deseo y satisfacción. La libero y nuestras miradas son de amor y ternura.

Ella vierte un poco de champú en la palma de su mano y masajea mi cuero cabelludo. Va a un ritmo circular por toda mi cabeza y los masajes se sienten tan bien que cierro de nuevo mis ojos sintiéndome completamente en el cielo. Un murmullo sale de mis labios.

_ Eso se siente bien, le digo mientras ella continúa masajeando rítmicamente.

_ Sí lo sé,  refleja mis palabras y besa mi frente una vez más.

_ Me gusta cuando frotas mi cabeza con las uñas, le digo, aun con mis ojos cerrados. Estoy en un lugar diferente, contenido, alegre, siento cariño y amor, pero sigo siendo vulnerable.

_ Levanta la cabeza, me ordena y yo obedezco sin pesar. Llega hacia mi nuca y frotando con las uñas  sigue masajeando firmemente.

_ Baja, ordena. Me recuesto y ella me enjuaga la espuma con agua tibia.

_ ¿Una vez más? Pregunta.

_ Por favor, le respondo con serenidad. Un hombre puede acostumbrarse a esto. Ella sonríe hacia mí.

_ Enseguida señor Grey.

Me enjuaga el cabello y de nuevo hace espuma con el champú y repite todo el proceso. Me siento realmente relajado. Si muriera justo en este momento, moriría como un hombre dichoso y feliz. Respiro profundamente. Sus manos acarician suavemente mi mejilla. Abro los ojos, mirándola con ojos soñolientos. Ella se inclina y me planta un suave y casto beso en los labios. Le sonrío a su ternura, y cierro los ojos con total satisfacción. ¡Ella me ama! ¡Ella ama a mí! ¡Este hombre! ¡Christian Grey!

Se inclina sobre mí y sus pechos rozan mi cara.

_ Hmm… me quejo con aprecio y mi mano se mueve hacia su cadera y sus nalgas.

_ Nada de tocar a las asistentes, me regaña.

_ No olvides que soy sordo, digo con los ojos cerrados. Mis manos siguen su recorrido subiendo su falda por detrás y ella me golpea. Sonrío ante su reacción. Me siento como un joven que quedó atrapado teniendo sexo en su dormitorio por primera vez y fue reprendido, pero aún en secreto orgulloso de ello. Ella sigue metida en su trabajo, ahora quitándome el champú, pero yo sigo con mi mano en su espalda, pasándola por sus nalgas, arriba y abajo con la intención de tenerla apenas termine de enjuagar mi cabello. Ella es tan caliente. Sus manos masajeando mi cabeza, sus pechos en mi rostro, su olor delicioso me está superando y ya estoy como un depredador en celo. ¡Mierda! ¡Voy a follarla aquí, quiera o no!  

_ Ya está. Todo enjuagado, dice.

_ Bien, contesto.

Tiempo para los siente tonos distinto de domingo que me prometió. Mis dedos aprietan su espalda y me incorporo con el cabello todo mojado, goteando encima de mí. Traigo a mi esposa a mi regazo. Mis manos lenta y sensualmente se mueven hacia arriba de su trasero, su nuca. Entonces acariciando su cuello, mis dedos se arrastran hasta la barbilla y la sostengo firmemente en su lugar. Ella es tan jodidamente hermosa, que me mira con amor y deseo. ¿Qué es más irresistible para un hombre que una mujer que está enamorada de él? Mis labios se encuentran inmediatamente con los de ella y me hago cargo. Mi lengua se abre camino en su boca. Estoy duro y erecto listo para conquistarla. Acaricio su lengua con lamidas sensuales. Su lengua vacilante se mueve y entra en mi boca, y me chupa duro. Sus dedos llegan a mi cabello y los enrolla en sus manos y el agua va de mi pelo a sus manos y sus brazos, y cuando nuestro beso se profundiza, su cara está empapada con agua de mi pelo. Muevo mi mano de la barbilla hacia el botón superior de su blusa. Sólo quiero desnudarla y darle todo el amor que tengo.

_ Basta de acicalamiento. Quiero follarte siete tonos  distintos de domingo y podemos hacerlo aquí o en el dormitorio. Tú decides.

Mi respiración se hace más profunda, mi pulso aumenta, mis ojos se oscurecen, y estoy lleno de agradecimiento carnal y un deseo inmenso por sumergirme en ella. El agua de mi cabello demasiado largo gotea entre los dos. Ella engancha su aliento, incapaz de responderme y puedo sentir sus latidos.

_ ¿Dónde quieres Anastasia?  Le pregunto, cuando sacudo mi pierna para que ella me responda.  

_ Estás demasiado mojado, dice.

Inclino mi cabeza y rápidamente la sacudo frotándola en la parte delantera de su blusa empapándola completa. Ella chilla y trata de liberarse y su reacción solo hace que me existe más. Me encanta su manera de forcejear en este juego sexual. ¡Me encanta! Y ahora mismo estoy completamente encendido y no voy a dejarla ir hasta haberla follado completamente.  

_ ¡Oh, no, no, bebé! Me quejo y cuando levanto la cabeza para mirarla a los ojos de nuevo, estoy lleno de lujuria pura. Su blusa se ha trasparentado por el agua y sus pezones se notan invitándome a hacer el amor con ella.

_ Me encanta la vista, murmuro mientras corro mi nariz alrededor de uno de sus pezones que se yerguen bajo mis caricias.

_ Respóndeme, Ana. ¿Aquí o en el dormitorio?

_ Aquí, ella susurra desesperadamente, el corte de pelo quedó en el olvido. El deseo feroz por ella me hace sonreír licenciosamente.

_ Una buena elección, señora Grey, murmuro contra sus labios carnosos. Libero su barbilla y muevo mi mano hasta la rodilla, lentamente subiéndole la falda, mis dedos deslizándose sobre su piel suave. Un escalofrío recorre todo su cuerpo. Empiezo arrastrando besos desde la base de la oreja a lo largo de su mandíbula. ¡Oh Dios!


_ ¿Qué voy a hacer contigo? Le susurro al oído. Mis dedos se detienen en el borde de sus medias. Dejaré que se quede con ellas. —Estas me gustan, me quejo— Paso un dedo por debajo del borde y lo muevo hasta la parte interna de su muslo para despertar sus nervios. Ella jadea y se retuerce inmediatamente a mi toque. Su reacción hace que un sonido salga de lo más profundo de mi garganta. —Si voy a follarte siete tonos distintos, quiero que te quedes quieta, le recuerdo. 

_ Oblígame, me dice con una voz suave entrecortada. Tomo una inhalación brusca. Ella está tocando todos los botones correctos esta noche. Me encantaría atarte bebé. Mis ojos se estrechan y la miran con una expresión caliente. ¿Será eso lo que quiere? Su mirada es tentadora y provocativa.

_ Oh, señora Grey, sólo tienes que pedirlo. Muevo mi mano a la parte superior de sus bragas. —Vamos a liberarte de estas— le digo y tiro suavemente, pero ella se acomoda para darme facilidad, pero yo no necesito ayuda. Mi aliento silba entre dientes.

_ Quédate quieta, me quejo.

_ Estoy ayudando, responde ella, haciendo un puchero, e inmediatamente me acerco a su boca y capturo entre mis dientes su labio inferior.

_ Quieta, le gruño.  Soy el macho alfa. Yo estoy a cargo de este espectáculo. Deslizo sus bragas por sus piernas y las tomo en mi mano. Entonces subo su falda para que quede alrededor de sus caderas y pongo mis manos en su cintura para ayudarla a pararse.  

_ Siéntate. A horcajadas. Le ordeno con la mirada que solo tiene un propósito en mente: follar siete tonos diferentes de domingo. Ella finalmente se para haciendo un movimiento provocativo y estimulante.


_ Señora. Grey, ¿me estás incitando? Pregunto con un tono de advertencia. Aunque estoy completamente divertido y excitado. Ella me reta como nadie puede; suscita emociones que no sabía que existían.

_ Sí. ¿Qué vas a hacer al respecto? Pregunta con una valiente actitud. ¡Joder… me encanta! Me encanta su manera de retarme, me encanta cualquier cosa que ella haga o diga en el sexo. ¡Me quiero enterrar en ella con calma, pero ella me desafía! Es un giro que me enciende… ¡y mucho! Mi pene responde inmediatamente a su forma descarada de incitarme y tiene muchas ganas de salir.

_ Pon tus manos detrás de tu espalda, le ordeno.

Ella obedece inmediatamente y le ato las manos con sus bragas.

_ ¿Mis bragas? Sr. Grey, no tienes vergüenza, dice reprendiéndome.

_ No cuando respecta a ti señora Grey, pero ya lo sabes. Estoy intenso y ardiendo de deseo, como un volcán a punto de estallar. Pongo mis manos alrededor de su cintura para acomodarla y sentarla un poco más atrás hacia mis rodillas. Su mirada se fija en las gotas de agua que aun caen desde mi cuello a mi pecho. Sus ojos están llenos de deseo sexual y de expectación. 

Acaricio sus muslos y paso mis manos por sus rodillas separándolas más y dejando que encaje entre las mías. Así la mantengo en esa posición. Ahora voy directo a los botones de su blusa. Quiero deshacerme de ella.

_ No creo que necesitemos esto, le digo, y lentamente deshago cada botón, manteniendo los ojos fijos en los de ella.  Me tomo mi tiempo y poco a poco voy abriendo cada uno. Su pecho sube y baja en rápida sucesión mientras le quito la blusa. La dejo colgando y abierta, entonces con ambas manos acaricio su rostro y con mi pulgar acaricio sus labios. Sus labios se abren con la sensación y sus ojos se dilatan. Yo empujo mi pulgar en su boca.


_ Chupa… le digo en un susurro pronunciando largamente en la C. Ella chupa mi pulgar con la necesidad de trasmitirme que me quiere chupar  a mí.    Lo hace con mucha insistencia y siento los efectos en la ingle y mi pene se mueve en respuesta. Luego muerde con delicia la yema del pulgar haciéndome jadear.

Saco mi dedo mojado y lo paso por sus labios, por su barbilla, por su garganta y sobre su esternón. Engancho la copa de su sostén bajándola y libero su pecho que es empujado hacia arriba. Su pezón se acerca aún más a mis labios invitándome a acariciarlo. Subo mi mirada directo a sus ojos. Quiero ver todas y cada una de sus reacciones cuando desencadeno todas sus emociones. Quiero ser la causa y el proveedor de toda su experiencia sexual. Quiero estar a cargo y en control de sus placeres: cuándo y cuánto. Quiero poseer su cuerpo de tal manera que ella misma se rinda a mí por completo en cuerpo y alma.

Principles of Lust - Enigma

Sin salir de su mirada, le libero su otro pecho y ahuecando ambos suavemente, acaricio con mis pulgares cada pezón, rodeando lentamente, jugando con ellos. Puedo hacer que se venga así. Ella  gime y echa la cabeza hacia atrás y cierra los ojos, incapaz de quedarse quieta.

_ Shhh... La calmo. —Quieta, nena, quieta— Quiero que aprenda a controlar su cuerpo. Libero  uno de sus pechos y con la misma mano, llego detrás de su nuca, sosteniéndola en su lugar. Entonces tomo el pezón ahora libre en mi boca y chupo con fuerza, mi pelo húmedo cayendo alrededor de mi cara. Tomo el otro pezón entre el pulgar y el dedo índice y tiro y giro suavemente, lo que hace que se endurezcan con mi tacto.

_ ¡Ah Christian!  Ella gime muriendo por una fricción sobre su sexo. Pero eso no va a suceder hasta que me detenga. Me encanta ver a mi esposa estremecerse bajo mi toque, cuando quiero y como quiero. Me encanta tener el control sobre su cuerpo. Eso alimenta una necesidad que hay dentro de mí y me despierta más allá de la creencia.

_ Christian, por favor, ella gime cuando no me detengo.

_ Hmm… Quiero que te vengas así, le digo.  Cuando hago el amor con Anastasia, me conecto con ella en la forma más primitiva y elemental. Dejando salir su instinto, hablando en un idioma que solo existe entre nuestros cuerpos y solo conocemos nosotros. Con nadie más he sentido esta conexión. Yo la llamo y ella viene. Ella gime en voz alta, retorciéndose en mi regazo contra mis pantalones, tirando sus manos amarradas, con ganas de tocarme.

_ Por favor, ella me pide en un susurro, y siento el cambio en sus músculos, apretando.

_ Tienes unos pechos hermosos Ana. Un día de estos  voy a follarlos. Me inclino y succiono su pezón de nuevo. Mi lengua lo acaricia mientras el otro recibe caricias con mis dedos. Son como caramelos para mí. Ella se está resistiendo, buscando una fricción. Pero su cuerpo se desvanece en mis manos.

_ Déjate ir cariño, le ordeno con suavidad y ella llega a su clímax, perdida en su orgasmo. Su cuerpo estremeciéndose con placer y finalmente cae sobre mi pecho apoyando su cabeza. Sus ojos están cerrados hasta que la sensación pasa a través de su cuerpo. Cuando por fin los abre la estoy mirando con pasión.

_ Dios, me encanta ver cuando te vienes Ana, digo con asombro. Ella siempre me asombra.

_ Eso fue... dice incapaz de terminar la frase. Pero estamos conectados y sé exactamente lo que está sintiendo.

_ Lo sé, le digo y me inclino hacia adelante y la beso. Mi mano todavía está sosteniendo su cuello, y muevo su cabeza para poder darle un beso más profundo, más carnal, más amoroso, adorándola. Ella es una diosa entre todas las mujeres. ¡La amo profundamente! Cuando me alejo del beso, los dos estamos sin aliento.  

_ Ahora, voy a follarte, duro, me quejo.

La agarro por la cintura y la levantó de mis muslos hasta el borde de mis rodillas. Con mi mano derecha me desabrocho los pantalones.  Paso los dedos de mi mano izquierda hacia arriba y abajo en su muslo, y me detengo en la parte superior de sus medias. Estamos frente a frente. Ella está amarrada, con su sujetador empujando sus pechos hacia arriba, lista para recibir mi pene con ganas. Quiero enterrarme en su sexo tan jodidamente estrecho y tan completamente íntimo. Sus ojos azules se clavan en los míos. Bajo mi cremallera y mi erección salta libre. Sus labios se abren y ella jadea. Está mirando toda mi sustancial longitud con un deseo tan carnal que me hace sonreír.  

_ ¿Te gusta? Pregunto.

_ Hmm... murmura con admiración como si le he mostrado la cosa más deliciosa en el mundo. Envuelvo mi mano alrededor de mi erección, mi mirada fija en su expresión, subo y bajo la mano acariciándome. Ella está muy excitada, me mira con una mirada que dice que está lista para devorar mi pene y se muerde el labio.

_ Te estás mordiendo el labio,  señora Grey.

_ Eso es porque tengo hambre, responde. ¡Joder me quiere de cena!

_ ¿Hambre? Pregunto sorprendido porque no estoy equivocado, ella me quiere comer ahora.  

_ Hmm... murmura, lamiéndose los labios.

¡Oh, señora Grey! Dos pueden jugar este juego. Sonrío, me muerdo el labio inferior mientras continúo acariciándome.

_ Ya veo. Deberías haber cenado. Pero quizás pueda obligarte, le digo y pongo mis manos en su cintura. —De pie— le digo. Bueno señora Grey tiempo para la cena.

_ Arrodíllate, le ordeno. Ella lo hace y yo me deslizo hacia delante en mi asiento.


_ Bésame le digo ofreciéndole mi erección. Ella me mira y su mirada me enciende a lo grande por lo que está por venir, y no puedo evitar lamer mis dientes superiores. Se inclina hacia delante y besa la punta de mi erección. Ese simple toque me sacude, como si un rayo de electricidad atravesara cada terminación nerviosa de mi cuerpo y tomo una inhalación brusca apretando mis dientes.  Agarro su cabeza con ambas manos mientras ella pasa la lengua por la corona de mi pene, chupando y lamiendo el rocío que se está formando en la punta.  Mi mandíbula cae abierta por el placer y yo jadeo más. Luego ella salta sobre mí. Ahuecando sus mejillas chupa duro, tirando de mi pene hasta el fondo de su garganta. Sigue succionando y girando la lengua mientras entra y sale repitiendo el proceso sin parar. Ver a mi mujer en esa posición, tan encantada de acariciarme, devorándome con su boca caliente, mirándome, casi rogándome que no le quite su helado favorito… me vuelve loco de lujuria.  


_ Jesús Ana… suspiro cuando impulsos de placer corren por mi cuerpo, extendiéndose a través de cada célula, que me hacen curvar los dedos de los pies. Cierro los ojos con fuerza. Trato de mover mis caderas para combinarlas con sus movimientos. Estoy perdido en la boca talentosa de mi esposa, perdido en el placer, incapaz de moverme.  Ella me conquistó, me poseyó y se conecta conmigo de tal manera que ninguna otra persona jamás lo hizo ni lo hará.

_ ¡Ah! Apenas puedo quejarme y detengo su cabeza. Me inclino hacia delante atrapándola y la subo a mi regazo. Yo no me quiero ir en su boca, necesito estar dentro de ella.   

_ ¡Suficiente! Gruño. Llego hasta sus manos y las libero de un tirón quitando sus bragas. Su mirada está con la misma intensidad que la mía, con hambre de mí y yo de ella, así que estoy a su disposición. Su mano envuelve mi erección y la coloca debajo de ella y poco a poco me hundo en su sexo, saboreando cada ondulación. Siempre tan estrecha, tan resbaladiza; siento como voy estirándola. El gemido que sale de mi garganta es primitivo y lujurioso. Quito su blusa que la dejo caer al suelo y pongo mis manos en sus caderas.

_ No te muevas,  le advertí con voz ronca, mis manos clavándose en su carne suave.  —Por favor, déjame saborear esto, saborearte a ti— le declaro. Ella se detiene. Acaricio su rostro con asombro, completamente hipnotizado, con la mirada que solo un hombre enamorado puede dar. Mis labios están separados inhalando entrecortado. Me acomodo para estar más profundo dentro de ella y ella gime con el sabor delicioso de la fricción. Sus ojos se cierran de placer.

_ Este es mi lugar favorito. Dentro de ti. Dentro de mi esposa, le susurro.

Sus manos se deslizan en mi pelo todavía mojado, sus labios sellando los míos y ella comienza a moverse, impulsándose con sus pies. ¡Mierda! Estoy perdido en ella. Me quejo en voz alta. Pongo mis manos en su pelo y alrededor de su espalda, mi lengua invadiendo su boca, haciéndome cargo de ella. Follando duro y haciendo el amor. Puedo conectarme con ella de esta manera; expresarle mi amor y afecto. Mis miedos y preocupaciones. No sé de otra forma. Mis manos van a sus nalgas para controlar sus movimientos arriba y abajo, una y otra vez a un ritmo que ella determine.

_ ¡Ah! Ella gime en mi boca.

_ Sí. Sí Ana,  le digo y ella me besa en la cara, en el mentón, en la mandíbula, en el cuello y de nuevo mis mejillas. —Nena— a penas puedo decir y capturo su boca una vez más.  

_ Oh, Christian, te quiero. Siempre te amaré, dice con fervor. Declara su amor por mí. Su declaración me lleva a mi pico y me envuelvo a su alrededor y me dejo ir con fuerza, sin saber por qué la providencia divina me encontró lo suficientemente digno para esta mujer, aunque sé que soy indigno de ella, increíblemente tuve la suerte de ser bendecido por tenerla en mi vida. Mi punto culminante y la liberación final es un sollozo lastimero. Ella también llega a su clímax colocando sus brazos alrededor de mi cabeza; se deja ir en un orgasmo que hace estremecer su cuerpo. Deja caer su cabeza sobre mis hombros y siento como sus lágrimas caen sobre mi espalda.

_ Oye, le susurro cuando levanto su barbilla hacia atrás y la miro con preocupación. —¿Por qué estás llorando? ¿Te lastimé?— Le pregunto

_ No, murmura con tranquilidad.

I Melt With You - Nouvelle

Quito el pelo de su cara y limpio una lágrima solitaria con mi pulgar y beso sus labios tiernos. Mi pene está todavía dentro de ella. Me muevo y salgo. Me preocupa que algo esté mal. Ella me esconde muchas cosas.

_ ¿Qué pasa, Ana? Dime.

_ Es sólo que... Es que a veces me siento abrumada por cuanto te amo, susurra. Cuando el peso de sus palabras cae en mi mente, sonrío, eufórico. Porque eso es lo que siento por ella.  —Tú tienes el mismo efecto en mí— le susurro devuelta y la beso de nuevo. 

_ ¿En verdad?

_ Sabes que lo haces, le contesto sonriendo.
_ A veces lo sé. No todo el tiempo.

_ De vuelta a usted, señora Grey, le susurro. Así es como me he sentido todo el día. No estaba seguro y la frustración y la ansiedad casi me dan un infarto. Mientras acaricia mi pelo del pecho, yo acaricio su cabello, luego paso las manos por su espalda para quitarle el sujetador que cae al suelo. Ahora no hay nada entre nosotros.

_ Hmm… Piel con piel, le digo manteniéndola en un abrazo. Ella planta un beso en mi hombro y mi nariz recorre su oído inhalando su aroma embriagador.

_ Hueles como el cielo, señora Grey.

_ Igual que usted, señor Grey, dice ella mientras inhala profundamente. Nos quedamos el uno al otro con suaves caricias, sabiendo que nos pertenecemos. Ella es mi lugar seguro. Es  mi amor, mi amante, mi esposa y ella resume el significado de mi existencia. Pero se está haciendo tarde. Y necesitamos descansar.

_ Es tarde, le recuerdo, acariciando su espalda.

_ Su pelo aún necesita un corte, dice  haciéndome reír.

_ Eso sí, señora Grey. ¿Tiene la energía para terminar el trabajo que empezó?

_ Por usted, señor Grey lo que sea, responde y besa mi pecho y se pone de pie.

_ No te vayas, digo agarrando sus caderas. Le doy la vuelta y deshago el botón de su falda dejándola caer al suelo. Sostengo su mano para ayudarla a caminar fuera de ella. Ahora está con su liguero y medias. ¡Qué espectáculo!

_ Usted es un buen e imponente espectáculo señora Grey, le digo sentado y cruzando mis brazos, sin creérmelo todavía. ¡Esta mujer es mía! Ella gira y me da una muestra de sus activos.

_ Dios, soy un afortunado hijo de puta, le digo apreciando su hermoso cuerpo.

_ Sí, lo eres, responde haciéndome sonreír.

_ Ponte mi camisa, y podrás cortarme el pelo. De esa manera me distraerás y nunca llegaremos a la cama.


Ella sólo sonríe. Después de buscar mi camisa, ella se agacha lentamente y me da una gran vista de su trasero y de su sexo. Lleva la camisa a su nariz e inhala profundamente y luego se la pone. Mis ojos están fijos en todos sus movimientos. Acomodo mi cremallera y aprecio el espectáculo.

_ Esa es una demostración de piso señora Grey.

_ ¿Tenemos tijeras? Pregunta batiendo sus pestañas. ¿Qué demonios me está haciendo?

_ En mi estudio.

_ Voy a buscarla, dice y sale del baño. Me levanto para recoger su ropa y las doblo cuidadosamente para colocarlas al lado del lavamanos. Luego tomo sus zapatos y Anastasia entra velozmente como asustada al baño.

_ ¿Qué pasa? Pregunto preocupado.

_ Me encontré con Taylor, dice ella. Yo frunzo el ceño. Ella está casi desnuda. No quiero que la seguridad esté mirando a mi esposa con apenas nada de ropa, justo enrojecida y despeinada después del sexo.

_ ¡Oh! Vestida así, le digo con desagrado.

_ No es culpa de Taylor, responde inmediatamente. ¿Por qué está siempre defendiendo el lado de Taylor? Sé que es una coincidencia, pero, no me está gustando.

_ No. Pero aún así.

_ Estoy vestida.

_ Apenas.

_ No sé quién estaba más avergonzado, si él o yo. Oye, ¿sabías que él y Gail están... bueno, juntos?  Pregunta haciéndome reír.

Mi esposa a veces puede no ser consciente de los acontecimientos que están sucediendo justo debajo de su nariz. Me encanta su inocencia.

_ Sí, por supuesto que lo sabía, le respondo. 

Ha estado sucediendo desde hace un tiempo. Por lo visto, están muy enamorados. Taylor se habría casado con la señora Jones si ella le dijera que sí. Entonces siento un alivio de que Ana no me hizo esperar tanto. Pero sé que Taylor está esperando una respuesta.

_ Nunca me lo dijiste, me regaña.

_ Pensé que lo sabías.

_ No.

_ Ana, son adultos. Viven bajo el mismo techo. Ambos sin ataduras y atractivos. Ella se sonroja con mi respuesta.

_ Bueno, si lo pones así... Sólo pensé que Gail era mayor que él.

_ Lo es, pero no por mucho. Miro a Ana, confundido. ¿Por qué  no debería  Taylor elegir la señora Jones? Ella es una mujer muy agradable, hermosa, y parece que le encanta a Taylor. ¿Ana está celosa de la relación recién descubierta de Taylor?  —Algunos hombres le gustan las mujeres mayores— le digo, y abruptamente me detengo, recordando a Elena. Este es un tema que no quiero que aparezca justo después de haber tenido un sexo  alucinante. Estoy disgustado inmediatamente. Ella está con el ceño fruncido. Pero le sonrío para asegurarle que ella no tiene nada de qué preocuparse. Necesito distraerla ahora; de lo contrario ella va a estar echando humo toda la noche.

_ Eso me recuerda, digo tranquilamente.

_ ¿Qué? Pregunta mientras agarra la silla y la coloca en frente del espejo   —Siéntate— me ordena con firmeza. La miro para darme cuenta de que todavía está echando humo por los pensamientos de Elena. De alguna manera sus celos y su actitud protectora me hacen feliz. Me siento en la silla.

_ Estaba pensando que podríamos convertir las habitaciones encima de los garajes para ellos y convertirlo en su nuevo hogar. Entonces tal vez la hija de Taylor podría quedarse con él más a menudo, le digo mientras la observo detenidamente en el espejo mientras peina mi cabello. Su rostro se suaviza.

_ ¿Por qué no se queda aquí?
_ Taylor nunca me lo pidió, respondo.

_ Tal vez deberías ofrecérselo, pero tendríamos que comportarnos.

¿Cómo se lo iba a ofrecer si mientras estaba con mis sumisas me las follaba por cualquier parte de la casa? Taylor la tendría confinada en su oficina. Pero claro, esa no es una conversación que quiera tener con Ana.

_ No había  pensado en eso, respondo tranquilamente.

_ Tal vez es por eso que Taylor  no la ha traído. ¿La conoces?

_ Sí. Ella es una cosa dulce. Tímida. Muy bonita. Pago por su educación, y ella deja de peinar mi pelo. Levanta la vista y se encuentra con la mía completamente sorprendida.

_ No tenía ni idea, responde. Me encojo de hombros. 

Taylor es un gran trabajador. Me siento seguro con él, y tiendo a estar mucho más tranquilo cuando él está cerca. Por sus habilidades es la cabeza de mi equipo de seguridad.

_ Es lo menos que puedo hacer. También significa que no va a dejar de trabajar.

_ Estoy segura de que le gusta trabajar para ti, dice ella, y esa declaración me toma por sorpresa. No esperaba escuchar que le caigo bien. 

_ No sé, le digo con una expresión en blanco en mi cara.

_ Creo que es muy aficionado a ti Christian, dice mientras continúa peinándome. Mis ojos se encuentran con los suyos en el espejo.

_ ¿Tú crees?

_ Sí. Lo creo, dice con firmeza. Esto es nuevo para mí. Que le caigo bien a Taylor… Resoplo con desdén, pero me contenta este pedazo de información. Ha trabajado para mí durante cuatro años, y yo  nunca he pensado respecto a eso y francamente no me importa, porque yo no creo que le caiga bien, soy un hombre difícil.

_ Bien. ¿Vas a hablar con Gia sobre los cuartos arriba del garaje? Pregunto.

_ Sí, por supuesto, responde ella. Finalmente termina de peinar mi cabello y levantas las tijeras —¿Estas seguro de esto?— Pregunta.

_ Haz lo que quieras señora Grey. Yo no tengo que mirarme, tú sí. Ella sonríe.

_ Christian, yo podría mirarte todo el día. Niego con la cabeza. Sólo es la superficie, bebé. Yo soy un hombre feo por dentro.

_  Es sólo una cara bonita, nena.

_ Y detrás de ella un hombre muy bonito, dice besando mi sien. —Mi hombre.

Significa muchísimo que ella piense bien de mí, pero en el fondo sé que soy indigno de esos ensueños.  

_ Aquí va... dice, y da el primer tijeretazo. Cierro los ojos y disfruto de la tranquilidad poco común que viene a mí, y ahora con la cortesía de mi bella esposa. Estoy en el cielo. Lavado, acariciado, satisfecho, bien follado, y ahora consigo un corte de pelo en las manos de la mujer que amo. ¿Qué más puede pedir un hombre?

Cielo - Louis Armstrong y Ella Fitzgerald

Unos quince minutos más tarde de relax celestial y todo termina.

_ Terminado, ella dice. Abro los ojos para ver su obra, y estoy muy sorprendido con el estilo elegante que me dio. Sonrío hacia ella. 
_ Buen trabajo, señora Grey, le digo moviendo la cabeza de lado a lado, me volteo y envuelvo mis brazos a alrededor de su cintura. La beso y acaricio su vientre. —Gracias— le digo.

_ Es un placer. Ella se inclina y me besa.

_ Es tarde. Cama,  le digo y le doy una nalgada juguetona en su nalga desnuda.

_ ¡Ay! Debo limpiar aquí, dice mirando el pelo en el suelo. Frunzo el ceño, no quiero que vaya a la sala y se consigo con otro miembro del personal.

_ Está bien, voy a buscar la escoba.  No quiero avergonzar al personal con tu ropa inapropiada, digo con ironía.

_ ¿Sabes dónde está la escoba? Pregunta inocentemente batiendo sus pestañas. Me detengo. Nunca he necesitado usar la escoba en mi casa, ni una sola vez.

_ Uhm... no, en realidad. Esto la hace reír. 

_ Yo la busco, finaliza.
 ****      *****

Los dos nos preparamos para ir a la cama. Anastasia está en el dormitorio mientras me estoy cepillando los dientes. Cuando llego a la habitación, ella es contemplativa.

_ ¿Qué? Pregunto, queriendo saber sus pensamientos.

_ Nada. Es sólo una idea, dice mientras sus ojos van hacia mis pantalones de pijama.

_ ¿Qué idea? Le pregunto y me coloco a su lado.

_ Christian, no creo que quiera dirigir una empresa.

Apoyo mi cabeza en mi codo, —¿Por qué dices eso? —

_ Porque no es algo que me guste para mí.

_ Tú eres más que capaz, Anastasia.

_ Me gusta leer libros, Christian. Gerenciar una empresa me va a alejar de eso.

_  Podrías ser la Directora Creativa.  Trato de hacerla entrar en razón y abrazar sus talentos dados por Dios.

_ Mira, dirigir una empresa exitosa es todo acerca de abrazar el talento de personas que pondrás a tu disposición. Sí ahí es donde tus talentos e intereses se encuentran, entonces estructuras la compañía para permitirlo. No te desestimes Anastasia. Eres una mujer muy capaz. Creo que podrías hacer cualquier cosa que te propongas, si pones la mente en ello.

_ Me preocupa que me tome mucho tiempo. Tiempo que podría dedicarte.

Yo sé lo que está haciendo. Está tratando de sacar su Tarjeta de Christian. Sabe mi debilidad cuando se trata de ella, así que de plano se lo digo.

_ Sé lo que estás haciendo, le digo divertido por su intento.

_ ¿Qué? Pone una cara de inocente.

_ Estás tratando de distraerme del tema. Siempre haces eso. Solo no descartes la idea Ana y me inclino y la beso. Ella me sonríe.

_ ¿Puedo preguntarte algo? Pregunta con una voz suave y vacilante.

_ Claro.

_ Hoy me dijiste, que si estaba enojada contigo, debía desquitármelo en la cama. ¿Qué querías decir? Me detengo en seco.

_ ¿Qué crees que significa?

_ Que querías que te atara.

Estoy completamente sorprendido ¡No, no, nada que ver con que me ate!

_ Uhm... no. Eso no era lo que quería decir.

_ Oh, ella responde completamente decepcionada. Su expresión facial dice que quiere atarme, pero quiero confirmarlo.

_ ¿Quieres atarme? Pregunto, sorprendido de nuevo. Ella se sonroja, avergonzada.

_ Bueno... murmura.

_ Ana, yo... no puedo explicarle. Estar atado trae recuerdos muy oscuros a mi mente. Recuerdos de una época en que yo era impotente. No quiero asociar eso con Ana. Ella es todo lo bueno en mi vida.  

_ Christian…  susurra completamente alarmada. Se vuelve hacia mí apoyándose en su codo. La miro con los ojos muy abiertos, desconcertado. Niego con la cabeza al recordarme. Una de las razones por las que quise tener el control en mi vida, fue porque una vez me lo quitaron y fui abusado. Esa  es la razón porque la que estoy cincuenta tonos jodido. Quiero darle a Ana todo lo que quiera, lo que me pida.  Pero no puedo darle eso. Mi corazón está latiendo como los tambores de la selva; y no es por placer, sino por miedo. El temor resucita y vuelve a asomar su fea cabeza de forma inesperada. Los recuerdos del proxeneta de mierda, tomando su control sobre mí, abusándome a golpes, cuando yo era un niño indefenso y la última vez que fui sumiso de Elena, vienen a mi mente espontáneamente.  

_ Christian para. No importa. Pensé que eso es lo que querías decir, dice ella. Tomo su mano y la coloco en mi corazón latiendo salvajemente.

_ Ana, no sé cómo me sentiría sobre tú tocándome si estuviera atado. 

Apenas he aprendido a acostumbrarme y disfrutar de su contacto cuando estoy sin restricciones. No podría soportar estar atado. —Esto es demasiado nuevo para mí— le digo con voz dolorosa.

Ella se inclina y el recuerdo todavía en mi mente me deja congelado. Planta un suave y tierno beso en la comisura de mi boca.

_ Christian, tuve una idea equivocada. Por favor, no te preocupes por eso. Por favor, no piense en eso. Ella me besa de nuevo y yo cierro los ojos y gimo con la dulzura de su beso. Que me maten si dejo que el proxeneta y Elena se metan entre nosotros. Empujo a mi esposa en el colchón y sostengo su barbilla para besarla profundamente. Le quito su camiseta y muevo mis manos por su cuerpo para perdernos de nuevo el uno en el otro, en nuestra burbuja personal.



6 comments:

Unknown said...

mil gracias me encanto esta parte del libro en cincuenta sombras liberadas la interpretacion que les das es fascinante cuando Ana le corta el pelo lo que sucede alli entre ellos fue algo impresionantemente romantico y de gran pasion me encanto el capitulo siempre atenta para el nuevo muchas gracias

Unknown said...

Por dios que capitulaso, amo lo que hace Ana con Gia, ¡que descarada la tipa esa!,Y mas los pensamientos de Cristian al respecto, es raro que un hombre disfrute que su mujer lo cele, debe ser que el nunca vivió es experiencia, ahora la disfruta. Y ese corte de pelo ufff ¡caliente! muy caliente y la parte donde ella le camina y se agacha me encanta, me imagino que un hombre debe babearse con algo así y la mujer tener mucha confianza en su cuerpo. Cada capitulo con Grey es fascinante. En cuanto a la idea de Cristian que Ana dirija la editorial, me parece increíble y me choca que ella haga lo del apellido. Carajo todo el mundo sabe que ella es la esposa de grey, cual es entonces la finalidad de conservar el Stell en la empresa ¡Una tontería. En parte Cristian tiene razón y ella sabe que el es bastante inseguro. ¡Increíble pero cierto! Tan bello, joven y millonario y con inseguridades. Gracias Emine eres fantástica, Dios te bendiga por la manera que escribes. Y tu mi amiga querida Patricia, mil gracias por regalarnos un ratico de tu precioso tiempo para traducir esta delicia de Fic. Extraño una charla contigo amiga, te quiero mucho por tu manera de ser un besote.

Anel said...

Esto se extrañaba tanto. Excelente capítulo, he leído Grey y no le llega ni a la mitad a este fan fiction. Me encanta! Gracias por la traducción, saludos desde Nueva Caledonia :)

nufu said...

Esto era lo que mas queria leer yo lo de gia con ana y la emocion de grey al sentir que ana lo marca como suyo.nena gracias por tomarte el tiempo de traducir esta magnifica historia que me gusta mucho, saludos desde cartagena-colombia

nufu said...

Esto era lo que mas queria leer yo lo de gia con ana y la emocion de grey al sentir que ana lo marca como suyo.nena gracias por tomarte el tiempo de traducir esta magnifica historia que me gusta mucho, saludos desde cartagena-colombia

nufu said...

Gracias por otro capitulo mas,como siempre excelente capitulo hermoso christian que le encanta como ana lo marca como sullo y feliz por como ana lo atiende eso lo hace tan feliz