Ponme como un sello sobre tu corazón, como un tatuaje
en tu brazo. Porque el amor es
fuerte como la muerte; y la
envidia tan duradera como la tumba.
CAPÍTULO
XVII
Gia Matteo
entra en la habitación seguida de Taylor. Su
comportamiento exuda un tipo de confianza depredadora. Cuando entra en la sala
se siente dueña del lugar. Su rubia cabellera, sus pantalones grises ceñidos al
cuerpo y su blusa azul clara con los botones desabrochados, acentúan sus
activos. A mí nada de eso me atrae y ella no tiene nada que no tenga mi bella
esposa. Cualquier hombre al verla se la tiraría en el mismo lugar. Pero eso es
lo que inspira, una follada rápida y nada más. Anastasia
la ve como una rival sexual y sé que se siente incómoda. Ella brevemente la
examina, llevando sus ojos primero al collar de diamante solitario que hacen
juego con sus zarcillos.
_ ¡Christian,
Ana! —Gia nos saluda con una gran sonrisa y extiende su mano primero a mí y
cuando la libero, se voltea hacia Ana para estrechar la de ella.
_ Gia, respondo
y Anastasia solamente sonríe con indiferencia.
_ Se ven muy
bien después de su luna de miel, —dice descaradamente. Su mirada me valora y
aprecia lo que ve. Instintivamente
envuelvo mis brazos alrededor de Anastasia, sosteniéndola cerca de mí, tanto para
tranquilizarla como para enviarle un mensaje a Gia de que estoy complemente
enamorado y no disponible— La pasamos de maravilla, gracias, —le digo, mientras
beso a Ana que me mira agradablemente sorprendida.
Soy de ella y
de nadie más. Yo no tengo una etiqueta de disponible
colgando de mi cuello. ¡Estoy casado y esta mujer tiene el pleno derecho sobre mí! Anastasia
se relaja y pasa su mano como serpiente alrededor de mi cintura y mete su mano
en el bolsillo trasero de mis pantalones y deliberadamente aprieta mi nalga,
declarando que soy de su propiedad. La sonrisa de Gia es forzada.
_ ¿Han
conseguido echar un vistazo a los planos? Nos pregunta.
_ Lo hicimos,
le responde Ana y me mira a mí.
Ella está
tomando la iniciativa declarando su territorio. Ahora es a mí a quien le toca
ver este concurso de meadas. Ana le declara a Gia que es la hembra Alfa aquí y
que estoy fuera de su alcance y aunque casi no me lo creo, el comportamiento
sutil de Ana marcando su zona territorial, me agrada inmensamente. Yo le doy una
sonrisa irónica.
_ Por favor. Los planos están aquí, le digo
señalando la mesa del comedor. Tomo
la mano de mi esposa y caminamos mientras Gia nos sigue. Mi reciprocidad
facilita la amabilidad de Anastasia quien le ofrece algo de beber.
_ ¿Quieres algo
de beber? ¿Una copa de vino?
_ Eso sería
encantador. Blanco seco si
tienes, responde Gia.
Anastasia va a
la cocina, y no quiero ponerme al lado de Gia. Me dirijo hacia el estéreo y
selecciono del iPod una buena música que hace eco en la sala.
Sirenas - Debussy
_ ¿Quieres un
poco más de vino, Christian? Anastasia pregunta desde la cocina.
_ Por favor,
cariño, le digo sonriéndole, demostrando que tiene toda mi atención. Anastasia
llega hasta el armario y mi mirada está sobre ella como un halcón. Estamos
conectados y unidos. Puedo sentir
el lenguaje corporal de Gia; ella
está tratando desesperadamente de llamar mi atención y deliberadamente quiere
competir con mi mujer de una manera sutil. Ninguna otra mujer es la destinada a
tener mi corazón, más que Ana. Ella es la reina del castillo. Pero conociendo
lo celosa que es Ana, estoy más bien disfrutando de su comportamiento de
pantera marcando territorio. Anastasia saca tres copas de la alacena y toma la
botella abierta de sauvignon blanc de la nevera.
Gia se inclina
sobre la mesa mientras yo estoy a su lado. Ella
apunta a la pared de vidrio en los planos.
_
Entonces Christian ¿Qué piensas acerca de los cambios que estoy proponiendo en
la pared?
_ Creo que Ana
tiene algunas opiniones sobre la pared de vidrio, pero en general estamos
satisfechos con las ideas que propones, respondo.
_ Me alegro,
dice con alivio. Luego toca mi
brazo con una ligera caricia en un gesto coqueto indicándome que ella está disponible. Su toque y lo que representa me hacen
estremecer. Doy un paso lejos de
ella y me volteo hacia Ana. ¿Va a dejarme
solo con la come hombre?
_ Sediento
aquí, le digo para que se dé prisa en estar junto a mí.
_ Justo yendo,
dice ella. Anastasia vierte
rápidamente el vino, recoge las tres copas y se coloca a mi lado donde debe
estar. Cada uno toma su copa.
_ ¡Salud! Le
digo a Ana y a Gia, pero mi mirada se centra únicamente en mi esposa. Ella es
el centro de mi universo. Cuando
Anastasia toma un sorbo de su vino, Gia se vuelve hacia ella y le pregunta:
_ Ana, ¿tienes
algunos problemas con la pared de vidrio?
_ Sí. Me encanta, no me malinterpreten, pero
esperaba que pudiéramos incorporarlo más orgánicamente a la casa. Me enamoré de la casa como es después
de todo, y yo no quiero hacer ningún cambio radical.
_ Ya veo.
_ Sólo quiero
que el diseño sea simpático, ya sabes... más acorde con la casa original, dice
y me mira. Yo sabía que quería
permanecer fiel a la casa original, pero no sabía que quería hacer cambios
mínimos.
_ ¿Sin reformas
importantes? Le pregunto haciéndola pensar que no me gusta su idea. Sólo quiero saber
claramente que es lo que quiere. Porque lo que ella quiera, lo tendrá. Yo quiero que sea completamente feliz
con la casa.
_ No, ella
niega con la cabeza.
_ ¿Te gusta tal como está?
_ En su
mayoría, sí. Siempre supe que
sólo necesitaba un poco de atención.
Mi chica está
siempre tratando de sanar lo que le gusta sin cambiarlo. Y esa es una de las muchas cosas que
me gusta de ella. Gia nos mira a
los dos, tratando de ver si estoy de acuerdo con Ana.
_ Bueno. Creo que entiendo lo que quieres Ana.
¿Qué te parece si conservamos la pared de cristal, pero abrimos un poco más la
cubierta manteniendo el estilo mediterráneo? Tenemos la terraza de piedra allí
ya. Podemos colocarlas en pilares combinando la piedra ampliamente espaciada
así todavía tendrás la vista. Añade un techo de cristal o azulejo por el resto
de la casa. También se puede hacer un refugio para cenar y un área de estar,
finaliza diciendo.
Ana escucha pero
ella no responde. Ella pone su
rostro impasible, no tengo ninguna duda de que lo ha aprendido de mí.
_ O en vez de
la cubierta podemos incorporar una madera de color de tu elección en la puerta
de cristal, eso quizás ayude a mantener el espíritu mediterráneo, le explica
Gia. Estoy viendo a mi esposa con
atención. Quiero que a ella le
guste. Si a ella le gusta, estoy
satisfecho.
_ Al igual que
las persianas azules brillantes en el sur de Francia, murmura Anastasia en voz
baja. No creo estar interesado
por las persianas azules. Es apropiado para Francia, porque la mayoría de las
casas tienen un esquema de color similar, y es apropiado para ese lugar en
particular. Pero, tal vez no sea
lo mejor para nuestra casa. Me
encojo de hombros, y tomo un sorbo de vino. No
quiero llevarle la contraria. Si
ella está empeñada en las persianas azules, las tendré y aprenderé a quererlas.
Gia vuelve su
mirada hacia mí, esperando a que yo tome una decisión. Por lo que puedo ver, el lenguaje
corporal que Gia me envía, hace que Ana cambie de actitud. Es el momento de que
Gia se entere quien toma las decisiones aquí.
_ Ana, ¿qué
quieres que haga? Le murmuro muy claramente para que Gia no tenga la menor duda
de que Anastasia es quien decidirá sobre este proyecto.
_ Me gusta la
idea de la cubierta.
_ A mí también.
Anastasia
vuelve su mirada hacia Gia quien aparentemente no la está mirando.
_ Creo que me
gustaría dar un vistazo a los dibujos mostrando la cubierta más grande y los
pilares que estén acordes con la casa, dice Ana.
Desde mi visión
periférica, noto que Gia a regañadientes aparta sus ojos de mí y voltea a mirar
a Ana sonriendo.
_ Claro. ¿Alguna otra cosa? Pregunta.
Justo en ese
momento, oigo una tos discreta de Taylor. Todos
nos volteamos y lo vemos a él parado en la entrada del salón.
_ ¿Taylor?
Pregunto.
_ Necesito
hablar con usted un asunto urgente señor.
Yo aprieto los
hombros de Ana y miro a Gia directamente a sus ojos.
_ La señora
Grey es la encargada de este proyecto. Ella tiene total autoridad. Lo que ella
quiera, es de ella. Confío completamente en sus instintos. Ella es muy
perspicaz, le digo para que de una vez Gia entienda que Ana tiene el control
total del proyecto y que no le doy la bienvenida a esa actitud casi hostil con
ella. Al mismo tiempo le dejo saber a Ana que si quiere limpie el piso con
ella.
_ Si me disculpan.
Aprieto nuevamente sus hombros para darle toda la confianza que necesita y
salgo del salón.
_ ¿Así que...
la habitación principal? Oigo a Gia preguntándole nerviosamente a Ana.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Tan pronto como
estamos fuera del alcance del oído de las damas le pregunto a Taylor.
_ ¿Qué pasa?
_ Llamó Welch
para hablar sobre Hyde.
_ ¿Qué hay de
él? ¿Lo encontró?
_ No señor. Eso es lo que quiere explicarle. Está en el teléfono.
Taylor abre la
puerta de mi oficina y da un paso atrás. Entro
y camino alrededor de mi escritorio en mi silla. Aprieto la línea que parpadea en el
teléfono.
_ Grey,
respondo.
_ Señor, Pella,
dos de mis hombres y yo fuimos a
casa de Hyde. El conserje nos indicó que el apartamento no ha estado desocupado
por un buen tiempo. Sin embargo, entramos y registramos. Encontramos platos
sucios llenos de moho en el lavaplatos. Cajas de pizza y comida china que
dejaron en la sala y muchas botellas de licor vacías. Ropa esparcida alrededor
de la habitación, como si las arrojó con enojo. Parece que desde hace tres o
cuatro semana no viene por aquí.
Welch suelta
todo sin preámbulos y luego hace una pausa.
_ ¿Pella fue
contigo? Pregunto sorprendido.
_ Sí señor. Cuando le dije que íbamos a revisar el
apartamento de Hyde, me dijo que quería estar allí. A pesar de que ya nos dijo que no podríamos encontrarlo en el apartamento,
pero quería ver la evidencia de primera mano.
_ ¿Encontraron
algo? ¿Fotos de mi familia, mías? ¿Algún ordenador con información? ¿Algo que
lo ate al incendio en Grey House?
_ Aquí está el
quid señor. No hay ordenadores. Pero sí cables sueltos que indican que tenía
una oficina aquí. Debió trasladarlos a otro lugar. Sabía que vendrían por él. Pella
y yo coincidimos en que él es el culpable.
_ ¿Han
notificado a la policía que lo hemos identificado?
_ Sí señor. Pero lo que tenemos aún no son pruebas
suficientes para ellos. Sólo
vemos el rostro de Hyde durante muy poco en el video. Le he dicho a la policía que nuestro
software de reconocimiento facial coincidió con la cara de Jack Hyde. Sin embargo, no es fiable al 100%, y
la policía lo sabe. Nos preguntaron
si hay alguien que lo pueda identificar en el video. Pero según sus órdenes, no le dijimos
que la señora Grey lo identificó.
_ ¿El
departamento de policía no tomará como evidencia las pruebas recogidas contra
Hyde?
_ No del todo,
señor. Las mirarán y vendrán a su
apartamento. No van a encontrar nada más que nosotros. Tratamos de no alterar
nada, pero sí tomamos fotos y videos. Sin embargo, después de que el
departamento de policía vio la señal de vídeo y los resultados de
reconocimiento facial, que tienen un margen de error del 20%, dicen que no es
suficiente evidencia para una orden de arresto. Porque la toma es de perfil y
eso fácilmente puede ser descartado en un tribunal. Lo pueden interrogar para
saber su coartada de ese día, pero evidentemente ha desaparecido. Si tan solo
permitiera que la señora Grey lo identifique… dice y lo corto de inmediato.
_ ¡Esa no es ninguna
opción! No voy a crearle un estrés a ella. La carga recae sobre
nosotros. Tenemos que
localizarlo. ¿Qué es lo mejor que
el departamento de policía puede hacer?
_ Van a venir a
su apartamento y tratar de localizarlo. Rastrearán su tarjeta de crédito y de
débito. Hablarán con sus amigos. Pero eso ya lo hemos hecho nosotros y es un
callejón sin salida.
_ ¡Joder! Siseo
con mi ira en aumento.
_ De hecho,
señor, vamos a analizar algunos
datos recogidos y le informaremos mañana.
_ Haz eso. Y coordina con Taylor sobre la
seguridad asignada a mi familia.
_ Ya he hablado
con Taylor. Buenas noches, señor,
dice y cuelgo.
Camino de
vuelta al salón cuando Ana y Gia ya están casi terminando.
_ ¿Todo listo?
Pregunto envolviendo mis brazos alrededor de la cintura de mi mujer
posesivamente. Entonces veo a Gia que contesta.
_ Sí, señor
Grey, dice ella con una brillante pero débil sonrisa. Voy a revisar los planos y estarán listos en
los próximos días. ¿Sr. Grey? Era Christian cuando ella
llegó. Y estaba encima de mí como el color blanco en el arroz.
_ Excelente. ¿Feliz? Le pregunto a Anastasia. Ella
asiente con la cabeza y se ruboriza.
_ Será mejor
que me vaya, dice Gia, lista para saltar del barco. La noto como si prefiriera estar en cualquier
lugar menos en este. Tengo mucha curiosidad por saber que le ha dicho Ana. Gia
extiende su mano a Anastasia primero, y luego a mí. Sí, mi mujer definitivamente declaró
su territorio. ¡Tengo una pantera
territorial en casa!
_ Hasta la
próxima Gia, dice Anastasia.
_ Sí, señora
Grey. Sr. Grey, responde ella. ¿Señora Grey? Hace unos minutos estaba dirigiendo
todas sus preguntas hacia mí y comportándose como una mujer que se quería
apoderar del territorio de otra. ¡Cómo se equivocó con mi esposa! Estoy feliz
de que mi chica le pateó el culo. Cuando Taylor aparece de nuevo en la entrada,
Anastasia habla en voz alta para que Taylor la pueda escuchar.
_ Taylor te
acompañará. Gia acaricia su pelo con nerviosismo y parece que se encogiera sobre
sus tacones de cinco pulgada en cada paso y se va. Cuando Taylor la lleva hasta
el ascensor me dirijo a Ana con curiosidad.
_ Ella estaba
notablemente más fría, le digo.
_ ¿Más fría? No me di cuenta, dice encogiéndose de
hombros, tratando de parecer indiferente. Es
algo que he perfeccionado, y sé que ella está ocultando algo. —¿Qué quería Taylor?— Pregunta para
distraerme. Yo la libero,
frunciendo el ceño. Quiero que
sea abierta conmigo. Empiezo a recoger
los planos y respondo a su pregunta.
_ Era sobre Hyde.
Eso despierta su curiosidad.
_ ¿Qué hay de
Hyde? Me pregunta en un susurro.
_ No es nada de
qué preocuparse Ana, le respondo. Es
por eso que no quiero que
la policía la lleve a identificar a Hyde. Ella está asustada y preocupada. Dejo
los planos sobre la mesa y me vuelvo hacia ella trayéndola a mis brazos.
_ Resulta que no ha estado en su apartamento por
semanas, eso es todo, le digo simplemente. Le
beso el pelo y luego la suelto, vuelvo a recoger los planos. Quiero saber qué pasó entre Gia y
Anastasia y distraerla del hijo de puta de Hyde.
_ Entonces,
¿Qué decidiste?
_ Solo lo que
habíamos discutido. Creo que a ella le gustas, dice tranquilamente. ¡Lo sabía!
¡Está celosa! Pero ella no tiene nada de que preocuparse. Resoplo.
_ ¿Le has dicho
algo? Pregunto y ella se pone carmesí, confirmando mis sospechas. Ella mira
hacia abajo a sus dedos avergonzada. Ella
no tiene nada de qué avergonzarse. Me
gusta cuando toma posesión de mí. De
hecho, yo quiero que haga eso en exceso. Eso
significa que ella no tiene ningún interés en nadie más. Que ella me ama.
_ Éramos
Christian y Ana cuando llegó y Sr. Y Sra. Grey cuando se fue, digo secamente.
_ Pude haberle
dicho algo, murmura. Su
confirmación derrite mi corazón. ¡Me
encanta esta mujer! Ella está reclamando
su propiedad y ella se pone celosa cuando otras muestran interés en mí; es protectora conmigo, y me ama. Estoy más que feliz con su respuesta. La miro con nada más que el amor y
pasión. Ella levanta la vista
para encontrarse con mi mirada. Cuando
nuestros ojos se encuentran, recuerdo por qué la mayoría de las mujeres
reaccionan así cuando me ven. Solo ven una cara bonita. Un cuerpo digno de
follarse. Ninguna ve lo jodido del hombre que hay en mi interior. Bajo mi
mirada sacudiendo la cabeza, recordando lo que soy.
_ Ella sólo está
reaccionando a esta cara, le digo con amargura.
La mirada de
Ana cambia desconcertada.
_ ¿Qué? ¿No
estás celosa verdad? le pregunto sorprendido. ¿Qué está pensando? ¿Qué yo estaría interesado en Gia Matteo? Me
horroriza pensar que ella crea que estoy interesado en otra mujer.
Anastasia se
sonroja y traga con nerviosismo. ¡Ella
está celosa! Ella mira hacia sus
dedos anudados con inseguridad.
_ Ana, ella es
un depredador sexual. No es mi tipo en lo absoluto. ¿Cómo puedes estar celosa
de ella? ¿De cualquiera? Nada sobre ella me interesa. Me paso la mano
por el pelo. —Eres sólo tú, Ana. Siempre serás solo tú— le digo de
manera irrevocable y completamente enamorado.
Nunca encontrarás
otro amor como el mío - Michael Buble, Laura Pausini
Dejo los planos
sobre la mesa otra vez, y me muevo hacia mi esposa. Su cabeza está hacia abajo de nuevo. Le levanto la barbilla y hago que me
mire.
_ ¿Cómo puedes
pensar lo contrario? ¿Alguna vez te he dado la indicación de que pudiera estar
remotamente interesado en alguien más? Le pregunto fervientemente.
_ No. Estoy siendo una tonta. Es solo que
hoy… tú… dice frustrada. ¿Qué? ¿Le hice pensar que no es tan
importante para mí? ¿Que hice?
_ ¿Qué hay
sobre mí? Pregunto.
_ Oh, Christian,
dice ella con los labios temblorosos. Estoy
tratando de adaptarme a esta nueva vida que nunca había imaginado por mí. Todo me ha sido entregado en bandeja
de plata. Mi trabajo… Tú… mi hermoso esposo quien nunca… yo nunca me imaginé
que amaría de esta manera, tan fuerte, tan rápido, tan… indeleble, dice
mirándome a los ojos derritiendo mi corazón. Se detiene y toma un suspiro. —Pero
tú eres como un tren de carga y yo no quiero que me condenen injustamente
porque la chica de la que te enamoraste será aplastada. ¿Y qué será todo lo que
quede? Todo lo que quedará será una radiografía vacía en eventos sociales.
Revoloteando de función de caridad en función de caridad— Ella se ve asustada. Desconcertada. —Y ahora quieres que yo
sea Gerente General de una compañía que nunca ha estado siquiera en mi radar.
Estoy saltando entre todas estas ideas, luchando. Me quieres en casa. Me
quieres dirigiendo una compañía. Es tan confuso— termina diciendo y sus ojos se
rebosan en lágrimas.
¡No! ¡No! ¡Lo
menos que quiero hacer es ver a mi esposa llorar! Todo lo que hago es solo para
protegerla, para demostrarle lo mucho que la amo, lo mucho que quiero apoyarla
en todos sus sueños y esfuerzos. ¿No es eso
lo que un marido se supone que haga? ¿No
es eso lo que le prometí hacer? ¿Ella no quiere que cumpla con mis
votos de matrimonio?
_ Tienes que
dejarme tomar mis propias decisiones. Tomar mis propios riesgos y cometer mis
propios errores y aprender de ellos. Necesito caminar antes de poder correr
Christian. ¿No te das cuenta? Quiero
un poco de independencia. Eso es
lo que significa el nombre para mí.
Trago saliva. ¿Mi esposa piensa que mi amor, mis
esfuerzos para protegerla es una carga muy pesada? Necesito saber.
_ ¿Te sientes
condenada injustamente? Pregunto en un susurro horrorizado.
Ella asiente
con la cabeza afirmativamente.
Siento que ella
me dio un puñetazo en la tripa. Cierro
los ojos de dolor cuando me paso la mano por el pelo, exasperado. ¿Cómo puedo demostrarle que la amo, si
no se me permite expresar mi amor por ella a mi manera? Quiero darle todo lo que tengo, lo
pondré todo a sus pies.
_ Sólo quiero
darte el mundo Ana y todo lo que quieras. Y
cuidarte de ello también. Mantenerte segura. Pero también quiero que todos
sepan que eres mía. Me entró
pánico hoy cuando me rebotó tu e-mail. ¿Por qué no me hablaste de tu nombre?
Ella nunca se
comunica conmigo a menos que la obligue. Si tenía preocupaciones y si ya había
tomado esa decisión, me lo debió haber dicho. Claro,
me gustaría tratar de convencerla de lo contrario, pero ella hace las cosas a
mis espaldas y en el fondo ésa es mi preocupación. Ella me hace entrar en
pánico por tomar decisiones que nos conciernen a los dos en secreto, sabiendo
lo posesivo que soy. ¡Es injusto!
_ Solo lo pensé
mientras estábamos de luna de miel y bueno no quería explotar la burbuja y me
olvidé del asunto. Solo lo recordé ayer por la noche. Y entonces Jack… ya sabes
me distraje. Lo siento debí habértelo dicho o discutido contigo, pero no podía
encontrar el momento adecuado, me explica.
La miro sin
pestañear. Ella me oculta sus
sentimientos y quiero confiar en ella, pero ¿cómo podría no entrar en pánico
cuando me esconde decisiones importantes? ¿No
entiende que se trata de mí? ¿Qué me
estoy ofreciendo a ella con cada error y cada fibra de mi ser? Este soy yo… Que
me tome como soy y no como una versión alterada de mí.
Everything I Do
- Bryan Adams
_ ¿Por qué
entraste en pánico? Pregunta.
_ Yo solo no
quiero que te deslices a través de mis dedos, le susurro con los ojos muy
abiertos y con mi miedo evidente.
_ Por el amor
de Dios, yo no voy a ninguna parte. ¿Cuándo
vas a conseguir que eso entre en tu grueso cráneo? Yo. Te. Amo. Más que… la vista el espacio o la
libertad.
¿Qué? ¿Me ama como ama a su padre? Mis ojos se abren con sorpresa.
_ ¿El amor de una hija? Le pregunto con
una sonrisa irónica.
_ No, se ríe. Es la única cita que vino a la mente.
_ ¿El loco Rey
Lear? ¿Me ve como ese loco rey?
_ Querido,
querido Loco Rey Lear, dice ella mientras sus dedos acarician suavemente mi
rostro, y como un hombre hambriento de su afecto, por su toque, me apoyo en su
mano y cierro los ojos. —¿Cambiarías tu nombre a Christian Steele para que todo
el mundo sepa que me perteneces?— Pregunta.
Mis ojos se
abren. ¿Ella quiere mostrarle al
mundo que le pertenezco? Yo soy de ella mientras ella sea mía.
_ ¿Qué te
pertenezco?
_ Mío.
_ Tuyo. Sí, lo haría. Si eso significa tanto para ti. ¿No entiende que no hay casi nada que no pueda hacer por ella?
_ ¿Significa
mucho para ti? Me pregunta finalmente entendiendo mi preocupación.
_ Sí, le
respondí sin titubear.
_ Está bien,
responde ella.
_ Pensé que ya
habías accedido a esto.
_ Sí, lo había
hecho, pero ahora que lo hemos discutido, estoy feliz con mi decisión.
_ Oh, respondo
sorprendido. Hemos llegado a un mutuo acuerdo. Razón tiene Flynn. Habla con ella, fueron sus
palabras. Estoy contento de que cambiará su nombre de buena gana, para
complacerme. Estoy muy feliz, y
le sonrío reflejando mi estado de ánimo. La agarro por la cintura y la balanceo
a mí alrededor, haciendo que pegue un grito de risa y alegría. Ella está feliz,
y su estado de ánimo me hace más feliz.
_ Señora. Grey, ¿sabes lo que esto significa
para mí? Pregunto.
_ Ahora sí.
Me inclino y la
beso, mis dedos le acarician el pelo, para finalmente mantenerla en su lugar.
_ Significa
siete tonos diferentes de domingo, murmuro mientras mis labios cubren los suyos
y rozo mi nariz a lo largo de la de ella.
_ ¿Tú crees?
Pregunta inclinando su cabeza hacia atrás.
_ Algunas
promesas fueron hechas. Un ofrecimiento, un acuerdo negociado, le susurro. Le estoy diciendo lo que ella
prometió.
_ Uhm... dice medio
incierta. ¿Qué? ¡No, No, No! ¡Ella prometió! ¡La quiero, y la quiero ahora!
_ ¿Estás
renegando de mí? Pregunto cuestionando. Puedo
improvisar, y aún así obtener lo que quiero. —Tengo
una idea— le digo. —Un asunto muy importante que atender. Sí señora Grey. Un
asunto de mucha importancia— le digo recordando lo que me dijo antes de mi
cabello.
_ ¿Qué?
Pregunta, entrecerrando los ojos.
_ Necesito que cortes
mi cabello. Aparentemente está muy largo
y a mi esposa no le gusta.
_ ¡No puedo
cortarte el cabello! Dice horrorizada.
_ Sí puedes le
digo sonriendo. Ella puede hacer cualquier cosa. Niego con la cabeza dejando
que mi cabello caiga y tape mis ojos.
_ Bueno, si la
señora Jones tiene un bol de ensalada, ella responde riendo.
Me río por su respuesta.
_ De acuerdo. Un buen punto. Haré que
Franco lo haga. Su expresión cambia de inmediato. Sé lo que está
pensando. Ella no querrá asociarme con nadie que esté
cerca de Elena.
_ Ven, dice
agarrando mi mano y me lleva tras ella.
Y yo estoy más que encantando cuando mi
mujer se hace cargo de mí. Nos dirigimos a nuestro cuarto de baño principal,
luego me suelta y va en busca de una silla que la coloca en frente de uno de
los lavabos. La miro completamente divertido y con mis pulgares metido en
las trabillas de mis pantalones. Me encanta porque está marcando su propio
territorio.
_ Siéntate, me
ordena mirando la silla.
_ ¿Vas a
lavarme el pelo? Le pregunto, y ella
asiente en respuesta. Arqueo una ceja, sorprendido, pero esto puede ser bueno —Está
bien— le contesto.
Lentamente
deshago los botones de mi camisa y levanto mi mano para que ella me quite los
gemelos. Mientras los deshace mi deseo por ella se eleva diez veces más. Mi
pulso se acelera. Su cercanía siempre me enciende.
_ ¿Lista?
Susurra en tono salaz.
_ Para lo que
quieras Ana, respondo dispuesto a cualquier cosa que ella me dé.
Mis labios se abren
para inhalar profundamente. Su
mirada baja de mis ojos a mis labios. Ella se inclina para besarme, pero yo la
detengo.
_ No, —digo
poniendo mis manos sobre sus hombros— No. Si lo haces, nunca voy a conseguir mi
corte de pelo. Quiero esto.
Cualquier
atención que mi esposa considere darme es entrañable y no la voy a
desperdiciar. Estoy muerto de
hambre por su atención y no importa lo mucho que me dé, nunca puedo estar
satisfecho.
_ ¡Oh! Ella
exhala. ¿Por qué? Me pregunta en
un tono susurrante.
¿Por qué? La miro fijamente. ¿Qué hay mejor que recibir el amor y
la atención de la persona de tu afecto?
_ Porque me
hará sentir querido, respondo. Ella envuelve sus brazos a mi alrededor y besa
mi pecho desnudo y luego acaricia con su mejilla el pelo de mi pecho.
_ Ana. Mi Ana, le susurro. Mi nena, mi mujer, mi todo. Mis brazos serpentean su cuerpo y nos
mantenemos así unos minutos. Luego ella me libera. Y se inclina hacia atrás.
_ ¿De verdad
quieres que haga esto? Pregunta. Asiento
con la cabeza y sonrío tímidamente.
_ Entonces,
sentado, ordena de nuevo.
Obedezco
inmediatamente y me siento. Luego se quita los zapatos y los deja caer cerca de
mi camisa y camina hacia la ducha para agarrar la botella de champú.
_ ¿Le gustaría
este señor? —Me dice sosteniendo el frasco en sus manos como si estuviera
haciendo una venta— Entregado a mano
desde el sur de Francia. Me gusta el olor de éste… huele a ti, dice
pausadamente.
_ Por favor, le
respondo sonriendo.
Ella da un
tirón a una pequeña toalla.
_ Inclínate
hacia adelante, me ordena y coloca la toalla sobre mis hombros. Luego comienza
a llenar el lavabo de agua.
_ Recuéstate,
dice completamente a cargo.
Está en su
posición de mando y estoy disfrutando cada segundo. Muevo un poco más la silla
hacia adelante y finalmente inclino mi cabeza hacia atrás. Cuando la veo ella
está muy sonriente mirándome. Comienza a echarme agua tibia en la cabeza
empapando mi pelo. Repite varias veces el proceso hasta que mi cabello está
bien humedecido. Estoy momentáneamente intoxicado con su perfume femenino que
inunda todos mis sentidos.
_ Hueles tan
bien, señora Grey, murmuro perdido en la sensación. Cierro los ojos.
Ella sigue
mojando mi pelo frotando con sus dedos la raíz. Su toque es electrizante, siento
sacudir mi cuerpo, sintiéndome vivo y querido. Me relajo en una forma que nunca
seria posible. Me siento amado, apreciado y valorado. En estos momentos el
único foco de ensueños es Ana. La idea me agrada y yo inhalo suavemente entre
mis labios. Una salpicadura de agua cae en mis ojos cerrados y me saca de mis
ensueños.
_ ¡Lo siento!
Anastasia disculpa.
Agarro la
esquina de la toalla y limpio el agua de mis ojos.
_ Oye, sé que
soy un imbécil pero no me ahogues, le digo con burla.
Ella se inclina
y besa mi frente, dándome una sonrisa encantadora de niña.
_ No me tientes
señor Grey.
Su olor, su
tacto, su beso y su risita disparan mi deseo por ella a un máximo histórico. Levanto mi mano y la pongo en su nuca y tiro
de ella hacia mí y la beso brevemente gimiendo de deseo y satisfacción. La
libero y nuestras miradas son de amor y ternura.
Ella vierte un
poco de champú en la palma de su mano y masajea mi cuero cabelludo. Va a un
ritmo circular por toda mi cabeza y los masajes se sienten tan bien que cierro de
nuevo mis ojos sintiéndome completamente en el cielo. Un murmullo sale de mis
labios.
_ Eso se siente
bien, le digo mientras ella continúa masajeando rítmicamente.
_ Sí lo sé, refleja mis palabras y besa mi frente una vez
más.
_ Me gusta
cuando frotas mi cabeza con las uñas, le digo, aun con mis ojos cerrados. Estoy en un lugar diferente,
contenido, alegre, siento cariño y amor, pero sigo siendo vulnerable.
_ Levanta la
cabeza, me ordena y yo obedezco sin pesar. Llega hacia mi nuca y frotando con las
uñas sigue masajeando firmemente.
_ Baja, ordena. Me recuesto y ella me enjuaga la
espuma con agua tibia.
_ ¿Una vez más?
Pregunta.
_ Por favor, le
respondo con serenidad. Un hombre
puede acostumbrarse a esto. Ella
sonríe hacia mí.
_ Enseguida señor
Grey.
Me enjuaga el
cabello y de nuevo hace espuma con el champú y repite todo el proceso. Me
siento realmente relajado. Si muriera justo en este momento, moriría como un
hombre dichoso y feliz. Respiro profundamente. Sus manos acarician suavemente mi
mejilla. Abro los ojos, mirándola
con ojos soñolientos. Ella se
inclina y me planta un suave y casto beso en los labios. Le sonrío a su
ternura, y cierro los ojos con total satisfacción. ¡Ella me ama! ¡Ella ama a mí! ¡Este hombre! ¡Christian Grey!
Se inclina
sobre mí y sus pechos rozan mi cara.
_ Hmm… me quejo
con aprecio y mi mano se mueve hacia su cadera y sus nalgas.
_ Nada de tocar
a las asistentes, me regaña.
_ No olvides
que soy sordo, digo con los ojos cerrados. Mis
manos siguen su recorrido subiendo su falda por detrás y ella me golpea. Sonrío
ante su reacción. Me siento como un joven que quedó atrapado teniendo sexo en
su dormitorio por primera vez y fue reprendido, pero aún en secreto orgulloso
de ello. Ella sigue metida en su
trabajo, ahora quitándome el champú, pero yo sigo con mi mano en su espalda,
pasándola por sus nalgas, arriba y abajo con la intención de tenerla apenas
termine de enjuagar mi cabello. Ella es tan caliente. Sus manos masajeando mi
cabeza, sus pechos en mi rostro, su olor delicioso me está superando y ya estoy
como un depredador en celo. ¡Mierda! ¡Voy a follarla aquí, quiera o no!
_ Ya está. Todo enjuagado, dice.
_ Bien, contesto.
Tiempo para los
siente tonos distinto de domingo que me prometió. Mis dedos aprietan su espalda
y me incorporo con el cabello todo mojado, goteando encima de mí. Traigo a mi
esposa a mi regazo. Mis manos
lenta y sensualmente se mueven hacia arriba de su trasero, su nuca. Entonces acariciando su cuello, mis
dedos se arrastran hasta la barbilla y la sostengo firmemente en su lugar. Ella es tan jodidamente hermosa, que
me mira con amor y deseo. ¿Qué es
más irresistible para un hombre que una mujer que está enamorada de él? Mis labios se encuentran
inmediatamente con los de ella y me hago cargo. Mi lengua se abre camino en su boca.
Estoy duro y erecto listo para conquistarla. Acaricio su lengua con lamidas
sensuales. Su lengua vacilante se
mueve y entra en mi boca, y me chupa duro. Sus
dedos llegan a mi cabello y los enrolla en sus manos y el agua va de mi pelo a
sus manos y sus brazos, y cuando nuestro beso se profundiza, su cara está
empapada con agua de mi pelo. Muevo
mi mano de la barbilla hacia el botón superior de su blusa. Sólo quiero desnudarla y darle todo el
amor que tengo.
_ Basta de
acicalamiento. Quiero follarte
siete tonos distintos de domingo y
podemos hacerlo aquí o en el dormitorio. Tú
decides.
Mi respiración
se hace más profunda, mi pulso aumenta, mis ojos se oscurecen, y estoy lleno de
agradecimiento carnal y un deseo inmenso por sumergirme en ella. El agua de mi cabello demasiado largo
gotea entre los dos. Ella engancha su aliento, incapaz de responderme y puedo
sentir sus latidos.
_ ¿Dónde
quieres Anastasia? Le pregunto, cuando
sacudo mi pierna para que ella me responda.
_ Estás
demasiado mojado, dice.
Inclino mi cabeza y rápidamente la sacudo frotándola
en la parte delantera de su blusa empapándola completa. Ella chilla y trata de
liberarse y su reacción solo hace que me existe más. Me encanta su manera de
forcejear en este juego sexual. ¡Me encanta! Y ahora mismo estoy completamente
encendido y no voy a dejarla ir hasta haberla follado completamente.
_ ¡Oh, no, no,
bebé! Me quejo y cuando levanto la cabeza para mirarla a los ojos de nuevo, estoy
lleno de lujuria pura. Su blusa se
ha trasparentado por el agua y sus pezones se notan invitándome a hacer el amor
con ella.
_ Me encanta la
vista, murmuro mientras corro mi nariz alrededor de uno de sus pezones que se
yerguen bajo mis caricias.
_ Respóndeme,
Ana. ¿Aquí o en el dormitorio?
_ Aquí, ella
susurra desesperadamente, el corte de pelo quedó en el olvido. El deseo feroz por ella me hace
sonreír licenciosamente.
_ Una buena elección,
señora Grey, murmuro contra sus labios carnosos. Libero su barbilla y muevo mi mano
hasta la rodilla, lentamente subiéndole la falda, mis dedos deslizándose sobre
su piel suave. Un escalofrío
recorre todo su cuerpo. Empiezo
arrastrando besos desde la base de la oreja a lo largo de su mandíbula. ¡Oh Dios!
_ ¿Qué voy a
hacer contigo? Le susurro al oído. Mis
dedos se detienen en el borde de sus medias. Dejaré
que se quede con ellas. —Estas me gustan, me quejo— Paso un dedo por debajo del
borde y lo muevo hasta la parte interna de su muslo para despertar sus nervios.
Ella jadea y se retuerce inmediatamente a mi toque. Su reacción hace que
un sonido salga de lo más profundo de mi garganta. —Si voy a follarte siete
tonos distintos, quiero que te quedes quieta, le recuerdo.
_ Oblígame, me
dice con una voz suave entrecortada. Tomo una inhalación brusca. Ella está tocando todos los botones correctos
esta noche. Me encantaría atarte bebé. Mis ojos se estrechan y la miran con una
expresión caliente. ¿Será eso lo que quiere? Su mirada es tentadora y
provocativa.
_ Oh, señora
Grey, sólo tienes que pedirlo. Muevo
mi mano a la parte superior de sus bragas. —Vamos a liberarte de estas— le digo
y tiro suavemente, pero ella se acomoda para darme facilidad, pero yo no
necesito ayuda. Mi aliento silba entre dientes.
_ Quédate
quieta, me quejo.
_ Estoy
ayudando, responde ella, haciendo un puchero, e inmediatamente me acerco a su
boca y capturo entre mis dientes su labio inferior.
_ Quieta, le
gruño. Soy el macho alfa. Yo
estoy a cargo de este espectáculo. Deslizo
sus bragas por sus piernas y las tomo en mi mano. Entonces subo su falda para que quede
alrededor de sus caderas y pongo mis manos en su cintura para ayudarla a
pararse.
_ Siéntate. A
horcajadas. Le ordeno con la mirada que solo tiene un propósito en mente: follar
siete tonos diferentes de domingo. Ella
finalmente se para haciendo un movimiento provocativo y estimulante.
_ Señora. Grey, ¿me estás incitando? Pregunto con
un tono de advertencia. Aunque
estoy completamente divertido y excitado. Ella
me reta como nadie puede; suscita
emociones que no sabía que existían.
_ Sí. ¿Qué vas a hacer al respecto? Pregunta
con una valiente actitud. ¡Joder…
me encanta! Me encanta su manera de retarme, me encanta cualquier cosa que ella
haga o diga en el sexo. ¡Me quiero enterrar en ella con calma, pero ella me
desafía! Es un giro que me enciende… ¡y mucho! Mi pene responde inmediatamente
a su forma descarada de incitarme y tiene muchas ganas de salir.
_ Pon tus manos
detrás de tu espalda, le ordeno.
Ella obedece
inmediatamente y le ato las manos con sus bragas.
_ ¿Mis bragas? Sr. Grey, no tienes vergüenza, dice
reprendiéndome.
_ No cuando
respecta a ti señora Grey, pero ya lo sabes. Estoy intenso y ardiendo de deseo,
como un volcán a punto de estallar. Pongo mis manos alrededor de su cintura
para acomodarla y sentarla un poco más atrás hacia mis rodillas. Su mirada se
fija en las gotas de agua que aun caen desde mi cuello a mi pecho. Sus ojos
están llenos de deseo sexual y de expectación.
Acaricio sus
muslos y paso mis manos por sus rodillas separándolas más y dejando que encaje
entre las mías. Así la mantengo en esa posición. Ahora voy directo a los
botones de su blusa. Quiero deshacerme de ella.
_ No creo que
necesitemos esto, le digo, y lentamente deshago cada botón, manteniendo los
ojos fijos en los de ella. Me tomo mi
tiempo y poco a poco voy abriendo cada uno. Su pecho sube y baja en rápida
sucesión mientras le quito la blusa. La dejo colgando y abierta, entonces con
ambas manos acaricio su rostro y con mi pulgar acaricio sus labios. Sus labios
se abren con la sensación y sus ojos se dilatan. Yo empujo mi pulgar en su
boca.
_ Chupa… le
digo en un susurro pronunciando largamente en la C. Ella chupa mi pulgar con la
necesidad de trasmitirme que me quiere chupar
a mí. Lo hace
con mucha insistencia y siento los efectos en la ingle y mi pene se mueve en
respuesta. Luego muerde con delicia la yema del pulgar haciéndome jadear.
Saco mi dedo
mojado y lo paso por sus labios, por su barbilla, por su garganta y sobre su
esternón. Engancho la copa de su sostén bajándola y libero su pecho que es
empujado hacia arriba. Su pezón se acerca aún más a mis labios invitándome a
acariciarlo. Subo mi mirada directo a sus ojos. Quiero ver todas y cada una de
sus reacciones cuando desencadeno todas sus emociones. Quiero ser la causa y el
proveedor de toda su experiencia sexual. Quiero estar a cargo y en control de
sus placeres: cuándo y cuánto. Quiero
poseer su cuerpo de tal manera que ella misma se rinda a mí por completo en cuerpo y alma.
Principles of
Lust - Enigma
Sin salir de su
mirada, le libero su otro pecho y ahuecando ambos suavemente, acaricio con mis
pulgares cada pezón, rodeando lentamente, jugando con ellos. Puedo hacer que se
venga así. Ella gime y echa la cabeza
hacia atrás y cierra los ojos, incapaz de quedarse quieta.
_ Shhh... La
calmo. —Quieta, nena, quieta— Quiero que aprenda a controlar su cuerpo. Libero uno de sus pechos y con la misma mano, llego
detrás de su nuca, sosteniéndola en su lugar. Entonces
tomo el pezón ahora libre en mi boca y chupo con fuerza, mi pelo húmedo cayendo
alrededor de mi cara. Tomo el
otro pezón entre el pulgar y el dedo índice y tiro y giro suavemente, lo que hace
que se endurezcan con mi tacto.
_ ¡Ah
Christian! Ella gime muriendo por una
fricción sobre su sexo. Pero eso no va a suceder hasta que me detenga. Me encanta ver a mi esposa estremecerse
bajo mi toque, cuando quiero y como quiero. Me
encanta tener el control sobre su cuerpo. Eso
alimenta una necesidad que hay dentro de mí y me despierta más allá de la
creencia.
_ Christian,
por favor, ella gime cuando no me detengo.
_ Hmm… Quiero
que te vengas así, le digo. Cuando
hago el amor con Anastasia, me conecto con ella en la forma más primitiva y
elemental. Dejando salir su instinto, hablando en un idioma que solo existe
entre nuestros cuerpos y solo conocemos nosotros. Con nadie más he sentido esta
conexión. Yo la llamo y ella viene. Ella gime en voz alta, retorciéndose en mi
regazo contra mis pantalones, tirando sus manos amarradas, con ganas de
tocarme.
_ Por favor,
ella me pide en un susurro, y siento el cambio en sus músculos, apretando.
_ Tienes unos
pechos hermosos Ana. Un día de estos voy
a follarlos. Me inclino y succiono su pezón de nuevo. Mi lengua lo acaricia
mientras el otro recibe caricias con mis dedos. Son como caramelos para mí.
Ella se está resistiendo, buscando una fricción. Pero su cuerpo se desvanece en
mis manos.
_ Déjate ir
cariño, le ordeno con suavidad y ella llega a su clímax, perdida en su orgasmo.
Su cuerpo estremeciéndose con placer y finalmente cae sobre mi pecho apoyando
su cabeza. Sus ojos están cerrados hasta que la sensación pasa a través de su
cuerpo. Cuando por fin los abre la estoy mirando con pasión.
_ Dios, me
encanta ver cuando te vienes Ana, digo con asombro. Ella siempre me asombra.
_ Eso fue...
dice incapaz de terminar la frase. Pero
estamos conectados y sé exactamente lo que está sintiendo.
_ Lo sé, le
digo y me inclino hacia adelante y la beso. Mi
mano todavía está sosteniendo su cuello, y muevo su cabeza para poder darle un
beso más profundo, más carnal, más amoroso, adorándola. Ella es una diosa entre
todas las mujeres. ¡La amo profundamente! Cuando me alejo del beso, los dos
estamos sin aliento.
_ Ahora, voy a
follarte, duro, me quejo.
La agarro por
la cintura y la levantó de mis muslos hasta el borde de mis rodillas. Con mi
mano derecha me desabrocho los pantalones. Paso
los dedos de mi mano izquierda hacia arriba y abajo en su muslo, y me detengo
en la parte superior de sus medias. Estamos frente a frente. Ella está amarrada,
con su sujetador empujando sus pechos hacia arriba, lista para recibir mi pene
con ganas. Quiero enterrarme en su sexo tan jodidamente estrecho y tan
completamente íntimo. Sus ojos azules se clavan en los míos. Bajo mi cremallera y mi erección salta
libre. Sus labios se abren y ella jadea. Está mirando toda mi sustancial
longitud con un deseo tan carnal que me hace sonreír.
_ ¿Te gusta?
Pregunto.
_ Hmm... murmura
con admiración como si le he mostrado la cosa más deliciosa en el mundo. Envuelvo mi mano alrededor de mi
erección, mi mirada fija en su expresión, subo y bajo la mano acariciándome. Ella
está muy excitada, me mira con una mirada que dice que está lista para devorar
mi pene y se muerde el labio.
_ Te estás
mordiendo el labio, señora Grey.
_ Eso es porque
tengo hambre, responde. ¡Joder me quiere de cena!
_ ¿Hambre?
Pregunto sorprendido porque no estoy equivocado, ella me quiere comer ahora.
_ Hmm...
murmura, lamiéndose los labios.
¡Oh, señora
Grey! Dos pueden jugar este
juego. Sonrío, me muerdo el labio
inferior mientras continúo acariciándome.
_ Ya veo. Deberías haber cenado. Pero quizás pueda obligarte, le digo y
pongo mis manos en su cintura. —De pie— le digo. Bueno señora Grey tiempo para la cena.
_ Arrodíllate,
le ordeno. Ella lo hace y yo me deslizo hacia delante en mi asiento.
_ Bésame le
digo ofreciéndole mi erección. Ella
me mira y su mirada me enciende a lo grande por lo que está por venir, y no
puedo evitar lamer mis dientes superiores. Se inclina hacia delante y besa la
punta de mi erección. Ese simple toque me sacude, como si un rayo de
electricidad atravesara cada terminación nerviosa de mi cuerpo y tomo una
inhalación brusca apretando mis dientes. Agarro su cabeza con ambas manos mientras ella
pasa la lengua por la corona de mi pene, chupando y lamiendo el rocío que se
está formando en la punta. Mi mandíbula
cae abierta por el placer y yo jadeo más. Luego
ella salta sobre mí. Ahuecando sus mejillas chupa duro, tirando de mi pene hasta
el fondo de su garganta. Sigue
succionando y girando la lengua mientras entra y sale repitiendo el proceso sin
parar. Ver a mi mujer en
esa posición, tan encantada de acariciarme, devorándome con su boca caliente,
mirándome, casi rogándome que no le quite su helado favorito… me vuelve loco de
lujuria.
_ Jesús Ana…
suspiro cuando impulsos de placer corren por mi cuerpo, extendiéndose a través
de cada célula, que me hacen curvar los dedos de los pies. Cierro los ojos con
fuerza. Trato de mover mis caderas para combinarlas con sus movimientos. Estoy
perdido en la boca talentosa de mi esposa, perdido en el placer, incapaz de
moverme. Ella me conquistó, me poseyó y
se conecta conmigo de tal manera que ninguna otra persona jamás lo hizo ni lo
hará.
_ ¡Ah! Apenas
puedo quejarme y detengo su cabeza. Me inclino hacia delante atrapándola y la subo
a mi regazo. Yo no me quiero ir en su boca, necesito estar dentro de ella.
_ ¡Suficiente!
Gruño. Llego hasta sus manos y las
libero de un tirón quitando sus bragas. Su mirada está con la misma intensidad
que la mía, con hambre de mí y yo de ella, así que estoy a su disposición. Su
mano envuelve mi erección y la coloca debajo de ella y poco a poco me hundo en
su sexo, saboreando cada ondulación. Siempre tan estrecha, tan
resbaladiza; siento como voy estirándola. El gemido que sale de mi garganta es primitivo
y lujurioso. Quito su blusa que la dejo caer al suelo y pongo mis manos en sus
caderas.
_ No te muevas,
le advertí con voz ronca, mis manos
clavándose en su carne suave. —Por
favor, déjame saborear esto,
saborearte a ti— le declaro. Ella
se detiene. Acaricio su rostro
con asombro, completamente hipnotizado, con la mirada que solo un hombre
enamorado puede dar. Mis labios están separados inhalando entrecortado. Me
acomodo para estar más profundo dentro de ella y ella gime con el sabor
delicioso de la fricción. Sus ojos se cierran de placer.
_ Este es mi
lugar favorito. Dentro de ti. Dentro de mi esposa, le susurro.
Sus manos se
deslizan en mi pelo todavía mojado, sus labios sellando los míos y ella
comienza a moverse, impulsándose con sus pies. ¡Mierda! Estoy perdido en ella. Me
quejo en voz alta. Pongo mis manos en su
pelo y alrededor de su espalda, mi lengua invadiendo su boca, haciéndome cargo
de ella. Follando duro y haciendo el amor. Puedo conectarme con ella de
esta manera; expresarle mi amor y afecto. Mis miedos y preocupaciones. No sé de
otra forma. Mis manos van a sus nalgas para controlar sus movimientos arriba y
abajo, una y otra vez a un ritmo que ella determine.
_ ¡Ah! Ella
gime en mi boca.
_ Sí. Sí Ana, le digo y ella me besa en la cara, en el
mentón, en la mandíbula, en el cuello y de nuevo mis mejillas. —Nena— a penas
puedo decir y capturo su boca una vez más.
_ Oh,
Christian, te quiero. Siempre te
amaré, dice con fervor. Declara
su amor por mí. Su declaración me lleva
a mi pico y me envuelvo a su alrededor y me dejo ir con fuerza, sin saber por
qué la providencia divina me encontró lo suficientemente digno para esta
mujer, aunque sé que soy indigno de ella, increíblemente tuve la suerte de ser bendecido
por tenerla en mi vida. Mi punto culminante y la liberación final es un sollozo
lastimero. Ella también llega a su clímax colocando sus brazos alrededor de mi
cabeza; se deja ir en un orgasmo que hace estremecer su cuerpo. Deja caer su cabeza
sobre mis hombros y siento como sus lágrimas caen sobre mi espalda.
_ Oye, le
susurro cuando levanto su barbilla hacia atrás y la miro con preocupación.
—¿Por qué estás llorando? ¿Te lastimé?— Le pregunto
_ No, murmura con
tranquilidad.
I Melt With You
- Nouvelle
Quito el pelo
de su cara y limpio una lágrima solitaria con mi pulgar y beso sus labios
tiernos. Mi pene está todavía
dentro de ella. Me muevo y salgo.
Me preocupa que algo esté mal. Ella me esconde muchas cosas.
_ ¿Qué pasa,
Ana? Dime.
_ Es sólo que...
Es que a veces me siento abrumada por cuanto te amo, susurra. Cuando el peso de sus palabras cae en
mi mente, sonrío, eufórico. Porque
eso es lo que siento por ella.
—Tú tienes el mismo efecto en mí— le susurro devuelta y la beso de nuevo.
_ ¿En verdad?
_ Sabes que lo
haces, le contesto sonriendo.
_ A veces lo
sé. No todo el tiempo.
_ De vuelta a
usted, señora Grey, le susurro. Así
es como me he sentido todo el día. No estaba seguro y la frustración y la
ansiedad casi me dan un infarto. Mientras
acaricia mi pelo del pecho, yo acaricio su cabello, luego paso las manos por su
espalda para quitarle el sujetador que cae al suelo. Ahora no hay nada entre
nosotros.
_ Hmm… Piel con
piel, le digo manteniéndola en un abrazo. Ella planta un beso en mi hombro y mi
nariz recorre su oído inhalando su aroma embriagador.
_ Hueles como
el cielo, señora Grey.
_ Igual que
usted, señor Grey, dice ella mientras inhala profundamente. Nos quedamos el uno
al otro con suaves caricias, sabiendo que nos pertenecemos. Ella es mi lugar
seguro. Es mi amor, mi amante, mi esposa
y ella resume el significado de mi existencia. Pero se está haciendo tarde. Y
necesitamos descansar.
_ Es tarde, le
recuerdo, acariciando su espalda.
_ Su pelo aún
necesita un corte, dice haciéndome reír.
_ Eso sí,
señora Grey. ¿Tiene la energía
para terminar el trabajo que empezó?
_ Por usted,
señor Grey lo que sea, responde y besa mi pecho y se pone de pie.
_ No te vayas,
digo agarrando sus caderas. Le doy la vuelta y deshago el botón de su falda dejándola
caer al suelo. Sostengo su mano para ayudarla a caminar fuera de ella. Ahora está con su liguero y medias. ¡Qué
espectáculo!
_ Usted es un buen
e imponente espectáculo señora Grey, le digo sentado y cruzando mis brazos, sin
creérmelo todavía. ¡Esta mujer es mía! Ella gira y me da una muestra de sus
activos.
_ Dios, soy un
afortunado hijo de puta, le digo apreciando su hermoso cuerpo.
_ Sí, lo eres,
responde haciéndome sonreír.
_ Ponte mi
camisa, y podrás cortarme el pelo. De
esa manera me distraerás y nunca llegaremos a la cama.
Ella sólo
sonríe. Después de buscar mi
camisa, ella se agacha lentamente y me da una gran vista de su trasero y de su
sexo. Lleva la camisa a su nariz e inhala profundamente y luego se la pone. Mis
ojos están fijos en todos sus movimientos. Acomodo mi cremallera y aprecio el
espectáculo.
_ Esa es una demostración
de piso señora Grey.
_ ¿Tenemos
tijeras? Pregunta batiendo sus pestañas. ¿Qué
demonios me está haciendo?
_ En mi estudio.
_ Voy a
buscarla, dice y sale del baño. Me levanto para recoger su ropa y las doblo
cuidadosamente para colocarlas al lado del lavamanos. Luego tomo sus zapatos y
Anastasia entra velozmente como asustada al baño.
_ ¿Qué pasa?
Pregunto preocupado.
_ Me encontré
con Taylor, dice ella. Yo frunzo
el ceño. Ella está casi desnuda. No quiero que la seguridad esté mirando
a mi esposa con apenas nada de ropa, justo enrojecida y despeinada después del
sexo.
_ ¡Oh! Vestida así, le digo con desagrado.
_ No es culpa
de Taylor, responde inmediatamente. ¿Por
qué está siempre defendiendo el lado de Taylor? Sé que es una coincidencia, pero, no
me está gustando.
_ No. Pero aún así.
_ Estoy
vestida.
_ Apenas.
_ No sé quién
estaba más avergonzado, si él o yo. Oye,
¿sabías que él y Gail están... bueno, juntos? Pregunta haciéndome reír.
Mi esposa a
veces puede no ser consciente de los acontecimientos que están sucediendo justo
debajo de su nariz. Me encanta su
inocencia.
_ Sí, por
supuesto que lo sabía, le respondo.
Ha estado
sucediendo desde hace un tiempo. Por
lo visto, están muy enamorados. Taylor se habría casado con la señora Jones si
ella le dijera que sí. Entonces siento un alivio de que Ana no me hizo esperar
tanto. Pero sé que Taylor está esperando una respuesta.
_ Nunca me lo
dijiste, me regaña.
_ Pensé que lo
sabías.
_ No.
_ Ana, son
adultos. Viven bajo el mismo
techo. Ambos sin ataduras y atractivos. Ella se sonroja con mi respuesta.
_ Bueno, si lo
pones así... Sólo pensé que Gail era mayor que él.
_ Lo es, pero
no por mucho. Miro a Ana, confundido. ¿Por
qué no debería Taylor elegir la señora Jones? Ella es una mujer muy agradable,
hermosa, y parece que le encanta a Taylor. ¿Ana
está celosa de la relación recién descubierta de Taylor? —Algunos hombres le gustan las
mujeres mayores— le digo, y abruptamente me detengo, recordando a Elena. Este
es un tema que no quiero que aparezca justo después de haber tenido un sexo alucinante. Estoy disgustado inmediatamente. Ella está con el ceño fruncido. Pero le
sonrío para asegurarle que ella no tiene nada de qué preocuparse. Necesito distraerla ahora; de lo contrario ella va a estar
echando humo toda la noche.
_ Eso me
recuerda, digo tranquilamente.
_ ¿Qué? Pregunta
mientras agarra la silla y la coloca en frente del espejo —Siéntate— me ordena con firmeza. La miro
para darme cuenta de que todavía está echando humo por los pensamientos de
Elena. De alguna manera sus celos y su actitud protectora me hacen feliz. Me
siento en la silla.
_ Estaba
pensando que podríamos convertir las habitaciones encima de los garajes para
ellos y convertirlo en su nuevo hogar. Entonces
tal vez la hija de Taylor podría quedarse con él más a menudo, le digo mientras
la observo detenidamente en el espejo mientras peina mi cabello. Su rostro se suaviza.
_ ¿Por qué no
se queda aquí?
_ Taylor nunca
me lo pidió, respondo.
_ Tal vez
deberías ofrecérselo, pero tendríamos que comportarnos.
¿Cómo se lo iba
a ofrecer si mientras estaba con mis sumisas me las follaba por cualquier parte
de la casa? Taylor la tendría confinada en su oficina. Pero claro, esa no es
una conversación que quiera tener con Ana.
_ No había pensado en eso, respondo
tranquilamente.
_ Tal vez es
por eso que Taylor no la ha
traído. ¿La conoces?
_ Sí. Ella es una cosa dulce. Tímida. Muy bonita. Pago por su educación, y ella deja de
peinar mi pelo. Levanta la vista y se encuentra con la mía completamente
sorprendida.
_ No tenía ni
idea, responde. Me encojo de
hombros.
Taylor es un
gran trabajador. Me siento seguro
con él, y tiendo a estar mucho más tranquilo cuando él está cerca. Por sus
habilidades es la cabeza de mi equipo de seguridad.
_ Es lo menos
que puedo hacer. También significa que no va a dejar de trabajar.
_ Estoy segura
de que le gusta trabajar para ti, dice ella, y esa declaración me toma por sorpresa. No esperaba escuchar que le caigo bien.
_ No sé, le
digo con una expresión en blanco en mi cara.
_ Creo que es
muy aficionado a ti Christian, dice mientras continúa peinándome. Mis ojos se
encuentran con los suyos en el espejo.
_ ¿Tú crees?
_ Sí. Lo creo, dice con firmeza. Esto es nuevo para mí. Que le caigo bien a Taylor… Resoplo con
desdén, pero me contenta este pedazo de información. Ha trabajado para
mí durante cuatro años, y yo nunca
he pensado respecto a eso y francamente no me importa, porque yo no creo que le
caiga bien, soy un hombre difícil.
_ Bien. ¿Vas a hablar con Gia sobre los
cuartos arriba del garaje? Pregunto.
_ Sí, por
supuesto, responde ella. Finalmente
termina de peinar mi cabello y levantas las tijeras —¿Estas seguro de esto?—
Pregunta.
_ Haz lo que
quieras señora Grey. Yo no tengo
que mirarme, tú sí. Ella sonríe.
_ Christian, yo
podría mirarte todo el día. Niego con la cabeza. Sólo es la superficie, bebé. Yo soy un hombre feo por dentro.
_ Es sólo una cara bonita, nena.
_ Y detrás de
ella un hombre muy bonito, dice besando mi sien. —Mi hombre.
Significa
muchísimo que ella piense bien de mí, pero en el fondo sé que soy indigno de
esos ensueños.
_ Aquí va...
dice, y da el primer tijeretazo. Cierro
los ojos y disfruto de la tranquilidad poco común que viene a mí, y ahora con
la cortesía de mi bella esposa. Estoy
en el cielo. Lavado, acariciado,
satisfecho, bien follado, y ahora consigo un corte de pelo en las manos de la
mujer que amo. ¿Qué más puede
pedir un hombre?
Cielo - Louis
Armstrong y Ella Fitzgerald
Unos quince
minutos más tarde de relax celestial y todo termina.
_ Terminado,
ella dice. Abro los ojos para ver
su obra, y estoy muy sorprendido con el estilo elegante que me dio. Sonrío
hacia ella.
_ Buen trabajo,
señora Grey, le digo moviendo la cabeza de lado a lado, me volteo y envuelvo
mis brazos a alrededor de su cintura. La beso y acaricio su vientre. —Gracias—
le digo.
_ Es un placer.
Ella se inclina y me besa.
_ Es tarde. Cama,
le digo y le doy una nalgada juguetona en su nalga desnuda.
_ ¡Ay! Debo limpiar aquí, dice mirando el
pelo en el suelo. Frunzo el ceño, no
quiero que vaya a la sala y se consigo con otro miembro del personal.
_ Está bien,
voy a buscar la escoba. No
quiero avergonzar al personal con tu ropa inapropiada, digo con ironía.
_ ¿Sabes dónde
está la escoba? Pregunta inocentemente batiendo sus pestañas. Me detengo. Nunca he necesitado usar la escoba en
mi casa, ni una sola vez.
_ Uhm... no, en
realidad. Esto la hace reír.
_ Yo la busco,
finaliza.
**** ❦ ♡ ❧ *****
Los dos nos
preparamos para ir a la cama. Anastasia
está en el dormitorio mientras me estoy cepillando los dientes. Cuando llego a la habitación, ella es
contemplativa.
_ ¿Qué? Pregunto,
queriendo saber sus pensamientos.
_ Nada. Es sólo una idea, dice mientras sus
ojos van hacia mis pantalones de pijama.
_ ¿Qué idea? Le
pregunto y me coloco a su lado.
_ Christian, no
creo que quiera dirigir una empresa.
Apoyo mi cabeza
en mi codo, —¿Por qué dices eso? —
_ Porque no es
algo que me guste para mí.
_ Tú eres más
que capaz, Anastasia.
_ Me gusta leer
libros, Christian. Gerenciar una empresa
me va a alejar de eso.
_ Podrías ser la Directora Creativa. Trato de hacerla entrar en razón y abrazar sus
talentos dados por Dios.
_ Mira, dirigir
una empresa exitosa es todo acerca de abrazar el talento de personas que
pondrás a tu disposición. Sí ahí es donde tus talentos e intereses se
encuentran, entonces estructuras la compañía para permitirlo. No te desestimes Anastasia.
Eres una mujer muy capaz. Creo que podrías hacer cualquier cosa que te
propongas, si pones la mente en ello.
_ Me preocupa
que me tome mucho tiempo. Tiempo que podría dedicarte.
Yo sé lo que
está haciendo. Está tratando de sacar su Tarjeta
de Christian. Sabe mi debilidad cuando se trata de ella, así que de plano
se lo digo.
_ Sé lo que
estás haciendo, le digo divertido por su intento.
_ ¿Qué? Pone
una cara de inocente.
_ Estás
tratando de distraerme del tema. Siempre
haces eso. Solo no descartes la idea Ana
y me inclino y la beso. Ella me sonríe.
_ ¿Puedo
preguntarte algo? Pregunta con una voz suave y vacilante.
_ Claro.
_ Hoy me
dijiste, que si estaba enojada contigo, debía desquitármelo en la cama. ¿Qué
querías decir? Me detengo en seco.
_ ¿Qué crees
que significa?
_ Que querías
que te atara.
Estoy
completamente sorprendido ¡No, no, nada que ver con que me ate!
_ Uhm... no. Eso no era lo que quería decir.
_ Oh, ella responde
completamente decepcionada. Su
expresión facial dice que quiere atarme, pero quiero confirmarlo.
_ ¿Quieres
atarme? Pregunto, sorprendido de nuevo. Ella
se sonroja, avergonzada.
_ Bueno...
murmura.
_ Ana, yo... no
puedo explicarle. Estar atado trae recuerdos muy oscuros a mi mente. Recuerdos
de una época en que yo era impotente. No quiero asociar eso con Ana. Ella es
todo lo bueno en mi vida.
_ Christian… susurra completamente alarmada. Se vuelve hacia mí apoyándose en su
codo. La miro con los ojos muy
abiertos, desconcertado. Niego con la cabeza al recordarme. Una de las razones
por las que quise tener el control en mi vida, fue porque una vez me lo
quitaron y fui abusado. Esa es la razón
porque la que estoy cincuenta tonos jodido. Quiero darle a Ana todo lo que
quiera, lo que me pida. Pero no puedo
darle eso. Mi corazón está latiendo como los tambores de la selva; y no es por placer, sino por miedo. El temor resucita y vuelve a asomar su
fea cabeza de forma inesperada. Los
recuerdos del proxeneta de mierda, tomando su control sobre mí, abusándome a golpes,
cuando yo era un niño indefenso y la última vez que fui sumiso de Elena, vienen
a mi mente espontáneamente.
_ Christian
para. No importa. Pensé que eso es lo que querías decir,
dice ella. Tomo su mano y la
coloco en mi corazón latiendo salvajemente.
_ Ana, no sé
cómo me sentiría sobre tú tocándome si estuviera atado.
Apenas he
aprendido a acostumbrarme y disfrutar de su contacto cuando estoy sin
restricciones. No podría soportar
estar atado. —Esto es demasiado nuevo para mí— le digo con voz dolorosa.
Ella se inclina
y el recuerdo todavía en mi mente me deja congelado. Planta un suave y tierno
beso en la comisura de mi boca.
_ Christian, tuve
una idea equivocada. Por favor,
no te preocupes por eso. Por
favor, no piense en eso. Ella me besa de nuevo y yo cierro los ojos y gimo con
la dulzura de su beso. Que me maten si dejo que el proxeneta y Elena se metan
entre nosotros. Empujo a mi esposa en el colchón y sostengo su barbilla para
besarla profundamente. Le quito su camiseta y muevo mis manos por su cuerpo
para perdernos de nuevo el uno en el otro, en nuestra burbuja personal.
6 comments:
mil gracias me encanto esta parte del libro en cincuenta sombras liberadas la interpretacion que les das es fascinante cuando Ana le corta el pelo lo que sucede alli entre ellos fue algo impresionantemente romantico y de gran pasion me encanto el capitulo siempre atenta para el nuevo muchas gracias
Por dios que capitulaso, amo lo que hace Ana con Gia, ¡que descarada la tipa esa!,Y mas los pensamientos de Cristian al respecto, es raro que un hombre disfrute que su mujer lo cele, debe ser que el nunca vivió es experiencia, ahora la disfruta. Y ese corte de pelo ufff ¡caliente! muy caliente y la parte donde ella le camina y se agacha me encanta, me imagino que un hombre debe babearse con algo así y la mujer tener mucha confianza en su cuerpo. Cada capitulo con Grey es fascinante. En cuanto a la idea de Cristian que Ana dirija la editorial, me parece increíble y me choca que ella haga lo del apellido. Carajo todo el mundo sabe que ella es la esposa de grey, cual es entonces la finalidad de conservar el Stell en la empresa ¡Una tontería. En parte Cristian tiene razón y ella sabe que el es bastante inseguro. ¡Increíble pero cierto! Tan bello, joven y millonario y con inseguridades. Gracias Emine eres fantástica, Dios te bendiga por la manera que escribes. Y tu mi amiga querida Patricia, mil gracias por regalarnos un ratico de tu precioso tiempo para traducir esta delicia de Fic. Extraño una charla contigo amiga, te quiero mucho por tu manera de ser un besote.
Esto se extrañaba tanto. Excelente capítulo, he leído Grey y no le llega ni a la mitad a este fan fiction. Me encanta! Gracias por la traducción, saludos desde Nueva Caledonia :)
Esto era lo que mas queria leer yo lo de gia con ana y la emocion de grey al sentir que ana lo marca como suyo.nena gracias por tomarte el tiempo de traducir esta magnifica historia que me gusta mucho, saludos desde cartagena-colombia
Esto era lo que mas queria leer yo lo de gia con ana y la emocion de grey al sentir que ana lo marca como suyo.nena gracias por tomarte el tiempo de traducir esta magnifica historia que me gusta mucho, saludos desde cartagena-colombia
Gracias por otro capitulo mas,como siempre excelente capitulo hermoso christian que le encanta como ana lo marca como sullo y feliz por como ana lo atiende eso lo hace tan feliz
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