Thursday, August 1, 2019

Libro IV - Capítulo XXVII: CINCUENTA SOMBRAS DE GREY - CHRISTIAN Y ANASTASIA


Capítulo XXVII
Atrapar a un depredador
Traducido y editado por María Teresa Camp Gozalbo

“Más allá de las nubes, sobre la gente, bajo la piel, dentro de las personas, te estamos esperando. Te vemos ahora, mientras lees. Te veremos cuando dejes de pensar en estas palabras. Por encima y dentro de tu cara, conocemos tus secretos. Sabemos lo que escondes de ti mismo. No puedes escapar de nosotros. Tenemos tu corazón en la palma de nuestra mano. Si queremos, podemos aplastarlo. Si nos gusta, podemos aplastarlo. No hay nada que puedas hacer para detenernos. Nuestra mirada ve cada uno de tus movimientos y cada una de tus palabras. Di una palabra ahora. Haz un movimiento. Sonreímos ante tus palabras tal como sonreímos ante tu silencio. Nadie será capaz de protegerte. Nadie puede protegerte ahora. Eres incluso menos de lo que imaginas. Hemos visto mil generaciones de hombres como tú. Fue un placer dejarlos caminar sobre las líneas de nuestras manos. Fue un placer quitarles todo. Guiamos a generaciones enteras de hombres a través de túneles que construimos y que no conducían a ninguna parte. Y cuando llegaron a la nada, sonreímos. Eres como ellos. Te estamos esperando sobre y dentro de tu cara. Continúa tu camino. Sigue esa línea de nuestra mano. Sabemos dónde terminará ese túnel por el que caminas. Sigue caminando. Te vemos y sonreímos. Más allá de las nubes, somos el miedo. Debajo de la piel, somos el miedo".
José Luís Peixoto, Antídoto 

El hombre con una capucha oscura sale de su escondite de detrás del rincón de la sala de conferencias. Se mezcla entre la multitud de escritores y lectores que están ansiosos por entregar sus manuscritos a los editores o conseguir ser presentados. Las mesas están dispuestas de tal manera que después de las conferencias, la gente puede conocer, saludar o conseguir el autógrafo de su autor favorito en la copia de su libro. Anastasia, su asistente Hannah y su actual escritor estrella están sentados detrás de una de las mesas. El tipo se pone en la fila con el resto de los participantes. Sin inquietud, sin dejar ver sus intenciones, frío, calmado, concentrado, intentando alcanzar a Ana. Los ojos de Sawyer se posan en él como lo hace el resto de la gente que rodea la mesa de Ana. ¿Dónde está Melissa? La localizo en el perímetro exterior, sus ojos escaneando a la multitud que se aproxima.
Me distraigo momentáneamente con el representante de la editorial que se acerca a la mesa de Ana y se inclina a su espacio personal. Extiende su mano hacia ella con una sonrisa lasciva apenas contenida—. Señorita Ana Grey, supongo. Soy George Cooper, —dice al extender su mano. Cuando ella extiende automáticamente la suya, él la toma entre sus dos manos y la lleva a sus labios. Ana se ruboriza y trata de apartar su mano cuando él la retiene un poco más—. Que afortunado ha sido para nosotros encontrarnos en esta conferencia. Nuestra firma editorial ha querido colaborar con SIP desde hace algún tiempo ya que su editor tiene una habilidad especial para elegir escritores populares y nuevos. Nosotros, —dice señalando dos diferentes mesas—, estamos planeando una cena de celebración después de la conferencia y después conocer a nuestras respectivas casas editoriales y discutir cómo podemos colaborar en proyectos futuros. Nos honraría si pudiera unirse a nosotros, —dice.
— Ah, no estoy segura.
— Oh, vamos señorita Grey, —dice enfatizando lo de ‘señorita’, lo que hace hervir mi sangre, podría sacarle la mierda. ¿Por qué no están sus elementos de seguridad alejando a este cabrón? —. Esta es una oportunidad de oro para muchas de nuestras empresas. Después de todo, se trata de una red que es esencial para nuestro negocio tal como lo es para muchos otros negocios.
Anastasia voltea hacia su asistente que asiente alegremente. ¡Por supuesto que lo hace! Está mirando al hombre desde el momento en que entró a su entorno.
— Sí, por supuesto señor Cooper. Permítame arreglar mi agenda de esta tarde, —responde Ana. ¡Soy su agenda de esta tarde la que necesita modificar para acomodarla con su maldito trabajo!

— Llámeme George, por favor. A nuestra compañía editorial le gustaría hacer negocios con usted a largo plazo, y tengo la sensación de que estaríamos mucho en contacto —dice sonriendo como un cocodrilo. Anastasia instintivamente acerca su silla a la de su asistente y se aleja de Cooper.
¿Dónde demonios está el equipo de seguridad? Les di específicamente un metro de radio, ¡pero aquí este tipo que está a unos centímetros de mi esposa—. Disculpe señor, —dice una voz educada, pero claramente preguntando, no, ordenándole que se aleje. Mi primer pensamiento es que finalmente Sawyer está haciendo su trabajo. Cooper levanta la vista hacia el hombre con la sudadera con capucha. El hombre está sosteniendo un manuscrito como paquete en una de sus manos. La otra mano está detrás de los papeles. La cara de Anastasia se ve aliviada con la distracción. Mira alrededor de la multitud para localizar a uno de sus elementos de seguridad y parece ser que ninguno parece estar cerca. Voltea a ver a Hannah, quién levanta un hombro.
— Sí, ¿puedo ayudarlo? —Pregunta Ana al hombre con sudadera con capucha.
— ¡Esperamos que nos acompañe a cenar esta noche, Ana! —Dice Cooper antes de dirigirle al hombre de la sudadera una mirada desagradable.
— Sí señora, —dice educadamente. Su cara está en la oscuridad. La multitud es grande. Levanta la voz para ser oído—. Mi manuscrito… —comienza—, me gustaría que le echara un vistazo.
— Oh, lo siento, señor... —Anastasia dice esperando que le diga su nombre.
— Soy Joe, —dice.
— Sí, Joe, normalmente los escritores tienen que enviar sus manuscritos por medio de un proceso sstablecido. Pero, si se ha registrado en la convención como escritor, podemos aceptar su manuscrito. Puede dejarlo con mi asistente con sus datos de contacto.
— Quiero que lo tome usted, —dice. No es una solicitud.
— ¡Déselo a mi asistente! —Dice Ana levantándose, esta vez enfrentándolo. Mueve su pie y sostiene la espalda para soportarse. Solamente puede echar un vistazo a la sonrisa en sus labios; la cara todavía está en las sombras. 
— Creo que no. Pensándolo bien, ¿por qué no en su lugar le pasa esto a su marido con mis saludos? —dice inclinándose a su oído y, ¡pone un cuchillo en su vientre y apuñala a Ana! No llega ningún sonido, solo u ligero ruido como una tos contenida. No espera para ver la cara sorprendida de Anastasia. Su mano va a su vientre donde la sangre carmesí comienza a manchar su vestido cayendo por el extraño mango que sobresale de su vientre. Levanta la mano a su cara para ver si realmente está sangrando. ¡Está conmocionada! Se tambalea, su mano ensangrentada se sujeta a Hanna quien grita cuando está cara a cara con mi esposa al ver la sangre que le gotea.
¡Ana cae y grito!—. ¡Anaaa! —De repente se apaga la luz, todo se oscurece en el vestíbulo de conferencias. Corro, pero me topo con la pared de personas que me bloquean—. ¡Nooo! ¡Nooo! ¡Nooo! ¡Anaaa! ¡Dios, no!


"El propósito de un alma gemela es sacudirte, qué entre nueva luz, volverte tan desesperado y fuera de control que tengas que transformar tu vida, entonces preséntale a tu maestro espiritual".
Elizabeth Gilbert - Come, reza, ama
¡Golpe! Se me quita el aliento como si alguien me hubiera pegado con un bate de beisbol. Abro los ojos desmesuradamente y parpadeo con rapidez, la oscuridad es impenetrable. Me arden los ojos y lucho desesperadamente por la necesidad de encontrar a mi esposa y matar a su agresor. Pero mi visión no se acostumbra a la falta de luz. La cacofonía de ruidos que estaba presente un minuto antes se ha disipado completamente. Solo el suave y constante zumbido de un motor. Inmediatamente estoy en posición ofensiva.
— ¡Oye, Christian, Christian! —Murmura una suave voz—. ¡Estoy aquí, estoy aquí! —Tratando de tranquilizarme. Parpadeo varias veces para ver que realmente es ella. Aspiro aire a mis pulmones para deshacerme del sofocante miedo y dolor que se ha apoderado de mí. Mi respiración es áspera, rápida y rasposa. De mi contenida voz se escapa un sollozo involuntario. Me limpio con ferocidad la cara para secar las lágrimas—. ¡Shhh! Está bien, —murmura, su voz más cercana esta vez. Mis ojos finalmente se enfocan y veo su mano acercándose a mí tentativamente. Su presencia me inunda de alivio. ¡Alivio! ¡Dios! Por el momento no puedo hablar.
— Yo, mmm, —murmuro aclarándome la garganta—, pensé que te había perdido. Alguien estaba en la conferencia. Tratando de acercarse a ti, —recuerdo con agonía—. ¡Él… él te apuñaló! ¡Te apuñaló! —Gruño.
— Acabas de tener una pesadilla, Christian. Tú estás aquí… Yo estoy aquí, estoy bien. Ambos lo estamos. Estamos volando de regreso a casa, ¿recuerdas? —Su voz tiene una cadencia relajante. Ni siquiera puedo tragar porque la garganta me arde—. Vamos a la cama, Christian, —dice, su voz acariciando, confortando. Extiende la mano hacia mí sin dudarlo, animándome a tomarla, mientras estoy agazapado en la esquina de la pequeña suite del jet. Me doy cuenta que mi respiración es todavía pesada, pero su voz calma mi abrumador dolor. Me levanto. Mi visión se ha acostumbrado a la oscuridad; la miro intensamente como si fuera a desaparecer y luego tomo su mano como si me hubieran arrojado una cuerda salvavidas, como la primera inhalación de aire fresco que tomas cuando vas de excursión. Al segundo en que nuestros dedos se tocan, siento la electricidad. La sacudida poderosa que indica que está viva, está aquí, conmigo.
— ¡Oh, Ana! —La abrazo con fuerza, inhalando su aroma, la aplasto contra mi pecho. La muevo y la acuno entre mis brazos.
— ¿Quieres hablar de ello?
— No ahora, —murmuro. Han pasado algunas semanas desde que hablé con el doctor Flynn. Estoy al borde por los acontecimientos de ayer. Necesito sentir la presencia de Anastasia; necesito saber que está viva, que el bebé está vivo. Automáticamente pongo la mano en su vientre. Thedore… Teddy me patea la mano para asegurarme que está vivo.
 — Podrías haber despertado a los muertos, —dice Anastasia tratando de aclarar mi pesadilla—. Estoy sorprendida de que Taylor no haya roto la puerta para entrar a nuestra suite.
— ¡Oh, Ana! —Ahogo un sollozo, meciéndola adelante y atrás. Envuelve sus brazos a mi cuello. Sus manos recorren mi cabello, frotando, enredando, calmando. Luego se acurruca en el hueco de mi cuello, inhalando mi aroma como si estuviera hambrienta de él. Sus labios rozan mi barba incipiente. Luego besa la comisura de mis labios, encendiendo el fusible. Dejo escapar u profundo gemido lascivo.


— ¡Anaa! —Siseo antes de sellar mis labios sobre los de ella. Primero es el susurro de un beso, tentativo, probando, sintiendo, bebiéndola a pequeños sorbos. Lamo la entrada de sus labios que abre con un gemido. Después, sin preámbulo, la bajo a nuestra cama, mis piernas automáticamente se enredan entre las de ella, mis brazos la abrazan firmemente, mis labios magullan los suyos con posesión, sin contención—. ¡Ana! —Murmuro dentro de sus labios y el resto del pensamiento que no puedo expresar porque me ahogaría bajo el peso de alivio, ‘¡pensé que te había perdido! ¡Nuevamente! El deseo abrumador se desata en mí; quiero sorprender a nuestro sistema para hacerlo consciente de que ambos estamos aquí en brazos uno del otro.
— ¡Christian! —Murmura. Su suave voz reverbera en mi sistema. Sus manos están prendidas en puños en mi cabello, sus caderas moviéndose.
— ¡Me haces sentir vivo! —Murmuro mientras levanto el camisón sobre su vientre.
— ¡Te amo Christian! —Murmura. Su cuerpo se sacude ante la anticipación del placer. El zumbido de los motores del avión desaparece, porque estoy totalmente enfocado en mi esposa y por el hecho de que estamos vivos, aquí, en brazos uno del otro. Siento la intensidad del deseo de uno por el otro. Mis manos se mueven intencionalmente sobre el pico de su vientre. Mis dedos recorren la línea entre el valle sus pechos. Da un fuerte suspiro. La levanto momentáneamente para quitarle el camisón.
— ¡Quiero verte toda… debajo de mí! —Su cuerpo tiembla de emoción y cierra los ojos—. ¡Quiero que abras los ojos! —Ordeno—. Cuando me introduzca en ti, quiero ver tu respuesta. —Sus pesados párpados se abren. Mi mirada se hunde en la de ella mientras me introduzco en ella con movimiento rápido—. ¡Cielos! —Arqueo la espalda y mantengo la posición. Somos un solo cuerpo, un alma. Esto es sentirme en el hogar, dentro de mi mujer. Cierro los ojos momentáneamente para absorber la sensación. Cuando abro los ojos nuevamente, están oscurecidos por mi deseo por ella. Hay vida, deseo, energía, poder en nuestra conexión. Empiezo a moverme.
Una voz inesperada retumba de los altavoces—. Buenos días pasajeros. Estamos acercándonos al espacio aéreo de Seattle y tan pronto como la torre de control nos indique que podemos aterrizar, esteremos en tierra dentro de los próximos quince minutos. La hora local de Seattle es las 4:45. —La voz alegre de Stephan hace eco en los altoparlantes—. Por favor abrochen sus cinturones. 
— ¡Christian! ¡Date prisa! —Me anima Ana. Sonrío y acelero el ritmo, plantando profundos empujes uno tras otro en su interior. El avión empieza a descender y momentáneamente el cuerpo de Anastasia levita por la gravedad negativa. La excitación me produce más adrenalina y acelero el ritmo aún más. Mi mano izquierda se mueve sobre su pecho amasando cada pezón reflejando mis movimientos dentro de ella. Mientras llega al clímax, capturo su boca y la beso, tragando su placer. Su cuerpo se estremece y su sexo se aprieta en oleadas.
— ¡Ah! ¡Joooderrr! ¡Ana! —Alcanzo mi pico mientras su sexo provoca placer a mi polla con su firme apretón, ordeñándome y finalmente dispara mi liberación con fuertes chorros, marcándonos uno a otro la propiedad mutua. Cuando mis ojos tienen la capacidad para enfocarse nuevamente, veo la admiración tanto como la preocupación en los ojos de mi mujer. Normalmente intentaría averiguarlo, pero acabamos de aterrizar y necesito llevarla a casa para que pueda dormir. Salgo de ella y para cambiar el tema pregunto—: ¿Estás contenta de estar de regreso a Seattle?
— Sí. Extraño el hogar a pesar de que es nuevo. Tengo ganas de terminar de arreglar el cuarto de Teddy. Nueva York fue maravilloso, pero este u oeste, el hogar es lo mejor, —dice con una sonrisa.
— Muy bien señora Grey, vamos a casa, —digo extendiendo la mano.
— No creas que no sé lo que estás haciendo, señor, pero estoy bastante cansada y me gustaría que me llevaras a casa, pero esta conversación no ha terminado, —dice.
— ¿No? —Pregunto levantando las cejas.
— Por supuesto que no. Sé que no quieres hablar de ello, —dice mordiéndose el labio—, pero al menos habla con Flynn. No lo has visto en mucho tiempo. Y parte de mí está desesperada por saber que te molestó para que tuvieras esa pesadilla, pero prefiero que quieras contármela. No quiero ser la esposa fastidiosa. Así que me dices cuando estés listo.
Abro la boca para decirle que no se preocupe y que el estrés la podría haber causado, pero la cierro sabiamente. Es muy lista para eso y causará que siga investigando. No puede darle la devastadora imagen completa de mi pesadilla donde alguien apuñala su vientre para lastimarla a ella y a nuestro bebé. Ya dije demasiado. Ese no es el tipo correcto de temor para inducir a cualquier mujer embarazada y mucho menos a la mujer que amo con toda mi vida y a la que más quiero proteger. Mi cara se muestra plácida y cierra la puerta a los miedos y preocupaciones.
— Vamos a vestirte, nena, te llevaré a casa y podrás descansar, te agoté, —le dirijo una sonrisa lasciva.
— No me verás quejándome, —me sonríe.


Una vez que Ryan nos lleva a casa, acuesto a Anastasia y llamo a Taylor al estudio—. ¿Cuándo vendrá Barney a recoger el disco duro? —Le pregunto.
— Lo he llamado tan pronto como llegamos a casa señor. Debería estar aquí en una hora. Lo va a llevar a Grey House. He instruido a Ryan para que lo acompañe todo el camino hasta el laboratorio de la empresa para evitar que alguien con intenciones maliciosas lo siga. Estamos tomando todas las precauciones necesarias para protegerlo. Welch regresa a Seattle alrededor de las 11:00 de hoy. Si Barney puede descubrir algo, podremos tener algunas pistas o al menos encajar algunas piezas con lo que Welch encontró.
Esta es una de las razones por las que tengo a Taylor trabajando para mí y es el jefe del equipo de seguridad. Sabe lo que se debe hacer sin necesidad de darle una lista de cien instrucciones.
— Haz que me vea cuando llegue aquí, estaré en el estudio, —digo.
Cuando me doy vuelta para irme, Taylor me llama—. Señor, recomiendo una evaluación de todos los empleados de SIP, aunque tenemos los expedientes de cada uno de los empleados desde el incidente con Hyde, —dice. No lo diría de esa manera, porque dicho incidente casi mata a mi esposa y me destroza a mí—, este incidente derivado del de SIP, me hace pensar que puede haber otra persona que quiere ser Hyde o alguien con posibles nexos con él. Esto es solo una hipótesis, pero que me parece que vale la pena investigar.
— Estoy de acuerdo. —Digo, porque acaba de expresar mis preocupaciones—. Haz que Welch examine a todos los que trabajan cerca de Anastasia desde el maestro de su estancia en el jardín de niños hasta la persona con la que folló anoche.
— Eso puede tomar algún tiempo, pero lo haremos, —responde.
— Quiero que lo haga. Debemos tener un punto de partida, y SIP parece ser el lugar. No quiero jodidas como la última vez. Incluso si hay un descanso para ir al baño, el otro elemento de seguridad toma su lugar para que su puerta nunca esté sin personal. Por cierto, mi madre y hermana han organizado a la señora Grey un baby-shower para esta tarde. Debiste haber recibido la lista de invitados y si tienen guardaespaldas, verifícalos a todos, consigue protección sin importar que tan pequeña sea. Pero hazlos pasar inadvertidos a los ojos inexpertos.
— La doctora Grey ya me envió por correo la lista de acuerdo a nuestro protocolo y es bastante pequeña y son nombres conocidos, señor. La seguridad para el evento ya ha sido arreglada.
Ryan viene y toca la puerta—. Señor Grey, el señor Sullivan está aquí para verlo, —dice. Taylor mira su reloj. Ha llegado temprano, pero como más pronto empiece, antes tendremos los resultados.
— Tráelo, —ordeno. Ryan sale a buscar a Barney.
— ¿Desea que me quede señor? —Pregunta Taylor.
— Sí, necesitas coordinar entre Barney y Welch, —respondo.
Pocos minutos después, hay otro toque en la puerta. Barney entra. Sus usuales lentes de gran tamaño han sido cambiados con algo que enmarca su cara proporcionadamente y hace que se vea más como un joven estudiante universitario que cómo el jefe del departamento de informática de mi empresa. Lleva una camiseta negra con el logo de ‘Grateful Dead’ impreso en el frente. Debe haber dormida con ella porque parece estar todavía adormilado. Lleva vaqueros con tirantes y sus botas militares apenas están sujetas por las valencianas de los pantalones—, buenos días señor, —dice—. He venido lo más rápido posible, —añade y distraídamente mete una esquina de su camiseta en los pantalones.

— Barney, tenemos ese disco duro aquí, —digo señalando la caja en la mesa—. Sin embargo, los intentos de destruir el contenido del disco por el perpetrador fueron detenidos por Lee en Nueva York, quien es lo suficientemente experto en el departamento de IT, pero dudo que de ninguna manera está cerca de tus habilidades y no sé lo extenso del daño al disco. Así que, estoy seguro que no tengo que recordarte que tengas extrema precaución para recuperar toda la posible información que pueda contener. ¿Qué tan pronto puedes comenzar a darme resultados?
— Primero tengo que poder acceder a él, señor. No quiero darle un momento determinado y no cumplirlo. Permítame primero llevarlo al laboratorio y ver con que estamos tratando, ya sea que haya sido usado como caballo de Troya o que la información que haya sido dejada allí tuviera ese propósito. Si fue capturada tan fácilmente, podría haber un propósito para hacer más daño posterior. Así que tendré que aislarlo. Por lograr velocidad en información, no quiero causar mayores daños, que bien podría ser la intención.
Me paso la mano por el cabello, frustrado. Me pongo tan bruscamente de pie que las ruedas de la silla rechinan en protesta—. No puedo darte mucho tiempo. Haz que tu asistente te ayude si lo necesitas, pero nos estamos quedando sin tiempo.
— Señor Grey, a pesar de lo talentoso que es mi asistente, prefiero examinarlo yo mismo. Quiero ver si el delincuente sobrescribió todo el disco duro, o solamente el encabezado LUKS. Si activo el programa ‘borrado seguro’, entonces no podré hacer nada porque llena el disco con ceros o mierda aleatoria… aclara su voz—, quiero decir, tonterías. Pero ya que el señor Lee pudo recuperar alguna información, esa posibilidad es poco probable. El perpetrador tuvo poco tiempo para para lograr introducir el código de autodestrucción. Por lo tanto, lo que pueda encontrar depende del tipo de código que haya usado. Es por eso que no le puedo decir en este momento cuanto tiempo me llevará descubrirlo.
— De acuerdo, este es el trato. Tienes hoy para encontrarlo, —miro el reloj—. Sí Lee, con menos conocimientos de equipos y programas que tú, pudo encontrar algo, espero que lo hagas mejor. —Lo reprendo.
— Señor Grey, Lee casi destruyó el resto de datos, porque es como un pedazo de papel que empieza a arder cuando empiezas a leerlo. Tengo que tomar medidas para primero prevenir esto tan pronto como descifre que fue lo que exactamente usó. Una vez que lo consiga, podré determinar cuánto tiempo me tomará descifrarlo. Pero, si alguien puede hacerlo, ese soy yo, —dice encogiéndose de hombros. No está exagerando, simplemente confirmando un hecho.
— Barney, quiero que dediques todos tus esfuerzos en esto, —le digo caminando hacia él y mirándolo cara a cara—. Quiero que te concentres en esto como nunca te has enfocado en algo más. ¡Quiero que encuentren a ese cabrón! No puedo enfatizar más lo mucho que quiero que esto se resuelva. Si te inclinas a pensar que no eres la persona adecuada para el trabajo, inmediatamente encuentra a alguien que pueda descifrar ese código y parar el de autodestrucción.
— Señor Grey, —dice solemnemente, acercando los lentes a sus ojos—. Haré lo mejor para resolver esto, señor.
— No es suficiente. ¡Quiero tu palabra de que lo romperás! —Mi mirada es demandante, sin parpadear y mi voz exigente.
— Dijo romper, —dice como si un particular bulbo brillante estuviera en su cabeza. Se pega en la frente con la palma de su mano derecha—. ¡Por supuesto! ¿Por qué no pensé en eso antes? ¡Gracias señor Grey! ¡Es un genio! —Dice agarrando mi mano derecha e inusualmente en él, con su mano izquierda palmea mi brazo derecho con un gesto amistoso—. ¿Es esta la caja? —Dice mirando la caja de seguridad que contiene el disco duro.
— Sí, —le digo, sorprendido por su comportamiento inusitado.
— Me voy a dedicar a ello ahora mismo. ‘Romper’. —Murmura para sí mismo sacudiendo la cabeza—. ¡Por supuesto! Me pondré en contacto dentro del tiempo solicitado, esta tarde señor. Si hay alguna información ahí, haré mi mejor esfuerzo para recuperarla, —añade. Tomando la caja, voltea para salir. Al llegar a la puerta del estudio, agarra la manija y la abre.
Finalmente me recobro de la sorpresa y lo llamo—. ¡Barney!
Voltea—. ¿Sí, señor Grey? —Me pregunta con su mente ya enganchada a los códigos del programa.
— ¿Qué demonios ha pasado? Tu mirada es como si hubieras tenido una revelación y ahora te vas sin ninguna explicación.
— Usted dijo, ‘rompe’ el código, —me regresa mis propias palabras—. ¡Por supuesto que eso es, señor Grey!
— Me he perdido, tradúcelo a inglés normal, —siseo exasperado. Veo la comisura del labio de Taylor contraerse ligeramente antes de volver a estar impasible.
— ¡Rompiendo, señor Grey! ¡Rompiendo! ¡Lo romperé!
— ¿Qué demonios estás tratando de decir Barney? ¡Aún tu inglés normal es demasiado técnico!
— Señor Grey, los hackers no entran al sistema, entran por la puerta principal. Explota las debilidades del sistema y ahí siempre las hay. Tengo que hacer muchas pruebas de penetración, —dice con cara seria. Veo a Taylor voltear hacia la pared para ocultar su sonrisa—, después mucha evaluación de vulnerabilidad. Eso es lo que los hackers de altura hacen, sabe, dentro de un acuerdo contractual, —luego suspira; la espalda de Taylor está volteada hacia nosotros. Barney está totalmente ajeno al doble significado de sus palabras—. Soy un hacker de élite, —dice mientras aclara su garganta y sacude la cabeza—. Tengo que serlo para mantener la seguridad de GEH a su máximo. Soy experto en descifrar las vulnerabilidades recién descubiertas. Posiblemente me tome el resto del día para encontrar con lo que estoy tratando, y tengo que hacer códigos para encontrar la puerta trasera para entrar al sistema sin activarlo. Por lo tanto, lo que se inició no se ha terminado, pero puede tomar mucho tiempo. Eso es lo que tengo que determinar. Puede que no quede nada, o puede ser que haya muy poco con lo que empezar. Todavía no lo sabemos.
— Infórmame cuanto tiempo te llevará acceder esta tarde. Tienes hasta las 17:00.
— Sí señor, —dice y esta vez, Taylor lo encamina a la salida con total compostura.

 — ¡Christian! ¡Esto solo es el baby-shower de Ana! No es necesario todo este despliegue extra… —dice Mia.
— ¡Mia! —La reprendo—, esto no te concierne, —le digo con firmeza.
— ¡Sí, honestamente Christian! —replica Kate—. Me siento como si estuviera de visita en el palacio de un país pequeño. Tus padres ya tienen a Rambo 1, 2, 3 y 4 trabajando para ellos, —añade señalando a los elementos de seguridad.
Volteo hacia mi hermano con la mirada de haz-que-tu-prometida-cierre-su-jodida-boca. Ana suspira.
— Hola, damita, —saluda mi hermano a Ana, dándole un abrazo.
— No la aprietes demasiado, queremos que ese bebé permanezca ahí por un poco más de tiempo, al menos hasta tu boda, —le digo.
— Está bien asegurado, no te preocupes, —dice Ana sosteniendo su vientre de forma protectora.
— ¡Hola Ana! ¿Cómo estás, cariño? —Le pregunta mamá dándole un abrazo.
— Estoy muy bien. Últimamente me siento más y más cansada, con sueño todo el tiempo, más hambrienta y sedienta, pero creo que eso era de esperarse.
— Sí, querida, el bebé crece rápidamente en esta etapa. Te darás cuenta que necesitas descansar con más frecuencia. Hazlo. Estarás lo suficientemente ocupada cuando llegue el bebé. No tendrás tiempo de dormir para entonces, —mi madre lo dice como si hubiera dicho algo sin pensarlo, me mira para observar mi reacción. Le preocupa que me moleste, pero mi semblante es plácido.
— ¡Ay mamá! ¡Christian puede permitirse contratar una o cinco de las mejores niñeras! Ana aún podrá descansar después del nacimiento del bebé, —dice Mia golpeándome el brazo.
— ¡Mia! —La regaña mamá.
— Todavía no hemos hablado de eso, Mia. Ya te lo informaremos, —digo, exasperado. Miro a Ana y la veo absteniéndose de rodar los ojos, solo sonríe. Sacudo la cabeza.
— ¡Hey hermano! Si hubiera sabido que estarías presente en el baby-shower, también habría comprado un regalo para el papá, —dice Elliot con una gran sonrisa—. Posiblemente una gran bolsa de pañales para adulto con el logotipo de tu empresa, algo que se vería grandioso con tu Spyder. Oh espera, ¡podrías necesitar una minivan! —Siento vergüenza ajena por dentro.
— ¡Vete a la mierda, Elliot! —Digo en tono de broma—. Por suerte para mi hijo, puedo permitirme lo mejor, —sonrío.
— ¡Eso puedes hacer, hermano! —responde haciéndome reír.
— Pero, recordaré devolverte el favor cuando embaraces a tu prometida. Me aseguraré de conseguirte la mejor minivan que el dinero puede comprar para tu baby-shower, —digo con una sonrisa placentera. Elliot parece que acaba de tragarse un bicho desagradable mientras Ana rueda los ojos.
— Christian, ¿vamos a quedarnos en la puerta? ¡Vamos! La abuela Trevelyan estará aquí en media hora. Si quieres esperar todo ese tiempo, podrás saludarla, —Mia jala mi brazo. Me miran expectantes. Miro mi reloj. Tengo que encontrarme con Barney, pero decido que puede esperar después de ver los ojos esperanzados de Anastasia. Prácticamente tengo que arrancar a Anastasia del agarre de mamá que la está sosteniendo como si fuera una frágil pieza de porcelana de China de las que adornan su casa.
— Discúlpame mamá. ¿Puedo pedirte prestada a mi esposa por un minuto? Te verá adentro —le digo.
— ¿Vas a entrar?
— Entraré solo para despedirme, —respondo.
Una vez que las mujeres y mi hermano entran a la sala, Anastasia me mira con curiosidad—. ¿Qué pasa? —Pregunta, preocupada.
— Nada. No estaba seguro de que quisieras que me quedara ya que esto suele ser un asunto de chicas, pero es nuestro primer bebé, vi que estabas en conflicto hace un minuto. ¿Quieres que me quede a la reunión? —Le pregunto aun sabiendo que debo hablarle a Barney, estoy nervioso. Cuanto antes sepa quién es el perpetrador, mejor para mí, para todos nosotros. Pero este es nuestro primer bebé, el primer baby-shower y significa algo como una comunión fraterna o compartir la experiencia unas con otras. Pero no puedo leer claramente en la cara de Ana cual es el su conflicto. ¿Quiere qué me quede, que participe en esta reunión? ¿O solo quiere estar entre el grupo de mujeres invitadas aquí? No estoy particularmente entusiasmado de estar alrededor de mujeres que no conozco, pero también me pregunto si no organizaron algo las que intervinieron en la organización, eso podría ser una posibilidad inesperada.
— Christian, dijiste que tenías una reunión importante con Barney cuándo lo llamaste esta mañana, cuando estaba durmiendo, —dice. Levanto las cejas, sorprendido. No le dije eso, me sonríe y continúa—. Razonamiento deductivo. Nunca dejas un asunto importante incompleto. Como lo vas a ver esta tarde, tenías que verlo en casa.
— ¿Cómo…
— ¿Lo sé? —Dice completando mi oración con una sonrisa y encogimiento de hombros—. Le he tomado la medida a mi marido. Tú sabes y te anticipas sobre lo que yo pudiera hacer, bien, te devuelvo la pelota Grey, —dice sonriendo. Debería quedarme con ella en esta reunión, aunque temería lo que hubieran planeado para chicas. Si su despedida de soltera ‘poner el pene a Alexander Skarsgård‘ es un indicio, es posible que hayan planeado una mierda como esa para hoy, y no me atraparán para poner un pin sobre un pene en un poster de papel. Ana lee mi expresión correctamente.
— No sé lo que estás pensando, pero esa cara no es de placer, —dice con curiosidad—. ¿Qué es lo que estás pensando?
— En el juego ‘Pon el pene’, que jugaste. Tuve una horrible imagen de él, —digo estremeciéndome.
Suelta una carcajada y poniéndose de puntillas, se apoya en mis hombros y me da un casto beso—. Fue bastante agradable, —me murmura en el oído.
Un gruñido bajo escapa de mis labios—. ¿Estás tratando de incitarme, señora Grey? Ningún otro pene estará a tu alcance, —murmuro.
— ¿Ni siquiera uno de papel? ¿Aunque solo sea para practicar, señor Grey? —Pregunta batiendo las pestañas.
— Estaba bajo la impresión de que te doy más que solo práctica, señora Grey. Si deseas algo más, te puedo proporcionar experiencia adicional, nena, —digo desafiándola. Mi mirada se desvía en dirección a las escaleras que llevan a mi antiguo dormitorio.
Un escalofrío la recorre—. Gracias señor Grey, pero por más que me encantaría aceptar tu oferta, este baby-shower es en mi honor. Mi ausencia se notaría. Así qué, ¿tal vez esta noche?
— ¿Y cómo me afecta el baby-shower, señora Grey?
Aclarando su garganta, Taylor me hace mirar hacia arriba. Envuelvo a mi mujer en un medio abrazo para no dejarla ir—. Disculpe señor Grey, —dice después de colocar el celular en su bolsillo. Lo miro cuestionando, levanto una ceja burlonamente. Su mirada me dice que Barney está listo con algún tipo de respuesta.
— Ven y despídete de tu familia, —dice Ana tomándome de la mano y tirando de mí en dirección de la sala.
Taylor se inclina de nuevo, aclarando la garganta—. También quiere los celulares BlackBerry.


Toda guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando somos capaces de atacar, debemos parecer incapaces; cuando usamos nuestras fuerzas, debemos parecer inactivos; cuando estamos cerca, debemos hacer que el enemigo crea que estamos lejos; cuando estamos lejos, debemos hacerle creer que estamos cerca. Poner cebos para atraer al enemigo. Fingir desorden, y aplastarlo.
Sun Tzu - El arte de la guerra.
Esta es su tercera llamada sin conseguir que se le conteste. Ya debería haber respondido. Si todo sucedió como su hombre había planeado, debería haber recibido una confirmación que no llegó. Sin embargo, lo que llegó fue la agenda completa y detallada de una señora Anastasia Grey de todo el mes de enero, de hecho, hasta el mes de junio, con fechas importantes marcadas, incluidas en los compromisos, números telefónicos y direcciones. Esto es oro. Dos fechas importantes estaban bloqueadas y fácilmente obtenidas del calendario—. ¡Bien, bien, bien! ¡El hermanito se casa el 5 de mayo y la basura de Grey nace el 11 de mayo! —Dice, los engranajes ya están dando vuelta en su cabeza. Eso le da poco más de cuatro meses para preparar totalmente sus planes. Ningún movimiento se hará sin sincronización. Todo tiene que ser con precisión absoluta para llevar a cabo sus planes para hacer el mayor daño posible a Grey. ¡Le enseñará a Grey la manera en que hará caer su compañía familiar bajo sus pies! Elena fue una cosa. Solamente la parte de la deuda de Elena fue pagada totalmente. Grey todavía le debe por el engaño, no por coger a su esposa. La follada podría ser perdonada, pero por el hecho que se llevó a cabo sin su conocimiento, significa que perdió el control de su dominio entonces y eso era una de las transgresiones imperdonables de sus reglas; saber qué podrías ser encerrado en el séptimo círculo del infierno de Lincoln o el purgatorio eterno. Prefería el purgatorio, donde el castigo es dado en la misma dosis de dolor indefinidamente.
Un bajo sonido del tema de El Padrino le devuelve los sentidos.


The Godfather theme song
— ¿Dónde demonios has estado? —Truena por el teléfono inteligente.
— Preparando las jodidas migas de pan, —responde su hombre.
— ¿Otra vez? El último reporte que me enviaste decía que era cazado o cortaba el tiempo del anzuelo. Eso no significa que estabas preparando las migas de pan para que ese maldito bastardo se las llevara. ¡Necesito tu informe completo! ¡Ha pasado día y medio! No invertí en tus llamadas habilidades para que me salgas con pescado o cebo. —Lo reprende.
— No esperaba que tuviera un comodín, porque su equipo de seguridad generalmente está conformado por los mismos hombres.
— ¿Qué? ¿No pensaste que el hombre más rico de Seattle va a Nueva York y quizás, simplemente podría conseguir hombres de seguridad adicional que están más familiarizados con la ciudad de Nueva York? —Sisea con sorna.
— Dije que no lo esperaba, porque el hombre tiene problemas de confianza. Solamente confía en los que están contratados por él y, aun así, hasta cierto punto. Pero no significa que yo no estuviera preparado. —¿Qué tan jodido idiota es este?—. Esto significa que una persona inesperada de su nómina mordió el anzuelo.
— ¿Qué significa eso? —Pregunta a punto de perder la paciencia.
— No importa quién mordió el anzuelo, fue al destino previsto.
— ¿Cuál es exactamente el anzuelo?
— Mi iPad.
— ¿Estás jodidamente loco? —Sisea amenazadoramente.
— ¡Relájese! ¡La información pertinente ha sido destruida, solo lo que quiero que él vea!
— ¿Relajarme? ¿Me dices que me relaje? —Gruñe. ‘¿Conoce el significado de la palabra relajarse?’ ‘¡No me he relajado desde que el cabrón me quitó la compañía!’ Piensa para sí mismo—. Es tu cabeza la que está en juego si algo sale mal. ¿Me entiendes, cariño?
— Sí, configuré un comando destructor que borrará y volverá inútil el disco duro. Considere que lo que hago ha sido mi forma de vida. Estos son solamente protocolos gubernamentales para los equipos y programas. ¡Ha sido usado con eficacia por los espías en el pasado! ¡No hay razón alguna por la que no debería o no funcionaría con Grey, que no trata con este tipo de mierda día a día!
— ¡Eres un pendejo idiota si piensas eso! ¡Cometí el error de subestimarlo una vez! ¡Solo una vez! —‘Y me costó caro, piensa para sí mismo’, pero no necesita divulgar esa información—. No repetiré el mismo error nuevamente. Ahora explícame en términos claros que es lo que le dejaste a Grey como migas de pan.
— Desinformación, —responde el hombre.
— ¿Te aseguraste que esa ‘desinformación’ no me señale en forma alguna? —Pregunta Lincoln.
— Si tiene manos capaces de descifrar cualquier cosa, lo único que pueden descifrar es el enlace de Nueva York. Nada que puede relacionarse con Seattle.
— ¿Cómo descubriste al doctor?
— Cuándo se abren las puertas de la bolsa, no podrá creer cuántos recuerdos se activan: actualizaciones, nombres, lugares, incidentes, reuniones especialmente recordadas cuando se están deseando olvidar a aquellos que recordaron y compensaron los recuerdos ampliamente. Por supuesto, un pequeño incentivo, un incentivo adicional que los ayuda a refrescar sus recuerdos aún más rápido. Un chip de negociación. —Absolutamente ninguna puerta que no se abra con dinero, coerción, rudeza y un pequeño chip como una hermanita muy amada, pero problemática. Ese temor incluso supera la preocupación por el novio, quien será un futuro senador. Fue muy fácil, especialmente cuando el enemigo es anónimo y el fracaso que temen podría estar a solamente a dos clics. En política, un rumor fácilmente puede terminar con ‘lo que podrían ser carreras brillantes’. Así que, no les importa negociar con el futuro o la vida de alguien más para salvar el suyo. El instinto de conservación y supervivencia siempre gana. Cuando la gente se siente amenazada, siempre acude a sus bajos instintos primarios, el mecanismo básico que a su vez reduce las funciones cognitivas superiores, como la atención, recompensa y valor, motivación, toma de decisiones y abandona los conceptos aprendidos como la educación, civilidad, modales, vergüenza y por lo tanto hace de uno, un animal de pura sangre que hace que al final mate al hombre: a sí mismo.
— ¡No contestaste mi pregunta! —Exige Lincoln.
— No señor. Pero estoy seguro que apreciará que no divulgue mis secretos de negociación. Es suficiente decir que obtendrá el valor de su dinero.
— Eso no es suficiente. Tengo ‘una cita’ para ti. —Dice Lincoln.
— Déjeme adivinar, entre el 5 y 11 de mayo.
— ¡Exactamente!  Si tu distracción funciona, el bastardo tendrá su atención puesta fuera de la ciudad.
— El anzuelo ha sido puesto. Vamos a ver si lo muerde.
— Ruega que así sea. Todo depende de eso.
— No aseguro mi trabajo con oraciones, señor, —responde con sonrisa arrogante—. Estaría muerto desde hace mucho tiempo si así lo hiciera. Hago un gran trabajo para incapacitar al enemigo, —dice en tono calculador—. Nunca he fallado, —su voz es ahora ominosa.
— Entonces pon tu dinero donde están tus palabras. ¡Quiero asegurarme de cuando sea golpeado, despedace su alma en pedazos sin posibilidades de recuperación! ¡Entonces te recompensaré generosamente! Sin embargo, si hay alguna jodida falla… —añade, su voz alcanzando un tono amenazante—, ese es tu funeral.
— ¡Entendido! Usted es el jefe.
— La próxima vez, ¡contesta el teléfono cuanto te llame!
— Lo habría contestado, pero estaba recibiendo una descarga que le envié mientras estoy en el teléfono con usted. ¡Correos, horarios, todo lo que el maldito caballo de Troya cargó!
— ¿Qué? Pensé que habías perdido el caballo de Troya para Grey.
— No, todavía está cargado. Está lejos, lejos, leeeejos del alcance de Grey.
— ¿Cuán lejos?
— En el teléfono de la secretaria de su esposa, lejos.
— ¡Joder! —Dice Lincoln con aprecio por primera vez—. Pronto regresaré contigo con más planes. Necesito que hagas una estrecha vigilancia de la señora Grey. Quiero saber cada uno de sus pasos.
— Ya fue hecho.
— ¡Bien! ¡Quiero saber cuándo va a cagar antes de que lo haga!
— A menos que esté dentro de su vagina, puedo ser la siguiente persona que lo sepa. Pero la vigilaré de cerca.
— Bien. Te llamaré para nuestro próximo movimiento —dice Lincoln y cuelga.

 
                       
  Lincoln                      El sicario de Lincoln

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