CAPITULO XXVI
DULCE REUNION
Traducido y editado por: Patricia Pinto
Tan pronto como
Ana recobra la compostura, sus modales se hacen cargo y me presenta a su madre.
Christian esta
es mi madre Carla. La reconozco
por la verificación de antecedentes que he realizado. Extiendo mi mano y saludo a la madre
de Anastasia. Mis ojos aún en Anastasia. Muéstrame algo nena... algo además de estar sorprendida. Encuéntrame a mitad del camino por favor...
Meet me on the Equinox - Death Cab for Cutie
_ Señora Adams,
encantado de conocerla, le digo sonriéndole cálidamente. Puedo ver que Anastasia tiene sus
hermosos ojos y su dulce boca abierta por la sorpresa. No tengo la intención de
tomar ningún prisionero. Su madre
mira atónita y sin palabras un gesto muy típico de la señorita Steele que me
gusta, aunque también me gusta su boca inteligente. Actualmente yo no sé lo que me gusta
más, tal vez ambas cosas.
Finalmente
habla, "Christian" y me da la mano. Nos
sonreímos el uno al otro y Anastasia entrecierra sus ojos y luego se vuelve hacia
mí.
_ ¿Qué estás
haciendo aquí Christian? Ella suena quebradiza, y mi corazón se cae a mis pies
y mi sonrisa desaparece. Pensé
que ella deseaba que estuviera aquí. Su
expresión es de ansiedad y emoción, tal vez ansiosa, pero no veo ninguna alegría
que pase por su cara, debe ser por nuestros mensajes sobre Elena.
_ He venido a
verte, por supuesto, le dije mirándola impasible, guardando cuidadosamente mi
ansiedad. Me voy a quedar en este
hotel, le explico.
_ ¿Te vas a
quedar aquí? Dice con una voz aguda, casi chillando, completamente sorprendida.
_ Bueno, ayer me
dijiste que querías que estuviera aquí, digo pausado, tratando de ver su
reacción. En busca de una
aprobación. Necesito que me haga
saber que está feliz de verme. La he echado mucho menos... ¿Acaso no le hago falta? Nuestro objetivo es complacer,
señorita Steele, le digo en voz baja, casi con tristeza, sin una pizca de
humor. Volé al otro extremo del
país por ella. Para verla. Para sentir su presencia. Para ver lo que siente por mí... ¿Es
mucho pedir?
Love Me Tender by Elvis Presley
Su madre Carla
está mirándonos con ansiedad tratando de descifrar el significado de nuestra
conversación críptica.
_ ¿Te gustaría
unirte a nosotros para una bebida Christian? Me pregunta mientras llama a el
camarero para tomar mi pedido. El
camarero aparece inmediatamente.
Voy a tomar un
gin-tonic. Hendricks si tienen, o Bombay Sapphire. Pepino con Hendricks, o lima con el Bombay. Anastasia me mira boquiabierta pero se
recupera a sí misma y se vuelve hacia el
camarero.
_ Dos Cosmos
más, por favor, entonces se da vuelta y me mira desafiante.
_ Por favor,
toma una silla Christian, dice la madre de Anastasia.
_ Gracias Sra.
Adams, respondo cortésmente y acerco una silla y me siento al lado de mi mujer.
_ ¿Así que
casualmente estás alojado en el hotel donde estamos bebiendo? Anastasia
pregunta tratando de mantener su voz tranquila ocultando su angustia.
_ O bien,
casualmente estás bebiendo en el hotel donde me estoy alojando. De hecho, acabo de terminar de cenar, vine
aquí y te vi, le digo mirándola fijamente. Me
distraje leyendo tu más reciente correo electrónico, y levanto la vista y aquí
estás. Toda una coincidencia,
¿eh? Digo inclinando mi cabeza hacia un lado con una pequeña sonrisa. Quería darle una sorpresa, pero como
siempre, me sorprendiste por estar aquí.
_ Oh, ella
dice. Mi madre y yo fuimos de
compras esta mañana y nos fuimos a la playa esta tarde. Decidimos tomar unos cócteles, murmura
al hablarme de las actividades de su día.
Me doy cuenta
de la nueva camisa de seda verde que lleva puesta y se ve preciosa en ella.
_ ¿Ese top es
nuevo? Le pregunto señalando su nueva
camisola. Te sienta bien ese color, le
digo mientras noto su bronceado en su piel hermosa. Y has tomado un poco de
sol. Estás preciosa. Estoy lo suficientemente cerca como para tocarla y a
la vez tan lejos.
_ Bueno, yo iba
a hacerte una visita mañana. Pero
aquí estás, digo finalmente incapaz de resistirme a su proximidad y le tomo la
mano, apretándola y paso suavemente mi pulgar sobre sus nudillos hacia adelante
y atrás. La conexión de las manos
nos ofrece nuestra sacudida habitual de electricidad, la corriente que está revoloteando
entre nosotros. No he puesto los
ojos en ella por casi tres días, y me he estado perdiendo terriblemente. No hay nada en mi mente y en este
momento, mi cuerpo se está calentando, mi deseo se está expandiendo y quiero
que ella me quiera, también. Su
respiración se engancha en nuestra conexión, y creo que ella siente la
electricidad igual que yo. Me
parpadea, y luego sonríe con su sonrisa siempre tímida que hace que me relaje,
y una sonrisa juega en mis labios también.
_ Yo pensé que te
iba a sorprender, pero como siempre Anastasia, me sorprendes al estar aquí.
Anastasia se
voltea ansiosamente hacia su madre que está mirándome sin control, maravillada
y asombrada. Ella se le queda
mirando casi con una conversación en silencio. Pero ella no parece descifrar lo que Anastasia
está tratando de transmitirle. No
quiero incomodar a Ana y ahora siento que estoy interrumpiendo su tiempo.
Aunque estoy más que feliz de verla, voy a tener que devolverme a Seattle si
ella no me quiere aquí. Anastasia está
incómoda y ahora siento que estoy molestando su tiempo con su madre.
_ No quiero robarte
el tiempo con tu madre. Me tomaré un trago y luego me retiro. Tengo
trabajo que hacer, le digo sinceramente. La madre de Anastasia
interviene inmediatamente.
_ Christian,
fue un placer conocerte finalmente. Ana
ha hablado con mucho cariño de ti, exclama. Esta
revelación me marea por un momento. Entonces
ella tiene sentimientos por mí. Le
sonrío a Carla.
_ ¿En serio?
Pregunto y levanto una ceja hacia
Anastasia con una expresión divertida con el conocimiento de que ella me
quiere. Ella se pone carmesí.
El camarero
llega con todas las bebidas y con orgullo anuncia que tenía Hendricks. Le doy las gracias en respuesta
cortésmente. Anastasia bebe su
Cosmo nerviosamente.
_ ¿Cuánto
tiempo estarás en Georgia, Christian? Pregunta la madre de Ana.
_ Hasta el
viernes la señora Adams, respondo. Tengo
la esperanza de volver con mi mujer a cuestas. No puedo estar más separado de ella. Estoy en mi límite.
_ ¿Te gustaría
cenar con nosotros mañana por la noche? Y
por favor, llámame Carla. Su invitación me deleita. Esto me dará la oportunidad de llegar
a conocer a su familia. En cierto
modo, yo no quiero ser un invitado en su vida, quiero que me presente a su
familia como su novio como yo lo hice con ella. Es importante para mí, quiero mostrarle
a sus familiares que yo soy el hombre que ella eligió para estar en su vida, a
ser su novio. En una palabra, quiero ser aceptado y aprobado como el único y
principal hombre en su vida.
_ Me
encantaría, Carla, respondo con placer genuino.
_ ¡Excelente! Si me disculpan, voy al tocador, dice
a propósito para darnos algo de privacidad. Tan
pronto como se levanta de la mesa, me dirijo a Anastasia.
_ Entonces,
¿estás enojada conmigo para cenar con una vieja amiga? le pregunto con ardor en
los ojos, pero midiendo su reacción. Levanto
su mano a mis labios y beso suavemente cada nudillo. La quiero, y la deseo más que nadie. ¿Cómo puede dudar de mí?
_ Sí, ella
responde con un deseo en sus ojos, pero aún enojada. La mirada que me tira es tan condenadamente
caliente.
_ Anastasia,
nuestra relación sexual fue hace mucho tiempo, le susurro. No quiero a nadie más que tú. ¿No has entendido eso todavía bebé? La
miro con intensidad deseando que ella entienda.
_ Pienso en
ella como una abusadora de niños Christian, dice con timidez. No veo a Elena de esa manera.
_ Eso es muy
crítico. No fue así, le susurro
completamente sorprendido por su apreciación y liberando automáticamente la
mano.
_ ¿Ah no? Me
pregunta al notar mi reacción. Ella
esta llena de ira en una simple palabra. ¿Cómo
fue entonces Christian? Yo frunzo el
ceño ante ella completamente desconcertado. Por
una parte, nadie me ha regañado en mucho tiempo, excepto tal vez mi madre en raras ocasiones, o el Dr. Flynn a quien
le rindo toda mi mierda honestamente. Pero esta acción viene de Anastasia
increíblemente caliente, y exasperante.
_ Ella se
aprovechó de la vulnerabilidad de un chico de quince años. Si hubiera sido una chica de quince
años de edad, y la señora Robinson fuese un señor Robinson, que la tienta con
un estilo de vida BDSM, ¿habría estado bien? ¿Y
si fuera Mia?
El pensamiento
no es bienvenido haciéndome jadear, y frunzo el ceño a Anastasia.
_ Ana, no fue
así en absoluto, le digo. Y me mira con
cara de reproche.
_ Está bien, yo
no lo sentí así, le digo en voz baja. Porque
yo estaba tan jodido que necesitaba una mano dura que me controlara. Lo que Elena
me enseñó, no estaría bien para un adolescente normal, pero para una persona
como yo que iba al camino de la autodestrucción fue bienvenido. Tal vez me
hubiese convertido en lo que mi madre biológica fue. Ella fue una fuerza
positiva, le digo para explicarle en pocas frases antes de que llegue su madre.
_ No entiendo,
dice desconcertada. ¿Cómo podría entender? Ella no tiene un pasado jodido como el
mío, por lo cual estoy agradecido,
porque honestamente, no creo poder manejarlo.
_ Anastasia, tu
madre estará de regreso en breve. No
me siento cómodo hablando de esto ahora. Más
tarde quizá. Si no me quieres
aquí, tengo un avión en estado de alerta en Hilton Head. Me puedo ir, le digo. Puedo irme si no me quieren aquí. Tal vez he cometido un error al venir. Tal vez ella no me ha extrañado. Tal vez ella está huyendo de mí, de
verdad está corriendo. La idea no
es bienvenida, pero tengo que ser realista.
_ No, no te
vayas. Por favor. Dice con una genuina sinceridad y siento un
gran alivio. Me encanta que estés aquí. Sólo estoy tratando de hacerte
entender que estoy enojada, porque tan pronto como me fui, quedaste con ella
para cenar. Piensa en cómo te
sientes cuando yo me acerco a José, él es sólo un buen amigo. Nunca he tenido una relación sexual
con él. Mientras que tú y ella... dice mientras su voz de desvanece.
Es como si una
luz se enciende en mi cabeza. ¡Por
supuesto! ¿Cómo pude ser tan estúpido? ¡Ella está celosa! Ella es celosa de Elena, de lo que
tuvimos. Y esto me agrada
muchísimo. ¡Me encanta!
_ ¿Estás
celosa? Le pregunto mirándola atónito, y
mis ojos finalmente se suavizan.
_ Sí, responde
ella confirmando mi sospecha. Y
enojada por lo que te hizo.
_ Anastasia,
ella me ayudó. Eso es todo lo que
diré al respecto. Y en cuanto a
tus celos, ponte en mis zapatos. No
he tenido que justificar mis acciones a nadie en los últimos siete años. Ni a una
sola persona. Hago lo que quiero
Anastasia. Me gusta mi autonomía. Yo no fui a ver la señora Robinson para
molestarte. Me fui porque de vez
en cuando cenamos. Ella es una
amiga y una socia de negocios, le digo. ¡Oh,
mierda! Esta revelación hace que
sus ojos se agranden. Yo evalúo
con cautela su expresión. La
información no es bienvenida.
_ Sí, somos
socios de negocios. El sexo ha
terminado entre nosotros, desde hace muchos años.
_ ¿Por qué
terminó su relación? Pregunta. Esta
es una historia larga y amarga. Mi
boca se estrecha con exasperación mientras mis ojos brillan con el aumento de
la ansiedad.
_ Su esposo se
enteró, digo con sinceridad. Ella
se sorprende. Puedo ver una gran
variedad de emociones que cruzan por su rostro.
_ ¿Podemos
hablar de esto en otro momento, en algún lugar más privado? Gruño.
_ No creo que
alguna vez me convencerás de que no es una especie de pederasta, ella responde
con petulancia.
_ Yo no pienso
en ella de esa manera. Nunca lo
he hecho. ¡Ahora esto es
suficiente! Chasqueo. Elena me
amaba a su manera, y ella realmente era una fuerza del bien para salvarme de mí
mismo, de mis maneras destructivas, y se preocupaba por mí de una forma que yo no
podía. No quiero ponerme a discutir sobre
esto. Anastasia no lo entiende. ¿Cómo podría? Ella no ha estado en mis zapatos.
_ ¿La amas?
Ella pregunta con los dientes apretados, mucho más que enojada.
_ ¿Cómo les va
a ustedes dos?, Pregunta la madre de Anastasia cuando regresa. ¡Mierda! Regresó justamente en el
momento más intenso de nuestra discusión. Anastasia pone una sonrisa falsa en su cara y a toda
prisa nos inclinamos hacia atrás en nuestros asientos, ambos sintiéndonos
culpables de algo.
_ Bien, mamá,
responde ella.
Me tomo mi copa
mirando de cerca Anastasia cuando hemos terminado nuestra discusión con una
nota amarga. Mi expresión está
protegida, y yo no quería dejarla así, pero no tenemos privacidad en estos
momentos. No era así como me imaginaba
nuestro encuentro. Tal vez podamos resolver esto mañana... si todavía
quiere que me quede. Anastasia
se ve cansada y molesta.
_ Bueno señoras
las dejo disfrutar su noche, le
digo levantándome para marcharme, todavía anhelando a Anastasia .
When Will I See You Again - The Three Degrees
_ Por favor,
cargue estas bebidas en mi cuenta a la habitación número 612, lo digo por si
acaso ella quiere venir a visitarme. Un
hombre puede esperar... y espero
que venga... esta noche. Te voy a llamar mañana Anastasia. Hasta
mañana Carla. Me despido.
_ Qué agradable
escuchar que alguien use su nombre completo, dice Carla felizmente aprobando.
_ Un nombre
precioso para una chica hermosa, murmuro mientras sacudo la mano extendida de Carla. Anastasia entrecierra sus ojos a su
madre, como si ella está desaprobando su conducta amistosa. Me doy vuelta y beso las mejillas de
Anastasia castamente.
_ Nos vemos
bebé, le susurro al oído.
Mientras camino
de regreso a mi habitación, pienso en las emociones de Anastacia. Estaba
emocionada, enojada, sorprendida, celosa, deseosa y algo más. Solo ella puede
tener tantas emociones al mismo tiempo, yo no podría manejar eso. Me preocupa
que los prejuicios que tiene sobre Elena puedan
obstaculizar nuestra relación, aunque no debería. Ella no tiene nada de que
preocuparse por Elena, lo que tuvimos es noticia vieja. Ella solo es una buena
amiga ahora y una amiga que me importa. Entro en mi habitación y tomo mi ordenador portátil. Tengo que un montón de trabajo que
revisar. Mi Blackberry zumba. Estoy esperando que sea Anastasia,
pero el frunzo el ceño cuando veo que se trata de Ros.
_ Grey,
respondo.
_ Señor
Grey es Ros, señor, dice ella.
_ ¿Qué pasa?
Pregunto de manera cortante.
_ Un par de
cosas. He revisado los números de
la empresa que llevamos, y nuestro departamento de finanzas está de acuerdo en
que se tardará al menos dos años para que la empresa llegue a la altura que
estamos deseando, y saben que no sucederá
en un futuro previsible. Así que
la mejor opción es vender, y nosotros
vamos a tener que proporcionar indemnizaciones por despido, dice ella.
Alguien llama a
mi puerta. Yo no he ordenado el
servicio de habitaciones, pero tal vez es Taylor. Abro la puerta y para mi total shock y
sorpresa, veo a Anastasia delante de pie. Parpadeo
hacia ella tratando de asegurarme de que la que estoy viendo, entonces abro la
puerta de par en par y le hago una seña para que entre a mi habitación. Vuelvo a mi conversación con Ros
mientras mi mirada todavía está en Anastasia.
_ ¿Así que es
mejor indemnizar por despido? Lo que pregunto.
_ Sí, a partir
de hoy, señor, responde ella.
_ ¿Y el costo?
Le pregunto.
_ El número inicial
es de unos doce millones de dólares señor, responde con voz débil. Silbo entre mis dientes.
_ Joder... ese fue un error caro... le digo.
_ De hecho,
señor. No teníamos manera de
preverlo. No fue evidente que económicamente
se fue en picada tan rápido, responde ella.
_ ¿Y Lucas? Le
pregunto.
_ Está haciendo
la evaluación del costo final señor, responde.
Anastasia está
de pie en medio de sala de estar de la habitación, así que le hago señas para
que se sirva algo del mini bar. Entonces entro en mi suite. Si está aquí, espero que tenga la
intensión de quedarse.
Mientras estoy
discutiendo la liquidación de la empresa, voy al baño y lleno la bañera, añado
aceite de baño y sales aromáticas y dejo que se llene de espuma mientras que enciendo
las velas.
_ El otro tema
que quería comentarle es el teléfono celular que estamos desarrollando... El que tenía problemas con algunos de
los esquemas. Los ingenieros llegaron
con los nuevos esquemas... dice.
_ Sí, dile a Andrea que me los envíe. Barney dijo que había resuelto el
problema...
Después de
encender las velas y llenar la bañera, salgo de nuevo a la sala de estar de mi
suite. Anastasia se ha servido un
zumo de naranja.
_ Sí. Es una buena noticia. Pudiste comprobarlo tú mismo, pero estás
fuera de la ciudad. Aunque si hubieses estado aquí, lo terminaban más rápido a
sabiendas del efecto que tienes sobre el equipo de ingeniería. Puedes ser muy
persuasivo, dice riendo. ¿Vas a estar fuera de la ciudad toda la semana?
_ No, voy a
volver el viernes... le digo.
_ ¡Bien! ¿Qué te llevó a Georgia? No es exactamente un lugar para
vacacionar.
_ Hay una
parcela de tierra aquí que me interesa, respondo.
_ Ya veo. En cuanto a los números que te di de
la liquidación... ¿Cuándo te
gustaría discutir los detalles?
_ Sí, sobre
eso, dile a Bill que me llame.
_ Le diré que
te llame después que cuelgue.
_ No, hoy no,
mañana, le digo.
_ Bien ¿Crees que Georgia tiene algo potencial para nosotros?
_ Voy a
averiguar. Sólo quiero ver lo que
este estado ofrecerá si decidimos hacer algo aquí, le digo a Ros mientras mis
ojos están fijos en Anastasia. Le
entrego una copa y señalo la hielera.
_ Tengo
curiosidad por ver lo que se encuentra afuera, dice ella.
_ Si los
incentivos son lo suficientemente atractivos, creo que deberíamos considerarlo,
aunque no estoy muy seguro acerca del maldito calor de aquí, le digo.
_ ¿Qué hay de
Detroit? No tiene el mismo calor
y el estado está tratando de atraer a empresas que necesiten un gran número de
empleados calificados y entrenados que están en necesidad de un trabajo. Podría ser un lugar más atractivo
desde la perspectiva de negocios, dice ella.
_ Estoy de
acuerdo en que Detroit tiene sus ventajas también y es mucho más fría... Bill sabe de Detroit mucho mejor que
yo, y él tiene muchas más conexiones allí. Sí, dile a Bill que me llame mañana no tan temprano, le
digo.
_ Sí, señor
dice ella y colgamos.
Mi mirada sigue
fija en Anastasia. Yo no digo
nada, sólo le doy una mirada curiosa. Ella
se da cuenta y decide hablar.
_ No has
respondido a mi pregunta, murmura.
_ No, no lo
hice, digo en voz baja, mientras mis ojos están como platos pero no quiero asustarla.
_ ¿No, no has
contestado a mi pregunta, o no, no la amaste? Ella explora más.
Por alguna
razón me encanta que ella esté celosa. Eso
me enciende. Trato de reprimir una
sonrisa y apoyo mis brazos en la pared.
_ ¿Qué estás
haciendo aquí Anastasia? Lo que pregunto.
_ Ya te lo he
dicho, ella dice. Ella no se rinde, es terca y quiere oírme decirlo.
Quiero ser
honesto con ella en todo momento, por lo que tomo una respiración profunda y respondo.
_ No, no la
quise, frunzo el ceño ante ella, entre divertido y desconcertado. El alivio que pasa sobre ella es
evidente. Ella suelta la
respiración acumulada como si un gran peso salió de ella, por la profundidad de sus sentimientos hacia
mí. ¡Dios! Solo quiero tomarla aquí mismo, ahora mismo.
_ Eres la diosa de ojos verdes Anastasia. ¿Quién lo hubiera pensado? Le digo.
_ ¿Te estás
riendo de mí señor Grey? Ella me mira fijamente con sus intensos ojos.
_ Yo no me
atrevería, digo sacudiendo la cabeza con solemnidad, pero se me hace difícil
ocultar el brillo de mis ojos. Mi
corazón salta y dice ¡esta es mi mujer!
_ Oh, creo que
lo haces y creo que lo haces a
menudo, dice devolviéndome mis propias
palabras, me hace sonreír. Cuando
ve mi respuesta, su labio se va entre los dientes de forma automática. Mis ojos se oscurecen con el deseo por
ella.
_ Por favor,
deja de morderte el labio. Estás
en mi habitación, hace tres días que no te he tocado y he hecho un largo viaje
para verte, le digo en un tono sensual. ¿Ella
no se da cuenta de lo mucho que la he echado de menos? Quiero estar constantemente sobre ella. ¿Ella
se da cuenta de cómo esta separación me afectó? Estoy a punto de arder aquí.
Mi Blackberry
zumba, pero en este momento, me importa un carajo si el mundo se va al infierno
con una canasta en la mano. Lo
apago sin comprobar quién está llamando. Su
respiración se engancha con el cambio de mi comportamiento y mi mirada
depredadora.
_ Quiero
hacerlo Anastasia. Ahora. Y tú también. Es por eso que estás aquí, declaro los
hechos.
_ Realmente quería
saber, susurra a la defensiva. Pero
al grano.
_ Ahora
que lo sabes, ¿te quedas o vas?
Be My Baby by Ronettes
Le pregunto sabiendo
que se quedará, ella quiere estar conmigo, no podemos escapar de esta
atracción.
_ Me quedo,
murmura, mirándome con ansiedad. Tampoco
la iba a dejar ir.
_ Me alegro, le
digo cerrando la brecha que hay entre nosotros. Con lo enojada que estabas
conmigo, yo respiro.
_ Sí, ella
responde.
_ No recuerdo
que nadie se haya enfadado conmigo nunca, a parte de mi familia. Me gusta, le
digo con toda la verdad. Me encanta que está celosa por mí.
Paso los dedos
por su mejilla. Ella inhala mi
olor, haciendo que me caliente. Todo
lo que puedo pensar es en esta atracción entre nosotros. Mi cuerpo se acerca al de ella,
queriendo combinarse. Me agacho
y paso mi nariz a lo largo de su hombro hasta la base de la oreja mientras mis
dedos se deslizan en su pelo suave. Cierra los ojos y automáticamente se
inclina a mi tacto. Tratando de
frenar su deseo por mí.
_ Tenemos que
hablar, susurra.
_ Más tarde, le
respondo.
_ Hay tantas
cosas que quiero decir, murmura.
_ Yo también.
Le planto un
beso suave debajo de la oreja mientras mis dedos se contraen en su pelo. Echo
la cabeza hacia atrás y expongo su garganta a mis besos implacables. Mi deseo es desbordante y soy incapaz
de contenerme más.
_ Te deseo, yo
respiro haciéndola gemir y ella alcanza y agarra mis brazos. Ella debe estar en su período ahora
dado el tiempo, lo que significa que no tengo que usar un condón.
_ ¿Estás
sangrando? Pregunto a medida que continúo besándola. Ella se vuelve carmesí de vergüenza.
_ Sí, susurra.
_ ¿Tienes
cólicos? Pregunto. Nena, si no
los tienes, no hay nada que pueda detenerme de tenerte aquí.
_ No, responde
ella apenas audible, ruborizándose aún más. Me detengo y miro hacia ella.
_ ¿Te has
tomado la pastilla?
_ Sí, dice
ella. Ella está lista para
esconderse en un agujero en el suelo, si eso fuera posible. Está completamente
mortificada, pero yo quiero que esté cómoda alrededor de mí en todas las formas
posibles. Sin ningún tipo de
barreras. Y mucho menos con vergüenza de algo que es completamente normal en
una mujer.
_ Entonces
vamos a tomar un baño, digo tirando de
ella de la mano y la llevó al dormitorio. Ella
apenas mira alrededor de la cama grande de matrimonio, pero yo la llevo al baño
que es de color aguamarina y piedra caliza blanca y se ve muy excitante para
follar en este momento. Hay una
bañera bastante grande. El vapor
se alza por encima de la espuma. Ella
mira las velas encendidas. ¿Romántico eh?
_ ¿Tienes un
lazo de pelo? Parpadea hacia mí, pero lo saca del bolsillo de sus pantalones
vaqueros.
_ Recoge tu
cabello. Ella hace lo que le digo
respirando con ansiedad.
La bañera se ha
llenado ya y cierro el grifo. Regreso
hacia ella y nos enfrentamos al espejo que está en la pared, por encima de los
lavamanos.
_ Levanta los
brazos hacia arriba, respiro en su oído. Ella hace lo que se le dice y le levantó
la camisola de seda verde sobre su cabeza y ella está delante de mí en topless. Mis ojos no han dejado los de ella ni
un segundo. Deshago el primer
botón de sus vaqueros y bajo la cremallera.
_ Te voy a
tomar en el baño Anastasia, le digo.
Me inclino y
beso su cuello. Ella inclina la
cabeza hacia un lado lo que me permite más acceso a su carne. Conecto mis pulgares en sus pantalones
vaqueros y lenta y sensualmente los deslizo hacia abajo. Me hundo detrás de ella y quito sus
bragas de una vez.
Ella está de
pie delante de mí, ante el espejo desnuda. Estoy
arrodillado detrás de ella y no puedo dejar de resistirme a besar y morder su trasero
delicioso. Me levanto y la miro en el espejo. Veo que está tímida por su mirada y de
alguna manera ella intenta cubrirse y evita mirarse en el espejo. No quiero que piense que ella es fea,
o que ella tiene algo para avergonzarse. Ella
es realmente hermosa con un cuerpo como pocas veces he visto en una mujer. Paso mi mano por su vientre, con
delicadeza.
_ Mírate Ana eres tan hermosa, murmuro. Siente la suavidad de tu piel, le digo
mientras entrelazo mis manos con las suyas para entre los dos toquemos su
cuerpo exquisito. Quiero que se deshaga de todas las inseguridades
que ella tiene sobre su cuerpo. Que se
vea de la misma manera en que yo la veo. Luego
muevo nuestras manos en un círculo lento hacia sus pechos. Siente cómo se
llenan tus pechos, le digo con un suspiro cuando sostengo sus manos ahuecando sus pechos. Froto
suavemente sus pezones con los pulgares y otra vez gime. Ella arquea la espalda y sus pechos
llenan mis palmas. Aprieto sus
pezones entre nuestros pulgares combinados, tirando suavemente a medida que se
alargan más. Ella grita de placer
mientras sus ojos permanecen cerrados. Ella se retuerce delante del espejo, entre
nuestras manos.
_ Así es nena, murmuro mientras guío sus manos a los lados de
su cuerpo, hasta la cintura, las caderas, y a través de su sexo. Deslizo mis piernas entre las suyas
ensanchando su postura. Corro con
las manos sobre su sexo con un cierto ritmo. Me
doy cuenta de que esta criatura preciosa ante mí, es mi mujer. Continúo con
besos y mordiscos suaves a lo largo de su hombro. Ella gime y le suelto las manos y me
muevo hacia atrás.
_ Hazlo tú Ana,
le ordeno, mirándola con diversión. Ella se frota, pero se detiene, incapaz de
continuar, pero eso alimenta mi deseo por ella aún más. Me quito mi camisa y me apresuró a
quitarme los pantalones vaqueros.
_ ¿Prefieres
que lo haga yo? Le pregunto con los ojos ardientes de deseo.
_ Sí por favor,
ella pide.
Envuelvo mis
brazos alrededor de ella y tomo sus manos otra vez, y continuamos nuestro viaje
sensual sobre su sexo y su clítoris. Mi
erección está dura y mi cuerpo está a ras con el de ella. Le muerdo la nuca y ella cierra los
ojos para absorber todas las sensaciones en su cuerpo. Me detengo abruptamente y la giro
mientras pongo sus muñecas juntas en la espalda y con la otra mano tomo la
cola de su cabello. Estamos al
ras uno contra el otro y yo la beso salvajemente, nuestras lenguas tocándose,
chupándose con la necesidad de saborearnos. ¿Algún
día me saciaré de ella? Es tan dulce.
Nuestra
respiración es irregular, pero la parte lógica de mi mente, me dice que debo
saber más acerca de su menstruación.
_ ¿Cuándo se
inició tu período Anastasia? Le pregunto tratando de evaluar si voy a necesitar
un condón o no, y espero que no.
_ Uhm... Ayer, murmura confundida.
_ Bien le digo
y me vuelvo a su alrededor. Dios esto va a ser la gloria para mí.
_ Inclínate y
aférrate al lavamanos nena, le ordeno y levanto sus caderas hacia atrás
mientras se agacha. Bajo por
detrás de ella y jalo del cordón de su tampón con cuidado, y lo tiro en el
inodoro. Esa es toda la paciencia que tengo antes de reclamar a mi mujer y sin
poder esperar más estoy dentro de ella en un instante, piel contra la piel por
primera vez. Encajamos perfectamente.
Sin condón como barrera se siente aún más jodidamente increíble. Siento cada
ondulación, lo resbaladiza y apretada que está ¡Dios, estoy en el cielo una vez
más!
Saboreo está sensación y me muevo con
facilidad, poco a poco, llenándola. Entonces mantengo
mi ritmo constante. Ella se
aferra al lavamanos, jadeando, combinando mis embestidas con empujones hacia mí. Sé que puedo dejarme ir, mi necesidad por
ella es tan urgente que me inclino hacia abajo y localizo su clítoris
masajeándolo con mi mano. Acelero el
ritmo e inclino mis caderas para satisfacerla y eso es suficiente para enviarla
a su clímax. Siento el apretón de su vagina mágicamente alrededor de mi
polla y esa es mi señal para dejarme ir.
_ ¡Eso es bebé!
Por último giro mis caderas y llegamos juntos a nuestro pico con fuerza y en
voz alta, sostengo sus caderas, mientras que en medio de mi orgasmo la estrecho
con fuerza. No puedo dejar de pronunciar su nombre como una letanía.
_ ¡Oh, Ana!
Respiro en su oído, dándome cuenta de que nunca puedo tener suficiente de ella. ¡Oh, cariño!
¿Alguna vez tendré suficiente de ti? le susurro. Ella suspira con placer.
Juntos nos
hundimos en el suelo y envuelvo mis brazos alrededor de ella, la encierro en mi
torso, sin querer dejarla ir. Estamos perdidos el uno en el otro. ¡Ella me
pertenece!
_ Estoy
sangrando, murmura luego de que recuperamos nuestros alientos.
_ No me molesta,
le digo.
_ Me di cuenta,
dice secamente y me tenso pensando que a ella pudiera no haberle gustado la
idea.
_ ¿Te molesta?
Les pregunto en voz baja.
_ No, en
absoluto, ella responde y me da una sonrisa.
_ Bueno, vamos
a tomar un baño. Cuando ella mira
mi pecho fijamente por su cercanía, su expresión cambia. ¿Qué ha pasado? Estoy alarmado por la expresión.
_ ¿Qué pasa? Pregunto.
_ Tus
cicatrices, susurra. ¡Oh, mierda!
_ No son
de varicela, dice ella.
No quiero
recordar por qué tengo las cicatrices, o explicarle cómo fui abusado por el
chulo de mi madre biológica, de cómo él apagó sus cigarrillos en mi cuerpo. Me lleva a un lugar inestable, un
lugar oscuro de mi pasado, un lugar en el que no quiero estar en este momento.
Me cierro. Ese es el único
mecanismo de defensa que tengo por un pasado desgraciado y mi rostro se
oscurece cuando mi boca se aprieta en una línea dura delgada.
_ No, no lo
son, le digo sin dar más detalles. Me
levanto y le doy mi mano para que se pare también. Su mirada tiene algo diferente. Lástima y preocupación.
_ No me mires
así, digo en voz de regaño frío, y suelto su mano. Ella baja la vista hacia sus manos.
_ ¿Ella te hizo
eso? Susurra.
Yo no digo nada
porque estoy enojado. Que empeño
en traer a Elena aquí. Le pregunto para confirmar mis sospechas.
_ ¿Ella? ¿La Sra. Robinson ,
quieres decir? Dije sacudiendo la cabeza. ¿Por
qué tiene que pensar lo peor de Elena? ¡Anastasia, ella no es un animal! Por supuesto, que ella no me hizo eso. No entiendo por qué te sientes en la
necesidad de demonizarla, le digo exasperado. Los
dos estamos de pie en el baño, desnudos, no tenemos dónde a ir, ni ningún lugar
donde escondernos. Ella
finalmente no dice nada, toma una respiración profunda y entonces se mete en el
agua. Poco a poco se hunde en las
burbujas. Después de lo que
parece una eternidad, ella decide hablar.
_ Me pregunto como
serías si no la hubieras conocido. Si
ella no te hubiese presentado a su... umm, estilo de vida, susurra.
Me prometí ser
siempre honesto con ella, así que suspiro, y entro en la bañera de frente a
Anastasia. Mi mandíbula se
aprieta aún con los nervios y la tensión, mis ojos están fríos. También estoy
sumergido en el agua y estoy muy enojado y no la toco. Después de mirarla, impasible, no digo
nada. Pero tampoco ella lo hace. Nos miramos el uno al otro, ninguno de
los dos dispuestos a dar marcha atrás. Yo
no quiero pelear con ella por Elena ni por nadie. Finalmente sacudo la cabeza,
y luego sonrío y decido que la honestidad es la mejor política.
_ Probablemente
habría seguido el camino de mi madre biológica si no hubiera sido por la señora
Robinson, le digo. Le digo la
verdad aunque las maneras de Elena de joder eran dolorosas, sin sus métodos
estuviera aún jodido. Ella me quiso de una manera que consideré... trato de
buscar en mi cerebro la palabra adecuada...
aceptable, yo digo y encojo mis hombros.
_ ¿Aceptable? ¿Cómo? ¿Qué quieres decir con aceptable? Susurra.
_ Sí,
aceptable, dije mirándola fijamente. Ella
me sacó del camino destructivo que llevaba. Es
muy difícil crecer en una familia perfecta cuando no se eres perfecto, le digo. Ella trata de digerir todo lo que le
cuento.
_ ¿Todavía te
ama? Pregunta con su mirada cautelosa.
_ Yo creo que
no, no de esa manera, le digo con el ceño fruncido. No quiero que Anastasia se sienta
insegura debido a Elena.
_ Anastasia, le
sigo diciendo, eso fue hace mucho tiempo. Está
en el pasado. Ella me salvó de
mí mismo, le digo con sinceridad. Este
es un tema que nunca he hablado con nadie y entonces me acuerdo de la excepción
a esta regla. Por supuesto, con
el Dr. Flynn. Y la única razón
por la que te estoy hablando de esto ahora es porque quiero que confíes en mí, le
explico.
_ Confío en ti,
pero quiero conocerte mejor y cada vez que intento hablar contigo, me
distraigo. Hay tantas cosas que
quiero saber de ti, dice ella y me frustra más.
_ ¡Oh, por el
amor de Dios Anastasia! ¿Qué
quieres saber? ¿Qué tengo que
hacer? Le pregunto con la frustración en mis ojos en llamas. Yo apenas estoy conteniendo mi
temperamento. Me siento como si
estuviera bajo la inquisición española. Ella
se preocupa y baja la mirada hacia sus manos.
_ Sólo estoy
tratando de entenderte Christian, susurra. Tú eres un enigma. A diferencia de cualquier persona que
he conocido antes. Pero, también
estoy contenta de que me estás diciendo lo que quiero saber.
No me gusta
pelear. Pero me encanta que esté
celosa por mí. Ella es un enigma,
refrescante. Pone a hervir mi
sangre, me da un tipo diferente de energía. Pero
en este momento, mi mirada no se fía. Ella me mira, y me susurra, por favor, no
te enojes conmigo.
_ No estoy
enojado contigo Anastasia. Es que
no estoy acostumbrado a este tipo de conversación. Yo solo lo hago con el Dr. Flynn, y
con... le digo y me detengo. No quiero hablar de Elena de nuevo,
que es la razón principal de esta discusión.
_ Con ella. La Sra. Robinson. ¿Has hablado con ella? Ella pregunta,
apenas conteniendo su propio temperamento.
_ Sí, lo hago,
le respondo, a juego con la mirada.
_ ¿Sobre qué?
Finalmente me
muevo en la bañera y pongo mis manos en sus hombros.
_ ¿Persistente
no? Murmuro, un poco irritado. Suspiro. Hablamos de la vida, del universo, de
negocio. Anastasia, la Sra. Robinson y yo
nos conocemos. Podemos hablar de
cualquier cosa.
_ ¿De mí?
Susurra.
_ Sí, le digo
mirándola con recelo.
Se muerde el
labio inferior. Ahora se ve
enojada. ¿Por qué hablas de mí?
Me pregunta con petulancia.
_ Porque nunca
he conocido a nadie como tú Anastasia, le digo.
_ No sé lo que
eso significa. ¿Qué quieres decir
Christian? ¿Alguien que no firmara
tus documentos sin hacer preguntas?
Niego con la
cabeza. Ella es persistente y no
para.
_ Necesitaba un
consejo, le digo en voz baja.
_ ¿Y pides
consejos a la Sra. Pedófila ?
Y ahora me hace enojar más.
_ ¡Anastasia,
ya es suficiente! Le digo muy enojado. O te pondré sobre mi rodilla. No tengo
ningún interés sexual o romántico con ella. Ella es una amiga querida, valiosa
y una compañera de negocios. Eso es todo. Tenemos un pasado, una historia
compartida, que fue monumentalmente beneficiosa para mí, aunque arruinó su
matrimonio, pero esa parte de nuestra relación ha terminado.
La información
que he compartido con ella amplía sus ojos.
_ ¿Y tus padres
nunca se enteraron? Pregunta.
_ No, gruño. ¿Cómo podría ser tan estúpido? Ya te lo he dicho. Digo apenas conteniendo mi ira.
_ ¿Ya
terminaste?
_ Por ahora,
dice ella. Respiro profundo,
visiblemente relajado como si una enorme carga se ha levantado de mis hombros.
_ Bien... mi turno, murmuro. No has respondido a mi e-mail. Ella sacude
la cabeza.
_ Yo iba a responder,
pero ahora tú estás aquí, dice ella, y hace que me preocupe.
_ ¿Preferirías
que no lo estuviera? Respira con una expresión impasible, con una sensación de
nada.
_ No, estoy
contenta, murmura.
_ Bien, sonrío
aliviado. Estoy contento de estar
aquí también, a pesar de tu interrogatorio. Así,
que si bien es aceptable interrogarme. ¿Crees que puedes reclamar algún tipo de
inmunidad diplomática solo porque he volado hasta aquí para verte? Yo no lo
creo señorita Steele. Quiero
saber cómo te sientes, le digo.
_ Te lo dije. Estoy contenta de que estés aquí. Gracias por venir, dice débilmente.
_ Es para mí un
placer, señorita Steele, digo completamente aliviado, y me inclino hacia abajo
y la besó suavemente. Ella responde
automáticamente. Pero me aparto. Si ella me puso a través de su
inquisición, yo le puedo devolver la misma moneda.
_ No. Creo que antes
de que hagamos algo, quiero algunas respuestas, le digo. Ella suspira, como lo hice yo. Resignada a la inquisición.
_ ¿Qué quieres
saber?
_ Bueno, para
empezar, ¿cómo te sientes acerca de nuestro potencial acuerdo? Ella parpadea.
_ No creo que
pueda hacerlo durante un período prolongado de tiempo. Un fin de semana siendo alguien que no
soy, dice totalmente enrojecida y devuelve la mirada hacia sus manos. Levanto su barbilla y le sonrío.
_ No, yo tampoco
creo que podrías, le digo. Ella
se ve ofendida.
_ ¿Te estás
riendo de mí? Ella pregunta entornando los ojos.
_ Sí, pero en
el buen sentido, dije con una pequeña sonrisa en los labios. Entonces me inclino y la beso
suavemente, brevemente.
_ No eres buena
siendo sumisa. Le digo sosteniendo su barbilla, con humor. Ella me mira primero sorprendida,
luego se echa a reír y me pongo a reír con ella.
_ Tal vez no tengo un buen maestro, dice ella y resopla.
_ Quizás. Pero tal vez debería ser más estricto
con usted, le digo inclinando mi cabeza hacia un lado, sonriéndole. Traga saliva visiblemente. Me preocupo por ella. Mucho. Tengo sentimientos más profundos hacia
ella. ¿Qué diría si supiera que
la idea de no tenerla me asusta? La
miro tratando de medir su reacción.
_ ¿Fue tan malo
cuando te pegué la primera vez? Ella
me mira parpadeando. Toma una
respiración profunda.
_ No, no
realmente, susurra.
_ ¿Es más la
idea de lo que implica? Pregunto.
_ Supongo. Sentir placer, cuando se supone que se
debe.
_ Recuerdo que sentí
lo mismo. Toma un tiempo procesarlo
en tu cabeza. Ella me mira sin decir palabra.
_ Siempre puedes decir la palabra de seguridad, Anastasia. No te olvides de eso. Y, mientras sigas las reglas, que
responden a una necesidad profunda en mí para ejercer el control y para
mantenerte a salvo, entonces tal vez podamos encontrar una manera de avanzar.
_ ¿Por qué
necesitas controlarme? Pregunta.
_ Satisface una
necesidad que hay en mí que no conocí en mis años de formación, le digo.
_ ¿Es como una
forma de terapia para ti? Ella pregunta tratando de entender mi cabeza jodida.
_ No lo he
pensado de esa manera, pero sí, supongo que es así, le respondo.
_ Pero aquí
está la cosa Christian... En un
momento me dices que no te desafíe y en otro momento me dices que lo haga. Esa es una línea muy fina para tratar
con éxito. La miro por un momento con el
ceño fruncido. Ella ha estado
haciendo un gran trabajo hasta ahora.
_ Puedo ver
eso. Pero pareces estar
haciéndolo bien, le respondo.
_ ¿Pero a qué
precio? Estoy atada con nudos
aquí, dice señalando a su corazón.
_ Me gustas
atada con nudos, le digo sonriendo.
_ ¡Eso no es lo
que quise decir! Dice enérgicamente y me salpica con agua.
Miro hacia
ella, arqueando mis cejas. ¿Me
acabas de salpicar?
_ Sí, ella
responde.
_ Oh, señorita
Steele, digo agarrándola y tirando de ella en mi regazo mientras se chapotea el
agua por todo el suelo. Creo que
hemos hablado lo suficiente por ahora, le digo mientras junto mis manos a ambos
lados de su cabeza y la beso profundamente. Tomo
posesión completa de su boca .
Kiss of Fire - Georgia Gibbs
Ella gime contra mis labios en respuesta. Puede pelar conmigo y alterarme los
nervios, pero nada supera esto. Coincidimos
completamente cuando se trata de poseernos. Sus dedos se enredan en mi
pelo, mientras está sobre mí y ella también me besa con un fervor aún más
grande y su deseo me hace gemir. La
cambio colocándola a horcajadas sobre mí cuando mi erección se eleva debajo de
ella, listo para amarla, reclamarla. Me echo hacia atrás y la miro con los ojos
entornados, lujuriosos y deseosos. Ella
deja caer sus manos para agarrarse del borde de la bañera, pero yo se las agarro
y las pongo en su espalda porque no quiero que me toque.
_ Te voy a
tomar ahora, le susurro y la levanto mientras ella se cierne sobre mí.
_ ¿Lista?
_ Sí, susurra y
la bajo sobre mí lentamente, entrando en ella, llenándola, estirándola,
convirtiéndonos en uno. Doblo mis
caderas y ella jadea, inclinándose hacia delante, apoyando su frente contra la
mía.
_ Por favor, suéltame
las manos, susurra.
_ No me toques,
le digo claramente cuando libero sus manos, y la agarro por las caderas. Ella se agarra del borde de la bañera
y empieza a moverse arriba y abajo. Despacio. Abre los ojos y me mira. La miro con la boca ligeramente abierta,
mi respiración se detiene, cuando capturo mi lengua entre mis dientes de puro
placer. Esto puede ser vainilla, pero es
una alucinante y exquisita vainilla. Es muy erótico verla dándose placer
conmigo. Ella se inclina y me besa. Cierro
los ojos excitadísimo. Poco a
poco, ella lleva sus manos a mi cabeza y pasa los dedos por mi pelo enrollándolos
y profundiza el beso, montándome más rápido,
cogiendo un ritmo. Ella gime
contra mi boca. La agarro por las
caderas ayudándola a mantener el ritmo, disfrutando los dos de esta deliciosa
sensación, entregándonos todo lo que tenemos. Siento que estoy llegando
a mi momento y nuestros movimientos se vuelven más frenéticos... estamos chapoteando agua por todas
partes...
_ Eso está bien
nena… muy bien… apenas y puedo gemir. Y eso es todo para que ella se venga en
un orgasmo apasionado, mientras que yo, aplastándola encima de mí, envuelvo mis
brazos a su alrededor liberándome con fuerza en su interior.
_ ¡Ana, nena!
Clamo. Su nombre es una oración
en mis labios.
Cuando salimos
de la bañera, nos remontamos a la gran cama y nos acostamos mirándonos cara a
cara abrazando nuestras almohadas. Desnudos. Sin tocarnos. Con sólo mirarnos y admirarnos
mutuamente cubiertos por la sábana.
_ ¿Quieres
dormir? Le pregunto con una voz suave. Ya
no estoy preocupado, me siento sereno y en paz. No me arrepiento de haber
volado hasta aquí, ella está igual de contenta como yo.
_ No estoy
cansada, dice ella.
_ ¿Qué quieres
hacer? Lo que pregunto.
_ Hablar, ella
responde. Por supuesto que sí. Sonrío.
_ ¿Sobre qué?
_ Cosas.
_ ¿Qué clase de
cosas?
_ De ti,
responde ella en voz baja.
_ ¿De mí qué?
_ ¿Cuál es tu
película favorita? Ah, eso lo puedo responder.
_ Hoy en día,
es EL PIANO. Ella sonríe de nuevo a mí.
_ Por supuesto,
tonta de mí. Una música triste e
interesante que sin duda puedes tocar. Tantos logros, señor Grey. Murmura ella.
_ Y el mayor de
ellos eres tú, señorita Steele, digo con total convicción.
_ Así que soy
la número diecisiete, dice confundiéndome.
_ ¿Diecisiete?
_ El número de
mujeres con las que has uhm... has tenido
relaciones sexuales, dice ella con timidez.
_ ¡Ah, eso! Mis labios se aprietan, mis ojos son
iluminados por la incredulidad.
_ No
exactamente. Ella me entendió mal. He
tenido más de quince mujeres.
_ Dijiste
quince, dice ella confundida.
_ Me refería al
número de mujeres en mi cuarto de juegos. Pensé
que era eso a lo que te referías. No
con cuántas mujeres había tenido relaciones sexuales, respondo.
_ Ah, dice ella
boquiabierta, su cara se cae. ¿Vanilla?
pregunta.
_ No, tú eres
mi única conquista vainilla, niego con la cabeza, todavía sonriéndole. Por
desgracia, no puedo darte un número. No
hice muescas en un poste de la cama ni nada, le respondo.
_ ¿De cuántas
estamos hablando, decenas, cientos, miles? hace una pausa, y sus ojos se abren
completamente.
_ Decenas. Estamos en las decenas por desgracia,
la calmo. ¿Qué cree? Uno no acumula un nivel de experiencia como el mío a menos
que hayas follado con un montón de mujeres. Eso sí, siempre sexo seguro.
_ ¿Todas sumisas?
_ Sí.
_ Deja de
sonreírme, me regaña suavemente. Trato
de mantener una cara seria, pero miserablemente fallo.
_ No puedo. Eres graciosa.
_ ¿Por peculiar
o por divertida?
_ Creo que un
poco de las dos, le digo devolviendo sus palabras.
_ Eso es un
condenado descaro viniendo de ti, me regaña. No
puedo evitarlo, y me inclino a su lado y le beso la punta de su nariz.
_ Esto te
impactará Anastasia ¿Preparada? Ella
asiente con los ojos muy abiertos y con una sonrisa tonta.
_ Todas eran sumisas
en formación, cuando yo estaba practicando. Hay sitios en Seattle y sus
alrededores en donde uno puede practicar. Aprender a hacer lo que yo hago. Ella
me mira sorprendida.
_ Oh, ella
jadea.
_ Sí, he pagado
por sexo, Anastasia.
_ Eso no es
algo para estar orgulloso, me regaña. Y
tienes razón... Estoy
profundamente conmocionada y frustrada porque no te puedo impactar.
_ Usaste mi
ropa interior.
_ ¿Eso te
impactó?
_ Sí, le digo
con honestidad. Me imagino su culo precioso encerrado en mi ropa interior.
_ No usaste tus bragas al conocer a mis padres.
_ ¿Eso te
impactó?
_ Sí.
_ Bueno, parece
ser que la única manera de que pueda impactarte es en el departamento de ropa
interior.
_ Me dijiste
que eras virgen. Esa fue la mayor
conmoción que he tenido alguna vez. No
esperé eso jamás. Y ella me dio un don precioso, su virginidad, lo que significa que solo yo he estado ahí, y
ella es completamente mía, porque nadie más la tocará.
_ Sí, tu cara
era de una fotografía, un momento Kodak, dice riendo.
_ Me dejaste
usar una fusta contigo.
_ ¿Eso te
impactó?
_ Si, le digo
sonriendo.
_ Bueno,
suspira, puedo dejar que lo hagas otra vez.
_ Oh, yo espero
que sí, señorita Steele. ¿Este
fin de semana? Le pregunto.
_ Está bien,
ella está de acuerdo con timidez.
_ ¿Está bien?
Pido sorprendido una vez más.
_ Sí. Voy a ir al Salón Rojo del dolor otra
vez.
_ Tú dices mi
nombre. Me encanta cuando llega su orgasmo y es mi nombre lo que está en sus
labios. Siempre exigí a mis sumisas llamarme Señor, o Maestro en algunos casos.
_ ¿Eso te
impacta? Me pregunta sorprendida.
_ El hecho de
que me guste me sorprende.
_ Christian,
dice ella haciéndome sonreír.
_ Quiero hacer
algo mañana, anuncio emocionado.
_ ¿Qué?
_ Una sorpresa. Para ti, le digo en voz baja. Quiero demostrarle que yo puedo hacer
“más”. Ella levanta una ceja y
ahoga un bostezo.
_ ¿La estoy
aburriendo señorita Steele? Pido sardónicamente.
_ Nunca,
responde.
Me acerco y le
beso suavemente los labios.
_ Duerme nena,
le ordeno en voz baja y apago las luces. Estoy completamente saciado y muy tranquilo de que
finalmente puedo estar en la cama con mi mujer después de tres días.
Heaven by Bryan Adams
2 comments:
Ana tiene razón en molestarse cualquiera lo haría, y mas con su historial,pero me gusto la reacción de cristian viedola brava,y aun asi dicen que es un mal-tratador de mujeres? si lo fuera le da una paliza ese no es el caso el le tiene mucha paciencia me encanta gracias Emine y gracias patricia lo que ustedes hacen no tiene precio. un beso.
Que bonito es el amor, aunque Christian no quiera aceptarlo. De nuevo, muchas gracias
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