Capítulo III
La mitad de mi corazón
Traducido y
editado por María Teresa Camp Gozalbo
Me dejo caer en una silla junto a su cama.
Tomo gentilmente la mano que no tiene vías y hundo mi cara en ella.
Fragile - Stevie Wonder & Sting
—
Lo dejaré a solas con ella, señor Grey. Pero haremos exámenes adicionales para
confirmar su estabilidad y progreso, y por supuesto para ver si hay cualquier
cambio en su condición. —Cuando levanto la mirada para ver a la doctora, solo
puedo asentir en respuesta. Ahora la adrenalina recorre mi cuerpo, siento un
caledoscopio de emociones: aliviado, exhausto, enojado, enojado, enamorado
prudentemente optimista, y con deseos de castigar primeramente a mi esposa. Y
por Dios si me provoca con algo como esto nuevamente, ¡le sacaré la mierda!
Cuando
la doctora sale, veo a Taylor en la puerta, su labios cerrados en una línea, su
mandíbula tensa, sus ojos mirando fijamente la luz, que es un truco que he usado
para evitar derramar lágrimas. Taylor también está aliviado, peocupado y
enojado con Anastasia. Aclara su garganta—. Estoy contento por que el diagnóstico de
la señora Grey es positivo. Iré a hablar con Sawyer y Welch y ver donde estamos
parados.
Asiento—. Dile a Welch que necesito verlo tan pronto como haya
terminado con… —la voz se me quiebra, pero, tomo una respiración y continúo—,
…la escena. Y encontrar el lugar donde llevaron al jodido bastardo.
—
Sí señor, —contesta. Tan pronto como abre la puerta para salir, Gail está
parada con su mano levantada a punto de tocar.
Veo
que los ojos de Taylor se suavizan, y algo en él se derrite. Sus labios se
agitan pero no dice nada. Solo la abraza, y presiona sus labios firmemente en
su frente y la sostiene así por varios largos unos minutos. Sin palabras se
miran, y ella asiente entendiendo que tiene un trabajo que hacer y le permite
irse.
Los
ojos de Gail están enrojecidos, y aunque está impecablemente vestida con su
estilo profesional, parece desconcertada y descolocada—. ¡Señor Grey! He venido
tan pronto como me ha sido posible. ¿Cómo está la señora Grey? —Pregunta
secando sus ojos con un pañuelo desechable arrugado.
—
El pronóstico es positivo hasta ahora, Gail —digo con dificultad.
—
Oh, señor Grey, —dice y se acerca con pasos rápidos. En un momento impensado,
abre sus brazos en un gesto de abrazo, pero se da cuenta a quién está tratando
de abrazar y se detiene pero tomo su mano en alto y gentimente toco su hombro.
—
Lo sé, Gail, —digo asintiendo.
—
¿Está el… el bebé bien? —Pregunta
tentativamente.
—
Sí… —Digo aliviado—. Sí, el bebé está bien.
—
¡Gracias a Dios! —Dice relajada, reflejando mi propio sentir.
La
puerta del cuarto de Ana se abre enérgicamente y una llorosa Katherine Kavanagh
se apresura seguida por mi hermano Elliot. Se acerca directamente a un lado de
Ana—. ¿Qué le pasó? —Pregunta parcialmente acusadora porque solamente un día
antes la llamé buscando a Anastasia cuando ella estaba en el cuarto de juegos.
—
¡Kate! —Dice Elliot reprendiéndola, y entonces viene hacia mí y me de un abrazo
de oso. Me encuentro respondiéndole y necesitando su abrazo. Cuando nos
separamos, noto que todavía lleva el casco, ropa de trabajo y botas de construcción
con puntas de acero—. Papá me llamó de
camino hacia acá. Nos apresuramos a venir tanto Kate como yo desde nuestros
trabajos, —dice con voz conmocionada—. Dijo que Mia está en el hospital y que
fue Hyde quien las secuestró y que tú y tus hombres las rescataron, pero no
tuvo tiempo de explicarme mucho porque estaba apresurándose a venir al
hospital. ¿Qué carajos pasó?
—
Señor Grey, lo dejo con su familia, y regresaré más tarde para saber de la
señora Grey, —dice Gail, y le doy una sonrisa rota en respuesta.
—
Mi infierno personal desatado… —digo con voz ronca. Y como hizo Taylor antes,
Me encuentro mirando la luz para para evitar derramar mis rebeldes lágrimas—.
Los detalles están emergiendo. Estoy esperando a Welch para que me dé más
detalles. Pero tenemos una idea general, —digo corriendo las manos por mi cara
y cabello. Trago y me hundo nuevamente en la silla, y sostengo la mano de
Anastasia, besándola gentilmente. Kate se pone al lado de mi hermano,
sosteniéndose sobre él, se quita las lágrinas y finalmente hunde su cara en el
pecho de Elliot. Él aprieta su abrazo; me mata que no pueda hacer ahora lo
mismo porque Ana está acostada silenciosamente en la cama. Se le está
proveyendo de oxígeno para ayudarla a respirar para ayudar a sanar con más
rapidez su cuerpo, pero puede respirar por sí misma. Acaricio gentilmente la
mano que tengo en la mía, la beso nuevamente, y la cubro con mi otra mano. Mi
mirada fija en su cara inmóvil, y continúo—. Tuve que ir a Portland por
negocios. Justo en el momento que Taylor y yo íbamos a volar de regreso, tuvimos
noticias de que Ana no estaba bien, y que regresaba a casa. Tan pronto como
aterricé en Seattle, mi mundo se derrumbó. Sawyer llamó diciendo que Ana se
había escapado del Escala. —Katherine levanta la cara del pecho de Elliot
mirándome con los ojos muy abiertos primero y después los entrecierra—. Recibí
una llamada de mi banco diciéndome que Anastasia estaba retirando cinco
millones de dólares. Pensé que eso confirmaba que me estaba dejando.
—
¡Ana nunca haría eso! ¡A ella no le interesa tu dinero, Grey! —Kate defiende a
su mejor amiga.
—
Lo sé, —digo en voz baja, disgustado conmigo mismo porque otros tienen más
confianza en ella que yo. No es cuestion de confianza, posiblemente. Más bien
que no la merezco—. Pero no sabía que pensar. Le pregunté si me estaba dejando,
y primero dijo ‘no’ pero un segundo después dijo que sí. ¡Dijo que sí! —digo con
voz irreconocible, la pena está fresca—. Mi mundo entero estaba desmoronándose.
Finalmente, cuando Taylor recibió una llamada diciendo que Hyde había sido
liberado bajo fianza, llamé de nuevo a Ana para prevenirla de cualquier loco
esquema que fuera a seguir contra Hyde, pero no contestó el teléfono. ¡Nos
apresuramos a ir al banco pero Hyde estaba en complicidad con Elizabeth Morgan!
¡No sabía que era socia de él en el crimen… Trabaja con Anastasia día a día en
SIP! —Digo apenadamente—. Elizabeth y Hyde secuestraron a Mia y entendimos más
tarde que chantajeó a Ana, y era por eso que estaba retirando el dinero. ¡Me lo
pudo haber dicho, pero no lo hizo y me rompió el corazón y se fue a encontrar
con los jodidos para pagar el rescate para salvar a Mia!
—
¡Estoy muy enojada con ella, conmigo, con todos! Estoy extremadamente enojada
con ella, conmigo! ¿Qué demonios estaba pensando? ¿Cómo pudo pensar que podría
manejar a ese sicópata y a su maníaca asistente? Pudo haber… pudo haber… —dice
Kate incapaz de terminar la oración, empezando a llorar de nuevo.
—
Rastreamos su teléfono para localizarla. Cuando llegamos ahí, le disparó al
jodido Hyde en la pierna después que la golpeara y la dejará casi sin vida. Así
que aquí estamos. —Digo y tanto Elliot como Kate me miran con idénticas
conmocionadas expresiones.
—
¿Qué ella hizo qué? —Chilla Kate en tono agudo.
—
Le disparó a Hyde. Pero al momento de llegar a la escena, Ana estaba
insconsciente por las heridas sufridas y Mia estaba drogada. Viendo a mi esposa
casi muerta, a Mia arrullada sin vida en los brazos de Sawyer, me perdí y casi
mato a Hyde por lo que les hizo y ahora estás presenciando mi peor pesadilla
hecha realidad, —digo encogiéndome de
hombros.
Veo
a mi hermano poniéndose rígido, sus labios apretados, sus ojos oscurecidos con
malignidad, un aspecto que nunca había visto en él—. ¡Lo siento Christian! —Dice—.
Ana arriesgó su vida por nuestra hermana. Es la más valiente y el hecho más
falto de egoísmo que nadie haya hecho por nuestra familia, —dice con palabras
conmocionadas.
—
¡Y no mencionando la estupidez! —Grita Kate.
—
¡Shhh! Debe estar callada. ¡Se supone que la señora Grey debe estar
descansando, no teniendo una convención en su cuarto! Ha estado pasando por un
trauma. —Reprende una obesa enfermera de mediana edad mientras cierra la puerta
tras ella. Su identificación muestra que es ‘Nora, RN’—. Estoy aquí para
revisar sus signos vitales y la llevaremos a hacer unos exámenes y escanear su
actividad cerebral.
—
Pensé que la doctora dijo que su actividad cerebral era normal, —digo alarmado.
—
Y nos gustaría mantenerla de esa manera. Eso es por lo que está en un hospital
ya que la podemos monitorear, señor Grey. Tenemos que ver todos sus cambios,
buenos o malos para que podamos tomar los pasos adecuados para prevenir
cualquier resultado y asegurarnos que el tratamiento progresa como deseamos, —dice
mientras toma la temperatura a Ana, y marca en su expediente las lecturas de
los varios monitores que están en el cuarto—. Si no les importa, tengo que
examinar el cuerpo de la señora Grey, y me gustaría respetar su intimidad.
Necesita algo de privacidad, —dice la enfermera Nora queriendo echar a patadas
a todos del cuarto.
—
Uhmm. Síp, vendremos de visita mañana. Nos iremos a buscar a Mia, a mamá y a
papá, —dice Elliot mientras toma la mano de Kate y salen del cuarto.
—
Me quiero quedar, —le digo a la enfermera Nora sin parpadear.
—
Pero señor Grey, ella necesita privacidad.
—
¡No se preocupe enfermera Nora! He visto el cuerpo de mi esposa antes. Me
quedaré en el cuarto, —digo.
—
Posiblemente no quiera que la vea en este estado; la mayoría de los pacientes
no… —repite protestando.
—
¡No me voy! —Gruño, suspira y a regañadientes continúa examinando a mi esposa.
No tira de la hoja sino que abre diferentes secciones y revisa los hematomas y
toma nota en su expediente. Cuando está cerca de terminar su examen, dos
técnicos aparecen en la puerta. Miro a la enfermera cuestionando, preocupado.
—
Tenemos que llevar a la señora Grey para tomarle un MRI (resonancia magnética, por sus siglas en inglés). —Explica.
—
¿Por qué?
—
Tiene una contusión en la cabeza y fractura en la línea del cabello como le
dijo la doctora de la señora Grey. Eso debe ser monitoreado. Estoy segura que
uno de los médicos le pueden explicar el propósito del MRI, señor Grey.
—
¿Cuánto tiempo les llevará?
—
El MRI lleva aproximadamente treinta minutos. ¿Le gustaría que el médico de
guardia venga y hable con usted? La doctora Singh está de guardia justo ahora.
—
Sí. Necesito tener más información. Pero, primero, quiero ir con mi esposa.
—
No lo podemos llevar a la sala del MRI señor Grey. Las reglas del hospital nos
indican llevar solamente al paciente. Posiblemente quisiera hablar con la
doctora primero.
—
¿Dijo treinta minutos? Esperaré. —Digo y les hace seña a los técnicos. Cuando
Anastasia es sacada del cuarto, la sigo, y encuentro a Taylor parado en la
puerta—. ¿Dónde está Welch? —Pregunto.
—
Ató los cabos sueltos con la policía y ahora está de camino para acá, señor —dice.
—
¿Cuáles cabos sueltos?
—
Tuve que ordenar a los hombres de Welch que guardaran sus armas que estaban apuntando
a la policía, señor, cuando usted estaba tratando de acercarse a Hyde, y le
apuntaron con sus armas a usted, listos para disparar. Ese cabo suelto…
—
¿Fueron arrestados?
—
No lo creo, señor. La policía y el sistema judicial jodieron eso tanto que lo
que harán será cooperar con nosotros. No después de lo que pasó, y de cuán
ineficaces fueron los policías para aprehender a Hyde. No necesita preocuparse
por eso. Welch pisó duramente el culo del Departamento de Policía. ¡Se morderán
las uñas y su caro cuero durante los próximos dos meses!
—
¿Qué hay acerca de la corte y la fianza?
—
Eso es otra cosa. ¡Su abogado decidió ganarse el sueldo, y arrastró su culo de
mil dólares por hora al juzgado todo el día desde que el hijo de puta de Hyde
fue liberado bajo fianza confidencial y sus abogados no fueron informados
debido a una inconveniente confusión de papeleo por tres horas! Cuando nos
enteramos esta tarde, ¡Hyde había estado libre por seis jodidas horas! ¡Se
supone que debían ser informados de cualquier intento de fianza! ¡Después que
el tribunal no ve ninguna oposición por la parte agraviada, libera a un criminal para cometer otro delito
dentro de las siguientes dos horas de haber sido liberado! —Dice enojado.
—
¿Seis horas? —Digo atascado en la declaración original. La rabia vuelve a
formarse en mí. No sé a quién dirigir mi ira primero. La policía, Hyde, los
tribunales, el aval…
—
Parte de la información está saliendo a la luz, finalmente se puso a trabajar
en serio. La fianza que se otorgó para liberar a Hyde fue confidencial. Hubo
intentos de publicar la fianza en forma anónima, pero eso no pudo hacerse. La
publicación confidencial fue en efectivo y su seguimiento se detiene en ello.
La publicación no tiene relaciones previas, y su nombre no se ha publicado
hasta el momento, y el aval no conoce a Hyde. Es un callejón virtual sin
salida. ¿Sabe lo que eso significa, señor?... —Dice levantando las cejas.
—
Sí. Es un plan bien orquestado para sacar a Hyde sabiendo lo que le puede hacer
a mi familia, —digo viendo la malevolencia en el esquema.
—
¡Exactamente! Cuando Welch llegue… —dice y Welch da vuelta a la esquina para ir
al puesto de enfermeras. Viéndonos, se dirige a nosotros con cara sombría—.
Hablando del diablo… —dice Taylor.
—
Lo siento por la señora Grey y su hermana, señor, —empieza y asiento.
—¡Infórmame
de los detalles!
—
Es como usted y Taylor sospechaban. Entrevisté al gerente del banco, a los
empleados y revisé la escena del hecho. El último que oyó o vio a su hermana
fue cuando estaba en el gimnasio. No se llevó a su guardaespaldas, y su padre
confirma que cedió en ese asunto hace unos días. Conseguí hacer un trato para que
yo o uno de mis hombres escucharan los interrogatorios iniciales de Hyde y
Morgan. La señorita Morgan recibió una llamada de Hyde esta mañana. Jura una y
otra vez que había conseguido salir, y que la chantajeó con…
—
¿Chantajearla cómo? —Pregunto.
—
Aparentemente Hyde la folló en formas que arruinarían totalmente su reputación,
y nunca podría conseguir trabajo en un lugar respetable, y viene de una familia
conservadora. Su mamá aún vive. Dijo que mataría a su madre si se enteraba.
—
¿Así que en su lugar optó por matar a mi familia? —Pregunto con furia.
—
Parece ser que él no lo dio mucho tiempo para pensar. Aparentemente la forzó a
cooperar anteriormente. Era la conductora del Dodge cuando usted fue
perseguido, por ejemplo. Él le dijo que filtraría la información a los medios y
hacer ver que fue todo idea suya. Pero entonces hoy el dinero entró en la
ecuación y ella estaba más que deseosa. Hyde le prometió la mitad de lo conseguido;
pero tengo serias dudas de que le daría algo. Es muy pronto para hablar, pero
pienso que tenía toda la intención de deshacerse de las mujeres, señor,
incluyendo a la señorita Morgan.
—
¿Qué? —Pregunto abriendo los ojos, y bufando por la nariz, mis manos corriendo
por mi cabello.
—
Todavía no hay nada escrito, pero había tranquilizantes para caballo
suficientes para matar a un par de elefantes, así como pesas de improvisación
para atar un cuerpo y tirarlo al océano. A su hermana se le administró una
droga para secuestros llamada Rohypnol que es ilegal fabricar, vender o usar en
los Estados Unidos, pero los médicos puedan solicitarla a otros países con
fines médicos; está disponible en México. No la puede conseguir en una
farmacia… a menos que, por supuesto, Hyde tuviera ese as en la manga desde hace
tiempo o que alguien se la haya proporcionado de antemano. Eso es algo que
todavía tenemos que descubrir.
—
¿Cómo puedes estar abosulamente seguro? ¡Porque si ese es le caso, quiero
encontrar a todas y cada una de esas personas para que así pueda destruirlas
personalmente!
—
Aquí está la cosa señor: Hyde fue liberado esta mañana. ¿Cuándo tuvo tiempo de
ir al doctor y convencerlo para que le diera esta inyección cuándo es de uso
ilegal aquí? No pudo. Lo que es más, pudiera ser que usted pudiera encontrarla
en forma de píldora de un traficante. Pero eso era una inyección, y difícil de
encontrar. El propósito original del Rohypnol se utiliza para para desórdenes
del sueño; es un sedante y surte efecto de quince a veinte minutos después de
su administración, y justo una dosis puede hacer efecto más de doce horas, y
esa mierda causa la pérdida de la memoria reciente; po eso es que es una droga
para secuestros efectiva. Pero hay más,… Encontramos una botella de cloroformo
en la SUV. Es evidente que lo usaron primero en la señorita Mia para dejarla
inconsciente. Era de 900 ppm (partes por millón), que entregamos para su análisis
al hospital y tuvieran una mejor idea de lo que se le administró por la fuerza
a la señorita Mia. El problema con eso señor, es que 500 ppm de cloroformo
representan un peligro inmediato. Y respirar lo que le administraron a su
hermana, incluso por un corto periodo puede causar mareos. El trapo que tenía
en la cara estaba empapado. Fue muy afortunada al desmayarse inmediatamente
porque incluso, si hubiera tragado 10ml de cloroformo, ¡podría haberla matado!
También encontramos una jeringa con la aguja rota con el tranquilizante para
caballos. Sacaron el resto de la aguja del hombro de su hermana, según me
dijeron. Probablemente Hyde terminó rompiendo la aguja en su nervioso intento
de someter a la señorita Mia. Cuándo eso no funcionó buscó la droga más cercana
que era el Rohypnol.
Escucho
el relato de Welch con furia creciente; mi deseo de venganza crece lentamente
en mi interior. Quiero saber todo lo que fue planeado de modo que nadie trate
de lastimar a alguien que ame nunca más. Cuando llegue el momento, voy a cobrar
la deuda con intereses. ¡Todos trataron de joder al hombre equivocado!— ¿Qué
más? —Pregunto completamente en control e impasible.
—
También encontramos unos quinientos mil dólares en efectivo en fajillas que no
es lo que la señora Grey retiró del banco. Pero eso era la reserva oculta de
Hyde de la que la señorita Morgan jura no tener idea. De hecho, estaba muy
sorprendida y enojada al enterarse. Su forzada relación se rompió y la señorita
Morgan estaba cantando como un canario particularmente molesto. Denunciará a
Hyde para salvar su propio pellejo…
—
Dile a mis jodidos abogados que quiero que se aplique todo el peso de la ley
sobre ellos. Quiero que localices al que pagó la fianza. Tengo mis sospechas
sobre algunas personas. Escribí los nombres, —digo entregándole la lista—.
Sigue a cada uno, cada pista, encuentra su paradero, registros telefónicos,
asociaciones sin excepción a partir del momento en que la identidad de Hyde se
hizo pública. Busca patrones. Y quiero que encuentres la conexión… Hyde me
conoce; no solo a través de los medios, sino antes… mucho antes. Me conoce y
quiero saber cómo, dónde y cuándo. No lo recuerdo pero tengo el presentimiento
de que Michigan es la conexión. Ve a Detroit y encuentra la conexión. Tenía
padres. Entonces, no fue una adopción; no éramos hermanos. Pero hay algo que
estamos pasando por alto. Quiero que descubras que es.
—
Sí, señor Grey. Primero tengo que poner las cosas en marcha en Seattle para
seguir las pistas frescas, y volaré a Detroit.
—
¡Bien! Quiero ser informado de todo. ¡Consigue que los jodidos abogados
trabajen o despediré a muchos de ellos!
—
También llamó su asistente Andrea, señor —dice Taylor—. ¿Qué quiere hacer sobre
la información a la prensa? Aparentemente los reporteros están acampados fuera
de Escala, Grey House, y por supuesto por todo alrededor del hospital. Tengo
hombres distribuidos por todo el hospital para prevenir que nadie se deslice
adentro y tome fotos o consiga a alguna enfermera u ordenanza para hacerlo. Un
comunicado de prensa podría aliviar parte de esa presión en el personal de
hospital.
La
idea de que algunos paparazzi merodeando por ahí para obtener una foto del
cuerpo golpeado de mi esposa o de mi hermana narcotizada, es insoportable—.
Dile a Andrea que PR (Relaciones Públicas por sus siglas en inglés) publiquen
información mínima, pero suficiente para no hacer que valga la pena que los
paparazzi se cuelen aquí. Pídeles que se coordinen con el Departamento de Policía
para ver que información debe mantenerse confidencial.
—
Lo haremos señor.
—
Sawyer viene con una bolsa de restaurant bien protegida.
—
Pensamos que podría tener hambre… —dice Taylor encogiéndose de hombros.
* * * * *
Cuando
Ana es traída de regreso a su cuarto a los cuarenta y cinco minutos, comienzo a
ponerse nervioso. Cuando voy al puesto de enfermeras, encuentro a Nora—. Sí
señor Grey, —dice mirando a través de sus lentes de media luna en actitud
anodina. Se ve como mi maestro de tercer grado el señor Udanski. Su similitud
no es su apariencia sino su actitud. Me de la mirada del señor Udanski: te
ves como alborotador, tengo-los-ojos-puestos-en-ti. Si esta mujer tuvo
músculos para sonreír, perdieron su función hace mucho tiempo.
—
Mi esposa todavía no ha regresado. Usted dijo que el MRI iba a tomar treinta
minutos. Han pasado cuarenta y cinco minutos.
—
Si, dije eso. El proceso de escanear su cerebro toma treinta minutos. No le
dije cuanto tiempo iba a tomar prepararla para hacérselo. Y además, el
laboratorio de MRI no está en este piso. Fue llevada a Radiología que está en
el edificio de Pacientes Ambulatorios.
—
¡Que carajos!
—
¡Señor Grey, no me hable en ese tono!, —dice con las manos en la cadera—. Me
está pidiendo información acerca del escaneo a su esposa y se la estoy
proporcionando. ¡No tiene necesidad de usar obcenidades!
—
¡Consígame al jodido doctor inmediatamente! —Cuando me mira con expresión plana—.
¡Ahora! —Grito haciendo que las otras enfermeras volteen la cabeza y algunos
visitantes asomen sus cabezas de los cuartos.
Nora,
impávida, mueve la cabeza, y toma el intercomunicador para llamar a la doctora.
Taylor saca el mapa del hospital de su bolsillo y localiza el área de los
pacientes ambulatorios y corre por el corredor para encontrar a Anastasia. La
doctora Singh llega en pocos minutos mientras estoy echando humo con la última
gota de café—. ¿Qué puedo hacer por usted señor Grey? —Pregunta. Su cara se cae
cuando nota mi dura y furiosa expresión—. ¿Hay algún problema?
—
Mi personal de seguridad informó específicamente al hospital las circunstancias
en las que sufrieron mi esposa y hermana. Mi esposa fue llevada para una MRI
hace cincuenta minutos. Aquí Norma me informó que estaría fuera treinta
minutos. Y ahora me dice que Radiología está en el área de Pacientes Ambulatorios.
No me permitieron acompañar a mi esposa. Si hubiera sabido donde era llevada,
me hubiera asegurado haber ido con mi personal de seguridad. ¡Estoy seguro que
la administración del hospital le informó que los reporteros y los paparazzi
están alrededor del hospital y aquí está usted permitiendo que mi esposa sea
transportada al Centro de Pacientes Ambulatorios sin protección alguna! ¿Sabe
lo enojado que estoy? ¿Le gustaría que su cuerpo magullado y maltratado fuera
el centro de atención de una revista de chismes? ¿Se da cuenta del daño
sicológico que le podría provocar una vez que se entere?
—
¡Señor Grey! No ha pasado tal cosa. Estoy segura que se le ha llevado con las
precacuciones normales que son muchas. Sí, hay un Centro de Diagnósticos y
Resonancia Magnética Externos localizado en el área de Pacientes Ambulatorios,
pero eso es para pacientes que no están ingresando en el hospital. Tenemos otro
para pacientes que están…
—
Doctora Singh, —la enfermera Nora la llama.
—
Hubo atraso para varios pacientes para hacerles la Resonancia Magnética por lo
que la señora Grey fue llevada al Centro de Pacientes Ambulatorios. Es por eso
que le informé al señor Grey de esa manera.
—
¡Oh, Dios. —La doctora Singh exclama y se apresura al mostrador para coger un
teléfono. Mantiene una acalorada discusión con alguien por teléfono—. ¡Este no
es el protocolo! ¡No me importa cono fue enviado el paciente!... —Dice haciendo
una pausa—. ¡NO lo he autorizado! ¿Tiene a la paciente o no? —Su cara palidece
y mi sangre se acumula en mi cabeza, mi respiración se acelera. No puedo creer
que esté sucediendo nuevamente—. ¿Cuándo?
Marco
a Taylor—. ¿Dónde estás?
—
En camino a Diagnósticos, —dice mientras oigo sus rápidos pasos. Debe estar corriendo—.
Tengo a Ryan en el lugar, pero se rehúsan a darle información sobre la señora
Grey. Haga que la doctora lo autorice y así nos podemos asegurar que está ahí, —dice
y lo oigo decir algo a alguien.
—
¡Doctora Singh! —Grito y levanta la vista del teléfono—. Uno de mis hombres
está en el Centro de Diagnósticos de Pacientes Ambulatorios. Su nombre es Ryan.
¡Haga que le den acceso a ni mujer, ahora!
—
Su hombre es la tercera persona que ha querido tener acceso a la señora Grey en
la última hora. ¡Es por eso que la han encerrado después que su hombre entrara
y estaban llamando a seguridad!
—
¿Tienen a mi mujer ahí o no?
—
Me dijeron que la encerraron con los técnicos en el laboratorio de MRI. Ahora
otro chico llamado Taylor está allí ahora preguntando por su esposa.
—
¡Permítanle a Taylor entrar! —Le grito a la doctora—. Taylor, ¿estás allí?
—
Espere un minuto… —dice y las voces se convierten en gritos.
—
¡Taylor! ¡Taylor! ¿Qué diablos está pasando? —Empiezo a respirar rápidamente.
—
Señor Grey, la recepcionista dice que hay un altercado entre sus hombres, un
par de agentes de seguridad y dos dosconocidos, —reporta la doctora Singh
mientras su oído está clavado en el teléfono, sus ojos abiertos, incrédula.
—
¿Dondé demonios está Diagnósticos? —Pregunto. La enfermera Nora me da un mapa
detallado y sabiamente no dice nada. Corro a toda velocidad y Sawyer que espera
afuera de las puertas de la unidad donde está Ana y me ve corriendo y me sigue.
—
Oí, —dice quitándose el chícharo del oído. Al momento que llegamos al Centro de
Pacientes Ambulatorios podemos ver las patrullas de la policía y al detective
Clark frunciendo el ceño. Taylor sigue a dos hombres esposados y los policías
están entrevistando al personal de seguridad del hospital.
La
camisa de Taylor está parcialmente fuera de lugar pero aparte de eso no tiene
ni un rasguño—. ¿Ana?
—
Está adentro. Hay enfermeras con ella, y está siendo cuidada, —dice y veo la
cámara Nikon rota.
—
¿Revisaste a esa persona? ¿Celular o alguna otra cosa?
—
Sí. Todos están en custodia de la policía y estoy seguro que tomarán esto como
evidencia. La señora Grey está dentro del laboratorio. La llevarán a su cuarto
inmediatamente, —dice. Cuando ve la expresión de mi cara, continúa—. Nunca
estuvo en peligro, señor. Estaba en el laboratorio, siendo examinada todo el
tiempo. El cuarto está cerrado y el personal se dio cuenta que esos dos jodidos
eran paparazzi. Al menos el hospital hizo algo bien: Alertaron a su personal a
qué estuvieran atentos contra los paparazzi y los reporteros.
El
director del hospital se acerca a nosotros nerviosamente a pasos rápidos—.
¡Señor Grey! Lo siento por este incidente. Tratamos de tomar las precauciones
necesarias tan pronto como fuimos informados acerca de los reporteros y
paparazzi y…
—
¿Está consciente que la seguridad de mi inconsciente esposa estaba comprometida?
—
Le aseguro señor, que haremos todo lo que esté a nuestro alcance para asegurar
la privacidad y seguridad de la señora Grey… —comienza a decir una mujer de
unos treinta y pico de años en traje de negocios.
—
¿Quién demonios es usted?
—
Soy Marilyn Beaumont. Soy la directora de PR (Relaciones Públicas por sus
siglas en inglés) del hospital.
—
No quiero sus certezas, promesas o su discurso de PR señorita Beaumont. Lo que
quiero es seguridad real. De ahora en adelante, quiero acompañar a mi mujer en
cada uno de los consultorios que sea llevada así sea en el cuarto de cirugía y
quiero que mi equipo de seguridad tenga acceso a todos los pasillos, dentro y
fuera de los lugares que sea llevada mi mujer. Quiero que revise a cada uno de
los miembros de su personal que tuvo acceso al cuidado de mi esposa para
revisar la memoria de sus celulares. Porque si encuentro una imagen granulada
de mi esposa o incluso que pudiera parecerse a ella, juro por lo más sagrado
¡qué demandaré a este hospital de mierda! —Siseo amenazador. Tanto la directora
de Relaciones Públicas como el director del hospital palidecen como fantasmas.
—
Estamos listos para mover a la señora Grey de regreso a su cuarto. Estoy seguro
que querrá ir con ella, —dice uno de los técnicos que fue el que la sacó de su
cuarto antes.
—
Señor Grey, lo siento, —dice Clark cortándome el paso.
—
¡No ahora, Clark! —Levanto la mano.
—
¡Necesito una declaración!
Taylor
le corta el paso—. El señor Grey dijo que no ahora, detective. Está acompañando
a su esposa de regreso a su cuarto.
—
Bien. ¡Mañana entonces! —Dice con una promesa en su voz.
* * * * *
Es fuego amor que no se siente arder
Es herida que duele y no se siente;
Es un contentamiento descontente;
Es dolor que no atina sin doler.
Es un no querer más que bien querer;
Es solitario andar entre la gente;
Es nunca contentarse y que contente;
Es un cuidar que gana con perder;
Es querer preso estar por voluntad;
Es servir a quien vence, el vencedor;
Es tener con quien nos mata lealtad.
Más, ¿Cómo causar puede su favor
a humanos corazones amistad,
Si es tan contrario a sí mismo el amor?
Luís
Vaz de Camões
—
Señor Grey, su esposa se está recuperando bien. No hay nada de que preocuparse.
La hora que estuvo fuera de su cuarto no comprometió su salud, porque estaba
siendo cuidada dentro de los terrenos del hospital.
—
Me perdonará si tengo mis dudas con respecto a esa seguridad, doctora.
—
Entiendo su preocupación por su ser querido… —dice haciendo pausa. La oración
del siglo: preocupado por su ser querido—.Tengo los resultados
aquí, y le mostraré lo que hemos encontrado, —dice. El monitor de su laptop se
activa mientras mueve el ratón. Después pulsa dos veces en un icono y encuentra
el nombre de mi esposa en la lista. Entonces abre el archivo—. Estamos viendo
el cerebro de la señora Grey. Cuando un paciente tiene una contusión cerebral,
ese paciente tiene tiene una herida en la cubierta de su cerebro. —Apunta la
región de su cabeza que cayó en el pavimento—. En esta parte sufrió pequeños
derrames en los vasos sanguíneos y nuestra principal preocupación fueron los
posibles coágulos de sangre. Pero hemos examinado su cerebro a fondo y hemos
confirmado que no hay hinchazón en el tejido cerebral y muestra signos de
progreso.
—
¿Qué le están dando para ayudarla a recuperarse?
—
Estamos tratando de ayudar a que su cuerpo se sane a sí mismo naturalmente. Por
qué generalmente las contusiones sanan por sí mismas sin intervención médica.
Pero le estamos dando líquidos y vitaminas para ella y el bebé, y calmantes
para el dolor. —Dice y mis ojos se amplían. Ella sonríe—. No se preocupe señor
Grey. No hay daño al bebé. Esta es otra razón por la cuál solamente estamos
uitilizando la absolutamente necesaria medicación. Deseamos cuidar el bienestar
de su bebé también.
—
Gracias, doctora Singh.
Este
es el día más largo de mi vida, y más aún, el peor. Lo quiero dejar lejos de
mí, quiero a mi esposa de regreso, sana, sonriendo y feliz.
Cuando
la doctora se va, un enfermero viene a verificar los signos vitales de Ana y se
va. Me recargo en el respaldo de la silla junto a la cama de Ana y procedo a estar
en vigilia cerca de ella. En cuestión de una hora, el enfermero regresa,
examina sus signos vitales y revisa varias partes de su cuerpo bajo la bata de
hospital. Al irse dice—. Atenuaré las luces ya que es tarde. También es bueno
para la paciente, señor, —dice y las atenúa cuando asiento.
Cuando
se va, cojo el café que trajo Taylor de la tienda local y tomo un sorbo mientras
observo a Ana en la semi-penumbra. Los únicos sonidos en su cuarto son los de
las máquinas. Ana sigue en la cama sin movimiento. No hay un solo movimiento ni
en sus párpados ni en sus dedos de los pies. Me inclino y retiro el cabello que
está sobre su cara. La enfermera Nora limpió su cuerpo del polvo y suciedad
cuando fue llevada al cuarto, dándole un baño de esponja. Dejo la taza de café
y me inclino hacia a élla—. Realmente te extraño nena… Por favor regresa a mí, —susurro.
Dándole un suave beso, me siento nuevamente y sostengo su mano, dándole besos
por toda ella—. Te amo Ana. A veces no sé como expresar la intensidad de mi
amor por ti. Es arrollador, duele. Si ya no te amara, no creo que pudiera
funcionar bajo circunstancias normales. Y… mi mayor miedo ha sido siempre perderte.
Perderte por alguien más que pudiera ser normal para ti, o por algo que yo
hubiera hecho en el pasado o algo que esté haciéndote a ti o incluso a nuestro
bebé.
Sleeping at
last – Turning Page
—
Y hoy… —Digo cerrando los ojos tratando de reprimir las lágrimas—, pensé que te
había perdido porque fui imbécil por la forma que reacioné al embarazo. Mi peor
miedo se convirtió en mi peor pesadilla. Justo cuando tenía un destello de
esperanza… quizás, solo quizás, que no me dejarías, te encuentro tirada en un
frío suelo de concreto, inmóvil, sin vida, y algo en mí murió. Mi último pedazo
de humanidad se desvaneció. Mira Ana, ‘no hay yo sin ti!’ No
puedo existir en una vida cuando no estás en parte de mi día, cuando no eres
parte de una sola hora en mi vida. Me reviviste cuando te conocí, nena. No
sabía que no estaba viviendo... ¡Me diste vida! Mira nena, eso es
por lo que tienes que vivir: por mí y junior. Ahora estoy listo para
compartirte. Solo no me dejes… —Digo y me doy cuenta que su mano está empapada
por mis lágrimas.
Un
leve toquido es dado en la puerta. Levanto la cabeza para ver quien viene. Es
papá. Una mirada a mi cara y sabe cúan hecho pedazos estoy—. ¡Jesucristo, hijo!
—Dice y se acerca a mí.
—
Hola, —digo levántandome, pero abre sus brazos y me sostiene en un abrazo de
oso, besando mi sien. Cuando me suelta me toma de los brazos y examina mi cara.
—
Lo siento, Christian. Realmente estoy muy apenado por Ana, por Mia, por ti y
por tu madre. Viéndote, mi resistente hijo, roto en esta forma me va a
perseguir durante mucho tiempo. ¿Qué puedo hacer, hijo? Dime. Permíteme hacer
algo por ti y por Ana. Creo que estás muy cansado, exhausto. Una buena noche de
sueño podría ayudarte. Vete a casa, toma una ducha y duerme unas horas.
Esperaré con Ana.
—
No la voy a dejar, —digo con firmeza.
—
Christian, deberías dormir.
—
No papá. Quiero estar aquí cuando despierte.
—
Me sentaré junto a ella. Es lo mínimo que puedo hacer después que ha salvado a
mi hija, —dice y por primera vez recuerdo plenamente que mi hermana también
está en el hospital.
—
¿Cómo está Mia? —Pregunto preocupado.
—
Está grogui… asustada y enojada. Pasarán algunas horas antes que el Rohypnol y
los otras drogas que le administraron estén fuera de su sistema.
—
Cristo.
—
Lo sé. Siento siete diferentes clases de tonterías por haber transigido en
aminorar su seguridad. Me advertiste, per Mia es tan terca. Si no hubiera sido
por Ana… —dice con voz quebrada, mientras ve el cuerpo inmóvil de Ana
reverencialmente.
—
Todos pensamos que Hyde estaba fuera de escena. Y mi loca, estúpida esposa,
¿por qué no me lo dijo? —Lamento completamente atormentado. ¿Por qué? ¿Por qué?
¿Soy tan difícil de abordar? ¿Estaba tan enojada conmigo que no quiso hablarme
del amenazante peligro? ¡Sobre Jack Hyde! ¿Por qué no me pidió ayuda? Estoy
muriendo en agonía por ello. Pude haberla perdido a ella y a nuestro bebé. Perdiéndola,
me hubiera perdido a mí mismo. Soy lo suficientemente fuerte y no habría
muerto, pero viviría atormentado hasta el fin de mis días. ¿Cómo podría vivir
con el alma en pena?
—
Christian, cálmate. Ana es una asombrosa joven. Fue increíblemente valiente, —dice
papá.
—
Valiente, obstinada, terca y estúpida, —digo entre sollozos sofocantes que
trato de contener.
—
Hey… —Murmura papá con su mano en mi cabello—. No seas tan duro con ella, o
contigo, hijo… Mejor regreso con tu mamá. Son más de las tres de la mañana,
Christian. Realmente deberías tratar de dormir. Te ves molido. Este ha sido un
día de acontecimientos… Vete a dormir, comienza el día fresco, —dice y me
abraza.
Me
hundo nuevamente en la silla, mientras sostengo la mano de Anastasia, me dejo
llevar por un sueño ligero.
* * * * *
Alguien
enciende la luz temprano en la mañana. Parpadeo y trato de levantarme de la
silla estirándome. Mis brazos y piernas están adoloridos. Tan pronto como
recuerdo donde estoy, me encuentro llamando a Ana.
—
Está justo aquí, señor Grey. Voy a revisar sus signos vitales, vaciar su bolsa
de catéter, y darle un baño de esponja, y luego lo dejaré libre de mi
presencia. Su doctora hará la ronda en unas dos horas, —dice Nora mientras
continúa con sus tareas. Reemplaza la bolsa de IV (intravenosa, por sus siglas
en inglés), verifica los monitores y completa otras tareas.
Taylor
viene con desayuno para mí—. Gracias Taylor. —Digo, él asiente.
—
¿Cómo está la señora Grey, señor? —Pregunta con voz endurecida. Cambia su peso
de un pie al otro y se aclara la garganta—. Gail, Sawyer y Ryan desean saber.
—
Se ve igual. Pero anoche la doctora me dijo que estaba mejorando. Solo quiero
que despierte.
—
Se los diré—, dice y mientras su mano alcanza el pomo de la puerta se para.
Está luchando por decir algo.
—
Escúpelo, Taylor. Ayudaste a rescatar a mi esposa y a mi hermana.
—
Aquí va entonces… ¡Estoy muy enojado con la señora Grey por arreglar esta
mierda ella sola! Encarándose con ese jodido hijo de su madre y su zorra
cómplice. Por no venir a nosotros… Podríamos haber evitado… —dice y hace pausa—.
…Sawyer estaba devastado, y enojado con ella y consigo mismo por haber sido
engañado dos veces. Se siente responsable por que la señora Grey esté en el
hospital.
—
Hablaré con Sawyer. Mi esposa es terca, cabezadura cuando actúa de acuerdo a su
manera de pensar. ¿Algo más?
—
Sí. Estoy hablando en su nombre. Todos estamos muy, muy contentos de que esté
bien y mejorando, —dice sin volter hacia mí, su voz suave. Sé exactamente como
se siente. Mi esposa ha conquistado los corazones y mentes de todo mi personal.
Ha logrado encabronarlos de verdad y preocuparlos a morir al mismo tiempo—. Oh.
Welch me pidió decirle que el dinero recuperado de la escena del crimen es
evidencia y será devuelto hoy. Lo llevará al banco a menos que que no quiera
que lo haga. También han analizado las huellas de la BlackBerry de la señora
Grey y solo están sus huellas, así que la han devuelto. La tengo conmigo. Y
justo cuándo venía para acá su papá la llamó, pero no contesté. Pensé que le
gustaría saberlo.
—
No se lo he dicho todavía, pero está un piso abajo. Hazme un favor. No quiero
dejar a Anastasia. Ve a ver al señor Steele y explícale brevemente lo sucedido
y dile que Ana está en este mismo hospital. Estoy seguro que querrá venir a
verla. Iría a hablar con él, pero no quiero separarme del lado de Ana.
Discúlpame con él.
—
Sí señor, —dice y se va.
Ahora
viene la tarea de informar a la mamá de Ana. Georgia está tres horas delante de
Seattle. Estoy seguro que está levantada. Tomo una respiración profunda y
marco.
—
¿Bueno?
—
Hola Carla. Soy Christian, —digo.
—
¡Que bueno saber de ti Christian! ¿Cómo estás?
—
Estoy… —¿Cómo estoy? Devastado, envejecido quince años desde anoche, roto,
herido, inestable, todavía enamorado de mi esposa quién está luchando por su
vida y siendo próximo a ser padre me está aterrorizando de mierda—. Estoy bien
Carla. —¡Empieza y termina de una vez! Me recuerdo.
—
¿Cómo está Ana?
—
Por eso es que te llamo. Ana está en el hospital.
—
¿Qué? ¿Qué tiene mi bebé?
—
Fue secuestrada ayer y la rescatamos. En este momento está en un hospital en
Seattle.
—
¡Oh Dios mío! ¡Voy a Seattle! —Grita llorando.
—
Señora Adams… Carla… No necesitas hacer eso. Y si Ana te ve preocupada, hará
más difícil su recuperación. Está ahora muy débil.
—
¿Puedo hablar con ella, por favor?
—
Quisiera poder, pero me temo que no. Aún está insconsciente. Te informaré de su
estado cuando haya algo nuevo. Los doctores dijeron que está mejorando. Su
cuerpo necesita tiempo para recuperarse.
—
¿Me puedes decir con absoluta seguridad que esos médicos están haciendo todo a
su alcance para aliviar a mi bebé? —Pregunta entre sollozos.
—
Lo prometo, Carla.
—
Cuida a mi bebé, Christian.
—
Lo haré.
Oigo
una pelea fuera del cuarto y un hombre malhumorado discute con una enfermera—.
¡Señor, debe permanecer en la silla de ruedas! ¡Ha tenido un accidente! —Lo
reprende su enfermera.
—
¿Está mi hija detrás de esta puerto o no?
—
Sí, sí lo está Ray, —le contesto.
—
Traiga su silla de ruedas enfermera. —Asiente repetidamente como si su apagador
estuviera descompuesto mientras me mira ceñudamente. No creo que pueda
merecer esa reacción cuando dormí con la ropa del día anterior y estoy
completamente desvelado.
—
¡Taylor me dijo acerca de la estúpida mierda de la que ella se encargó! Estoy
endemoniadamente enojado por su terca actitud. ¡Pudo haber sido asesinada!
—
¡Estuvo cerca!
—
¿Por qué trató de jugar a la heroína por su cuenta en lugar de pedírtelo a ti?
¿No tiene ningún aprecio por su vida? ¿No pensó lo que podría hacerte a ti, a
mí, a su MADRE, ¡que estoy seguro que pronto me echará bronca!
—
No me dijo nada… Pensé que me estaba dejando. No lo pensaría de otra manera
antes de saber que Hyde, el hombre que la secuestró, estaba libre bajo fianza.
—
¡Christian, lo siento! ¡He envejecido en los últimos treinta minutos! ¡Estuve
cerca de tener un ataque cardíaco! ¡Es mi única hija! ¡Es mi pequeña! —Dice
apretándose la nariz para evitar las lágrimas. Opta por la rabia, porque es más
fácil lidiar con la rabia. Ray medio se levanta de la silla de ruedas y levanta
su dedo índice derecho para dar un punto—. ¡Cristian! Estoy muy enojado con Ana
ahora, si no la pones en tus rodillas, te aseguro como el infierno que lo haré
yo. ¿En qué estaba pensando? —Grita. Su observación me asombra. Mis ojos
brillan por primera vez desde que nos peleamos.
—
Confía en mí Ray, posiblemente haga eso.
—
Señor Steele, está subiendo su presión arterial. ¿Qué le parece que venga a
visitar a su hija esta tarde? Y además, lo desconecté de alguno de sus
monitores. Sus médicos no se sentirán muy contentos acerca de eso señor, —dice
nerviosamente su enfermera.
—
¡Muy bien! No quiero ponerla en problemas, siempre y cuando me traiga de
regreso esta noche, —replica Ray.
—
Mantenme informado de su estado, Christian, —dice con voz grave.
—
Lo haré. Ahora ve a cuidarte.
* * * * *
—
Tiene una entrega aquí, —dice una alegre mensajera que parece maestra jubilada—.
Veamos. Este hermoso ramo es para la señora Grey… —dice y deposita rosas rosas.
Regresa a su carrito y revisa, entonces encuentra más flores y las pone en
varios lugares del cuarto—. ¡Casi ha vaciado su carrito! ¡Deben quererla mucho!
—Aclama—. ¡Tengan buen día! —Dice y alguien le abre la puerta mientras le doy
la sombra de una sonrisa.
—
Señor Grey, —dice el detective Clark. Taylor se para en la puerta con semblante
impávido, sus pies separados, las manos en la espalda. Pero conozco esa mirada
que dice: ‘¿quiere que saque a este cabrón?’. Agito la cabeza
imperceptiblemente—. Yo… uhm… esperaba poder hablar con la señora Grey, —dice.
Taylor lo mira con ira ‘¿de-veras-es-esto-real?’
—
¡Detective, como puede ver, mi esposa no está en condiciones de contestar
ninguna pregunta! —Digo enojadamente. Pero lo que Clark muestra en sus ojos
para Anastasia es reverencia.
—
Sé que quería ver como estaba después de lo sucedido ayer. Es una verdadera
mujer cabezadura, señor Grey.
—
¡Hubiera deseado que hubiera matado al cabrón! —Respondo.
Sonríe
sin discrepar conmigo—. Eso hubiera significado mucho más papeleo para mí,
señor Grey… pero aún así habría hecho un servicio a la humanidad.
—
¿Qué quiere decir?
—
Tuve tiempo para interrogar a su cómplice y la señorita Morgan está cantando
como un canario. Hyde es un retorcido hijo de puta. Tiene un serio
resentimiento contra usted y su padre…
Eso
cambia mi enfoque—. ¿Dijo ella por qué?
—
No sabe el ‘porqué’, pero sabe que su
antipatía es irracional, violenta y llena de odio.
—
Si la zorra ya sabía eso, y sospechaba lo que Hyde podía e hizo a mi esposa y
hermana, ¿cómo pudo ser parte de esta locura? ¿No tiene una pizca de humanidad,
compasión? —Siseo.
—
Hyde la estaba chantajeando. Dijo que había sucumbido a sus encantos hace pocos
años, y tenía una relación sexual dura y perversa con ella, lo grabó todo. Pero
hay más. La clase de mierda que le hizo y con ella, no es de la clase de la que
se quiere escribir. Si no cooperaba, iba a enviar sus juegos con cuerdas, y
actos de multi-participantes sexuales a todos los empleados de SIP y
distribuirlos en la red gratuitamente. ¡Se aterró y le temía tanto que obedeció
todo lo que le ordenó hacer!
—
¿Obedecer? ¿No tenía en mente decidir por sí misma lo que es correcto e incorrecto?
No era un acto sexual consensual el que estaba cometiendo. Este acto
directamente pone en total peligro la vida de dos mujeres. ¡Eso era un crimen!
—
Sé eso señor Grey. Esto me trae a la mente mi anterior sospecha. La que les
mencioné a usted y la señora Grey en Portland. A la luz de lo revelado por la
señorita Morgan, vamos a llamar a sus antiguas asistentes para entrevistarlas.
Hyde no podrá hablar por algún tiempo, —dice mientras me mira
significativamente—. Pero realmente estoy esperando lo que tiene qué decir.
Señor Grey, estoy muy contento de que no lo haya matado. Hubiera lamentado
arrestarlo por homicidio involuntario cuando estaba claramente angustiado.
—
Eso todavía habría sido defensa propia considerando que secuestró a mi esposa
que ahora está inconsciente y a mi hermana que apenas está recuperándose.
—
Me alegra reportar que está despierta, aún un poco grogui, —dice y abre su
cuaderno de notas—. Su hermana dijo que Elizabeth Morgan se acercó a ella
cuando salía del gimnasio y le dijo que la señora Grey estaba enferma y en el
hospital, y que no había podido localizarlo a usted y necesitaba a un miembro
de la familia. No le dio tiempo a pensar o hablar. Estaba nerviosa, pero ahora
piensa que eso era por el acto que iba a cometer. No recuerda nada más hasta
que despertó en el hospital. Taylor me dijo que ustedes dos estaban en Portland
durante el secuestro.
—
Sí.
—
¿Cuándo regresaron…? —Pregunta, mientras recuento los incidente hasta que
encontramos a Ana y a Mia. La cara de Clark está seria. Una vez que la
entrevista termina, extiende la mano—. Es un hombre con suerte, señor Grey.
Encontró a una joya rara en la señora Grey. Debe realmente amarlo cuando puso
su vida en peligro de esa manera por un miembro de su familia. También paró los
avances de Hyde en SIP cuando la señora Morgan o sus otras asistentes estoy
adivinando que fallaron. Le ha sido leal en todo momento. Sí señor. Es
verdaderamente muy suertudo, —dice y se va.
—
Qué raro decir eso… —murmuro.
—
Es su manera de mostrar sus respetos a la señora Grey, —replica Taylor
* * * * *
La
doctora ha venido tres veces ya y la enfermera cuatro. Han estado sus
revisiones de rutina y me dieron las mismas seguridades que he recibido todo el
día, pero no hay ningún movimiento en mi esposa y eso me está matando. Mientras
paseo dentro del cuarto, con la mirada fija en Anastasia, la puerta se abre con
suavidad. Mi madre se asoma—. ¡Hola Christian! ¿Puedo entrar?
—
Por supuesto mamá, —contesto.
—
¿Cómo estás, cariño?
—
Tan bien como puede esperarse bajo las circunstancias.
—
Hablé con la doctora de Ana, y me leyó su historial clínico mientras venía, —dice
con ojos brillantes—. ¡Te voy a felicitar! ¡Me van a hacer abuela!
—
¡Oh, mamá! ¡He hecho cosas terribles! —Digo, con el corazón atormentado con
agonía por lo que le dije a Anastasia.
—
¿Qué quieres decir, Christian? —Dice cambiando la voz.
—
¡Me aterroricé cuando me dijo que estaba embarazada! ¡En lugar de caer de
rodillas o mecerla alrededor del cuarto con alegría, le grité por su
incompetencia por olvidar la inyección de control natal! Cuando empezó a llorar
le pregunté si había olvidado la inyección o si se había embarazado a
propósito… —Digo con voz apenada.
—
¡No lo hiciste!
—
Sí lo hice. ¡Me porté horrorosamente!
—
Si te disculpas cuando se despierte, te perdonará.
—
No, no lo hará mamá. ¡Lo jodí! ¡La deje sola! ¡Estaba tan enojado! ¡Mira, ni
siquiera me dijo que mi hermana estaba en peligro, y trató de rescatarla ella
sola, porque jodidamente no estaba hablando con ella! ¡Solamente me estaba
comunicando con ella a través de Gail, Taylor o Sawyer!
—
¿Qué? —Dice mi madre conmocionada—. ¿Qué quieres decir con qué no estaban
hablándose? —Su voz toma un tono enojado.
—
Hice algo de lo que no estoy orgulloso y que me atormentará hasta el día que
muera, porque no me perdonará por ello.
—
¿Qué hiciste? —Pregunta mi madre enérgicamente.
—
Mamá… —Me ahogo con mis sollozos.
—
¡Christian! ¿Qué hiciste? —Ordena mamá.
—
Estaba tan enojado. Muy enojado, —no lo puedo evitar y la presa se rompe.
—
Hey… —mamá me tranquiliza y me toma en sus brazos a los que deseo ir.
—
No recuerdo haber estado tan enojado con nadie en… —no puedo pensar en que
momento—. …nunca. —Termino—. Cuando dijo que estaba embarazada, todas mis
inseguridades resurgieron. Todas las jodidas alertas venenosas que todos me
advirtieron estaban flotando frente a mí. ¡Papá… con el contrato prenupcial…
Elena con que el amor es una mierda inútil! —Al nombrar a Elena, mamá me toma
de la cara para mirarme—. Me alejé de Anastasia. Llamé a Flynn, pero no estaba
disponible. Entonces comencé a caminar sin rumbo fijo. Me encontré en el salón.
No pensé que hubiera alguien a esa hora de la noche. Allí estaba ella, cerrando,
—digo. Mi madre me mira acusadoramente—. ¡No tenía lugar a donde ir, mamá! Con
nadie con quien hablar… Incluso el hombre al que le pago para escucharme no
estaba dispuesto a hacerlo. Me estaba hundiendo y ella me era familiar, asi que
fuimos a tomar un trago a un bar.
—
¡Podrías haber ido a nosotros! —Me amonesta mi madre.
—
No quería que me juzgaran. ¡No quería que me dijeran como eso podría haber sido
el plan de mi esposa para hacerse de mis millones! O no quería que que papá me
dijera lo maravilloso que lo haría cuando en realidad sé, que soy mierda,
inútil… —digo con la voz apagada.
—
¿Y pensaste que la mujer que tomó tu inocencia podría darte mayor consuelo que
tu propia familia?
—
¡No entiendes mamá! ¡Eres perfecta! ¡Un ángel sin alas! No hay fallas en ti…
Ninguna. Entonces está papá. Listo, sano, siempre tiene una respuesta para los
problemas del mundo y los míos. Nunca ha hecho nada fuera de las normas, o
anormal. Él también es perfecto. ¡No podía recurrir a Elliot! Nunca ha
embarazado a nadie, y Mia es demasiado inexperta para comprender lo que estaba
sintiendo. Necesitaba a alguien que conociera mis fallas y solo escuchara para
desahogarme. ¡Haciendo eso, lastimé a mi esposa! ¡Cometí un error!
—
Me dijiste que habías cortado todos tus lazos con ella, —mamá me regaña en voz
baja.
—
Lo sé, lo dije. Pero, no sabía que estaba haciendo cuando me alejé de Ana.
Había perdido todo el control. Estaba caminando sin rumbo fijo. Fuimos a tomar
un trago y a hablar.
—
¿Es todo lo que hiciste?
—
¡Sí! —Digo con fervor—. ¡Amo a mi mujer desesperadamente, mamá! Sí, me vuelve
loco como nadie puede hacerlo, pero me ama como nadie y yo a ella.
—
¡Si me dices que le dijiste a Elena que Ana está embarazada como si estuvieras
hablando de una abominación, voy a estar tan enojada contigo como Ana lo
estaba! No solo es un asunto privado entre tú y tu esposa, pero vas a Elena, y
hablando de embarazo en un tono que es hiriente para tu esposa, tu futuro hijo
y no para mencionarme a mí. ¡Esto también devalúa tu relación con Ana acudiendo
a alguien que verdaderamente odia!
—
No le hablé del embarazo mamá… Solamente dije que Ana desea que tengamos un hijo;
aunque lamento haberlo dicho. Necesitaba cerrar el círculo, el fín… Y, viéndola
puso todo en perspectiva. Algo que cada uno dijo, pero que no acierto a saber.
Tú sabes… con el niño. Por primera vez sentí… que lo que hicimos… no estaba
bien. —Digo bajando la cabeza.
—
Lo que hizo cariño… Los niños hacen
eso. Te hacen ver el mundo con diferente luz.
—
Finalmente captó el mensaje… y yo también… lastimé a Ana, —susurro.
—
Siempre lastimamos a los que amamos, cariño. Tendrás que decirle que lo
sientes. Y de verdad hazlo honestamente y dale tiempo.
—
Me dijo que me estaba dejando, —Sollozo, drrumbándome nuevamente.
—
¿Le creíste?
—
Al principio, sí.
—
Cariño, siempre crees lo peor de todos, incluyéndote. Siempre lo has hecho. Ana
te ama mucho, y es obvio que tú la amas.
—
Estaba enojada conmigo.
—
Estoy segura que lo estaba. También estoy bastante enojada contigo ahora. Creo
que solo puedes estar verdaderamente enojado con alguien que realmente amas.
—
Pensé en ello, y ella siempre me demostró una y otra vez cuanto me ama… al
punto de poner su propia vida en peligro.
—
Sí, lo hace, cariño.
—
Oh mamá, ¿por qué no despierta? —Pregunto desesperado, las lágrimas brotando—.
Casi la perdí, —digo mientras hundo la cabeza en su hombro mientras me abraza.
—
Despertará cuando su cuerpo haya sanado lo suficiente, cariño. No tiene
inflamación que es ganancia. Su último MRI muestra avances significativos.
Puede despertar en cualquier momento. Es decisión de su cuerpo. —Dice dándome
alivio—. ¿Qué hay de Elena? Si llego a saber que te acercas a ella después de
todo esto…
—
¡No mamá! Ya te dije que había terminado
hace años. Solamente quiero a mi mujer… si ella quiere tenerme, —digo. No
quiero explicar lo que se iba yendo abajo más de lo que ya le había hecho a
Anastasia.
—
Tendrás que trabajar duro para recuperar su confianza, cariño. A veces te
enojarás y otras ella lo hará. Cada vez que estés enojado con ella, no puedes
hacer algo que potencialmente pudiera dañar su relación. ¿Cómo te haría sentir si
Ana corriera a un antiguo novio? —Pregunta, y aun la hipotética idea de Ana
estando con alguien más es suficiente para helar mi sangre.
—
No lo puedo soportar, mamá, —susurro—. No puedo pensar en mi mujer con alguien
más. ¿Qué pasa si todavía quiere dejarme? Lógicamente, sé que no lo hará, pero
no puedo disipar el temor…
—
¡Christian! Después de todo lo que ha hecho por nuestra familia y por tu bien
añadiría, poniéndose en peligro y a su bebé, el bebé por el cuál tuvieron una
pelea, ¿crees que es un hecho que puede dejarte? Tienes que parar tu auto-desprecio,
ve lo que vemos en ti. Ana, tu papá, yo, tus hermanos… Es hora de que te veas a
través de nuestros ojos. Desde que tenías cuatro años, he tratado de respetar
la distancia que pusiste entre nosotros y los muros que erigiste. Porque no
podías tolerar un simple toque. ¿Sabes lo que significa no poder abrazar a tu
niño? ¿No poder confortarlo cuando llora? Solo un simple abrazo, cariño… No te
lo podía dar y tuvimos que aprender a amarte a distancia. Desde lo largo de un
brazo. Te ha tomado veinticuatro años permitirme abrazarte de esta forma… —dice
y aprieta su abrazo. Sé que ha sido posible porqué mi esposa me enseñó a amar y
a ser tocado. No puedo imaginar mi vida sin sus cuidados, abrazos, besos,
calidez y amor.
—
Lo sé, mamá… estoy contento de que hayamos hablado.
—
También yo, cariño. Siempre estoy aquí. No puedo creer que voy a ser abuela, —dice
excitada. Mamá se va con otro abrazo y besos, y regreso con mi mujer, continúo
con mi vigilia a su lado. Sostengo su mano y aprieto sus dedos. La extraño
terriblemente.
—
Oh nena, por favor regresa a mí. Lo siento. Lo siento por todo. Solo despierta.
Te extraño. Te amo… Cuando nada está bien entre nosotros, estoy doblado y roto.
Los pasados días la angustia han sido un maestro brutal. Finalmente me ayudó a
aceptar que realmente me amas… A mí… Este hombre despreciable… Te
amo a pesar de tu amor por mí. Si me atormentas y me torturas, me haces
pedazos, continuaré amándote mientras viva. Estás en cada uno de mis
pensamientos, en la más oscura esquina de mi alma. Me has conquistado célula a
célula, eres parte de mi existencia, parte de mí. Regresa a mí… Beso a mi mujer
mientras la preocupación y la ansiedad retuercen mi corazón. Entonces reposo la
cabeza en su cama y los brazos cerca para alcanzarla, y me dejo ir en otro
sueño inquieto.
Regresa a mí – Il Divo
* * * * *
Tengo
la sensación de que alguien toca mi cabello. Una caricia leve, débil. Su
fragilidad me alerta, levanto la cabeza súbitamente y la mano de Anastasia cae
débilmente nuevamente a la cama. ¡Despertó! ¡Me tocó!— Hola, —dice con voz
débil y rasposa.
—
Oh, Ana, —digo ahogadamente. Cojo su mano, apretándola firmemente, poniéndola
contra mi mejilla con barba de dos días. Esa simple palabra es un inyección de
vida para mí.
—
Necesito ir al baño, —susurra.
Baño.
Eso es lo que quiere hacer primero. Tiene puesto un catéter. La veo
boquiabierto, conmocionado, porque toda clase de emociones están corriéndome
internamente como la Rueda del Reto, y no tengo idea donde aterrizaré. Frunzo
el ceño y finalmente digo—, bien. —Anastasia lucha para sentarse a pesar que
está increíblemente débil—. Ana, quédate quieta. Llamaré a una enfermera. —Me
levantó abruptamente, porque no quiero que vuelva a quedar inconsciente. Busco
el timbre para llamar a la enfermera y lo pulso.
—
Por favor, —ruega—. Necesito levantarme. —Al segundo que abre los ojos, mi
mujer con mente única, hace solamente lo que quiere. No sé si es correcto, o
aún permitido el que se levante. Solo necesita esperar a la enfermera, pero
claro, esas simples reglas no aplican a Anastasia.
—
¿Por una vez
harás lo que se te pide? —Chasqueo
exasperado.
Se
abre entonces la puerta y
Nora entra apresurada con su cabello teñido de negro azabache y con sus aretes
de perla extra-grandes—. Señora Grey bienvenida de regreso. Le
voy a avisar al doctor Barkley que está consciente, —dice
mientras se acerca al lado de la cama de Ana—. Me llamo Nora. ¿Sabe dónde está?
—
Sí. Hospital. Necesito hacer pis, —repite su petición.
—
Tiene un catéter, —le dice Nora. Ana me mira ansiosamente y luego regresa su
vista a Nora. Conozco esa mirada. Es la mirada que dice: ‘Me importa una mierda lo que dices. Quiero hacer lo que quiero’, pero
la enfermera Nora todavía no sabe eso. Lo sabrá.
—
Por favor. Me quiero levantar.
—
Señora Grey, —protesta Nora. Buena suerte con eso.
—
Por favor, —presiona.
—
Ana, —le advierto, pero mi esposa lucha por sentarse como el infierno y marea
alta. Nora finalmente llega a su punto de quiebre y se da por vencida.
—
Permítame retirarle el catéter. Señor Grey estoy segura que a la señora Grey le
gustaría un poco de privacidad, —dice mirándome fijamente, tratando jodidamente
de correrme del lado de mi PROPIA esposa. Nora ya está en mi
lista de mierda desde ayer. ¡No tientes a tu suerte!
—
¡No voy a ningún lado! —Digo y la miro enojado.
—
Christian, por favor, —Ana susurra mientras estira la mano para tomar la mía y
la aprieta brevemente, débilmente. Se la aprieto en respuesta y finalmente la
miro exasperado. Se despertó no hace más de cinco minutos y ya me agotó
emocionalmente.
—
Por favor, —ruega una vez más.
—
¡Bueno! —Chasqueo y recorro exasperado la mano por mi cabello—. Tiene dos
minutos y ni un segundo más, —le advierto a Nora. Entonces me agacho y beso su
frente antes de salir del cuarto. Tan pronto como cierro la puerta, miro mi reloj
y empiezo a tomar el tiempo. Al segundo que terminan los dos minutos regreso al
cuarto, y ahí está Nora tratando de ayudar a Ana a salir de la cama—. Permítame
cargarla, —digo y me acerco a Ana.
—
Señor Grey, puedo hacerme cargo, —me refunfuña. ¡No me joda hoy Nora! La miro
hostilmente.
—
Demonios, es mi esposa. La cargaré, —siseo a través de mis dientes apretados.
Quito el soporte de la IV de mi camino.
—
¡Señor Grey! —Protesta nuevamente, pero la ignoro, e inclinándome, gentilmente
recojo a Ana de la cama. Rodea mi cuello con sus brazos, encontrándola aún más
ligera de lo que estaba hace pocos días y me apena profundamente. La llevo al
baño mientras Nora empuja el soporte de la IV.
—
Señora Grey, estás demasiado delgada, —susurro desaprobadoramente y gentilmente
la pongo de pie, pero se tambalea. Sus músculos deben estar débiles. Enciendo
la luz y cierra los ojos fuertemente. Todavía está de pie—. Siéntate antes que
te caigas, —ladro, mientras la sostenga en su lugar. Finalmente lo hace.
—
Vete, —trata de decirme con un gesto débil de su mano—. No puedo, no contigo
aquí, —protesta.
—
Podrías caerte.
—
¡Señor Grey! —Nora entra pero ambos la ignoramos.
—
Por favor, —ruega por enésima vez. ¡Bueno! No puedo más por hoy. Levanto las
manos en señal de rendición—. Estaré afuera, con la puerta abierta, —digo y doy
unos pasos atrás hacia la puerta del baño con una Nora echando chispas.
—
Date vuelta, por favor, —pide de nuevo. ¿Por qué carajos se siente así? La he
follado de todas las maneras posibles, y aquí está con una simple necesidad biológica,
y no lo puede hacer en mi presencia. Tan pronto como me doy vuelta, la siento
hacer pis. Después oigo el agua correr en el lavabo—. He terminado, —dice
mientras está secándose las manos con la toalla.
Me
doy vuelta y acorto la distancia con unas pocas zancadas y la recojo del piso y
la sostengo en mi abrazo nuevamente. Hago pausa por un minuto y hundo la nariz
en su cabello—. Oh, te he extrañado, señora Grey, —susurro. Con Nora gruñendo detrás de mí silenciosamente,
llevo a Ana de regreso a la cama, y la acuesto de mala gana. Mis brazos se
sienten vacíos sin ella.
—
Si ya ha terminado, señor Grey, me gustaría examinar ahora a la señora Grey, —dice
Nora bastante enojada. Me hago atrás para que pueda acercarse.
—
Es toda suya, —contesto en tono más controlado.
Nora
resopla y fija su atención en Ana con exprexión suavizada—. ¿Cómo se siente? —Pregunta
Nora con mucha simpatía en su voz y un poco de irritación. Es chistoso que
podamos estar de acuerdo con la misma pregunta.
—
Adolorida y sedienta. Muy sedienta, —susurra Ana.
—
Le traeré un poco de agua una vez que haya examinado sus signos vitales y la
doctora Bartley la haya examinado. —Nora toma el brazalete para tomar la
presión arterial y lo envuelve alrededor del brazo de Ana.
Ana
me mira ansiosamente. Cuando el cansancio la vence, y ve la dantesca expresión
de mi cara, se ve preocupada. Sus ojos me recorren el cuerpo; mi cabello
desordenado, sin afeitar, camisa muy arrugada. Frunce el ceño.
—
¿Cómo te sientes? —Pregunto ignorando a Nora. Me siento en la cama, un poco
fuera del alcance de su brazo.
—
Confundida. Adolorida. Hambrienta.
—
¿Hambrienta? —Parpadeo sorprendido. ¡Tiene hambre! ¡Aleluya! Ella asiente—.
¿Qué quieres comer?
—
Cualquier cosa. Sopa.
—
Señor Grey, necesita la aprobación de la doctora antes que la señora Grey coma.
Mujer,
mi esposa ha estado cerca de irse de mi vida dos veces en los últimos dos días.
¿Cree que le negaré una petición cuando ha regresado a mí? Tomo mi BlackBerry y
le marco a Taylor—. Ana quiere sopa…
—
¿Sí? ¿Significa que está consciente? ¿Cómo suena una sopa de pollo y fideos?
—
Bien…
—
Entonces voy corriendo al Fairmont Olympic para conseguirla. Hacen la mejor
sopa de pollo y fideos, —contesta.
—
Gracias.
—
Con gusto, señor.
Cuelgo
y veo los ojos de Nora amonestándome.
—
¿Taylor? —Pregunta Ana para llamar mi atención. Asiento.
—
Su presión arterial es normal, señora Grey. Iré por la doctora, —dice y quita
el brazalete y sin otra palabra se va irradiando desaprobación.
—
Creo que hiciste enojar a la enfermera Nora, —pone de manifesto Ana.
—
Tengo ese efecto en las mujeres, —sonrío con satisfacción.
Ríe
en respuesta y para repentinamente—. Si, lo tienes.
—
Oh Ana, adoro oír tu risa.
Nora
regresa con una jarra de agua. Ana y yo nos mantenemos mirándonos
silenciosamente mientras Nora le da un vaso con agua—. Ahora pequeños sorbos, —ordena.
—
Sí, señora, —murmura Ana. Ahora, ¿no puede ver lo fácil que puede ser estar de
acuerdo conmigo? Mis ojos están fijos en ella, mirando intensamente.
—
¿Mia? —Pregunta Ana después que ha terminado de beber.
—
Está a salvo. Gracias a ti.
—
¿La tenían?
—
Sí, —contesto y frunce el ceño por alguna razón.
— ¿Cómo la secuestraron?
—
Elizabeth Morgan, —digo simplemente.
—
¡No!
Asiento—.
Recogió a Mia en el gimnasio. —Ana frunce el ceño nuevamente no entendiendo
todo el cuadro—. Ana, te daré los detalles más tarde. Mia está bien,
considerando las circunstancias. Fue drogada. Ahora está grogui y perturbada,
pero por algún milagro no fue lastimada, —digo con las mandíbulas apretadas—.
Lo que hiciste —digo callando y la pena regresa de nuevo—, fue increíblemente
valiente e increíblemente estúpido. Podrías haber sido asesinada, —digo con los
ojos aterrados ante la idea. Pero también estoy enojado. Enojado con ella por
no pedirme ayuda. No compartiendo conmigo.
—
No supe que más hacer, —susurra.
—
¡Pudiste habérmelo dicho! —Grito enfáticamente, con las manos en puños en mi
regazo.
—
Me dijo qué la mataría se se lo decía a alguien. No podía tomar ese riesgo.
Cierro
los ojos horrorizado por lo que Jack intentaba hacer. No quería soltar a
ninguna de las dos. Lastimándolas, podría infligirme el mayor daño y herirme
más allá de lo imaginable—. He muerto mil veces desde el jueves.
—
¿Qué día es hoy?
—
Casi es sábado, —digo después de mirar mi reloj—. Has estado inconsciente por
más de veinticuatro horas.
—
¿Y Jack y Elizabeth?
—
Bajo custodia policial. Aunque Jack está aquí bajo vigilancia policial.
Tuvieron que sacarle la bala que le disparaste, —digo amargamente—.
Afortunadamente no sé en que parte del hospital está, o lo habría matado yo
mismo, —digo oscureciendo mi cara. Anastasia palidece. Sus ojos se llenan de
lágrimas y un gran estremecimiento sacude su cuerpo—. Hey, —digo, con voz preocupada
mientras me inclino. Le quito el vaso de la mano y entonces gentilmente la
envuelvo entre mis brazos—. Estás segura ahora, —susurro contra su cabello. Sus
lágrimas empiezan a rodar—. Silencio, —acaricio su cabello mientras solloza
contra mi cuello.
—
Lo que dije. Nunca iba a dejarte.
—
Silencio, nena. Lo sé.
—
¿Sí? —Dice conmocionada.
— Lo resolví. Finalmente. Honestamente
Ana, ¿qué estabas pensando? —Mi tono es tenso.
— Me tomaste por sorpresa. —Susurra
sobre el cuello de mi camisa—. Cuando hablamos en el banco. Pensando que te
estaba dejando. Pensé que me conocías mejor. Te he dicho una y otra vez que
nunca te dejaría.
— Pero después de la espantosa forma en
que me comporte —mi voz apenas audible. Nuevamente la abrazo más fuertemente—.
Pensé por corto tiempo que te había perdido.
— No Christian. Nunca. No quería que
interfirieras y poner la vida de Mia en peligro. —Suspiro con toda mi ira,
exasperación y dolor—. ¿Cómo lo tomaste? —Pregunta.
Coloco una
mecha de su cabello detrás de su oreja—. Acababa de tocar tierra en Seattle
cuando el banco llamó. Lo último que había oído es que estabas enferma y
yéndote a casa.
— ¿Así que estabas en Portland cuándo
Sawyer llamó desde el coche?
— Estábamos por despegar. Estaba
preocupado por ti, —digo suavemente.
— ¿Lo estabas?
¿Por qué es una sorpresa para ella?
Frunzo el ceño—. Por supuesto que lo estaba. —Bordeo mi pulgar sobre su labio
inferior—. Me paso la vida preocupándome por ti. Sabes eso. —Preocupándome por
ti, amándote, quiriéndote. Eres el centro de mi universo. Eres la mitad de mi
corazón.
Half of my heart – John Meyer
Feliz 30º cumpleaños Christian – 18 de
junio
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