Capítulo XIII
Excursión
Traducido y editado por María Teresa Camp Gozalbo
Esta es la primera vez de
Anastasia en GEH desde que vino a entrevistarme. Cuando suena la campanilla de
apertura del elevador el personal de la oficina brinca de sus asientos.
—
Bienvenido señor Grey, —dice Andrea tan pronto como salgo del elevador. Después
de ver a Anastasia la jalo destrás de mi con nuestras manos unidas, sus ojos
muy abiertos por la sorpresa—. ¡Señora Grey! No la estábamos esperando.
Bienvenida a GEH! —Saluda Andrea a mi esposa, pero sí algo aturdida. La mirada
de Anastasia se entrecierra al mirarla.
—
La señora Grey puede venir cuando desee a Grey House o cuando desee traerla
conmigo. No tienes problema por ello, ¿verdad?
—
¡Por supuesto que no, señor! Me disculpo si di otra impresión. Estamos muy
complacidos de verla señora Grey, —responde ruborizándose profusamente.
Anastasia
acude a su rescate respondiendo—. Gracias Andrea, —y volteando hacia mí,
pregunta—, ¿vamos, Christian?
—
Vamos, señora Grey, —contesto sonriéndole—. Andrea, ¿a qué hora es la junta?
—
En 30 minutos, señor. Pero Ros quiere verlo antes. ¿Estará aquí más tarde?
—
Aún no lo sé. Iré a la junta y veré a Ros. Todavía no he decidido hasta cuán
tarde me quedaré.
—
Sí, señor. ¿Puedo llamar a Ros para que lo vea?
—
Posiblemente en cinco minutos, —digo y jalo a mi esposa posesivamente detrás de
mí. Las miradas de envidia y curiosidad de mis empleados subrepticiamente
siguen nuestra partida. Puedo sentir su mirada en nuestras manos unidas, mi
posesividad y la forma en que atraigo a Anastasia hacia mí. También puedo
sentir los ojos de admiración de los hombres escaneando la figura de mi esposa.
Taylor abre la puerta de mi oficina y tomo en brazos a mi esposa con su risita
de sorpresa, así como la de mis empleados, paso a Anastasia por el umbral.
Taylor sostiene la puerta, esperando mis órdenes. Volteo a verlo, y por un
breve segundo nuestras miradas se enganchan mientras recibe la orden no verbal
de que se quede atrás, cerrando la puerta en cuanto entro a la oficina. Después
de la sorpresa de Anastasia, sonríe con reconocimiento.
—
¿Por qué, señor Grey, no me cargó a través del arco del elevador? Técnicamente,
este es tu piso.
—
Señora Grey, el edificio y la empresa son míos, pero este es el corazón de
todas las operaciones de GEH, donde se toman todas la decisiones. Aquí es donde
reside el maestro del universo. Te he llevado al corazón de las operaciones que
básicamente es lo mismo, —digo sonriendo.
Anastasia
deja de mirarme y se da cuenta de su sonriente imagen de gran tamaño que José
le tomó, orgullosamente expuesta en la pared. Ahora tiene un lugar más
prominente que la obra de arte de Trouton.
—
Oh, Christian, —dice hundiendo su cara en mi pecho—. ¿Cómo puedes soportar esa
imagen en tu oficina? Es tan grande… Con toda esa gente que viene a hacer
negocios contigo…, —dice sin terminar la frase y se estremece.
—
Me encanta ver tu cara sonriente Anastasia, —la regaño—. ¡Eres mi esposa, y estoy orgulloso de
mostrarle a los demás que esta hermosa mujer es mía!
—
¿No te cansas de mirarme?
—
Tengo ansía por ti. Quisiera verte todo el día, y no me puedo ir sin oír tu voz
por varias horas. Eres el centro de mi universo. Todo lo que hago es por ti.
¿Cómo podía cansarme si eres mi razón de ser, Ana? —Murmuro mientras bajo los
labios para cubrir los suyos. Sus brazos se envuelven en mi cuello. Abre los
labios un poco, suspirando en respuesta a mi delicado tacto; nuestras
respiraciones se entremezclan, el efecto me sobrecoge. Los labios de mi esposa
son rojos y húmedos, y su instantánea excitación le causa respiración rápida,
poniéndome duro al momento. ¡Dios! Estoy a un solo aliento de estar encendido, mi
pene como una pistola apuntándola. La quiero devorar. El suave beso que une
nuestros labios pronto es acompañado por mi lengua empujando rítimicamente en
la cálida y acogedora boca de mi esposa. El feroz deseo que tengo por ella a
veces me provoca una inconveniente arección. Y ahora mismo, estoy excitado.
Anastasia me besa con lascivia, desesperadamente, de hecho causando que deje de
pensar por mi necesidad de ella.
Despúes
oímos la voz impersonal de Andrea por el intercomunicador—. Señor Grey, Ros
está aquí para verlo, señor.
Nuestra
respiración es rápida, unísona, nuestros labios están fusuionados, nuestro
tango con la lengua continúa. Una vez que nuestro beso cesa, la necesidad de
uno por el otro se incrementa diez veces, no desaparece; no aunque hayamos
llegado al borde. Solo abrimos los labios porque estamos sin respiración. Beso
la comisura de su boca y después su mano.
—
Aún no he terminado contigo señora Grey. Pero por ahora, tenemos un negocio que
dirigir. De hecho estoy ansioso por mostrarte lo que hacemos aquí, —digo. La
pongo en el suelo. Mira hacia el bulto en mis pantalones.
—
Tendremos que hacer algo acerca de eso señor Grey. Siento que no estoy
cumpliendo con mis deberes matrimoniales, —dice frunciendo los labios—.
Posiblemente mientras estás dirigiendo tu imperio, sentado a tu escritorio y
jugando con tus millones, ordenando y mandando el mundo de los negocios; tomaré
tu erección y la chuparé, —dice frotando suavemente la tienda de campaña que
forma mi pene y trata de alejarse para sentarse. La agarro de la muñeca y la
jalo hacia mí.
—
¿Qué me estás haciendo Anastasia? —Digo mientras la beso con fiereza nuevamente—.
Me vas a deshumanizar, —respiro sobre sus labios. Y cerrando los ojos, pongo mi
frente sobre la de ella, finalmente la tomo de la mano y la llevo a sentarse
frente a mi escritorio—. Hoy. Hoy vas a cumplir tu palabra, nena, —susurro, mis
palabras son tanto una amenaza como una promesa. Una vez he sentado a mi
esposa, rodeo el escritorio. Mis ojos aún están oscurecidos por la lascivia
latente, la erección todavía llena; me siento.
Pulsando
el botón del intercomunicador—, haz entrar a Ros, Andrea, —digo, mi mirada
todavía fija en mi mujer.
La
puerta se abre, y Ros entra—. Señor Grey, gracias por venir hoy… —dice, pero al
notar a Anastasia, la sorpresa la hace titubear—. Señora Grey ¡que agradable
sorpresa! —Canturrea, positivamente encantada de verla—. ¿Estará aquí toda la
tarde?
—
Sí, mi esposa me va a acompañar hoy, Ros, —digo. Ros nota en mi tono que
Anastasia va a ser parte del negocio hoy.
—
Bien, ¡estoy complacida! ¡Bienvenida señora Grey! ¿Cómo se ha sentido desde que
salió del hospital? A propósito, lo siento. Todos estábamos preocupados, —dice
con sinceridad.
—
Estoy bien, ¡gracias Ros! —Contesta Anastasia.
Ros
se sienta frente a mí—. ¿Se trata de la reunión con el equipo de ingeniería?
—
No, en realidad no, —dice mirando a Anastasia.
—
Puedes hablarme con mi esposa presente, —digo arqueando las cejas.
—
Muy bien… Necesitamos hablar sobre el envío de la segunda parte de la nómina y
la cuenta de gastos a Taiwan.
—
Pensé que querías enviar el 50% primero, y esperar otros seis meses para el
otro 50%. ¿Qué cambió? —Pregunto recargándome en la silla, con los codos puestos
en los brazos de la silla; las manos
fijas delante de mí.
—
Ya hemos depositado 110 millones. Pero el astillero necesita cumplir con
nuestros estándares. Hablé con el gerente. Tenemos que hacer algunos ajustes
para que cumpla con nuestras necesidades. Nuestro inspector ya estuvo allí.
Pero necesitamos mandar a nuestro gerente de aquí con Warren a Taiwan para ver
exactamente lo que se necesita y como se empleará el dinero, cuanto costarán
los arreglos y si algunas de las herramientas pueden ser enviadas de nuestro
actual astillero para ahorrar costos. Las reparaciones ya empezaron. Creo que
es mejor tener el dinero administrado en Taiwan para ahorrar impuestos aquí,
porque ya está destinado a la nómina de ese astillero y como sabes hemos discutido
la asignación de otros 100 millones para los reparaciones necesarias. Necesito
tener ojos allá para vigilar el costo y así que todo se invierta como se programó.
Tamborileo
con los dedos en el escritorio, contemplando. Los ojos de Anastasia se amplían
mientras hablamos de grandes sumas de dinero. No dice nada, pero me mira con un
poco de asombro, un poco de admiración, un poco de intimidación, y un conjunto
de mucha lujuria. Mantengo los ojos puestos en Ros para tener mi erección bajo
control.
—
¿Qué estás sugiriendo? ¿Qué necesitas ir a Taiwan?
—
Iba a sugerir que tú fueras a inspeccionar el astillero por ti mismo, hablar con
el banco, los gerentes y verificar a los empleados. Eres más intimidante que yo
pero tal vez deberíamos ir juntos porque, uno de nosotros es una tormenta
tropical, pero juntos creamos un huracán. —Lo que está diciendo es cierto claro
pero, no sé si es una buena idea ir a Taiwan estando mi esposa embarazada y
enferma. Tengo que esperar a qué esté mejor y así la puedo llevar conmigo. O,
enviar a Ros y Warren.
—
Hablaré con el gerente del astillero esta noche. Pensaré en lo de ir a Taiwan, —digo
mirando a Anastasia. Mi mujer siempre se niega cuando quiero llevarla a alguna
parte, poniendo como excusa su trabajo. Con Linc suelto, y teniendo violentos
episodios de malestares mañaneros, dejarla fuera de mi vista es lo último que
quiero hacer.
—
¿Cuándo te irías si decides ir? —Pregunta Anastasia.
—
Aún no he decidido ir, Anastasia, —respondo.
—
¿Ros? —Anastasia pregunta ignorándome.
—
En dos semanas, pero aún no está decidido. Si Warren y yo vamos esta vez,
podremos darle tiempo al señor Grey para que vaya en alrededor de mes y medio.
Eso dará suficiente tiempo para hacer los cambios que queremos que se hagan en
el astillero para que cumpla con nuestros estándares, —responde ajena a mi ira
controlada por ignorarme.
—
¿Quieres ir con Ros en dos semanas? —Pregunta Anastasia.
—
Anastasia, no puedo tomar esa decisión ahora porque estuviste en el hospital
recientemente. Tu bienestar es más importante. Sabiendo que tengo empleados
capaces y bien pagados, —enuncio—, deben ser capaces de resolver cualquier
problema que surja ya que el trato de negocios ya ha sido afectado. Si voy,
será después de dos semanas, —digo sin parpadear.
—
Te voy a enviar la estimación financiera. He llegado a la conclusión antes de
lo que había pronosticado que es por lo qué estoy recomendando transferir
fondos más pronto. Pero ya que tenemos la mitad de los fondos allí destinados a
la nómina, realmente recomiendo al menos transferir los fondos para la
reparación y reestructurarlos.
—
Necesito revisar los reportes, pero estoy de acuerdo con los fondos de
reparación. Quiero hablar con el gerente del muelle esta tarde. Están quince
horas delante de nosotros. Asegúrate que estará disponible para recibir mi
llamada. Sobre la segunda idea… —digo haciendo pausa—, no lo hagas. Haré una
llamada improvisada. No le des oportunidad de prepararse.
—
Señor Grey, su equipo de ingeniería está reunido y esperando por usted en la
sala de reuiniones cuatro, por favor, —dice Andrea por el intercomunicador.
—
Estaremos allí en pocos minutos. Asegúrate que llevas Club Soda y galletas
Saltine para la señora Grey. No ha comido mucho hoy.
—
¿Galletas, señor? —Pregunta Andrea confusa.
—
¡Sí Andrea, galletas! Especifícamente Saltine. Esas son las que le gustan.
Ros
entrecierra los ojos, escudriñándome. Todavía no ha amanecido para ella, pero
sus engranajes están empezando a funcionar en su cabeza.
Sin
darle a Ros la oportunidad de descubrir el embarazo de mi mujer, me levanto de
la silla cuán largo soy. Mi erección se ha calmado lo suficiente para que no
aparezca la tienda de campaña en mis pantalones. Me abotono la chaqueta azul
marino de Brioni, rodeo el escritorio con la agilidad que me caracteriza y
tiendo la mano a mi esposa. La toma, dándome oportunidad de levantarla. Siento
una corriente de emoción en mi interior ante la perspectiva de mostrar a mi
hermosa esposa a mi lado remarcando mi posesión sobre ella. Con la mano de
Anastasia segura en la mía, camino por el vestíbulo. Puedo sentir a los
empleados levantarse para echarle una mirada a mi esposa conmigo. Anastasia es
un espectáculo para contemplar. Tanto Taylor como Sawyer nos siguen cuando
entramos a la sala de juntas, Taylor nos abre la puerta. El equipo de
ingenieros se levanta cuando nuestro grupo entra. Taylor y Sawyer toman las
esquinas opuestas para cubrir toda la sala. Ros se sienta a mi izqauierda.
Todos los ojos voltean a vernos a mi esposa y a mí y subrepticiamente observan
nuestras manos unidas.
—
Damas y caballeros, ¿puedo presentarles a mi esposa, la señora Grey? Estará con
nosotros durante la junta de hoy, —anuncio. Luego presento a cada miembro del
equipo por su nombre a Anastasia, quien se levanta, saluda cada uno a Anastasia
y ella saluda y sonríe a cada uno. Me siento en la cabecera de la mesa, después
de haber sentado a mi esposa a mi derecha. Su Club Soda y galletas están en un
plato.
—
Me han dicho que finalmente han hecho un gran avance en la tecnología eólica y
solar para los celulares que estamos intentando crear. ¿Qué es lo que tienen
ahora y que tan diferente es de lo que me habían mostrado? —Pregunto.
Andrew,
el ingeneriero jefe se aclara la garganta—. Señor Grey, tenemos tres diferentes
prototipos. Uno solo utiliza energía solar, el otro solo energía eólica y el
tercero utiliza ambas. El problema principal
era poder utilizar la energía solar y la superficie en la que hacerlo.
Hemos examinado las hojas de un árbol, y cómo absorbe la energía solar y
utiliza pequeños espacios para hacer la fotosíntesis. Tratamos de aplicar lo
que hemos descubierto en las baterías PV (baterías fotovoltaicas) las que, por
supuesto, no son tan eficientes como nos gustaría que fueran...
Anastasia
lo corta, interesada en el tema—. ¿Qué son las baterías fotovoltaicas y cómo se
utilizan en este teléfono celular?, —pide tomando uno de los prototipos en su
mano. Miro a mi esposa orgullosamente por mostrar interés en algo que es
cercano y querido a mi corazón: energía limpia.
—
Buena pregunta, señora. La PV es básicamente una celda de silicón de cristal
simple. El silicón tiene algunas propiedades químicas en su forma cristalina.
Vea señora, un átomo de silicón tiene catorce electrones organizados en tres
diferentes armazones, —dice y Anastasia parpadea perdida con la primera mención
de electrones—. Permítame explicarlo de otra manera señora. Las hojas, por
ejemplo, son centro de reacción que llevan la química mecesaria para hacer la
energía útil. Nos dimos cuenta que en un día de sol brillante, hay más de 100
mil millones de millones de fotones rojos y azules que chocan a las hojas cada
segundo. Bajo esas condiciones las plantas necesitan ser capaces tanto de
utilizar la energía necesaria que requieren para crecer así como deshacerse del
exceso que podría perjudicarlas. En pocas palabras señora, las plantas saben
cuán rápidamente tomar la energía de forma regulada que descubrimos que son dos
características clave en los sistemas de recolección de luz natural. Así que
fue la utilización de los circuitos de energía correctos que podrían
controlarse, regular, dirigir y amplificar la energía solar cruda hechos por el
hombre y de esa manera prevenir la pérdida de energía antes de ser utilizada.
Así que, la superficie que utilizamos para recolectar la energía solar era
crucial. Hemos utilizado algunos métodos diferentes. Uno fue directamente en el
celular pero nos dimos cuenta que no era práctico. Podrían calentarse los
circuitos interiores que podrían dañar el teléfono y era contraproducente. Al
final, hemos creado una unidad de carga removible como una caja, y aún más, un
cargador solar todavía más pequeño que el usuario podría conectar y sería
insertado en la parte de atrás o una superficie que reciba directa o
indirectamente la luz del sol. La carga duraría ocho horas. Nuestra meta es
almacenar mayores períodos de tiempo de modo que el usuario podría utilizarlo
sin cargar por 24 horas. Hemos logrado eso. Debido a que la energía solar es
abundante, aun en días nublados, sería posible cargar la batería del teléfono
celular. —Dice sonriendo.
Anastasia
se muestra entusiasmada—. ¿Que hay de este? ¿Cómo trabaja este con energía
eólica? —Pregunta sosteniendo un teléfono celular con una manivela en la parte
inferior. Su mano ausentemente alcanza el plato y toma una galleta Saltine, y
mordisquea.
Mi
equipo de ingenieros está más que ansioso de explicar a mi esposa como su
creación funciona, como si se tratara de su alumna favorita. El estusiasmo de
Anastasia me excita de otra forma. Siento cierta normalidad y algo más. Hay
asombro en mi esposa por mi causa personal, y el mismo asombro está reflejado
en el equipo de ingenieros en relación a mi esposa. Es accesible, curiosa,
interesada e inquisitiva.
A
mitad de la reunión no puedo apartar la mirada de mi esposa quien de alguna
manera toma el liderazgo con su curiosidad, haciendo preguntas a todos. Mis
ingenieros están ansiosos y competitivos para explicarle y contestar sus preguntas.
Aún no sé como tomar esto. ¿Es su admiración por ella, o el encanto natural de
mi esposa ha cautivado a todos los hombres?
Cuando
Ros examina los esquemas y empieza a hacer preguntas sobre el costo de
producción, distribución y la comercialización del producto, Anastasia se
inclina hacia mí y pregunta—, Christian, ¿dónde está el baño?
—
¿Estás enferma? —Le pregunto rápidamente y la miro una vez a la cara. —Sacude
ligeramente la cabeza, sus ojos casi prohibiéndome preguntar. ¿Por qué?—. Te
llevaré a mi oficina. Tengo un baño privado.
—
Sawyer o Taylor pueden mostrarme el camino. Termina tu junta, —susurra y se
levanta abruptamente. ¡Demonios! No escucha.
Sigo
el ejemplo y me levanto rápidamente. Todas las cabezas voltean en nuestra
dirección, mirándonos inquisitivamente.
—
Ros, ¿Por qué no terminas la junta? —Digo. Anastasia ya está caminando hacia la
puerta rápidamente murmurando su agradecimiento detrás de ella. Sawyer corre
hacia ella, y rápidamente me apresuro tras ellos con las caras confusas
mirándonos detrás. Taylor corre a la cabeza de inmediato, abriendo la puerta y
encaminando a Anastasia mi baño privado—. Esperen afuera, —ordeno firmemente a
ambos, y sigo a Anastasia al baño cerrando la puerta—. ¡Ana! ¿Estás enferma?
¿Qué pasa?
—
Christian, ¿podrías esperar afuera? Necesita algo de privacidad. Necesito ir al
baño.
—
¿No vas a vomitar?
—
No. Solo tomé dos botellas de Club Soda. Tengo que ir, —dice juntando las
piernas. Doy un suspiro de alivio.
—
Entonces ve. Solo te daré la espalda por si acaso no te sientes bien.
Rueda
los ojos—. ¡Christian, por favor! ¡Yo no estoy observando cuando tú vas!
—
Nena, puedes quedarte observando cuando quieras. No tengo escrúpulos para que
me veas hacer lo que sea.
—
¡Aghhh! ¡Eres incorregible! —De repente, estoy de regreso al día que despertó
en el hospital y no tenía ningún deseo de dejarla ni por un segundo.
—
Christian, te lo aseguro, no estoy enferma. ¡Solo espera afuera! ¡No puedo
hacer cuando estás observando!
—
Ya te lo dije Ana, me voltearé de espaldas. ¡Solo hazlo!
—
¡Bien!, solo esta vez. ¡Voltéate! —Ordena rodando los ojos nuevamente.
—
No me tientes, mujer, —digo sonriendo.
—
¡No eres un caballero, señor Grey!
—
¡Nunca he declarado ser un caballero! Solo soy un marido preocupado que está
locamente enamorado de su esposa.
Anastasia
termina lo que fue a hacer. Volteo después de oír el sonido del agua corriente—.
Todo hecho, señor Grey y sin enfermarme. ¡Pero no quiero maldecir!
—
Ven, —digo tomando su mano—. ¿Tienes hambre? No has comido más que el desayuno
un poco de caldo y galletas. Hace un gesto—. Ordenaremos algo. ¿Qué quieres?
—
A ti, —dice curvando sus labios con apenas una ligera sonrisa.
—
Pero, señora Grey, pretendo cumplir con todos tus apetitos, pero ahora creo que
nuestro bebé tiene hambre en este
momento, —digo ante la señal de que su estómago gruñe.
—
No quiero comer en este momento Christian, tengo muchas galletas, —dice.
—
Nena, no flirtees con el demonio. Sólo te quemarás, —susurro—. Sabes como me
siento cuando no comes. Además, te voy a dar de comer si tengo que hacerlo,
Anastasia. Las galletas son para calmar tu estómago. La comida es para ti y el
bebé, —le digo poniendo mi mano en su vientre.
Toma
una brusca respiración—. En ese caso señor Grey, quizá podamos llegar a un
acuerdo, —dice lamiéndose los labios.
—
Anastasia, no negocio cuando se trata del bienestar del bebé, especialmente
cuando estás siendo desobediente, —digo levantando las cejas.
—
Pero señor Grey. Sabes que he sido una mala chica al no obedecer tus órdenes
para comer, —susurra con voz ronca, y primero lame su labio inferior y después
lo chupa—. Creo que debería ser castigada. Tal vez de rodillas bajo tu
escritorio mientras gobiernas el universo.
Mi
respiración sisea entre mis dientes—. Anastasia, me vas a deshumanizar, nena.
Pero si eso sucede, esa es una de mis fantasías y una docena de superficies en
esta oficina en las que me gustaría cogerte. Pero permíteme alimentarte
primero, mujer… —murmuro levantando su barbilla hacia mi cara—. Dime que te
gustaría comer.
—
Tal vez sopa de almejas en pan fermentado y ensalada primavera.
—
Bien. Haré que lo traigan. —Tomo la BlackBerry y presiono la tecla de marcado
rápido de Taylor.
—
Si señor, —contesta.
—
Taylor, necesito que recojas dos órdenes de sopa de almejas y pan fermentado y
ensalada primavera… —Y volteando hacia Anastasia pregunto—, Nena, ¿quieres
postre?
—
Sí, —musita, pero no es la clase de postre que Taylor podría pedir al
restaurant. Mi mirada se oscurece ante su respuesta.
—
Eso es todo Taylor.
—
Señor Grey, Ros está en la puerta. Quiero dejarte los prototipos así puedes
echarles un mejor vistazo. ¿Es buen momento para que entre?
Ruedo
los ojos—. Hazla pasar.
—
Estaré de regreso en treinta minutos señor. Sawyer está aquí por si necesita
algo.
—
Gracias Taylor
* * * * *
Observo a Anastasia
durante toda la comida para ver si se siente mal, débil o cansada. Parece haber
recuperado el apetito, y se termina toda la sopa y el pan. También se come toda
la ensalada, entonces mira la mitad del pan que aún estoy comiendo.
—
¿Vas a terminarte eso? —Pregunta todavía masticando su último bocado. Generalmente
soy el primero en terminar la comida y nunca dejo ni una migaja de pan en el
plato. Pero, parece que Anastasia ha recuperado el apetito y todavía tiene
hambre. Sonrío, y corto un pedazo de pan de mi plato y se lo pongo en la boca.
Lo mastica y cierra los ojos saboreándolo.
—
¿Más? —Pregunto sonriendo.
—
Sí, por favor.
Tomo
otro pedazo, humedeciéndolo en el plato de sopa, hundiendo el dedo con el
pedazo de pan. Cuando meto el pedazo de pan en la boca de Anastasia, sus labios
capturan mi dedo con la sopa y lo chupa. Mi polla se mueve en respuesta. Mi mirada
se oscurece—. Compórtate señora Grey, —susurro con voz ronca.
—
Puede que no quiera comportarme, —me reta—. Además, la comida se ha terminado y
todavía no me has ofrecido postre.
—
No todavía, soy el anfitrión, señora Grey. Te daré lo que quieres, pero ahora
le quiero mostrar a mi esposa nuestra empresa., —Digo. Quiero aegurarme que la
comida que acaba de consumir no quiere regresarse. Quiero a mi esposa bien y
lista, y excitada para mí.
—
Quiero mi postre ahora, —haciendo pucheros.
—
Gratificación diferida. Piensa en lo mucho más que me desearás, no sabiendo
qué, cuando o como lo conseguirás, señora Grey, —susurro en su oído—. Además, quise
mostrarte GEH cuando viniste a verme por primera vez, pero simplemente
corriste. Esta es mi segunda oportunidad de enseñártelo. Y, —bajo la voz, mis pupilas dilatándose, mi voz está saliendo
en tono carnal—, eras toda dedos tratando de disponer la maldita grabadora
sobre mi mesa de café Bauhaus, —murmuro señalándola—. A pesar de eso, tu
torpeza y falta de coordinación me habrían hecho saltar de ira si hubiera sido
cualquier otra persona, pero había algo en ti que me hizo pensar que era
adorable, que me jaló hacia ti. Quería prolongar tu estancia tanto como fuera
posible. Pensaba en todas las cosas que podría utilizar para domar tu
volubilidad, —digo acariciando su mejilla—. Luego hiciste algo. Me miraste y
mordiste tu labio inferior… cómo estás haciendo ahora, —le digo tirando de su
barbilla—. Me pegó como un accidente de tren. Me di cuenta de tu adorable,
besable y follable boca.
—
¡Christian! —Dice sin aliento.
—
Una vez que terminaste, me miraste con tus grandes ojos azules. Me preguntaste
algo inconsecuente. Me miraste con desaprobación, no complacida con mi
respuesta.
—
Todo lo que recuerdo es que tu mirada, tus simples movimientos, tu labio, la
forma en que te sentaste y la intensidad de tu mirada me estaba haciendo
retorcer, la confianza, arrogancia, y la maestría con la que te comportaste, me
intimidaron. No podía mirarte.
—
Lo recuerdo. Bajaste la mirada y dijiste ‘sí señor’ pegándome en una mano,
luego me llamaste fanático del control, rompiendo todas mis barreras, viéndome
como soy. ¡Me leíste muy a mi pesar, nena! —Le digo con asombro. Su genuina
sonrisa es enorme.
—
Me dijiste que ejercías el control sobre todo, y sentí el efecto de tus
palabras que me afectaban justo aquí, —dice poniento su mano exactamente sobre
su abdomen.
The
way you make me feel - Michael Jackson ft. Britney Spears
—
Luego me diste el mayor impacto de mi vida al preguntarme si era gay, justo
aquí, —le digo caminando hacia el área de asientos. —¡Tuve la necesidad de
levantarte de la silla, cruzarte sobre mis rodillas en ese preciso momento y
nalguearte hasta sacarte la mierda. Quería atarte las manos a la espalda,
doblar tu glorioso brillante culo sobre mi escritorio con tus piertnas
totalmente abiertas, tu sexo escurriendo y hambriento, presentado para mi
polla, tu hermoso cabello enroscado en mi muñeca para jalarte hacia atrás,
quería follarte como el infierno solo para mostrarte como no era gay! —Siseo a
través de los dientes, mi sangre hirviendo como si el recuerdo solo fuera de
ayer.
—
¡Estoy lista para eso ahora! —Anastasia respira mientras su pecho sube y baja,
completamente excitada.
—
Todo a su tiempo, nena. Ahora quiero enseñarte nuestra empresa.
—
¡Christian! —Me reprende—. No me puedes seducir de esa manera, y dejarme
excitada y molesta.
La
miro y le sonrío lascivamente—. Nena esperé, tuve que esperar un par de semanas
para poder mostrarte que fui injustamente llamado ‘gay’ y probar mis tendencias
heterosexuales.
Hace
pucheros—. No estás intentando hacerme sufrir durante semanas, ¿verdad señor
Grey? —Me pregunta frunciendo el ceño—. Porque literalmente me quemaré. Con mis
antojos, creo que estás obligado a cuidar de mis hambres, señor Grey. ¿O
deliberadamente estás olvidando las órdenes de la doctora?
—
No olvido nada acerca de ti Anastasia. Te cuidaré, lo prometo, pero dame esto.
He esperado mucho tiempo para mostrarte
mi segundo mejor logro.
Frunce
el ceño—. ¿El segundo mejor?
—
Tú, mi querida esposa, eres mi mejor logro. Casarme contigo fue el mejor
esfuerzo que haya hecho jamás. Ven, —le digo jalando su mano. Mostrarle a mi
esposa lo que tenemos juntos.
Andrea
y la nueva becaria saltan para ponerse de pie. Olivia estuvo a punto de ser
despedida porque informó del compromiso mío con Anastasia a los paparazzi que
terminaron por lastimarla. Su beca ha terminado, pero no puedo tener personal
ineficiente en mi nómina. No se le contratará. No tolero los errores;
especialmente los que lastiman a mi esposa, son imperdonables.
—
¿Quién era la otra chica que está con Andrea? No se parece a la otra asistente
que tenías.
—
Eso es por qué la beca terminó. Esa es otra interna, Janelyn.
—
Otra de tus rubias, —murmura.
—
No son mis rubias. Aquí, la única mujer que me pertenece, o en otro lugar, eres
tú Anastasia. Ellas son mis empleadas, —digo, notando que mi mujer va a estar muy
aburrida cuando hayamos terminado el tour por la compañía—. Cómo más aburridos
estemos los dos, el placer será mucho más intenso. Pero esperar es la tortura,
el precio que debemos pagar por ese placer.
* * * * *
—
No me había dado cuenta de la cantidad de personal que trabaja para ti en solo
este edificio, —comenta Anastasia asombrada.
—
Empleo a más de 40,000 personas en los Estados Unidos y vamos a contratar más
personal que va a incrementar nuestra fuerza de trabajo por cerca de un tercio.
—
De ti depende el sustento de mucha gente Christian. Me asombras, —dice
mirándome reverentemente—. Y cuando ibas a ir a Taiwan para tratar el contrato,
te las ingeniaste para quedarte en Portland conmigo cuando estaba esperando que
Ray hablara, esperaste por mí en el hospital, y me cuidaste en casa. Todavía me
estás cuidando. En este momento… —dice comprendiendo.
Siempre
la estoy vigilando. Para sus necesidades; su binestar. Todo lo que hago es por
ella y nuestro bebé—. Es porque tu eres mi razón de vivir. Eres el centro de mi
universo, Anastasia. No tienes idea de lo que no haría por ti… —Susurro
inclinándome. Cuando levanto la mirada, miro alrededor para ver donde estamos,
y me doy cuenta que estamos al otro lado del vestíbulo y cerca de los
elevadores—. Ven, —tiro de su mano detrás de mí.
Andrea
salta con la nueva interna—. Señor Grey, tiene programada una llamada a Taiwan
en 30 minutos. —Verifico la hora. Son pasadas las 6:30 de la tarde—. La hora en
Taiwan en este momento son las 9:30 de la mañana, señor.
—
Pásame la llamada a las 7:00 p.m., y después ambas pueden irse a casa, Andrea.
—
Podemos quedarnos más tarde si necesita nuestra ayuda, señor, —dice con
exuberante eficiencia. La mano de Anastasia aprieta la mía, y me acerca más a
ella. El aburrimiento la está carcomiendo. Sus ojos están impasibles, mirando a
Andrea; sin embargo Anastasia es todo.
—
Mientras tanto, conéctame con el gerente del astilleros en diez minutos, y
después pueden irse. Puedo hacer lo demás desde ahí.
—
Sí señor Grey, —responde Andrea. Tanto Sawyer con Taylor están esperando en la
entrada del vestíbulo. Taylor levanta la mirada y nuestros ojos se encuentran;
sabe que no debe dejar entrar a nadie.
—
Vamos señora Grey, —le digo y jalo a Anastasia a mi oficina. Cierro y bloqueo
la puerta detrás de mí—. Así que, señora Grey… —digo volteando, pero me corta.
—
Señor Grey, estoy inquieta por la ansiosa ayuda que recibe aquí. Quiero decir
que sus asistentes están solo queriendo morder un pedacito de ti para
complacerte. No sé si debería estar feliz o celosa por el servicio que te
proporcionan, —dice regañándome burlonamente. Se vuelve para dar un paso
adelante, pero la atrapo de la cintura—.
Tus rubias sumisas son…
—
No son mis rubias. Son mis empleadas. Están obligadas a ser eficientes,
puntuales, eficaces en el trabajo y estar a mano hasta que les permita salir.
Se les paga muy bien por el trabajo que hacen. Tú, por otro lado, eres mi
esposa. No tienes nada de qué preocuparte.
—
Por supuesto que sí, señor Grey, —dice mordiéndose el labio. Mi mirada se
oscurece. Este es su juego. Su mano me acaricia sobre la corbata de seda gris
plata que me puse deliberadamente hoy, y luego agarrándola por el final, tira
de ella haciéndome caminar hacia delante e ir hasta mi escritorio mientras
sigue jalando, Agarra uno de los cojines de lujo en el camino a mi escritorio.
Me
empuja a mi asiento, tira descuidadamente el cojín bajo mi escritorio y se sube
al escritorio justo frente a mí, balanceando las piernas. Se para sobre los
tacones Loboutin y entre mis piernas, manteniéndolas separadas. Sus hermosas
piernas se exhiben; su falda amplia se desliza hacia sus muslos y sus bragas de
encaje negro muestran lo hambriento que está su sexo por mí.
—
Anaaa, —susurro su nombre con deseo carnal.
—
A principios de esta tarde se hicieron ciertas promesas, señor Grey, y creo que
puedo probar también, que soy muy eficiente. —Mi mirada se entrecierra en ella,
estudio el trasero de mi mujer que está insaciablemente voraz para mí. Quiere
jugar. La idea me hace crecer el deseo por ella—. Aunque tuve que salir de la
junta inesperadamente, tuve una muy buena excusa, señor Grey, —dice suspirando.
—
No damos segundas oportunidades y aquí las excusas no se toleran, señora Grey, —respondo
con voz de prohibición.
—
Lo sé señor Grey, pero realmente me gustaría que lo reconsiderara. Vea, a pesar
que hoy he sido una asistente alborotadora en juicio por salir de la junta
antes de llegar a la conclusión, me gustaría recordarle que soy
excepcionalmente buena en mi trabajo, y realmente debería darme la oportunidad
de demostrarle cuán excelente puedo ser al proporcionarle los servicios que
requiere de mí.
Mis
pupilas se dilatan, y mi mirada se oscurece en nuestro juego de rol—. Señora
Grey, creo que el puesto ya está cubierto por una mujer muy capaz,
devastadoramente hermosa de la que estoy locamente enamorado. Y, no sigo
consejos de los empleados y el curso de acción que debo llevar con ellos. Esta
nunca ha sido mi práctica. ¿Qué dice a eso?
Hace
pucheros con los labios y muerde su labio inferior. Después de desabrochar tres
botones de su blusa, puedo ver sus llenos pechos aprisionados por el sostén de
encaje negro. Sus manos se deslizan perezosamente por su blusa, para finalmente
descansar y enroscarse en el filo del escritorio. Se inclina despacio hacia
atrás. Esa simple acción empuja sus pechos hacia delante. Sus pesados párpados
se levantan lentamente y no hay nada más que libidinoso deseo en ellos.
—
¿Podría encontrar en su corazón el darme otra oportunidad, Señor? Adoooro mi
trabajo, y simplemente estoy enamorada del jefe, del jefe de mi jefe. Estoy hecha
para ese puesto. Solo que no me reconoce. ¿He cambiado tanto, Señor? —E involuntariamente un aliento
pasa través de mis dientes.
—
Amo la ambición, el entusiasmo, la unidad, la inventiva y la entusiasta
iniciativa, señora Grey. Posiblemente en este momento debería explotar las habilidades
que parece poseer.
—
Gracias, Señor. Me gustaría
consolidar mi posición como la mujer número uno en todas partes después de la
demostración, —dice mientras la punta de su zapato acaricia mi impaciente
erección. La incorpórea voz por el intercomunicador nos hace saltar.
—
Señor Grey, tengo al señor Lung Shyn, el gerente del astillero de Taipei en la
línea. Me disculpo por la tardanza. Él estaba supervisando el desmantelamiento
de una de las grúas de 20 toneladas. —Frunzo el ceño. Esto es inesperado. Pero
mi mirada está aún prendida en la de mi esposa. Se desliza hacia abajo del
escriotio.
—
Gracias, Andrea. Tú y Janelyn se pueden ir ahora a casa, —Digo de un tirón con
mi tono distante, soy-tu-jefe-y-es-mi-tono-de-jefe.
—
Buenas noches señor Grey.
—
Anastasia, —siseo con la mirada llena de intenciones carnales, mis ojos
oscurecidos. Me levanto de mi asiento y agarrando su cabello, pongo su cabeza
en el ángulo que deseo, y la beso larga y duramente. Su mano se extiendo por
sobre mis pantalones, envolviendo con sus dedos mi rígida polla.
—
Mi hambrienta mujer, empeñada en castrarme, —respiro en sus labios.
—
Quiero esto, —susurra—. Quiero ser la única que te complazca siempre, —dice con
una súplica desesperada. ¿Está celosa de mi asistente y la becaria? La única
vez que su comportamiento cambió fue cuando Andrea y Janelyn preguntaron si
debían quedarse más tiempo. ¿Eso la molestó? ¿Qué otra mujer, una empleada esté
pidiendo cumplir una tarea, un deber? Es absurdo. Trabajan para mí. Les exijo
que trabajen hasta tarde y mucho tiempo para que pueda estar con Anastasia.
—
Ana eres la única mujer que me complace. Ellas solo son empleadas. Eres mi
todo. Mi mundo, mi universo, el amor de mi vida. Lo creas o no, nena, quiero
que hagas esto. Quiero que me demuestres cuanto me deseas… —siseo, ahuecando su
cara—. Tomo lo que sea de tu mano y tus labios. Y te daré cualquier cosa que
desees de mí, —gruño.
Undisclosed
desires – Muse
Me
hundo hacia atrás en mi asiento y tomo el teléfono—,
Aquí Grey, —saludo con mi mirada siguiendo el lento descenso de Anastasia hacia
el suelo.
—
Señor Grey, habla Lung Shyn. Siento mucho que me haya tenido que llamar tan
tarde para usted. Si lo hubiera sabido, me hubiera esperado hasta tarde ayer
por la noche para recibir su llamada a una hora apropiada para usted. ¿En que
puedo servirle hoy, señor?
Las
manos de Anastasia desabrochan mi cinturón y me baja el cierre. Introduce su
mano en el bóxer y sus dedos inmediatamente se enroscan en mi pulsante
erección. Quiero silbar una respiración con fuerza, pero me controlo para
dejarla salir lentamente. Inserta las dos manos en el bóxer rozando alrededor
de mi cintura tratando de jalar mis pantalones hacia abajo para tener completo
acceso a mi erección. Sonrío, y levantando mi trasero de la silla, le doy el
acceso que necesita.
—
He sabido que estás desmantelando una de las grúas de 20 toneladas, Shyn. No
estaba informado de eso. ¿Por qué se está haciendo fuera del plan? —Pregunto
mientras las manos de Anastasia me aprietan las nalgas. Sonrío en respuesta.
—
Sí señor. Esto es por que la inspectora, señorita Bailey dijo que una de las
grúas de 20 toneladas no cumplía con las reglas de seguridad de OSHA (Occupational
Safety and Health Administration (Administración de Seguridad y Salud
Ocupacional). Aunque no practicamos las reglas OSHA
aquí, GEH lo hace. Por lo tanto estamos cumpliendo con todo lo que nos exigen
que hagamos, —explica.
Mientras
tanto Anastasia me sostiene con ambas manos. Una mano en la punta de mi polla,
la otra cubriendo mis testículos. Sus cálidos y húmedos labios descienden sobre
la punta, cubriéndola. Entonces chupa, siempre con delicadeza. Su lengua se
mueve sobre la punta, frotando y lamiendo. La sensación arde y pone mi sangre
en llamas, corriendo por mis venas, y encojo los dedos de los pies. Mi mano
derecha aprieta el teléfono con tal fuerza que siento que la sangre se drena de
ella. Su lengua regresa y me jala más profundamente. Mientras se mueve, puedo
sentir que inhala mi aroma como si no pudiera tener más de mí con solo el
sabor. Siento su jalón en el hueco de su mejilla interior.
—
¿Qué otros cambios están haciendo? —Pregunto.
—
Tenemos una lista de ellos, y estamos trabajando para cumplir con cada uno.
—
¿Qué son?
—
Espere un segundo señor, déjeme sacar el expediente y le leeré todos ellos, —dice.
—
Tómate tu tiempo, —digo rodando la cabeza hacia atrás y empujo la cadera hacia
la capaz boca de mi mujer. Poniendo el teléfono en espera digo—, ¡sigue
chupando, lamiendo! —le digo y hace lo que le he pedido moviendo su lengua bajo
mi polla, después sacude la lengua en el borde. Sus manos y boca trabajan en
sincronización volviéndome loco. Movimientos rítmicos… Empujo los pies en el
suelo, con el placer floreciendo—. ¡Profundo, nena, y duro!
Closer - Kings of Leon
Me
coge con el puño desde la base del pene y lo envuelve como como un guante
deslizándose hacia la punta. ¡Fuerte! Luego sus labios corren hacia la raíz,
empujando la punta hasta el fondo de su garganta. Le agarro el cabello con la
mano, manteniéndola en su lugar como si al mover su boca no pudiera soportarlo.
El placer me embarga y la lujuria se incrementa exponencialmente. Levanto el
trasero del asiento usando los codos. Una de sus manos me rodea y aprieta mis
nalgas. El líquido preyaculatorio se derrama en la boca de mi mujer y me lame
mientras descubre sus dientes que se arrastran hacia atrás nuevamente hacia la
punta.
—
Oh, sí. La primera reparación empezó en los muelles, señor. Tenemos cerca de
cien empleados dedicados a que el astillero funcione de acuerdo a sus
especificaciones. —Vuelvo a poner el
altavoz.
—
Quiero que me leas todos los artículos, uno por uno. Te detendré si tengo
alguna pregunta. A continuación, envíame un correo con el contenido.
—
Como desee señor, —dice y empieza a leer mientras pongo nuevamente el altavoz en
modo mudo.
Un
suave gemido escapa de los labios de Anastasia, mientras chupando la punta como
el infierno, el placer de su lengua me tortura. Después vuelve a insertar mi
erección dentro de la boca, ahuecando sus mejillas. Incrementa la velocidad,
tirando de mí, jalando, chupando, aumentando mi placer. Está siendo codiciosa,
como si no tuviera suficiente de mí. Mis esposa de rodillas, su boca chupando y
acariciando mi polla, su lengua acariciando cada vena pulsante las hacen
ensancharse, crecer más gruesas.
—
¡Caaarajo! ¡Ana! ¡Me dejas seco, nena! ¡Me voy a venir muy duro! —Digo
empujando las caderas. Ana es la única mujer que puede quitar todas las
barreras, dusnudándome totalmente frente a ella, y en este momento, lo único
que importa es llegar al orgasmo. La mano de mi esposa ahuca mis testículos,
acariciándolos, mientras su otra mano, su lengua y sus suaves labios trabajan
incontrolablemente para llevarme al orgasmo. A medida que el clímax se acerca,
mis pelotas se sienten pesadas al principio, luego tiesas y finalmente listas.
La enloquecedora sacudida de placer me recorre el cuerpo entero y se centra en
esta parte de mi anatomía que alctualmente está en la boca de mi mujer—.
¡Mierda! ¡Ana! ¡Me estás llevando a la locura! ¡Jódeme! ¡Chúpame hasta dejarme
seco! —Mi voz es irrreconocible, áspera, profunda y gutural. Mis manos están
prendidas en su cabello, los ojos me ruedan en la cabeza, y el orgasmo me llega
con fuertes chorros calientes en la boca de Anastasia. Acerco las caderas de nuevo
a su boca, mi semen cubriéndola. Mi dura erección es otra cosa, palpitante y
pulsátil hasta que me saca todo el placer del cuerpo. Me sigue ordeñando
implacablemente, haciendo que todo el cuerpo me tiemble. Mi placer se libera en
forma de gemido y pongo el teléfono en el escritorio mientras Shyn continúa
leyendo la lista.
Anastasia
solo se detiene cuando dejo de empujar. Esta es otra primera vez. Mi esposa se
convierte en la primera mujer que me chupa en GEH. Y ahora mi media controlada
erección solo quiere follarla de la misma forma que lo deseé cuando vino aquí
por primera vez.
Una
sonrisa de satisfacción aparece en la cara de Anastasia. Sus grandes ojos
azules me miran por debajo de sus espesas pestañas. Mientras se lame los
labios, me voltea a ver y pregunta—. Bueno señor, ¿puedo conservar mi trabajo?
—
Joder nena, ¡no solo conservas el trabajo sino que también obtienes un ascenso!
—
La lista también contiene la reubicación de la grúa de 150 toneladas a una
ubicación diferente en los muelles para utilizarla con mayor eficiencia en el
montaje. Esto concluye la lista, —vagamente oigo a Shyn en el fondo.
Tomo
el teléfono mientras jalo a mi esposa a mis brazos, con mi trasero aún al aire
y mi polla colgando. Vuelvo a poner el altavoz—. ¿Cuál es el tiempo estimado
para la el término de las reparaciones y requisitos solicitados?
—
En el peor de los casos, estaremos plenamente en operación en un mes, señor.
Aún podemos operar, pero es más seguro cuando el trabajo esté terminado. Están
trabajando todo el día.
—
De acuerdo, espero que me envíes un mensaje de la lista indicando que está
terminado, lo que aún necesita hacerse, cuanta gente está trabajando en esto,
tiempo estimado de finalización de cada proyecto y cuánta gente intentas
reubicar para cada tarea. Envía copia a la señora Bailey y al señor Warren.
También necesito las hojas de costo. Indica el costo de cada proyecto hasta el
último tornillo, —mirando a mi mujer carnalmente.
—
Tengo todos los costos desglosados señor. Y el tiempo proyectado de término.
Están en tres diferentes expedientes. Se los enviaré en la próxima hora. ¿Hay
algo más en que pueda ayudarle?
—
Eso es todo Shyn, —digo y cuelgo—. Así qué, señora Grey, —indico—. Tú y yo
tenemos otra primera vez, nena. Nunca había sido chupado en mi oficina.
Sonríe
ante mi declaración—. Me complace oír eso señor Grey. ¿Follaste a alguien en esta
oficina?
—
Qué lenguaje más grosero señora Grey. ¿No eres acaso el epítome de la gentileza
esta noche? —Digo imitando su falsa burla.
Entrecierra
los ojos—. ¿Está siendo evasivo, señor Grey? —Su voz se siente herida.
—
Como sucede, señora Grey, serás la primera mujer que follo en esta oficina y me
gustaría cumplir la meta en los próximos pocos minutos. Te lo dije: eres la
única mujer para este trabajo. No quiero a nadie más. Solo a ti, nena. ¡Solo
eres tú! —Digo con fervor.
—
¿De verdad señor Grey? —Murmura tímidamente—. Posiblemente debiera jugar duro
para conseguirlo. Quiero un juego un poco rudo esta noche.
—
Ana, no estoy seguro de que debieras. No quiero que te enfermes.
—
¡Vamos Christian, hazlo! —Dice levantándose de mi regazo.
—
¡Joder! —Siseo y me apresuro tras ella. Hablando de cazar con los pantalones abajo.
Rápidamente meto la camisa en los pantalones, y los subo, tratando de
cerrarlos. Sin abrocharme el cinturón corro tras Anastasia. Ella corre hacia el
área de asientos, despojándose de los altos tacones en el camino, gana impulso.
En este momento, nada más importa. Solo mi mujer.
Nothing else matters- Metallica
— ¡Ana! —Siseo—. Si
te caes, podrías lastimarte y también al bebé.
—
El suelo es de alfombra, Christian. Hay suficiente acojinamiento. ¡no voy a
caerme! ¿Tienes miedo de no poder alcanzar a una mujer embarazada? —Se burla.
—
¡Maldita sea Ana! ¡Para de correr! —Digo mientras lentamente me acerco al borde
del sofá para cazarla. Rápidamente se mueve al otro lado del sofá. Para
atraparla antes de que se lastime, me apoyo en una mano en el sofá y otra en el
respaldo y salto al otro lado, casi atrapando a Ana, pero se lanza al otro lado
de mi cara gran mesa de café, chillando de placer.
—
¡Mierda! —Nuestro juego es excitante, pero estoy preocupado de que se caiga y
se lastime. Corro al otro lado de la mesa de café y corre a la ventana cristal
de pared a pared. Va detrás de la silla artesanal. La acoso despacio, como una
pantera. Sus chillidos de satisfación son como el canto de la sirena para mí.
Extiendo la mano y al jalar la seda de su blusa un único botón se rompe y sale
volando de la blusa. Con otro chillido, corre a otro lado otra vez. Esta vez
salto y finalmente la capturo, y la levanto del suelo apretándola con firmeza—.
Así que, señora Grey, —gruño—. Querías ser mala. Sabes como me siento acerca de
eso nena. No quiero que huyas de mí, porque aun jugando, me de un susto de
mierda, y también te has puesto en peligro a ti y al bebé corriendo alrededor
descuidadamente. ¿Que debo hacer para castigar tus transgresiones? —Pregunto
con voz ronca.
—
Algo que haga que el trasero me duela, y tu polla dura para tenerme aquí, ahora
mismo, —respira rápidamente.
—
Ana… ¿por qué haces esto?
—
Estoy excitada de placer; solo quiero que me cojas sin sentido, Christian. Mi
deseo por ti está encendido y no puedo apagarlo. ¡Estoy locamente celosa de las
mujeres que llegan a estar en contacto contigo, y como tú, quiero declarar que
eres mi hombre!
—
Ana, soy
tuyo. ¿Qué te está preocupando? —Digo dirigiéndome a su lado posesivo.
—
Sé que no te gustan las rubias y Andrea es una buena asistente. Pero, quiero
tener esto aquí, declararte en el asiento de tu reino que eres mío. ¡Dejar mi esencia
aquí y así cada mujer que entre por esas puertas sabrá que ese Christian Grey
es mi hombre!
—
¿Y pensaste que poniéndote en peligro lograrías ese fin? —Pregunto con
incredulidad.
—
Me gusta jugar contigo, Christian. Has sido muy cuidadoso conmigo últimamente.
Atento y preocupado, que aprecio intensamente, pero he extrañado la parte
perversa de nuestra relación.
Exploro
su cara. Quiero estar seguro que no está haciendo esto por una idea equivocada
de que necesito el maldito sexo duro. Y para lograr ese fin está arriesgando su
propio bienestar. Habrá mucho tiempo disponible cuando esté mejor—. Anastasia, —digo
oscureciendo la mirada—. ¿Se trata esto de mis empleadas? ¿Estás tratando de
empujarme a jugar duro contigo a causa de mi asistente y la becaria? Si es así,
puedes olvidarlo. Exijo que mi asistente esté dispuesta a todas horas. Ser
profesional, trabajar duro, que complete las tareas en un momento dado y ser
eficiente. Porque soy un hombre muy ocupado, un hombre de negocios muy
demandante, requiero que sean así de trabajadoras como si no tuvieran vida
propia. Quiero que hagan su trabajo apropiadamente de manera que yo pueda pasar
tiempo con mi adorable esposa. Como recompensa, se les paga con creces. Tienen
las mejores prestaciones y les pago buenos bonos por los trabajos excepcionales
que realizan. Nuestra relación aquí, en GEH, siempre profesional. ¿Entiendes
eso? Me arruinaste para cualquier otra mujer. ¡No tengo deseo por nadie más, ni
tiempo. Ni preocupación o sentimiento por ninguna otra mujer! Solo por ti
Anastasia Grey, —digo desnudando mi alma a mi esposa.
—
¡Oh, Christian! ¡Sé eso! ¡Confío en ti! ¡Solo quiero que sepas que no estoy hecha
de cristal!
—
Ana, me siento preocupado a ser duro contigo ahora, porque has estado en el
hospital después de haber sido lastimada, y después has estado violentamente
enferma. ¿Estás olvidando que tu admirador José me acorraló en el hospital
pensando que de alguna manera había sido duro contigo en ese momento? ¿O qué te
enfermaste tanto que tuve que llamar a la doctora Greene? ¿Puedes entender que
soy un marido preocupado porque está loco, demente, celosamente enamorado de su esposa? Si en algún tiempo, por
cualquier razón, nuestra vida sexual te enferma, incluso solo debido a las
náuseas y mareos mañaneros, o de alguna manera algo te lastima durante nuestro
juego, o te desmaya en cualquier forma, me mataría. Todo lo relacionado
contigo, todo lo que hacemos juntos es más importante que cualquier otra cosa
en el mundo. Porque tú eres mi mundo. Eres el único lugar en el universo donde me
siento seguro, en casa y centrado. Eres mi razón de existir. Y por eso es muy
difícil para mí ser rudo contigo a pesar que deseo y extraño esa parte de
nuestra relación.
—
¡También la extraño, Christian! Amo todo lo que hacemos juntos. Adoro cuando
eres dulce y gentil, también amo cuando eres perverso, amo cuando eres rudo, la
carnalidad personificada. Es solo que eres mi marido. Sé que la relación que
tienes con tus empleados es muy profesional. Pero, soy mujer. Siento y noto
cuando otras mujeres te desean aunque sean muy profesionales contigo. También
quiero marcar mi territorio y decirles “¡Este es mi hombre!” Además, encima de
todo eso, este embarazo me está conviertiendo en hambrienta de todo; tengo
hambre de comida todo el tiempo, y te deseo más. Mi deseo sexual parecer estar
desatado; no tengo suficiente de ti. Quiero esto, necesito esto, Christian.
¿Qué más te puedo decir para conseguirlo? —Pregunta mirándome con sus
imposibles ojos azules—. Supongo, —dice—, dice agitando las pestañas—, si no
estás dispuesto a hacerte cargo de este lado mío, tendré que aliviarme yo
misma, marido.
—
¡Eres el diablo! ¡Nadie alivia tus deseos sexuales excepto yo! ¡Esto me
pertenece! —Digo tocando su sexo, y lentamente acariciándolo sobre el encaje de
sujs bragas. Está empapada, hambrienta de mí. Quiero darle lo que quiere sin
lastimarla mucho o de alguna manera desencadenar sus molestias matutinas.
—
Señora Grey, estás siendo una chica muy mala… muy mala. Te voy a azotar porque
quieres tener placer por ti misma, sin
mí. Soy el dueño de tu cuerpo. Soy tu marido y tu amante. Este es mi
trabajo y el placer de ambos. Y quieres quitarme esa tarea. —Digo oscureciendo
los ojos—. ¿Cómo te castigaré?
Sus
ojos se iluminan—. Como quiera el Señor, —dice bajando la mirada—.
¡Cógeme!
—
Bien entonces, te voy a azotar en mi regazo, y te voy a coger muy fuerte encima
del escritorio. No tengo un cierto número en mente. Serás mi guía y contarás
conmigo. Soy tu amante Anastasia. Los amantes no tienen palabras de seguridad.
Solo dime que pare cuándo hayas satisfecho tu tanda de nalgadas y lo haré.
¿Entendido?
—
¡Sí!, —dice respirando.
—
¿Qué dirás cuando hayas tenido suficiente, Anastasia?
—
¡Voy a decir que te detengas, señor! —Dice haciendo que tenga que tomar una
bocanada de aire.
—
¡Buena chica! —Tiro de mi esposa a mi regazo, y subo su falda. Bajando sus bragas
de encaje, su hermoso trasero de alabastro está delante de mis ojos. Volteo su
cabeza a un lado y sujeto sus piernas debajo de mi pierna derecha. Luego empujo
su espalda hacia abajo con mi brazo izquierdo. Acaricio sus nalgas con la mano
y sin más preámbulo acaricio su sexo y hundo mi dedo entre sus pliegues. Inserto
otro dedo en su sexo y encuentro que está empapado para mí. Gimo profundamente.
Masajeo su sexo insertando otro dedo y con gemidos superficiales; estimulo su
sexo haciendo que mi esposa gima por la necesidad. Inmediatamente retiro los
dedos levantando la mano y golpeando las nalgas de mi esposa.
—
¡Ouch! ¡Uno! —Grita con sorpresa haciéndome sonreír. Mi mano está cantando y
amo la sensación. Froto sus nalgas y la levanto y la dejo caer en la otra nalga—.
¡Dos! —Cuenta. Masajeando sus glúteos una vez más, levanto la mano una vez más,
y la dejo caer en la nalga derecha sobre su sexo—. ¡Tres! —Su voz es un gemido.
Desarrollo un patrón con movimiento circular, esparciendo el dolor, llevando la
sangre a la superficie, estimulando sus profundamente enterrados nervios
sexuales y despertando su excitación. Incorporo presión y ritmo sin fricción.
Tocando su clítoris de esta manera también la estimula, y pegando totalmente a
su vulva le proporciona estimulación placentera. Le doy otro golpe en la nalga
izquierda dejándole una marca rosa—. ¡Dieciseis! —Grita. Acaricio y dejo caer
otra nalgada sobre su glúteo derecho—. ¡Diecisiete! —La acaricio una vez más y
le pego entre ambas nalgas y sobre su sexo—. ¡Dieciocho! ¡Detente! —Dice sin
aliento.
Mi
mano está cantando con el mismo dolor exquisito que sus nalgas. La respiración
silba entre mis dientes. Levanto a mi mujer del suelo y rápidamente la pongo
sobre el escritorio. Empujo a un lado el contenido y le pongo la cara hacia
abajo—. Anastasia, quiero que te agarres fuerte de los lados. ¡Ahora te voy a
coger duro nena! Pídeme parar si esto se convierte en demasiado duro en
cualquier momento.
—
¡Sí! —Respira emocionada.
La
mantengo abajo, vuelvo su cara de lado, le abro las piernas con mis pies, y
ahora le levanto el trasero para mi polla. Bajando el cierre de mis pantalomes,
saco mi erecto pene en modo saludo. Y sin ningún preámbulo, me sumerjo con rápido
movimiento profundamente hasta mis testículos. La sensación es abrumadora,
embriagante y completamente celestial. El mejor lugar del mundo para mí es
dentro de mi esposa. Es mi gloria. Anastasia gime con mi polla llenándola.
Cierro los ojos y saboreo la sensación, saboreo a mi esposa. Despacio voy
saliendo, y primero penosamente despacio y lentamente vuelvo a introducirme
sintiendo cada músculo de su sexo.
—
¡Más rápido, Christian! —Se queja.
—
Déjame saborear esto nena, —Silbo entre dientes.
Luego
salgo de nuevo y me introduzco con dureza. Sosteniendo sus nalgas la jalo hacia
mí mientras me hundo en ella, alcanzando más profundidad y lejanía. Estoy
perdido, sin embargo, estoy allí también, y lo único que quiero es follar
fuerte, empujando y llevándonos a los dos al precipicio rápido, duro y
explosivamente. Golpeo en ella, mis testículos golpeando su clítoris
castigándola y dándole placer al mismo tiempo, consiguiendo gemidos de
excitación de ella. Me hundo en ella una y otra vez, sintiendo finalmente el
tan familiar pero ansiado apretón de su sexo como un puño apretado, animándome
a ir más profundo, tirando de mí, coincidiendo con los pulsos de mi polla,
apretando mi longitud invitadoramente, acariciando y abrazando como una amante
voraz. Me sumerjo en ella y jalo nuevamente sus glúteos hacia mí. Giro las
caderas una vez más, girando para encontrar el ángulo perfecto para conseguir
estar en lo más profundo de su sexo. Cuando localizo ese punto, sostengo sus
nalgas, y caracoleo frotando ese punto con la punta de mi polla, estimulando mi
glande y sus sentidos secretos, regresándome justo lo necesario, dando zambullidas
superficiales. Un profundo gemido sale de los labios de Anastasia, su sexo
aprieta más y más rápido. Me retiro y empujo hacia delante de nuevo, duro y
profundo. El único sonido en el cuarto son nuestros gemidos, el húmedo
deslizamiento de mi polla dentro de la crema de mi esposa, y el rítmico
golpeteo de mis bolas castigando y dando placer en su clítoris.
—
¡Christian! —Gime Ana mientras se viene debajo de mí. A medida que el orgasmo
se esparce por todo su cuerpo, pasando a mi polla, las ondas de su orgasmo
chupan mi polla y me vacío en su sexo en gruesos chorros de semen.
—
¡Anaaa! —Gimo en el orgasmo, mi cuerpo entero se pone rígido, mis ojos pierden
el foco mientras ruedan de regreso a mi cabeza, finalmente me quedo quieto en
ella hasta que la última gota de semen es vaciada en su interior, marcándola
como mía una vez más. Salgo lentamente de ella provocándole que haga una mueca
de desencanto por la pérdida. Una mezcla de mi semen y sus jugos cremosos
siguen en mi polla y ruedan entre sus piernas. Mi oficina huele a una mezcla de
nostros y nuestro duro, sin barreras, sexo. Los músculos de mi esposa están
cansados y saciados. Todo el sentimiento de celos y hambre carnal están
totalmente saciados. Levanto a mi esposa del escritorio, mi polla aún colgando,
la llevo a mi baño privado. Siento a mi mujer en una silla y limpio sus
piernas. Luego las abro y comienzo a limpiar su sexo.
—
Christian, —se ruboriza—. ¡Puedo hacer eso!
—
Sin embargo, quiero hacerlo, Ana. Vamos, acabas de seducir a tu marido para
darte una paliza y follarte más duro, ¿pero no me permites limpiar tu lujurioso
sexo? Anhelo momentos como estos. Son más íntimos que el sexo. Quiero tener
intimidad contigo en todas las formas posibles, tanto que no habrá nada que no
sea intimidad entre nosotros.
Cierra
los ojos, ruborizándose. Levanto su barbilla y hago me mire—. Mírame nena.
Quiero que veas cuanto te amo, lo mucho que me importas, y lo valiosa que eres
para mí. —Tiro la toalla de papel a la basura, y caigo de rodillas ante mi
esposa. Abriendo sus piernas, hundo la cabeza en su sexo.
—
¡Christian, no creo que pueda! ¡Oh! —Gime.
—
Puedo hacerte venir una vez más, —murmuro contra su sexo y comienzo a aplicar
golpes expertos con mi lengua dentro de su sexo. Sus manos sujetan mi cabello
jalándome. Levanto una mano y mientras
mi boca y mi lengua aplican apenas la justa medida de presión para animar otro
orgasmo, libero sus pechos y empiezo a rodarlos entre mis dedos. Arquea su
pecho hacia mi mano. Elevando sus piernas del suelo, las envuelve alrededor de
mis hombros, haciéndome sonreír.
—
¡Oh mi… ah! ¡Dios! ¡Christian! —rueda las caderas y empuja su sexo a mi boca
invitadoramente. Pruebo la mezcla de mi esposa y la reclamo. Cuando he sacado
el último resquicio de su orgasmo, está como mantequilla, derretida en mis
manos.
Hay
todavía algunas superficies a las que ir. Pero creo que hemos cubierto las
áreas principales en las que deseaba verla tumbada y saciada. La próxima vez la
follaré contra la ventana, con las luces encendidas, mirando la ciudad de Seattle
mientras esté tocando el Spem in Allum de Thomas Tallis. Después de todo, no
hay nada más celestial que mi esposa para mí.
Spem in allium – Thomas Tallis
* * * * *
Seattle Nooz
31 de octubre de 2011
¡Feliz Halloween queridos
siatelitas!
¡Odiamos darles las buenas noticias
que pueden ser malas para algunas de ustedes que aún tienen la esperanza de
poner sus manos sobre nuestro-no-soltero-local: Christian Grey! ¡Como podrán
recordar, les dimos la noticia de su compromiso hace ya varios meses, y ahora
estamos dándoles la mala noticia para algunas de ustedes nuevamente, aunque es
una feliz noticia para la pareja! ¡Hemos oído a un pajarito no tan pequeño, una
cigüeña, que nuestro antiguo soltero favorito deliciosamente guapo y enigmático
siatelita Christian Grey y su hermosa esposa Anastasia, están esperando bebé!
¡Sí, sí, algunas de ustedes incluso comentaron en nuestra página que dejarían a
sus novios o maridos con tal de probar a Christian Grey! ¿Quién no? Es la cosa
más excitante de Seattle, asquerosamente rico, joven, y se ve que tiene la
resistencia para hacer que cualquier mujer arañe las sábanas toda la noche!
Pero nuevamente, parece ser que su encantadora esposa ha estado haciendo un
buen trabajo manteniendo a nuestro chico local verdaderamente feliz. ¡Es muy
pronto para decir sí tendrán niño o niña ya que nuestras fuentes nos dijeron
que está embarazada de un poco más de tres meses! ¡Mantendremos nuestros oídos
atentos y las mantendremos informadas! ¡Espeluznaaante Halloween!
* * * * *
—
¡Bueno, bueno, bueno! ¿Qué sabes? ¡Christian Grey está reproduciéndose! —Ríe
con fuerza—. No podría haber sido más fácil si hubiera tratado con más firmeza,
planear mejor para infligir el más perfecto, más delicioso dolor en él y su
hijo! Me estás dando toda la munición que quiero. ¡Bueno, te enseñaré como
joder a alguien apropiadamente, Grey! —Murmura oscuramente. Lincoln se mira en
el espejo. Su barba de una semana merece ahora ser afeitada. Se siente mareado,
con un propósito. No se había sentido de esta manera desde que regresó del Caribe hace varias
semanas. Fue beneficioso. Se las ingenió para conseguir algo de su dinero,
transferido a uno de sus bancos en Canadá en el que tiene cuenta de negocios en
secreto desde hace varios años. ¿Creen Grey y sus malditos abogados que podrían
borrar su nombre y legado solo por apoderarse de Lincoln Timber? Ha sido un
maestro del dominio durante décadas. Le enseñó a Elena lo que sabía. Ella a
cambio le enseñó a Grey lo que había aprendido de él y recogiendo su recompensa
en la forma de un chico-juguete cogiéndolo sin sentido. ¡Él es Roger Lincoln!
Roger Lincoln se había equivocado solo dos veces en su vida. Una cuando golpeó
a Elena y la siguiente con la impulsiva decisión sobre Hyde. Ninguna de las dos
salió bien. Esta vez se tomará su tiempo.
Cogió
el teléfono y marcó.
—
¡Sí!
—
Ahora estás en la nómina. Sigue su puto culo y el de su mujer. Aprende sus
itinerarios, rutinas, paradas y los lugares donde van. Colócate de tal manera
que cuando llegue el momento, te daré la orden de que hacer. Vas a tener una
jugosa recompensa si tienes éxito. Si no, te voy a despedir.
—
¡Sin preocupaciones, señor! Nunca he fallado en una misión. Y este es solamente
un civil. Un chico rico. No me gustan los chicos ricos, —contestó el hombre con
voz gruesa y áspera.
—
Muy pronto tu cuenta en Canadá recibirá un depósito. Este es tu primer pago.
Necesito actualizaciones periódicas, detalles, itinerarios y rutinas.
—
Absolutamente. Le enviaré actualizaciones semanales. Si algo es importante o fuera
de sus rutinas, le informaré inmediatamente para futuras instrucciones.
—
¡Perfecto! La próxima semana entonces, —dice y cuelga.
Se
siente como para vestirse con un traje caro y comiendo fuera. Por primera vez
en semanas, siente que va a conseguir lo que quiere. Siempre lo hace. Tarde o
temprano. Es Roger Lincoln. Posiblemente perdió una batalla, pero siempre gana
la guerra. Nunca pierde.
No comments:
Post a Comment