Capítulo
IX
Jaque
mate
Traducido y editado por María
Teresa Camp Gozalbo
El lunes llegó muy rápido. Me levanto antes que la alarma del radio se
active. Anastasia y yo estamos envueltos en los brazos del otro. Si me muevo se
despertará. Me deslizo despacio de la cama tratando de mover el brazo que está
bajo su cabeza. Pero eso la hace rodar hacia mí, y se aprieta a mi torso,
tratando de acomodar su cuerpo suave a los contornos de mis duros músculos.
Mientras se mueve para encontrar la posición correcta para dormir entre mis
brazos, sus pechos acarician mi vello y sus pezones despiertan mis sentidos. Mi
erección se despierta, yaciendo entre nosotros como una gruesa y pesada cuerda,
cavando dentro de ella. Percatándose de mi intrusa polla, palpitando sobre su
piel suave, se despierta.
— Buenos días a ti también, marido.
— Hola, —le beso la frente.
— Hmm, —murmura. Deslizando suavemente su cabeza y me besa el cuello—.
Creo que te sientes feliz de verme.
— No tenemos que… si no te sientes con ganas… —digo.
La mano de Ana toma mi erección y frota con su pulgar sobre la cresta
extendiendo el líquido preseminal en la punta. Su tacto singular casi
inmediatamente enciende mi cuerpo, y envía ondas de choque a mis extremidades
haciéndome curvar los dedos. ¡Enciende la mecha!
— Hemos pasado el fin de semana sin ello. No puedes tratarme como si
estuviera hecha de cristal, Christian, —se queja.
Gimo y tomo sus labios con urgente demanda, chupando sus labios y siento
la deliciosa suavidad. Mi lengua está en toda su boca al momento, empujando,
acariciando profundamente, golpeando con sensuales lamidas. Gime dentro de mi
boca, rindiéndose y tomando. Mis manos se mueven a su cabeza para mantenerla en
su lugar, y con cuidado la pongo debajo de mí, y me cierno sobre ella.
— Christian, —gime, levantando la cabeza, su boca se
encuentra con la mía, sus brazos envuelven mi cuello—. Tengo hambre... Acabo de tener un
antojo, —murmura en mi boca.
— ¿Huh? ¿Ahora? —Pregunto incrédulo, levantando la cabeza
para ver bien su cara. Una vez que Anastasia se enciende, normalmente no tiene
interruptor de apagado. Quiere comida ahora, así que me mira como si fuera algo
para comer.
— Ahora, —gime, y su barriga gorgotea como para
apoyarla. Perplejo, me levanto, caliente y frustrado.
— Bueno, supongo que podemos desayunar, —le digo mirando a mi decepcionada
erección, ahora palpitante.
— Quiero una paleta de chocolate.
— ¿Una paleta de
chocolate? —Pregunto, probando las
palabras de su extraña petición. Soy el marido de una esposa embarazada.
Supongo que tengo que estar preparado para recibir pedidos de comida extraños
en momentos inesperados, como cuando estoy listo para hacerle el amor.
— Uhm ... No estoy seguro que la señora
Jones haya comprado alguna paleta de chocolate. Tendré que revisar en el
congelador, —digo—. ¿Estás segura que no quieres
desayunar? —Le pregunto tratando
de ocultar mi desilusión.
— Oh, también quiero desayunar bien, pero
lo quiero aquí. Estoy viendo mi paleta en este momento, —dice, con su mirada fija en mi erección.
Me lleva un momento entender.
— ¿Quieres sumergir mi pene en chocolate? —Pregunto mientras mi mirada se oscurece
con deseo desenfrenado.
— ¡Quiero mi paleta de chocolate con sabor
a Christian Grey, ahora! —Exige.
— Sí señora, —repito con otra mirada a mi esposa y jalo la sábana de la
cama dejándola completamente desnuda ante mis ojos, y la envuelvo alrededor de
mi cintura. Sin decir palabra, salgo de la recámara e inmediatamente me dirijo
a la cocina. Gail está trabajando. Me mira mientras mis pies suavemente van a
la despensa.
— Buenos días, señor Grey, —dice tartamudeando viendo mi estado de media
desnudez bajo la sábana extendida. E inmediatamente baja la mirada.
— Buenos Gail, —Contesto y abro la despensa. Mi mirada recorre el
contenido que está en los estantes. Encuentro una botella de Ghirardelli’s
Chocolate Sweet Ground Sauce, tomo la botella
y con la mirada desconcertada de Gail siguiéndome mientras regreso sobre
mis pasos, me dirijo a nuestra recámara. Viendo la botella de Ghirardelli en mi
mano, Anastasia sonríe y se frota las manos.
— ¡Sí! ¡Mi favorito! —Dice y casi ataca la botella arráncandola de mi
mano. Es jodidamente excitante que mi esposa no solo quiere chuparme sino
también comerme. Lame sus labios con avidez y su mirada va de la botella a mi
rígida erección—. Tengo hambre, marido. Aliméntame, —dice sonriendo lujuriosamente,
haciéndome señas con el dedo, luego toca el espacio junto a ella en la cama,
como el llamado de la sirena.
— Muy bien señora Grey. Hazlo a tu manera, —digo mientras me estiro a su
lado. Mi pene, una cuerda gruesa, yace pesado sobre mi vientre. Anastasia
sonríe y se sienta a horcajadas sobre mí. Colocando la botella de chocolate sin
abrir a mi lado, lentamente se inclina a propósito hasta que sus pezones me
tocan y acarician y su esencia sobre mis labios. Cuando alcanza mi cuello, me
da besos suaves al lado, y en mi oreja. Lo captura entre sus labios, lentamente
lo acerca a su boca y chupa profundamente. ¡Oh, mierda! Siento el efecto en la
corona del pene. Sus labios se mueven hacia un lado de mi cara, mi barbilla,
rozando mi barba incipiente, estimulando sus sentidos. Cuando finalmente llega
a mis labios, los traza con la punta de su lengua y finalmente los cubre con su
ahora hinchados labios. Nuestros labios se adaptan unos a los otros, besando
apasionadamente, chupando y acariciando.
— Voy a lamer el chocolate de tu polla y luego chupar mi paleta favorita,
—susurra contra mi boca, poniéndome todavía más duro. Mientras sus labios se
retiran lentamente, haciéndome sentir despojado y necesitado, va bajando
lentamente por mi cuerpo, besando, lamiendo y mordiendo.
Una vez que sus labios alcanzan mi ombligo, hace círculos con su lengua, y
la mete en él. Después lentamente y sin prisas, va pasando su nariz por la ruta
feliz, aún moviéndose hacia el sur. Cuando llega a mis pesados testículos los
agarra con su mano y tiernamente chupa uno de ellos. Siseo entre dientes.
Después le da la misma atención al otro. Finalmente lleva su lengua desde la la
base hasta la punta de mi polla. La ancha cresta está tan enfebrecida como
pulsante por la necesidad de ella. Anastasia se inclina hacia abajo, su cabello
cayendo en cascada a los lados de su cabeza en mechones castaños. Su mano
derecha aprieta la base de mi gruesa polla. Levanta un poco sus largas pestañas
y nuestras miradas se encuentran. Anastasia recorre su lengua por su labio
superior mostrándome lo hambrienta que está por mi polla.
— ¡Jooooder! —La palabra escapa de mis labios como un golpe siseante. Baja
su boca; su mirada todavía enganchada en la mía y sus labios suaves encierran
mi erección de acero comenzando primero por la punta. La punta de su lengua
gira y acaricia la corona suavemente, rítmicamente. Agarro las almohadas a mi
lado. Entonces sus labios y boca abandonan mi pene y siento el fresco goteo del
chocolate en la punta de mi polla mientras la mano de Anastasia sostiene la
base como si fuera una paleta. Cuando la primera gota lenta alcanza la punta,
la sensación aunada a su mirada voraz a su premio, es conmovedora. Se lame los
labios. Entonces, otra y otra y otra gota de chocolate aterriza en la corona y
lentamente se desliza por el asta de mi erección, cubriéndola totalmente con el
índice y el pulgar. Una vez que mi polla está completamente cubierta con el
chocolate, pareciendo un plátano bastante grande, Anastasia sonríe mientras me
mira, y sin romper nuestra mirada, su boca desciende a mi polla.
Sus labios primero tocan la punta, y chupa el chocolate vorazmente,
sacudiendo mi cuerpo con una sensación increíble. Pone atención en la punta
primero cuando levanta un poco la cabeza solo para mirarme, con sus labios
cubiertos de chocolate oscuro. Una lamida de su lengua quita la mayor parte del
chocolate de sus labios, y quiero hacer eso, pero me contengo. Muerde su labio
inferior y regresa a mi polla cubierta de chocolate, otra vez. Esta vez
lentamente lame el chocolate como si estuviera lamiendo un cono de helado
derritiéndose para que no se desperdiciara. Finalmente se cierne y chupa mi
polla hasta la empuñadura. Mientras su boca asciende de regreso a la punta, su
mano está cubierta de chocolate, recubriendo nuevamente mi polla.
Mi corazón está acelerado, los dedos de mis pies encorvándose y mis ojos
girando hacía atrás por el intenso e inesperado pero extremadamente bienvenido
ataque amoroso. Su boca, sus labios, dientes y manos trabajan incansables en mi
polla, y me excito más y más pero trato de mantener la sensación un poco más.
Desliza hacia abajo su lengua con un suave roce de sus dientes y relajando el
ardor con su talentosa lengua. Me sostengo de la cabecera, pero muevo la cadera
para sincronizar su movimiento. Empuja mi polla en el hueco interior de su
mejilla, succionando y me jala profundamente invitándome a venirme en su boca.
Alcanzo mi clímax gritando—,
¡Oh, joooder, Anaaa!, —y me vengo con largos chorros en su boca de bienvenida.
Cuando las chispas ante mis ojos desaparecen para dar paso a mi vista, veo
su cara sonriente, sus labios y barbilla cubiertas de chocolate. Me siento y se
apresura a estar cara a cara con ella. Tomo su cara entre mis manos y poseo sus
labios con los míos, tomando y no preguntando, conquistando, no visitando.
Pruebo una variedad de sabores en su boca. Chocolate, Anastasia y yo. ¡Que
brebaje embriagador!
— Señora Grey, ahora que hemos satisfecho uno de nuestro apetitos, creo
que es tiempo de satisfacer otros, —murmuro en su boca mientras cuidadosamente
la volteo sobre su espalda. Esta vez, me cierno sobre ella—. Vamos a ver como
sabe tu chocolate en ti. —Mi mirada es oscura y lasciva. Tomo la botella de
chocolate y dejo caer grandes gotas sobre sus pezones suavemente deslizándose
sobre sus suaves crestas. Hago un trazo hacia su vientre y parcialmente cubro
la unión de sus muslos depilados.
— No te muevas, —ordeno claramente. Sostengo sus manos
por arriba de su cabeza con una de las mías y lamo el camino de chocolate de su
esternón y sobre sus picos. Con una barrida de mi lengua, quito el chocolate,
dejando un ligero residuo y chupo el pico con una fuerza tal que Anastasia
mueve las caderas, extendiendo chocolate en mi torso—. Oh nena, te moviste, —digo sonriendo y contengo sus
piernas con las mías. —Mientras mi boca se mueve hacia su ombligo, gime
incoherentemente, tratando de moverse y crear fricción—. Te has movido cuando
te he dicho que no lo hicieras, nena. Despacio Ana, despacio… —digo mirándola
desde su ombligo. Hundo mi lengua en su ombligo y lamo el chorrito de
chocolate. Una vez que está limpio, sello los labios sobre su vientre y beso a
nuestro bebé, parando todos los movimientos de Anastasia, aún la respiración.
Nuestras miradas se engarzan y le suelto las manos y me muevo hacia su sexo. Ha
sido depilado. Me inclino y lamo su hueso púbico. Una vez limpio, bajo mis
labios a los floridos labios de su sexo. Mi lengua lamiendo lentamente e
hundiéndose en su estrecha hendidura. Empujo mi lengua más adentro y sus manos
agarran mi cabello, empujando sus caderas a mi boca, sus dedos aferrados a mi
cabello jalan fuerte, urgiéndome a llevarla al clímax. Saco la lengua y recorro
su sensible tejido con mi barba y grita encantada.
Every breath you take – Sting
— Por favor, Christian, —ruega.
— Y te complaceré, nena… —murmuro y chupo su clítoris mientras le
proporciono placer implacablemente con la lengua. Mientras comienza a construir
su orgasmo gritando de placer, meto la lengua en su sexo, cavando profundamente,
hago círculos como las agujas de un reloj y encuentro su punto secreto en la
parte frontal de su vagina, proporcionándole doble orgasmo.
Mientras se retuerce de placer, hundo mi polla hasta la base, llevándola
al colchón, golpeando. Cada golpe que le dan mis testículos a su sexo la
estimulan aún más, masajeándola y alentándola. Mientras empujo el pene en las
profundidades de su sexo, sostengo las nalgas de Anastasia y giro las caderas,
localizando su punto dulce... Cuando después me inclino para capturar los
labios de Ana, se mueve y captura mi tetilla derecha entre sus dientes y chupa…
profunda y duramente haciendo que mi polla se ensanche aún más en su sexo. Mi
urgencia de follarla se vuelve animal y me inclino gimiendo, forzando a sus
labios encontrarsecon los míos. Somos todo lenguas, labios, y sexo,
conduciéndonos a la locura intensamente. Cuando separamos nuestros labios,
capturo su pezón, succionándolo.
— ¡Christian, apresúrate! —Grita, llevándome al límite. Nos venimos
aparatosamente, ambos perdidos en la lujuria, ambos pegajosos por el chocolate
y el sexo. Agarrándola y rodándola a mi espalda, permito que se colapse sobre
mí. Conectados, sosteniéndonos uno al otro, yacemos en la cama por varios
minutos.
— He extrañado esto… He extrañado follarte, estar dentro de ti, señora
Grey, —digo.
— Hacer el amor, —me corrige.
— No importa cuan rudo, cuan poseído, cuán bestial, siempre es hacer el
amor contigo, mujer… siempre.
* * * * *
Después de la ducha, nos secamos el uno al otro. Las cicatrices de
Anastasia casi han desaparecido, gracias a Dios. Me arrodillo lentamente
secando su cuerpo con una toalla de felpa, y llegando finalmente a sus pies
para asegurarme que está completamente seca.
— ¿Vas a ir a trabajar hoy? —Pregunta.
— Sí, tengo que ponerme al corriente con el trabajo, —digo a pesar que he
hecho mucho trabajo en casa. Linc puede que sea liberado hoy. Me tengo que
preparar para la batalla.
— Quiero ir a trabajar también. Tengo pendiente mucho trabajo también.
— Peferiría que te quedaras en casa… —Digo.
— ¡Christian! —Empieza a protestar—. Quiero trabajar. Hyde está en la
cárcel. Elizabeth está en la cárcel. Quiero ir a trabajar. Me aburriré a muerte
en casa, —protesta.
— No me dejaste terminar… —digo suavemente, levántandome. Cuando quedamos
frente a frente, la tomo de la barbilla para que me mire—, …pero, pero te
permitiré ir a trabajar si sigues TODOS los protocolos de seguridad.
No es solamente por ti. Necesito proteger a nuestro bebé también, —digo con la
mano sobre su vientre—. Quieres mantener a este pequeño bip seguro, ¿no? —Agita
la cabeza, completamente en silencio, sin respiración—. Entonces tú y yo
tenemos que cooperar cuándo se trate de tu seguridad y la de nuestro bebé…
—Mueve la cabeza asintiendo sin palabras, sus ojos ampliamente abiertos—. Va a
haber seguridad adicional en SIP… —Digo mientras rueda los ojos, gruñendo—.
Nena, tienes que recordar que tu jefe, Elizabeth Morgan pasó el escrutinio de
mi equipo de seguridad, tu juicio y dejamos pasar completamente su relación con
Hyde. Siempre habrá otros que tendrán rencor contra nosotros. Soy hombre de
perfil alto, inalcanzable para aquellos que desean lastimarme. Pero tú, mi
querida esposa, —le digo manteniendo su cara en mi mano—, eres mi talón de
Aquiles.
Frunce el ceño—. ¡No soy débil, Christian!
— No, nena, —le acaricio la mejilla con el dorso de la mano—. No… No eres
débil. Pero yo lo soy cuando se trata de ti... ¿Puedes entender eso? —Pregunto
buscando su cara—. Eres simplemente la persona más importante del mundo para mí.
¡Más importante que mi propia vida! Eres mi lugar seguro. La única persona que
tiene el poder de hacerme sentir completo, que me hace sentir delirantemente
feliz, totalmente enamorado, apasionadamente enojado, y la única persona que
tiene el poder en sus pequeñas manos de destruirme, —murmuro.
— ¡Christian! ¿Cómo puedes decir eso? ¿Por qué y cómo podría destruirte?
¿Cómo podría hacer uso de ese poder? —Dice enfáticamente herida.
— Nena, es fácil acercarse a ti. Eres mi mundo. Si te alejas de cualquier
manera o forma, estoy irrevocablemente destruido. Así que, protegiéndote a ti
misma significa que también estás protegiendo a nuestro hijo y a tu marido, —mi
voz cada vez más baja—, somos un equipo, Ana. ¿Cómo podría sobrevivir, si tú no
lo hicieras?
Mueve la cabeza sin duda, asintiendo—. De acuerdo. Sí a la seguridad.
Pero, dame sitio para respirar. Porque no quiero tener el miedo de pedirte
permiso por cosas simples, y no haciendo exactamente lo que quieres que haga
para tener un poco de espacio para respirar. Y… —dice cambiando de tema—,
quiero agradecerte por tratarme como adulto y explicándome, —dice tragando
saliva.
Hay muchas cosas en las que debo ceder para mantenerla tranquila. Lincoln
es una amenaza para el bienestar de mi familia.
* * * * *
Nos vestimos. Anastasia escoge un traje gris oscuro para mí y camisa
blanca fresca. Se pone ropa interior de encaje color crema. Se sienta en la
cama y hace que se me haga la boca agua cuando se pone las medias de seda color
natural bronceado. Cuando las engancha a los broches, un difícil trago de
saliva pasa por mi garganta. Escoge una blusa de seda beige sin mangas con
cuello en V que se ajusta perfectamente a sus curvas, se la pone y se la
abotona solamente hasta su sostén. Entrecierro los ojos mirándola. Ella solamente
sonríe juguetonamente en respuesta y luego lentamente, a propósito se pone la
falda de tubo que hace juego con el color de mi traje. Después de hacerse un
moño con el cabello se aplica brillo en los labios, delineador de párpados y
rímel. Después de apretar rápidamente los labios, se pone los zapatos beige
Louboutin de tacón alto. ¡Se ve lo suficientemente bien como para quitarle la
ropa y hacerle el amor de nuevo!
— No planeas salir de aquí con esto, ¿verdad? ¿mujer? —Pregunto levantando
las cejas. Mi índice recorriendo la línea de su sostén de seda.
— ¿Qué sugieres, marido? —Pregunta batiendo inocentemente las pestañas.
— Estos, —digo acariciando sus pechos sujetos—. ¡Estos son míos! No lo
olvides. No quiero que otros hombres se coman con los ojos a mi mujer. Mi mujer
embarazada, —susurro suave y oscuramente—. Harías bien en abotonarte al menos
otros dos botones, —añado.
— ¡Oh Christian! —Protesta—. Quizá uno más. ¡Soy tuya! Todos saben eso,
—negociando con los ojos en blanco.
— De acuerdo, señora Grey, uno más. Mientras todos sepan que eres mía.
* * * * *
El camimo a SIP es en silencio. Sostengo la mano de Anastasia, recorriendo
con gentileza, en círculos sensuales su palma, después sobre sus nudillos—. ¿Cómo te sientes? —Pregunto.
— Bien. Comí mucho en el desayuno, —dice haciendo cara de disgusto—. La
señora Jones empacó mi comida. Creo que estoy bien para ir. Estoy deseando
volver a la normalidad, —dice mientras asiento.
Taylor se detiene se detiene frente a SIP, estacionando el coche en el
parking. Saywer salta y abre la portezuela de Ana mientras Taylor abre la mía.
Salgo del coche, y camino hacia atrás del todoterreno y sostengo la mano de mi
esposa. Sawyer nos sigue unos pasos atrás discretamente. Al llegar a la puerta
de SIP, me la acerco y la beso con todo lo que tengo. Después de casi haberla
perdido, primero pensando que me estaba dejando, después creyéndola muerta, y
finalmente viéndola en el hospital en coma, permanente y definitivamente me
cambió. Carpe diem. ¡Quiero aprovechar cada oportunidad que tenga para besarla,
amarla y declarar a todos que esta mujer es mi esposa! ¡Mía y solo mía! Cuando
la he terminado de besar y dejado sin aliento, tomo su mano otra vez, y la
llevo al interior del edificio.
— ¡Bienvenida Ana! —La saluda la recepcionista afro-americana. Sus grandes
aretes en forma de aro cuelgan mientras
se levanta aprisa para darle un abrazo a Ana, tomándola completamente por
sorpresa. Ana corresponde al abrazo con una mano mientras su otra mano está
firmemente aferrada a la mía—. ¡Muuuy contenta de verte tan bien! ¡Oh, hola
señor Grey! —Dice ensanchando los ojos. Finalmente logro llevar a Ana a su
pequeña oficina con ‘bienvenidas’ y otros buenos deseos. Pero por supuesto,
cada uno de estos empleados han sido minuciosamente investigados y examinados.
El equipo de seguridad de Welch ha puesto en áreas de SIP a gente tan buena
como Sawyer. Su trabajo es vigilar a Ana, y examinar con atención a todos y
cada uno de los visitantes. Son la primera de defensa de Ana.
Al oír la conmoción, Roach sale. Viéndome en el edificio, sus ojos se
abren y con pasos apresurados se aproxima a mí—. ¡Señor Grey! Que gusto verlo.
¿Está Ana de regreso?
— Sí, ha regresado hoy.
— ¿Le gustaría sentarse?
— No, solo vine a dejar a mi esposa.
— ¿Hay algo…?
— No en este momento Roach, —digo, haciéndole un gesto a Sawyer, y
salgo—. Vigila a todos los empleados que
tienen contacto con Ana. Otros editores, empleados, clientes, a todos. Mantente
cerca de la señora Grey y avísame de cualquier cosa, digo CUALQUIER COSA,
—enfatizando—, …que sea sospechosa, diferente o inesperada que se acerque a la
señora Grey si pretende hacer cualquier cosa de esa naturaleza, —ordeno.
— Sí señor.
Cuando regreso al todoterreno, Taylor está de pie ante la portezuela
abierta y la cierra detrás de mí. Sus ojos se encuentran con los míos por el
espejo retrovisor. Levanto las cejas preguntando—. Welch llamó. Está en Grey
House con dos de sus abogados. Lincoln ha sido liberado esta mañana con una
fianza de 250 mil dólares, —Establece.
— ¿Algo más? —Pregunto con rabia controlada.
— Sí, tres de los hombres de Welch seguirán todos sus movimientos 24/7,
—dice mientras pone la SUV en marcha y nos integramos al tráfico mañanero.
* * * * *
— Señor Grey. ¡Que placer verlo, señor! —Me saluda Andrea.
— Gracias Andrea. ¡Dónde están? —Pregunto.
— Creí que era mejor concentrarlos
en el salón de reuniones 1, pero si lo desea puedo traerlos a su oficina. ¿Qué
prefiere?
— Mándalos a mi oficina en diez minutos.
— Sí, señor. ¿Quiere que le muestre su agenda ahora o después de la
reunión?
— Después será mejor—. Enciendo la computadora, me siento en mi silla
ejecutiva de cuero. Con voz plana Andrea me avisa de mis visitantes—.
Mándamelos Andrea, — digo, con la espalda de la silla vuelta hacia la puerta.
Mi mirada etá fija en la vista de la ciudad de Seattle. Oigo la puerta cerrarse
detrás de mí. Alguien se aclara la garganta.
— Siéntense caballeros, —digo.
— Taylor, —oigo el breve saludo de Welch.
— Welch, —responde con su saludo propio, igual en su genialidad.
Giro la silla para encontrarme con tres curiosas miradas, dos de las
cuales están ansiosas excepto la de Welch.
— ¿Qué me tienes esta mañana? —Pregunto dirigiendo mi mirada al abogado
que la jodió con la liberación de Hyde.
— Señor Grey, —empieza aclarándose la garganta y tragando saliva—. El
señor Lincoln ha sido liberado mediante el pago de una fianza de 250 mil
dólares. Por supuesto que hemos hecho lo posible para impedirlo. Los dos
guardias de seguridad que fueron gravemente heridos solamente estaban haciendo
su trabajo, han puesto su demanda, y le hemos dejado muy claro al juez que si
el señor Lincoln era liberado bajo fianza, tiene el potencial para lastimar a
otros ya que había herido a dos guardias de seguridad que solo estaban haciendo
su trabajo. Sus abogados argumentaron que el señor Lincoln había experimentado
circunstancias extenuantes ante la toma hostil de su empresa y fue
completamente impactante. Pensó que iba a su propia empresa donde era el CEO y
encontró resistencia de los guardias de seguridad cuando trataron de impedir su
acceso, sus abogados alegaron que Lincoln estaba temporalmente desequilibrado.
Miro a Welch. Levanto las cejas sin palabras, preguntando si estuvo en la
audiciencia.
— Sí señor, estaba ahí, —contesta con un ligero asentimiento confirmando
lo que el abogado estaba diciendo. Mis abogados, Trent Baxter que todavía está
en mi lista negra y Larry Hodge se ven sorprendidos.
— ¿Cómo fue su impugnación a la declaración del abogado de Lincoln? —Digo
con suave voz amenazante, el foco de mi mirada penetrante está singularmente
fija en Baxter. Se mueve en la silla incómodo.
Entonces Hodge aclara su garganta—. Si me lo permite señor Grey, hice esa
argumentación. Arguí que el señor Lincoln no es el propietario de Lincoln Timber,
aunque el CEO lleve el nombre de la compañía. Ha sido una entidad pública los
últimos quince años. Para él, reclamarla como propia sería cínico. En las
empresas del mundo de los negocios laa acciones se comercializan y no tiene por
que ser un shock para el señor Lincoln que una empresa pública tuviera
compradores y la propiedad de ella cambia diariamente. Esa es la naturaleza de
los negocios corporativos. Entendiendo ese hecho, el señor Lincoln hizo pública
la compañía, ofreciendo TODAS sus acciones a la venta hace
quince años y siendo nombrado CEO. El resultado de esta acción no debería
sorprender al señor Lincoln, porque tomó la decisión de renunciar a los
derechos de propiedad de una empresa privada a cambio de ocupar la única
posición como CEO, y el consejo de administración tiene el poder de despedir al
CEO aunque la empresa no hubiera sido vendida. Todo esto está estipulado en la
escritura constitutiva que firmó. Por lo tanto, no fue un poroblema de locura
temporal lo que el señor Lincoln experimentó, pero sí un severo arranque de ira
que dejó a dos guardias de seguridad con costillas y huesos rotos que tomarán
semanas o meses en recuperarse. Si su abogado estuviera a cargo del proceso, si
el consejo de administración hubiera votado por el despido del CEO, el señor
Lincoln debía haber sido informado en persona; argumentaron que fue despedido
sin plan de comunicárselo. Dijeron que ni siquiera recibió una llamada
telefónica.
— ¿Qué dijiste a eso?
— Dijo, —dice Welch mirando a Larry—, su señoría, el señor Lincoln no fue
despedido. Sigue siendo el CEO. Muchas de las decisiones con respecto a la
compra e inclusión de Lincoln Timber aún están en suspenso. Por lo tanto no
estoy en libertad de discutir los detalles de las cláusulas que rigen esa
transacción comercial. Pero lo que puedo decirle es que el señor Lincoln debía
haber contactado a su nuevo jefe, el señor Christian Grey en lugar de
enfrentarse a los guardias y dejándolos a nada de la muerte. Por supuesto, la
cara de Lincoln cambió, brincó, sus grilletes y esposas tintineando y gritó ‘¿qué carajos dijiste?’ . Creo que no
sabía con certeza que fue usted quién lo jodió a él. Su expresión no tenía
precio, por cierto. El juez llamó a la corte para que ordenase y reprendiera
severamente al abogado de Lincoln para que lo contuviera. Entonces Lincoln
gritó que tal información debió serle dada en persona y no por teléfono y
tampoco por correo. Pero Baxter aquí, —dice Welch señalándolo con el pulgar—
…dijo que Lincoln nunca dio oportunidad al proceso. El correo certificado llegó
justo el mismo día en el cual era el último de espera, y el terreno ya no era
nuestro, sino de otras dos empresas. La verdad, ni siquiera era nuestro asunto
decírselo. Lincoln se estaba entrometiendo en ‘los tratos’ de otras compañías.
‘¡Soy el CEO de Lincoln Timber’! Gritó, y por supuesto el juez estaba muy
molesto para entonces y dijo a su abogado por última ocasión que frenara a su
cliente, que sí tenía otro estallido como ese sería sacado de la corte. Y
Baxter aquí dijo que después de todo el señor Lincoln en absoluto había perdido
su trabajo. Seguía siendo el CEO de Lincoln Timber y necesitaba consultar con
su nuevo jefe, a saber, usted, señor, —finaliza Welch.
— ¿Qué ordenó el juez? —Pregunto y Welch continúa.
— Antes que el juez ordenara algo, Lincoln brincó, y sus abogados se
levantaron a sus lados, tratando de forzarlo a sentarse, y estando esposado y
con grilletes los empujó a ambos, y trató de arremeter contra sus abogados. El
alguacil corrió y un par de ellos derribaron a Lincoln mientras todavía estaba
retorciéndose y peleando. Lo sacaron de la corte, por supuesto. El juez vio de
primera mano que tenía problemas de control de la ira. Después de ser sacado, y
sus abogados se limpiaron, el juez ordenó que el cabrón, quiero decir, el señor
Lincoln fuera a un curso intensivo para el manejo de la ira y los reportes
fueran remitidos a la corte de la misma manera que fuera a una evaluación
psiquiátrica para ver si tenía otros problemas ya que sus abogados pidieron
hacerle tratamiento…
Baxter interrumpe la conversación y dice—, este comportamiento arrebatado
es precisamente lo que nos ayudará, señor. Porque podemos afirmar que el señor
Lincoln no está capacitado para tomar buenas decisiones administrativas y por
lo tanto es mejor que renuncie a su posición como CEO de Lincoln Timber qué es,
por supuesto, una empresa que ya no existe. Vendrá aquí esta tarde como ha
indicado el señor Welch, —dice y empieza a balbucear sobre como pasará el fin
de semana, que está lejos de los planes de navegar con su familia. Y todos sus
esfuerzos ahora nos han dado brillantes resultados que trató de impedir esta
mañana.
— ¡Alto! ¡Deja de hablar! —Ordeno con voz peligrosa pero clara resonando
en mi oficina. Aunque no estoy gritando y mi voz es en tono suave, es
inconfundiblemente dominante. Baxter se detiene inmediatamente. Volteo la cara
hacia Welch—. Debe estar aquí a la 1:30pm hoy.
— ¿Tiene los documentos? —Pregunta Larry.
Baxter se aclara la garganta nuevamente—. Los preparé para usted el
domingo, señor, —dice abriendo una gran carpeta—. Me fui sobre la escritura
constitutiva y las cláusulas para despedir al CEO. Las reglas establecen…
— Sé lo que la escritura constitutiva contiene, Baxter. Estoy totalmente
consciente de las cláusulas que Lincoln puso para cubrir su culo. Las nuevas
cláusulas indican que no previeron el crecimiento desde 2014 debido a la
recesión global, y si hubiera sido despedido por falta de utilidades
corporativas, hubiera tenido a sus abogados esperándolo. Si hubiera sido
despedido por razones diferentes a los resultados de las utilidades, debería
haber sido por acoso sexual, de mala publicidad, o encarando alegatos de gastos
fraudulentos. Ni siquiera tiene que ser probado. Solo tiene que ser una
acusación sustancial. ¡Tengo PRUEBAS! —Digo y dejo caer la
carpeta en mi escritorio de caoba haciendo saltar a Baxter y Larry—. Tengo el
rastro del papel y no es solo un alegato. Lo que quiero que ahora redactes es
un fuerte acuerdo de separación así que si él toma otro trabajo, puedo vivir
con ello y nunca tendrá que demandarme o pedir un acuerdo. Pon las clásulas
violatorias. Si incumple el acuerdo, entonces estará de acuerdo con las
sanciones financieras sin argumento o rechazo.
Tanto Baxter como Larry se ven perplejos. Parpadean por un minuto sin
palabras, boquiabiertos con idénticas expresiones faciales—. Cierren sus bocas,
—dice Welch moviendo la cabeza.
— Me llevará al menos hasta mañana en la tarde redactarlo y posiblemente
no esté ni siquiera listo el miércoles, hum, señor, —balbucea Baxter.
— Tienes hasta la 1pm hoy. Así que es mejor que ustedes dos lo hagan. No
me importa como lo hagan. Mi asistente puede proporcionarles una de las salas
de juntas para trabajar. ¡Llamen a sus asistentes; ténganlo hecho a tiempo,
pero ni un minuto después de la 1pm de hoy, caballeros!
— Señor Grey, es bastante complicado… —Baxter retuerce sus manos—. Verá,
tengo cita en la corte esta tarde, y tengo cena del Washington Bar Association.
— ¡Aparentemente no estoy hablando claro… Baxter! —Siseo inclinándome
sobre la mesa, con las manos extendidas. Involuntariamente retrocede—. Esperaba
que un cerebro completo entre los dos. No quiero, necesito o me importan sus
excusas. ¡Me importa una mierda tu agenda en la corte, o con quien rozarás tus
codos esta noche, o que función van a tener tus hijos a las que debes asistir!
—Exhalo por los orificios nasales. Mis ojos están enfocados en Baxter—. ¡Te
estoy pidiendo una maldita tarea! —Grito solo lo suficientemente alto mientras
pego con ambos puños en la mesa—. Completarás esta tarea hoy a la hora señalada
sin excusas, sin una sola letra fuera de lugar y a tiempo. ¡Welch, claramente
se ve que no pueden hacer nada sin niñera! Necesito que revises cada uno de los
jodidos detalles que escriban, y me los llevas antes que llegue el bastardo.
¿Tienes alguna excusa, Larry? —Le pregunto a mi abogado principal.
— No señor. Nunca las he tenido, —dice, mirando a Baxter desagradablemente
por haberlo metido en problemas—. No tengo problema con el contrato y algo más.
— Muy bien. ¡Háganlo!
Mientras Welch arrea al ahora inquieto Baxter, el jadeante Larry que
todavía está frunciendo el ceño a su colega; Taylor disimula una sonrisa y
dirige su mirada a la lámpara que está en su línea de visión.
Me siento en mi silla, y Andrea entra a la oficina con su tablet—. Señor
Grey ¿es buena hora para revisar su agenda?
— Sí, vamos.
— Dado qué dijo que no estaba absolutamente seguro de venir hoy, no hay
reuniones agendadas hasta después de la comida y a Ros le gustaría reunirse con
usted en la comida. También le envié los esquemas de diseño del equipo de
ingeniería para terminar la tecnología con respaldo solar… —dice y elevo mis
cejas, interesado—. Estaban tratando de programar una reunión para esta semana.
¿Programo la reunión en la agenda, señor?
— Mañana tal vez, en algún momento en la mañana. Puede que no esté
disponible en la tarde, —digo pensativamente—. Consígueme cita con el doctor
Flynn para mañana en la tarde después de horas de trabajo, a las 5pm.
— Si no está disponible, ¿desea que le haga cita para otro día? —¿Qué
diablos es todo esto hoy? ¿Qué diablos pasa hoy? Repentinamente tengo que
acomodar a otros.
— ¡No Andrea! Quiero la cita a las 5pm mañana en la tarde. No a las 4:55
ni a las 5:05pm. ¿Entendido? Ese es el horario que quiero. Y la única manera de
que no tenga cita mañana con el doctor Flynn es que esté muerto, —ordeno
mirándola fijamente.
— Mis disculpas, señor. Por supuesto, 5pm en el consultorio del doctor
Flynn. —Le pago a Flynn una pequeña fortuna para ser atendido y disponible. No
he tenido cita con él en las últimas semanas. ¡Puede jodidamente atenderme!—.
¿Hay algo más que pueda hacer por usted, señor?
— Eso es todo. —Andrea sale de mi oficina rápidamente como una rata huyendo
de un barco hundiéndose.
Tan pronto como Andrea sale, marco el número de Anastasia. Contesta
después de seis tonos. La tardanza en contestarme, momentáneamente me preocupa.
Antes de que su buzón de voz se active, contesta con voz susurrante—. ¿Hola?
— ¡Ana! ¿Estás bien? —Se aclara la garganta y toma un trago de algo ¿Agua?
— Sí, estoy bien. Comí algo, pero no me cayó bien, y bueno, acabo de
regresar del baño. Me apresuré a venir a contestar y estuve a punto de tropezar
con los tacones.
— ¿Qué? —Digo levantándome. Taylor se pone alerta. Muevo la cabeza.
— Cálmate. No me caí. Cuando oí tu tono, estaba ansiosa de hablarte. Te he
extrañado hoy.
— Tambien te he extrañado, nena, —susurro.
— Oye Christian. Hablé con Ray esta mañana, y me dijo que va a ser dado de
alta esta tarde. Quisiera salir temprano, quizás a las 3:30 y verlo antes que
se vaya.
— Ana, iré contigo. O mejor, te veo en el hospital. Tengo junta esta
tarde. Saldré tan pronto como termine. ¿Quién está llevando a Ray de regreso a
Montesano?
— José y el señor Rodríguez, —responde con suavidad. Me quedo callado por
treinta segundos—. ¿Estás enojado? —Pregunta.
— ¿La verdad?
— Eso sería bueno.
— Bien, no estoy enojado, de todas maneras siempre estoy celoso de mi
esposa, pero estoy de acuerdo, —respondo.
— Oh, Christian. Soy tuya y te amo. No tienes nada por lo que estar
celoso. Eres mi marido y el padre de
nuestro bebé, —dice enfáticamente. Y de alguna manera el saber la prueba de mi
posesión, nuestro bebé es más que bienvenido si ve a José Rodríguez esta tarde.
— Si, estoy bien. Te veo esta tarde después de la junta. Te amo.
— También te amo, Christian.
— Y Ana…
— ¿Sí?
— Sawyer va contigo a todas partes. Come en la oficina.
— Oh, Christian, acabo de vomitar la comida. Quizá tenga que ir a la
tienda para comprar algo para comer.
— ¡Recuerda ir con Sawyer!
— ¡Sí señor! —Dice con exasperación.
— Sé que estás poniendo los ojos en blanco, —susurro. Ella hace su risita
como respuesta.
— Sé que lo sabes, señor Grey. Cuelga ahora. Tengo toneladas de trabajo antes
que me vaya al hospital.
— No, tú primero.
— Sabes que no quiero, —dice canturreando.
— Ya te extraño, Ana.
Tambien te extraño marido. Pero… —somos interrumpidos por el
intercomunicador.
— Ana, el señor Roach desea hablar contigo. ¿Podrías tomar la línea 1 por
favor?
— Creo que debo irme. El jefe está llamando.
— ¿Qué diablos quiere?
— No lo sabré hasta que conteste el teléfono, Christian. Te veré más tarde
en el hospital. ¡Te amo!
— También te amo. Hasta luego, nena.
— ¡Hastas luego! —Dice y ambos colgamos al mismo tiempo.
José Rodríguez… Irónicamente no me siento inseguro por su presencia cerca
de mi esposa en el hospital. Hay cierto sentido de relajación en mí. Estoy
absolutamente seguro del amor de mi esposa por mí, y tenemos a Bip para
probarlo. Nuestro Bip. No el de Rodríguez. Nuestro… Ana y mío.
— ¿Señor Grey? Ros está aquí, —la voz plana de Andrea me llama,
regresándome de mi animosa conversación conmigo mismo.
— ¡Mándala!
Quince segundos después Ros entra—. ¡Hola Christian! Bienvenido de regreso.
¿Cómo está Ana?
— Está bien, gracias. También de regreso al trabajo hoy.
— Pensé que teníamos que discutir la estrategia cuando hagas honores al
despido del muy violento culo del señor Lincoln.
— ¿Hablaste con los abogados?
— ¿Hablar con ellos? Estuve en la corte esta mañana. Quería tomar notas.
Pensé que el despido estaba en marcha, y quería evaluar y medir al hombre yo
misma.
— ¿Y cuál es la conclusión? —Pregunto con curiosidad.
— Furioso pero controlado, dominante y calculador. Pero el mayor golpe fue
cuando oyó tu nombre, tenía el aspecto de un ciervo frente a los faros de un
coche; completamente cegado pero que cambió al instante a algo que nunca antes
había visto. Pero, absoluto odio que lo hace extremadamente peligroso,
Christian. Frenó su estado de ánimo al momento. Nunca había a nadie ir de una
completa explosión de rabia a un aspecto plácido; como el doctor Jekyll y el
señor Hyde. —Tendré que poner a Lincoln bajo gran escrutinio para prevenir que
hago algún daño a mi familia.
— Él es definitivamente Jekyll. El culo de Hyde ya está en la cárcel.
— ¿Qué?
— Nada… Vamos a comer, y discutimos la estrategia, —digo y Taylor nos abre
la puerta.
* * * * *
Estamos de regreso a las 12:55 exactamente. Los abogados están listos con
el contrato que les pedí que redactaran.
— Ros, vamos sobre los detalles del contrato, —Digo. Toma una silla
acercándola a mí y durante los próximos veinte minutos, revisamos cada uno de
los de los puntos del contrato. Sintiéndome satisfecho con el resultado, toma
una de las copias del expediente.
Andrea entra—: Señor Grey la gente citada a su próxima junta ha llegado.
Los he llevado a la sala de juntas 3, señor.
— ¿Cuántos de ellos?
— El señor Lincoln y dos de sus abogados, señor.
— Hora del espectáculo, Ros, —le digo saliendo de mi oficina flanqueado
por Ros y Taylor. Mis abogados y Welch están esperando fuera de mi oficina.
Abrimos la puerta de la sala de juntas 3 y Lincoln está paseando por la
sala mientras sus abogados están sentados extremadamente incómodos. Su
semblante cambia en cuanto entramos al recinto.
La mirada de Lincoln se endurece más y más cuando me ve. Sus ojos
solamente están fijos en mí. Somos dos depredadores presos en el mismo entorno.
— Bienvenidos a todos, por favor siéntense, —dice Ros plácidamente y todo
mi grupo se sienta excepto Taylor y Welch. Ellos se ponen en los lados opuestos
a la puerta en posición de guardia, Lincoln toma toma de la postura.
— ¡No tengo que escuchar a una hija de puta! —Sisea Lincoln.
— Bueno, cállese la boca y así no tendrá que oírse a sí mismo señor
Lincoln. Siéntese, —dice Ros aún sonriendo.
La mirada de Lincoln y la mía están enganchadas, y cada una de ellas está
llena de odio y animosidad contra el otro.
— Así que, ¿robaste mi empresa y crees que vas a salirte con la tuya? —Sisea.
— ¿Señor Lincoln? —Advierte su abogado. Pero él empuja el brazo de su
abogado.
— No ha tenido una empresa durante los últimos quince años. Era una
empresa pública donde era el CEO, —digo calmado y
controlado, ejerciendo mis facultades para reprimir mi temperamento. Quiero
sacarle la jodida mierda. Pero no le daré la satisfacción de quebrarme y dar
rienda suelta a mi rabia. Un dominante sabe como manejar esa ira—. Sin embargo,
ya que la semana pasada, después de su violento arrebato donde atacó a mis
empleados en mi terreno… —Digo, pero me corta.
— ¡Tu terreno! ¿Tu terreno? ¿Estás jodidamente loco? ¡Ha sido mi terreno
desde mi abuelo! ¡Es el terreno de mi empresa! —Grita, temblando en su sitio.
— ¡Jodido señor Lincoln! Permítame recordarle nuevamente, ya que parece
ser que su cerebro no registra que su compañía ya no le pertenece desde hace
quince años. Para empezar no ha sido suya, —Las palabras me salen con un siseo
venenoso—. No puedo conscientemente continuar empleándolo señor Lincoln. Ha
enviado al hospital a dos de los empleados de mi empresa, combinado con su
arrebato de hoy en la corte, ha probado que tiene problemas para contener la
ira y posiblemente episodios maníacos de esquizofrenia que irían en detrimento
del comportamiento de un alto ejecutivo de mi empresa; un riesgo que no vamos a
correr. ¡Está despedido jodido señor Lincoln!
— ¿Cómo te atreves? ¡Cómo te atreves a despedirme! ¿Cómo te atreves a
vender mi jodida compañía por la cual he trabajado tan duramente?
— Me atrevo, señor Lincoln. ¡Agistó el nido de avispas! ¡Me jodió, y me
aseguraré que no tenga oportunidad de joder a nadie más!
— ¡Vendiste mi compañía! —Grita—. ¡Mi jodida herencia!
Woke
this morning – Alabama
— Vendí una empresa de la que
poseía la mayoría de las acciones, ¡una compañía de la que robó cerca de 54
millones de dólares! ¿Qué hizo con el dinero de los inversionistas, Lincoln?
—Palidece por la acusación, pero se recompone rápidamente.
— ¡No tienes pruebas de eso! —Dice, pero su voz es vacilante, sabiendo
perfectamente bien que hizo malversación de fondos.
— Oh, tengo muchas pruebas. El IRS (Internal Revenue Service, Servicio de
Impuestos Interno) está ansioso por saber donde está escondido el dinero fuera
del país. ¡Y no puedo esperar a ver su cara cuando los federales condenen su
culo y lo pongan fuera de circulación por largo tiempo!
— ¿Te atreves a amenazarme? ¿Quién te crees que eres, hijo de puta? ¿quién
te crees que eres? ¡No eres nada! ¿Me oyes? ¡No eres jodidamente nada! Menos
que nada. ¿Crees que los trajes que usas te hacen hombre? Bueno, ¿lo
crees? ¡Eres absolutamente nada, hijo de una puta, un patético bastardo
adoptado! ¡Todo lo que serás siempre es nada! —La boca de todos cae
abierta incluyendo a su abogado. El cuerpo de Taylor se desplaza hacia Lincoln
listo para atacar en cualquier momento.
Estos insultos pudieron haber incidido en mis inseguridades hace una
semana, pero no hoy. Tengo una esposa que está enamorada de mí y estamos
esperando a nuestro bebé. Mis padres me aman; mis hermanos me aman. Soy un jodido
hombre feliz, que ya no es huérfano. Cuando no ve ningún cambio en mi
semblante, se pone más furioso. Trata de arremeter nuevamente.
— Adivina todo lo que conseguirás, —digo calmadamente. Hago una
respiración relajada, a pesar de que estoy todo menos relajado—. Lincoln, le
doy una y solo una opción hoy y el momento es ahora. Esto lo hará permanecer
fuera de la cárcel y no se le ofrecerá nuevamente. ¡Nunca! Si firma el
contrato renunciando a Lincoln Timber no será entregado a los federales, al IRS
y por no mencionar a los inversionistas que pusieron el dinero y confianza en
sus uñas largas. ¡Me aseguraré que cada centavo que obtenga de la venta de cada
madero, triplay, terreno, activos de Lincoln Timber que tu abuelo haya fundado,
el legado
que hayas puesto sea dedicado al alcance de la ley y asegurarme de que
no tengas un solo día libre por el resto de tu patética vida!
— ¡Señor Grey, sus acusaciones al señor Lincoln no tienen base! Hemos
venido aquí hoy para cumplir con el requerimiento del juez… —Su abogado
empieza.
— ¡Cállate Wazowski! —Sisea Lincoln sin siquiera mirarlo. Su mirada está
fija en la mía. Su traje de Alexander Amosu se ajusta a su cuerpo como si
hubiera nacido con él puesto. Sé que su solo traje está sobre los 17 mil
dólares. Es un traje a medida, y la tela seleccionada es hecha a mano. Tengo
tres trajes similares. Los precios de Amusi cuestan cuando más baratos 3 mil
libras esterlinas y su traje más caro solo está por debajo de los 900 mil
dólares. Posiblemente Lincoln hoy se ha puesto su más caro traje de tres piezas
porque claramente quiere establecer su supremacía en cada posible manera.
Quiere parecer como de un millón de dólares, eclipsarme y superarme. Pero esa
táctica no funciona en mí. Lo puedo superar con mi traje de baño de cumpleaños.
— Señor Lincoln, le sugieron que se siente, señor, —dice su segundo
abogado silenciosamente instándolo a calmarse.
— ¡Fuera! —Dice sin aliento.
— ¿Qué? Señor, estamos viendo por sus intereses.
— ¡Dije que se largaran a la mierda! —Grita y poco a poco perdiendo la
batalla contra su rabia. Mi presencia incita su cuidadosa contenida amenaza.
— ¡Señor Lincoln! ¡Roger! —Dice el abogado mayor—. Piense con cuidado.
Hable cuidadosamente… —Dice en una voz solo más fuerte que un susurro.
— Tom, has sido mi abogado y amigo por veinticinco años. Pero ahora, no me
importa una mierda ninguna de las dos cosas. ¡Saca tu jodido culo de esta sala!
—Sisea con malignidad pura en su voz. Deja de mirar a su amigo y ni siquiera se
le mueve un cabello o suaviza su comportamiento—. Este es mi viiieeejooo aaamiiigooo, ¿no,
Christian?, —dice despacio, una sonrisa depredadora se prende en sus labios,
mostrando sus largos, blancos dientes mientras sus ojos se esfuerzan por
imponer su deseo de supremacía sobre mí. En esa mirada noto que no hay nada cercano a un ser humano en su cara. Está
finalmente poniendo todas sus cartas en la mesa—. Sí, vamos atrás a un tiempo
donde él era nada… Menos que nada, ¿un adolescente alcohólico que dormía con la
mujer de otro hombre para poder cubrir sus costosas adicciones quien
posiblemente te daba el dinero para el alcohol? —Pregunta levantando las cejas.
Mi mirada se dirige a él. La rabia y la furia emergen en mí. Puedo estrangular
a este cabrón, pero eso es exactamente lo que quiere. No le daré ese placer.
Esta es su forma de pedirme sumisión aunque sea en una estancia en presencia de
mucha gente—. ¡No dudo ni por un minuto que también habrías dormido con el
marido de esa mujer siempre y cuando tus necesidades fueran cubiertas! —Taylor
se pone rígido, cada músculo de su cuerpo está listo para caer sobre Lincoln;
apenas contenido para atacar, esperando mis órdenes. Me mira y mi mirada dice
‘no’.
— ¡Guau! Sé que perder a alguien en los negocios y en la vida en cualquier
aspecto con esta jodida espectacularidad debe estarlo
matando, —enuncio mientras me levanto de mi asiento como un depredador—, señor
Lincoln. Para alguien que tiene la mitad de su edad, alguien que ni siquiera
tiene 30 años… Pensar que me ha envidiado mis habilidad desde que era
adolescente con fantasías enfermizas, viendo mi potencial superar su inútil
vida con imaginarios celos, es simplemente increíble. Ha creado su propia
profecía. ¡Despúes de todo, SOY su superior, su jefe, su dios,
el hombre que es mejor en cualquier jodida forma que haya soñado alcanzar! Soy
el hombre que tiene su destino en sus manos… ¿De verdad quiere cruzarse conmigo,
Lincoln? —Siseo en tono malevolente, arqueando las cejas, y doy tres pasos
confiada, arrogante y dominantemente hacia él—. Pero, no se sí felicitarte o demandarte
por difamación y tomar los 54 millones de dólares que robó, por hacer estas
coloridas acusaciones creadas en su vívida imaginación, señor Lincoln. Estoy
ahora más convencido que nunca que necesita también ser encerrado en una
institución mental. Tenemos suficientes testigos aquí.
— ¡Robaste mi empresa! —Grita.
— ¡Compré la empresa que hizo pública hace quince años! ¡Cualquiera puede
comprarla! Es perfectamente legal. ¡Usted la hizo pública! —Levanto la
voz y levanto un dedo acusador—. ¿Así que, durante todos sus años en los
negocios, no se le ocurrió que alguien, algún día podría llegar y comprar lo
que puso en disponibilidad de comprar?
¡Y ahora viene y hace esas fantásticas acusaciones porque soy dueño de su
culo, terreno, inventario y de su cuerpo! Soy un hombre de negocios señor
Lincoln. Era consciente de que una de las compañías de las que poseo muchas
acciones, una empresa que debería estar funcionando bien, simplemente no estaba
generando suficientes utilidades. Entonces descubrí que esa gran cantidad de
sumas de dinero estaban siendo malversados por nadie más que usted…
A pesar de estar muy enojado, nunca menciona el hecho de haber pagado la
fianza de Hyde. Es el gran elefante de color mierda del que nadie habla. No le
voy a dar la evidencia y ponerlo sobre aviso de lo que le tengo reservado.
¡Pero, tengo toda la intención de hacerlo sufrir de la misma manera que me hizo
sufrir cuando lastimó a mi esposa y hermana! No quiere incriminarse aquí. Tiene
ese control y puedo ver en cada una de las palabras que cuidadosamente escoge
decir, -no importando si son espontaneas o personales- como puedan sonar. Lo
que quiere es hacerme enojar, perder la calma, y atacarlo para tener algo de
que agarrarse para cuando estemos solos o en público; esta es su táctica para
someterme a su provocación. No me sorprendería que se dejara caer, permacer
quieto y dejarme pegarle para sacarle la mierda para conseguir que me
arrestaran. Nunca le daré esa satisfacción, o el control. ,Le sacaré la mierda
a golpes, pero en un momento y lugar de mi propia elección. Pero no en video y
a la vista de muchos testigos. Quiere venganza, se la daré a mi manera.
— No veo con buenos ojos que me roben a plena luz del día, señor Lincoln.
Tengo el rastro del dinero. ¡Lo único que tengo que hacer es filtrarlo al
Seattle Time, y puedo garantizarle que todos los inversionistas que ha tenido a
través de los años irán a devorarlo más rápidamente que un gran tiburón blanco!
Lincoln aprieta los dientes con tanta fuerza que todos pueden oír el ruido.
Sus abogados están medio sentados y medio levantándose de sus asientos en los
últimos tres minutos para salir de la sala, pero de alguna manera incapaces de
moverse de sus posiciones.
— ¿Qúe carajos quieres después de haber vendido mi total jodida empresa
bajo mis narices? —Grita. Sonrío sabiendo que lo tengo bajo mi poder.
— ¡Quiero que renuncie! La escritura constitutiva establece que incluso la
acusación de fraude es suficiente para despedirlo. ¡Tengo pruebas, no solo
acusaciones! Quiero que firme la carta de renuncia. Tendré control sobre donde
y cuando tengas un trabajo nuevo. Aceptará todas las cláusulas de
incumplimiento. Si incumple el acuerdo que mis abogados han redactado, entonces
acepta las sanciones financieras sin argumentos o rechazo, —afirmo.
— ¡Creí que ya me estabas despidiendo! ¿Por qué me pides hacer esto?
—Pregunta.
— Creo que sabe la respuesta a esa pregunta señor Lincoln, —digo con
mirada impávida. Quiero tener el placer de ver como termina su carrera por sí
mismo. Mi venganza.
— ¿Y sí no? —Pregunta con rabia asesina.
— Sí no, le prometo que regresará a la cárcel y en poco tiempo para hacer
su cena ahí… —me quedo en silencio por veinte segundo para que digiera eso—. Después
que haya firmado hoy los papeles, si alguna vez, alguna vez se cruza en mi
camino, o se involucra en algo que directa o indirectamente cause daño a
cualquiera que conozca, —digo con la mirada seria y con destellos triunfantes—,
no lo cuestionaré, llevarlo a la corte o tener una reunión civilizada como
esta. Aunque solo soñara en hacer daño a quien conozco; si estornudan porque
haya tosido sobre ellos, prometo que el día que vio a su compañía ser vendida
pedazo a jodido pedazo, comparado con lo que le haría, sería como unas
vacaciones en los Hamptons.
— ¡Quiero conservar mis posesiones personales! —Sisea—. ¿Qué más quieres?
¡Te hiciste de todo lo de mi empresa!
— Por última vez, para empezar no era su empresa. No por los últimos
quince años. No prometí nada. ¡No merece favores! Sus posesiones personales
eran robadas, por lo que ahora legalmente me pertenecen. Esto no es negociable.
¡O acepta el trato que le ofrezco o me aseguraré que cada centavo heredado de
la compañía de su abuelo sea gastado en procesarlo con todo el peso de la ley!
— Fimaré. ¡Pero esto no ha
terminado! —Sisea.
Antes que pueda de decir—, ¿es un trato? —Taylor lo ataca por su lado
ciego y le pega en la mandíbula y le cruza los brazos en posición de sumisión,
golpeándolo sobre la mesa, haciendo brincar a todos excepto a mí y a Welch.
— Soy el guardaespaldas del señor Grey. Cualquier amenaza
implícita se toma en serio, señor Lincoln, —Taylor le sisea en el oído —. ¿Quiere que escolte a este pendejo a la
oficina del jefe de policía, señor Grey? El juez ya sabe de sus jodidos
arranques de ira y su inestabilidad mental haciendo de este cabrón una amenaza
para la sociedad. A la luz de de los acontecimiento recientes, no se tomará a
la ligera en la corte, señor. Puede conservar a su novio Hyde como compañía.
— ¡Dije que firmaré! —Dice Lincoln con voz apagada, con la cara presionada
sobre la mesa.
— Déjalo firmar.
Taylor lo empuja, y está de pie detrás de Lincoln solo 50 centímetros.
Baxter se levanta y le da una copia a Lincoln y una a cada uno de los abogados.
Lincoln revisa cada página, leyendo, señalando y firmando, dirigido por Baxter.
Su abogado firma como testigo. Los tres documentos son firmados y notariados
ante testigos. ¡Jaque mate!
— ¡Váyanse! —Digo mientras doy vuelta sobre mis talones y salgo con Taylor
detrás.
Mientras Taylor cierra la puerta detrás de mí, pregunta—. ¿A dónde señor?
— Al hospital a ver a Ray. —Taylor asiente y presiona el botón del elevador
con una rara sonrisa.