Capítulo XI
Todo y nada
Traducido y editado por María Teresa Camp Gozalbo
Taylor y yo llegamos a Escala, pero a Anastasia no
se le ve por ningún lado. Voy a nuestro cuarto para ver si está ahí, pero
tampoco. Confundido, voy a la sala y me dirijo al área del comedor. En la
cocina hay un ajetreo de actividad por la señora Jones. Pareciera ser que
estuviera cocinando para un ejército en lugar de para dos personas—. Señora
Jones, ¿dónde está la señora Grey?
—
Estaba aquí hará unos treinta minutos, señor, creo que se fue a su recámara
después de pedirme que preparara comida para la empresa.
—
¿Empresa? ¿Cuál empresa? —Pregunto.
—
No estoy exactamente segura, señor. Creo que vienen seis personas. Me lo iba a
explicar pero recibió una llamada telefónica y desde entonces no ha regresado.
—
¿Comió? —Pregunto.
—
Empezó, pero recibió llamadas telefónicas una tras otra.
Una
energía nerviosa me domina. Tengo el presentimiento de que esto es obra de
José. No sé que hizo, pero agitó la olla en alguna parte, de cierta manera.
Voy
a la biblioteca para ver si está allí. Generalmente, Anastasia encuentra la
biblioteca calmante y relajante. Es un buen lugar para sentarse y hablar. Pero,
¿con quién estará hablando?
Siento
vibrar mi teléfono en el bolsillo. Lo saco y miro el identificador de llamadas.
Frunzo el ceño cuando veo quien llama. Voy al estudio para tomar la llamada.
Después de cerrar detrás de mí, contesto—. ¡Pensé que te había pedido que nunca
más me contactaras! —Siseo. Mi mente aún está prguntándose donde pueda estar mi
mujer.
—
¡Lo sé, lo siento mucho Christian! ¡No lo habría hecho si no hubiera oído lo
que ha pasado!
—
¿Y que es lo qué ha ha pasado? —Pregunto sin dar mayor información.
—
Christian, incluso los sordos han oído que Anastasia y Mia fueron secuestradas.
A pesar de lo que pienses de mí, todavía me preocupo por tu familia. Tu mamá
fue mi amiga por muchos años. ¡Por supuesto que me he contenido para llamarte
pero Linc me llamó esta tarde después de todos estos años! No he hablado con él
desde nuestro divorcio, —dice Elena. Regreso a la silla detrás de mi
escritorio.
—
¿Por qué habría de interesarme eso? Es tu ex, no el mío, —le digo sin añadir
nada más.
—
Bueno, mi ex, —dice—, sucede que pagó la fianza del secuestrador de tu
esposa y hermana. Y ha lanzado una amenaza contro ti y los tuyos. Aunque no se
explicó claramente, conozco a Lincoln, y sé de lo que es capaz. ¿Es verdad que
vendiste Lincoln Timber sin su conocimiento? —Cuando no respondo, continúa hablando—.
Tomaré tu silencio como un sí. Pero Christian, por favor, por favor, no lo
tomes a la ligera. Lincoln no perdona o pone la otra mejilla, y cuando se trata
de vengarse, no cejará hasta que tenga todo planeado para matar. Francamente no
importa qué tan malvado, oscuro o malo piensas que eres, eres un ciudadano
respetuoso de la ley. Lincoln tenía la apariencia de serlo. ¡Pero es capaz de
vender su alma al propio diablo!
—
Gracias por la advertencia. Puedo cuidarme por mí mismo, —contesto listo para
colgar.
—
¡Viste lo que me hizo! —Grita, su voz en tono alto—. ¡Lo viste! ¡Eso solo fue
por cien mil dólares! ¡Cien de los grandes son nada para él! ¡Cuatro de mis más
caras bolsas cuestan eso! —Grita. No había oído gritar a Elena por largo
tiempo.
—
¡No te golpeó solo por el dinero, Elena! ¡Fue porque estábamos cogiendo!
—
¡Madura Christian! No eras el único con quién estaba cogiendo, —dice. Y eso no
es una revelación para mí. Aunque me hubiera dado una paliza si alguien me
miraba con apreciación carnal, tenía la sospecha de que lo estaba haciendo—.
¡Lincoln llevaba hombres y mujeres a nuestra cama! Y fuiste a la universidad.
Te veía una vez al mes cuando estabas en la escuela; esto no era suficiente
para satisfacerme. Conoces los clubs Dom/Sub que frecuentaba. Utilicé sus
servicios ampliamente. ¿Crees que iba estar sin sexo por tan largo tiempo?
Aunque oculté mis actividades extracurriculares a Linc, no hubiera estado
furioso si hubiera sabido de ellas. Para él, solo el principio de las cosas:
controlando lo que hacía, me controlaba a mí. Rompí el protocolo y fue contra
el amo dominante que es. Eso es por lo que me golpeó hasta casi dejarme sin
vida para demostrarme quién era el verdadero amo. Y tú, alguien con quién
cogí, lo venció en un juego que pensó que nadie rivalizaba con él. ¡Mira, nadie
lo vence en su propio campo y se sale con la suya! ¡Recuerda, esperó siete
jodidos años para vengarse por haber cogido conmigo sin su permiso. ¡Siete
años! ¿Sabes hasta donde llegará para castigarte y a todos aquellos a quienes
amas por quitarle y desmantelar su empresa?
Sabe
que ha llamado a mi atención. Puedo tratar con cualquiera que quiera castigarme. Pero, mi esposa, mi
bebé y mi familia están fuera de los límites. Si cualquiera quiere joderme
haciéndoles daño, estarán firmando su propio certificado de defunción—.
Supongamos por un minuto que lo que dices es verdad. No tiene los medios para
infligirme ningún tipo de daño. No tiene la empresa, el dinero ni asociados, —digo
esperando como me va a contradecir. Todavía no estoy seguro si esto es la
manera en que Elena pretende regresar a mi vida o es una preocupación real. De
cualquier manera tendré que escucharla.
— ¡Arghh! —Gruñe en el teléfono—. Para ser un
hombre tan brillante, alguien a quien hirieron a su mujer casi hasta matarla,
fallas en ver los paralelismos. ¿Te acuerdos cómo me veía?
—
¡Sí! —Respondo, aumentando mi rigidez. Sé a lo que está tratando de llegar.
—
Si tu esposa no hubiera disparado a su atacante, y si tu y tus hombres no
hubieran llegado a tiempo, no habrías aprehendido solo a un asaltante, sino
posiblemente a su asesino. Y créeme cuando digo esto, ese tipo era inepto…
—
¿Inepto?
—Siseo en voz baja—. ¿Piensas que era inepto cuando casi mata a mi esposa?
—
Si hubiera sido Lincoln, —eleva la voz una octava, hablando entre dientes—,
¡habría terminado el trabajo! Y no digo esto para parecer que tenga alguna
intención, Christian. Estoy esforzándome mucho para que entiendas a lo que te
estás enfrentando. El tipo debe haber sido un recurso de último minuto para
Linc; y posiblemente no hizo mejor el trabajo por falta de tiempo. Mi exmarido
me infligió todo el daño que pude soportar, y me habría matado. ¡Pero se
aseguró que no estuviera muerta! Se aseguró que sufriera por largo
tiempo. ¡Me tomó meses recuperarme! Él sabe que la muerte es un viaje corto a
la tierra de nunca jamás, —Elena ríe amargamente—. No ataca hasta que está
seguro de obtener todo lo que quiere, cuando se han consumado las venganzas que
buscaba. ¡Aprende de sus errores y nunca los repite! ¡Nunca! Y cuándo se trata
de que Lincoln se haga cargo, es cómo un pozo sin fondo. ¡Ahora eres su enemigo
número
uno!
Am I not merciful? – El gladiador
—
¿Por qué no presentaste cargos si era ese hombre terrible? —Pregunto con curiosidad dando lo mejor de mí.
—
¿Y entonces hacer qué? Si
hubiera presentado cargos, me hubiera acusado de tenerte como amante. Tus
padres hubieran tenido que soportar la vergüenza pública como si hubieran
ignorado la aventura de su hijo con una esposa trofeo, porque tenías 21 años.
¡No había manera de ocultarlo, no eras menor de edad! ¿Puedes imaginarte las
implicaciones de esto, el hijo adoptivo de una pediatra y un abogado
respetado?Tuvimos una aventura de seis años. ¿Quién habría creído a alguno de
los dos aunque jurásemos aquí y allá que ninguno sabía nada? Aunque nos
hubieran creído entonces, tus padres hubieran sido juzgados incompetentes por
no darse cuenta de que algo estaba pasando por tan largo tiempo. Su divulgación
hubiera simplemente sido devastadora para mucha gente. Estabas empezando en los
negocios. Hubiera aniquilado tus esfuerzos aún antes de que hubieras empezado.
Si hubiera seguido adelante, él habría declarado lo que habíamos tenido desde
que eras menor de edad… —Dice.
—
No veo como lo habría hecho sin exponerse a sí mismo como parte de la escena.
Además, lo que dijiste sobre mis padres también iría para el otro lado. Su
revelación también habría hecho sospechar a la policía o al público que también
él sabía de la larga aventura de seis años. Se pudo haber supuesto que la
aventura se volvió inconveniente para él. Estaba empezando mi negocio. Hubiera
sobrevivido. Pero él, como abusador de mujeres y alguien que ignora que su
esposa está aprovechándose de un menor habría tenido mayores consecuencias en
sus negocios.
—
¡Oh, Christian! ¡Lo que declaré fue lo mejor! Linc incluso tenía una sólida
coartada probando que estaba fuera al tiempo que me agredió. Siempre tuvo los
medios para hacernos desaparecer sin dejar rastro. Lo habría hecho de tal
manera que nadie tendría la menor idea de que habría sido él, —dice quedando en
silencio por unos momentos. Su voz baja de tono aún más—, Quería vivir y dejar
la experiencia en el pasado. Luego rompiste conmigo. Así qué, para mí era el
momento de comenzar de nuevo. Pero ahora que le has quitado lo que más
valoraba, que le cortaste los huevos, lo has hecho vulnerable en el mundo de
los negocios. No se trata de si tomará venganza, sino cuándo.
—
¿Sabes donde podría estar escondiendo su dinero?
—
¿Qué dinero?
—
El que malversó de su propia empresa. Hay millones de dólares perdidos. Solo
hemos localizado un pequeño porcentaje de ellos.
—
No lo sé. Nunca me metí en sus negocios. Esa empresa era su amante. No iba a
compartir la información de sus secretos contables.
—
Dijiste que me amenazó. ¿Qué dijo exactamente? —Pregunto en voz baja y
peligrosa. Mi paciencia estaba
agotándose mientras iba caminando por el carril de mi memoria.
—
Dijo, —empieza Elena, aclarándose la garganta y profundizando su voz—. Tu
indigno ex-amante jodió mi compañía, robándola en mis propias narices sin
enterarme. Se la voy a devolver. Es tan diabólico como yo; tu asesoría bajo tu
látigo le sirvió generosamente. Sabe exactamente como infligir daño. Te llamo
para felicitarte. Algún día le devolveré el favor, y le quitaré lo que le es
más querido, —dice parando—. Si hablas con la policía sobre esto, negaré cada
palabra. Le tengo mucho afecto a la vida que llevo, a mi negocio y a mi sumiso.
No estoy dispuesta a desprenderme de lo que aprecio, todavía. No siquiera por
ti, Christian. Así qué, solo ten cuidado.
—
Te enviaré a Welch para hablar contigo.
—
No. Ya dije todo lo que tenía que decir.
Me
levanto abruptamente de la silla. La silla rueda detrás de mí protestando por
la fuerza con que la empujé. Agarro el borde del escritorio y me apoyo como si
ella estuviera en el estudio conmigo—. Te verá esta noche. Te llamará y te
informará donde se verán.
—
Tengo planes… —empieza.
—
Ya te tuve suficiente consideración. ¡Tus planes han cambiado! ¡Revísalos!
—
¡Oh, bien! —Sisea—. ¿Cómo está Anastasia? —Pregunta cambiando de táctica.
—
Está bien. Si eso es todo lo que tienes que decir, tengo negocios que atender, —la
corta bruscamente.
—
Buenas noches, Christian, —dice.
—
Buenas noches, Elena. Espera la llamada de Welch. Si no contestas, sabes que
tiene manera de encontrarte, —le advierto y cuelgo.
De
pie en medio de la oficina, trato de calmarme, exasperado me paso las manos por
el cabello. Después de hacer dos profundas respiraciones, le marco a Welch para
pasarle mis instrucciones. Después de explicarle brevemente lo que Elena me
informó, le pido que se ponga en contacto con ella, y que la interrogue acerca
de la llamada telefónica que recibió. La conversación es breve y al grano—.
Bien, llámame o envíame mensaje cuando descubras algo, —ordeno.
—
Así lo haré, señor. También le recomiendo encarecidamente que ponga a alguien
para seguir el trasero de Lincoln y dé el detalle de sus actividades. Eso es
algo que no hicimos con Hyde y pagamos el costo, —me recuerda.
—
Estoy de acuerdo. Escoge a alguien con experiencia en operaciones encubiertas
lo antes posible y quiero su currículum detallado, —ordeno antes de colgar.
Pongo el teléfono en el bolsillo de mis pantalones, y dejo el estudio con pasos
seguros como una pantera al acecho. Necesito encontrar a mi mujer. La extraño
más ahora.
Cuando
llego a la sala, todavía no veo a Anastasia—. Señora Jones, ¿dónde está la
señora Grey?
—
También lo estaba buscando. De hecho, se fue a su recámara para ver si estaba
ahí. Sus invitados llegrán pronto.
—
Estuve en nuestra recámara hace diez minutos y no estaba.
—
Lo siento señor, es ahí donde me dijo que lo iba a buscar, —contesta Gail.
—
¿Quién viene?
—
La señora Grey me acaba de informar que es su familia, señor. —¿Por qué están
viniendo en fin de semana? Doy vuelta y me dirijo a nuestra recámara. Anastasia
está justo saliendo de ella. Lleva puesto un lindo vestido negro envolvente
elegantemente atado con un lindo lazo en su parte derecha. Sus altos tacones la
hacen ver al menos diez centímetros más alta. Se hizo una linda cola de
caballo, y su maquillaje es natural, acentuando lo que de por sí es. En resumen
está irresistiblemente follable.
—
Señora, Grey, estaba buscándote, —murmuro después de bebérmela con la mirada.
Mis ojos se oscurecen con deseo lascivo mientras mi mano alcanza su cara.
—
¿Ahora me has estado buscando, señor Grey? —Pregunta con voz ronca.
Me
inclino y la beso. Mi mano se desliza hacia la parte baja de su espalda. Ahueco
sus nalgas con las manos y la acerco a mi ingle, profundizando nuestro beso.
Sus manos recorren mi cabello, agarrando un mechón. La levanto del suelo y
camino a nuestra habitación pateando la puerta con el talón de mis mocasiones.
—
Christian, tu familia está al llegar, —murmura entre besos. Gimo.
—
En este momento nena, no me importa si el mismo papa viene a visitarnos para
prometernos el cielo. Lo que quiero, —enfatizo—, y lo que necesito
es uno y lo mismo—. ¡Y eso eres tú!
Anastasia
levanta su mirada y sus ojos están fijos en el brillo ávido y lascivo de los míos.
Traga. Su brazo izquierdo se envuelve alrededor de mi cuello mientras su mano
derecha acaricia mi bíceps. Camino hacia nuestra cama con pasos seguros y
deposito a mi esposa en el colchón y me cierno sobre ella. El peso de mis
caderas la presionan y expertamente las muevo sobre la unión de sus muslos,
haciéndola sentir cuánto la deseo, lo dura que se ha puesto mi erección y cuán
profundamente la quiero follar. Siento a Anastasia temblar con deseo debajo de
mí. Inclino su cabeza para capturar perfectamente sus llenos labios. En el
momento que nuestro labios se tocan, el fuego se enciende en mis venas,
haciéndome estremecer, haciéndome desearla aún más.
Set fire to the rain - Adele
Pasa sus manos bajo mi chaqueta, tratando
de quitarla de mi espalda. La ayudo lanzándola al piso. Cuando me inclino para
unir nuestros cuerpos, sus dedos están tratando de desabotonar mi camisa con
prisa. Cuando no puede, se escapa de debajo de mí con impaciencia. Cuando trata
de desabotarme uno, no puede desabotonar el siguiente. Frustrada, me jala la
camisa haciendo que los botones se desperdiguen alrededor del cuarto.
—
¡Salvaje! —Murmuro—. ¡A mí, me encanta!
—
¡Sé que no tenemos mucho tiempo pero, te quiero ahora, marido! ¡Rápido y duro,
por favor! ¡Tómame! ¡Poséeme! ¡Hazme sentir que soy totalmente tuya! —Ruega. No
sé que es lo que la hizo sentirse así, ¡pero eso es exactamenteo lo que
necesito!
—
¡Sí señora! —No sé como se comunican otras parejas. Pero no somos como otras
personas. Nosotros nos comunicamos a través del sexo. Mi intensa pasión y deseo
por ella explota en instantes.
Cuando
me inclino para besarla otra vez, siento el círculo de sus pezones bajo su
vestido rozando el vello de mi pecho enviando sacudidas eléctricas, endureciendo
mi polla, creciendo el dolor que solo puede ser aliviado estando profundamente
enterrado en ella. Sus labios son suaves y demandantes. Gime cuando chupo su
labio inferior. La reacción instántanea de su cuerpo me hace soltar un profundo
gemido gutural. Mantengo el torso en el aire sosteniendo con un brazo, pensando
en el último minuto que está embarazada y con la otra mano empujo la falda de
su vestido hacia arriba sintiendo su empapado sexo.
—
¡Oh, Ana! ¡Estás tan mojada para mí! —Murmuro en sus labios. Trago sus pequeños
gemidos. Arquea la cabeza hacia atrás y atuomáticamente bajo los ojos a sus
perfectos montículos empujando a través de su vestido. Mis labios acarician
sobre la tela de su vestido, y capturo el círculo de su pezón entre los dientes
y tiro de él sin mucho cuidado, haciendo que Anastasia gima de placer. Sus
caderas se levantan tratando de encontrar mi polla, hambrienta de fricción,
tratando de rendirse a mí, fundirse conmigo. Sus manos se dirigen a mi espalda;
un acto que podría haberme hecho brincar, ahora está haciendo que me endurezca
más, furiosamente hambriento por mi esposa. Hunde las uñas en mi espalda y
rasca hacia abajo. Lleva las manos abajo de la cintura pero se encuentra con el
cinturón.
—
¡Tus pantalones! ¡Fuera! Por favor, —apenas resollando su pedido. Desabrocho el
cinturón, desabotono y bajo el cierre. Anastasia clava su mano en el bóxer
liberando mi erección. Su pulgar corre sobre el glande de mi erección en
círculos rítmicos. La corriente de su tacto me hace inclinar la cabeza hacia
atrás y mi boca se abre en una silenciosa O.
—
¡Oh, nena! ¡Lo que me haces!
Su
mano recorre desde la base hasta mi adolorida punta, despacio pero codiciosamente.
Deshago el lazo de su vestido y lo abro.
La
necesidad que siento por ella es urgente, como un hombre sediento en el
desierto. No tengo paciencia para quitarle las bragas con cuidado, Inserto mis
dedos medio e índice bajo sus bragas. Mis dedos recorren los pliegues de su
sexo. Su humedad me hace gemir. Rápidamente giro la mano y meto el dedo en el
encaje de sus bragas y lo hago pedazos.
All I’ve never needed – Paul McDonald & Nikki Reed
—
¡Esos… esos cuestan quinientos dólares! —Dice jadeando.
—
¡Nena, no me importaría que costaran cincuenta mil dólares en este momento! —Me
levanto sobre las rodillas y abro el faldón de su vestido. Sus pechos empujan a
través de su sostén de encaje negro. Me inclino y recorro con mi nariz entre
sus suaves picos del pecho. Corro el dedo índice bajo la copa de encaje de su
sostén liberando su pecho izquierdo. Luego, me inclino hacia su tentador
montículo y chupo con avidez su pezón dentro de la cálida humedad de mi boca
con tirones profundos y dolorosos.
—
¡Por favor! —Ruega.
Sonrío
entre tirones, mi mano se lanza hacia su pulsante sexo, hinchado de deseo. Con
mi otra mano, libero su pecho derecho. Su descuidado pezón pide atención, y
aprieta rogando por ello. Chupo y me dirijo a su otro pecho. Capturando la
areola con la boca, chupo su pezón sin prisas, con profundos golpes sensuales.
Gimiendo, Anastasia se inclina hacia atrás empujando sus caderas para
encontrarse con mi fuerte erección, buscando la conexión.
—
¡Taylor! ¡Ana no ha estado bien y nos dijo que viniéramos. Necesito ver a mi
amiga! —Oímos a través de la puerta.
—
Señorita Kavanagh; por más que quisiera ayudarla, el señor Grey es su marido y
está con ella. ¡Y mientras no salgan de su recámara, no puedo permitirle
irrumpir en su cuarto! —Oigo la autoritaria voz de Taylor justo afuera. ¡Jodida
Kavanagh! ¿No puedo un hombre tener un descanso hoy?
—
¡Solo quiero tocar la puerta para saber si está bien!
—
Taylor, ¿qué pasa si Ana está enferma y mi hermano no puede llamar para pedir
ayuda? —Oigo la tonta lógica de mi hermana.
—
No necesitan preocuparse por la señora Grey. Tenemos protocolos para esa clase
de situaciones. Cuando la puerta de los señores Grey está cerrada, requieren
privacía, —las bloquea Taylor.
—
¡Bueno, al menos hazles saber que estamos aquí! —Dice Kavanagh.
—
Informaré al señor Grey. Por favor, siéntense en la sala y disfruten de comida
y bebidas.
—
¡Puta mierda! —Murmura Anastasia.
—
¡No voy a salir de este cuarto sin haberte follado! —Siseo entre dientes y
Anastasia levanta las caderas para encontrarse con las mías con una sonrisa lasciva,
complacida por conseguir finalmente lo que quiere. Abro sus piernas con mis
rodillas. Sosteniendo mi pesada erección en la mano, la paso arriba y debajo de
mi longitud y siento las venas palpitar. Me inclino y corro la punta de mi pene
sobre la humedad de su sexo.
—
¡Ahora por favor! ¡Rápido y duro!
—
Pretendemos complacer, señora Grey, —digo, introduciendo mi erección hasta el
fondo de su sexo. Una vez que estoy metido hasta la empuñadura en sus
profundidades, me envuelve el torso con sus piernas tratando de empujar aun más
adentro. Expertamente tuerzo las caderas para rozar y localizar el dulce punto
secreto en ella. La agarro de los glúteos, y la levanto. Con su peso estoy
empujando con naturalidad la polla, y hago sonar todas las campanas y silbatos.
I’m fucking you tonight – Enrique Iglesias
—
Esto es lo más profundo, —Siseo. La sostengo y me levanto y empujo descendiendo
con el peso de Anastasia en rápida sucesión.
— ¡Síííí! —Gime—, ¡Más!
¡Por favor!
Mientras
la muevo arriba y abajo sobre mi polla, deslizándome dentro y fuera de su sexo,
sus pechos están fuera sostenidos por el contorno de las copas de su sostén,
rozando íntimamente mi pecho. Mientras la empujo hacia arriba, su pezón se
alínea con mi boca y lo capturo, chupando con profundos jalones. Cuando mi
polla la penetra nuevamente, sus músculos interiores aprietan.
—
¡Otra vez! —Ruega.
Capturo
su otro pezón con la boca. Lo chupo fuerte. Inclina la cabeza hacia atrás
mientras hundo mi polla fuertemente. Muevo el ángulo de sus nalgas, ladeándolas
hacía arriba y ruedo mis caderas una vez que entro y localizo mi punto
favorito, rozo y masajeo en círculos con el pene, estimulándomos. Sus manos se
posan en mi espalda, recorriéndola, excitándome más. Sus talones se hunden en
mi culo en su esfuerzo por unirnos.
Finalmente
retrocedo nuevamente, y empujo mi polla dentro de ella rápido y fuerte en
rápida sucesión mientras levanto sus glúteos y la desciendo sobre mi dominante
erección. Siento la contracción, un jalón de los músculos de su sexo en su
esfuerzo por ordeñarme. Grita con placer mientras sus dientes se cierran sobre
mi hombro.
—
¡Jooder, Ana! —Siseo mientras me derramo abundante y fuertemente en su sexo
marcando con mi semen a mi mujer, mi esposa. Mis ojos pierden enfoque durante
el pico de mi éxtasis, mi boca se abre en una O y entonces mis dientes se
cierran, el aire siseando a través en una mezcla de placer y lujuria. Mientras su
sexo está rodeando completamente mi polla como un guante apretado, la penetro
cuatro veces más. Las sacudidas del orgasmo puedo sentirlas en la punta de los
dedos de los pies. Al final nuestro labios se encuentran y la sensación de las
olas del orgasmo se transfieren de uno al otro—. ¡Ana! ¡Ana! ¡Ana! ¡Amo el amor
y te amo a ti, nena! Saco mi polla de ella. Está apenas domado. Podría
continuar toda la noche, pero tenemos gente esperando. Por sus discusiones con
Taylor, puedo decir que irrumpirán en nuestra habitación—. Señora Grey, tiene
alguna magia poderosa.
—
También usted, señor Grey, —replica.
Black Magic Woman – Santana
— ¿Sabes por que están aquí? —Pregunto sin bajarla.
Suspira y hace un movimiento para
que la levante—. Kate me llamó. Aparentemente José le
envió mensaje de texto preguntándole por alguna razón si estaba preocupada por
mi bienestar.
Me
pongo rígido inmediatamente. Mi mirada se vuelve gélida—. ¿Qué le contestó
Kate?
—
No contestó su mensaje. Me llamó obviamente preocupada e igualmente curiosa por
qué le habría preguntado algo así. —Levanto una ceja burlonamente alentándola a
continuar—. Cuándo le expliqué a Kate que me enfermé cuándo fui a ver a mi
padre, se preocupó mucho, bien, no como José pero a su manera me sermoneó. —Dice
poniendo los ojos en blanco—. Kate también supuso que era el resultado de la
conmoción cerebral que había tenido y me recriminó que haya vuelto al trabajo
tan pronto. —Suspira—. Estoy cansada de ser regañada y sermoneada por mis
amigos. Pero cuando quiso venir y verme con sus propios ojos para asegurarse
que estoy bien, le di tiempo y le dije que se lo dijera a los demás y vinieran
juntos. Resulta que ella y Elliot salieron para tomar tragos con Mia e Ethan.
Cuando el resto del grupo se enteró que no me estaba sintiendo bien
anteriormente, todos se preocuparon y querían verme. Mia lo estaba más porque
se siente responsable de mis heridas, —dice Anastasia negando con la cabeza.
Levanto a mi esposa del piso y camino hacia el baño. Asiento y la conmino a que
continúe—. Ya que todos querían venir, quería que alguien más estuviera con los
otros cuando hagamos el anuncio de la existencia de Bip. Llamé a tu mamá y le
pedí que viniera con tu papá. De esta forma me puede respaldar. No quiero la
repetición de los incidentes de esta tarde.
—
No creo que reaccionen de la misma manera que lo hizo José. Él tiene motivos
ocultos… —murmuro tratando de ocultar lo enojado y furioso que estoy con José
por la mierda que sacó esta tarde y más enojado porque haya enviado mensaje a Kate.
Al menos esta vez no escupió la noticia. Debería tener una charla con él.
Anastasia niega con la cabeza.
—
No quiero pensar en lo que dijo, Christian. Todavía estoy hirviendo de rabia
por eso. Hirió mis sentimientos. Este es mi bebé; necesito protegerlo, —dice.
—
¡Nuestro
bebé! —La corrijo mientras la paro en el baño. Tomando algunas
toallitas húmedas, me arrodillo frente a ella, y delicadamente le limpio el
sexo. Se sostiene de mis hombros para quedarse quieta. Tomo otra toallita
húmeda y limpio pausadamente el semen que corre por su muslo interior. Mi marca
en ella es jodidamente sexy—. Y es mi trabajo protegerlos a ambos, —digo
extendiendo la mano sobre su vientre—. Ni José, ni Kate ni nadie tiene que pasar
sobre mí: soy el marido, soy el protector de ambos… —Digo en voz baja—.
¿Entiendes? No necesitas hacer nada excepto cuidarte. Soy tu marido, y el padre
de este pequeño. ¡Ambos son míos! ¡Protejo lo que es mío! —Expongo. Su
respiración se detiene y separa los labios mientras su mirada se fija en la mía—.
Todo limpio. Bueno, me limpiaré mientras te vistes y mejor lo hacemos
rápidamente y salimos antes que intenten irrumpir en nuestra recámara mientras
mi polla todavía está colgando, —y Anastasia se echa a reír—. Señora Grey, ¿soy
muy chistoso?
—
Señor Grey, tu delicado vocabulario no conoce límites. Pero en realidad, —agrega
mientras su risa va disminuyendo mientras me levanto, con sus dedos envolviendo
mi semi-rígido pene.
—
Ahora no, nena. No seremos capaces de salir de nuestro cuarto, y tenemos
impaciente compañía allá afuera. —Su cara cae ligeramente. Levanto su mano a
mis labios, la beso, tomando el final de mis palabras como un hecho.
Cuando
Anastasia y yo salimos del cuarto, lleva un diferente vestido envolvente. Su
cabello está atado en cola de caballo, sus labios brillantes y con zapatos de
tacón. Yo llego puestos vaqueros y playera negra.
—
¡Ya era hora que salieran! Nos preguntábamos si debíamos llamar al equipo de rescate
a su cuarto con instrucciones de separarlos, —dice Elliot bromeando, haciendo
que Anastasia se ruborice.
—
¡Elliot! —Lo regaña mamá.
Kate
lo golpea en la pierna—. ¡De verdad Elliot! Ana ha estado enferma. ¡Estoy
segura que la estaba cuidando!
—
Oh, no tengo duda de que la estaba cuidando, —sonríe aún más—. Por cierto,
felicidades, te graduaste en servicio rápido, —continúa bromeando mirando su
reloj.
—
¡Jódete Elliot! —Lo recrimino.
—
Me encantaría, pero me toma más tiempo que a ti, así que tengo que esperar
hasta que llegue a casa, —Elliot continúa bromeando, carcajeándose esta vez.
Trae rollo esta noche. Mientras tanto la mandíbula de Ethan Kavanagh se abre,
sorprendido a la luz de los chistes que involucran parcialmente a su hermana.
—
¿Ya terminaste? —Lo reprende papá—. Estás avergonzando a tu hermano y a su
esposa.
—
De acuerdo. De acuerdo. He terminado. Todos ustedes deberían relajarse. Las
chicas estaban temerosas pensando que Ana estaba enferma, solo estaba tratando
de demostrar que… —no termina la frase. Kate le da un codazo.
—
Ana, ¿cómo estás querida? —Mia se dirige a ella y la abraza fuerte—. ¡Mmm! Te
he extrañado. ¡Cuando Kate recibió el mensaje de tu amigo diciendo que no
estabas bien y estuviste a punto de desmayarte en el cuarto de tu padre en el
hospital, estábamos muy preocupados por ti! —Mia toma a Anastasia por los
hombros y se hace para atrás para mirarla mejor—. Te ves algo pálida. ¿Has
tenido dolores de cabeza, o de estómago, cualquier clase de dolor o molestia? —Pregunta.
—
¡Mia! Ana está bien, cariño, —mamá censura a mi hermana y se acerca a Ana para
rescatarla y darlo un suave abrazo—. ¡Hola querida niña! ¿Cómo te sientes? —Pregunta
con un murmullo bajito.
Ana
asiente y sonríe—. Muy bien Grace.
Kate
toma su turno para darla a Ana un abrazo—. En serio, ¿estuviste muy enferma
esta tarde? Rodríguez me mensajeó que los asustaste. ¿Qué paso? ¿Por qué te
enfermaste tán rápido repentinamente? ¿Fue demasiado pronto que regresaras a
trabajar? ¿Ignoraron algo los médicos? ¿Te examinaron de inmediato? —Pregunta e
inclinándose al oído de Ana dice—, ¿te sientes segura en casa?
Los
ojos de Ana se fijan en mí inmediatamente tratando de ver si había oído a Kate.
Una mirada a mi cara y sabe que sí.
Papá
se acerca y la besa en la frente, y le da un abrazo delicado para saludarla.
Elliot toma su turno y levanta a mi esposa dándole vueltas alrededor—. ¡Guou
Ana! ¡Has perdido peso señorita! ¿Cómo te sientes?
—
Elliot, ahora mejor suelta a mi esposa, —digo jalando a Ana a mi lado.
Finalmente Ethan Kavanagh la saluda, y entrecierro los ojos porque abraza a mi
esposa levántandola del piso. ¡Cristo! ¿Que carajos está pasando con los chicos
deseando abrazar a mi esposa?
—
¡Aquí Ana! ¡Nada mejor que una copa de vino no cure! —Dice mi hermano dándole a
Anastasia una copa de champán. Mamá, la señora Jones y yo debemos tener la
misma expresión en la cara.
—
Gracias Elliot, —digo tomando la copa de champán de las manos de Ana ante la
mirada de confusión de mi hermano. Ana baja lentamente su mano.
Kate
me frunce el entrecejo, malentendiendo la sorpresa de Anastasia cuando le
dieron la copa de champán—. ¡Sabes Christian, necesitas parar de mandar a mi
amiga! ¡No es un crimen, sabes! ¡Estás preocupando a sus amigos! —Mis ojos se
oscurecen por la rabia creciente. Odio a la gente que se mete en nuestras vidas
y haciendo conjeturas.
—
¡Sí, amigo! ¡Por qué no le permites beber? Aunque no deba tomar, ¡estoy seguro
que una copa no es tan mala! —Dice Elliot.
—
Aquí, querida Ana, te daré la mía. ¡Aun no la he tocado! —Mia le da su copa de
champán, y me palmea el hombro, tratando de reprenderme.
—
¡Paren! ¡Paren! ¡Paren! ¡Todos deben dejar de preocuparse por mí! —Grita
Ana.Todos se quedan en silencio cuando mi Ana levanta la voz a los invitados—.
Sí, recientemente tuve conmoción cerebral, fractura de cráneo, costillas,
músculos y tejidos dañados. También vomité en el cuarto de hospital de papá en
forma espectacular y sin glamur haciendo que todos se preocuparan por mí. Pero
no estoy enferma, —dice parando—. Bueno, al menos no de la forma que piensan, —aclara.
—
¿Qué quieres decir con que no de la manera que pensamos?
Ana
suspira. Me mira y le extiendo la mano, asintiendo. Jalo a mi esposa bajo el
brazo, nuestras manos juntas. Mamá y papá sonríen tranquilizadoramente.
—
Queríamos esperar para decirles esto. Pero supongo que no puede mantenerse
oculto por mucho tiempo porque todos están preocupados por mi salud,
confundiendo mis náuseas matutinas con la conmoción cerebral que tuve. La razón
por la que estoy enferma ahora o lo estado recientemente es porque Christian y
yo estamos esperando bebé…
Se
hace un silencio ensordecedor al principio como si esto fuera lo último que
esperaban oír, pero las últimas palabras de Anastasia fueron registradas. Oigo
a las dos más chillonas chicas que están saltando arriba y abajo. Lo siguiente
que sé es que Anastasia está siendo arrancada de mi brazo como si dos damas de
honor particularmente salvajes estuvieran peleando por el ramo de la novia.
¡Todo esto para darle el primer abrazo de felicitación!
—
¡Oh
Dios mío! ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! —Grita Mia en rápidos disparos
como si hubiera perdido la habilidad de hablar y solo pudiera decir ‘¡Oh
Dios mío!’ Tira de Ana hacia sus brazos para ser la primera en abrazarla, como
el defensa de un equipo de futbol americano tratando de proteger al mariscal de
campo, del equipo contrario; es decir, Kate.
—
¡Un bebé! ¡Un pequeñito! Ana, estoy muy feliz por ti. —Kate grita quitando a mi
hermana del camino para alcanzar el ramo de la novia en la forma de mi esposa y
abrazándola fuertemente—. ¿Tienes un bebé aquí? —Le pregunta extendiendo su
mano sobre el plano vientre de Ana, soltándola finalmente—. ¡Qué milagro! —Dice
Kate a borbotones. De verdad que Katherine Kavanagh borbotea y está feliz por
su amiga. Mia toma su lugar en el otro lado de Ana. Tanto mi hermana como Kate
se hablan una a la otra completamente felices. Bueno, posiblemente el embarazo
de una mujer altera el comportamiento de todos sus amigos.
—
Bueno, Christian ayudó, no podría haber hecho este milagro sola, —Ana sonríe
mirándome.
—
¡Felicidades hermanito! ¡Estoy muy contento por ti, hombre! —Dice Elliot
abrazándome sinceramente feliz por nosotros—. Sabes como hacerlo después de
todo hermanito! —Dice jocosamente golpeando mi brazo con naturalidad.
—
¡Oh, cállate Elliot! —Le reprocho falsamente.
—
¡En serio, hermano! Estoy muy contento por ambos. ¡De verdad lo estoy! ¡Nuestra
familia está creciendo! Esto llama a celebración. Señora Jones, ¿podríamos
conseguir algo no alcohólico para Ana? —Grita.
—
¡Llegando enseguida! —Contesta la señora Jones alegremente.
Tanto
papá cómo mamá me abrazan contentísimos.
Parece
que Ethan Kavanagh intenta sonreír después de haber perdido una apuesta y se
haya visto obligado a tragarse un molesto error—. Felicidades a ambos, —dice
con una voz plana y esa sonrisa incómoda. Su apretón de manos es débil.
—
¿No es maravilloso Ethan? —Mia se abraza a sí misma con emoción y absoluta
alegría.
—
Sí, gran noticia, —dice con un intento fallido de entusiasmo—. ¡Salud! —Dice
levantando la copa hacia mí, y vacía la copa de un solo trago. ¡Ahhhh! Otro
admirador decepcionado. ¿Quién sabe? Nuestro bebé, mi bebé ha disuadido a
otro admirador más rápido que una pelea a puñetazos entre dos hombres que están
en un concurso de quién mea más lejos y que están enamorados de la misma mujer.
Mi hijo es la prueba de que perdieron el concurso de meadas y aceptan a
regañadientes mi victoria, mi marca de propiedad sobre mi esposa. ¡Es
jodidamente interesante que si mi esposa se hubiera tatuado mi nombre y mi
posesión de ella en su brazo con tinta roja, no habría disuadido a ninguno de
ellos tanto como el bebé del tamaño de un frijol que lleva en su vientre! Ese
de allí es mi hijo.
Tiro
de Ana a mis brazos, besuqueándola. Envolviendo los brazos en su cintura, pongo
las manos sobre su vientre, silenciosamente declarando mi territorio. Pero mi
declaración no podría haber sido más fuerte si la estuviéramos gritando. La
respiración de Anastasia se detiene, y un dulce rubor se arrastra por la línea
de su cabello con mis muestras de afecto y la propiedad de nuestro bebé. Gira
la cabeza para mirarme. Desciendo los labios sobre los suyos y la beso
castamente. Mis padres se abrazan sonriendo, viendo nuestra alegría. Mi hermano
tira de Kate hacia sus brazos, y se abrazan. Mi hermana se acerca a Kavanagh y
sostiene la mano de Ethan. Él tiene otro vaso en su mano. Esta vez es un líquido
ámbar. Mientras Mia lo abraza con embeleso, él baja su vaso y se limpia los
labios con el dorso de la mano. ¡Sí! No es solo José Rodríguez. Ethan Kavanagh
estás celoso también. Pero al menos hace lo mejor para ocultarlo. Si, esta es
mi mujer con mi hijo.
—
¡Oh! ¿Cuándo es la fecha de término? —Pregunta Mia.
—
¿Por qué no nos sentamos todos? —Los dirijo al sofá seccional.
—
Bueno, vamos Ana, ¿cuándo es la fecha de término? —Pregunta Kate con
excitación.
—
Ahora tengo ocho semanas y cuatro día de embarazo. Así que la fecha de parto es
el 11 o 12 de mayo. La doctora me dijo que podrá darnos una fecha más
definitiva cuando el bebé crezca de tamaño. Pero me imagino que será por las
mismas fechas, y solo varíen en pocos días. —Contesta.
¡Jesús!
¡Las cosas de las que las mujeres se preocupan!
—
¿Mayo? ¡Oh, no! ¿Tenemos que cambiar la fecha de la boda? Porque, si nos casamos
en los días en que estarás alrededor del término nos arriesgamos a que mi dama
de honor entre a labor de parto. Si la reprogramamos para después, pudieras
estar aún recuperándote y el vestido de dama de honor quizás no te quede
mientras estés engordando, y quizás no tengamos la talla correcta después que
tengas al bebé!
—
¡Kate… Kate… Relájate nena! Tenemos alrededor de siete u ocho meses hasta
nuestra boda. Estoy seguro que mi hermano puede pagar dos vestidos hechos para
su hermosa esposa si eso sucede.
—
¡Elliot, no estoy preocupada por los vestidos! ¡No soy tan superficial! Solo
quiero asegurarme de que mi mejor amiga es mi dama de honor. ¡El lugar en el
que mis padres están pensando en tener el plan con un año de anticipación!
¡Tengo que tener la fecha correcta para asegurarme que Ana podrá ser mi dama de
honor! —Nunca vi a Katherine Kavanagh cerca de hiperventilar. De hecho sería
gracioso verla si no estuviera creciendo su preocupación por Ana.
—
Kate, veré a mi doctora en aproximadamente dos semanas. No estoy totalmente
segura, pero pienso que tendremos la fecha de término con mucha aproximación.
Dijo que los bebés de las primerizas casi siempre se retrasan un poco. Creo que
sería más seguro que te cases antes que tengamos al bebé. Posiblemente no me
sienta suficientemente mejor después del nacimiento del bebé para presentarme
al ensayo, o indudablemente cansada.
—
¡Oh! ¡Esto es muuuy emocionante! ¿Verdad Ethan? ¡Christian y Ana van a tener un
bebé cerca de la fecha de boda Kate y Elliot! ¡Nuestra familia está creciendo! —Borbotea
Mia excitadamente sosteniendo su mano. Despreocupadamente él trata de sonreír,
moviendo la cabeza.
—
¿Tendrán un bebé inmediatamente Elliot, como Ana y Christian?
Cosa
rara, mi hermano está sin palabras—. ¡Jesús, Mia! ¡Aún no nos hemos casado, y
estás preguntando por los hijos que vamos a tener. ¡Dame un respiro! —Replica
nerviosamente.
—
¡Sí Elliot! Ustedes deberían tener un bebé enseguida para que crezca con su
primo o prima, —se la estoy devolviendo por sus chistes de antes.
—
Touché, Christian —contesta Elliot enrojeciendo.
—
¡Bueno, por Ana y Christian quienes nos van a convertir en orgullosos abuelos! —Papá
levanta su copa.
—
¡Eso, eso! —Levantando nuestras copas.
* * * * *
Despedimos
a nuestra familia y amigos. Me vuelvo hacia Anastasia—. ¿Cómo crees que haya
ido nuestra revelacion? —Le pregunto.
—
Bien Christian, fue muy bien una vez que nos las arreglamos para revelar mi
embarazo. ¡Pero mierda! Mis amigos tienen más hormonas y reacciones cambiantes
al expresar su preocupación por mí, lo que encuentro un poco molesto… —responde.
—
Una vez más, Anastasia, tienes una insólita habilidad para restarle importancia
a los problemas, —digo moviendo la cabeza—. Ven, hora de ir a la cama, —tiro de
su mano hacia nuestra recámara.
—
Pero tenemos platos en la cocina.
—
La señora Jones puede hacerse cargo de ellos. En este momento, quiero llevar a
mi esposa a nuestra recámara, y tenerla lista para la cama.
—
¡Sí, señor! —Dice, parándome en el camino. Volteo a ver a Anastasia; mi mirada
oscureciéndose y mis fosas nasales ensanchándose. Tiro de ella, y se sonroja.
Examino su cara. Deliberadamente muerde su labio inferior.
—
Señora Grey, sabes como excitarme con una simple palabra. ¿Sabes le excitada
que te ves en este momento? —Mueve la cabeza sin emitir palabra—. No te muerdas
el labio, —murmuro con voz ronca jalando su barbilla—. Quiero hacer eso, —murmuro
inclinándome y jalando su delicioso labio entre mis dientes. Gime, sus manos
subiendo a mi cara y enredando mi cabello. El beso suave inicia el fuego y se
profundiza. Dudando, su lengua se dirige a mi boca chupando con golpes suaves,
casi acariciando. Al encontrar mi lengua, nuestro tango sensual empieza.
Absorbiendo
nuestros gemidos, nos besamos y se unen nuestras almas. Cuando rompemos nuestro
beso, estamos sin aliento—. ¡Lo que me haces, Anastasia! —Murmuro—. Tú y tu
poderosa magia. Me hundes bajo tu poderoso hechizo. No veo nada más, no oigo
nada más, y me pierdo en ti.
—
¿Y que crees que me haces tú Christian? Pierdo la razón contigo.
Miro
a mi esposa por un largo minuto, mi mirada oscureciéndose, creciendo mi deseo
por ella. Welch me envió un mensaje pidiéndome llarmarlo cuando fuera oportuno.
Bueno, ahora no es oportuno.
—
Bien, señor Grey… —murmura Anastasia, —¿qué quieres hacer?
—
A ti. Cama ¡Ahora!
—
¡Sí señor!
* * * * *
Me
despierto antes que la primera luz del día se filtre por la ventana. Anastasia
todavía está durmiendo. Como de costumbre, estoy envuelto en ella como la
bandera de la victoria. ¡Dios! ¡Amo a esta mujer! La observo por un momento. La
sábana apenas cubre la parte superior de su pecho. Su cabello está desparramado
por la almohada. Su brazo izquierdo está extendido sobre mi almohada en su
búsqueda nocturna por mí. Su otro brazo cruza su pecho sobre la sábana. Sus
labios apenas abiertos; se ve con un ángel durmiente. Me levanto despacio y voy
al closet. En uno de los estantes, tomo el regalo que me hizo cuando se fue en
la moto de agua durante nuestra luna de miel. La Nikon.
Regreso
lentamente al cuarto. Le tomo a Anastasia varias fotos dormida. El sonido del
obturador hace que se mueva. Paro y me quedo en completo silencio. Se da
vuelta, y su brazo se posa sobre el vientre. Aun durante su sueño, está
tratando de proteger a nuestro bebé. Le tomo algunas fotos más sin despertarla,
y llevo la cámara de regreso a su lugar en el closet donde me gusta tenerla a
mano para tomarle fotos espontáneas como estas.
Me
ponga ropa de deporte para ir a entrenar. Necesito usar mi exceso de energía si
tengo que convencer a mi esposa de que pase medio día en casa. Justo cuando
salgo del closet, Anastasia trata de correr rápidamente al baño como si
estuviera quemándose.
—
¿Ana? —Corro detrás de ella preocupado.
—
Náuseas… —dice incapaz de terminar el resto de su respuesta, vomita el contenido
de su estómago en el inodoro, jadeando.
Tomo
el cabello de Anastasia y le hago una cola de caballo improvisada mientras está
arrodillada frente al inodoro con los brazos y piernas temblando. ¡Mierda! ¿Es
esto normal? ¿Es esto lo que vieron ayer Ray, José y el señor Rodríguez?
Creo
que Anastasia ha vomitado todo lo que ha podido, pero puedo ver su vientre
tratando de expulsar cualquier cosa que estuviera en su estómago. Tiene la piel
de gallina en todo el cuerpo, y sus pezones están fruncidos, pero lo que siento
nada tiene que ver con lo sexual. Todavía está agitada. Tira del inodoro con
manos temblorosas. Intenta levantarse, pero sus piernas se tambalean. Solo una
pelea con sus síntomas mañaneros deja a Anastasia débil, temblorosa y agotada.
Por un momento veo lo que Rodríguez vio. Me hubiera preocupado verla de esta
manera si no supiera exactamente lo que le estaba pasando. ¡Diablos! Sé lo que
tiene y estoy preocupado. ¿Se supone que esta reacción mañanera iba a ser así
de violenta? ¿Podría su cuerpo tratar de expulsar el bebé? ¡Mierda! No sé nada
de sobre esta cosa del embarazo…
—
¿Ana nena? —Pregunto tratando de medir como está.
—
Necesito cepillarme los dientes, —dice, su cara pálida. No está solo pálida, sino
amarilla. Tiene gotas de sudor en la frente. Con manos temblorosas, trata de
poner pasta de dientes en su cepillo. Apoyo la mano con el cepillo de dientes
con una mano y deposito la pasta de dientes con la otra. Nuestras miradas se
encuentran en el espejo. La suya desconcertada, la mía asustada, temeroso por
ella.
Tengo
reuniones esta mañana. Pero estoy seguro como el infierno que no iré a trabajar
si mi esposa está en ese estado. Me tomaré el día, igual que Anastasia. Luego
enviaré a Taylor a comprarme libros sobre embarazo. Necesito leerlos hoy, y
saber lo que ella… no, lo que tenemos que pasar durante su
embarazo.
Entonces
me percato. Esto es por lo que Anastasia nunca me dijo que tenía estas
molestias mañaneras. Sabe que sería jodidamente sobreprotector con ella.
Una
vez que termina de lavarse los dientes y enjuagarse la boca con enjuague bucal,
temblorosamente deposita su cepillo de dientes en el vaso junto al lavabo. Luego
su mano se dirige a su boca otra vez, y a la velocidad del rayo la llevo al
inodoro—. ¡No vas a ir a trabajar esta semana!
—
Chris… —empieza a protestar, pero no puede terminar cuando vomita los ácidos
estomacales en el inodoro porque ya no le queda nada por vomitar.
—
¡Mierda! ¡Ana! —Estoy temblando al ver a mi esposa sin energía ni color. ¡Está
a punto de desmayarse!
—
¡Señora Jones! —Grito desde el baño mientras Ana sigue jadeando—. ¡Señora
Jones! ¡Gail! —Oigo pasos apresurados hacia nuestra recámara. Se oyen más que
los de una persona. Oyendo a Anastasia arqueándose tratando de vomitar, la
señora Jones se apresura a entrar en el baño, y se inclina.
—
Ana, querida, te tengo, —le dice con dulzura.
—
¿Señor Grey? —Oigo a Taylor.
—
Taylor, llama a la doctora de la señora Grey, la doctora Greene, ¡es necesario
que venga de inmediato!
Anastasia
es mi todo. No puedo… No puedo perderla así… No lo sabía. No sabía que se ponía
tan mal. Culpa, miedo y preocupación me ahogan.
Everything
and nothing – The Boom Circuits
—
¿Señor Grey?
—
Mmm… —respondo distraídamente.
—
¿Podría señor?
—
¿Podría qué?
—
Traerme una camiseta y pantalones cortos para la señora Grey.
—
Por supuesto, pantalones cortos, —digo ausente tratando de recuperar la
respiración. Si Ana se ha ido, no tengo nada. No puedo con eso.
—
¡Señor Grey! —Miro hacia atrás y me encuentro parado en el baño—. Pantalones
cortos y camiseta, por favor, —la señora Jones pide pacientemente. Ana aún está
agitada y temblando. Pantalones cortos y camiseta. Después la doctora. Quizás,
quizás el embarazo no es lo mejor para la salud de Ana. ¡Mierda! Me odiará por
preguntar esto… no puedo tener una esposa muerta. No puedo. Me volveré loco.
¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! La doctora… Espera a la doctora. Respiro hondo y voy
al closet para buscar… ¿Qué iba a buscar?
me encanta cada vez que se ven los capitulos nuevos..ver a un tipo tan sobreprotector como el tan nervioso es dulce...gracia por subirlo soy una fanatica
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