Traducido y editado por María Teresa Camp Gozalbo
Capítulo II
Capítulo II
Pena de muerte
Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu
pelo
y por las calles voy sin nutrirme,
callado,
no me sostiene el pan, el alba me
desquicia,
busco
el sonido líquido de tus pies en el día.
Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus
uñas,
quiero
comer tu piel como una intacta almendra.
Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero
comer la sombra fugaz de tus pestañas
y hambriento vengo y voy olfateando el
crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitatrúe.
Pablo Neruda
Mi corazón está destruido más allá de poder reconocerse ante
su confirmación. ¿Por qué dijo entonces que nunca me dejaría? ¿Fue parte de un
plan mayor? Quiero creer que me amó. Sin embargo, ¿cómo puedo? No soy digno de
amor. No soy merecedor. Tengo que saber porque estuvo conmigo si no me amaba.
Me dijo que no le interesaba mi dinero en cada oportunidad que tuvo. ¿Por qué
ahora? El pensamiento de que me hubiera querido por mi dinero me está matando. No
quiero que sea cierto. No quiero que papá o Elena tuvieran razón. Pensé que el
amor que nos teníamos era sagrado. Lo que siento por ella es sagrado. Nunca
cambiará. Aunque lo único que haya querido de mí fuera el dinero. Pero necesito
oírlo de ella aunque me mate—.
¿Pero por qué el efectivo? ¿Fue siempre el dinero? ¿Por qué siempre es el dinero? —Me pregunto en voz apenas audible, el
tormento de mi alma es evidente en cada sílaba que pronuncio—. No, —digo en un
murmullo lloroso. Soy yo entonces. Lo jodí—. ¿Son cinco millones suficientes?
—Pregunto. ¿Qué son cinco millones cuando pierdo mi alma, el amor de mi vida?
— Sí, —murmura.
— ¿Y el bebé? —Pregunto. No reconozco mi propia voz. Estoy perdiendo a
mi esposa y a mi hijo. Finalmente se dio cuenta de que no encajo en el papel de
padre, o el de ser su marido. Hemos discutido antes. Peleado. Enojados por
días. Pero siempre encontramos una manera de arreglarlo. ¿Qué hay acerca de
nuestro bebé? ¿Cómo es posible que me preocupe la pérdida de alguien cuya
existencia me aterrorizó la vida? Pero lo hago.
— Cuidaré del bebé, —murmura. Suena como si hubiera tomado una decisión
y rompiendo enseguida mi corazón, matándome suavemente.
Killing me softly – Frank Sinatra
— ¿Es esto lo que quieres? —Le pregunto atormentado. Tengo que saber. Le
quiero suplicar, ver una pizca de esperanza. ¡Por favor dime ‘no’! Dame algo por lo que luchar.
— Sí, —contesta indiferentemente.
Pienso que la pena de muerte es preferible a esta simple palabra, porque
estoy muriendo. Inhalo bruscamente, dolorido. Hunde y retuerce el puñal en mi
corazón con esa única palabra, única confirmación—. Tómalo todo, —siseo. La he
perdido. Nada más importa. Desnudó mi alma, no hay necesidad de proteger el
caparazón.
— Christian… —Solloza. Siento el amor en esa sola palabra, posiblemente
es mi mente auto-protegiéndose, un pensamiento de deseo, tratando de hacerme
creer que no está ahí. El dolor es intenso; mi corazón está sangrando cortado
en miles de piezas—. Es por ti. Por tu familia. Por favor. No, —suplica
llorosa.
— Toma todo, Anastasia. —Ahogándome. El amor me destruyó. Pero, aun así
la amaré toda mi vida y sentiré este dolor, antes que pasar la existencia sin
tenerla para amarla.
— Christian, —ruega. Mi mente me está traicionando
una vez más sintiendo el amor que ya no está ahí.
— Siempre te amaré, —declaro mi amor con voz rasposa, rompiéndose y
cuelgo.
That’s all – Michael
Bublé
Taylor está hablando con alguien por teléfono, pero no me importa, estoy
colapsado en el suelo junto al Charlie Tango, agitado, tratando de contener los
sollozos, pero continúan inexorablemente, incapacitándome. Necesito llamar al
banco y hablar con Whelan. Haré lo que Ana quiere, lo que necesita de mí. Puede
tener todo el dinero que quiera. Todo, si ese es su deseo…
Llamo a la línea directa del banquero—. Troy Whelan hablando.
— Soy Christian Grey. He hablado con
mi esposa—, digo
luchando por contener mis emociones. Mi esposa… ¿La estoy llamando por ese
título por última vez?—. Dale el dinero. Todo el que quiera.
— Señor Grey, no puedo… —empieza su mierda habitual acerca de que esto
es irregular, fuera de las normas.
Lo corto. Hoy es la última queja que quiero oír de cualquiera—. Liquida
cinco millones de mis activos. De las siguientes empresas: PKC, Georges, Atlantis
Corps, Ferris y Umatic. Un millón de cada una.
Entonces empieza con la misma mierda que esperé que me
dijera—: Señor
Grey, esto es altamente irregular. Tengo que consultarlo con el señor Forlines.
— Juego golf con él la próxima semana—, le siseo—. Solo hazlo
jodidamente Whelan. Encuentra la forma, o cancelaré todas las cuentas de GEH y
las llevaré a cualquier otra parte. ¿Entendido? —Grito mis peticiones.
Whelan está sin palabras en la línea. Taylor está al teléfono paseando
de ida y vuelta, haciendo camino en la pista y está vociferando más alto que
yo.
— ¿Estás absolutamente seguro? —Pregunta en voz baja. El tono de su voz
desvía brevemente mi atención—. ¿Cuándo? —Se para en el lugar—. ¿A qué hora exactamente? —Dice y verifica su hora; con los
ojos muy abiertos se paraliza en su andar—. ¿Por qué jodidos te esperaste todo este tiempo en
llamar? ¡Cobras más de mil dólares la hora! Si el señor Grey no despide tu
trasero… —dice y para. Su voz cambia de tono furioso a Defcon1—. ¿Lo hiciste? ¡Me importa una mierda! ¿No te das cuenta que hace cuatro
horas que lo soltaron? ¿Quiénes lo soltaron?... ¿Tienes la dirección? —Los
ojos se le abren aún más por la respuesta que recibe—. ¡Tú, jodido
bastardo incompetente! ¡Deja de cotorrrear! ¡Cuelga! —Dice y se me acerca,
su mirada sombría, lleno de rabia, mirando como depredador enjaulado,
imitándome. Pone la BlackBerry en su pecho para ocultar nuestra conversación de
quienquiera que esté en la línea.
— Vamos a ordenar el jodido papeleo más tarde, —agrego con la mirada
incierta puesta en Taylor.
— Sí señor Grey, —dice Whelan y colgamos. Me froto los ojos, ambas manos
en mi cabello tirando con fuerza mientras miro a Taylor.
— Ana me está dejando, Taylor, —digo entre dientes con agonía en la voz,
mi alma está desolada—. Pero aún así quiero ir al banco y quiero que me diga
eso en la cara. Merezco más que una llamada telefónica del gerente del banco,
¡creo! Me puede conceder eso y entonces la dejaré ir. Debe tomarle algún tiempo
mientras completa el procedimiento, —digo.
— ¡Apuesto mi reputación a que no lo está dejando! Conozco a las putitas
y la señora Grey no lo es. ¡No es de esa manera, señor Grey! —Dice Taylor con
gran fervor.
— Está sacando cinco millones de dólares. Está terminado… Lo jodí, —digo
mientras todo mi cuerpo tiembla.
— ¡Al demonio que está terminado, señor Grey! Necesito que corra conmigo
a la SUV, por favor, —dice y continúa hablando velozmente mientras tira de mi
brazo—, he estudiado el expediente de incontables personas en el pasado. ¡Hasta
un ciego vería que a ella no le importa el dinero! ¡Su jodido incompetente
abogado me ha informado que ese Hyde ha salido bajo fianza!
— ¿Qué? —Pregunto parando.
— ¡Jack Hyde ha salido bajo fianza —repite.
— ¿Cuándo?
— En algún momento esta mañana, la señora Grey sacando cinco millones de
dólares justo después que el hijo de puta ha salido de la cárcel, no puede ser
una coincidencia.
— ¿Crees que la está chantajeando con algo?
— No lo sé. Hay muchos agujeros en esta historia, y no todo es lo que
parece. Es posible. ¡El cabrón ha estado fuera por las pasadas cuatro horas o
más! Le daré los detalles en el coche, señor. ¿Podemos seguir corriendo? ¡No
tenemos un segundo que perder! —Dice enfáticamente, enojado por primera vez, me
doy cuenta que Taylor también ha perdido el control. Entonces pone su
BlackBerry en la oreja, pero extiendo la mano para agarrar firmemente el
teléfono mientras corremos por el estacionamiento para llegar a la SUV.
— ¡Con jodido placer! —Dice y pone el teléfono en mi mano.
— ¿Quién demonios eres? —Ladro, la adrenalina corriendo a través de mí,
dándome una inyección de energía.
Una voz débil contesta—. Soy Trent Baxter, señor. Hace tres horas más o
menos fuimos informados que el señor Hyde había sido liberado bajo fianza.
— ¿Y nos llamas ahora? —Grito con la sangre hirviéndome—. ¡Mi esposa
puede estar en peligro por la jodida incompetencia de tus abogados!
— Tratamos de llamarlo hace hora y media señor, pero tanto su teléfono
como el de Taylor me mandaron al buzón de voz. Tratamos llamando a GEH y su
asistente nos informó que estaba en Portland y que estaría a medio vuelo que es
por lo que esperamos a llamarlo hasta esta hora.
— Dijiste tres horas, —digo y mi voz es baja y letal mientras continúo
corriendo lo más rápido que lo he hecho antes y llegamos a la SUV en
angustiosos pocos minutos—. ¡Tres jodidas
horas! —Grito con todos los
pulmones—. ¡Hace tres horas estaba disponible! ¡¡Se supone que deberías haber
prevenido que esto sucediera, y si había oportunidad de que saliera bajo
fianza, debían ser informados inmediatamente, e informarme!! ¡Trataré con tu culo mañana! —Gruño maliciosamente y
me deslizo en el asiento del pasajero de la SUV. Taylor enciende el motor antes
que cerremos las portezuelas.
— Lo siento señor… —dice, pero cuelgo, cortándolo. Después de devolverle
a Taylor su BlackBerry, inmediatamente marco el de Anastasia desde la mía.
Ahora sé que el jodido Hyde está libre bajo fianza; y como un idiota
adolescente petulante no he hablado con mi mujer los últimos dos días, no tengo
idea de donde estamos parados. Algo está mal, y de alguna manera la confianza
de Taylor en su desasosiego y mi falta de confianza en mi esposa. Esta no es la
formas de ser de Anastasia. Me lo habría dicho si realmente no me quisiera. Si
Hyde está detrás de esto, tengo que averiguarlo. Ella dijo’no’ al principio, cuando le
pregunté si me estaba dejando. Su conmoción al oír mi pregunta fue tanta como
la mía al preguntarle. Después cambió de idea en un segundo. Algo está
terriblemente mal con esta imagen. Espero mientras la línea de Anastasia suena
y suena ominosamente, pero no contesta. Cuelgo, mi interior está retorciéndose.
Oprimo la tecla de marcación rápida de Sawyer y pongo la BlackBerry en
la base—. Señor Grey, estoy en el banco, —contesta sin esperar que
yo diga una palabra. El eco de su voz se esparce por el sistema de sonido de la
SUV.
— ¿Ves a la señora Grey? ¿Conseguiste hablar con ella?
— Justo está saliendo con el gerente del banco, —dice y espera—. La
estoy viendo ahora. Está haciéndome señas con su dedo diciendo, un minuto…
—dice en espera.
— ¡Estamos yendo hacia el banco! ¡Detenla mientras llegamos!
— Taylor, ¿ETA? (tiempo aproximado de llegada por sus siglas en inglés)
— Estaremos allí en diez minutos. ¿Puedes detenerla allí? —Pregunto
ácidamente.
— Acaba de regresar a la oficina del gerente. El gerente la mira
sorprendido por su regreso. La siguió hasta su oficina. ¡Oh mierda, señor Grey!
Tengo el presentimiento que tratará de evadirme nuevamente, señor. ¡Pero no me
voy sin ella! —Dice con determinación.
El corazón está tamborileándome en los oídos. Mis manos en puños, asidos
en el centro del tablero.
— ¡No está en eso por su dinero, señor Grey! —Dice Taylor
fervientemente, su mirada fija en el camino.
— Puede ser que no… pero he sido un cabrón.
— ¡Estoy realmente enojado con ella si no ha acudido a nosotros si Hyde
está chantajeándola! Pero no me puedo enfocar en eso ahora. ¡Tenemos que
rescatarla de Hyde!
— ¿Qué pasa si realmente se está… yendo? —Pregunto en voz baja.
— Señor Grey. Vamos a enfocarnos en lo que sabemos, los hechos: Si la
señora Grey fuera por el dinero, hubiera tomado mucho más. Hablará de ello en
su momento, para darle una perpectiva justa. ¡Cinco millones es morralla para usted,
señor! ¡Usted vale doce mil millones de dólares por Dios santo!
— Cuando le dije que tomara todo me dijo que no lo quería… —susurro.
— ¡Eso no suena como alguien que quiere tomar su dinero! Tengo el
ominoso presentimiento de que la señora Grey está en inminente peligro. ¡Creo
que está actuando de esta manera porque el jodido Hyde está fuera bajo fianza!
Aún no sabemos la conexión, señor. Cada fibra de mi ser me dice que Hyde tiene
que ver con esto. Puede estar amenazándola. ¿Con qué? Eso, no lo sé, —musita.
Un violento escalofrío me recorre como si alguien hubiera caminado sobre
mi tumba. Mi respiración se incrementa y mi mirada está fija en el camino
tratando de llegar a mi esposa. Taylor frena bruscamente, los neumáticos
chirrían dando patinazos dejando largas marcas en el pavimento del
estacionamiento del banco. Inmediatamente gira a la derecha forzadamente y el
coche se inclina hacia la izquierda momentáneamente, parando la SUV frente a la
entrada del banco. Sin apagar el coche, ambos nos apresuramos al banco.
Vemos a Sawyer discutiendo con el gerente del banco en voz alta—. Se lo
pregunto por última vez— ¿A dónde se fue la señora Grey? —Le está ladrando a
Whelan.
— Si no se retira del banco, lo sacaré a la fuerza, señor, —Whelan
amenaza a Sawyer. Un guardia de seguridad armado se acerca al pequeño grupo de
dos. Cuando Taylor y yo corremos a toda velocidad al banco, nos detenemos y apenas
evitamos chocar con ellos.
— ¿Dónde está mi esposa? —Le pregunto a Whelan.
— ¡Señor Grey! —Masculla Whelan—. Este caballero ha sido muy descortés
investigando el paradero de la señora Grey, —se queja.
— Claro que sí, ¡jodido imbécil! ¡Es su guardaespaldas personal! ¿Dónde fue
la señora Grey? —Whelan está boquiabierto, y hace señas al guardia de seguridad
del banco para que se aleje. Los clientes y empleados del banco también están
enfocados en nuestro grupo, observándonos.
— La señora Grey vio a este caballero y dijo que alguien la estaba
siguiendo, y quiso salir por la parte trasera del banco… —dice— por la salida de
empleados, —enfatiza.
— ¿Le dio el dinero?
— Sí señor.
— ¡Monitorea el coche! —Le ordeno a Sawyer.
— Esa es la cosa señor. El coche está parado. Está parado aquí, —Saywer
levanta su teléfono para mostrarme la marca del vehículo de Anastasia.
— No puedo contestar a eso, —dice Whelan tratando de apelar a mi lado
bueno—. La señora Grey se fue en una SUV Dodge negra. Una amiga de ella, en
pantalones, blusa negra y gorra de beisbol la vino a recoger. Piense en ello,
la señora Grey estaba muy sorprendida e incluso muy disgustada de verla aquí.
No podría decir lo mismo de la otra persona.
— ¿Cómo era? ¡Vamos hombre, habla!
— Bien, alta, delgada, cabello negro. Llevaba ropa anodina y gorra de
beisbol como dije y lentes de sol. Pero la señora Grey la reconoció y la llamó
‘Elizabeth’.
— ¡Joder! ¿Elizabeth Morgan?
— No dio su apellido.
— ¡Conseguiré el número mientras nos movemos! —Dice Taylor y le grita a
Whelan mientras se dirige a la salida—. ¡Llame a la policía! ¡Esto puede ser un
secuestro! —Y corremos a la SUV para seguir la señal de la BlackBerry de
Anastasia.
— ¡Esperen!, —grita Whelan detrás de nosotros tratando de alcanzarnos
con pasos rápidos—. Esto puede ser importante. Después que la señora Grey
regresó a mi oficina, me pidió darle unos minutos para hacer una llamada.
Entonces, justo antes que saliéramos por la puerta trasera me pidió prestado mi
teléfono celular, lo que hice y por supuesto, ahora tiene mi celular con ella.
¿Tiene sentido para usted? Porque seguro que para mí no… —dice.
— ¡Claro que sí! ¡Sabía que su celular sería tomado y quería que fuera
encontrado! ¡Busque su celular en los arbustos, algún lugar inadvertido,
basura, contenedor de basura detrás del banco. ¡Si está ahí, sabremos con
seguridad que la secuestraron! —Grito—. Si lo encuentras, ¡asegúrate que la
policía sepa que es un secuestro! —Oigo jadeos entre los clientes y empleados
por igual y algunos de ellos se dirigen a la parte posterior del banco para
apoyar al gerente. ¡Mi esposa sabe que la rastrearía! Estaba dejando rastros, pistas
detrás de ella, por así decirlo. Esta es una situación de vida o muerte.
Corremos a máxima velocidad.
Taylor y yo brincamos de regreso a la SUV y Sawyer nos sigue, Taylor
pone su celular en el soporte. La marca roja de la BlackBerry de Anastasia que
se mueve en el mapa se convierte en mi línea de vida, simbolizando la posición
de mi esposa, diciéndome que está viva. Las cosas lentamente comienzan a
ponerse en su lugar. Ambas son esperanzadoras y aterradoras. Hyde trató de
secuestrarla, torturarla y violar de Ana; es por eso que estaba en la cárcel.
Ahora que ha tenido éxito secuestrándola, me retuerco agónicamente en el
asiento con la preocupación recomiéndome por dentro.
— ¡Vamos a movermos más jodidamente rápido, Taylor! —Bramo. Taylor
ignora todos los semáforos en rojo, se desvía y se mueve entre los autos, e
incluso conduce por la acera evitando a algunos peatones antes de saltar
delante de un Ford sedán. Veo que el punto rojo se detiene en la parte
industrial de la ciudad. La mayoría de esos edificios están abandonados y
realmente empiezo a temer por su vida más que nunca debido a que el punto rojo
está parpadeando en el mismo lugar en el mapa. ¿Han tirado su teléfono o la
sacaron del automóvil? ¿Qué le están haciendo? ¡Si Ana quería el dinero para ella,
no estaría yendo a una jodida fábrica abandonada! Sé que ha sido secuestrada
por Hyde. Y sé que esta sensación desgarradora me está destrozando. ¡Ahora es
una carrera entre la vida y la muerte! Las piernas me tiemblan, mis manos son
puños golpeando repetidamente como los cuatro jinetes del apocalipsis.
— ¡ETA en dos minutos! —Advierte Taylor, rompiendo momentáneamente mi ominoso
pensamiento.
Empiezo a orar—. ¡Por favor, permítele que esté bien! ¡Por favor, no
permitas que lastimen a mi esposa ni a mi bebé! ¡Por favor, mantenla a salvo!
¡Amo a mi esposa! Por favor… —Murmuro mis oraciones en voz baja. Mis labios se
mueven pero no sale ningún sonido. Me limpio violentamente con los nudillos una
lágrima escapada. Mi mirada está fija en el camino y cuando aparecen los bordes
de la pintura descascarada y las ventanas rotas de los viejos almacenes y
fábricas abandonadas, puedo oír los latidos de mi propio corazón latiendo
rápidamente con terrible malestar. Estamos a solo cincuenta metros del punto
rojo. Cuando Taylor entra al camino agrietado de concreto fuerza a la SUV y
finalmente veo el Dodge SUV negro estacionado a un lado y oigo un solo disparo,
destrozando mi mundo. El corazón se me detiene; todos los sonidos dejan de
existir excepto el fuerte latido de mi sangre como si un túnel se abriera en
mis oídos. ¡¡No!! ¡No!
— ¡Anaaa! —Grito y puedo ver mi agonía reflejada en la cara de Taylor.
La SUV se detiene bruscamente, abro la portezuela y corro a toda velocidad en
dirección al cuerpo de Ana en el piso de concreto. Oigo otros vehículos venir,
los neumáticos chirrían, la gente gritando, no veo nada más que el cuerpo de
Ana en el polvoriento piso de concreto, tirada sin movimiento. Un revólver en
su mano. ¡Le disparó al jodido bastardo. Un alivio momentáneo me inunda, pero
es de corta duración—. ¡Ana! —Grito. Mi voz refleja el tormento y la agonía en
la que estoy hundido. Iría al infierno por ella, pero esto… esto me está
matando. Cuando llego a ella, me dejo caer en el suelo y la sostengo en brazos
y veo sus ojos cerrarse mientras la sostengo—. ¡ANAAAA! —Es el sonido
angustioso saliendo de mi interior. Envuelvo a mi esposa en mis brazos y noto
vagamente que Taylor agarra a Elizabeth Morgan, quién tiene las manos en alto.
Oigo las sirenas en la distancia—. ¡Taylor! —Grito—. ¡Taylooor!, —desesperado.
Viene corriendo mientras Sawyer apunta con una pistola a Jack que está
retorciéndose en el suelo. En la cara de mi bebé y su cuerpo ya se están
formando moretones, está fría, respirando con dificultad, apenas notable—. ¡Sostén
a mi chica! —Digo. Taylor es la única persona en quién puedo confiar su
seguridad en este momento. No duda y toma a Ana entre sus brazos.
Volteo en su dirección con una sola meta en la mente. Voy a matar a Hyde
con mis propias manos. Me apresuro en su dirección. Entendiendo mi intención,
se bambolea sobre sus pies presionando su pierna sangrante con una mano, y
medio se bambolea, medio corre lejos de mí. Me apresuro y me lanzo sobre él.
Rodamos por el piso de concreto varias veces. Me siento sobre él presionando su
pierna herida con mi rodilla y le doy puñetazos en la cara.
— ¡Joooder! —Grita por el dolor y lucha debajo de mí mientras trata de
darme un rodillazo con su pierna sana.
— ¡Señor Grey! Su hermana está aquí. —Grita Sawyer y sale del viejo
almacén con el cuerpo de Mia colgando en sus brazos. Con la vista de mi hermana
añadida al cuadro, me pierdo totalmente. Agarro a Hyde y lo levanto del suelo.
— ¡Has querido joder a la familia equivocada! —Grito con nada más que
deseos asesinos en los ojos. Lo agarro de la nuca y tirando de mi pierna lo
golpeo repetidamente en la ingle mientras trata débilmente de rechazarme. Luego
le pego un derechazo en la barbilla y oigo un crujido—. ¡Lucha conmigo! —Grito.
Trata de pegarme ineficazmente—. ¡Vamos! —Lo tiento. Agarro firmemente su
cabeza entre mis manos y le golpeo la cabeza con fuerza tres veces. La fuerza
de nuestro encuentro me sacude la cabeza, pero no me importa. El dolor es
bienvenido. Me hace sentir algo nuevamente. Gime, pero se las arregla para
darme un golpe en mi lado izqauierdo. Apenas se siente. Tengo un objetivo en
mente.
— ¡Señor Grey! ¡La ambulancia está aquí! —Vagamente oigo las sirenas y
gritos. El grito de una mujer.
— ¡Mantenga las manos en alto! —Alguien grita. Ignoro la advertencia.
Doy golpes sucesivos en el pecho de Hyde; apenas puede sostenerse. Cae al suelo
gritando agónicamente. Lo levanto del pelo y lo golpeo repetidamente mientras mis
nudillos sangran. Siento a dos personas separándome de él con todas sus
fuerzas.
— ¡Es suficiente Grey! ¡Lo matarás! ¡Ya está inconsciente! ¡Ve a atender
a tu esposa; la están llevando al hospital! —Ordena la voz. Mis ojos están
vidriosos con ira asesina. Lucho contra el agarre de los policías que están
usando toda su fuerza para mantenerme inmóvil. Le pego a uno de ellos y otros
dos toman su lugar tratando de tirarme. Agarro el brazo derecho de uno con
ambas manos, mi espalda volteada hacia él usando la fuerza de los bíceps y
antebrazos. Levanto los brazos sobre mi cabeza y retorciendo su brazo con
fuerza con mis dos brazos, el cuerpo del policía vuela por el aire y aterriza
ruidosamente sobre su espalda en el piso. Otro policía trata de contenerme viendo
por detrás de mí, pero usando la llave del hombro y codo, le disloco el hombro.
— ¡Jesucristo, Grey! ¡Quédese quieto! ¡Ya tiró a Hyde! ¡Pare! —Grita
autoritariamente un hombre. Reconozco la voz del detectiva Clark.
— ¡Manos arriba, o dispararemos! —Grita otro inquieto policía. No oigo.
Estoy fuera de mi cuerpo; peleando con todos los policías que bloquean mi
camino hacia el culo inútil de Hyde, metódicamente, con la precisión de una
máquina bien engrasada. ¡Quiero matarlo! Veo que los médicos lo atienden y lo
ponen en una camilla. Los policías tratan de evitar que lo alcance.
— ¡Detective, haga que sus hombres se detengan! ¡Manténgalos alejados de
Grey! Está angustiado. ¡Deje al hombre solo! ¡Yo me lo llevaré! —Es Taylor.
— ¡Hazlo parar Taylor! ¡Mis hombres solo están tratando de controlarlo
para que no lastime a nadie más! ¡No puede tomar la ley en sus manos! ¡No en mi
jurisdicción! —Le ladra el detective.
— ¿Verdaderamente quiere discutir eso ahora? ¡Recuerde quien es la
víctima aquí, detective! ¡Grey no tiene un arma! ¡Sus policías sí! ¡Haga que
enfunden sus armas! ¡No fuerce a mis hombres a disparar a sus policías! ¡Lo
haremos si le disparan un solo tiro! ¡Detenga a sus hombres! —Oigo a Taylor
gritar. Me siento como un animal salvaje acorralado.
— ¡Quédense quietos! ¡Retrocedan! ¡Enfunden sus armas! —Oigo al
detective gritar. Taylor corre hacia mí. Los policías retroceden lentamente;
sus armas van siendo lentamente enfundadas.
Taylor se acerca con pasos mesurados, sus manos está levantadas para
mostrarme que no me va a lastimar.
— Señor Grey. Están llevando a Ana al hospital. ¡Por favor, necesita
atención médica inmediatamente! —Dice Taylor y primero no registro sus
palabras. Me encuentro en postura defensiva. Pero me agarra por la espalda y empiezo
a sollozar con impotencia cuando me doy cuenta de la realidad. Me debato en su
agarre, pero el deseo de luchar me está dejando—. ¡No luche conmigo señor Grey!
¡Ana necesita ayuda ahora mismo! ¡Lo necesita! ¡Ahora! ¡La ambulancia se irá
sin usted si no va!
El nombre de mi esposa es mi línea de vida consiguiendo que olvide mi
rabia asesina. Me vuelvo y miro a Taylor, mis ojos nublados, mi cara húmeda por
las lágrimas mezcladas con polvo y suciedad—. ¿Ana? —Pregunto con voz
conmocionada.
— Por aquí, —dice Taylor y me guía rápidamente en dirección a una de las
ambulancias. Dos médicos asisten febrilmente el cuerpo inmóvil de Ana en la
camilla mientras Taylor me empuja hacia dentro.
— ¡Se supone que no debería estar aquí! —Dice uno de los médicos.
— ¡Demonios, cómo que no! ¡Es mi esposa! —Grito.
— ¡Permítanselo! —Oigo al detective y veo la pena en sus ojos.
Anastasia lleva puesta una máscara de oxígeno; sus brazos están
conectados a una vía y a algunos otros líquidos. Está fuertemente amarrada y
han cortado su ropa y la han quitado de su cuerpo que está en un montoncito en
el suelo y han cubierto sus partes íntimas con una sábana desechable azul
claro. Viendo su inmovilidad, herida y respirando apenas, me mata. Gentilmente
tomo su mano, tratando arduamente de no acariciarla. Alguien cierra la puerta
detrás nuestro, y sonando las sirenas, nos vamos al hospital.
Broken – Seether & Amy Lee
Sin embargo, cada hombre mata lo que
ama
Por cada uno, deje que esto se
escuche
Algunos lo hacen con una mirada
amarga
Algunos con una palabra halagadora
El cobarde lo hace con un beso
El valiente con una espada
Oscar Wilde
TAYLOR
Las sombras de los estados
de ánimo que el Jefe había tenido en los dos últimos días cubrían el espectro
de colores de principio a fin. Lo he visto con ataques de rabia, desprecio,
irritación, apático, desconcertado, enojado, alegre, celoso, lujurioso, feliz,
depredador e incluso francamente extraño y tonto con Ana, pero nunca lo he visto desesperado. Eso es algo
nuevo en él. Nunca ha estado fuera de su elemento y, sin embargo, estaba
sumamente preocupado en Portland. Solo espero que nos lleve a Seattle de una
sola pieza. Justo antes de salir de Portland, noté que tenía una llamada
perdida de Sawyer. Es extraño. No oí el timbre del teléfono—. Es Sawyer, —digo y el señor
Grey presta atención. Sabiendo que tuvo una pelea con Ana ayer por la mañana y
ella no lo ha visto desde entonces, esto podría ser importante, inmediatamente
verifico la posición del auto de la señora Grey con el rastreador de mi
teléfono. Está en movimiento—. El auto de la señora Grey está en movimiento.
Este es un viaje no programado, —susurro. No necesito decir esto dos veces para
poner al Jefe nervioso como si hubiera metido su mano en un nido de avispas. Le
marco a Sawyer inmediatamente sin escuchar su mensaje.
— ¡T! —Dice ansiosamente.
— Sawyer, ¿por qué está
el coche de la señora Grey en un viaje no programado? —Pregunto acusadoramente,
mi tono demandante.
— Quería hacerte saber
que la señora Grrey está conmigo. No se siente bien. La estoy llevando de
regreso a Escala… —dice.
— Ya veo, —digo
preocupado. La señora Grey está embarazada y mi inseguro jefe se volvió loco de
mierda con ella un par de noches atrás. Demonios, sé que no es fácil ser papá,
pero maldita sea, cuando pone en marcha su encanto a toda velocidad, incluso
mis rodillas tiemblan y ¡puede tentar la paciencia de un santo! Pero está loco
por su esposa y esa es su gracia salvadora. Me mira con ansiedad. La
preocupación está plasmada en toda su cara—. La señora Grey no está bien y
Sawyer la está llevando de regreso a Escala, —respondo a su mirada inquisitiva.
Trata de guardar la compostura y echa en marcha su autocontrol.
— Dile que estamos
sentados en la pista, pero que saldremos pronto. Debemos estar en Seattle en
una hora. Si necesita un doctor, debe llevarla. De otra forma, que descanse.
Estaré en casa pronto. —¡Espero que arreglen su puta mierda pronto! Me siento
incómodo estando en medio de la comunicación entre dos como adolescentes que no
se hablan y están usando a sus amigos como intermediarios.
— Sí señor, —contesto y
le paso el mensaje a Sawyer. El señor Grey rápidamente verifica el plan de
vuelo y despega tan pronto como la última palabra sale de la boca del
controlador de tráfico aéreo del aeropuerto. Permanece tenso durante todo el
vuelo. Es un hombre tenaz, puedo ver su orgullo, ego, su terca naturaleza
combatiendo contra su amor y el deseo que siente siente por ella. Pero, finalmente
se las arregla para enfocarse en el vuelo y aterriza de una pieza en Seattle.
Lo primero que hago cuando
estamos en el suelo es encender mi BlackBerry, y mi jodida BlackBerry suena
como el mensajero del día del juicio. Contesto sin demora cuado veo el nombre
de Sawyer en la pantalla—. ¡Sawyer! ¿Qué pasa?
— ¡La señora Grey me
engañó y salió de Escala! —¿Qué demonios ha dicho? La sangre se me hiela, e
inmediatamente corre ardiente, abrasándome.
— ¿Qué hizo qué? —Grito
conmocionado—. ¿Dónde estás? —Pregunto y su respuesta es amortiguada, sin
respiración. No puedo entender el resto de las palabras que dice porque está
hablando en rápida sucesión—. Cálmate, ¿estás corriendo?
— Lo estaba.
— ¿Conduciendo?
— Estoy en la SUV,
persiguiendo su auto por las calles de Seattle. Bueno, más bien rastreándola.
Su coche está parado. Está estacionado en alguna parte.
— ¿Dónde?
— ¡No lo vas a creer! ¿En
el banco!
— ¿Qué está pasando? —Pregunta
el Jefe en su forma evasiva de
no-te-atrevas-joderme. Abro la boca para contestarle, pero recibe una llamada
en su propio teléfono. Sin quitarme de encima su intensa refulgente mirada,
contesta. Su cara repentinamente cambia a una de conmoción, traición e incredulidad—.
¿Qué está haciendo qué? —Grita, y entonces escucha a la persona del otro lado
de la línea—. No me importa una
mierda lo que tenga tu banco o sus reservas. ¿Acabas de decir que mi esposa
está allí para sacar cinco millones de dólares? —Gruñe como una bestia salvaje.
— ¿Taylor? ¿Me oíste?
Necesito instrucciones, —grita Sawyer.
— ¡Repite lo último que
dijiste! —Ordeno.
— El coche de la señora
Grey está estacionado en el banco, y acabo de entrar al estacionamiento.
Sospecho que está en alguna parte atrás, porque no la veo en ninguno de los
escritorios.
Por la conmocionada
expresión del señor Grey, tengo la impresión de que recibió llamada del banco.
Esto no es propio de la señora Grey.
— ¡Sawyer! Quédate tras
ella. ¡Llama a Ryan! ¡Tengo el presentimiento de que algo grande está pasando!
—Ahora tengo otra visión de la cara del señor Grey en un estado de ánimo que
nunca antes había visto con tal intensidad: angustia pura, sin diluir, a
diferencia de la que tenía cuando Ana lo dejó. Su mirada está acompañada de
traición. Todas las células de mi cuerpo están en plena alerta y me dice que no
todo es lo que parece. Confío en mi intuición. Esto es lo que me convirtió en
un gran soldado. Tengo que estar a cargo para ayudarnos a pasar el día. Pudiera
ser que salvara más de una vida—. ¡Te llamaré después! —Digo y cuelgo y marco a
Welch.
— ¿Taylor? ¿Dónde
demonios han estado tus muchachos? ¡Te he estado llamando cada dos minutos en
la última hora.
— ¡Ahora estoy aquí! —¡Digo
y veo a mi invencible jefe durrumbarse en la pista de aterrizaje sobre sus
rodillas como si le suplicara a su esposa, sollozando! ¡Oh, joder! ¿Qué
demonios le dijo para poner a este hombre de rodillas, para destrozarlo de esta
forma angustiosa? He visto hombres sometidos a tortura en manos del enemigo.
Pero, esta mierda es un nuevo nivel de crueldad y de castigo inusual—. ¡Welch! ¡La
mierda está expandiéndose como si lo hiciera un ventilador en todas
direcciones, y tengo la sensación de que es solo el comienzo!
— ¿Qué está pasando?
— Algo está pasando
acerca de o a la señora Grey, y aún no puedo poner mis manos en ello todavía.
Toma a tu mejor hombre y juntos rastreen el auto y teléfono de la señora Grey.
¡Ella es la clave de todo esto ahora! ¡Tengo la sensación de que convergeremos
en el mismo punto…! —Digo y oigo otra llamada entrante. Veo el identificador.
El número pertenece al bufete del señor Grey. ¿Qué quieren ahora?—. ¡Welch, los
jodidos chupadores de sangre están llamando! ¡Voy a atender esto! Repito:
¡Necesito que reúnas un grupo de tus mejores hombres, y rastreen a la señora
Grey! ¡Algo le sucedió hoy para hacerla actuar de manera tan extraña! ¡Verifica
sus llamadas de hoy, y por Dios santo apresúrate con esta mierda!
Digo y él dice—. Espera.
No oíste… —dice, pero cambio de línea.
— ¿Qué? —Ardo con ira,
perdiendo el control.
— Taylor… Soy Trent
Baxter, —dice calmadamente uno de los abogados del señor Grey.
— Baxter, ¿qué demonios
pasa? —Ladro.
— Quería informarte a ti
y al señor Grey que Jack Hyde ha salido bajo fianza esta mañana, —y con esa
declaración, toda la sangre me sube a la cabeza y finalmente algo tiene
sentido. Mi rabia rivaliza con la de mi jefe y se extiendo como veneno en mi
torrente sanguíneo. ¡Podría matar a alguien por esta incompetencia! ¡Grey ha
dejado Seattle alrededor del mediodía y todos se las arreglan para realmente
joderlo todo! Quiero asegurarme que lo oí correctamente.
— ¿Cuándo? —Pregunto con
voz amenazante.
— En algún momento esta
mañana, —responde evasivamente, como el jodido abogado que es. Me detengo en la
pista donde he dejado una marca en mi caminar.
— Permíteme entonces repetir mi pregunta. Claramente no me entiendes. ¿A
qué hora exactamente? —Pregunto enunciando.
Hace pausa, su voz es más
baja—. La fianza fue tramitada a las 8am pero el papeleo llevo más de una hora,
y fue puesto en libertad alrededor de las 9am y le llevó o le tomó quince minutos. Pero mis fuentes dicen que pudo ser
hasta las 10:00am. —Verifico la hora. Su reporte se oye por todo el lugar. ¡El
jodido ha estado libre por cinco o seis horas! En el mejor de los casos cuatro
horas. Comienzo a pasearme de nuevo incapaz de encontrar algo a que pegarle.
— ¿Por qué carajos
tardaste tanto en llamar? —¡Cobras más de mil dólares la hora! Si el señor Grey
no despido tu culo… —Grito; soy una pistola cargada, la explosión es inminente.
Pero el jodido abogado
trata de interferir—. ¡Pero llamamos! Tratamos de llamar al teléfono tanto del
señor Grey como al suyo!
— ¿Lo hicieron? —Pregunto
sarcásticamente para confirmar.
— Sí, hace hora y media.
La llamada se iba al buzón de voz. Entonces llamamos a GEH y Andrea Parker dijo
que estaban a medio vuelo.
— ¡Me importa una mierda!
¿Te das cuenta que han pasado al menos cuatro horas desde que fue liberado?
— Sí, lo entiendo, pero
solamente lo hemos sabido hace alrededor de tres horas. ¡Dame un respiro! —¡Te
daré un respiro! ¡De aquí al infierno!
— ¿Quién lo liberó?
— No sabemos quién pagó
la fianza o con quién se fue.
— ¿Tienes una dirección?
— Mira Taylor, todo lo concerniente
a su liberación es un misterio. Iré al juzgado para conseguir los detalles.
Toda la información acerca de su liberación es vaga. Espera un momento… —¡dice
teniendo los huevos para ponerme en espera durante la mayor emergencia que
tenemos!—. Mi asistente estaba verificando el domicilio y simplemente descubrió
que era un apartado postal. Así que, ¡no tenemos nada!
— ¡Desgraciado bastardo!
—Grito.
— ¡Tranquilízate Taylor!
Arreglaremos esto hoy… —dice fríamente. ¡Qué audacia!
— ¡Deja de aullar! —Digo
con ferocidad apenas contenida por la piel de mis dientes, y me acerco a mi
jefe que se ve como si hubiera muerto mil muertes en el lapso de pocos
minutos—. ¡Quédate en la línea! —Mantengo el teléfono sobre mi pecho para
evitar que la hiena en la línea oiga nuestra conversación. El jefe le dice algo
a la persona con quien está hablando y cuelga. Su apariencia tiene toda la
evidencia de que ha pasado por cientos de torturas, ha sido golpeado y su alma
arrancada de raíz.
— Ana me está dejando,
Taylor, —se asfixia. Y en esas cuatro palabras, veo al hombre arder, quemándose
en su propio infierno, atado al purgatorio. Mi jefe tiene muchas fallas. Pero
una de sus más grandes fallas es que no confía suficientemente en la persona
que debe hacerlo. Porque un hombre puede ser engañado si confía demasiado, pero
se someterá a un tormento como lo está haciendo el señor Grey en este momento
si no confía lo suficiente. ¡No confía en el amor de su esposa! Demonios, yo
confío en él, ¿porqué él no puede? Quiere ir al banco para escucharlo de los
propios labios de Ana. ¡Aleluya! No importe cuál sea la razón, ¡esta es su
primera reacción sensata! Pero tengo que enderezar a mi jefe.
— ¡Apuesto mi reputación
a que no lo está dejando! Conozco a las zorras… —demonios sí las conozco.
Estuve casado con una. Le digo al señor Grey que no es la forma de actuar de la
señora Grey.
— Está sacando cinco
millones de dólares. Ha terminado… lo jodí, —dice. ¡Oh, maldito señor Grey!
¿Qué son cinco millones para usted? Es suelto. ¡Justo deseo tocar algún jodido
sentido de su brillante pero autocrítico cerebro! Si mi ex estuviera con Grey,
habría tomado los doce mil millones que tiene, y también pediría otra gran
porción de los futuros ingresos que pudiera ganar. La señora Grey no es una
mocosa codiciosa. ¡La he visto romperse en mil irreparables piezas por este
hombre! Gail me dijo lo atormentada que estaba cuando él se levantó y se fue al
oír que estaba embarazada. La maldita falla es que ambos son muy tercos y
orgullosos para aceptar sus propias fallas. Todos en la casa pueden ver eso,
¿por qué ellos no pueden? ¡Necesito unas jodidas vacaciones una vez que toda
esta mierda se asiente!
— ¡El infierno se ha
terminado, señor Grey! —Digo con determinación. Todavía no se da jodida cuenta
que la vida de su esposa puede estar en peligro—. Corra conmigo a la SUV, por
favor, —digo y prácticamente lo arrastro detrás de mí. Rápidamente explico que
Hyde está libre bajo fianza, y su jodido, incompetente, exorbitante caro
abogado está en el teléfono al que me gustaría patearle el culo al infierno,
pero mi único consuelo es que sé que mi jefe está momentáneamente asándose en
el fuego Grey. Habría disfrutado el castigo del abogado mucho más si las
circunstancias fueran diferentes. Justo me acordaré más tarde cuando esté en un
día de relajamiento. No puedo permitir que hoy sea uno de esos…
No puedo quitarme de encima
la sensación odiosa incluso después que el señor Grey apalea verbalmente al
abogado. Finalmente entiende que la señora Grey corre peligro inminente y me entrega
el teléfono y usa su propia BlackBerry cuando llegamos a la SUV, cuando pongo
el pie en el acelerador, marca el número de Ana, pero veo la angustia en su
cara cuando no responde. Marca el teléfono de Sawyer y pone el celular en el
soporte. La voz angustiada de Sawyer se oye en los altavoces de la SUV. Estoy
jodidamente contento de tener los ojos y oídos en la zona cero. Pero Sawyer
dice que la señora Grey regresó a la oficina del gerente del banco. Dice que
podría tratar de evadirlo nuevamente, y conociéndola, lo hará.
— Taylor, ¿ETA? —Pregunta
el señor Grey sacándome de mi ensimismamiento. Cuándo le digo que diez minutos,
le retransmite a Sawyer.
Si ella está huyendo, hay
una razón. ¿Por qué cinco millones? ¿Por qué no diez? ¿Por qué hoy? ¿Por qué no
esperar el divorcio y sacarle cinco mil millones en lugar de cinco millones ya
que no tienen contrato pre-nupcial? Hay muchas banderas rojas en esto. Conozco
enemigos notorios en los que no he visto esto. La personalidad de la señora
Grey es un hecho. Está absolutamente enamorada de Christian Grey. Aun cuando
fuera a romper con él, no usaría este método sabiendo lo mucho que lo
lastimaría. No, estoy seguro que es el jodido Hyde amenazándola con algo. Todavía
no sé que es pero, jodidamente tendrá que pagar una vez que el señor Grey lo
tenga en sus manos y haré todo lo que esté en mi poder para permitírselo.
Perdemos a Sawyer cuando acelero por el túnel. Sé que el infierno se está
gestando en el alma del señor Grey, y no puedo hacer nada por su aturdido y atormentado
comportamiento. Pareciera que es uno de los cuatro jinetes del apocalipsis,
especialmente por sus tensos músculos.
— No está en eso por su
dinero, señor Grey, —dejo escapar, pero él necesita oír esto de alguien que sea
imparcial. Pero se las arregla para que autocompasión le nuble el buen juicio.
Intento dirigir su mente para que vea los eventos objetivamente. Porque si
tenemos que salvarle la vida, estamos corriendo contra reloj, hoy no hay lugar
para que se hunda en su auto-desprecio en absoluto. Finalmente logra ver los
hechos desde mi punto de vista. ¡Aleluya!
El camino al banco es
corto y largo al mismo tiempo porque ambos estamos al borde del colapso. La
angustia nos recorre como cable de alta tensión y lista para quitar cualquier
cosa que se cruce en nuestro camino. El señor Grey sale corriendo de la SUV
antes de aparcar en el estacionamiento. Corro tras él apenas cerrando la
portezuela. Inmediatamente sé que la señora Grey se ha ido dada la postura
agresiva de Sawyer en contra del gerente del banco quién está tratando de
quitárselo de encima con los miembros de seguridad. ¡Joder con esta mierda!
¿Por qué tantas cosas van mal hoy?
El señor Grey está en
control una vez más y su comportamiento de no-te-atrevas-a-joderme es una
visión bienvenida para mí y Sawyer. Después de poner al gerente del banco
derecho, nos informa que una mujer llamada Elizabeth vino a recoger a la señora
Grey en una SUV Dodge negra. La única Elizabeth que conoce tanto a la señora
Grey como al jodido Hyde es Elizabeth Morgan de SIP. La investigación de Welch
no encontró esa conexión. Aparentemente la señora Grey no esperaba encontrarse
con ella. Sé que el señor Grey está finalmente en la misma página que yo.
¡Jodidas gracias!
Ordeno al gerente del
banco que llame a la policía mientras salimos corriendo del banco para rastrear
el teléfono de la señora Grey. El gerente del banco recuerda más información
crucial acerca de la visita de la señora Grey que me hace sentir que estamos
lidiando con extorsión y secuestro.
— ¡Sawyer! ¡Llama a
Welch! ¡Haz que rastree el teléfono de la señora Grey y que se reúna con este
maldito calvario como ayer! —Grito con urgencia.
Pongo la BlackBerry en el
soporte para seguir la marca roja en el mapa indicando la posición de la señora
G. Mientras se esté moviendo la señal roja, hay menos oportunidad de que esté
siendo lastimada. La señal se mueve en la carretera costera alrededor de los
viejos barrios industriales abandonados y ocupados en su mayoría por vagabundos
y drogadictos. Sé que la señora G no iría a esa zona de la ciudad por su propia
voluntad.
— ¡Movámonos jodidamente
más rápido, Taylor! —Grita el señor Grey, y aun ese tono es bienvenido. Ignoro
suficientes leyes de tránsito como para perder mi licencia de manejo
permanentemente, y estoy sorprendido de no ver ninguna patrulla de policía
siguiéndonos excepto a Sawyer detrás de nostoros rompiendo tantas leyes como
yo. Cuando la señal para en el mapa, el silencio en el coche es denso,
sofocante. Puedo ver que la respiración del señor Grey se vuelve pesada. Es
incapaz de estarse quieto en el asiento. Si al hombre le pudieran crecer alas,
ya se habría escapado volando.
— ¡ETA en dos minutos!
—Haciendo que levante la cabeza. Mantengo la vista en el camino mientras llego
a los ruinosos almacenes, pero no bajo la velocidad. Finalmente oigo otros
vehículos y sirenas distantes. Un solo disparo se oye adelante en el camino y
es como si le hubiera dado al señor Grey en el corazón. La atormentada angustia
se está propagando a través de todo su cuerpo como la peste bubónica. No quiero
volver a ver a mi jefe roto de esta manera otra vez. Nuestra SUV es la primera
en llegar a la escena del crimen. Aprieto el freno tan pronto alcanzo a ver el
cuerpo de la señora Grey en el suelo, y por primera vez nos damos cuenta que
fue ella quién hizo el disparo, ¡pero solo hirió al jodido bastardo!
— ¡Anaaa! —Grita el
señor Grey con voz irreconocible y triste que deseo no volver a escuchar nunca.
Se lanza como una flecha del asiento y corre hacia su esposa, tirándose al suelo
para levantarla de manera estrechamente abatida, sosteniéndola contra su pecho,
meciéndose adelante y atrás. Corro del aún vehículo en movimiento solo unos
segundos después del señor Grey con el arma amartillada y apuntando. La SUV de
Sawyer es la siguiente en detenerse chirriando llantas y corre hacia nosotros
con su arma desenfundada también. Mientras me acerco corriendo a la señora
Grey, veo que está golpeada, maltratada e insconsciente. ¡Maldita sea, señora
Grey! ¿Por qué no pediría ayuda? Un revólver yace junto a su mano en el suelo
de hormigón.
— ¡Maldito sea el
infierno! —Grito en mi exasperación. Saco la BlackBerry mientras corro.
Presiono los tres
números—. 911. ¿Cuál es su emergencia?
— ¡Necesitamos una
ambulancia antes que ahora! —Grito y brevemente explico el secuestro y le doy
la ubicación.
Entonces oigo la voz
agonizante del señor Grey nuevamente—. ANAAA, —cómo una bestia herida. ¿Se está
muriendo?
— ¡Apresúrense como el
demonio, por favor! —Le grito a la
operadora. Mis ojos se oscurecen de rabia y clavo mi atención en Elizabeth
Morgan quien está manteniendo sus manos en alto y gritando sus disculpas—.
¡Jodidamente demasiado tarde! ¡Diviértete siendo la zorra de alguien en la
cárcel! —Grito mientras esposo con fuerza sus manos.
Entonces oigo mi nombre
como si un niño estuviera llamando a su padre con necesidad, confianza y
desesperación—. ¡Taylor! —Me enderezo para ver al señor Grey, pero su voz me
llega aún más forzada—. ¡Taylooor! —Estoy junto a él en tres segundos—. ¡Sostén
a mi chica! —Dice, confiando el lastimado cuerpo de la señora Grey a mis
brazos. La sostengo con mi corazón rompiéndose. Mi jodida nariz arde, y algunas
lágrimas tratan de salir de mis ojos pero las detengo. Fijo la mirada en el
cuerpo retorcido de Hyde en el suelo que grita como un mono aullador. Esto
mantiene mis lágrimas contenidas. Sawyer lo apunta con su arma y oigo ruedas chirriantes.
Cuando Hyde ve al señor Grey con nada más que ojos asesinos, el hijo de puta se
levanta y comienza a saltar como un canguro mientras sostiene su pierna
ensangrentada tratando de escapar. El señor Grey acelera y por un momento creo
que está volando porque sus pies parecen estar fuera del suelo y cuando se
planta de nuevo en el suelo, está encima de Hyde y están rodando por el piso. La
pelea comienza.
Welch y sus hombres ya
están presentes vestidos discretamente como los antiguos agentes de operaciones
encubiertas que son, están escaneando los edificios y alrededores con sus armas
listas verificando si hay alguna otra amenaza adicional. Sawyer se une a ellos.
No más de dos minutos después sale apresurado con alguien en sus brazos—.
¡Señor Grey! ¡Su hermana está aquí! —Grita y eso rompe algo más en el señor
Grey y se convierte en una máquina febril descargando metódicos golpes sobre Hyde.
Finalmente dos
ambulancias y patrullas de policía llegan, y traen una camilla para asegurar a
la señora Grey, mientras su marido pelea con su asaltante.
— ¡Arriba las manos!
—Gritan los policías sin saber quien es la víctima. Entre los oficiales de policía,
también está el detective Clark. Cuando el señor Grey golpea a Hyde con la
cabeza, continúa golpeándolo metódica y repetidamente, los policías que no han
podido mantener a Hyde fuera de las calles tratan de contener al señor Grey
lejos del secuestrador de su esposa y hermana. Se necesita un equipo de futbol
para contener su dominio sobre Hyde, quien apenas se aferra a la vida. Jalan a
Hyde para que los médicos lo puedan atender mientras tratan de contener al
señor Grey. Pero se las arregla para mantener su enfoque en Hyde como un misil
de búsqueda de calor y lucha contra los oficiales que intentan retenerlo. En
menos de dos minutos, derriba y somete a tres de los policías. Otros oficiales
sacan sus armas.
El detective Clark le
grita advirtiéndole—. ¡Es suficiente Grey! Lo matará… —pero el señor Grey está
muy cerca de la camilla donde los médicos están atendiendo las heridas de Hyde
y lo quiere agarrar. Clark lo apresura para ir con la señora Grey, pero el
señor Grey se ha perdido completamente en su furia y dolor y descuenta a otros
dos policías para alcanzar a Hyde.
¡Hay una gran conmoción y
Clark no puede mantener su autoridad sobre sus propios oficiales! Uno de los
más jóvenes oficiales, con dedos nerviosos sobre el gatillo grita—. ¡Manos
arriba o disparamos!
Welch y sus hombres están
ya sigilosamente rodeando al grupo de policías que están apuntando sus armas al
señor Grey. Ya he tenido suficiente mierda tirada sobre este hombre hoy. ¡Será
un día frío en el infierno si permito que alguien le dispare!—. Detective,
¡haga que sus hombres se queden quietos! ¡Manténgalos lejos de Grey! Está
angustiado. ¡Dele un respiro! ¡Me lo llevaré!
¡Clark me grita alguna
mierda de que esta es su jurisdicción y que Grey no puede tomar la ley en sus
propias manos! ¡No es que el detective y los policías hayan hecho un gran
trabajo para proteger a la esposa y hermana del hombre! ¡Debería ser el único
en hablar!
Apunto las armas directo a ellos, y si no se quedan
quietos y disparan un único tiro dirigido a Grey, ¡ordenaré disparar! Me
llevaré a mi jefe del suelo si lo dejan solo.
Finalmente Clark es lo suficientemente listo para
dar la orden de parar. ¡Su culo y el resto de los culos de los policías
estarían en la línea su hubieran disparado a Grey después que su mujer fue
golpeada cercana a la muerte y el estado de su hermana es completamente
dosconocido!
Me acerco lentamente al señor Grey, sin hacerlo
sentir acorralado. Sus ojos están salvajes, gélidos y no es él mismo. Mantengo
las manos levantadas para acercarme a él. Soy su único amigo aquí. Es mi
trabajo protegerlo—. ¡Señor Grey! Están llevano a Ana al hospital, —lo trato de convencer
suavemente. El nombre de Ana lo trae de regreso de cualquier infierno en que
haya estado—. ¡Por favor, necesita inmediata atención médica! —Digo permitiendo
que sienta la urgencia en mi tono, pero también dándole a entender que está
viva. Todavía está agachado en postura defensiva, y lo agarro por detrás. Lucha
contra mi agarre, pero el ánimo de luchar lo ha abandonado y comienza a llorar—.
¡No pelee conmigo, señor Grey! —Lo tranquilizo—. Ana lo necesita… —Lo
tranquilizo y lo convenzo de ir a la ambulancia donde su mujer está recibiendo
los primeros auxilios y aunque uno de los médicos protesta, Clark finalmente
recobra el sentido y les dice que está bien. Cierro la puerta detrás de él y
golpeo la puerta dos veces para hacerle saber al conductor que puede irse al
hospital. Le hago un gesto a Welch y una vez que la ambulancia está fuera de
nuestra vista, bajan sus armas.
— ¿Iban a disparar a los
policías? —Pregunta incrédulamente Clark.
— Póngalo de esta forma.
No iba a permiter que sus oficiales dispararan contra un hombre inocente que
sufrió mil muertes hoy por el secuestro de su esposa golpeada y no sabemos si
pasará el día por no mencionar a su hermana! ¡Ponga sus jodidas prioridades
correctamente, detective! Mientras defendía la ley con sus altos ideales,
permitió que ese jodido… —Digo señalando a Hyde, —estuvo cerca de matar a un
hombre de familia. ¡La esposa de Grey está embarazada! Hyde le hizo mentir a su
marido haciéndole creer que lo iba a dejar, de esta manera no la seguiría. ¡La
hizo retirar cinco jodidos millones de dólares para pagar el rescate de su
hermana! Christian Grey ha tenido que lidiar con mucha más mierda hoy de la que
usted haya tenido que lidiar jamás, en su vida. Póngase en su lugar, y entonces
hable. ¡Claramente Hyde usó a la hermana del señor Grey como señuelo para la
señora Grey! ¿Desea realmente joder a un hombre como Grey y tenerlo como
enemigo por haber permitido que esto pasara? ¡Le sugiero que usted y su equipo
limpien esta mierda y se aseguren que esas escorias no vuelvan a ver la luz del
día! Welch, aseguren todo, y haz que tus hombres escolten la ambulancia de la
señorita Grey. Sawyer ya se fue con la ambulancia de la señora Grey, —digo.
— ¡Esta es mi escena del
crimen! —Ladra el detective Clark.
— Buena suerte con eso,
—le digo a Clark y camino a la SUV para ir al hospital.
Lo primero que hago es
llamar al señor Grey—. Carrick Grey, —contesta.
— Señor Grey, soy Taylor.
Ha habido un incidente señor, y le sugiero que usted y su esposa vayan al
hospital inmediatamente.
— ¿Qué? —Pregunta
conmocionado y preocupado. Oigo el cuero de su silla chirriar porque se levanta
abruptamente—. ¿Es Christian?
— No, es la señorita Mia.
Asumo que aflojó su seguridad y fue secuestrada por nadie más que Jack Hyde y
por lo que se ve, drogó a su hija y la uso como cebo como garantía para
intimidar a la señora Grey por un rescate. Así que como respuesta le dijo a su
hijo que lo estaba dejando, retiró cinco millones de dólares para salvar a la
señorita Mia. ¡Y ahora está medio muerta, luchando por su vida! —Grito. Oigo
una bocanada agónica en el teléfono, pero no estoy en el rollo. Si no hubiera
consentido a Mia irse sin su escolta, hoy esto no habría pasado.
— ¿Cómo están? —Pregunta
con voz conmocionada.
— No lo sé, señor. La
señora Grey está golpeada, herida e inconsciente. Su vida puede estar en
peligro. Su hijo, —informo— está con
la mente perdida. Estuvo cerca de perder a la única persona que ha amado. No
puede ser un buen padre ahora, —le digo
hablando sin autoridad, y quiero decirle que no le dé tregua a ese descarado, ‘Le daré a usted la distancia que quiera,
mierda’ porque también he llegado a mi límite pero detengo la lengua. Lo
único que quiero es encontrarme con Gail y abrazarla tanto como pueda en la
primera oportunidad que tenga—. El señor Grey realmente necesita de alguien que
le muestre que lo ama y se preocupa por él, señor, —digo.
— ¿En qué hospital, Taylor?
— Northwest Hospital en Seattle. Lo veré allí, señor. Estoy yendo para allá ahora.
— ¡Taylor! ¡Gracias pro
cuidar a mi hijo! —Me agradece con voz afligida.
— Sipi… —Digo y ponga la
SUV en marcha.
…puedes
besarme, y llorar; y dejar correr mis besos y lágrimas: te machacarán –te
condenarán. Me amabas -¿Qué derecho tenías a dejarme? Qué derecho –contéstame –
Porque la miseria, la degradación y la muerte, y nada de lo que Dios o el
Demonio pudieran infligir, nos hubiera separado, tú, por tu propia voluntad, lo
hiciste. No he roto tu corazón – lo has roto tú; y rompiéndolo, has roto el
mío. Tanto peor para mí que soy fuerte. ¿Quiero vivir? ¿Qué clase de vida será
cuando tú…? ¡Oh Dios!? ¿Te gustaría yacer con tu alma en la tumba?
Emily
Brontë
Bebé,
despierta
Mi esposa yace sin moverse, sus dedos están
fríos. La única indicación que tengo de que está viva es el constante pitido
del monitor de su corazón. La ambulancia retumba a través de la ciudad para ir
directo al hospital.
— ¡Te necesito nena! Quiero que luches… por ti, por
mi, por nuestro bebé, susurro—. Por favor Ana, —ruego y mis labios tiemblan con
llanto desgarrado—. Despierta nena… No puedo vivir sin ti. ¿Por qué no regresas
a mí? ¿Por qué Ana? —Agonizo—. Te amo tanto, nena… Te necesito, —le manifiesto
mi amor en voz baja.
I want love – Elton John
— ¿Qué heridas tiene? —Pregunto mientras violentamente me quito las
lágrimas que se derraman por las mejillas con mis manos en puños. Mis dientes
apretados, mi cuerpo está rígido y nunca me he sentido tan desamparado. No en
muy, muy… largo tiempo. No desde que tenía cuatro años.
— Estamos tratando de estabilizar a la paciente, señor. ¡Los médicos de
Emergencias le informarán tan pronto hayan realizado su evaluación! —Dice uno
de los médicos y continúa amarrando a mi esposa y poniendo varias agujas y vías
en sus delicados brazos.
Varios largos minutos después, la ambulancia llega al hospital y allí
hay otro ajetreo de movimientos así como un número de enfermeras y médicos se
apresuran a atenderla.
— ¡Explíquenme! —Dice una doctora a los médicos.
— Trauma Nivel II. SE
sospechan fracturas craneales sin tener comprometida la respiración. No hemos
determinado si hay hemorragia interna. El marido dijo que la paciente está
embarazada. No tiene heridas cardiacas, pero posiblemente costillas rotas. No
hemos tenido tiempo de verificar las heridas pélvicas, pero tiene múltiples
contusiones. No tiene sangrado arterial ni heridas en la espina dorsal. Las
extremidades pudieran tener fracturas múltiples. Sin traumas internos, pero
tiene heridas en la cabeza, y debe ser revisada por si tiene hemorragia
cerebral. Ha sido irresponsable… —continúa mientras corro detrás de él, pero
cierran la puerta y efectivamente me mantienen fuera de la sala de
traumatología donde la están examinando.
— ¡Es MI ESPOSA! —Grito y peleo con los elementos
de seguridad para entrar a la sala.
— Y haremos todo para estabilizarla y mantenerla
viva, señor. No nos estará ayudando si está en la sala. ¡Permita a los doctores
hacer su trabajo!
— ¡Me necesita! —Agonizo.
— ¡Necesita más la atención médica! —Dice una
enfermera mayor acercándoseme—. Sé que esto es muy difícil para usted. Pero la
ayudará más si permite a los médicos realizar su trabajo. Saldrán y le
informarán su estado tan pronto como la estabilicen. Por favor, señor,
siéntese… —dice, tratando de alejarme de la puerta.
— ¡Lo agarré! —Dice una firme voz familiar.
— Vamos señor Grey. Ella estará bien. La salvamos.
También a Mia.
— ¡Oh, Mia! ¿Dónde está
Mia? —Pregunto ausente. Los médicos encontraron varias lesiones que Ana sufrió
y estoy preocupado a muerte.
— También la trajeron aquí. Estoy seguro que está
en alguno de estos cuartos. La encontraremos pronto. ¿Qué le parece que llenemos
los papeles mientras esperamos informes de los traumatólogos y vengan a hablar
con usted? —Me trata de convencer.
— ¡Christian! —Grita la voz de una mujer
angustiada. Miro hacia arriba y veo a mamá y papá caminando por la sala de
emergencias ambos me abrazan apretadamente—. ¿Qué pasó? —pregunta sollozando.
Mi padre la mira acusadoramente y niega con la
cabeza—. ¿Cómo está Ana y dónde está Mia?
— Acabamos de llegar mamá, ¡y no me permiten estar
con mi esposa! —Digo con voz completamente monótona y la conmoción finalmente
toma posesión de mi cuerpo y las emociones me derrumban.
— ¡Tengo que encontrar a mi hija! —Mi madre solloza
levantándose. Vagamente me doy cuenta que está con su bata blanca de médico.
— ¡Enfermera! —Llama a una de las enfermeras de admisión.
— Sí, ¿doctora Grey? —Contesta.
— Necesito encontrar a una paciente. Mia Grey, —dice
con la voz quebrada al pronunciar el nombre de mi hermana. Papá va con ella y
la toma en sus brazos.
— Fue admitida hace poco, doctora. Le administraron
una gran dosis de Rohypnol, (flunitrazepan)
y algún tranquilizante que no hemos podido determinar todavía, —dice la enfermera mirando su tablet. Los guía al
mostrador para darles más información.
— ¿Señor Grey? —Dice Taylor suavemente—. Vamos a
terminar el papeleo, señor, —dice mientras se dobla ante mí para mantener mi
mente ocupada. No puedo mantener mi mente en los documentos. Taylor empieza a
llenarlos—. Señor Grey, ¿tiene la señora Grey alguna alergia conocida? —Pregunta.
— ¿Hum? —Pregunto no entendiendo.
— ¿Tiene la señora Grey alergias? —Repite.
— No… No tiene.
Durante la siguiente media hora, Taylor me tiene
ocupado, y hace todo esfuerzo posible para alejar mi mente de la sala de
traumatología.
Cuando finalmente una doctora sale de la sala de
traumatología, me levanto y me dirijo a ella—. ¿Anastasia Grey? —Pregunto.
— ¿Es usted familiar cercano, señor?
— Soy su marido, Christian Grey, —digo y sonríe.
— Hemos estabilizado a la señora Grey, y está
siendo llevada a un cuarto privado. Puede ir y estar con ella, señor. De hecho,
lo voy a llevar con ella, —dice y le sigo los pasos. Cerca y protectoramente
Taylor nos sigue.
Entro a un cuarto similar al que ocupa Ray ahora.
Está conectada a varios aparatos y vías.
— ¿Cuáles son sus heridas, doctora…?
— Bartley. Soy la doctora Bartley. Las costillas de
la señora Grey están magulladas, señor Grey y tiene fractura en la línea del
cabello en el cráneo, —dice y jadeo—. Pero sus signos vitales son estables y
fuertes, —agrega en respuesta a mi reacción. No estoy convencido.
— ¿Por qué todavía está inconsciente, entonces? —Pregunto.
— La señora Grey ha tenido una fuerte contusión en
su cabeza. Pero su actividad cerebral es normal, y no tiene inflamación
cerebral. Despertará cuando esté lista. Solo dele un poco de tiempo, —me
tranquiliza. Oír a Anastasia estará bien, me da un grado de esperanza. Pero no
estaré bien si perdió a nuestro bebé. Porque ella no estará bien. Quería un
pequeño. Quería a nuestro bebé. Mi bebé.
— ¿Y nuestro bebé? —Pregunto angustiado,
desconsolado.
— El bebé está bien, señor Grey, —contesta y suelto
un respiro que no sabía que estaba conteniendo.
— ¡Oh, gracias Dios! —Alabo, aliviado—. Oh, gracias
Dios… Mi familia está intacta. ¡Gracias! ¡Gracias! Tengo a mi familia, mi
esposa, mi bebé. Nada más importa… Nada…
Nothing else matters –
Metallica Christian
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