CAPITULO V
ELLA TOMÓ MI CORAZÓN Y MI ALMA
Una vez que ambos descendemos de nuestro
éxtasis, Anastasia abre los ojos y me mira con una expresión de... ¿Amor?
Heaven by Louis Armstrong and Ella Fitzgerald
Yo
simplemente me siento en el cielo. Acaricio mi nariz contra la de ella y me
aseguro de mantener mi peso apoyado sobre mis codos. Mantengo sus manos a los
lados de su cabeza, para evitar que por un descuido me toque. Yo deseo mucho
que lo haga, pero aún no estoy preparado para eso. Le doy un beso suave
y dulce en los labios y salgo con lentamente de ella.
Aquí es donde quiero estar todo el tiempo
y esta conexión es parte de lo que me he perdido toda esta semana. Nuestra
unión corporal. De esta manera siento que las cosas se han arreglado entre
nosotros.
_ He echado mucho de menos esto, le digo
en un susurro entrecortado.
_ Yo también, me dice como una confesión. No me puedo imaginar a alguien estar con
ella, abrazándola, dándole lo que le quiero dar, tomándola de esta manera,
besándola... Soy muy egoísta y la idea me vuelve loco. Agarro su barbilla y la beso profundo y duro.
Es un beso apasionado y suplicante. Quiero que sólo sea mía. No quiero que me
deje de nuevo. Ella se mueve con el vaivén de mi beso y nos
quedamos sin aliento.
_ No vuelvas a dejarme, le imploro. Le estoy rogando, no podría con el
dolor si vuelve a hacerlo.
_ Está bien, susurra y me sonríe. La miro con alegría, deleite y alivio. Me
siento como un adolescente.
_ Gracias por el iPad, dice ella.
_ A la orden Anastasia.
_ ¿Cuál es tu canción favorita de todas
las que hay? Me pregunta.
_ Eso sería darte demasiada información. Le
digo sonriendo. Creo que la mayoría me recuerdan diferentes momentos con
Anastasia y sería difícil señalar una. Pero "Posesión" y "Every Breath You
Take" estarían encabezando la lista.
Possession by Sarah McLachlan
_ Vamos prepárame algo de comer muchacha,
que me muero de hambre, le digo vertiginoso, incorporándome de repente y arrastrando
a Anastasia conmigo.
_ ¿Muchacha? Ella pregunta risueña.
_ Muchacha comida ahora por favor, le digo
como un hombre de la Edad Media.
_ Ya que lo pide con tanta amabilidad
señor… la haré ahora mismo.
En su intento por bajarse rápidamente de
la cama, la almohada se mueve y aparece el globo desinflado del Charlie Tango.
Lo tomo en mis manos y miro hacia ella desconcertado. Este es el globo que le envié junto con el
Bollinger cuando ella y su compañera de piso Kate se mudaron aquí. ¿Ha mantenido el globo durante todo
este tiempo?
_ Ese es mi globo, dice mientras alcanza
su bata y se la pone.
_ ¿En tu cama? Murmuro mi pregunta.
_ Sí. Me
ha hecho compañía, responde ella.
_ Qué afortunado Charlie Tango, le digo
sorprendido.
_ Mi globo, dice y se da vuelta sobre sus
talones, en dirección a la cocina.
Su sencilla declaración hace que me dé
cuenta de que ella me ama de verdad, y ella me ha echado de menos todo este
tiempo. ¡No era yo solo! Mis
sentimientos son correspondidos y Anastasia Steele me quiere tanto que ella se
conformó con tenerme cerca a través de un simple globo desinflado. ¡Me tuvo cerca
de ella, cerca de su cuerpo, cerca de su mente! ¡Ella me quiere! Descubrir esto me hace sonreír de
oreja a oreja.
******
Cuando la comida está finalmente lista,
Anastasia y yo nos sentamos en la alfombra en el suelo y comemos pollo salteado
con fideos en unos cuencos de porcelana blanca tomando vino blanco Pinot Grigio,
mientras suena el Buena Vista Social
Club desde mi iPad, cantando "Bésame mucho". La miro con cariño cuando comienzo a comer.
Bésame Mucho - Buena Vista Social Club
_ Esto está bueno, le digo finalmente, apreciando
la comida que Anastasia hizo para nosotros... para mí. Ella sonríe mientras se sienta con las
piernas cruzadas a mi lado, comiendo finalmente con mucho apetito y
contemplando mis pues descalzos.
_ Yo suelo hacer todo la comida. A Kate no le gusta mucho cocinar,
comenta.
_ ¿Tu madre te enseñó? Le pregunto.
_ En realidad no, ella se burla. Cuando comencé a interesarme en la
cocina, mi madre estaba con su marido número tres en Mansfield, Texas. Y Ray, bueno, habría sobrevivido a
base de tostadas y de comida preparada a no ser por mí, dice ella. Ese comentario me sorprende. Cualquiera imaginaría que tras un divorcio
los hijos se quedan con su madre.
_ ¿No te quedaste en Texas con tu madre?
_ Su marido Steve y yo, no nos llevábamos muy
bien. Y yo echaba de menos a Ray.
Su matrimonio con Steve no duró mucho. Creo
que mi madre acabó recuperando el sentido común, añade en voz baja. Me pregunto qué habrá salido mal, con
el padrastro de Anastasia que a ella lo disgusta tanto.
_ Así que te quedaste en Washington a
vivir con tu padrastro, observo.
_ Sí, ella confirma.
_ Lo dices como su te hubieras ocupado de
él, le digo en voz baja. Ella es una
hija considerada.
_ Supongo, dice encogiéndose de hombros.
_ Estás acostumbrada a cuidar a la gente,
concluyo. Ella me mira al notar mi
doble intensión oculta en mi voz.
_ ¿Qué pasa? me pregunta sorprendida por
mi expresión cautelosa.
La miro fijamente y me doy cuenta que ella
ha cuidado de los demás durante toda su vida de joven. No sabe lo que significa
ser atendida. Yo quiero cuidarla y eso es algo a lo que ella no está
acostumbrada.
_ Quiero cuidar de ti, le declaro tratando
de ocultar todo el amor y pasión que siento por ella.
_ Me he dado cuenta, susurra, con una
respiración entrecortada. Solo que lo
haces de una manera extraña, añade con una pequeña sonrisa en su rostro.
Mi frente se arruga con su evaluación.
_ No sé hacerlo de otro modo, le digo en
voz baja. Y no cambiaría nada. Los dos tenemos nuestros problemas. Ella no está acostumbrada a ser
atendida y yo no puedo dejar a un lado la necesidad que tengo de cuidarla,
aunque mis maneras sean un poco extrañas. Mi objetivo final es tenerla segura,
bien cuidada y amada.
_ Todavía estoy enojada contigo por haber
comprado SIP, comenta.
_Lo sé, le digo sonriendo, pero no me iba
a frenar porque tú te enfadaras nena. Necesitaba una manera de mantenerme
alrededor de ti y cuando me conozcas suficiente sabrás que haré todo lo posible
por mantenerte a salvo.
_ ¿Qué le voy a decir a mis compañeros de
trabajo, a Jack?
Su nombre me hierve la sangre sabiendo lo
que sé de él. Estrecho mis ojos
hacia ella.
_ Ese hijo de puta más vale que lo vigile,
le digo a través de mis dientes apretados.
_ Christian, me advierte. Él es mi jefe.
¡Si pudiera lo evitaría! Pero no digo nada. Mi boca se aprieta en una línea dura.
_ No les digas a ellos, le digo.
_ ¿No les diga qué? Pregunta.
_ Que soy el propietario. El principio del
acuerdo se firmó ayer. La noticia no se puede hacer pública hasta dentro de
cuatro semanas, durante las cuales habrá algunos cambios en la dirección de
SIP.
_ Ah... ella responde. ¿Me quedaré sin trabajo? Ella pregunta
alarmada. No cuando sea dueño de la empresa.
_ Sinceramente lo dudo, le digo con
ironía, tratando de reprimir una sonrisa. La
compañía es mía para hacer lo que me plazca. ¡Nadie
va a atreverse a despedir a mi novia si él o ella quieren mantener su puesto de
trabajo! Ella frunce el ceño.
_ Si me voy y encuentro otro trabajo, ¿Vas
a comprar esa empresa también? Pregunta ¿Qué? ¿Ya
está contemplando dejarme porque compre SIP?
_ No estarás pensando en irte ¿verdad? Le
pregunto un poco dudoso.
_ Posiblemente, no creo que me hayas
dejado otra opción, es su
respuesta.
Bien entonces. ¡A jugar de esa manera!
_ Sí, voy a comprar esa compañía, también,
le digo rotundamente. ¿Qué tan
difícil es para ella entender? Voy
a tomar cualquier medida para mantenerla a salvo y segura. ¡Ella es mi chica! ¡Mi mujer! ¡Mi novia! Estaré alrededor de ella siempre
protegiéndola.
_ ¿No crees que estás siendo un poco sobre
protector?
_ Sí. Soy
plenamente consciente que eso es lo que parece, le digo.
_ Que alguien llame al Dr. Flynn… murmura.
No quieras jugar ese juego conmigo
Anastasia. Vas a perder. Dejo el cuenco vacío y me le quedo
mirando. Ella suspira al darse por vencida. Se levanta y agarra mi tazón.
_ ¿Te gustaría un poco de postre? Pregunta.
_ ¡Ahora te escuchó! Le digo dándole una
sonrisa lasciva.
_ Yo no, ella me reprende. Tenemos helado. De vainilla dice ella con
una risita al darse cuenta de su doble significado.
_ ¿En serio? Le digo con una sonrisa que se
hace más grande. Creo que
podríamos hacer algo con eso, le digo mientras me pongo de pie.
_ ¿Me puedo quedar? Le pregunto.
_ ¿Qué quieres decir?
_ Toda la noche.
_ Asumí que lo harías. Saber que tenía eso
pensado me hace más que feliz.
_ Bueno. ¿Dónde
está el helado?
_ En el horno, dice y me sonríe
dulcemente.
_ El sarcasmo
es la expresión más baja de la inteligencia señorita Steele. Le contesto mientras la cabeza de mi polla
se mueve hacia un lado.
_ Todavía puedo ponerte en mis rodillas,
le digo con picardía. Ella pone
los platos en el fregadero y se vuelve hacia mí.
_ ¿Tienes esas bolas de plata? Me dice con
brillo en los ojos.
Paso las manos
por mi pecho, por el vientre, las meto en los bolsillos de mis pantalones,
tratando de buscar.
_ Muy graciosa, no ando por ahí con un
juego de recambio. En mi oficina no me sirven de mucho, respondo.
_ Me alegra mucho oír eso señor Grey, y
pensé que habías dicho que el sarcasmo es la expresión más baja de la
inteligencia, responde rápidamente.
_ Bueno Anastasia, mi nuevo lema es: si no
puedes vencerles, únete a ellos.
Ella abre la boca con mi respuesta le
sonrío de vuelta ante su reacción. Me
volteo y abro el congelador y saco la caja de helado Ben & Jerry.
_ Esto servirá, le digo mirando a mi
hermosa novia con los ojos oscuros. Ben
& Jerry & Ana, le digo cada palabra lentamente, pronunciando claramente
cada sílaba para que ella entienda mi intención.
La expresión lasciva en mi cara hace que Anastasia
se quede muda. Abro el cajón de
los cubiertos y agarro una cuchara. Cuando
subo mi mirada, estoy cargado de deseo por ella y no puedo evitar que mi lengua
saboree mis dientes al imaginarme lo que voy a hacer con ella. Anastasia parece confundida, emocionada y deseosa.
I’ll Make Love to You - Boyz 2 Men
_ Espero que estés calientita… le susurro. Voy a enfriarte con esto, ven, le digo
extendiendo mi mano y ella pone la suya en la mía.
Cuando llegamos a su habitación, pongo el
helado en la parte superior de la mesa lateral, saco el edredón y las almohadas
y las lanzo al piso.
_ ¿Tienes sábanas de recambio verdad? Ella asiente con fascinación. Sostengo el globo del Charlie Tango.
_ No te metas con mi globo, me advierte. Su reacción hace que sonría.
_ Ni se me ocurriría bebé, pero quiero meterme
contigo bajo estás sábanas le digo y ella casi se convulsiona con mi
declaración.
_ Quiero atarte, digo rotundamente. Sé que
ella quiere tocarme y no quiero ningún tipo de sorpresa que dañe lo que tengo
pensado hacer.
_ Está bien, susurra con anticipación.
_ Sólo tus manos. A la cama. Necesito que estés quieta.
_ Está bien, ella susurra de nuevo,
incapaz de decir nada más. Todo
mi cuerpo se fija en Anastasia y no tengo nada más que un inmenso deseo por
ella. Camino a su lado sin
apartar los ojos de los de ella.
_ Usaremos esto, le digo mostrándole el
cinturón de su bata y yo deshago el nudo con lentitud, dejando la bata abierta.
Anastasia me mira congelada bajo mi mirada sofocante y sin apartar mis ojos de
ella, empujo la bata por sus hombros hasta que cae a sus pies. Ella está gloriosamente desnuda frente a mí. Mi respiración se engancha con su
belleza. Siento la necesidad de
acariciarla así que paso mis nudillos lentamente por su cara y me agacho para
darle un beso en sus labios.
_ Acuéstate en la cama boca arriba,
murmuro mientras mis ojos se oscurecen con el deseo ardiente de ella.
Ella hace exactamente lo que se le dice,
se tumba en la cama mirando hacia arriba en la penumbra de la habitación. La única luz es la de la mesa auxiliar
que brilla débilmente. Me detengo en la cama mirando hacia abajo a esta belleza
que es mi novia incapaz de romper la conexión.
_ Yo podría mirarte todo el día Anastasia,
mientras me arrastro sobre la cama y me monto a horcajadas sobre su cuerpo.
_ Los brazos por encima de su cabeza, le
ordeno.
Ato sus muñecas a la barra de metal de la
cama una a la vez, comprobando que queden bien fijas para que no pueda tocarme.
Cuando ella está completamente atada, me
mira y ahora estoy completamente relajado sabiendo que ella no será capaz de
mover sus manos. Así que estoy en
control.
Finalmente me bajo de encima de ella
dándole un pequeño beso en sus labios. Me quito mi camisa y mis pantalones y
los lanzo al suelo. Estoy en mi elemento.
Yo también estoy desnudo ante ella y ella me
está evaluando y le gusta lo que está viendo. Me
muevo hasta el final de la cama y agarro sus tobillos y halo con fuerza para
tensar más sus brazos. Será incapaz de moverse. Solo lo hará cuando se lo
indique.
_ Así está mejor, murmuro.
Finalmente tomo el helado de vainilla Ben
& Jerry y con suavidad me subo de nuevo a la parte superior de la cama a
horcajadas sobre Ana. No hay nada entre nosotros que no sea nuestra piel. Lentamente
quito la tapa el helado y sumerjo la cuchara.
_ Hmm... Todavía está bastante duro, le
digo levantando las cejas. Saco
una cucharada y lo pongo en mi boca. Delicioso,
murmuro, lamiendo mis labios. Es
asombroso lo bueno que puede estar esta vainilla sosa y aburrida. ¿Quieres un poco?
Ella asiente tímidamente a mi pregunta. Saco otra cucharada y le ofrezco y cuando abre la boca la quito rápidamente y la pongo en mi boca
otra vez burlándome de ella.
_ Está demasiado bueno para compartirlo,
le digo sonriendo maliciosamente.
_ Hey, ella protesta.
_ Vaya señorita Steele, ¿le gusta la
vainilla? Pregunto con doble sentido.
_ Sí, dice ella con fuerza y trata de
tumbarme, envano por supuesto.
_ Tenemos ganas de pelea ¿eh? Me río por su reacción ardiente. Yo no
haría eso si fuera tú, le digo.
_ Helado, suplica.
_ Bueno, porque hoy me has complacido
mucho señorita Steele, le digo y me rindo a ella ofreciéndole otra cucharada y
dejo que sus labios se cierren alrededor de la cuchara. Saco otra cucharada y le doy una vez
más.
_ Hmm, bueno, este es un modo de
asegurarme de que comas: alimentarte a la fuerza. Podría acostumbrarme a esto.
Tomo otra cucharada y le ofrezco, pero
esta vez ella mantiene sus labios cerrados y niega con la cabeza. Dejo que el helado se derrita en la
cuchara y gotee lentamente por su garganta hasta el pecho. Me agacho y lo lamo lentamente de su
cuerpo. Ella se enciende con deseo.
_ Mmm. Si
viene de ti, está mucho mejor señorita Steele, le comento.
Anastasia tira contra sus ataduras y su
pequeña cama cruje bajo nuestro peso. Sus
ojos están llenos de ardiente deseo. Tomo
otra cucharada y dejo que el helado se derrita de nuevo dejando gotas sobre sus
pechos. Con el dorso de la
cuchara, lo extiendo hasta llegar a sus pezones.
Sus pezones se animan y se endurecen bajo
el frío del helado.
_ ¿Tienes frío? pregunto suavemente mientras
me agacho de nuevo para chupar helado de sus pezones y pechos. Sus pezones
están fríos, lo siento en mi lengua caliente, así que debe tener una sensación
increíble mientras mis labios chupan y mi lengua lame. Es tortuoso y sensual
todo al mismo tiempo. Poco a poco
continúo con la deliciosa tortura de chupar y lamer los ríos de helado que
corren por su cuerpo mientras ella se retuerce debajo de mí jadeando.
_ ¿Quieres un poco? Le pregunto y antes de que me pueda responder, mi lengua invade
su boca, comenzando deliciosos asaltos a la suya, haciéndola gemir de deseo.
Mientras ella jadea me incorporo y vuelvo
a ponerle helado, pero esta vez lo arrastro por todo su cuerpo hasta llegar a
su vientre y hasta su ombligo donde deposito una gran cucharada.
_ A ver… no es la primera vez que haces
esto, vas a tener que permanecer quieta o habrá helado por toda la cama. Su
respiración se engancha con entusiasmo y expectativa, y me inclino hacia abajo
para chupar cada uno de sus pezones que ya están bastante duros, a
continuación, sigo la línea del helado por su cuerpo y sigo chupando y
lamiendo.
Ella hace todo lo posible para permanecer
inmóvil, pero mi tacto y los movimientos circulares de mi lengua hacen que ella
siga el mismo ritmo atrapada en el hechizo. Voy bajando con mi boca y me como
el helado que está por su vientre y agito mi lengua alrededor de su ombligo y
ella gime en voz alta, pero no me detengo, sigo con mis movimientos seductores.
Arrastro un pedazo de helado hasta su vello púbico y sobre su clítoris. Ella
grita en voz alta totalmente excitada.
_ Oh... Dios Por favor... Christian.
_ Lo sé cariño, lo sé, le digo con mi
lengua sobre su sexo. No me detengo y continúo trabajando su clítoris con mi
lengua ella sube más alto y más alto. Luego deslizo un dedo dentro de ella y
luego otro para tocar su punto G, comienzo a moverlos lentamente dentro y
fuera.
_ Justo aquí, le digo cuando rítmicamente
golpeo la pared frontal de su vagina y vuelvo a lamer y chupar su perla de
placer para llevarla al límite. Ella rompe inmediatamente en un orgasmo
alucinante que la hace retorcer y gemir. Joder
me encanta cuando se corre. En ese momento detengo mis atenciones y me
monto sobre ella, me pongo un condón y me deslizo dentro de mi mujer fuerte y
rápido. Necesito sentir que sus paredes me atrapen.
_ ¡Oh, sí! Gimo cuando me estrello contra
ella. El helado que quedó está
pegajoso entre nosotros, y crea una sensación de distracción diferente. Después de unos cuantos golpes, me
salgo de ella y le doy la vuelta.
_ De esta manera, murmuro y rápidamente me
deslizo dentro de ella de nuevo, pero esta vez, no empiezo mi ritmo
inmediatamente. Me inclino y
libero sus manos y traigo a Anastasia hacia mí, de manera que está
prácticamente sentada en mi regazo. Mis
manos se mueven hasta sus pechos y los capturo con mis palmas. Empiezo tirando sus pezones. Ella
grita de placer y mueve su cabeza hacia mi hombro. Le beso su cuello, mordiendo, chupando
y doblo mis caderas lentamente para entrar y salir de ella, metiendo toda mi
polla hasta la empuñadura. Nunca había follado de esta manera con nadie.
Anastasia me lleva a un nivel que nunca pensé que podría estar. ¡Yo no puedo
dejar que se vaya nunca!
_ ¿Sabes lo mucho que significas para mí?
Le digo en su oído.
_ No, dice ella con su jadeo entrecortado.
Le sonrío en su cuello y mis dedos van
hacia su mandíbula y garganta la sostengo por un momento. ¡Ella tiene que saber
lo mucho que significa para mí! Se lo he
demostrado a una y otra vez. ¡He estado
en el infierno por ella! ¡Ella ahora es mi mundo!
_ Sí, lo sabes. ¡No voy a dejarte ir! le digo con
fervor.
Ella gime al saber lo que quiero decir y tomo
velocidad, golpeando, reclamándola una vez más. No se trata sólo de follar. Yo pudiera conseguir un polvo decente si lo
quisiera. Es el derecho que tengo sobre ella. Es mi declaración de amor. ¡Ella
es mía y yo soy de ella! Estamos hechos el uno para el otro. ¡La amo más de lo que las palabras
puedan expresar!
_ ¡Eres mía, Anastasia! Le declaro.
Your Love is King - Sade
_ Sí, soy tuya, dice jadeando.
_ Yo me ocupo de lo mío, siseo entre
dientes y le muerdo la oreja posesivamente.
Ella grita.
_ Eso es, nena, quiero escucharte, le
digo.
Paso mi mano por su cintura como una
serpiente y le sujeto la cadera con la otra, me meto más duro y más rápido,
como si no hubiera mañana haciéndola gritar de nuevo, no me detengo, mi
respiración crece igual que la de ella.
En este momento, los dos estamos llenos de
sensaciones, embriagados con la presencia el uno del otro, con nuestra manera
de hacer el amor, es totalmente mágico. Ella
es completamente mía y yo soy completamente de ella.
_ Vamos nena… gruño entre dientes y es
como si nos comunicáramos con señas. Siento como su vagina me aprieta en un
fabuloso orgasmo y de nuevo volamos juntos en unos segundos de éxtasis puro y
total.
Los dos estamos acurrucados uno contra el
otro y ella está en mis brazos entre sábanas pegajosas. Mi frente presiona su espalda y como
de costumbre, mi nariz llega hasta su pelo, inhalando su aroma de mujer
profundamente.
_ Lo que siento por ti me da miedo…
susurra dejándome completamente inmóvil.
Es exactamente lo que siento por ella. En su presencia pierdo la razón. No hay otra cosa que me preocupe que no sea
ella. ¡Ella es lo que me importa! Sin
ella la vida es una noche perpetua, no hay luz a la vista. No hay esperanza. Con ella, siento que
puedo conquistar el mundo. Ella
es mi mayor fortaleza y mi mayor debilidad.
_ A mi también cariño, dije en voz baja reconociendo
mis propios miedos.
_ ¿Qué pasa si me dejas? Me pregunta con
voz horrorizada.
_ Yo no voy a ninguna parte. No creo que nunca me canse de ti
Anastasia. No es sólo eso. Su
presencia me relaja, me centra, como si yo hubiera sido un planeta perdido, y
finalmente encuentro mi sol.
Ella se da vuelta para mirarme. Tengo una expresión seria, porque lo
que le digo es en serio. Sonrío y
alcanzo a meter un mechón de pelo detrás de la oreja.
_ Nunca había sentido lo que sentí cuando
te fuiste Anastasia. Movería cielo y tierra para no volverme a sentir así. Le
confieso triste y aturdido recordando la semana espantosa que pasé sin ella.
Ella me besa de nuevo y la fuerza de su
beso me anima a preguntarle si quiere acompañarme a la fiesta que harán en casa
de mis padres.
_ ¿Quieres venir mañana conmigo a la
fiesta de verano en casa de mis padres? Es
un evento anual de caridad. Yo
dije que iría.
Ella sonríe, pero de repente se ve
muy tímida.
Baby I Love Your Way by Big Mountain
_ Claro que iré, dice ella, pero su rostro
se cae con cierta preocupación cuando lo dice.
_ ¿Qué pasa? Pregunto.
_ Nada, responde ella. Pero la conozco tanto. Ella es mi mujer, si
tiene un problema debe decírmelo y yo seré capaz de arreglarlo.
_ Dime, insisto. De lo contrario, mi mente va a correr
libremente y no me gusta lo que soy capaz de pensar.
_ No tengo nada que ponerme, responde
ella. Ah bueno. Esto se puede resolver fácilmente.
Pero recordando que todavía tengo toda su ropa y ella odia que le compre cosas,
me siento incómodo.
_ No te enojes, pero todavía tengo toda
esa ropa que compre para ti en casa. Estoy
seguro de que hay un par de vestidos de allí, le digo.
Ella frunce los labios. ¿Ah si? murmura en voz sardónica. Pero ella se rinde y se levanta.
_ ¿A dónde vas? Le pregunto
_ A tomar una ducha, responde ella con
dulzura.
_ En ese caso, ¿puedo acompañarte? ella
sonríe.
_ Pensé que lo harías.
Cuando salimos de la ducha, ayudo a
Anastasia a cambiar las sábanas pegajosas de la cama por otras limpias. Nos
arrastramos en la cama y sentimos el olor de brisa primaveral de sábanas
limpias. Anastasia se pone de
frente a mí y yo tiro mi brazo alrededor de ella. Sus manos llegan hasta mi
cabeza llevándome hacia abajo hasta su cuello. Mientras me acurruco en su
cuello encuentro sus labios buscando los míos. Le devuelvo el beso, pero luego
el beso se profundiza, se endulza y seguimos y seguimos. Es una necesidad de
embebernos el uno en el otro. Nuestras lenguas jugando, bailando su propio
tango suave. No hay manos, no hay caricias, solo respirando el uno del otro. Es
una sensación indescriptible, estamos hechizados, sumergidos en un mar de
sensaciones. Los dos nos quedamos sin aliento por un momento cuando me las
arreglo para romper el beso. ¡Dios,
Ana! ¿Qué me estás haciendo? Le
pregunto.
_ Yo podría preguntarte lo mismo, responde
ella.
_ Has tenido un día muy largo. Vamos a dormir nena, le digo. Tarareo una melodía suave para que se
duerma. Muy pronto, los dos nos dejamos
llevar por el sueño.
Lullaby - Dixie Chix
Anastasia está completamente dormida en
mis brazos, pero de pronto grita.
_ ¡No! Grita primero.
_ ¿Quién eres tú? ¿Yo? No
soy nadie... ¿Eres nadie, también...? murmura en sueños.
_ ¡No, Dios! ¡No! Ella da un grito que me hiela la
sangre.
_ ¡Ana! La sacudo pero ella no se
despierta y sigue gritando como si ha visto la cara del diablo.
_ ¡Jesucristo! ¡Ana! ¡Despierta nena! La agarro por los
hombros y la sacudo para despertarla. Apenas puedo ver su cara en la tenue luz
que se filtra a través de las cortinas. Ella
está inhalando un suspiro tembloroso, mirando a su alrededor con los ojos
perplejos.
_ Cariño, ¿estás bien? Tuviste una pesadilla, le digo.
_ ¿Ah? responde ella. Prendo la luz de la lámpara de la mesa
auxiliar para verla mejor y veo su cara de preocupación.
_ La chica, susurra.
_ ¿Quien? ¿Qué chica? Pregunto con dulzura para
calmarla.
_ Había una chica fuera de SIP cuando salí
esta tarde. Ella se parecía a
mí... pero no tanto, dice ella y mi mente inmediatamente va hacia Leila.
_ ¿Cuándo fue eso? Le susurro,
completamente consternado. Me
incorporo mirándola tratando de que me
cuente toda la historia.
_ Cuando salí esta tarde. ¿Sabes quién es? Pregunta.
_ Sí, le digo mientras corro una mano por
el pelo, exasperado.
_ ¿Quién es?
Mi boca se tuerce en una línea fina, pero
no digo nada. No quiero hablarle de una ex y perderla de nuevo. No quiero a
Anastasia huyendo de mí. No lo soportaría.
_ ¿Quién es? Pregunta con más fuerza.
_ Es Leila, le confieso finalmente.
Anastasia traga recordando quien es. Ella ha escuchado ese nombre antes. La chica que alteró mi selección de
música en el iPod. Eso es lo que
ella sabe. Estoy bastante tenso. Así, que Leila intentó comunicarse con
Anastasia. Mis preocupaciones me
demuestran tener la razón. Anastasia
me mira para que le diga qué está pasando.
_ ¿La chica que puso 'Toxic' en tu iPod?
pregunta ¡Oh, mierda! Ella recordó. Claro estúpido ella es una chica inteligente. La miro con ansiedad.
Toxic - Britney Spears
_ Sí, le contesto. ¿Dijo algo? Pregunto.
_ Ella dijo, ¿Qué tienes que tú yo no
tenga? Y cuando le pregunté quién era, me dijo: nadie.
Cierro los ojos horrorizado. Esto confirma mi preocupación. Les hago daño a otras personas. Le hice daño a mujeres que tuvieron
alguna vez en mi vida. He herido a Leila, y ella está en esta difícil situación
por mi culpa. Tengo que encontrarla y darle la ayuda que necesita. Eso es lo menos que puedo hacer por
ella teniendo en cuenta que es por mi culpa. Anastasia
me mira con ansiedad mientras salgo fuera de la cama. Me pongo mis jeans y me dirijo a la
sala de estar. Es muy temprano, ya son
las 05am.
Ella sale de la cama detrás de mí y se
envuelve en mi camisa. Ya he marcado a Welch. Él
contesta al tercer toque.
_ ¡Welch! Suena atontado, pero, tan pronto
como sabe quien lo llama, presta atención.
_ Sí, señor Grey, responde completamente
despierto.
_ Leila intentó contactar a Anastasia en
las afueras de SIP, le resumo.
_ ¿Anastasia? me pregunta, pero
inmediatamente se da cuenta de quién estoy hablando. Ah, la señorita Steele. ¿Dijo fuera de SIP señor?
_ Sí, fuera de la SIP, ayer... temprano
antes de anochecer, le contesto en voz baja. Cuando
Anastasia va hacia la cocina, me dirijo a ella y le pregunto: ¿A qué hora
exactamente?
_ ¿Más o menos como a las 5:50pm? Murmura
en tono de pregunta. Mi mirada está
sobre Anastasia y sin dejarla fuera de mi vista por un segundo. ¿Qué está pensando?
_ ¿Sabe cómo se enteró de la señorita
Steele, o de su lugar de trabajo, señor?
_ Ese es tu trabajo. Descubre cómo...
_ Ella es muy astuta, señor. ¿Cree usted que la señorita Steele
está en peligro por ella?
_ Sí... No me lo parecía, pero tampoco
habría pensado que ella haría eso. Cierro los ojos pensando la situación. Leila
puede hacerse daño, pero también puede tratar de dañar a Anastasia. El pensamiento es aterrador e
inquietante.
_ ¿Qué acción desea que tomemos señor? Es evidente que ella no está en su
sano juicio. ¿Qué cree que se podría hacer a continuación?
_ No sé cómo va a terminar esto... le
digo.
_ Señor, creo que debería decirle a la
señorita Steele que puede estar en peligro. Es importante vigilarla, Welch me
advierte.
_ Sí, voy a hablar con ella... Estoy de
acuerdo.
_ Esto es muy serio. Si ella ha sido capaz
de encontrar el lugar de trabajo de la señorita Steele y nosotros no hemos
podido dar con ella, a pesar de que hay una cantidad de personas tras ella, es
porque tiene la intensión de hacer algo señor.
_ Sí... lo sé…
_ Vamos a seguir con la información que
nos ha facilitado, y revisar las cámaras de seguridad de SIP, señor.
_ Averigua cuanto puedas y házmelo saber y
encuéntrala Welch, tiene problemas, le digo y cuelgo.
_ ¿Quieres un poco de té? Me pregunta Anastasia.
_ En realidad, me gustaría volver a la
cama, le digo para tratar de cambiar de tema y yo sé como hacerlo, lo menos que
vamos a hacer es dormir. Después de lo
que me acaba de contar, solo quiero olvidar todo y perderme en ella. Ella es la
panacea para todos mis problemas.
Pero Anastasia, es una chica muy astuta
por supuesto, no la convence mi mirada.
_ Bueno, yo necesito un poco de té. ¿Te tomarías una taza conmigo? ¡Oh Dios! Aquí va la inquisición española. A ella le resbala mi petición de sexo. Me paso la mano por el pelo de nuevo,
una vez más desesperado.
_ Sí, por favor y mi irritación ya está en
mi voz.
Siente mis ojos en ella. ¿Cuál será su reacción en este momento? Me
molesta muchísimo que Leila se haya atrevido a acosarla en su trabajo.
_ ¿Qué pasa? me pregunta en voz baja.
Niego con la cabeza.
_ ¿No piensas contármelo? Pregunta.
Suspiro, y cierro los ojos.
_ No, le respondo. No quiero que nada se
interponga en esta relación, y mucho menos preocuparla con mi mierda.
_ ¿Por qué? Insiste.
_ Porque no debería importarte, no quiero
verte involucrada en esto, le respondo. Este
es un problema mío y yo debería ser el que lo resuelva.
_ No debería importarme, pero me importa.
Ella me encontró y me abordó en la puerta de mi oficina. ¿Cómo es que me
conoce? ¿Cómo sabe dónde trabajo? Me parece que tengo derecho a saber lo que
está pasando.
Me paso la mano por el pelo de nuevo,
completamente frustrado sabiendo que tiene razón, y yo tengo una lucha interna
entre decirle a Anastasia un poco de lo que está pasando o contarle todo. Yo no quiero que se vaya si no le
gusta lo que le voy a decir.
_ ¿Por favor? me dice en voz baja. Finalmente sucumbo ante su
insistencia.
_ Está bien, le digo, le digo resignado. No tengo ni idea de cómo te encontró. Tal vez por la foto de nosotros en
Portland, no lo sé. Suspiro, completamente frustrado conmigo mismo por ponerla
directamente en la línea de peligro.
Anastasia se queda en silencio y espera a
que yo continúe mientra vierte el agua hirviendo en la tetera y yo camino de un
lado a otro nervioso. Por último encuentro mi voz para explicarle lo que pasó
mientras yo estaba en Georgia con ella.
_ Cuando yo estaba en Georgia contigo,
Leila se presentó en mi apartamento sin previo aviso y le monto una escena a
Gail.
_ ¿Gail? Ella pregunta confundido.
_ La Señora Jones.
_ ¿Qué quieres decir, conque le montó una escena?
pregunta.
La miro tratando de pensar cómo voy a
decirle.
_ Dime. Te
estás guardando algo, dice en un tono enérgico. Parpadeo por su tenacidad,
completamente sorprendido.
_ Ana, yo… No quiero decirle más de lo que
necesita saber, y hacerla partícipe de mis problemas.
_ ¿Por favor?
_ Ella hizo un torpe intento de cortarse
las venas, digo ya sin resignación.
_ ¡Oh, no! Exclama.
_ Gail la llevó a un hospital. Pero Leila se escapó antes de que yo
pudiera llegar allí.
Anastasia pone una mirada de pánico en su
cara, con la boca abierta, sin saber qué decir.
_ El psiquiatra que la examinó dijo que
era la típica llamada de auxilio. Que no
creía que corriera auténtico peligro. Dijo que en realidad no quería
suicidarse. Pero yo no estoy tan seguro. Desde entonces he intentado
localizarla para proporcionarle ayuda.
_ ¿Le dijo algo a la señora Jones?
pregunta Anastasia.
La miro fijamente. No me siento cómodo
hablando con Anastasia de estas cosas. No lo hago con nadie. Excepto Elena
claro. Además no sé cómo puede reaccionar. Tengo miedo de que tanta mierda a su
alrededor la hagan huir de mí. ¿Cómo quedaría yo? Entraría en el mismo infierno
de la semana pasada y yo no puedo pasar por eso otra vez.
_ No mucho, digo finalmente.
Anastasia comienza sirviendo las tazas de
té. Debe estar pensando mil cosas en este momento, pero mantiene la compostura.
_ ¿No puedes localizarla? ¿Y que hay de su
familia?
_ Ellos no saben dónde está. Tampoco su marido, le digo.
_ ¿Marido? Anastasia pregunta sorprendida.
_ Sí, ha estado casada más o menos por dos
años, le respondo.
Anastasia se vuelve hacia mí bruscamente
en una expresión completamente sorprendida.
_ ¿Estaba casada mientras salía contigo? Pregunta
en alta voz.
_ ¡No! ¡Dios
mío, no! Ella salía conmigo hace casi tres años. Luego se fue y se casó con este hombre
poco después.
Ella da un suspiro de alivio visible.
_ Entonces, ¿por qué está tratando de
llamar tu atención ahora?
Sacudo la cabeza con tristeza, pensando
que sería por algo que pude haberle hecho.
_ No lo sé. Todo lo que hemos conseguido averiguar
es que ella huyó de su marido hace unos cuatro meses.
_ Déjame ver si entiendo. Ella no ha sido tu sumisa durante tres
años, pregunta Anastasia.
_ Dos años y medio más o menos.
_ Y ella quería más, sondea de nuevo.
_ Sí, le respondo con sinceridad.
_ ¿Pero tú no?
_ Eso ya lo sabes, le contesto
afirmativamente.
_ Así que te dejó, Anastasia concluye.
_ Sí, le confirmo.
_ Entonces, ¿por qué está viniendo a ti
ahora? Ella hace la misma pregunta que me ha estado molestando todo el tiempo. ¿Por qué yo? ¿Por qué ahora? Y lo más importante, ¿qué he hecho?
_ No sé, le digo, pero por supuesto tengo
una teoría.
_ Pero tu sospechas... dice Anastasia
interpretando correctamente lo que quiero decir. Anastasia es demasiado
inteligente o evidentemente yo nunca escuché a las demás.
Mis ojos se estrechan por la rabia que me
da de que Leila la haya contactado.
_ Sospecho que tiene algo que ver contigo,
le digo. Quiero que Anastasia esté
segura y el hecho de que pueda estar en
peligro por mi culpa, saca toda la ira a la superficie. Una emoción sin nombre
cruza su rostro. Por supuesto está sorprendida. No aparenta tener miedo sino
otra cosa. Ella me mira fijamente. Acabo
de darme cuenta de que Anastasia se vio con Leila ayer y ella pudo haber tenido
sospechas sobre quién es ella, a sabiendas de lo brillante que es. ¿Por qué entonces no me lo dijo cuando
me vio?
_ ¿Por qué no me lo dijiste ayer? Le
pregunto en voz baja.
_ Me olvidé de ella, dice en tono de
disculpa. Ya sabes las copas
después del trabajo para celebrar mi primera semana. Luego llegaste al bar con
tu arranque de testosterona y se me olvidó. Tú sueles hacer que se me olviden
las cosas, explica con facilidad la verdad.
_ ¿Arranque de testosterona? Dije mientras
mis labios se tuercen en una sonrisa.
_ Sí. El
concurso de meadas, ella explica más.
_ Yo te voy a enseñar lo que es un
arranque de testosterona, le digo.
_ ¿No sería mejor tomar una taza de té?
pregunta. ¿Es eso una opción? En este momento, con el estrés que
acaba de agregar, y viéndola con mi camisa que cae gloriosamente por su cuerpo,
además sé que no lleva nada debajo, yo lo único que quiero es olvidar toda esta
mierda y follar hasta la próxima semana.
_ No, Anastasia, no quiero, le respondo
con deseo. Olvídate de ella, ven.
Nos vamos a la cama y me aseguro de
que los dos nos olvidemos de Leila y todo el tormento que me ha causado los
últimos días.
Cuando las luces de la mañana se filtran a
través de las cortinas, me encuentro envuelto alrededor de Anastasia, nuestras
piernas enredadas. Anastasia ya
está despierta, y cuando abro mis ojos para mirar los de ella, ella me sonríe y
me saluda, culpable por algo. Tengo
la sensación de que algo está pasando. ¿Qué
ha hecho?
_ Hola, le respondo con cautela. ¿Qué estás haciendo?
_ Mirarte, dice ella pasando los dedos por
mi camino feliz. Capturo su mano
y estrecho mis ojos, y después sonrío. ¿Ha
estado tratando de tocarme? ¡Eres
pícara y una deliciosa chica irresistible!
Me muevo encima de ella en un instante y
la presiono contra el colchón, con las manos sobre ella en un dulce de
advertencia. Acaricio su nariz
con la mía.
_ Me parece que ha estado haciendo algo
malo señorita Steele, le digo en tono acusador, pero sin dejar de sonreír. Como yo no tengo pruebas, vamos a
dejar las cosas así.
_ Me encanta hacer cosas malas cuando
estoy contigo, responde ella como una
pequeña dulce y sexy diablita.
_ ¿Te encanta? le pregunto besando
suavemente sus labios. ¿Sexo o
desayuno? Mi erección está cavando en ella como si tuviera una mente propia. A continuación, ella inclina la pelvis
hasta encontrarse conmigo, haciendo su elección.
_ Una buena elección, murmuro contra la
garganta de mi mujer, y empiezo arrastrando besos por su pecho.
********
Después de nuestra muy ocupada mañana de
sexo, tomamos una ducha juntos sin poder mantener las manos fuera de nosotros. Cuando finalmente salimos de la ducha,
nos secamos el uno al otro con toallas de Anastasia. Ella hace camino a su habitación envuelta
en un pedazo de toalla, su pelo recogido y envuelto en otra toalla. Se viste y luego se pone delante de la
peinadora, tratando de acomodar su cabello excesivamente largo. Ella mira mi cuerpo de manera
apreciativa por el espejo.
_ ¿Con qué frecuencia haces ejercicio?
Pregunta.
_ Cada día laborable, le respondo mientras
me abrocho la bragueta.
_ ¿Qué tipo de ejercicio?
_ Corro, hago pesas, kickboxing, le digo
encogiéndome de hombros.
_ ¿Kickboxing?
_ Sí, tengo un entrenador personal, un atleta
ex olímpico me enseña. Su nombre
es Claude. Es muy bueno. Te gustará.
Ella se da vuelta y me mira mientras
termino de abotonarme la camisa.
_ ¿Qué quieres decir con que me gustará?
_ Te gustará como entrenador personal, le
contesto.
_ ¿Por qué necesito un entrenador
personal? Tú ya me mantienes en forma, dice
ella sonriéndome.
Me paseo hacia ella, y envuelvo mis brazos
alrededor de su cintura y nuestras miradas se encuentran en el espejo.
_ Pero quiero que estés en forma para lo
que tengo pensado, le digo, y ella se tuerce; será recordando. Me mira
fijamente con sus ojos con sus pequeños ojos azules.
_ Sé que tienes ganas… le susurro en el
oído. Aprieta los labios como si algo
desagradable está nublando sus pensamientos. Yo
frunzo el ceño ante ella.
_ ¿Qué?
_ Nada, dice sacudiendo la cabeza hacia
mí. Está bien voy a conocer a
Claude, ella asiente.
Su respuesta me toma por sorpresa.
_ ¿En serio? Pregunto con mi cara iluminada de alegría. Su
respuesta es una sonrisa brillante. Me
siento como si hubiera ganado el primer premio de todas las novias.
_ Sí, vaya… si eso te hace feliz, ella se
burla.
Aprieto mis brazos alrededor de ella y la
beso en la mejilla.
_ No tienes ni idea, le susurro. ¿Y qué te
gustaría hacer hoy?
_ Me gustaría un corte de pelo y um...
tengo que depositar un cheque y comprar un coche, dice ella.
_ Ah, le respondo mordiéndome el labio. Meto la mano en mi bolsillo y saco las llaves
de su Audi.
_ Aquí tienes, le digo en voz baja, sin
saber cómo va a reaccionar.
_ ¿Qué quieres decir con aquí tienes? Dice
con creciente indignación.
_ Taylor lo trajo ayer, le respondo. Abre la boca y la cierra de nuevo. No puede conseguir las palabras. Ella la abre y la cierra una vez más,
totalmente, sin habla, cosa que no pasa a menudo en Anastasia. Finalmente se mete la mano en el
bolsillo trasero de sus pantalones vaqueros, y saca el sobre que le di con el
cheque.
_ Toma, esto es tuyo, dice ella.
_ Oh, no. Ese es tu dinero, le digo.
_ No, no lo es. Me gustaría comprarte el coche, ella responde. ¿Qué pasa con ella y los regalos? ¿Por qué no puede simplemente tomar lo
que yo le doy? ¿Tan repulsivos
son mis regalos? Mi expresión
cambia a una de furia.
_ No, Anastasia. Tu dinero, tu coche, rompo con ella. ¡Me estás matando aquí! ¡Toma el maldito auto!
Killing me Softly - Roberta Flack
_ No, Christian. Mi dinero, tu coche. Te lo compraré, responde ella.
_ Yo te di ese coche por tu regalo de
graduación, siseo ella.
_ Si me hubieras comprado una pluma, eso
sería un regalo de graduación adecuado. Me compraste un Audi, responde.
_ ¿De verdad quieres discutir acerca de
esto? Le pregunto. ¡Le voy a dar a
mi novia lo que me dé la gana! ¿Por
qué iba a poner limitaciones de lo mucho que puedo hacer por ella?
_ No.
_ Bueno aquí están las llaves, le digo y las
pongo en la parte superior de su peinadora.
_ ¡Eso no es lo que quise decir! Grita.
_ Fin de la discusión, Anastasia. No me empujes, siseo a su vez.
Ella frunce el ceño, luego toma el sobre
que le di y lo ¡rasga en dos! ¡Nena,
estás poniendo a prueba mi paciencia, y empujando mis límites! Pero, no vas a ganar este argumento. Me acaricio la barbilla, pensativo.
_ Como
siempre, eres una mujer desafiante, señorita Steele, digo secamente. Pero, espera a ver lo que puedo hacer. Me devuelvo sobre mis talones, y voy a
la sala de estar. Agarro mi Blackberry y presiono el botón de marcación rápida
para llamar a Andrea.
_ Buenos días señor Grey, responde ella
alegremente.
_ Andrea, tengo un trabajo para ti, y
necesito que se haga lo más pronto posible.
_ Sí, señor, dígame.
_ Quiero que deposites veinticuatro mil
dólares en la cuenta corriente de Anastasia Steele.
_ Sí, señor. Permítanme confirmar la cantidad. ¿Ha dicho que deposite veinticuatro
mil dólares en la cuenta corriente de la señorita Anastasia Steele?
_ Sí, veinticuatro mil dólares. Directamente.
_ Confirmado señor. El lunes lo más temprano se hará el depósito.
Me doy cuenta de que Anastasia ha entrado en la habitación y me mira con
curiosidad, escuchando mi conversación.
Miro hacia ella con la mirada todavía
impasible.
_ Bueno... el lunes.
_ Sí, señor, el lunes.
_ Excelente.
_ ¿Algo más que pueda hacer por usted,
señor? Pregunta.
_ No, eso es todo, Andrea, le respondo
antes de colgar.
_ Ingresado en tu cuenta el lunes. No juegues conmigo, le digo loco de
ebullición.
_ ¡Veinte y cuatro mil dólares! Me grita. ¿Y cómo sabes mi número de cuenta?
Estoy sorprendido por su reacción fervorosa.
_ Yo sé todo acerca de ti, Anastasia, le
digo en voz baja.
_ Es imposible que mi coche costara
veinticuatro mil dólares, sisea.
_ En principio estoy de acuerdo contigo.
Pero todo se basa en conocer el mercado. Había un lunático por ahí que estaba
dispuesto a pagar esa cantidad de dinero. Al parecer es un clásico. Pregúntale
a Taylor si no me crees, le digo de manera convincente.
Ella me mira furiosa y yo también. Dos amantes enojados, obstinados
evidentemente. De repente, la
carga, la electricidad entre nosotros se hace más fuerte con las emociones aumentadas. La agarro y la empujo contra la
puerta, mi boca sobre la de ella, poniendo con avidez mi mano detrás de su
trasero apretándola contra mi ingle, y la otra mano se desplaza en la nuca de
su cabello, y jalo la cabeza hacia atrás. Sus
manos viajan en mi pelo, y me besa con fuerza. La pasión nace en mí de manera
exponencial, y rozo mi cuerpo con el de ella, encarcelándola, mi respiración
entrecortada va con todas las emociones aumentadas. ¡La quiero, y Dios quiero a esta mujer
ahora! Nunca voy a tener suficiente
de ella. ¡Todo lo que ella dice o
hace me excita! ¡Incluso su
desafío! ¡Todo! ¡Ella es mi dueña!
_ ¿Por qué, por qué me desafías? Murmuro
entre nuestros besos calientes. Ella
me devuelve el beso apasionadamente, coincide con mi fervor en su pasión.
_ Porque puedo,
dice con una voz sin aliento. Su
respuesta me hace sonreír contra su cuello. Presiono mi frente con la suya. Ella jodidamente me excita, y prende el fuego con cada palabra,
cada movimiento, cada respiración de ella.
I’m on Fire by Bruce Sprinsteen
_ Dios, quiero poseerte ahora, pero ya no
me quedan más condones. Nunca me canso de ti. Eres una mujer enloquecedora y
desafiante, le declaro.
_ Y tú me vuelves loca, susurra. En todos los sentidos, y ella tiene
pasión debajo de su tono, y sospecho, que está caliente también. Tenemos el
mismo efecto uno sobre el otro. Nos
estamos quemando los dos por dentro.
Niego con la cabeza.
_ Ven. Vamos
a ir a desayunar. Y sé de un
lugar donde puedes conseguir un corte de pelo, le digo.
_ Está bien, asiente, y nuestra lucha efectivamente terminado.
*******
Después de nuestro desayuno, la camarera
trae la cuenta, y Anastasia la toma rápidamente.
_ Pago yo, dice ¿Por qué no deja que me
ocupe de ella?
_ Tienes que ser rápido señor Grey, dice.
_ Tienes razón, le digo con una nota
amarga, para burlarme de ella. Ella
me pone caliente, ella me vuelve loco, y ella me hace enamorarme de ella cada
segundo que pasa.
_ No pongas esa cara. Tengo veinticuatro mil dólares demás
está mañana. Me lo puedo permitir, dice
mirando la cuenta, y añade: veintidós dólares con sesenta y siete centavos para
el desayuno.
_ Gracias, le digo a regañadientes.
_ ¿Dónde vamos ahora? Pregunta.
_ ¿De verdad quieres un corte de pelo?
_ Sí, mira esto, dice mostrándome las puntas
de su cabello.
_ Estás preciosa, como siempre, le digo
con sinceridad. Mi respuesta la hace
sonrojar y ella se queda mirando hacia abajo a sus dedos sobre su regazo.
_ Y esta noche
es la gala benéfica de tus padres. ¡Oh, mi dulce mujer! ¡Quiere lucir lo mejor posible!
_ Recuerda que es de etiqueta, le digo.
_ ¿Dónde es?
_ En casa de mis padres. Tienen gran carpa y toda la
parafernalia.
_ ¿para qué fundación benéfica es?
Pues bien, la caridad es en realidad por
mi honor. Mis padres la crearon. Me froto las manos por mis muslos,
incómodamente.
_ Se llama Afrontarlo Juntos. Es una
fundación que ayuda a los padres con hijos jóvenes drogadictos, le digo.
_ Suena como una buena causa, responde
ella en voz baja.
_ Bien vamos, me paro, terminando el tema
con eficacia. Le extiendo mi mano
y pronto sus dedos tocan los míos,
cierro los dedos sobre los de ella con fuerza. La llevo fuera del restaurante, y
camino por la calle. El clima es
perfecto. Es una mañana suave. El sol está brillando, el aire huele a
café a y pan recién horneado de las pastelerías cercanas.
_ ¿A dónde vamos? Pregunta.
_ Sorpresa, le respondo.
Caminamos unas dos cuadras más y me
detengo frente a un salón de belleza llamado Esclava. Abro la puerta para ella. Yo realmente soy dueño de este lugar; junto
con Elena. Entramos al salón y en el mostrador de recepción de color
blanco puro se sienta una mujer rubia joven con un uniforme blanco. Ella levanta la vista y me reconoce.
_ Buenos días, señor Grey, dice ella.
_ Hola Greta, le respondo.
_ ¿Lo de siempre señor? Me pregunta
cortésmente. Recordando todo el
tratamiento que se vienen a hacer mis sumisas aquí.
_ No, digo con rapidez y miro
nerviosamente a Anastasia esperando que ella no entienda el significado de esta
pregunta.
_ La señorita Steele te dirá lo que quiere,
le digo, tratando de esquivar la bala. Anastasia
me mira. Ella es demasiado
inteligente como para perder el sentido. ¡Maldita
sea!
_ ¿Por qué aquí? Sisea hacia mí.
_ Soy dueño de este lugar, y de tres más
como este, le digo con la esperanza de desviar su atención.
_ ¿Eres dueño? Ella jadea con sorpresa
inesperada.
_ Sí. Es
una actividad secundaria. Cualquier
cosa, todo lo que quieras te lo pueden hacer aquí. Es por cuenta de la casa. Todo
tipo de masajes, sueco, shiatsu, piedras volcánicas, reflexología, baños de algas,
tratamientos faciales, todas esas cosas que le gustan a las mujeres, todo. Aquí te lo harán.
_ ¿Depilación? pregunta.
Me río de su pregunta. Completa, le susurro al oído con
complicidad y por un momento ella se ve incómoda. Anastasia mira a Greta un poco ruborizada.
_ Me gustaría un corte de pelo, por favor,
dice finalmente.
_ Por supuesto señorita Steele, Greta le responde.
Greta comprueba la pantalla de su
ordenador, y dice: Franco estará libre en cinco minutos.
_ Franco es muy bueno, le digo a Anastasia
para tranquilizarla. Él es
excelente en realidad. De
repente volteo la mirada y veo a Elena hablando con una de las estilistas.
¡Mierda se supone que ella no debería estar aquí! Se supone que debería estar
en otro salón.
Elena está en su impecable corte de pelo
rubio platino y tiene su habitual uniforme de trabajo negro.
- Perdona, murmuro mientras me apresuro a llegar hasta
Elena.
Cuando llego, Elena se da cuenta de mi presencia y me
sonríe cálidamente.
_ ¡Hola Christian! ¡Qué agradable sorpresa! Dice mientras llega hasta mí, besándome en
ambas mejillas. La última vez que
hablé con Elena fue cuando le grité por
teléfono el día que Anastasia me dejó.
_ Hola Elena, le digo con ansiedad sabiendo
que Anastasia la odia y que está aquí. Elena
se da cuenta de la presencia de Anastasia y su mirada inquieta la detalla.
_ ¿Tienes una nueva sumisa? Pregunta.
_ Yo no tengo una nueva sumisa. Esa es mi novia, Anastasia, le digo. Elena la mira para darle otro vistazo
a Ana, sonriéndole amablemente.
_ Supongo que ustedes dos se arreglaron. Estoy tan feliz por ti Christian. ¡Me gustaría conocerla! Dice dando un paso.
_ ¡Elena no lo hagas! ¡No quiero que la conozcas! Ella simplemente no está interesada en
conocerte. De hecho, ¿podrías
desaparecer mientras le cortan el pelo? No
quiero una escena, y ella no puede saber que estás aquí, digo.
_ Pero, ¿por qué Christian? Si ella me conoce seguro nos llevaríamos
bien.
_ ¡No ahora Elena! No quiero tener un problema el día de
hoy. ¡Deja las cosas así! Simplemente desaparece, ¿ok? Digo.
_ Por supuesto, Christian, dice ella, levantando
sus manos de acuerdo y sonriéndome. Tu
amistad es muy importante para mí. Si
esto te va a hacer feliz, por supuesto, yo respetaré tus deseos, dice ella. Le
sonrío y entonces miro a Anastasia que tiene una mirada de horror en su rostro. ¡Ella sabe que estoy hablando con la
señora Robinson! ¡Mierda! ¡Estoy hundido en la mierda! ¡Está enfadada y está herida! ¡Puta madre lo he hecho otra vez!
Heartbreaker - Taio Cruz
Muchas gracias por el nuevo capitulo. Que pesada es la Sra. Robinson, y que enamoradisimo esta Christian. Un saludo.
ReplyDeleteLa verdad es que después de una escena de sexo como esa nadie mas nunca vera el helado vainilla igual, es formidable, cuando se cansaría una pareja con esa variedad de como dice grey POLVOS ¡nunca!y la verdad es que hay que tener una muy buena imaginación, y en cuanto a Elena definitivamente es una bruja. gracias Emine y Patricia amiga gracias mil tu trabajo genial como siempre un besote y saludos a tu grey je je.
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