Capítulo VIII
El arte de la guerra
Traducido y editado por María Teresa Camp Gozalbo
Deja que tus planes ser tan oscuros e impenetrables como
la noche, y cuando hagas tu jugada, cae
como un rayo.
Sun Tzu, El arte de la guerra.
Lincoln
quiere guerra. Debe haber estudiado ‘El Arte de la Guerra’ de Sun Tzu, porque
reconozco la técnica, quería someterme sin pelear. Pero claramente se ve que no
es muy buen estudiante. La primera regla en El Arte de la Guerra es conocer a
tu enemigo. Y Lincoln ni siquiera conoce a su propio enemigo; es decir, yo. Hay
una persona llamada Christian Grey por ahí. Es al que todos ven. Difícilmente
alguien tiene siquiera permitido echar un vistazo al Christian interior. Ese
Christian no es conocido por nadie excepto Anastasia. No pretendo mostrarlo a
nadie para que pronto me conozcan. Una de ls primeras reglas que Sun Tzu enseña
es que los guerreros victoriosos primero ganan y luego van a la guerra,
mientras que los guerreros derrotados primero van a la guerra y luego tratan de
ganar. Primero gano, soy un luchador. No doy la otra mejilla. Atacas a aquellos
a quienes amo y me das la pista de que continuarás haciéndolo, no hay un lugar
suficientemente grande donde puedas esconder tu perverso trasero. No creo en lo
de ojo por ojo. Y, perdono a mis enemigos pero no antes que los ahorque.
Todo
lo que Lincoln tenía que hacer es dejar tranquila a mi familia. Pero no.
Deliberadamente ayudó a alguien que tenía la total intención de matarme; un
hombre que intentó secuestrar y violar a mi esposa. Con la ayuda de Lincoln,
Hyde fue liberado, y secuestró a mi hermana y a mi esposa y casi las mata a
ambas. Hyde ha planeado causarme el mayor daño posible; y por ayudar a este
cabrón secretamente para cumplir su atroz objeto, Linc quería destrozar mi
corazón, y sentarse tranquilamente para disfrutar de mi sufrimiento; mientras
tanto actuando como si no tuviera nada que ver en el asunto. Hyde no solo me
extorsionó a través de mi esposa, sino que que intentó violar a las chicas,
también logró golpear a mi esposa a un centímetro de quitarle la vida y poner a
mi bebé en peligro. ¡Esto es la guerra y es personal! Linc no parará si no lo
detengo.
Acosté
a Anastasia hace alrededor de una hora. Llamo a Ros.
— Buenas noches Grey, —contesta el teléfono.
— ¡Ros! Necesito actualizaciones, —digo bruscamente, mi energía maníaca es
jodidamente intensa; está rezumando por mis poros.
— ¿Acerca de los taiwaneses? Seguimos tus intrucciones, y la mitad del
dinero ha sido transferido a nuestro banco en Taiwan, —contesta. Siento que mi
irritación crepita.
— ¡Ros, sé que no me quedé solo con el jodido Klingon! No es eso lo que
estoy preguntando, ¡y lo sabes!
— Oh, jefe, ya que estás tan elocuente esta noche, te diré la otra actualización… —dice suspirando.
Ros es una de las pocas mujeres que no se ven afectadas por mis encantos ni por
mi ira. Esa es una de las razones por las que podemos trabajar bien juntos,
porque hace bien su trabajo, y tolera mis estados de ánimo viscerales sin pestañear
y se las arregla para hacer su trabajo magníficamente en lugar de ponerse
nerviosa—. Llamé a junta de emergencia y despedí al consejo de administración
como me pediste. Pero, el CEO sabrá esto mañana. Lo sabes. ¡No quiero que GEH
se arruine con doce demandas legales! —Dice con acritud.
— No, no lo haremos, —digo mientras me inclino en la silla. El cuero de
mi silla protesta con un chirrido.
— ¿Es esto una broma, señor Grey? —Alguien filtrará a los medios de
comunicación que es una adquisición hostil. Sabiendo esto, he hecho mi tarea, y
tengo razones adecuadas para darles una patada y un dedo levantado a cada uno.
Pero tuvimos filtraciones inmediatas después que nos hicimos cargo de SIP a
pesar de la orden de mordaza.
— Pediremos órdenes de mordaza. Además, poseo una gran cantidad de las
acciones, y me conseguirás el resto a primera hora de mañana.
— Estoy un paso delante de ti Christian. Ya hemos solicitado la orden de
mordaza. Sin embargo, sabes que esto es solo el ojo de la tormenta.
— Estoy consciente de eso. Si no tuviera mis patos bien alineados, no lo
habría hecho. Pero, los tengo. ¿Quién crees que va a tener lástima por un
consejo de administración que son un serie de inútiles sobre-pagados? Me he
dedicado a investigar todos los datos financieros de Lincoln Timber en la
última hora. ¿Sabes con qué frecuencia se junta el consejo de adiminitración?
— Tal como está instituido en los estatutos, se supone que deben tener
junta cada cuatrimestre, y también reunirse cuándo prescriba cualquiera de
ellos. Juntas de emergencia, etc…
— Bien, promedió una por mes. ¡Una por mes! En la última junta. ¿adivina
cual fue la agenda?
— Si el Congreso es una indicación, apuesto y diría que establecer los
salarios y compensaciones de la administración de la empresa.
— ¡Bingo!
— ¿Lo dices en serio? ¿Quién dirige la empresa actualmente?
— Sí, muy en serio. Las únicas decisiones en las que todos estuvieron de
acuerdo en las juntas de los últimos tres años y rápidamente aprobadas fueron
el incremento en los salarios y beneficios y revisando el desempeño del CEO que
los dirige con puño de hierro.
— ¡Pero, sabes que pueden votar para despedirlo! —Me contradice Ros.
— ¡No a Roger Lincoln! —Digo perfectamente calmado, lo sé.
— ¿Cómo lo sabes?
Rebusco
entre los los nombres, biografías e informes personales de los miembros del
consejo de administración en las varias carpetas que tengo ante mí, cortesía de
Welch—. Bueno, habría esperado un mejor rendimiento
en lo que concierne a los ingresos por parte de un fanático del control como
Lincoln. La demanda de productos de madera doméstica se ha incrementado por el
esperado nuevo mercado inmobiliario, remodelaciones y el mercado de la
construcción no residencial, la construcción industrial y la demanda de
exportación por parte de los europeos. Esto aumentará antes de año nuevo. El
dinero está haciéndose; he examinado los libros mayores. Pero, debían haber
tenido más crecimiento que lo que muestran.
— También lo he notado, señor. Tengo la sensación de que alguien ha
estado metiendo la mano en el tarro de las galletas. No creo que hayas revisado
los libros de contabilidad tanto como yo. Tenía a Warren conmigo y dividimos la
información a cierto número de años. También tengo los archivos de los activos
personales de los miembros del consejo de administración. Sam revisó esos y
marcó las discrepancias. Muchos de ls números no cuadran. Sobre las utilidades
de la empresa, hay alrededor de 53.6 millones de dólares no contabilizados pero
los libros mayores aparentemente están en orden, pero no es así.
Soy
pura atención, me acomodo en el asiento y me inclino sobre el teléfono—. ¿Cuánto dijiste?
— 53.6 millones de dólares, Christian. Esto es durante el período de
trece años. Lincoln Timber ha sido una empresa pública los últimos quince años.
Ha sido hecho con mucho, mucho tacto. No se ha hecho en uno o dos años. Ha sido
hecho a través de varios años. A pesar de eso se esperaba que el crecimiento de
la empresa fuera sustancial, fue moderado, o al menos así es como lo vemos. —Esta
es una información importante.
— ¿Quién esquilmó el dinero? ¿Tienes alguna indicación de que uno o más
miembros del Consejo pudieron haberlo hecho?
— Aquí está la cosa, señor. Mira, estos sujetos tuvieron que haber
besado muchos culos en la Cámara de Representantes y el Senado porque van
hombro con hombro con los ambientalistas que desean que se erradiquen las empresas
madereras. Hay indicios de que algunos de estos tipos están muy apegados a
algunos senadores, no sabemos donde terminan las bocas y empiezan los culos de
los senadores. Posiblemente asignan fondos para estos senadores, pero
encontramos muchas manos embadurnadas en el asunto. Si crees que el señor
Lincoln es controlador, —dice enfatizando
la palabra, posiblemente pensando en mis
tendencias de control—, como dices que es, se hace de la vista gorda cuando se
trata de robar desde los niveles altos de la empresa. Hay un faltante que
apunta directamente al Consejo de Administración. Hemos calculado el importe en
unos 28.3 millones de dólares. Y eso es entre doce tipos y algunos culos en
D.C. Puedes ver el rastro del dinero mal ocultado. Pero los 53.6 millones son…
Debo decir, admirable, no hay rastro. Nada en absoluto.
— Ah no, Ros. Cuando hay actividad, siempre hay un rastro. Sé su
secreto. Está en las transacciones en efectivo, —digo en tono uniforme.
— ¿Efectivo? ¿Cómo es posible que esa gran cantidad de dinero puede
cambiar de manos y nadie lo sepa? ¿Y porqué querrían hacer eso? Eso presenta
muchos problemas fiscales y otros incontables problemas.
— Sencillo. Todos reciben soborno. Y cuando lo divides en meses, son
alrededor de 660 mil por mes. Cuando lo ves de esa manera. No es una gran
cantidad. Son alrededor de dos barras de oro por mes. Cuando se exportan
grandes cantidades de madera, siempre se pueden mostrar precios inferiores que
los pactados y los depósitos de dinero pueden ser hechos en cuentas en el
extranjero.
— ¿Y qué pasa con los miembros del Consejo?
— Lincoln los controló a todos. Hizo uso de ellos para mantener su juego
con los políticos, y posiblemente les permitió esquilmar cierto porcentaje. Sus
sueldos son de 150 mil, sin embargo, todos tienen millones de dólares sin tener
ningún otro negocio. Si se hubieran dado cuenta que él estaba robando, tenían
la posibilidad de convertirse en tiburones para ensañarse con él, ¿Y porqué no
lo fueron? Tenían ingresos constantes, los inversionistas obtenían rendimiento
estable, aunque mínimo.
Oigo a Ros inhalar profundamente—. En ese caso, ¡me siento aún mejor de
despedir a sus corpulentos traseros!
— ¿Corpulentos? —Río— Tienes una manera de decir las cosas, Ros. Ahora
que estamos en la misma página, dime exactamente que pasó.
— Estoy en eso, jefe. Warren, Sam y yo ya hemos descubierto parte del
robo. Pero cuando la pista se desvaneció con los 53 millones, asumí que Lincoln
era extremadamente estúpido –pero no me pareció que lo fuera- o es el gemelo
del diablo. Sabía que me preguntarías todos los detalles también, así que
cuándo llamé a la reunión de emergencia, hice que Barney montara una pequeña
cámara desde un ángulo discreto, y debía enviarte el video por correo.
Permíteme enviarle un mensaje para verficarlo.
— Revisaré mis correos. Puede ser que ya esté allí. No lo he verificado
en la última hora porque estaba revisando otros documentos. Pero, ¿Qué implica
el video?
— ¿Estás bromeando? ¡Es mi momento brillante, Christian! —Dice muy exageradamente—. Muestra como les pateé el
culo, y en caso que quisieran demandarmos en el futuro, tengo evidencia sólida
de lo que se les dijo, y lo que hicieron en respuesta. Tenemos indicaciones e
información claras en el vestíbulo de nuestra empresa que indica que el
edificio está claramente monitoreado por cámaras de video en todos los niveles,
—añade para mi beneplácito—. Además… estuve espectacular. Quisiera que mi jefe
lo viera.
— Me reservaré el juicio hasta que vea todo y te informaré lo que pienso
acerca de ello cuando haya terminado de verlos.
— ¿Qué vas a hacer con el CEO, señor?
— Voy a destrozarlo con un madero a la vez, —digo y cuelgo. Me dirijo a
mi computadora e inició sesión en los correos. Allí está el mensaje de Barney
Sullivan. Pulso sobre el video. Después de un poco de estática, veo la cara de
Barney con un bolígrafo en la boca, probando la conexión y sonido. Sonríe a la
cámara, se sube las gafas a la nariz y se va.
Ros, Warren, Sam y otros dos del Departamento de Finanzas entran. Ros se
sienta en la cabecera de la mesa. Warren es de mediana edad, y tiene
experiencia en los negocios. Tampoco le importa aparecer en los documentos
financieros. Cuando los integrantes del Consejo de Administración lo ven,
saludan a Ros y Warren. Pero los otros no reciben ningún reconocimiento. Los
dos miembros que están más cercanos a Ros le dan la mano—. Señor Warren,
señorita Bailey, —empieza el miembro más antiguo aclarándose la garganta—. Soy
Cliff Huxley. Cuango hago esta pregunta creo que estoy respaldado por unanimidad.
¿Hay alguna razón por la que hemos sido llamados a junta de emergencia en GEH? —Un
murmuro de aprobación se levanta entre los miembros.
— ¿Dónde está nuestro CEO? —Pregunta otro miembro.
— ¿Y quién es usted? —Pregunta Ros calmadamente alzando las cejas
sabiendo perfectamente quién es. Es su manera de inquietar a alguien.
— Soy Andrew Sheldon. Son el vicepresidente ejecutivo de Lincoln Timber.
— Por supuesto que lo es. Comencemos entonces, —dice Ros volviendo su
atención a Warren. Alguien más se aclara la garganta para llamar su atención;
todos los ojos están fijos en Ros tratando de descifrar porque están allí. Pero
su comportamiento es esnob.
— ¡Señorita Bailey! —Grita el hombre sentado en el el extremo opuesto de
la mesa, frente a Ros mientras se levanta lentamente del asiento—. Soy el CFO (Director
Financiero) de Lincoln Timber. Tiene dos minutos para explicar porque estamos
aquí en junta de emergencia sobre todo. De lo contrario, nos vamos.
— Siéntese señor Acers. Usted ya no es el CFO de ninguna empresa. De
hecho Lincoln Timber ya no existe.
— ¡¿Qué?! —Surgen preguntas varias alrededor de la mesa.
— ¿Cómo es eso posible? —Grita alguien más.
— Les sugiero que se sienten todos, señores —dice Ros levantando la voz—.
Adquirimos el 78% de las acciones ayer y desde esta tarde ese número es del
100% y se ha consolidado con GEH. Ya no necesitamos de sus servicios.
— ¡Esta es una adquisición hostil! —Grita alguien más.
— No está sucediendo tal cosa aquí, ¿Warren?
Un cocodrilo sonriente interrumpe—: Se apropia del 100% de nuestros
activos, los consolida en su empresa y, ¿dice que no es una adquisición hostil?
— Jeff Henson, —Ros levanta la voz—. Su salario asignado es de 152,000
dólares y aún así tiene tratos con compañías papeleras como Southern Texture,
New Leaf, Blank Page y ah, Sooth Run Toilet Paper y robando desde su posición,
y ha acumulado activos que valen 3.1 millones de dólares. Impresionante señor
Henson. ¡Todo eso en solo tres años! Dígame, nuevamente, ¿cómo se las arregla
para hacer eso?
— ¡No tiene pruebas! ¡Esa es una acusación a la que responderá en la
corte!
— Oh, me encantaría. Y por supuesto, el Servicio de Impuesto Internos le
encantará escuchar cómo ha ganado esa cantidad de dinero y no ha pagado un solo
centavo de impuestos, —dice Ros dulcemente. Los murmullos corren alrededor de
la mesa.
— Repasemos las finanzas; particularmente los millones de dólares
desaparecidos. Por supuesto que como GEH estamos interesados en saber el
paradero de ese dinero; porque habíamos sido propietarios de una gran cantidad
de acciones, y aún así nos han timado a lo largo de los años porque su… como lo
diré con delicadeza… —Dice Warren exprimiéndose el cerebro.
— Robo en despoblado —agrega Ros.
— ¿Robo en despoblado? —Grita el director financiero que quiere aparecer
ofendido.
— No se impaciente señor Acers, Me estoy acercando a usted, —dice Ros
teatricalmente agitando archivos—. Ah, y aquí está usted, —dice y abre una
carpeta azul claro. Acers se mueve en el asiento nerviosamente—. Ha sido un
poco codicioso, ¿verdad, señor Acers? Puedo entender su emoción. Me encanta lo
que ha hecho con su nuevo yate, que sea dicho de paso se lo compró a GEH.
Gracias por su compra. Usted ha acumulado por mucho más activos que otros miembros
del Consejo que han sido adquiridos desde que empezó a trabajar hace alrededor
de cinco años. Estoy segura que robar desde arriba debe ser estresante para
usted. Pero se las ha arreglado para incrementar su rendimiento en 18%. Eso es
un maravilloso beneficio en esta recesión de la economía, ¿no lo cree señor
Warren? —Pregunta dulcemente otra vez. Warren asiente—. Mientras tanto el
rendimiento de Lincoln Timber fue de 0.25%... tsk… tsk… tsk… —Dice moviendo su
dedo índice.
— ¡¿Cómo se atreve a traernos aquí, acusarnos, y… y… decir que ha comprado nuestra empresa?!
— Lo sé; siento haberlo desatendido, señor Sheldon, siendo el ex
vicepresidente de Lincoln Timber después de todo… Estaba a punto de revelarle
su asalto en despoblado… Perdón, los activos que acumuló generosamente de
Lincoln Timber, —Ros levanta la voz. Sheldon palidece visiblemente a la cámara.
Barney debe haber tomado el control, porque la cámara hace un acercamiento de
la cara de Sheldon—. No lo ha hecho mal para usted ya que solamente tiene
612,000 menos que el señor Acers. ¡Felicidades! —Se hace el silencio en la sala
mientras Ros continúa.
— ¡Pare! —Dice Sheldon.
— Cállate Sheldon, —sisea Acers.
— ¿Quieres ser acusado?
— ¡Dije que te callaras! ¡Ella está blofeando!
— No blofeo señor Acers. A sus 52 años, un miembro aparentemente honesto
de la sociedad, puede finalmente llevar la vida decente que pretende. Pero si
prefiere ir contra GEH, regresaremos para vengarnos y asegurarnos que sea la
perra de alguien en la Penitencia Estatal en lugar de vacacionar en su yate
Pearl con su encantadora esposa Cindy, su hija Jessie de 11 años y su hijo Jake
de 16 y su perro Golden Retriever, Lucy. Piense como estaría su encantadora
esposa devastada y solitaria por su larga ausencia… Y aún no he empezado a
hablar de los 53.6 millones de dólares que están completamente desaparecidos y
estoy más que segura que los demás inversionistas estarían encantados de oír
sobre el paradero de sus ganancias perdidas…
— ¿Qué carajos está Bailey diciendo, Jeff? —Pregunta uno de los miembros
jóvenes del Consejo, temblando visiblemente.
— ¡Dije que te calles David! —Grita Sheldon.
— ¡No lo creo! Soy joven, y tengo toda la vida por delante. ¡No me
habría metido en esto si no fuera por ti, Jeff, Cliff y el señor Lincoln! No
voy a joder el futuro de mi familia por ustedes! ¡No sabía que habían acumulado
tanto dinero! ¿Cómo puede ser justo que ganen cinco veces más que yo? ¡Pueden
irse a la mierda! ¿Qué quiere señorita Bailey? —Dice volviéndose a Ros.
— Quiero que todos renuncien a su trabajo, firmen un NDA (acuerdo de
confidencialidad) y serán sometidos a una orden de silencio.
— ¡Eso es chantaje! —Grita el ex vicepresidente.
— Al contrario, pude haber entregado toda la evidencia a los federales y
aún así ser propietarios de la empresa. No solo estaría sin trabajo, sino que
su reputación y su familia serían dañados y perdería el dinero. Le estoy dando
la posibilidad de tener decencia.
El joven David se ve verde. Warren acerca su silla a Ros para evitar
cualquier tipo de proyectil si David lanzara cualquier cosa.
— Esta es su última oportunidad. GEH posee Lincoln Timber desde hace una
hora. Ustedes han sido despedidos. Pero para los efectos del papeleo, les daré
la oportunidad de renunciar a su trabajo como los hombres honestos que
pretenden ser en los próximos dos minutos.
Sam se levanta con documentos en la mano y los pasa alrededor de la
mesa.
— ¿Y si no lo hacemos?
— Si uno de ustedes no firma, todos los documentos se entregarán a las
autoridades. ¿Tengo su consentimiento, caballeros? —Al principio el silencio
sepulcral cubre la sala, y débiles ‘síes’ pueden ser oídos alrededor. Algunos
solamente asienten. Ros se pone de pie, se arregla los adornos de su blusa rosa
pálido. Se coloca un mechón de su cabello atrás de la oreja. Entonces voltea
hacia Warren con una sonrisa—. Mi colega, el señor Warren continuará desde
aquí. Ha sido agradable hacer negocios con ustedes caballeros, —dice y sale de
la junta en sus Jimmy Choo, alejándose.
Sam y Warren verifican cada documento que les pasan, uno de mis abogados
entra con un notario que certifica los documentos haciéndolos legales. Ahora
soy el dueño del culo de Lincoln, menos los 53.6 millones de dólares que está
ocultando en alguna parte. Lo destruiré totalmente y deseará no haberse cruzado
en mi camino.
Llamo a Ros nuevamente—. La venta de Lincoln Timber, pieza por pieza
empieza mañana. Quiero empezar con los activos.
— Pensé que esa sería tu actitud por tu menos que feliz comportamiento
de hoy, señor. Tengo algunas compañías en mente que pudieran estar interesadas
en la maquinaria pesada que tiene Lincoln Timber. Esto es Washington después de
todo. Hay bastantes otras compañías madereras.
— ¡Grandioso! ¡Véndela mañana! Después vende la madera que tienen en
inventario, y vende los contratos que tienen para talar en otras tierras.
También quiero que la madera sea retirada durante la semana de la propiedad.
Pón el terreno en venta con las oficinas… Vende los camiones. Entonces
subcontrata a los trabajadores en otras empresas madereras. Quiero que todo
acerca de Lincoln Timber sea historia en las próximas dos semanas, —ordeno
resueltamente.
— Lo haré, señor, —dice Ros interprentando el tono:
puedes-joderme-y-olvidarme-de-ello.
— Buenas noches, Ros, —digo colgando.
Camino lentamente a mi recámara, agarrando la bastilla de mi camiseta;
me la quito por la cabeza y cuidadosamente me meto en la cama tratando de no
despertar a mi mujer. Tiene una mano extendida en mi almohada buscándome en su
sueño, y la otra mano está sobre su vientre protectoramente. Mi mundo entero
está aquí, en esta cama. Tomo una ligera inhalación ante la vista de mi esposa.
Las luces de la ciudad dormida en la distancia están danzando en su cabello.
¡Dios! Soy un afortunado hijo-de-puta. Más aún al tener a Ana de regreso en una
pieza. En ese instante, los pocos centímetros que nos separan me hacen estar
muy lejos de ella e inmediatamente la atraigo a mis brazos, acunándola. Da un
suspiro de satisfacción, y se acurruca conmigo. Abrazándola así, dejo que el
sueño se apodere de mí.
* * * * *
— ¡Buenos días, Seattle! Está escuchando K.O.M.O 97.7 News Radio. Son
las 6:00am. La temperatura exterior es de 9ºC con 62% de humedad. Se espera
lluvia por la tarde alrededor de las 3:00pm. Ahora nos conectamos con Sue
Romero en el helicóptero 3 para informar sobre el tráfico… —Me despierto por el
sonido de la radio, encontrándome envuelto a Ana como hiedra a una pared.
Despacio me desenredo de ella y rápidamente apago el radio para no despertar a
Anastasia.
Han pasado dos días desde que visitamos nuestra casa, dos días desde que
ordené desmantelar Lincoln Timber y dos jodidos largos días que no hemos tenido
sexo. Estoy vibrando y puedo descargar energía si solamente fuera tocado. Tengo
que trabajar hoy para conseguir gastar suficiente energía. Me pongo los
pantalones de deporte y una camiseta y salgo del cuarto.
Taylor ya está en la entrada esperando en sus pantalones de deporte:
pantalón corto y camiseta—. Buenos días, señor, —dice al tiempo que presiona el
botón del elevador.
— Buenos días, Taylor, —digo. Me mira de soslayo y se mueve inquieto en
su lugar. Taylor nunca se inquieta. Algo pasa—. ¿Tienes noticias para mí?
— Sí, señor. Welch llamó temprano. Ayer en la tarde Ros vendió tada la
maquinaria pesada que perteneció a Lincoln Timber. El comprador se la está
llevando esta mañana. Y alguien le informó a Lincoln que la maquinaria pesada
se la están llevando y que ha sido vendida legalmente. Aparentemente se
apresuró al patio en bóxer y camiseta. Estaba enojado como un toro malhumorado
cuando el equipo de seguridad que pusimos trató de impedirle la entrada a la
empresa ya que es el CEO de una compañía que ya no existe. Cuando Lincoln trató
de pelear con los de seguridad, fue escoltado bajo custodia policial.
Aparentemente está en la cárcel del condado por invadir propiedad privada,
cargos de asalto y destrucción de propiedad privada, —tratando de mantener la
cara seria.
— ¿Cargos de asalto?
— Sí. Golpeó a dos de los chicos de seguridad bastante fuerte. Uno está
hospitalizado con costillas rotas. Al segundo guardia de seguridad le rompió la
nariz y le fracturó el codo y muñeca porque fue golpeado por Lincoln
repetidamente. Otros dos guardias ayudaron a someterlo y lograron esposar a
Lincoln y lo mantuvieron encerrado hasta que llamaron a la policía. Incluso
entonces se las arregló para destruir algunos artículos de la oficina donde
estaba encerrado. Sus abogados están tratando de liberarlo bajo fianza, pero es
demasiado temprano para que el juez esté en la corte. Welch quiere pagarle en
especie por lo que hizo para perder la documentación de Hyde.
Asiento y tomo la BlackBerry justo cuando el elevador suena y se abren
las puertas en el gimnasio. Le marco a Welch.
— Aquí Welch, —contesta después del segundo tono como si hubiera estado
despierto por horas.
— Grey… Welch, Taylor me ayudó a acelerar lo de Lincoln. Haz lo que sea
necesario para mantenerlo encerrado por lo menos 24 horas. 48 sería mejor. Si
mis abogados quieren arreglar la última cagada que hicieron con la liberación
de Hyde, ahora es su oportunidad.
— No creo que eso pudiera ser problema. Tenemos las grabaciones de las
cámaras de seguridad, y es claro que el señor Lincoln es un hombre violento con
problemas en el manejo de la ira. Y durante mi búsqueda para encontrar a quien
pagó la fianza de Hyde, conocí a un camarero muy interesante que me avisó
acerca de un abogado llamado Albert. También recuerda que Lincoln se entrevistó
con este abogado. Le mostré una fotografía de Lincoln e inmediatamente lo
reconoció. Dijo que se llamó a sí mismo ‘Brioni’, pero el camarero reconoció
que era un apellido falso porque llevaba un traje de Brioni, corbata de seda de
Armani y mocasiones de Ferregamo.
— ¿Cómo podía saber todo eso? —Pregunto escépticamente.
— Señor Grey. Es uno de los restaurantes más exclusivos de Seattle
frecuentado por los más ricos del estado, y el camarero es tan gay como
una especie de gurú por su apareciencia
como Tim Gunn. Inmediatamente supo que mentía sobre su apellido después que
dijo que su nombre era ‘Brioni’ después de un rápido vistazo a su propio traje.
Describió a Lincoln como teniendo el control y el mando. Dijo que el señor
Lincoln era un depredador como un león vestido con un traje caro. Su sola
mirada aparentemente infundió miedo a ese tipo. Tomó 2,000 dólares para mitigar
su miedo. También obtuve la lista de reservaciones y descubrí el nombre del
hombre con el que se reunió Lincoln. Es un abogado llamado Albert Cohen. No es
abogado habitual de Lincoln. Pero parece ser que ha contratado los servicios de
este tipo muchas veces y solamente cuando quiere ocultar algo. Su nombre
apareció cuándo la señora Lincoln fue atacada varios años atrás. Fue entonces
cuando este abogado representó a Lincoln. —Me pongo rígido de inmediato. ¡Es el
hombre que hace el trabajo sucio de Linc!—. Pero la información más interesante
que conseguí después de llevar a Albert a dar un paseo con varios de mis
colegas ayer, es que Lincoln siempre, siempre
hace sus tratos en efectivo. Grandes sumas de efectivo, —enuncia—. El
efectivo pasa por varias manos con bastante seguridad, debo añadir, via este
tipo para llegar a su destino final. Se le paga lo suficientemente bien, pero
después de haberlo coaccionado para cooperar con nosotros, confesó que obtiene
considerables sumas de dinero cada vez que le presta algún servicio al señor
Lincoln, quien aparente le gusta que se refiera a él solamente como ‘señor’. El
efectivo adicional que se le encontró a Hyde también provenía de Lincoln, —dice.
— ¡La madre de este jodido cabrón! —Siseo y Taylor parece preocupado por
mi colorido lenguaje—. Quiero que encuentres donde este idiota esconde los 53
millones de dólares que robó a sus inversionistas.
— Sobre eso… —empieza.
— ¿Qué?
— Descubrimos una caja de seguridad en la oficina que Lincoln tiene en
una oficina externa. Había más de 2 millones de dólares en efectivo, número de
una cuenta e información para acceder a cuentas bancarias en el exterior. Pero
el saldo en esas cuentas solamente totalizaron alrededor de 17.2 millones de
dólares a las que por supuesto aún tiene acceso. Todavía tenemos la suma más
grande desaparecida.
— ¡Sigue indagando! Quiero que todas sus oficinas sean revisadas. La
sede principal también. Ya no es dueño del edificio, y no debe tener acceso a
ninguna de las oficinas.
— Una cosa más señor… Hay guardados artículos de periódico referentes a
su boda, sus logros, SIP, GEH, el asalto de Hyde, los secuestros de la señora
Grey y la señorita Mia Grey, el rescate y la estancia de la señora Grey en el
hospital, dice lentamente, para que la información se capte.
— ¿Qué más? —Pregunto con los dientes apretados.
— Si el artículo tenía impresa la foto de la señora Grey y usted,
tachaba la imagen de la señora Grey con una gran X con marcador rojo, y pude ver que él… —Dice y para, aclarando su
garganta.
Mi ira se incrementa—. ¡Escúpelo Welch!
— Debía tener deseos de venganza o enojado porque era evidente que
presionó muy fuerte con el marcador para cruzar su imagen. Desde el punto de
vista de su perfil, indica un rencor personal. A pesar que hemos buscado alguna
evidencia que vincule a la señora Grey con el señor Lincoln, no hay ningún
indicio de que conozca a la señora Grey en persona.
— ¡Eso es porque no hay ninguna
conexión! —Siseo.
— Sí señor. Pero no podíamos asumir esa suposición sin evidencia
sustancial. Teníamos que asegurarnos que nada relacionara a la señora Grey con
el señor Lincoln. Por razonamiento deductivo, solo encontramos una y solo una
conexión: usted. Dirigió su objetivo a la señora Grey porque es su esposa. Pero
esa conclusión se dio después que pusimos cerca de veinte fotos de usted y la
señora Grey juntos de recortes de periódicos y revistas que juntó en un
archivo. No tenía ningún recorte de periódico o revista en que no estuvieran
juntos. Cuando surgió esto no era que estuviera teniendo como objetivo a la
señora Grey en absoluto… Bueno, déjeme corregir eso, estaba apuntando a la
señora Grey pero como una manera de separarla de usted. La estaba quitando del
cuadro. Lo estaba dejando a usted solo. No pudimos ver esto hasta que puso
todos los artículos y fotos en una pared. Ahí fue donde surgió la intención: Un
Christian Grey sin esposa. Así que, el rencor era personal, pero era a usted a quien trataba de castigar
lastimando a la señora Grey. Hyde, por supuesto era la herramienta perfecta
para tal propósito porque lo odiaba a usted y a la señora Grey. Nunca se le
hubiera ocurrido a nadie que tuviera que ver con ese asunto si Hyde hubiera
tenido éxito en sus atentados. —Siento la rabia creciendo en mí otra vez.
— ¡Asegúrate que no quede en libertad bajo fianza en las
próximas 48 horas. Asigna a mis abogados para representar a los guardias de
seguridad para demandarlo por lo que les hizo. —Mi voz es baja y amenazadora.
— Usted dijo entre 24 y 48 horas, señor.
— Cambié de idea. 48 horas. ¡Le daré al hijo de puta la sorpresa de su vida cuando sea puesto en
libertad! —Siseo.
— Sí señor.
Taylor me observa con preocupación. Entro al gimnasio y voy a una
esquina cerca de los sacos de boxeo. Marco el teléfono de Ros.
— Buenos días, patrón, —contesta.
— Ros, tienes 24 horas para liquidar todo lo de Lincoln Timber. Ni
siquiera quiero que una simple hoja de papel con el nombre de la empresa quede
cuando termine la hora 48ª.
— Oh, entonces ya habló con Welch.
— Así es.
— La maquinaria pesada está retirándose hoy. Venderé la madera entre
tres pequeños constructores habitacionales a precios por debajo al valor de
mercado para moverla rápidamente, y aún así tendremos utilidades. Y resulta que
Lincoln Timber ha fastidiado a una parte de otras empresas madereras al
someterlas constantemente con tratos comerciales ofreciendo precios inferiores
impidiendo sus negocios. Estas dos compañías, Northwest Timber and Miller
Timber se acercaron a nosotros una vez se corrió la voz. No les importa asociarse
y comprar el terreno y el espacio de oficinas del propio Rey Lincoln. Y ese es
el título que usaron, no yo. Aparentementemente Lincoln tiene un nombre
homónimo: Rey de la Madera. Las compañías tienen el 50% del dinero, pero
necesitan asegurar un préstamo del 50% restante con un banco. Si los
respaldamos, el banco los financiará hoy y de esta forma haremos más dinero del
que originalmente estimamos. Si nos concentramos en la propiedad y la fuerza de
trabajo, perderemos dinero porque estamos en el proceso de dispersarlos. Pero
esta oferta es la mejor de ambos mundos.
— ¡Hazlo! —Digo sonriendo y cuelgo. ¿Querías joderme Lincoln? ¡Juego en
proceso! A la hora que te haya escupido en la cara, ya habré ganado.
Taylor me mira cuando he colgado—. ¿Cinta de correr o sacos de boxeo?
— Sacos de boxeo, —respondo.
* * * * *
Cuando regresamos al penthouse, Anastasia aún está durmiendo. El
embarazo la está haciendo comelona y consada. La miro acostada en la cama,
viéndose más joven que nunca, su mano aún sobre mi almohada. Quiero besarla y
abrazarla pero necesita todo el descanso para sanar y por el bebé. Me dirijo
descalzo al baño y abro la ducha. Quitándome rápidamente la ropa, me doy un
duchazo. Después me pongo una camisa de lino blanco y vaqueros negros. Reviso a
Anastasia, pero aún está durmiendo profundamente. Regreso a la sala.
— ¿Desayuno señor Grey?
— Sí Gail. Lo usual. Tomaré el café ahora, —digo mientras me siento a la
barra. Me trae una taza de café humeante mientras empiezo a leer el Seattle Times.
Gail me pone un plato caliente con claras de huevo y tocino en pocos minutos. Y
llena mi taza de café. A mitad del desayuno, Anastasia entra con un un vestido
envolvente azul pálido que hace que sus ojos azules brillen más. Su cabello
está sujeto en una cola de caballo.
— Buenos días señora Grey, —la saludo con una sonrisa.
— Buenos días Christian, —dice inclinándose por un beso. La encierro
entre mis piernas y la sostengo en un abrazo, dándolo un beso profundo. Estudiadamente
Gail nos ignora, pero me importa una
mierda quien me vea dándole un repaso a su garganta con mi lengua. Cuando
separamos nuestros labios, ambos estamos sin aliento y las mejillas de
Anastasia están ruborizadas—. Adivino que me extrañaste, —dice sonriendo.
— ¡No tienes idea! —Murmuro mientras la siento en el taburete a mi lado.
— ¿Qué le gustaría esta mañana? —Gail voltea para darle a Anastasia su
té.
— Hum.. Quisiera waffles, huevos, tocino y algo de melón, por favor
señora Jones, ¡estoy muriéndome de hambre! —Dice. Gail le da una gran sonrisa,
completamente feliz como cuando una madre cuando su hijo finalmente está
comiendo sin protestar.
— ¿No tienes trabajo hoy? —Pregunta Anastasia.
— Sí, pero lo haré desde casa… ¿Cuál es el caso de ser el patrón y no
tener tiempo para tomarme tiempo libre fuera de la oficina? —Digo sonriendo.
— Debería ir a trabajar…
— Puedes hacer tu trabajo desde casa, Ana. No te puedo dejar ir hasta la
próxima semana.
— Christian, es jueves, ¡por Dios! Me siento mejor, —argumenta mientras
Gail le pone el plato enfrente.
— Señora Grey, este argumento fue desechado desde el lunes. Puedes ir el
próximo lunes. Hasta entonces te quedas en casa y me quedo en casa asegurándome
que no te metas en problemas, —digo con mirada inescrutable. Anastasia corta y
toma una gran mordida de waffle. Cierra los ojos y lo prueba y saborea como si
fuera la primera vez en su vida.
— ¡Esto está riquísimo, Gail! —Dice con la boca llena de waffle. Voltea
hacia mí después de tomar un sorbo de té—. Christian, no necesito niñera, soy
una chica grande, —dice y levanta las cejas.
— ¿Quién dice que estoy haciendo de niñera? Solo estoy tratando de tener
tiempo de calidad con mi esposa, —digo oscureciendo los ojos.
— Ah… —murmura volteando la atención a su plato—. Supongo que puedo leer
las cartas de consulta y contestarlas, —murmura mientras da una mordida a sus
huevos.
— ¿Le gustaría un poco de jugo de naranja? —Pregunta Gail.
— Sí, por favor, —contesta. Gail pone un vaso de jugo junto a su plato.
Anastasia está completamente concentrada en su plato de comida—. Odio no poder
dejar de comer, —murmura.
— Sin embargo, me gusta verte comer, nena. Estás comiendo por dos,
¿recuerdas?
— Sí, pero no quiero engordar, —contesta dando una mordida al melón.
— Conseguiremos un entrenador que tenga experiencia con mujeres
embarazadas. De esa manera pueden trabajar en un régimen que te mantenga sana.
Pero necesitas comer. Bip cuenta contigo, —Digo. Pone el tenedor en el plato,
sus ojos brillan con lágrimas no derramadas. ¡Oh, mierda! ¿He dicho algo que
hiera sus sentimientos?
— ¡Qué hermosa cosa dijiste! Te amo, Christian, —dice y enrosca sus
brazos alrededor de mi cuello fuertamente. Después de unos segundos de
confusión, le devuelvo el abrazo y la sostengo entre mis brazos tanto como quiera.
Hago nota mental de preguntarle a su doctora si hay algún libro completo que
pueda leer sobre embarazos. Tengo el presentimiento que va a experimentar
algunos cambios de humor y otros cambios para los que debo estar preparado.
* * * * *
Después del desayuno Anastasia se pasa la mayor parte de la mañana
trabajando en sus correos, leyendo cartas consulta y empezando a leer un
manuscrito. Hablé con Welch y mis abogados que son responsables de que Lincoln
se quede en la cárcel sin fianza por las próximas 48 horas. Después de ver el
video, el juez decidió que era mejor que Lincoln permaneciera entre rejas y el
caso será revisado en las próximas 48 horas. El banco otorgó el financiamento
para las otras dos compañías madereras y los papeles han sido firmados. Pero el
terreno y las propiedades que pertenecieron a Lincoln Timbern cambiarán de
manos sino hasta el lunes, después que haya transcurrido el período de espera
de tres días.
Anastasia está cansada al mediodía, y la pongo a tomar una siesta
mientras protesta y bosteza—. Solo un rato, nena. Tu cuerpo claramente necesita
descansar para sanar y está teniendo muchos cambios y creando una nueva vida… —digo
impresionado—. Va a pasarte factura. Duerme, —ordeno—. Regresaré y te vigilaré
más tarde.
— Entonces abrázame hasta que me duerma, —murmura. Parpadeo. ¡Joder! El
trabajo puede esperar un poco más. Me siento junto a ella y la jalo a mis
brazos, y le tarareo hasta que se duerme.
Bella’s
Lullaby - Stan Whitmire
Dejo a
Anastasia cuando está profundamente dormida y voy al estudio a trabajar. Cuando
termino con los correos y los expedientes enviados por Ros y Welch, han pasado
dos horas. Ya que Anastasia aún no ha salido la voy a dejar dormir un poco más.
Me siento al piano, bajando la tapa para no despertar a Ana, y comienzo a tocar
Jesu Bleibet Meine Freu de Bach: La Alegría del deseo del hombre. Es
una melodía feliz. Tengo a mi esposa sana y salva. Mi bebé y mi hermana están
sanos y a salvo. Hyde está en la cárcel. Y lidiaré con Lincoln cuando sea
liberado. Es un buen día.
Jesu
Bleibet Meine Freude- Bach-Bauer
Una vez
que termino de tocar la melodía, la empiezo una y otra vez. Solo paro cuando mi
BlackBerry vibra por un correo. ¿Quién será a esta hora? Lo saco de mi bolsillo
y abro el mensaje que hace saltar mi
corazón y eleva mi libido a Defcon 1.
_______________________________________________________
De: Anastasia Grey
Asunto: El Placer de mi Marido
Fecha: 21-sep-2011, 20:46
Para: Christian Grey
Señor:
Espero
sus instrucciones.
Siempre
suya
Señora
G. X
_______________________________________________________
Hago
una profunda inspiración. Íbamos a explorar los límites de su placer, pero aún
está recuperándose. Por otro lado, la deseo y la necesito desesperadamente. Me
desea… Y realmente necesita ser follada exhaustivamente. Se siente como si
fuera para siempre. ¡Mierda! No quiero lastimarla, pero necesitamos esto. La
sanará, nos sanará. Necesitamos esto tanto como comer, dormir y respirar. Y su
mensaje dice ‘el placer de mi marido’. Soy su marido. Si lo quiere, seré el que
se lo daré.
_______________________________________________________
De:
Christian Grey
Asunto: El Placer de mi Marido ß - - -
me encanta esto nena
Fecha: 21-sep-2011, 20:49
Para:
Anastasia Grey
Señora
G:
Estoy intrigado. Iré a buscarte.
Estate
lista.
Christian
Grey
El CEO
con expectativas, Grey Enterprises Holdings, Inc.
_______________________________________________________
Despacio
pero ansiosamente me dirijo a zancadas a nuestra recámara, descalzo. La puerta
está entornada. Entro despacio. Anastasia está arrodillada junto a la puerta
con sus bragas de encaje azul y la camisola de encaje del mismo color. Sus
dedos están extendidos sobre sus piernas, sus ojos bajos. Mis vaqueros muchas
veces lavados están cuidadosamente doblados a su lado. Verla, lo que quiere
hacer por mí, complacerme, llenar mis necesidades hace que mi corazón empiece a
saltar. ¡Realmente quiere esto! Quiere esto para ambos.
Nunca
será una sumisa, pero esto lo hará. Esto es el paraíso. Siento un nudo en la
garganta, porque este es un regalo de Anastasia para mí; para ambos. Finalmente
me inclino en un gesto de aceptación por lo que me está ofreciendo y recojo los
vaqueros. Puedo ver su pecho subir y bajar rápidamente por la anticipación y la
excitación. Mi esposa quiere jugar. Nos encanta jugar. Entro a mi closet con
los vaqueros del cuarto de juegos que sacó para mí. Me deshago de toda la ropa
y me pongo los vaqueros con el botón superior desabrochado. Regreso a la
recámara donde mi esposa aún está arrodillada. Me paro frente a ella.
— ¿Así que quieres jugar? —Murmuro.
— Sí, —responde. ¿Sí? ¿Es eso lo que decimos? No respondo. Quiero que
recuerde las reglas. Cuando no digo nada. Siento su mirada moverse hacia mis
muslos cubiertos con los vaqueros y el bulto de mi polla, y el botón
desabrochado de la pretina. Entonces sus ojos se detienen sobre mi rastro feliz
demasiado tiempo, finalmente se levantan hasta el vello de mi pecho. Me está
bebiendo como un hombre sediento en el desierto. Su mirada se conecta con la
mía, mis sinapsis se disparan, deseándola. Cuando el azul de sus hambrientos
ojos se encuentran con mis tormentosos ojos grises, la cabeza echada a un lado
cuestionándola con una ceja alzada burlonamente, pone cara de OMM (¡Oh, mierda
momento!).
— ¿Sí qué? —Susurro enunciando. Toma una respiración profunda,
recordando.
— Sí, Señor.
Mis ojos se suavizan por su entusiasmo—. Buena chica, —digo mientras le
acaricio el cabello—. Creo que mejor te llevo arriba ahora, —añado. No hemos
estado en el cuarto de juegos por un tiempo. Extiendo la mano para tomar la de
ella y llavarla arriba. Cuando llegamos a la puerta del cuarto de juegos paro y
me doblo para besarla suavemente antes de agarrar su cabello con brusquedad.
Mi esposa es una bruja. Puede ser tanto sumisa como dominante. Quiere
someterse a mí, pero en lugar de esperar a que haga mis demandas, hace su demanda
y la encuentro en posición de sumisa, forzando mi decisión de estar con ella.
Está ascendiendo desde lo más bajo. ¡Joder! No puedo resistirme a ella. La
tomaré de cualquier forma que la pueda conseguir—. Sabes que vienes desde
abajo, —murmuro contra sus labios de los que no no tengo suficiente.
— ¿Qué? —Pregunta.
— No te preocupes. Viviré con ello, —murmuro y corro mi nariz por su
mandíbula y suavemente muerdo su oreja—. Una vez adentro, arrodíllate como te
he enseñado.
— Sí… Señor. —Miro hacia abajo a esta criatura que es mi esposa, que me
ama incondicionalmente y que está dispuesta a hacer esto por los dos. Estoy
asombrado por mi Anastasia; completamente enamorado de ella. Muerde su labio
inferior y entra al cuarto de juegos. Regreso a nuestra recámara y recojo los
Loubotin rosa y una cinta elástica para el cabello. Entonces hago una parada en
la biblioteca. Después de sacar un artículo de ahí, vuelvo al cuarto de juegos.
Cuando entro al cuarto de juegos, está arrodillada al lado de la puerta
solamente con sus bragas; su cabello cae en cascada por su espalda, los ojos
mirando hacia abajo, sus manos extendidas sobre sus piernas. Lo apruebo. Camino
hacia ella. Estoy en mi carácter de dominante nuevamente—. Ana, puedes mirarme,
—digo y levanta la mirada hacia mí—. Quiero que te pongas esto, —ordeno. Le
extiendo la mano, y los toma, levantándose.
— Sí, Señor, —contesta. Sostengo su mano y se pone los zapatos.
— Date vuelta, —ordeno.
— Sí, Señor, —se da vuelta dándome la espalda. Tomo su cabello en la
nuca y rápidamente le hago una trenza poniéndole la cinta elástica al final.
Tiro de su cabello, y su cabeza es forzada a echarse para atrás haciendo que
sus labios estén disponibles para mí. La beso con fuerza y profundamente, con
urgencia posesiva.
La llevo a la cama de cuatro postes—. Quiero que ahora te quites las
bragas… Despacio, —ordeno. La respiración de Anastasia se acelera. Traga e
hinca sus pulgares en la pretina, lentamente recorriendo sus pulgares alrededor
de sus bragas y de la misma manera bajándolas. Mi polla está muy dura; se
esfuerza contra mi bragueta, lista para salir. La quiero coger profunda y
duramente. ¡Mierda! Tengo que mostrar moderación dependiendo de como se sienta.
Pero si retraso la gratificación para ambos, nuestro placer crecerá
exponencialmente—. Échate sobre tu espalda en la cama, —ordeno. Tengo la barra
separadora, y levantándola se la muestro. Le pongo la barra separadora en los
tobillos—. Ahora voy a atarte las manos Anastasia. Necesito que levantes las
manos, —digo.
— Sí, Señor, —contesta alzando sus manos con excitación apenas
contenida. Le esposo las manos con esposas de cuero suave y las ato al cabezal—.
Ahora te pondré esto en los pezones, —le muestro las pinzas para ropa. Se queda
sin aliento mientras pincho sus pezones con las pinzas para ropa. Entonces me
dirijo al estéreo y escojo la melodía ‘Touch me’ de Rui Da Silva en modo
repetición.
Touch me – Rui Da Silva
— Ahora, Anastasia, debido a la demanda popular, vamos a jugar, nena. Es
para el placer de ambos. Soy tu marido, —digo.
— Algunas veces dominante… —dice—. Señor, —añade.
Mis ojos se ensombrecen—. Te voy a azotar con esto, —le digo mostrándole
la regla—. ¿Seis o diez Anastasia? —Pregunto. Sus ojos están ampliamente
abiertos. Muerde su labio.
— Diez por favor, Señor, —dice.
¡Joder! Me encantará tambien, nena—. Quiero que cuentes conmigo, nena, —digo
y retorciendo la barra, la volteo sobre su estómago—. Pon tu glorioso culo
hacia arriba, —ordeno, mi voz es áspera. Jala sus rodillas bajo ella, irguiendo
su trasero; su sexo está en su apogeo, brillando por la humedad. Mi mano
gentilmente le pega en las nalgas, y luego mi dedo medio se hunde en su sexo,
rotando. Gime. Saco el dedo, y froto sus nalgas otra vez. Entonces levanto la
otra mano y aterrizo la regla en ambas nalgas.
— Uno… —gime. Afino la punteria y silba la regla en el aire aterrizando
nuevamente en su sexo y en la parte inferior de sus nalgas—. Dos… —dice. Froto
sus nalgas una vez más acariciándolas, y aterrizando la regla nuevamente en un
patrón—. Tres… —cuenta y gruñe de placer.
Le masajeo las nalgas y acaricio su sexo entre cada nalgada. Sus nalgas
están rosadas con la sangre corriendo en la superficie, alertando a sus nervios
para recibir placer.
— Nueve… —cuenta, su voz se nota necesitada, llena de deseo. Y para la
diez uso la mano para dejarla caer justo en su sexo y nalgas, y entierro dos de
mis dedos en su codicioso sexo—. Diez… por favor, Señor, ¡fóllame! —Ruega.
— Silencio, nena, todo en su momento, —murmuro—, mantén ese glorioso
culo en el aire, —ordeno, y entierro la nariz en el vértice de sus muslos e
inhalo, y extiendo la lengua en su sexo, y la giro, empujándola hacia dentro.
Mis manos agarran sus nalgas fuertemente, no permitiéndole moverse de mis
atenciones. Pero está codiciosa hoy. Está empujando su trasero hacia mí,
buscando fricción. Chupo su clítores con fuerza con los labios, y mi lengua
finalmente lo tortura con placer. Deslizo la lengua contra su hendidura y entre
los labios de su sexo, y se ve forzada a absorber el placer porque la barra
separadora le impide cerrar las piernas. Me inclino y la follo con la lengua.
Entonces, inesperadamente la volteo sobre su espalda y sello su sexo con la
lengua nuevamente, pero esta vez, alcanzo sus pezones le doy un último golpe
para conseguir un orgasmo explosivo, aprieto las pinzas y se las quito. Grita
mi nombre con dicha pura. Inmediatamente me quito los vaqueros. La deseo con
hambre feroz. Rápidamente la volteo sobre su estómago otra vez. Levantando sus
nalgas, la jalo para encontrarse con mi polla y me entierro en ella. El orgasmo
de Anastasia ha sido muy intenso. Lo siento alrededor de mi pene y sus músculos
internos aún están contrayéndose. Está temblando como una hoja.
Gira las caderas y la mantengo en su sitio—. No nena, ¡quiero que
sientas cada centímetro mío tomando tu sexo! —Digo, y muy despacio meto la
polla en su sexo. Finalmente estoy profundamente, hasta los testículos. Cierro
los ojos y me mantengo en mi sitio.
— Por favor, Señor, ¡necesito más! —Ruega nuevamente. Está muy mojada.
¡Mojada para mí! Salgo muy lentamente, y regreso nuevamente, soboreándola como a
un vino lleno de sabor—. ¡Christian! ¡Señor! No me romperé. ¡Fóllame! ¡Fóllame,
duro! —Demanda. Desde abajo y hasta el tope de
nuevo, pero esta vez, me permito volverme salvaje, y salgo, y me lanzo
con fuerza a su interior, mis testículos pesados y doloridos; golpeando contra
su clítoris, estimulándola, volviéndola salvaje. La venas de mi polla están
palpitando, buscando fricción y placer. Salgo nuevamente y esta vez dejo ir mi
hambre salvaje, el impulso animal de follar a mi mujer, y poseerla
completamente. Puedo sentir como se excita de nuevo rápidamente.
— ¡Aguanta, Ana! ¡No te vengas, cariño! ¡Saborealo! ¡Siento a mi polla
tomándote! Poseyéndote. —Cuando la siento apretarse, temblando alrededor de mi
polla, lentamente retrocedo. Cuando los temblores van remitiendo, vuelvo a
introducirme en ella, con feroz velocidad, pero esta vez no paro—. ¡Ven por mí,
nena! —Gruño. Siento sus músculos apretándome como si fuera un puño dentro de
ella, ordeñándome todo lo que tengo, haciéndome venir con dureza. Finalmente
vacío hasta la última dentro de ella, apoderándome de ella o ella apoderándose
de mí.
Me colapso sobre ella; mis facultades están en otra parte de puro
placer. Finalmente salgo de ella y desato sus tobillos y muñecas, frotándolos.
Jalo a mi esposa dentro de mis brazos, y ambos nos abrazamos hasta que el sueño
nos invade, fundiendo nuestra tensión, preocupaciones y problemas. Al menos por
el momento.
In my
secret life – Leonard Cohen
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