Una tarde mientras meditaba, débil y cansado, con un
viejo libro olvidado de ciencias, cabeceé casi dormido, de repente oí un leve
golpe, como si alguien tocara suavemente la puerta de mi habitación. “Es algún
visitante” murmuré golpeando la puerta del cuarto.
Sólo eso y nada más.
Sólo eso y nada más.
Edgar Allan
Poe
PORTLAND
CAPÍTULO XXIV
Mientras Taylor y yo corremos de regreso a
mi oficina, murmuro en voz baja —¡Mierda! ¡Tengo una reunión con los
taiwaneses! ¡Mierda! ¡Mierda!
Entramos en mi oficina y Andrea salta con
mi Blackberry en la mano. Tomando
nota de la ansiedad en mi cara, me extiende el teléfono sin decir una palabra.
Cuando marco el teléfono de Anastasia, Ros entra con ansiedad.
Al verme en el teléfono grita —¡Señor Grey! ¡Christian, los taiwaneses ya están en
la sala de reuniones! Se requiere
de tu presencia— dice y yo levanto mi dedo índice indicándole que me dé un
minuto. Ella está caminando de un lado a otro con sus tacones Louboutin,
mostrando su nerviosismo por de esta reunión crucial.
—Christian— Anastasia jadea su saludo
poniéndome más ansioso que nunca.
—Cristo, Ana. ¿Qué está mal?
—Es Ray... tuvo un accidente— ¡Demonios!
¡Eso es lo último que necesitamos en este momento!
—¡Mierda!
—Sí. Estoy
camino a Portland— ¿Qué? Espero
que ella no esté sola.
—¿Portland? Por favor, dime que Sawyer está
contigo.
—Sí, él está conduciendo.
—¿Dónde está Ray?
—En OHSU.
Taylor, Andrea y Ros están esperando a mí
alrededor con ansiedad para saber qué le ha pasado a mi esposa.
— ¡Christian, vamos a invertir una “bola”
de dinero en los próximos minutos para un astillero en Taiwán! ¡Los hombres están aquí! Estamos tratando de salvar más de cien millones de dólares en este
acuerdo; no podemos abandonar
esta reunión cuando la hemos organizado cuidadosamente durante más de diez
meses— Ros me ladra.
—Sí, Ros. ¡Lo sé!— contesto con enojo. No
necesito que me lo recuerde. He
invertido ciento de horas, un sinnúmero de reuniones y miles de puestos de
trabajo dependen de ello.
—Lo siento, nena... Puedo estar allí en
unas tres horas. Tengo asuntos
que terminar aquí. Volaré. Tengo
una reunión con algunos chicos más de Taiwán. No
puedo cancelarla. Es un acuerdo
que hemos estado ultimando durante meses— Anastasia está en silencio en el otro
extremo del teléfono como si estuviera tratando de digerir la información.
—Saldré tan pronto como pueda— le digo.
—Está bien— susurra dolida. Su respuesta es una puñalada en el
corazón. Quiero estar ahí para
ella. Soy su marido y ella me
necesita. Y le estoy fallando. ¡Mierda!
—Oh cariño— le susurro.
—Voy a estar bien, Christian. Tómate tu tiempo. No te apresures. No quiero preocuparme
por ti, también. Vuela con
cuidado.
—Lo haré.
—Te amo.
—Yo también te quiero pequeña. Estaré contigo tan pronto como pueda.
Mantén a Luke cerca de ti— le ordeno.
—Sí, lo haré.
—Te veo luego.
—Adiós— dice y cuelga.
Los ojos de Taylor encuentran con los
míos. —El padre de Ana ha tenido
un accidente de tránsito.
—¡Mierda!— Escapa de los labios de Taylor.
—¡Exactamente!
—Vamos a terminar con esta reunión—
murmuro. Ros se vuelve hacia mí
inmediatamente.
—Christian, estos chicos son hombres de negocios astutos
y lo sabes. GEH va a repartir
entre 300 y 400 millones de dólares para este astillero en la siguiente hora
más o menos. Eres nuestro mejor
negociador. Lo siento mucho por
el padre de la señora Grey, pero no sólo son miles de puestos de trabajo lo que
dependen de este acuerdo, sino que GEH depende de este acuerdo. Si disparas todos tus pistones,
podríamos salvar cerca de cien millones— susurra con fervor.
— ¡Lo sé Ros! ¡Estoy aquí, vamos a hacer esto! Siseo
amenazador. Ella no necesita
enseñarme mi negocio.
—Gracias— suspira con alivio.
Cuando entramos
en la sala de reuniones, los invitados están atendidos adecuadamente. Warren, Sam y tres de los oficiales del departamento de
finanzas de alto nivel están allí, en la sala de reuniones. Taylor toma
su lugar en la esquina de la sala donde puede tener a todo el mundo bajo su
vista. Nuestro traductor Andy Liu se pone de pie con el resto del
grupo. Aunque los hombres de negocios todos hablan muy bien el inglés,
prefiero tener mi propio traductor por si acaso necesito ser avisado de algún
acuerdo libre entre ellos, así como la prevención de alguna metedura de pata
por falta de conocimiento cultural que nosotros podamos cometer.
—Bienvenido a Grey House señores. Espero
que su viaje a Seattle haya sido agradable. Es bueno conocerlos cara a cara.
Para los que no me conocen soy Christian Grey y ella es mi mano derecha Ros
Bailey— digo sonriente y extiendo mi mano mientras hago mi circuito alrededor
de la mesa.
—Sr. Grey, se inclina ligeramente un hombre
pequeño de pelo gris con gafas. — Soy Lee Chou,
dueño de los astilleros de Taipei y Keelung. El es Shyn, mi mano
derecha— señala un hombre joven de unos treinta años. —Jian Hsieh es mi
director financiero— señala a un hombre muy alto, con una cara muy joven, pero
sospecho que también es de
unos treinta años. —Una Zhang es la
directora de puerto— apunta a la única
mujer en el grupo. Ella me mira,
parpadea y tímidamente baja la mirada mientras extiende su mano.
—Y mi nombre es Charlie Koahsiung. Soy
el asesor de negocios— dice un hombre
bien tonificado que posiblemente practica artes marciales por el aspecto
de su cuerpo. Él parece estar en sus
cuarenta. También es el único que habla inglés con acento americano.
En mi camino a mi asiento, me dirijo al
primer hombre que me presentan, —Mr. Shyn, no oí su
posición en la compañía del señor Chou— Digo para mostrarles que puedo recordar
sus nombres y la información que me han proporcionado. La
información es innecesaria por supuesto, porque yo ya he hecho
las verificaciones de antecedentes de cada persona en la reunión. Él es el
director de los astilleros en Taipei y el hombre con la mayoría de conexiones
en todo el país de Taiwán en lo que se refiere
a la construcción naval. El es un gran activo.
—Disculpe señor Grey. Yo soy el gerente
del astillero en Taipei— dice inclinándose
un poco.
—Eso significa que la señorita Zhang es la
directora del puerto de Keelung. Por favor, siéntense— digo asintiendo
con la cabeza, y ellos lo hacen.
El Sr. Chou me mira expectante.
—Señor Chou, mis socios y nuestros ingenieros
han revisado los proyectos y han examinado al personal calificado. Después de considerar el tamaño de sus
muelles, cranage, y el dique
seco de carena y grada, estamos dispuestos a hacer nuestra oferta. Soy
consciente de que usted ya tiene su precio fijado. Pero teniendo en cuenta las
perspectivas de la economía global actual, el cierre de puertos y astilleros en
todo el mundo, la mano de obra despedida, apreciaría la posición de mi empresa en
solicitar una negociación sobre el precio— empiezo. Yo sé que él
está listo para despedir a 500 empleados, y el astillero demandará casi 100
millones de dólares en inversiones para estar a la altura de las exigencias de
las normas de mi empresa.
—Sr. Grey, tenemos uno de los muelles más
grandes en Taiwán, de unos 1600 metros. Nuestros astilleros tienen: uno 150
toneladas, tres de 60 toneladas, uno 10 toneladas, uno de 40 toneladas y dos de
20 toneladas de carga. Los
astilleros están equipados para hacer nuevas construcciones y reparaciones.
Nuestro precio es muy justo, se lo aseguro— dice Jian Hsieh.
—Sr. Hsieh, tengo una copia de las
especificaciones y conozco los equipos existentes del astillero desde el
comienzo de nuestras negociaciones. Sin embargo queremos utilizar el astillero
para hacer conexiones hacia afuera y construir los cascos. Lo demás, no lo
necesitamos, es un desperdicio de recursos. Yo solo quiero lo que mi empresa
necesita: el astillero con las necesidades apropiadas.
—Sabemos que GEH tendrá la necesidad de
una fuerza laboral con capacidad para ajustar las naves para la construcción de
los cascos. Le aseguro señor Grey, lo que le estamos ofreciendo no es excesivo,
sino necesario— dice Koahsiung.
—Es cierto que podríamos ser capaces de utilizar el equipo que está en
el astillero, sin embargo— añade Ros, —Lo
que usted está ofreciendo todavía no es un ajuste perfecto Sr. Koahsiung. Necesitamos una
fuerza de trabajo calificada de aproximadamente 16.000 personas y no tienen
eso. El entrenamiento para lo que los necesitamos
tomará tiempo y tenemos órdenes que cumplir.
—Sí, pero le ahorrará una gran cantidad de dinero de unos 343 millones
de dólares de nómina civil. Estimamos que el costo de su nómina bajará
a 216 millones de dólares— dice la señorita Zhang.
Ros sonríe a sabiendas, y se sienta en su asiento con confianza, sus
brazos cruzados.
—Miss Zhang, sus números son engañosos. Usted está
hablando de una nómina de 16.000 empleados bien entrenados. Estadounidenses
calificados, que cumplan y superen nuestros estándares rigurosos. Teniendo en
cuenta que viven en una zona con alto costo de vida, se espera que nosotros paguemos
343 millones de dólares en nómina. Empleamos a más
de 40.000 personas en todo el mundo. Conozco el
costo de nuestra nómina hasta la fracción de un centavo. Sin embargo, lo
que nos están ofreciendo es 8768 empleados civiles cuyas calificaciones aún no
se han comparado con lo que se requiere, y la cantidad de nómina que usted
sugiere es de 216 millones de dólares, que es mucho más allá de lo que yo
quiero pagar por medio del número de empleados cuya productividad aún no se ha
determinado— Ros responde arqueando las cejas.
— Señorita Bailey— dice el señor
Chou, mirando a la señorita Zhang con reprimenda, —la señorita Zhang habló fuera de turno. Disculpe su
juventud y entusiasmo. Hemos calculado la cantidad de nómina teniendo
en cuenta los empleados que necesitaría el astillero. Es evidente que
el costo de nuestra nómina es mucho menor para los empleados taiwaneses que
también son bien calificados en su oficio— continúa.
Mi mente se desvía de nuevo a Anastasia. Espero que
ella no le diga a Sawyer que acelere para llegar más rápido. Conociéndola,
seguro es lo que va a hacer. Espero que Ray no esté gravemente
herido. No sé cómo Anastasia tomaría eso. Sería
devastador para ella. De repente, me preocupo por mi esposa en el
camino. Me gustaría enviarle aunque sea un texto, pero tengo que seguir
centrándome en esta reunión. Miles de puestos de trabajo y millones de
dólares están en juego. Siento a Ros que me saca de mis
pensamientos dándome una patada por debajo de la mesa.
Chou y el resto de su grupo me miran expectantes.
—Warren es nuestro director financiero. Él puede responder
a esa pregunta mejor— Ros responde.
—Ciertamente puedo— Warren dice con confianza. —Dada la
situación económica actual, y el estado de la industria del transporte marítimo
en su conjunto, nos gustaría ofrecerle 200 millones de dólares para el astillero
en Taipei. De no ser así, usted tiene que despedir a 500 trabajadores en el próximo
mes. Dadas las circunstancias, se verá obligado a dejar ir a otro 15% de sus
empleados en el próximo año. Eso sumaría alrededor de unos 1.240 empleados. La
productividad y la calidad disminuirían significativamente y se verá obligado a
limitar algunas de sus operaciones. El panorama no es positivo para el futuro
próximo— dice mirando a cada uno de ellos con gravedad. Las caras son tensas. El
Sr. Chou se mueve en su asiento incómodo de tener que oír en voz alta algo que
él sabía todo el tiempo.
—Sr. Chou— le digo mirándolo como un digno
propietario del astillero sentado a media altura de la silla. —Quiero ser
justo con usted y su negocio que ha trabajado muy duro para establecer. Hay pocas cosas
que respeto; una de las cuales es el trabajo duro. Usted
y su grupo han hecho sus deberes bien, al igual que nosotros— le digo en tono
serio, no sólo porque me quiero ir, sino porque quiero conseguir para este
hombre el mejor trato justo y el mejor ahorro para mi empresa. Veo a mi
traductor Andy Liu que se tensa en su asiento como si se tragó algo
desagradable.
—Garantizamos nuestra mano de obra...— comienza Charlie Koahsiung con
confianza, pero lo interrumpo.
—Charlie, no están en condiciones de garantizar la mano de obra de nadie
y mucho menos la de los empleados del señor Chou. Usted es un consultor de
negocios que fue contratado para este acuerdo y solo para eso. Cualquier
persona puede sacar de una bolsa de mierda el dinero y prestarlo con garantía.
Pero esa garantía solo es tan buena como el hombre que lo presta. Puesto que
usted está aquí cobrando por horas para un asesoramiento empresarial, su
garantía es discutible, y no vale la pena la bolsa de mierda que acabo de mencionar—
Le digo enfocando mi mirada intensa en él. El se queda en su asiento,
silenciado inmediatamente. Me siento y me concentro en el propietario.
—Sr. Chou, su grupo y mi grupo pueden discutir
todo esto durante un año. Pero al final soy yo quien toma las decisiones de mi
grupo y es usted quien toma las decisiones del suyo. Mi última oferta es de 245
millones de dólares, manteniendo a los 500 empleados que están planeando
despedir. De esa manera usted se verá mejor a los ojos de sus empleados como un
patrono honorable que vendió su negocio para mantenerlos a todos en sus
empleos. Con el beneficio que usted
tendrá, podrá mejorar y mantener sus otras operaciones de astilleros en marcha. Veo dos
beneficios en lo siguiente: Primero: Usted y yo podemos hacer negocios en un
largo plazo mediante el establecimiento de la confianza mutua que ganemos en
este momento. Segundo: Sus empleados y los míos
permanecerán con sus puestos de trabajo en estos tiempos difíciles y los
restantes 100 millones me darán algún tipo de flexibilidad para establecer una
base de nómina y llevar el astillero hasta códigos americanos y hasta las
exigencias de mi empresa. ¿Qué le parece mi propuesta?— Le digo dirigiendo mi petición únicamente a
él.
Hsieh empieza a hablar en mandarín con Chou con palabras rápidas. Mi traductor
está cerca oyendo todo y repitiendo en mi oído a través de un auricular.
Él le está diciendo que si se sigue la discusión, posiblemente puede
sacar unos 100 millones más, debido a que GEH necesita el astillero
desesperadamente.
— ¡Zui bi! dice Chou firmemente con los ojos en llamas y mirando con
intensidad a su director financiero. Hsieh le inclina la cabeza a Chou.
—Sr. Grey, creo en sus sinceras palabras. Me
impresionó que sea un hombre de negocios tan joven— dice de manera muy clara, pero con acento Inglés.
— Acepto su oferta entendiendo que quede por sentado que me da su palabra
por escrito de no despedir a los trabajadores de la empresa, que los mantendrá
capacitados con sus requerimientos. El dinero ahorrado debe ser suficiente para establecer sus normas. La
nómica tal como hemos indicado, de 100
millones, le proporcionará el ahorro que está buscando. Le prometo que tendrá
la misma productividad y que superará las necesidades. Y ¿cómo se dice en
Inglés...?— dice tratando de buscar en su cerebro. ¡Ah sí! ¡Tengo el toro por
los cuernos!— Añade sonriendo, finalmente encuentra la expresión correcta en Inglés
para transmitir lo que quería, haciendo reír a todos.
Después que los documentos han sido firmados, y los socios taiwaneses se
retiran, mi cara está sombría mirando a Taylor que me lleva apresurado al Boeing
Field-King County Airport, donde Charlie Tango está preparado para volar.
— ¿Sr. Grey? ¿He de
suponer que el viaje a Nueva York se cancela?
—Sí— le digo con aire ausente. —Sí, parece que
sí. ¿Has hablado con Sawyer?
—Sí señor. El Sr. Steel está en la sala de operaciones
por una cirugía. Se asume que su estado es grave.
También me tomé la libertad de decirle a Andrea que le reserve una habitación a
usted y a la señora en el Heathman.
Dejo escapar un suspiro de exasperación después de escuchar la condición
de Ray. Estoy preocupado por Anastasia. ¿Cómo lo está
manejando? Está sola, y aunque Sawyer la esté
acompañando, es poco consuelo para aliviar su estrés. Debería estar allí,
abrazándola, cuidándola, dándole apoyo.
—José Rodríguez y su padre también están en el hospital con la señora
Grey— dice Taylor lanzando una bomba.
—¿Qué demonios? ¿Por qué están allí? ¿Acaso Ana los
llamó para que la acompañaran?
—No. Ya estaban en el hospital cuando la señora
Grey y Sawyer llegaron. Al parecer, ellos también estuvieron involucrados
en el accidente. El Sr. Rodríguez padre también ha sufrido
lesiones aunque no tan malas como el Sr. Steele— Asiento con la cabeza, apenas
conteniéndome. El cabrón de José, ha estado
reconfortando a Ana mientras yo he estado en una reunión de negocios; un
acuerdo esencial de negocios, pero una reunión no obstante. No me gusta la idea
de que José esté poniendo las manos sobre Ana.
—¿Sawyer sabe lo que pasó?
—Él no sabe mucho, porque me llamó cuando fue a llevarle una taza de té
para la señora Grey. Sin embargo, dijo que el Sr. Rodríguez padre,
sufrió una fractura en la muñeca y el tobillo. Y debido a que el
golpe mayor fue del lado del pasajero, el Sr. Steele sufrió la mayor parte de
las lesiones. Fue un conductor ebrio el que los chocó.
—¿Cómo está Ana?
—Angustiada— dice simplemente.
—¡Mierda!
***** ❦ ♡ ❧ *****
Viajé a Portland lleno de nervios, a pesar de que me encantó tener a
Charlie Tango de vuelta. Me hubiera gustado más estar en él, si no hubiera sido
bajo condiciones de estrés. Después de aterrizar y asegurar a Charlie Tango,
Taylor me lleva a la camioneta que nos está esperando y no tengo que decirle
dos veces para que vaya apresuradamente hacia el hospital.
—Dependiendo de la condición del padre de Ana, lo más seguro es que nos
quedemos más tiempo en Portland. Sé que reservaste en el Heathman, pero
necesito tener todo lo necesario para quedarnos aquí por lo menos hasta el fin
de semana. Te diré lo que necesitaremos una vez que tenga más claro la salud
del señor Steele. Te he enviado un email, mientras íbamos camino al aeropuerto
con unas instrucciones que necesito hagas por mí.
—Como usted diga, señor— responde mientras entramos con cuidado por la
entrada de urgencias del hospital.
—Dejarme en la parte delantera y luego busca a Sawyer y le informas de
mis instrucciones.
—Sí señor.
Camino por la puerta de emergencia del hospital y localizo a la enfermera
de admisión que está ocupada con un paciente. Miro mi reloj; son las 14:13.
Levanto la mirada y hay otra enfermera en el mostrador.
—Señorita— le digo para conseguir la atención de la otra enfermera.
—Sí— dice con firmeza, luego su tono cambia a uno más suave, uno
demasiado agradable. —Y... sí. ¿Cómo puedo
ayudarle, señor?
—Estoy buscando a un paciente llamado Raymond Steele.
— Usted eres la tercera persona en preguntar por él. Está en el
quirófano en el tercer piso. Consulte con la estación de enfermeras
cuando llegue allá, por favor. Los ascensores están a la vuelta de la
esquina. Gire a la derecha a través de las puertas
dobles— dice aleteando sus pestañas.
—Gracias.
El ascensor ya tiene otros ocupantes cuando entro. Asiento con la
cabeza a los otros pasajeros cuando marco el botón del tercer piso. Se para en
cada piso y juro que se siente como la caminata de un caracol. Cuando llego a
mi piso y las puertas del ascensor se deslizan lentamente, salgo rápidamente y
localizo la estación de enfermeras.
—¿Puedo ayudar...? Quiero decir, ¿en qué puedo ayudarle, señor? Pregunta
una enfermera inquisitiva.
—Sí, estoy buscando al señor Ray Steele y a los miembros de la familia
que están esperando por él.
— El Sr. Steele se encuentra todavía en cirugía. Ha estado aquí
desde hace aproximadamente cinco horas. En algún momento un doctor saldrá para
informar la condición del paciente. Atravesando esa puerta, encontrará la sala
de espera. Su hija está allí.
—Gracias por su ayuda— le digo educadamente.
—Por supuesto... Es un placer.
Hago mi camino hacia la sala de espera con pasos seguros con la
esperanza de encontrar a mi esposa allí. Abro la puerta
rápidamente y mi mirada barre la habitación para encontrar a Ana cabizbaja en una
silla de plástico, con su mano en la mano de José, y ella parece tener la
chaqueta de él puesta. Ahora no es el momento para expresar mi
desacuerdo con lo que veo. Todo el mundo levanta la mirada y Anastasia salta
con alivio.
— ¡Christian! Ella jadea mi nombre, como si pronunciarlo es su
agradecimiento a Dios. Rápidamente me le acerco y cerramos la
distancia saltando rápidamente a mis brazos. Le envuelvo en mi abrazo
fuertemente y mi nariz la entierro en su pelo inhalando su aroma. Su cuerpo tenso
se relaja y calma de inmediato poco después de que la sostengo. Me agrada
saber que este efecto que tenemos el uno con el otro parece no tener fin.
—¿Alguna noticia?— Le pregunto. Ella niega con
la cabeza; por primera vez ha perdido las palabras, es
incapaz de hablar.
—José— asiento mi saludo.
—Christian, este es mi padre, José.
—Sr. Rodríguez... nos conocimos en la boda. ¿Supongo que también
estaban en el accidente?
—Sí, estuvimos— responde José. —El padre de
Ana, mi papá y yo estábamos en un viaje de pesca hacia Astoria, y un conductor
de mierda borracho nos golpeó, ¡eran las siete de la mañana! Apenas tengo unas
costillas magulladas pero mi padre se fracturó la muñeca y el tobillo y… bueno
el daño real fue en el lado del pasajero en donde Ray estaba sentado. Lo
llevamos a un pequeño hospital en Astoria y terminaron transportándolo vía
aérea hasta aquí. Ha estado en el quirófano durante un tiempo, pero nadie ha
salido a dar noticias.
—¿Ambos están lo suficientemente bien como para estar aquí? Pregunto.
—No queremos estar en otro lugar— responde el señor Rodríguez con voz de
dolor. Asiento con la cabeza. Él está claramente muy preocupado por su
amigo. Tomo la mano de Anastasia y la siento para
luego tomar un lugar a su lado.
—¿Has comido?— Le pregunto a Anastasia.
Ella niega con la cabeza.
— ¿Estás hambrienta?— Vuelve a negar.
— ¿Pero tienes frío?— Pregunto mirando la chaqueta de José.
Ella asiente. Me muevo en mi silla, incómodo, no me
gusta la idea de la chaqueta de otro hombre cubriendo su cuerpo, pero dadas las
circunstancias, no digo nada.
Se abre la puerta y un joven médico entra. Debe haber sido
uno de los médicos que realizaron la cirugía, porque se ve cansado y
angustiado. Anastasia se levanta con rapidez.
—Ray Steele— Ana susurra el nombre de su padre, su voz pidiendo algunas
buenas noticias. Yo estoy al lado de mi esposa, y pongo mi
brazo alrededor de su cintura.
— ¿Usted es su pariente más cercano?— Pregunta el médico. Su mirada evalúa a mi
esposa ampliando los ojos.
—Yo soy su hija, Ana.
— Señorita Steele— empieza. Ni en sus putos
sueños, yo no soy su hermano. Ella es mía ¡mí esposa!
—Sra. Grey— lo corrijo. Anastasia se
pone rígida en mis brazos, sus ojos brevemente me miran en desacuerdo. No hay nada de
malo en declarar mi territorio. Es una reacción instintiva.
—Mis disculpas— tartamudea el médico. Por supuesto que
tartamudea, porque él está mirando a una mujer angustiada, junto a familiares, en
los brazos de su marido.
—Soy el doctor Crowe. Su padre está estable, pero en estado
crítico— explica. Inmediatamente siento como las
extremidades de Ana se doblan y ella se hunde en mis brazos. La sostengo firmemente para evitar que caiga
al suelo.
—Sufrió graves lesiones internas principalmente en su diafragma, pero hemos
logrado repararlas y hemos sido capaz de salvar su bazo. Por desgracia,
sufrió un paro cardíaco durante la operación, debido a la pérdida de sangre. Nos
las arreglamos para conseguir que su corazón funcione nuevo, pero esto sigue
siendo una preocupación. Sin embargo, nuestra preocupación más
grave es que sufrió severas contusiones en su cabeza, y la resonancia magnética
demuestra que hay hinchazón en su cerebro. Le hemos inducido
a un coma para mantenerlo tranquilo y quieto mientras monitoreamos la
inflamación del cerebro.
Anastasia está completamente fuera de sí. ¿Quedará
Ray con daño cerebral? Ella es incapaz de expresar sus temores de
nuevo.
—Es un procedimiento estándar en estos casos. Por ahora, sólo
tenemos que esperar y ver.
—¿Y cuál es el pronóstico? Pregunto fríamente.
—Sr. Grey, es difícil decirlo en este momento. Es posible que tenga
una recuperación completa, pero eso está en manos de Dios ahora.
¿Hasta cuándo lo mantendrán en estado de coma?
—Eso depende de cómo responda el cerebro. Por lo general,
entre setenta y dos hasta noventa seis horas.
Anastasia permanece en silencio, escuchando el intercambio entre el
médico y yo finalmente es capaz de susurrar su petición.
—¿Puedo verlo?
—Sí, debería verlo en una media hora. Ha sido trasladado
a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos) en el sexto piso.
—Gracias doctor— decimos al mismo tiempo y él asiente con la cabeza y se
vuelve para salir de la sala.
—Bueno, él está vivo— Anastasia susurra. Pero esta vez,
mi esposa sale de su silencio y empieza a llorar con el peso de su angustia.
—Siéntate— le ordeno en voz baja.
—Papá, creo que nos deberíamos ir. Necesitas
descansar. No sabremos nada por un tiempo— José le
dice a su padre quien anda con una mirada inexpresiva. —Podemos volver esta tarde, después de haber
descansado. Está bien, ¿no es así, Ana?— Se vuelve
hacia mi esposa y le pregunta en tono suplicante.
—Por supuesto— ella responde.
—¿Se están quedando en Portland?— Pregunto y José asiente.
— ¿Necesitan un aventón a casa?
Frunce el ceño antes de responder. —Iba a llamar a
un taxi.
—Luke los puede llevar— le digo y Sawyer se levanta. José se ve
confundido porque solo lo ha conocido por un minuto.
—Luke Sawyer— Anastasia le aclara.
—Oh…. Claro. Sí, te lo
agradeceríamos. Gracias, Christian.
Anastasia se pone de pie y abraza a José y a su padre en rápida
sucesión.
—Mantente fuerte, Ana— José susurra al oído de mi esposa. —Es un hombre
en forma y saludable. Las probabilidades están a su favor.
—Espero que sí— responde angustiada, y abraza a José duro. Luego le
libera y le devuelve la chaqueta.
— Quédatela si todavía tienes frío.
—No, estoy bien. Gracias— responde mirándome nerviosamente. Miro impasible
y luego tomo su mano. Tengo una chaqueta; ella puede usar
la mía.
—Si hay algún cambio, te lo haré saber de inmediato— dice ella. Entonces
José empuja la silla de ruedas en donde está su padre hacia la puerta que
Sawyer mantiene abierta.
El señor Rodríguez levanta su mano en un gesto de despedida y se dirige
a Anastasia, con voz entrecortada. —Estará en mis oraciones Ana. Ha sido bueno
estar con él después de tantos años. Se ha convertido en un buen amigo.
—Lo sé.
Luego se van. Nos quedamos solos en la sala.
Acaricio la mejilla de Ana. —Estás pálida. Ven aquí— Me siento y la
atraigo a mi regazo y la meto en mis brazos de nuevo. Ella se queja y se relaja
en mi pecho. Lentamente le acaricio su cabello y sostengo su mano.
—¿Cómo está Charlie Tango? me pregunta.
Sonrío. —Oh, estuvo perfecta— le contesto,
secretamente orgulloso de poder volarlo de nuevo. Ella sonríe, y
luego levanta la vista hacia mí, confundida.
—¿Perfecta? Pregunta.
—Es una línea de la historia de Filadelfia. La película
favorita de Grace.
Para mí ella era perfecta - la historia de
Filadelfia
—No la conozco.
—Creo que la tengo en Blu-Ray en casa. Podemos verla y
besuquearnos— Me inclino y beso su cabello. Ella no dice
nada, pero me sonríe.
—¿Te puedo persuadir a comer algo?— Pregunto. Es difícil para
mí observarla completamente angustiada, con frío y hambre.
Su sonrisa desaparece. —Ahora no. Quiero ver a
Ray primero.
Estoy sin timón. Mis hombros se desploman, pero no quiero
estresarla más.
—¿Cómo estuvieron los taiwaneses?
— Tratables— le respondo.
— ¿Tratables cómo?
—Me dejaron comprar sus astilleros por menos del precio que estaba
dispuesto a pagar.
— ¿Eso es bueno?— Pregunta.
—Sí. Eso es bueno.
—Pero yo pensaba que tenías un astillero aquí.
— Sí. Vamos a usar ese para hacer el muelle de aislamiento. Construir
los cascos en el Lejano Oriente. Es más barato.
— ¿Qué pasa con la fuerza de trabajo del astillero de aquí?— Pregunta
preocupada por mis empleados. Estoy trabajando en esto, así que no tengo
que botar a nadie, para abaratar costos. Tendremos mano de obra barata y el
trabajo más complicado se hará desde aquí.
— Reorganizaremos. Deberíamos poder mantener los despidos al mínimo— Le
digo con seguridad y le beso su cabello.
— ¿Deberíamos ver a Ray?— Le pregunto en voz baja, ella asiente con la
cabeza en silencio.
***** ❦ ♡ ❧ *****
Cuando por fin estamos autorizados para ver a Ray, vamos a la unidad de
emergencia en el sexto piso. Hay cuatro pacientes en la unidad de emergencia,
cada uno alojado en su propia habitación, con su vida atada a instrumentos de
alta tecnología. Anastasia y yo caminamos hacia el extremo para localizar a
Ray. Los ojos de Anastasia temerosamente visualizan todo el aparataje que lo
rodea: un monitor para el corazón, un monitor de PIC, ventilador, bolsa de
drenaje, fluidos intravenosos y otros equipos que siguen constantemente sus
funciones corporales. Es como dando un testimonio de que Ray está vivo gracias
a cada pitido que los aparatos emiten, incluso si está en un coma inducido. Anastasia
está abrumada con toda esa cantidad de máquinas que mantienen a su padre con
vida, a sabiendas de que sin ellos, no estaría con nosotros.
Ella analiza a su padre que parece tan pequeño tendido en esa cama tan
grande. Sus ojos se abren, su boca se abre y ella está en estado de shock. Un tubo
endotraqueal está en su boca para ayudarle a respirar y diversos fluidos alimentan
su cuerpo con cada gota que pasan por las agujas en cada brazo. Tiene un
oxímetro en el dedo que controla la saturación de su hemoglobina y cuenta su
nivel de oxígeno en la sangre.
Los ojos de Anastasia se amplían aún más cuando se da cuenta del gran
vendaje que cubre su pecho y está medio tapado por la sábana que cubre su
cuerpo. Un gemido escapa de sus labios, y
sus ojos se humedecen. Se nota que lucha por su vida pero él está inconsciente,
no siente dolor y está pacíficamente dormido.
Finalmente notamos a una enfermera que está controlando todos los
monitores que indican sus signos vitales.
—¿Puedo tocarlo?— Anastasia le pregunta a la enfermera, pidiendo su
permiso.
—Sí— la enfermera responde sonriendo amablemente. Es joven
y la etiqueta en su camisa dice KELLIE RN. Mira a mi mujer
con sus ojos marrones.
Mis ojos ahora se fijan en mi esposa. Su angustia y
preocupación, es como una puñalada en mi corazón. Nunca la había
visto así. Yo estoy al final de la cama, y Ana le sostiene
cuidadosamente la mano a Ray. En el momento en que le agarra la mano por
supuesto que no responde, ella se rompe y cae en la silla junto a su cama poniendo
su cabeza suavemente en su antebrazo y comienza a sollozar.
—Oh, papá. Por favor, mejórate... Por favor— ella
susurra su súplica. Cierro la corta distancia entre nosotros y
llego hasta ella. Quiero abrazarla y consolarla, pero ella necesita la conexión
con su padre. Pongo mi mano en su
hombro, dándole un apretón tranquilizador indicando que estoy aquí por ella.
— Todos los signos vitales del señor Steele son buenos— la enfermera le
asegura.
—Gracias— murmuro automáticamente mi respuesta. La enfermera
abre la boca después de mirarme de arriba abajo.
— ¿Puede oírme?— Le pregunta Ana.
— Está en un sueño profundo. Pero, ¿quién
sabe?
— ¿Puedo sentarme un rato?
—Seguro— la enfermera Kellie responde.
— Tengo que hacer una llamada telefónica. Voy a estar
fuera. Te daré un tiempo a solas con tu padre— le
digo. Ella asiente con la cabeza. Le beso el pelo
y salgo de la habitación.
Mi enojo está creciendo a pasos agigantados viendo está mierda que le
pasó a Ray. El desgraciado que los atropelló debe ir a la cárcel y no volver a
ver la luz del día.
Tomo mi Blackberry, y marco.
— ¿Hola?— Responde mi mamá. Tomo una
respiración profunda.
— Hola mamá— le hablo con angustia en mi voz.
—Christian, ¿Querido qué está mal? ¿Ana está bien?
— Sí, Anastasia está muy bien, pero su padre tuvo un accidente. Un
conductor ebrio lo atropelló. Está en la UCI en OHSU, aquí en Portland.
— ¿Portland? ¿Estás en Portland?
— Sí, lo trasladaron para acá.
— ¡Oh cariño! ¡Lo siento mucho!
— Te estoy llamando para ver si sabes de algunos médicos especializados
en lesiones internas. Su cirujano habló de una posible
inflamación del cerebro. Quiero que el mejor médico esté a su
cuidado mamá. Anastasia está completamente angustiada.
— Voy a llamar a algunos de mis colegas y ver lo que puedo hacer para
conseguirle los mejores especialistas para su tratamiento. De hecho...
espera, tengo una amiga en OHSU que podía ser perfecto. He entrenado
con ella, y sé que es muy buena.
— Si es tan buena como dices, la necesito para que le asignen el caso de
Ray. Cuanto antes mejor.
— Me pondré en contacto con ella apenas te cuelgue. Iré a hablar
con los médicos que lo vieron y e iré hasta allá para ver su historia está
noche cariño.
— Voy a mandarle un a texto Andrea para que te reserve el vuelo.
— No tienes que hacer eso Christian. Ana es como mi
propia hija. Quiero ir. Voy a estar
bien. Voy a llamar a mi amiga, luego le digo a
tu padre y viajaremos.
—¡Gracias mamá! Realmente lo apreciaría— contesto con
angustia.
— ¿Qué te pasa cariño?
—Nunca he visto a Ana así... tan angustiada, tan herida, no sé qué
hacer.
—Sólo estar ahí para ella cariño. He estado en
salas de hospitales durante la mayor parte de mi vida. Ella necesita
tu amor y apoyo, incluso con sólo abrazarla, eso sería una gran ayuda. Sólo necesita
saber que si se cae, tú estarás allí para sostenerla.
—Gracias mamá. Voy a llamar a papá para que se informe en
la policía con relación al accidente.
Mi padre, que se opone firmemente a conducir borracho como yo, está
furioso. Él promete revisar los registros de la
policía mañana.
Entonces llamo a Taylor.
— ¿Dónde estás?
— En el aeropuerto. Voy a volar de regreso a Seattle con Stephan
en los próximos veinte minutos.
—¿Has tenido tiempo para hacer lo que te pedí?
— Sí señor. He comprado todo lo que indicó y ya están
entregados en su suite. Puede recoger las llaves en el mostrador. He arreglado el
presente de la señora Grey para que sea entregado a uno de los distribuidores
en Portland para que podamos recogerlo allí. También estoy
arreglando el resto de los artículos en su lista, señor. Stephan y
Beighley están en estado de alerta a la espera de su pedido para volar a
Georgia una vez que se les dé la orden. Andrea está
haciendo los arreglos comerciales para ser atendidos en su ausencia. Gail ha
incluido los artículos que usted ha solicitado para ahorrar tiempo. Me faltan
dos cosas por concluir de la lista, si desea me puedo devolver más tarde en la
noche si quiere.
— No. Quédate en Seattle esta noche. Sawyer está
aquí. Te voy a dar una idea mejor de los
planes mañana. Te lo haré saber antes de salir de Seattle.
— Sí señor.
Cuelgo y voy hacia la estación de
enfermeras. Las tres enfermeras están ocupadas con
varias tareas y suben su mirada cuando me acerco y cada una tiene la misma
expresión: cautivadas por mi rostro.
— ¿Lo puedo ayudar al señor? Lo
siento, no sé su nombre. Su paciente es
el Sr. Steele, ¿verdad? Pregunta la enfermera Kellie.
—Sí, le respondo.
— Voy a llevar a mi esposa a comer y descansar un poco. Ha tenido un día
difícil. Les voy a dejar nuestros números telefónicos en caso de algún cambio
en su condición. Por favor cualquiera que esté a cargo nos puede llamar.
Escribo nuestros números de teléfono celular en mi tarjeta de
presentación y se la entrego en la mano a la enfermera. Ella la lee y cuando ve
el nombre de Christian Grey sus ojos se abren.
— Sí, por supuesto, señor Grey, responde aturdida. Las otras dos
enfermeras la miran con la boca abierta. Entonces entro
de nuevo a la unidad de UCI y abro lentamente la puerta. Anastasia está
en silencio hablando con su padre. Me atengo a la
puerta primero para no molestarla.
... Y estamos remodelando una casa grande con vistas al Sound. La vista
es hermosa papá… un pedazo de cielo. Vamos a reunirnos mucho allí, así que nos
puedes visitar las veces que quieras. Sé que puedes pensar que es una pérdida
de dinero por remodelar una casa perfecta, pero queremos hacerla ecológicamente
sustentable, más amigable con el medio ambiente. Tendrá una pared de cristal
para tener la mayor cantidad de vista posible. También estamos construyendo un gran patio
cubierto. Será magnífico. Y ¿sabías que
Christian tiene una casa en Aspen? Yo no lo supe
hasta hace poco, pero estuvimos allí este fin de semana y la pasamos de
maravilla. Mi marido es un hombre maravilloso. Me sorprendió
al invitar a Kate, Elliot, Ethan y Mia al
paseo de Aspen. Y… dice con asfixia en sus palabras. Me acerco, pero
todavía no quiero molestarla ni romper su relación con su padre. Me siento en la
esquina de la cama.
... Y puedes ir allí con Christian a pescar, y si quieres invitamos al
Sr. Rodríguez y a José también, susurra. Pero Ray no responde, ni le da ninguna
indicación de que la oye… Me han dicho que la pesca es genial... ella gime sus
palabras en voz baja.
El ventilador succiona y expulsa el aire dentro y fuera de Ray. El
monitor del corazón suena constantemente como si fuera a enunciar sus latidos
para tranquilizarla. Un sonido reconfortante... Sintiendo mi
presencia en la habitación, ella voltea hacia arriba.
—Hola— le digo en voz baja. Mis ojos están
fijos en mi esposa, llena de compasión y preocupación.
—Hola— susurra.
— ¿Entonces voy de pesca con tu padre, el señor Rodríguez y José?
Ella asiente con la cabeza afirmativamente.
—Bueno. Vamos a comer y a dormir.
Ella frunce el ceño en desacuerdo.
—Ana, está en coma. He dado nuestros números celulares a las
enfermeras. Si hay algún cambio, van a llamarnos. Comeremos, nos
registraremos en un hotel, descansamos y luego regresamos esta noche.
Ella me mira con cansancio y asiente. Le doy una
sonrisa tentativa, y levanto mi mano hacia la de ella.
***** ❦ ♡ ❧ *****
La suite del hotel ya se ha reservado para nosotros, pero todavía
tenemos que registrarnos. Anastasia se queda parada junto a mí, cansada y casi
sin vida. Estoy inmensamente preocupado por ella. Cuando
finalmente abro la puerta de la suite, ella mira a su alrededor reconociéndola. Es la misma
habitación que la llevé cuando ella se emborrachó. Tiene un montón de buenos
recuerdos para mí. Ella está de pie en la puerta,
completamente paralizada, inmóvil. Pero su rostro
lleva el recuerdo y cariño.
— Un hogar lejos de casa— murmuro en voz baja. A
continuación agarro su maletín y lo coloco sobre la mesa auxiliar junto a uno
de los sofás.
Estoy en una situación en la que yo puedo hacer las cosas bien para
ella. Quiero hacer las cosas bien. Quiero ser
capaz de curar a su papá. Tranquilizarla, pero no sé cómo
hacer. Estoy fuera de mi elemento.
— ¿Quieres una ducha? ¿Un baño? ¿Qué necesitas,
Ana?— Pregunto mirándola. Quiero hacer algo para aliviar su tensión,
darle comodidad.
— Un baño. Me gustaría un baño— murmura después de un
largo minuto.
— Baño. Bien. Sí— le respondo
y paso al dormitorio mientras me aflojo la corbata y me la quito. Luego me
quito la chaqueta y la pongo en una silla, me enrollo las mangas mientras hago
mi camino hacia el baño. Tan pronto como entro, voy directo a la bañera y abro
la llave de agua caliente después de poner un poco de jabón y un poco de aceite
de baño. Cuando vuelvo a
entrar de nuevo en el dormitorio, Anastasia está mirando las bolsas de Nordstrom en la cama.
— Envié a Taylor a conseguir algunas cosas. Ropa para
dormir ya sabes— le digo con recelo, porque ella está a un millón de distancia
de su habitual comportamiento alegre, propio de su boca inteligente. Está
angustiada y no sé cómo solucionarlo. Ella solo me mira y asiente con la
cabeza.
— Oh Ana, nunca te he visto así— me quejo. —Normalmente eres tan
valiente y fuerte.
Ella me mira con ojos desolados, sin saber qué decir; simplemente me
mira con sus ojos azules muy abiertos. Está en shock. Luego envuelve
sus brazos alrededor de su torso casi para mantenerse de pie. No puedo
soportarlo. La atraigo en mis brazos y la aprieto con
fuerza.
— Bebé, está vivo. Sus signos vitales son buenos. Sólo tenemos
que ser pacientes— murmuro. —Ven— y tomo su mano para llevarla al
cuarto de baño. Le quito su chaqueta y la coloco en la silla. Entonces me
vuelvo hacia ella y deshago los botones de su camisa y la deslizo por sus
hombros. La atraigo hacia mí y mis manos serpentean su cintura para quitar su
falda que cae en sus pies. La saco de ella y le quito los zapatos, su
sujetador, bragas y medias. Por lo general, esto me despierta y de hecho me
despertó, pero quiero consolar a mi esposa y no ser exigente con ella.
Me quito la ropa y la dejo sobre la suya. Nos
metemos en la bañera y nos sentamos en el agua caliente, la atraigo hacia mí su
espalda en mi pecho. Ella está en silencio. Centrándose en
hacer estallar las burbujas delante de ella. Le beso el pelo
de forma intermitente para asegurarle que estoy aquí, dispuesto a cuidar de
ella, atendiendo sus necesidades. La abrazo más y mantengo mis brazos alrededor de sus
hombros.
— ¿No te metiste en la bañera con Leila verdad? Pregunta.
Su pregunta me hace pone rígido. Yo nunca haría
eso. Mi respuesta automática es un bufido y el
endurecimiento de mis brazos alrededor de sus hombros. —Uhm... no— Le
respondo casi herido, cómo puede pensar tan poco de mí.
— Eso pensé. Bien.
Tiro suavemente de su cabello recogido para verle directamente la
expresión de su cara. — ¿Por qué lo preguntas? La miro inquisitivamente.
Ella se encoge de hombros. —Curiosidad
mórbida. No sé... al verla esta semana.
Mi rostro se endurece. Ella no tiene nada de qué preocuparse por Leila
ni por ninguna otra mujer que se haya cruzado conmigo. — Ya veo. Menos mórbido—
digo en tono de censura.
—¿Por cuánto tiempo vas a apoyarla?
—Hasta que esté en condiciones. No lo sé— le digo la verdad,
encogiéndome de hombros. —¿Por qué?
—¿Hay otras?
—¿Otras?
—Ex a quienes mantengas— Su tono es inquisitivo, pero es mi esposa y
debe saber. Ella está acumulando información que pueda volver y morderme el
culo. Pero estoy decidido a ser veraz.
—Había una, sí. Pero ya no.
—¿Oh?
—Estaba estudiando para ser doctora. Ya se
graduó y tiene a alguien más.
—¿Otro dominante?
—Sí.
—Leila dice que tienes dos de sus pinturas— susurra, y sé que este tono aún
cuando lo dice en tono bajo, la hieren.
—Solía. No me importaban mucho. Tenían
mérito técnico, pero eran muy coloridas para mí. Creo que las tiene Elliot.
Como sabemos no tiene buen gusto.
Se ríe por primera vez desde que llegué al hospital. Toca mi corazón
inesperadamente y envuelvo un brazo alrededor de ella, derramando agua sobre la
bañera.
— Eso está mejor— le susurro y la beso en la sien.
—Él se va a casar con mi mejor amiga— me advierte.
—Entonces será mejor que cerré mi boca.
***** ❦ ♡ ❧ *****
No sé cuánto tiempo nos quedamos en la bañera, pero cuando salimos,
nuestras manos están arrugadas. Envuelvo a mi esposa en la suave bata de
felpa del Heathman y ella envuelve su cabello como un turbante con una toalla. La veo hurgar
el contenido de las bolsas que Taylor compró. Ahí hay suficiente para el fin de
semana. Mientras que ella está en eso yo ordeno el servicio de habitaciones. No puedo
soportar la idea de que esté sin comer todo el día.
—Aparte de acosarme en Clayton, ¿alguna vez has ido en verdad a una
tienda y solo comprado cosas?
—¿Acosarte? Le pregunto con dolor fingido.
—Sí. Acosarme.
—Estabas nerviosa, si mal no recuerdo. Y ese chico
estaba sobre ti. ¿Cuál era su nombre?
—Paul.
—Uno de tus muchos admiradores.
Ella rueda los ojos y estoy feliz de verla en su estado natural. Sonrío
con alivio y la beso.
— Esa es mi chica, le susurro. —Vístete. No quiero que atrapes
un resfriado de nuevo.
Se viste con la ropa que Taylor compró para ella: Jeans, camisa blanca y
sudadera azul pálido. Me pongo mis pantalones vaqueros y un suéter tejido gris.
Ella se ve por lo menos cinco años más joven vestida de esa manera.
Tomo su mano y nos vamos a la sala de estar. El servicio de habitaciones
llega con nuestra comida, la cual colocan en la mensa. Anastasia solo ve la
comida sin comprender y se sienta a comer sin ganas. Apenas se lleva tres
bocados del pescado, un poco de ensalada y verduras al vapor. No quiero
presionarla hoy, pero me preocupa que no coma bajo este estrés. Me paseo
alrededor de la mesa y me acerco a ella.
—Te ves tan joven— murmuro en voz baja. Ella levanta la
vista para ver mis ojos brillando con amor cálido para ella. —Y pensar que
mañana serás un año mayor— digo con voz melancólica. Su respuesta es una
sonrisa triste.
—No me siento bien para celebrar. ¿Podemos ver a Ray ahora?
—Claro. Desearía que comieras algo. Apenas y
tocaste la comida.
—Christian, por favor. Simplemente no tengo hambre. Tal vez después
de que hayamos visto a Ray. Quiero desearle buenas noches— Asiento y
recojo las llaves y la cartera y salimos de la suite. Cuando llegamos a la UCI,
nos encontramos con José yéndose. Está sin su padre.
—Ana, Christian, hola— nos saluda.
—¿Dónde está tu papá?
—Estaba demasiado cansado para volver. Tuvo un
accidente de tránsito esta mañana—dice sonriendo en tono de disculpa. —Y sus
analgésicos han hecho efecto. Lo dejaron fuera de combate. Tuve que luchar para
ver a Ray ya que no soy familia.
—¿Y? Anastasia pregunta ansiosa.
—Está bien Ana. Igual... pero todo bien.
Ella se hunde.
—¿Nos vemos mañana, chica del cumpleaños?
—Claro. Estaremos aquí.
José me mira con aprensión, luchando con algo, entonces tira Anastasia
en un breve abrazo. —Mañana— dice.
—Buenas noches, José.
—Adiós, José— digo. Él asiente con expresión amorosa. El anhelo en su rostro no
escapa a mi conocimiento. Camina con sus hombros caídos por el pasillo para llegar
al ascensor. Sigue enamorado de mi esposa.
—Todavía está loco por ti, le digo en voz baja.
—No, no lo está. Incluso si lo estuviera...— dice
encogiéndose de hombros, sin ningún pensamiento de lo que él pueda sentir por
ella.
Me las arreglo para darle una sonrisa tensa. Su rostro se
suaviza y su expresión cambia.
—Bien hecho— murmura.
¿Qué? ¿Por qué? Yo frunzo el
ceño.
—Por no echar espuma por la boca.
Mi esposa se las arregla para decir las cosas más inesperadas; y estoy
sorprendido y dolido de que ella pueda estar pensando en mí en esos términos
teniendo en cuenta las circunstancias. Me quedo
boquiabierto, un poco herido y un poco divertido. —Nunca he echado espuma. Vamos a ver a
su papá. Tengo una sorpresa para ti.
—¿Sorpresa?— Pregunta con ojos muy abiertos, alarmada.
—Ven— y tomándola de la mano empujo las puertas dobles de la UCI.
De pie en el extremo de la cama del papá de Ana está mi madre, en una
profunda discusión con el doctor Crowe y otra doctora. Cuando nos ven entrar,
mi mamá sonríe.
—Christian— se adelanta y me besa
en la mejilla, y luego abraza a Ana cálidamente.
—Ana. ¿Cómo lo llevas?
—Estoy bien. Es mi padre quien me preocupa— responde
ella.
—Está en buenas manos. La doctora Sluder es una experta en su
campo. Estudiamos juntas en la universidad
de Yale.
—Sra. Grey— ella saluda a Anastasia muy
formalmente. —Como médico de cabecera de su padre, me
complace decirle que todo va por buen camino. Sus signos vitales son estables y
fuertes. Tenemos toda la fe de que va a tener una recuperación completa. El
edema cerebral se ha detenido y muestra signos de disminuir. Esto es muy
alentador en tan poco tiempo— afirma en un acento suave sureño.
—Es una buena noticia— murmura Anastasia, aliviada.
Ella sonríe con gusto. —Lo son señora Grey. Estamos cuidando muy bien de
él.
— Me alegro de verte de nuevo Grace— le dice a mi madre.
Mi madre le sonríe a su amiga —Igualmente Lorraina.
—Dr. Crowe, dejemos que estas buenas personas visiten
al Sr. Steele— le ordena al joven cirujano. Crowe sigue la
estela de la Dra. Sluder.
Desde que entramos en el hospital, hay esperanza en los ojos de
Anastasia por primera vez. Mi madre la toma de la mano y aprieta
suavemente. —Ana, cariño, siéntate con él. Habla con
él. Está todo bien. Voy a estar con
Christian en la sala de espera.
Ella asiente con la cabeza. Le sonrío y
dejo la UCI con mi mamá.
—¿Mamá? ¿Qué es lo que realmente piensas?
— Lo mismo que la doctora Sluter le explicó a Ana. El pronóstico es
positivo— Exhalo con aliento de alivio.
—Estoy tan contento de que vinieras, mamá— La sonrisa de
mi madre es alegre.
—Tú y Ana me necesitaban Christian. ¿Dónde más
podría estar?
—Gracias. Bueno, esto trae otra petición...— Le digo
con suspiro. —Es el cumpleaños número veintidós de Ana y pasar todo un día en
la UCI no era lo que había planeado para ella.
—Bueno, querido, la vida está llena de incidentes que están fuera de
nuestro control. Improvisaremos.
—Sí. Quiero hacerle una reunión aquí, en el
Heathman. Me gustaría que tú y papá, Kate y Elliot,
Mia y Ethan, y José y su padre estén presente. Tengo que
llamar a la madre de Ana y traerla de sorpresa.
Mi madre me mira con alegría.
—¡Es una idea maravillosa, hijo! Ella brota. No sé como
agradecerle a Ana devolverme a un hijo— dice con una voz apenas audible, pero la
he oído, no obstante.
—Voy a llamar a Elliot y a Mia, y organizar el viaje de la mamá de Ana— dice como si estuviera planeando la boda
de su hijo.
—Gracias mamá.
***** ❦ ♡ ❧ *****
—¿Ana?
—No, señora
Adams, quiero decir, Carla. Es Christian.
—Oh, Hola ¿Christian?—
Responde ella en un tono de pregunta. —¿Está todo bien?—Pregunta directamente
interesada.
—Ana y yo
estamos bien, pero Ray ha tenido un accidente de coche. Él está en un hospital de Portland.
—¡Querido Dios! ¿Está bien?— Grita conmocionada.
—Sí— le digo en
un tono uniforme, tranquilizador. —Está en condición estable. Se le está dando la mejor atención con
los mejores médicos disponibles. Uhm...
este no es el momento adecuado, pero es
cumpleaños de Ana mañana y ella está muy angustiada por su padre. Me gustaría
animarla un poco si su familia y amigos estuvieran con ella mañana en su
cumpleaños— me corrijo inmediatamente —Un regalo de cumpleaños sorpresa.
Estaría en deuda con ustedes si vinieran. Sé que sería memorable para ella si
tú y Bob estuvieran aquí— le digo.
—¡Oh! Sí, sí.
— Voy a enviar
el jets de la empresa para que los busque y los lleve de vuelta. Te agradecería
si no la llamas a pesar de estar consciente de la condición de Ray y si lo
haces por favor mantén la reunión en secreto.
—¡Christian! Eres un yerno maravilloso. Sí, por supuesto
que vamos. Es el cumpleaños de mi bebé después de todo. Y...— se ahoga en sus palabras. —... Y el pobre Ray. Me gustaría verlo. Lo siento Christian. No me hagas caso. Soy una vieja
llorona, pero gracias. Gracias
por cuidar a mi bebé, Christian.
— Me gusta
hacerlo. Es mi esposa— le digo
posesivamente. Puedo sentir su sonrisa, por el otro lado del teléfono.
Después de
colgar con Carla, mi madre se acerca sonriendo.
—Ellos van a
venir— dice simplemente.
— ¡Sí!
¡Genial!— le respondo y envío un texto a Taylor, para que me informe sobre los
planes y que Andrea haga las reservaciones de la familia e invitados en el
Hotel. Y hago mi última llamada telefónica a José Rodríguez.
***** ❦ ♡ ❧ *****
Cuando volvemos
al Heathman, tanto Ana como yo estamos exhaustos, pero en un mejor estado de
ánimo que al principio del día. Anastasia
se desliza en mi camiseta blanca y se mete en la cama.
— Luces más
brillante— le digo tímidamente mientras me pongo mis pantalones de pijama.
—Sí. Creo que después hablar con la Dra.
Sluder y tu mamá hizo una gran diferencia. ¿Le
pediste a Grace que viniera?
Me deslizo en
la cama y la volteo para luego pegar su espalda de mi pecho en un abrazo.
—No— le
respondo. —Quería venir a comprobar
a tu padre por sí misma.
—¿Cómo lo supo?
—La llamé esta
mañana. Nena, estás agotada. Deberías
dormir.
—Hmmm...
murmura de acuerdo, completamente cansada. Ella voltea la cabeza para mirarme
inquisitivamente. Conozco esa
mirada. Pero también sé que no va
a estar aquí por completo en mente y cuerpo. Y
cuando la tengo, la quiero toda conmigo. En
este momento, lo único que quiero hacer es mostrarle que la amo. Se vuelve y pega su cara de mi pecho y
se acurruca contra mí envolviendo su pierna sobre la mía.
—Prométeme
algo— digo en voz baja.
—Hmm… Ella
tararea.
—Prométeme que
vas a comer algo mañana— dije apenas conteniéndome a mí mismo. Ella no ha comido nada desde el
desayuno, y eso fue hace mucho tiempo. —Puedo
casi tolerar que llevaras la chaqueta de otro hombre sin echar espuma por la
boca, pero, Ana... necesitas comer. Por
favor.
—Hmmm— ella
asiente y le beso el pelo.
—Gracias por
estar aquí— murmura medio somnolienta y besa mi pecho.
¿Por qué iba a
darme las gracias por ello? Soy
su marido. Le prometí amarla,
salvaguardarla, protegerla, cuidarla y apoyarla. Compartir sus penas y
consolarla en los momentos de necesidad.
—¿Dónde más
podría estar? Quiero estar donde
quiera que estés, Ana. Estar aquí
me hace pensar en lo lejos que hemos llegado. Y la primera noche que dormí
contigo. Qué noche aquella. Te observé durante horas. Eras solo… perfecta—
Suspiro recordando. Ella sonríe en mi pecho.
— A dormir— le
ordeno y pronto ambos caemos en un sueño profundo.
La espera ha valido la pena. Me encanta esta historia. Muchas gracias por la traducción, en espera ansiosa cde los próximos capitulos. Saludos desde Nueva Caledonia Anel
ReplyDeleteHERMOSO CAPITULO DE VERDAD LO EXTRAÑABA....POBRE CHRISTIAN NO SABE QUE HACER PARA CONSOLAR A ANA QUE LINDA MANERA DE CAPTAR LO QUE PASA....POR FAVOR SIGAN CON ESTO ME ENCANTA LEERLO...QUE INTENSIDAD DE AMOR ME SIENTO MARAVILLADA
ReplyDeleteDios que capitulo tan precioso. Me encanta ver la preocupación de Cristian por su Ana, el siempre tan pendiente de ella. (¿Donde se esconderán estos hombres??)jajaja.
ReplyDeleteHasta verlo celoso es genial.Y Jose siempre suspirando por Ana a sabiendas que quiere a Cristian, debería mirarse en un espejo jejeje (creo que me pase) Pero es que Jose no le llega ni a la suela a nuestro 50.Si el supiera en realidad el gran amor de Cristian por Ana se quedaría tranquilo.
Y ahora viene lo mejor, lo mas emocionante. Gracias Emine tan fabulosa como siempre. amo como escribes.
Y Patricia mil gracias amiga, nuestra charla quedo a medias. Eres fabulosa con tus traducciones. Un besote desde la tierra del sol amada.
Nancy Fica Soto:
ReplyDeletegenial capitulo no puedo escribir en su blog....pero desde aqui le digo q esta buenisimo cada detalle todo escrito muy bien emine es genial....se pone cada vez mejor los capitulos....espero con ancias el resto.
Pamela Nicosia Definitivamente me encanto como logro interpretar el cierre de negocios de cris! Como dijo el taiwanés tan joven y bueno para los negocios! En un momento de intranquilidad pensando en Anastasio él siempre en una línea! Jajaja me encanta cuando cris se pone celoso ! Lindo capítulo el compartir lo bueno y lo malo de una pareja se ve muy real este capitulo.
Super capitulo como siempre. Me encanta ese christian en los negocios como se impone como siempre definitivamente es el amo del universo, y la preocupacion de no estar con su esposa en ese momento amo a ese hombre.Emine es buenisima te felicito, espero ansiosa el siguiente capitulo
ReplyDeleteMe encantan estos capítulos, de hecho me gusta mas que los de la autora :P . Gracias chicas por esta gran labor.
ReplyDeleteUna consulta, ya no seguirán traduciendo ??
no olviden subir mas capítulos son estupendos
ReplyDelete¿Ya no vas a publicar?
ReplyDeleteSiento mucho que no hayas podido continuar, espero que lo que sea te lo impida no sea un problema y así puedas seguir deleitándonos con tu magnífica traducción.
ReplyDeleteFantastico capitulo, muchas gracias por la traducción. Deseando leer el resto de la historia.
ReplyDeleteHERMOSO CAPITULO.
ReplyDeletePARA CUANDO TENDREMOS EL SIGUIENTE???
NOS DEJAN A LA MITAD DE UNA HISTORIA TAN HERMOSA Y MUY INTERESANTE.
GRACIAS POR TAN HERMOSO TRABAJO.
hola por favor suban mas capitulos ya mas de 6 meses de este por favor
ReplyDeleteSeguimos en la espera de más capítulos. Ha sido una historia magnífica. Felicitaciones.
ReplyDeleteHola, es una historia excelente me encanta, por favor sube más capitulos
ReplyDeleteHola, por favor seguir con la traduccion, es una pena que esta historia tan buena se quede inconclusa.
ReplyDeleteGracias
Hola!!Adoro esta historia y la traducción es fantástica!! Por favor no dejes de traducir :(
ReplyDeleteHola!!Adoro esta historia y la traducción es fantástica!! Por favor no dejes de traducir :(
ReplyDelete