Capítulo XIV
HOGAR DULCE HOGAR
Anastasia espera
que le explique mi preocupación, pero no puedo encontrar palabras para
expresarlo. Todo lo que hago es abrazarla con fuerza sin querer dejarla ir.
Ella toma una profunda respiración y comienza a recitar sus votos
matrimoniales.
_ Te di mi voto
solemne de ser tu fiel compañera en la salud y en la enfermedad, para estar a
tu lado en las buenas y en las malas, para compartir tanto tu alegría como tu
tristeza…
Al escuchar sus
votos, me quedo congelado y desarmado.
_ Me comprometo
a amarte incondicionalmente, apoyarte en tus metas y sueños, honrarte y
respetarte, a reír y llorar contigo, a compartir mis esperanzas y sueños y
brindarte consuelo en momentos de necesidad…
Estoy sin
palabras e incapaz de responder o mover alguna extremidad. Estoy escuchando su ferviente
recitación de los votos que escribió para mí, con los ojos muy abiertos,
asustado, preocupado, ansioso y agitado aún. Mis
labios se abren, pero las palabras no salen. Ella
continúa recitando el resto de sus votos, recordándome lo que ha prometido
hacer como esposa y compañera de vida.
_ Y valorarte
por tanto tiempo como ambos vivamos, dice ella en un suspiro. Me mira tratando
de escudriñar mis ojos.
_ Oh, Ana, le
susurro y me salgo de ella, rompiendo nuestro contacto físico. Nos quedamos
cada uno de lado, y yo la miro maravillado. Ella está tratando de ser la esposa
que prometió que sería y yo estoy tratando con mi esfuerzo de protegerla, de
descarrilar sus esfuerzos. Le acaricio la cara suavemente con el dorso de los
nudillos. ¿Qué puedo decir en
respuesta a eso, sino recordarle lo que también yo le prometí a ella? Yo
también estoy tomando mi trabajo como su marido protector muy seriamente. Ella
tiene que saber eso. Empiezo susurrando mis votos con el mismo amor y devoción
que lo hice cuando nos casamos.
_ Prometo
solemnemente que te protegeré y que valoraré profundamente en mi corazón
nuestra unión. Prometo amarte fielmente, renunciando a otras, a través de los
buenos y malos tiempos, en la salud o en la enfermedad independientemente del
lugar donde la vida nos lleve. Te protegeré, confiaré en ti y te respetaré.
Compartiré tus alegrías y penas y te consolaré en los momentos de necesidad. Me
comprometo a cuidarte y mantener tus esperanzas y sueños y mantenerte a salvo
en mi vida. Todo lo que es mío ahora es tuyo. Te doy mi mano mi corazón y mi
amor desde este momento por tanto tiempo como ambos vivamos.
Las lágrimas
comienzan a correr por los ojos de Anastasia. No
quiero preocupar a mi esposa, pero por no hablar con ella, le estoy haciendo
daño. No sé qué hacer. Miro a Anastasia con todo mi amor y una
lucha dentro de mí.
_ No llores, le
susurro mientras limpio sus lágrimas.
_ ¿Por qué no
me hablas? Por favor, Christian,
ella me suplica. Cierro los ojos con
agonía. ¿Cómo puedo hacer que
cuando mi primer instinto me dice que debo protegerla de todo, ella me pide que
la exponga a ellos?
_ Me prometí que
te traería consuelo en tiempos de necesidad, por favor no me hagas romper mis
votos, ella suplica más. Hacerla romper sus votos es lo más alejado de mi
mente; así que, con dificultad me
decido a decírselo. Suspiro, abro
los ojos con recelo y miedo.
_ El incendio
fue provocado, le digo. Sus ojos
se abren con mi respuesta.
_ Y mi mayor
preocupación es que estén detrás de mí. Y
si están tras de mí… Me detengo y cierro los ojos. Temo que si lo digo en voz
alta, se pueda hacer realidad. No puedo correr ese riesgo. Pero ella termina mis pensamientos.
_ ...Podrían
llegar a mí… dice en un susurro. Al escucharlo de sus labios, hago una
mueca de dolor. Ella acaricia mi
rostro para aliviar mis temores. Y
de alguna manera su toque me ablanda el interior.
_ Gracias, dice
ella. Yo surco mis cejas. ¿Me está dando las gracias porque ella
está en peligro? ¿Ella no valora
su vida?
_ ¿Por qué?
_ Por
decírmelo, responde. Bueno, ella
es experta en sacar información. Niego
con la cabeza, y por primera vez desde que me confirmaron que el incendio fue
premeditado, me permito una sonrisa.
_ Oh, señora
Grey; puede ser muy persuasiva.
_ Y tú puedes
criar e internalizar todos tus sentimientos y preocuparte hasta la muerte. Es
probable que mueras de un ataque al corazón ante de los cuarenta y te quiero a
mi alrededor por mucho más tiempo que eso.
_ Sra. Grey, tú serás mi muerte. Al verte en la moto acuática casi tuve un
infarto, le digo y caigo en la cama cubriendo mis ojos con mi antebrazo.
No es solo la moto acuática, es la forma en que ella no toma en cuenta
cuando le pido hacer algo por su bienestar. Pero Anastasia nunca escucha. Tengo
un dolor constante dentro de mí. Siempre estoy en un dilema con ella. Por un
lado sus travesuras me dan vida, pero por otro lado me preocupan hasta la
muerte. Antídoto y veneno. Es un paquete hermoso lo que tiene Anastasia.
_ Christian, es
sólo una moto de agua. ¿Te
imaginas cuando visitemos tu casa en Aspen y yo tenga que esquiar por primera
vez? Pregunta.
Es nuestra casa
por amor de Dios y ¡ella nunca irá a esquiar si puedo evitarlo! Puede leer el
horror en mi cara.
_ Nuestra casa,
finalmente logró murmurar.
Ella continúa ignorándome.
_ Soy una
persona mayor Christian y soy más fuerte de lo que parezco. ¿Cuándo vas a
aprender eso?
No sé si alguna
vez puedo superar ese miedo. Ella
es la persona más valiosa que jamás haya existido para mí. ¿Cómo puedo estar tranquilo a sabiendas
que puede estar en peligro? Si le
digo algo al respecto, ella va a discutir conmigo, no lo va a entender. Mi boca
se cierra en una línea dura y no le digo nada.
_ Con respecto al incendio, ¿Ya avisaron a la
policía? Me pregunta.
_ Sí, le digo
en una expresión seria.
_ Bien,
responde ella. Ahora sería un buen momento para informarle
de la seguridad.
_ Vamos a tener
mayor seguridad, le digo tranquilamente, esperando que discuta. Pero ella
tranquilamente responde.
_ Entiendo,
dice y luego mira hacia abajo.
_ ¿Qué?
Pregunto distraídamente.
_ Tú.
_ ¿Yo? ¿Qué pasa conmigo?
_ Todavía estás
vestido, dice ella. Miro mi ropa
recordando el deseo irresistible que tuve para enterrarme en ella.
_ ¡Ah! Le contesto divertido y finalmente le sonrío.
_ Sra.
Grey, usted sabe lo difícil que es para mí mantener mis manos lejos de usted,
sobre todo cuando se está riendo como una colegiala.
Ella
inmediatamente se mueve y se monta sobre mí, extendiendo mis manos a los lados.
Cuando ella levanta sus manos, entiendo inmediatamente que quiere hacerme
cosquillas. Agarro rápidamente
sus muñecas y la detengo. No
puedo soportar que me hagan cosquillas.
_ No, le digo
con firmeza. Ella me hace
pucheros con sus sentimientos heridos. Añoro
que Ana me toque de la manera que puedo soportar, pero esto es demasiado nuevo
para mí y aún no puedo permitir que me hagan cosquillas. No sé como voy a
reaccionar. O corro o peleo. Y yo no quiero accionar ese gatillo con Ana.
_ Por favor, no
lo hagas, le digo en un susurro. Simplemente no podría soportarlo. Nunca me hicieron
cosquillas de niño, le digo, y ella relaja las manos entendiendo que no.
_ Yo solía ver a
Carrick que a Mía y a Elliot le hacía cosquillas
y se veía divertido, pero yo… yo…
Anastasia
coloca su dedo índice en mis labios de manera afectiva y por suerte me silencia.
_ Calla, lo
sé... murmura, y suavemente me besa y a continuación se acurruca en mi pecho,
donde he debido tenerla desde el principio. Ahora
es una sensación de bienvenida. Mis
brazos la abrazan con fuerza y entierro mi nariz en su pelo, inhalando su
aroma. Le acaricio suavemente la
espalda, tranquilizándola. Nos quedamos
así acurrucados durante mucho tiempo. Finalmente me hace la pregunta que ha estado
gestando en su cabeza.
_ ¿Cuál es el
tiempo más largo que te has pasado sin ver a Flynn?
_ Dos semanas. ¿Por qué? ¿Tienes un impulso incorregible de
hacerme cosquillas? Pregunto.
_ No, se ríe. Creo que te ayuda, dice ella.
Hago un ruido
muy poco caballeroso.
_ Debería, le pago lo suficiente.
Ahora me entró curiosidad. ¿Está
preocupada por mí? Tiro suavemente de su cabello para ver su rostro. Nuestras
miradas se encuentran. Quiero saber exactamente lo que siente. Me gustaría
saber desesperadamente que ella se preocupa por mí.
_ ¿Está usted
preocupada por mi bienestar señora Grey? Pregunto en un tono suave.
_ Toda buena
esposa se preocupa por el bienestar de su amado esposo, Sr. Grey, ella se burla
de mí. Pero sus palabras son un
calmante para mi alma.
_ ¿Amado? Le
susurro sin poder ocultar mi angustia. Yo
quiero ser su amado, sin embargo, no puedo superar el sentimiento de ser
indigno de su amor.
_ Muy, muy
amado, responde ella y me besa. Me
pierdo en ella y en nuestro momento privado.
_ ¿Quieres desembarcar
para comer Sra. Grey?
_ Quiero comer
donde quiera que estés más feliz, responde ella con firmeza.
_ Bien. A bordo
donde pueda mantenerte a salvo, le digo sonriendo. Gracias por mi regalo, le
digo agarrando la cámara y tomando una foto de los dos, después de poner todo
mi miedo al descubierto.
_ El placer es
todo mío, responde Anastasia, y yo voy a buscar mi lugar feliz una vez más:
enterrado en mi esposa.
*****❦ ♡ ❧*****
Anastasia y yo
cenamos a bordo, pero ella está muy callada, su mente está en un lugar
distante.
_ ¿Qué estás
pensando? Pregunto en un tono suave, interrumpiendo sus ensoñaciones, mientras
me tomo un sorbo de café luego de la cena.
_ Versalles,
responde ella.
_ Ostentoso,
¿no? Sonrío. Ella mira alrededor
del yate. Confundiendo lo que dije.
_ Esto
difícilmente es ostentoso.
_ Lo sé, pero
sigue siendo hermoso. La mejor
luna de miel que una chica podría desear, dice ella.
_ ¿En serio? Pregunto
sorprendido. Estoy muy contento
de saber que a ella le gusta nuestra luna de miel, a pesar de los chupones, el
castigo de mierda, las marcas de las esposas, el incendio en mi trabajo… Me
alegro de haber hecho algo bien.
_ Por supuesto
que lo es.
_ Sólo tenemos
dos días más ¿Hay algo que te
gustaría ver o hacer?
_ Sólo quiero
estar contigo, susurra.
_ Bueno,
¿podrías estar sin mí por alrededor de una hora? Necesito revisar mis correos
electrónicos, averiguar lo que está pasando en casa.
_ Claro, dice
en un tono brillante que se reserva cuando quiere ocultar una decepción. En
cierto modo, su respuesta me hace feliz. Estoy
feliz de que ella quiera pasar tiempo conmigo y hasta para mí una hora sin
verla es difícil.
_ Gracias por
la cámara bebé, le digo y me dirijo a la oficina.
Enciendo mi ordenador
portátil y empiezo a revisar mis
correos. Hasta ahora no hay nada nuevo. Welch me informa que compartió la
evidencia que recogió su equipo con la policía, pero no está convencido de que
se resuelva rápidamente. Él no está contento con el lento progreso. Saco mi Blackberry y marco su número. Welch responde al primer tono.
_ Sr. Grey.
_ Welch, ¿cuál
es el problema con el departamento de policía?
_ No hay ningún
problema con el departamento de policía Sr. Grey. Pero me preocupa que no me haya
expresado bien en el email. Dado que usted es el segundo contribuyente en el
estado de Washington, el departamento de policía se encuentra en la obligación
de hacer todo por el libro y poco a poco, para no dejar ningún margen de error.
Pero el tiempo es de lo que no disponemos, eso es lo que me preocupa.
_ ¿Por qué
dices eso? Le pregunto con una voz apenas controlada.
_ Ellos tienen
que hacer todas las pruebas y establecer su propia conclusión. Mientras tanto
esperamos. Ahora sabemos que este
es el segundo intento. Pongo mi reputación en una mesa si me equivoco que esto
fue obra de la misma persona que averió el Charlie Tango. Nosotros no estábamos
vigilando el aeropuerto, eso era problema de ellos, pero esta es nuestra casa
por así decirlo… yo lo interrumpo.
_ ¡Los dos
sabemos que esa persona logró eludir nuestra seguridad en nuestro propio
territorio! Así que dime Welch, ¿donde estoy seguro? ¡Te estoy dando todos los recursos
disponibles para que encuentres a ese hijo de puta! ¡Haz lo que tengas que
hacer y no esperes por la policía! ¡No me gustaría tener tus bolas en un plato!
_ Entiendo,
murmura con voz firme.
_ Dime de una
vez por todas ¿qué necesitas para atrapar a este hijo de puta? ¿No tienes suficientes pruebas? ¿Qué
coño necesitas para encontrarlo?
_ Como jefe de
su equipo de seguridad, me gustaría pedir su permiso para traer a Pella. Como usted
sabe, señor, es muy caro.
_ Pensé que él
sólo investiga incidentes relacionados con aviones, digo reclinándome en la
silla, paso mi mano por el pelo, exasperado. El
cuero de la silla protesta con mi empuje contundente.
_ No señor,
Pella tiene brazos largos, está en todo tipo de incidente, solo que no le gusta
que lo sepan. Hay una razón por la que los mejores jubilados de operaciones
especiales darían un brazo o una pierna por trabajar con él. Alguien me dijo
muy discretamente que inclusive presta servicio para investigar a ciertos
gobiernos; investiga asesinatos, secuestros, lo que sea, dice bajando la voz.
_ ¿Y cómo sabes
eso?
_ Yo prefiero
no revelar mis fuentes, señor. Código
tácito de conducta. Pero sé que
es verdad...
_ ¿Por qué
habría de investigar a los gobiernos? Es
evidente que tendrían más recursos que lo que él tiene, le digo momentáneamente
intrigado.
_ La política de
puerta trasera señor… negocia… lo que sea… Tiene amigos en todas partes. Es un
misterio. Es envidiable de como hace amigos poderosos. Así los gobiernos
mantienen sus manos limpias. Y él puede entrar y salir del país que quiera.
_ ¿Cómo se las
arregla para hacer eso?
_ Porque, de
alguna manera él tiene hombres y recursos en todas partes, y puede rastrear cualquier cosa con poco o sin
ningún rastro. Él no se ensucia las manos, pero sé que puede reunir pruebas y
armar el rompecabezas y llegar a resultados donde otros no pueden llegar. Y él
siempre establece sus propias reglas.
_ ¿Estás
tratando de decirme que has fallado? Le pregunto mientras se acumula mi
rabia.
_ No señor. Le estoy pidiendo traer más recursos.
La policía ralentizará la investigación y necesitamos resultados
inmediatamente. He usado todas mis fuentes para llegar a él, pero incluso las
fuerzas de élite aprietan los labios cuando se trata de él. Todos le son
leales. Ya sabemos que tiene pocos amigos, pero sabemos que usted está en ese
pequeño círculo de amigos que tiene. Podríamos persuadirlo para que aparezca
una segunda vez. El fue capaz de encontrar los vínculos con el sabotaje de
Charlie Tango, cuando la policía no pudo. El podría hacer la conexión del
problema de Charlie Tango con el incendio en GEH.
_ ¡Muy bien! ¡Encuéntralo!
_ Sí, señor, lo
voy a localizar.
_ ¿Algo más?
_ Eso es todo
lo que tengo por ahora, señor. Lo
actualizaré tan pronto se produzca algún cambio en la investigación, o si me entero
de algo sobre Pella.
_ Hazlo rápido. ¡Se trata de tus bolas, Welch!
_ Sí, señor,
responde con solemnidad, y cuelgo.
La exasperación
inunda sobre mí. No me gusta que
algo esté fuera de mi control, ya sea personal o de negocio. Haré todo lo que esté a mi alcance
para recuperar el control de nuevo en mi vida. ¡La idea de que hay un loco por ahí,
que está detrás de mí, posiblemente después de mi esposa o incluso tras mi
familia, me está llevando a la locura! Respiro profundo cuando me levanto y me paseo
por la habitación. Salgo de la oficina para encontrar a mi esposa. Veo a Anastasia venir a la cubierta. Ella ve mi cara de preocupación antes
de ponerme la máscara impasible y entra en mi abrazo. Cruzo los brazos sobre
ella y la aprieto fuertemente durante varios minutos hasta que la sensación de
impotencia se desploma.
*****❦ ♡ ❧*****
_ ¡No
Christian! ¡No te vayas!
Me despierto en
la oscuridad cuando Anastasia está hablando en una pesadilla, nerviosa. Respira
con dificultad, como si alguien la está ahogando. ¡Tiene un ataque de pánico!
_ Oye… nena… le susurro suavemente para no asustarla. Está preocupada y su pánico me asusta. Tengo que ser muy cuidadoso con lo
información que comparta con ella de ahora en adelante. Lo menos que quiero es
que tenga pesadillas por mi culpa. Ese peso lo cargo yo, no ella.
_ Oh, Christian,
murmura. Puedo oír el aleteo de
su corazón y su angustia rompe el mío. Envuelvo mis brazos alrededor de ella. Siento grandes gotas de lágrimas que fluyen
sobre mi brazo.
_ Ana, ¿qué
pasa? Le pregunto, acariciando su mejilla tratando de calmarla y
tranquilizarla. ¡Oh, Dios! Su angustia me atormenta.
_ Nada. Sólo una tonta pesadilla, susurra. Yo beso su frente, sus mejillas y el borde de sus
labios suavemente.
_ Solo fue una
pesadilla nena. Te tengo. Te mantendré a salvo.
Ella acurruca
su cabeza en el hueco de mi brazo, inhalando mi olor profundamente. La envuelvo
en un capullo en mis brazos y piernas. Ella se queda dormida de nuevo, pero
sigue estando inquieta; al final también caigo en un tranquilo sueño.
*****❦ ♡ ❧*****
Me levanto
temprano de nuevo. Decir que las últimas
noches he estado incómodo, sería un eufemismo. Anastasia no ha dejado de tener
pesadillas, ha estado asustada, llorando y hablando en sueños. Este silencio ha
sido una locura. Necesito saber quien nos está haciendo esto y hacerlo pagar.
Tomo una ducha rápida, me pongo mis jeans y mi camiseta gris. Tomo mi
Blackberry y salgo del camarote sin hacer ruido y me voy a la oficina. Llamo a
Welch.
_ Uhm... Buenos
días señor Grey. Lo siento no
estoy seguro de la hora allá en Francia, dice disculpándose.
_ Son las 5:18am, respondo.
_ ¿Está todo
bien? Me pregunta.
_ ¿Has oído
algo sobre Pella? Pregunto, ignorando su pregunta.
_ Lo conseguí.
Estaba esperando el momento oportuno para llamarlo señor.
_ ¿Y?
_ Está
actualmente en Londres, pero me dijo que puede estar en Seattle el martes.
_ Martes...
Está bien, le respondo. Puedo
vivir con eso. ¿Algo nuevo con la
investigación de la policía?
_ No, señor. Sólo el laboratorio de criminalística vino,
tomaron evidencia, pero nada. Dudo que consigan algo nuevo.
_ ¿Qué pasó con
los servidores? ¿Barney los sacó
a otra sala?
_ Sí, señor, eso
ya está hecho. Pero eso es sólo
una solución temporal. Cuando
Pella y su equipo completen su trabajo en la sala de servidores, tendríamos que
devolverlas a su sitio original. Tenemos protección 24/7, pero los servidores
están mejor asegurados en su lugar original.
_ Estoy de
acuerdo. Nos vemos el lunes,
entonces, le digo y cuelgo.
Me sirvo una
copa de vino y doy un sorbo largo. Vuelvo al camarote. Tomo una pequeña silla y
la llevo al borde de la cama. Anastasia está dormida. Yo me le quedo viendo. Es
tan hermosa. Pero su sueño es inquieto. La veo por mucho tiempo y comienza a
hablar de nuevo. Algunas palabras son ininteligibles. Sin embargo otras son
bastantes claras.
_ Christian...
murmura en su sueño. Pronuncia mi nombre
con preocupación y ansiedad. ¡No le hagas daño! Continúa.
¡Joder tiene una pesadilla!
_ Shhh.... me
acerco y le susurro. Ella gime y da vuelta en la cama. Sus manos se extienden
instintivamente hacia mi almohada y ella siente mi ausencia. Inmediatamente entra en pánico, se
agita y se despierta. Respira con
dureza, todavía bajo los efectos de su pesadilla. Ella mira alrededor del
camarote buscándome. Pongo el vaso de
vino enseguida sobre la mesa y me meto en la cama con ella.
_ Hey, no te
asustes, bebé. Todo está bien, le
digo suavemente en un tono tranquilizador. Sus
ojos están muy abiertos, casi aterrorizados. Le
acaricio el pelo cariñosamente, quitándolo de su cara, y ese es el único lugar
que le toco para no asustarla. Sintiendo
mi presencia ella se calma de inmediato. Trato de poner mi cara impasible, pero
la ansiedad es tan grande que no puedo.
_ Has estado muy nerviosa este último
par de días, murmuro.
_ Estoy bien, Christian,
dice y sonríe. Es la sonrisa que tiene
para cuando quiere ocultar su miedo. Ella no me puede engañar. Los dos estamos
tratando de protegernos mutuamente de preocupaciones. Pero es mi trabajo ahuyentar todas sus
pesadillas. El dolor, la
preocupación y la ansiedad se notan en sus ojos.
_ ¿Me estabas
viendo dormir? Pregunta.
_ Sí...
respondo, mi mirada fija en la de ella, estudiando su rostro. Estabas hablando.
_ ¿Ah, sí? Me
pregunta en un tono preocupado por lo que podría haber revelado.
_ Estabas
preocupada, le susurro. Su angustia me llena de preocupación. Está grabada en el ceño fruncido en su
rostro. Me inclino y le beso la
frente entre las cejas.
_ Cuando frunces
el ceño, se te forma una V aquí. Es
suave para besar. No te preocupes nena, yo cuidaré de ti.
_ No soy yo la
que me preocupa. Me preocupas tú. ¿Quién cuida de ti?
Mi esposa me
ama lo suficiente como para tener pesadillas temiendo por mí. Le sonrío en tono admonitorio.
_ Soy lo
suficientemente grande y lo suficientemente feo como para cuidar de mí mismo.
No quiero que
los últimos días de nuestra luna de miel sea recordado por estos malos
momentos. Tengo que hacer algo para
cambiar eso. Algo divertido. Algo
que he querido hacer.
_ Ven. Levántate. Hay una cosa que me gustaría hacer
antes de volver a casa, digo con una amplia sonrisa. Ella me mira sorprendida, y yo le doy
una nalgada en su culo delicioso. Ella
grita, pero se levanta. Se ducha, se viste
y come. Por último nos colocamos los chalecos salvavidas los dos, me la
llevo a la moto de agua. Ella me
mira, completamente desconcertada. Le
amarro la llave de la moto de agua en su muñeca y la miro expectante. Ella
parpadea con sorpresa.
_ ¿Quieres que
te lleve? Me pregunta incrédula.
_ Sí, sonrío. ¿No está demasiado apretado?
_ Está bien. Oh... ¿Es por eso que llevas puesto un
chaleco salvavidas? Pregunta levantando una ceja inquisitiva.
_ Sí, digo
sonriendo.
_ Tanta
confianza en mis habilidades de conducción señor Grey, dice ella con sarcasmo.
_ Como siempre,
señora Grey, respondo.
_ Bueno, no me
sermonees, ella advierte de antemano. Pongo
mis manos en un gesto defensivo, sin dejar de sonreír como un idiota.
_ ¿Me
atrevería? Pregunto en un tono herido simulado.
_ Sí que lo
haces y con mucha frecuencia y aquí no podemos pararnos y discutir en una
acera, me recuerda poniendo sus manos en sus caderas.
_ Punto justo
señora Grey. ¿Nos vamos a quedar
parados en esta plataforma durante todo el día debatiendo sus habilidades de
conducción, o vamos a tener un poco de diversión?
_ Buen punto
señor Grey. Vamos a divertirnos.
Agarra el
manillar de la moto de agua y se sitúa en su asiento y yo subo detrás de ella.
Nos alejamos del yate mientras veo a Taylor y a dos marineros que probablemente
estarán pensando que el monstruo controlador de Christian Grey debe haber
perdido sus bolas al dejar a su esposa conducir. Me acerco hacia ella y
envuelvo mi cuerpo alrededor del de Ana lo más cerca posible. Ni siquiera el
aire puede pasar entre nosotros.
_ ¿Listo? Ella me grita por encima del ruido
del motor de la moto de agua.
_ Como siempre
lo estaré, le digo a la oreja.
Anastasia
aprieta lentamente las palancas mientras nos vamos alejando del yate. Luego
aprieta un poco más y salimos con más fuerza.
_ ¡Whoa! ¡Ana! Grito, pero también estoy
emocionado. ¡Estamos reafirmando
la vida en este juego común, y es una delicia! Anastasia acelera más y estamos hacia
mar abierto. Pasamos por el puerto de
recreo de Saint-Claude-du-Var y Nice Côte d'Azur. Anastasia, por alguna
curiosidad extraña dirige la moto de agua hacia el aeropuerto construido casi
en el mar Mediterráneo. El Jet
Ski se mueve saltando sobre las olas como una roca lanzada por expertos sobre
el agua. Puedo sentir la emoción que
Anastasia está experimentando. ¡Ella
está en el séptimo cielo!
_ La próxima
vez que hagamos esto, vamos a utilizar dos motos de agua, le grito por encima
del ruido. Puedo sentir su respuesta
en una sonrisa, como si cree que voy a permitir que ella vuelva a salir sola
como lo hizo ayer. El rugido muy
fuerte del motor de un jet acercándose sobresalta a Anastasia y en lugar de frenar,
acelera.
_ ¡Ana! Me las
arreglo para gritar cuando los dos estamos catapultados fuera de la moto con
los brazos y piernas agitándose en el aire y caemos en las aguas más frías del
Mediterráneo. Lo último que oí
fue su grito mientras se sumergía en el agua en un gran revuelo. Gracias a su chaleco salvavidas, ella sale
casi inmediatamente, pero está tosiendo y escupiendo agua de mar, y mirando
alrededor para encontrarme. Estoy
un poco lejos de ella y ansioso por asegurarme de que está bien. El Jet Ski está a sólo unos metros de
distancia, en silencio flotando en la superficie.
_ ¿Estás bien?
Le pregunto con pánico.
_ Sí, dice casi
ahogada por el agua del mar. El alivio
me inunda de inmediato, y la agarro y me aferro a ella, abrazándola fuerte
contra mi pecho. Luego me inclino hacia atrás para ver si realmente está bien.
_ ¡Mira Christian,
no fue tan malo! Dice sonriendo.
_ No, supongo
que no lo fue. Excepto que estoy
mojado, me quejo en un tono juguetón.
_ ¡Yo estoy
mojada también! Grita.
_ Me gustas
mojada, le digo comiéndomela con los ojos.
_ ¡Christian!
Me regaña, con picardía. Sonrío
lo más amplio posible y le doy un beso con todo lo que tengo hasta que nos
quedamos sin aliento. ¡Mierda! Ahora estoy caliente y listo para mi esposa. Tal
vez pueda hacer algo al respecto en la ducha.
_ Ven. Regresemos. Ahora hay que ducharse. Voy a conducir, le digo antes de montarnos
en la moto de agua de nuevo.
*****❦ ♡ ❧*****
Estamos en el
salón de primera clase de British Airways, en el aeropuerto Heathrow en Londres, esperando
nuestro vuelo de conexión a Seattle. Estoy concentrado leyendo el Financial
Times, cuando oigo el ruido del flash de la cámara. Volteo y le sonrío a Ana.
_ ¿Cómo está
usted, señora Grey? Pregunto.
_ Triste por
regresar a casa. Me gusta tenerte para mí,
murmura.
Agarro su mano
y la levanto hasta mis labios para besar sus nudillos. A mí también me
encantaría estar a solar con ella por más tiempo, pero no puedo dejar de pensar
en el pirómano que nos arruinó los dos últimos días de nuestra luna de miel.
_ Yo también,
le contesto.
_ ¿Pero? Dice
alzando las cejas.
_ ¿Pero?
Repito, pero suena poco convincente para ella. Ella inclina la cabeza hacia un lado
con su nueva mirada inquisitiva, en busca de más información. Tengo que
trabajar más duro en mi mirada si quiero hacerle creer.
Suspiro.
_ Sólo quiero
que atrapen al pirómano y salga de nuestras vidas, le digo finalmente.
_ Oh, responde
ella, comprendiendo mi preocupación.
_ Tendré las
bolas de Welch en una bandeja si deja que algo así pase de nuevo, le digo
amenazadoramente. Esta vez me las arreglo para mirar a Anastasia impasible,
desafiándola a ver si se siente lo suficientemente valiente. Ella sólo sonríe y levantando la cámara, inmortaliza mi mirada.
*****❦ ♡ ❧*****
Finalmente
llegamos a Escala después de que Sawyer nos recogió del aeropuerto. ¡Hogar dulce hogar! Anastasia está cansada, que se ha
dormido en el coche.
_ Hey, dormilona,
estamos en casa, murmuro a su oído.
_ Hmm, murmura
todavía medio dormida. Salgo, y
camino al lado de su puerta para ayudarla a salir. Me inclino y le quito el
cinturón de seguridad y trato de levantarla para llevarla cargada hacia los
ascensores.
_ Tranquilo…
puedo caminar, ella protesta, pero sigue adormilada. Resoplo. Esta es nuestra primera vez
como marido y mujer en nuestra casa. Voy
a cruzar el umbral con ella en mis brazos.
_ Necesito
llevarte a través del umbral, le recuerdo. Entonces ella pasa sus brazos como
serpientes por mi cuello de buena gana.
_ ¿Los treinta
pisos? Me reta sonriendo.
_ Sra. Grey, estoy muy contento de anunciarle
que ha subido un poco de peso.
_ ¿Qué? Ella
casi grita, despertándose por completo. Su
reacción me hace sonreír.
_ Así que si no
te importa, vamos a utilizar el ascensor, le digo entrecerrando los ojos. Taylor abre las puertas y sonríe en el
vestíbulo de Escala cuando entramos.
_ Bienvenidos a
casa Sr. Grey, señora Grey.
_ Gracias,
Taylor, respondo. Cuando Taylor
se va hacia donde Sawyer lo está esperando, Anastasia gira toda la fuerza de su
mirada hacia mí.
_ ¿Qué quieres
decir conque he aumentado de peso? Pregunta. Sonrío
con una amplia sonrisa y la acerco más a mi pecho mientras camino por el vestíbulo.
_ No mucho, le
digo.
Recordando que
ha recuperado un poco del peso que perdió cuando me dejó. No puedo dejar de
recordar la agonía que sentí cuando no la tenía en mi vida. Mi cara se cae.
_ ¿Qué pasa? Me
pregunta con voz alarmada.
_ Has subido un
poco el peso que bajaste cuando me dejaste, le digo en voz baja angustiado cuando pulso el
botón del ascensor.
_ Oye, me dice
con voz serena. Pone su mano en mi cara para que la mire. Si no me hubiera ido,
¿Estarías parado así, aquí ahora? Me
pregunta.
Sonrío.
_ No, le digo y
entramos al ascensor. No, señora Grey no lo estaríamos, pero sabría que puedo
mantenerte a salvo porque no me desafiarías.
A veces echo de
menos el control. Yo sin embargo,
no cambiaría nada de lo que tengo ahora. Nada de esto hubiese ocurrido si ella
no hubiera sido desafiante. Todo el tacto, la cercanía, el matrimonio, todo
hubiese sido un sueño inalcanzable muy lejano para mí. Su desafío es el pequeño precio a
pagar.
_ Me gusta
desafiarte, dice entrecerrando los ojos.
_ Lo sé. Y eso me hace tan...
feliz, digo sonriéndole.
_ ¿Incluso
aunque esté gorda? Pregunta. Su
observación me hace reír.
_ Incluso
aunque estés gorda, le digo y la beso. Nuestra conexión simplemente es
fantástica y nuestra sangre hierve de inmediato. Ella enreda sus manos en mi
cabello llevándome hacia ella y nuestro beso es intoxicante. Absolutamente
sensual. Cuando el ascensor se detiene en el penthouse los dos nos quedamos sin
aliento. Yo no cambiaría esto por nada en el mundo. ¡Estoy demasiado feliz!
_ Muy feliz, me
quejo en su boca. Ella me empalma todo
el tiempo y yo la veo con una mirada lasciva. Es nuestra primera noche como
marido y mujer ¿Qué mejor que bautizar nuestra casa con mucho sexo?
_ Bienvenida a
casa, señora Grey, le susurro mientras mis labios bloquean los de ella otra vez
y entonces sonrío.
_ Bienvenido a
casa, señor Grey, responde ella sonriéndome.
Yo camino por
el vestíbulo, el pasillo, la gran sala, y la pongo en la isla de la cocina, con
las piernas colgando. Saco dos
copas de champán y una botella de Bollinger de la nevera. Abro la botella y sirvo ambas copas,
me acerco y le doy la suya. Separo sus piernas y me meto entre ellas
colocándome cara a cara.
_ Esto es por
nosotros, señora Grey y levanto mi copa.
_ Por nosotros
señor Grey, susurra tímidamente. Chocamos con delicadeza nuestras copas y la
llevamos a los labios para tomar un sorbo.
_ Sé que estás
cansada ahora tras el largo viaje de vuelta a casa, le susurro mientras froto
mi nariz contra la de ella. Pero
me gustaría mucho ir a la cama, y no dormir, le digo besando la comisura de su
boca. Es nuestra primera noche aquí y ahora realmente eres mía. Le planto un
beso en su garganta y noto como un escalofrío corre por su cuerpo. Aún no ha
llegado la noche y para los habitantes de Seattle no es hora de ir a la cama.
Claro tengo que entender que ellos no han viajado como nosotros.
*****❦ ♡ ❧*****
Me despierto
sintiendo un extraño silencio que se rompe por un profundo suspiro. Siento su mirada en mí. Tengo los ojos cargados de sueño. Pero inmediatamente siento algo mal, y
me despierto. Me pareció que Anastasia
me miraba con una especie de preocupación.
_ ¿Qué pasa?
Pregunto inmediatamente.
_ Nada. Vuelve a dormir, me dice.
Oh, es por el jet lag que no puede dormir. Me estiro, y froto mi cara para
desaparecer el sueño.
_ ¿Jet lag? Le
pregunto.
_ ¿Así es como
se le dice? No puedo dormir.
_ Tengo la
panacea universal aquí, sólo para ti, nena, le digo sonriendo, y ella voltea
los ojos mientras se ríe. Pero lo
siguiente que sé, es que sus dientes muerden con suavidad el lóbulo de mi oreja
enviando una carga directa a mi pene que se despierta rápidamente.
Hacer el amor
nos deja sin aliento y cansados y agradablemente ahuyenta el jet-lag, así como
las pesadillas que se distancian por el aumento de feromonas. Cuando me
despierto de nuevo, las primeras luces del día de Seattle se están filtrando en
nuestro dormitorio. Me levanto en
silencio, y me voy de cabeza al gimnasio
con Taylor. Es bueno volver a mi rutina; me da una sensación de control y
alivia mucha tensión.
Cuando regreso
de ejercitarme, voy directo al dormitorio. Mi presencia despierta a Anastasia. Ella está gloriosamente desnuda bajo
las sábanas, pero ahora estoy en desventaja, porque mis padres nos han invitado
a su casa para un almuerzo familiar.
_ ¿Ducha?
Pregunto.
_ Sí, dice cuando
se sienta y las sábanas caen de su cuerpo. Suelto la toalla del gimnasio en el
piso y saco a mi esposa de la cama para llevarla al baño mientras ella protesta
con risitas.
Ella le echa un
ojo a las maletas aun sin desempacar. No
gracias.
_ Tengo que
desempacar hoy antes de ir a casa de tus padres, se queja.
_ Lo hará la
señora Jones. Solo relájate esta mañana. Me voy a poner al día con un poco de
trabajo antes de salir, le contesto.
_ Creo que me
voy a mantener ocupada mientras estás trabajando, dice con su cara caída y
luego me da una brillante sonrisa, la que tiene reservada para enmascarar sus
verdaderas emociones.
*****❦ ♡ ❧*****
Es casi
mediodía cuando estamos en el Audi R8 conduciendo por la I-5 hacia el puente
520. Anastasia está de un humor desesperado, aunque trata de ocultarlo. Ella
frota su mano en el asiento de cuero.
_ ¿Me dejarías
conducir? Me pregunta.
_ Por supuesto,
le contesto sonriente. Lo que es
mío es tuyo. Aunque si lo abollas
te llevaré al cuarto rojo del dolor, le digo riéndome con una mirada diabólica.
_ Estás
bromeando. ¿Me castigarías por abollar
el coche? ¿Amas tu coche más que a mí? Me pregunta en tono de broma.
_ Casi, le
contesto en tono burlón, cuando aprieto su rodilla con mi mano. Pero no me mantiene caliente por las noches, le
digo con una sonrisa lasciva.
_ Estoy segura
de que puede arreglarse. ¡Puedes dormir aquí!
Me contesta en
tono fuerte y celosa y su respuesta me hace reír. ¡Es tan lindo y tan normal!
_ ¿No hemos
estado un día completo en casa y ya me
estás echando? Le pregunto cautivado. Ella
me mira como si estuviera mirando a un experimento de ciencia extraño,
confundida por mi reacción.
_ ¿Por qué
estás tan contento? Me interroga. Le
doy otra sonrisa pero ahora más grande.
_ Porque esta
conversación es muy… normal, respondo. Tan
normal que me siento más tranquilo después de los últimos días de preocupación.
_ Normal, dice
resoplando. ¡No después de tres
semanas de matrimonio! Y suelto el aire aspirado fuera de mis pulmones, drenando
energía. ¿Realmente piensa que
esto es tan malo? Sólo le estaba
tomando el pelo.
_ Estoy
bromeando, Christian, dice de inmediato. Pero
su estado de ánimo también se ha ido. Su
disposición cambia a desconsolada.
_ No te preocupes,
me quedo con el Saab, murmura apartando la mirada de la carretera y mirando por
su ventana. ¿Por qué está de mal
humor?
_ ¡Oye! ¿Qué pasa? Le pregunto sin poder
ocultar mi preocupación.
_ Nada,
responde ella.
Si algo aprendí
de la regla No. 1 del curso para tratar a Anastasia, es que, “nada” nunca es
“nada” siempre es “algo” de hecho una cantidad de “algo”
_ Eres tan
frustrante a veces, Ana. ¡Dímelo!
Le digo exasperado.
Ella se da
vuelta y me da e una sonrisa.
_ Tú más señor Grey.
¡Mierda! ¿He hecho algo mal? Yo frunzo el
ceño.
_ Estoy intentándolo,
le digo en voz baja.
_ Lo sé. Yo también, dice ella, y su sencilla
admisión calma nuestro estado de ánimo un poco.
Somos recibidos
en la puerta por mi madre, y ella nos lleva a la terraza donde están todos los
miembros de la familia. Así como Ethan y Katherine. Mi papá está preparando la
parrillada con su sombrero de cocinero y un delantal con el mensaje de: Licencia
para Asar. Anastasia debe encontrarlo muy divertido; porque cada vez que lo mira ella
sonríe y niega con la cabeza imperceptiblemente. Mi hermano está en su estado habitual
de bromear, utilizando una gran cantidad de insinuaciones sexuales. Terminamos
los insultos amistosos y discutimos los nuevos planes para nuestra casa
mientras mi mamá y Mía están sirviendo la ensalada. Oigo a Ethan y a Kate
hablando con Anastasia sobre nuestra luna de miel y los lugares que visitamos. Hablo
con mi hermano mientras sostengo la mano de Ana y juego con sus anillos
distraídamente. La empresa de Ethan se encarga de hacer
construcciones y remodelaciones para integrarlas al medio ambiente.
_ Entonces si
puedes conseguir finalizar los planos con Gia, tengo una ventana en septiembre
hacia mediados de noviembre y puedo poner el equipo completo a trabajar en
ello, dice Elliot, mientras pasa su brazo por el hombre de su novia.
Eso me recuerda
que he programado para que Gia venga mañana a nuestra casa para seguir adelante
con los planes. Quiero que nuestra casa se termine pronto.
_ Sí, Gia debería
venir mañana por la noche, espero terminar todo, le respondo mirando a mi
esposa.
_ Claro,
responde Ana con una sonrisa que no llega a sus ojos.
Ella todavía
está de mal humor ¿Qué diablos está pasando? Ella desvía la atención hacia otro
lugar, su rostro cae como si su cachorro se acabara de morir. Está perdida en
su pensamiento una vez más. Tengo que averiguar que está pasando incluso si
tengo que llevarla a casa y darle una buena azotaina y larga follada.
_ ¡Ana! ¿Sigues en el sur de Francia? Le
pregunta Katherine.
_ Sí, Anastasia
responde con una pequeña sonrisa.
_ Te ves tan
bien, dice Kate a Ana.
_ Ambas se ven
bien, interviene mi madre.
_ ¡Por la feliz
pareja! Dice mi padre levantando su copa y todo el mundo en la mesa sonríe.
_ Y, por supuesto,
felicidades a Ethan por entrar en el programa de psicología en Seattle, dice
Mia, elogiando a su novio.
Todo el mundo
en la mesa nos pregunta acerca de nuestra luna de miel y los lugares que
visitamos. Ana se queda en
silencio, distante, así que hablo por los dos. Ana sólo se ve en blanco, desolada.
Nada de lo que digo parece interesarle. Elliot accidentalmente tumba su copa en
la mesa y todos nos movemos a limpiar rápidamente. Aprovechando esa oportunidad
le hablo a Ana.
_ Voy a
llevarte a la casa de botes y, finalmente, te daré unas palmadas a ver si te
saco de ese estado de ánimo, le susurro.
_ ¡No te
atreverías! Gruñe. ¡Oh, bebé! Qué poco me conoces, ¡y lo tentador es
su incredulidad! Levanto mi ceja
esperando que ella diga otra cosa, solo para levantarme y llevarla en mis
hombros. Los ojos de Anastasia viajan alrededor de la mesa y nos damos cuenta
de que Kate nos mira. Pero me importa un carajo lo que ella piense. ¡Anastasia
es mi esposa! ¡Y necesito averiguar que diablos está pasando aquí!
_ Tendrías que
atraparme primero, y estoy usando zapatillas, sisea.
_ Sería
divertido intentarlo, le susurro con una sonrisa lasciva. Ella se ruboriza. Pero decido mantener mi ojo sobre ella
hasta que su estado de ánimo haya cambiado por completo.
Después de que
terminamos nuestros postres, comienza a llover y todos saltamos a recoger los
platos y vasos para llevarlos hacia la cocina. Mi mamá está feliz de que la
lluvia comenzó una vez que terminamos toda la comida. Entramos y yo veo de
reojo el piano de mis padres. El piano en donde pasé muchas horas practicando
de niño. Me acerco y me siento presionando el pedal para tocarlo. Anastasia se
sienta y socializa con mi familia. Cuando
toco las notas, empiezo a cantar en voz baja. En menos de un minuto todo
el mundo se calla y siento los ojos de todos sobre mí. La primera y única vez que canté en frente de otras personas que no era Anastasia, fue el día de nuestra
boda. Eso fue un shock para todos, pero
creo que es un choque más grande para ellos ahora, porque, puedo hacerlo sin
pensar en ello.
Cuando dejo de
cantar y miro a mi familia, mi mamá me insta suavemente a que siga adelante.
Creo que ella elevó a Anastasia a nivel santoral después de oírme cantar por
segunda vez. Veo que ella abraza a Ana con emoción.
_ ¡Oh, querida
niña! ¡Gracias, muchas gracias! Ella
pronuncia, completamente eufórica, igual que cuando me oyó hablar la primera
vez. Le dice a Ana que va a hacer un poco de té. Esa es su excusa para irse a
llorar en privado a la cocina.
Me levanto y me
voy hacia las ventanas sumido en mis pensamientos y Anastasia se me une.
_ Hola, me saluda.
_ Hola, le
contesto y la envuelvo con mi brazo alrededor de su cintura y ella mete su mano
en el bolsillo trasero de mis jeans.
_ ¿Te sientes
mejor ahora? Le pregunto. Ella
asiente con la cabeza afirmativamente.
_ Bien.
_ Tú
ciertamente sabes como silenciar una habitación, me señala.
_ Lo hago todo
el tiempo, le digo sonriendo.
_ Sí, lo haces
en el trabajo, pero no aquí.
_ Eso es
cierto; no, no aquí.
_ Entonces,
¿esta es la segunda vez que te han oído cantar? ¿En nuestra boda y ahora?
_ Supongo que
sí, comento secamente.
Ella no tiene
idea acerca de lo profundo de mis sentimientos por ella, lo que hago y cómo me
afecta, lo que ella me hace hacer sólo por estar en mi vida. De repente quiero llevarla a casa, y
perderme en ella. Siento que mi
cuerpo recalienta y el deseo corre sobre mí.
_ ¿Nos vamos?
Le pregunto.
Ella desvía su
mirada hasta mi cara tratando de medir mi estado de ánimo, tratando de entender
lo que estoy pensando.
_ ¿Vas a darme
nalgadas? Me pregunta en un susurro. Inmediatamente
todos mis sentidos están en modo de alerta total, y estoy completamente
centrado en ella. Mis ojos se
oscurecen, la boca se me seca, mis pupilas se dilatan, y mi pulso se acelera.
_ Yo no quiero
hacerte daño, pero estaría más que feliz de jugar, le digo sensualmente. Ella
se sonroja y mira a su alrededor para ver si alguien nos puede escuchar.
_ Sólo si te
portas mal señora Grey, le digo acercándome a su oído. Yo sé que ella está en
una disyuntiva: si buscar portarse mal para ser castigada o si no debería.
_ Veré lo que
puedo hacer, responde ella con voz entrecortada.
_ No perdamos
el tiempo entonces, digo tomando la mano de mi esposa, listo para salir. Decimos adiós a mi familia y amigos, y
mientras caminamos hacia el auto, le doy las llaves para que maneje.
_ Toma, no lo desvíes,
o estaré jodidamente cabreado, le digo con toda seriedad y entrecerrando los
ojos. Su boca cae abierta, incapaz de creer que estoy dejándola conducir mi
coche. Ella no tiene idea de lo que me
dejo hacer.
_ ¿Estás
seguro? dice completamente atónita.
_ Sí, antes de
que cambie de opinión, le digo y tengo que reconocer que nunca la había visto
tan sonriente. Le abro la puerta del conductor para ayudarla a entrar.
_ ¿Impaciente
señora Grey? Le pregunto con ironía antes de irme a mi puesto.
_ Mucho,
responde con entusiasmo.
Ella retrocede
lentamente el coche y vamos en dirección a la salida. Toma la palanca de cambios y no sé si va a
detener el coche o no. Pero rápidamente ella me mira con ganas de acelerar. Sawyer
y Ryan están en el otro coche detrás de nosotros. Cuando Anastasia está en el borde de
la calzada, dispuesta a integrarse a la carretera principal, se vuelve hacia
mí.
_ ¿Estás seguro
de esto?
_ Sí, le digo
con voz tensa, pero todos mis instintos gritan ¡No! Por supuesto no tengo ninguna
confianza en sus habilidades de conducción. He
visto su antiguo coche que parece un murciélago salido de las cavernas y ella
maneja igual el Saab. Poco a poco estamos a centímetros de entrar en la
autopista y yo me estoy sosteniendo con fuerza del asiento, mis músculos se
tensan y ella pisa el acelerador y nos incorporamos rápidamente.
_ ¡Whoa! ¡Ana! Le gritó en voz alta. ¡Reduce la velocidad, o nos matarás a
los dos!
_ Lo siento,
murmura, tratando de estar disgustada, pero fallando miserablemente. Yo le sonrío contando esto como un
delito menor.
_ Bueno, eso
cuenta como mal comportamiento, le digo casualmente, y saca su pie
inmediatamente del acelerador. Sus ojos miran el retrovisor. Sigo su mirada. No veo a Sawyer y a Ryan, solo un
Dodge negro con vidrios polarizados oscuros detrás de nosotros. Mi Blackberry suena y lo saco de mala
gana de mi bolsillo.
_ ¡¿Qué?! Le contesto a Sawyer.
_ ¿Estoy en el
altavoz del teléfono, señor Grey? Me pregunta.
_ No, le
respondo.
_ ¿Está la
señora Grey conduciendo el R8, señor?
_ Sí, le
contesto y miro por el retrovisor al mismo tiempo que Ana. Nuestras miradas se
bloquean.
_ Bueno. Hay un sospechoso siguiéndolos. Hemos
investigado la matricula del coche que está detrás de ustedes y las placas son
falsas. Ese coche ha sido robado y hay posibilidad de que el conductor sea la
persona que estamos buscando señor. ¡Mierda! Maldigo mentalmente.
_ Ya veo,
suspiro largo y duro, mi mano instintivamente pasa a frotar mi frente, la
tensión rebosa por mis poros.
_ Estamos
tratando ponernos cerca de ustedes señor, ¿le puede decir a la señora que
acelere y ponga distancia entre ella y el Dodge? Así corroboraremos si está
siguiéndolos a ustedes.
_ Sí... le
digo, pero no sé si puedo confiar en las habilidades de conducción de Anastasia
en situaciones como esta. Bueno
no sé, agrego. Veo a Ana
mirándome con pánico en sus ojos. El
pánico puede llegar a que seamos dos los asesinados. Bajo el teléfono hacia mi
pecho y me dirijo a ella.
_ Todo está
bien. Sigue majando, le digo y trato de darle una sonrisa tranquilizadora.
_ Señor vamos a
tratar de acercarnos al Dodge pero aún estamos unos coches detrás y el
conductor está tratando de acercase a ustedes. ¿Cómo se ve el tráfico hacia la
520?
_ Está bien la 520.
_ ¡Bien! Tan pronto como lleguen a la 520,
dígale a la señora Grey que acelere y se dirija rápidamente a la I-5.
_ De acuerdo en
la 520. Tan pronto como la alcancemos…
_ Sería mejor
que le informe a la señora de lo que está sucediendo, para que entienda la
urgencia del caso, si me puede poner en manos libres, podría dirigirla mejor, e
informarle lo que el conductor del Dodge esté tratando de hacer.
_ Lo haré, le
digo a regañadientes. En cuanto pongo
el teléfono en la ranura del manos libre, Ana me mira preocupada.
_ ¿Qué pasa, Christian?
Pregunta.
_ Simplemente
ve a donde vas nena, le digo en un tono suave. Mi mirada está en el camino, en la
dirección de la 520 en la rampa de salida hacia Seattle.
_ No quiero que
entres en pánico, pero tan pronto como estemos en la 520, quiero que pises el
acelerador. Nos están siguiendo, le digo suavemente, tratando de no asustarla. Ella
jadea y su boca cae abierta. Sus ojos se mueven hacia el espejo retrovisor. Ahora
sabe que el Dodge es el vehículo que nos sigue.
_ Mantén tus
ojos en la carretera, bebé.
_ ¿Cómo sabes
que nos siguen? Me pregunta en un susurro suave, entrecortada.
_ El Dodge que
está detrás de nosotros tiene placas falsas. Respondo brevemente. Anastasia me señala la rampa de salida
de la 520. Gracias a Dios ya no llueve y el tráfico está rápido. Menos mal que
es domingo. Oigo a Ana tomar una respiración profunda, su pecho sube y baja. Su
mirada va hacia el espejo retrovisor de nuevo. Anastasia desacelera y yo entro en
pánico. El Dodge también frena detrás de nosotros. Entonces Ana pisa el
acelerador y se dirige hacia la rampa 520 con una velocidad que hace que nos
peguemos del espaldar del asiento. Yo veo el velocímetro y tarda menos de siete
segundos en llegar a 120kph. Una descarga eléctrica llega a mi cuerpo.
_ Tranquila
nena, le digo calmándola, aunque los tornados se están gestando dentro de mí. Nuestras
vidas están en juego por culpa de un loco que está detrás de nosotros y mi
seguridad de mierda está lejos. Ahora estamos bajo las habilidades de
conducción de mi esposa y espero llegar a casa sin ningún problema. Anastasia zigzaguea
entre dos carriles de tráfico como un juego de damas chinas. Está tan cerca del
lago que parece que está conduciendo en el agua. Yo aprieto mis manos en mi
regazo tratando de mantenerme tranquilo, ella me está ignorando por completo. Estoy
sorprendido de que no se me han roto los nudillos de los dedos. Pero trato de
mantener mi pensamiento para mí, para no ponerla más nerviosa y aumentar el
peligro.
_ Buena chica,
me las arreglo para decirle. Volteo hacia atrás y creo que ha perdido al Dodge.
_ No puedo ver
el Dodge, murmuro.
_ Estamos justo
detrás del sospechoso, Sr. Grey. Está tratando de alcanzarlos señor. Vamos a
pasarlo a un lado y a ponernos entre su coche y el Dodge.
_ Bueno, señora
Grey lo está haciendo muy bien. A
este ritmo, siempre y cuando el tráfico permanezca ligero y por lo que puedo
ver estaremos fuera del puente en pocos minutos.
_ Señor, dice
Sawyer que está de acuerdo.
Pasamos más
allá de la torre de control del puente y ya hemos pasado a través del lago Washington. Los ojos de Anastasia miran el
velocímetro. Ella está en una velocidad constante de 120kph.
_ Lo estás
haciendo muy bien Ana, le digo mientras volteo mi mirada hacia atrás.
_ ¿A dónde nos
dirigimos? Me pregunta en un tono sorprendentemente tranquilo.
_ Sra. Grey, diríjase por la I-5 y luego al
sur. Queremos ver si el Dodge los
sigue todo el camino, dice Sawyer.
Seguimos
corriendo hacia adelante, tan jodidamente afortunados de haber encontrado todas
las luces verdes. Anastasia me mira con nerviosismo, y le doy una sonrisa
tranquilizadora. Pero cuando miro
hacia delante, hay una línea de tráfico cuando salimos del puente.
_ ¡Mierda! digo
en voz baja y con amargura. Ambos
nos miramos y Anastasia frena. Divisamos el Dodge retirado de nosotros.
_ ¿Está como a
diez coches más atrás? Ella me pregunta.
_ Sí, lo veo,
le digo. Me pregunto ¿quién coño
es? Si Anastasia no estuviera conmigo, me detengo y le saco la mierda a coñazos
a ese desgraciado.
_ Yo también. ¿Sabemos si es un hombre el que está
conduciendo? Pregunta Ana.
_ No, señora
Grey. Podría ser un hombre o una
mujer. Las ventanas son demasiado
oscuras, señora.
_ ¿Una mujer?
Pregunto. Esa posibilidad nunca
se me ocurrió.
Anastasia se
encoge de hombros y me pregunta:
_ ¿Tu señora
Robinson? Dice con la mirada fija en la
carretera. Me pongo rígido
inmediatamente, y tomo el teléfono fuera de la base para evitar que mi equipo
de seguridad se entere de nuestros asuntos personales.
_ Ella no es mi
señora Robinson, le gruño. ¡Por
el amor de Dios! No he hablado
con ella desde mi cumpleaños. Y
Elena no haría esto. No es su estilo.
_ ¿Leila?
_ Ella está en
Connecticut con sus padres. Te lo
dije, le digo completamente exasperado.
_ ¿Estás
seguro? Me pregunta cual inquisición
española. Me quedo callado. Lo sabría si sale de su estado. Su familia firmó
documentos donde dicen que le informarían a Flynn cualquier cambio. Los pagos que le mando están condicionados a
ese hecho.
_ No. Pero estoy seguro de que si huyó, sus
allegados se lo habrían dicho a Flynn. Vamos a discutir esto en casa,
concéntrate en lo que estás haciendo.
_ Pero podría
ser algún coche al azar, ella dice amablemente.
_ No voy a
correr riesgos. No cuando tú
estés afectada. ¿Ella no entiende lo importante que es para mí? Pongo el Blackberry de nuevo en su
sitio y una vez más estamos en contacto con mi equipo de seguridad.
_ Afortunadamente,
el tráfico comienza a pasar y Anastasia logra acelerar sobre la intersección
Mountlake hacia la autopista I-5; y
una vez más estamos zigzagueando.
_ ¿Qué pasaría
si nos detiene la policía? Me pregunta.
_ Eso sería una
buena cosa, le contesto.
_ No para mi
licencia, ella responde.
_ No te
preocupes por eso, le digo. Puedo
arreglar eso en cualquier momento. Ella acelera de nuevo y vuelve a los 120kph.
Pero el Dodge detrás de nosotros acelera para acercarse a nosotros. Entonces Anastasia acelera a 135kph.
_ El conductor
ha acelerado y va a 145kph señor, dice Sawyer.
Anastasia acelera
de nuevo y sube la velocidad a 150kph, cuando nos acercamos a la intersección
de la I-5.
_ Sigue así,
Ana, la animo. Ella frena un poco para incorporarse de nuevo al tráfico de la
autopista. Luego se mueve rápidamente en el carril de la izquierda.
_ Señor acaba
de subir a 170kph, dice Sawyer.
_ Quédate con
él, Lucas, contesto.
Un camión se
tambalea en el carril rápido y Anastasia tiene que meter frenos de repente, por
lo que nos empujamos hacia delante. Sólo
estamos sujetos por los cinturones de seguridad.
_ ¡Idiota!
Maldigo el conductor. Ve
alrededor de él nena, le digo con los dientes apretados. Ella revisa los espejos y los recorta
en tres carriles, luego pasa los vehículos más lentos para volver al carril
rápido de nuevo.
_ Bonito
movimiento señora Grey, le digo impresionado. ¿Dónde
están los policías cuando los necesitas? Me quejo.
_ No quiero una
multa Christian, ella murmura. ¿Has tenido alguna multa por exceso de velocidad
manejando este coche? Pregunta.
_ No, le respondo
con sinceridad, divertido y sonriendo.
_ ¿Has sido
detenido? Pregunta ella al verme sonrisa.
_ Sí.
_ Oh, dice ella.
_ Encanto
señora Grey. Todo se reduce al
encanto. Ahora concéntrate. ¿Dónde está el Dodge, Sawyer?
_ Acaba de
aumentar a 177kph señor.
Hay un Mustang
delante de nosotros y no pareciera que saldrá de nuestro camino.
_ Hazle señal
de luces, le ordeno a Ana.
_ Eso me haría
una idiota, responde. ¿Ella cree que es momento para ser cortés?
_ ¡Entonces sé
una idiota! Le grito.
_ Umm. ¿Dónde están los faros? Pregunta.
_ El indicador. Tíralo hacia ti.
A continuación,
ella le hace la señal de luces y él conductor se pone a un lado y le hace la
señal grosera de costumbre.
_ Idiota… le
digo en voz baja.
_ ¡Bajar en
Stewart! Le ordeno Anastasia.
_ Estamos
tomando la salida directo a la calle Stewart, le informo Sawyer.
_ Diríjase
directamente a Escala, señor.
Anastasia frena
un poco y mira sus espejos, luego se mueve cuatro carriles hacia la rampa de
salida llegando a la calle Stewart en dirección sur.
_ Hemos tenido mucha suerte con el
tráfico, pero eso significa que también lo ha tenido el Dodge. No bajes la
velocidad Ana, llévanos a casa, le digo.
_ No puedo
recordar el camino, murmura con pánico creciente.
_ Hacia el sur
de Stewart. Sigue adelante hasta
que te diga cuándo, le recuerdo con ansiedad. Ella
se pasa tres cuadras sin problemas, pero la siguiente tiene la luz amarilla.
_ ¡Pásate esa
luz Ana! Le grito y ella pisa el acelerador.
_ Está tomando
Stewart, Sawyer nos informa.
_ Quédate con
él, Luke.
_ ¿Luke?
_ Ese es su
nombre, le contesto irritado. Ella
se vuelve y me mira. ¿Por qué se
entretiene por un simple nombre?
_ ¡Ojos en la
carretera! Le digo.
_ Luke Sawyer,
repite para sí misma.
_ ¡Sí! Estoy
completamente exasperado. ¿Qué
carajo Ana?
_ Ah, dice
ella, como si estuviera haciendo una nota mental.
_ Ese soy yo,
señora, se une Sawyer a la conversación. Esto
es jodidamente surrealista. Nos
están siguiendo y mi esposa y la maldita seguridad hablando de su nombre.
_ El sospechoso
se dirige hacia la calle Stewart, señor. Realmente
está aumentando la velocidad.
_ Vamos Ana,
menos jodido parloteo, le gruño.
_ Hemos sido
detenidos en el primer semáforo de Stewart, Sawyer nos informa.
_ ¡Ana, rápido
entra ahí! Le señalo un estacionamiento en el lado sur de Boren Avenue. Anastasia
gira, los neumáticos chirrean y se desvía hacia el estacionamiento lleno de
gente.
_ ¡Da la vuelta
rápido! Le digo, ¡Ahí! Y le apunto una
plaza vacante. Su mirada se ensancha.
_ ¡Simplemente
hazlo maldita sea! Le digo y ella se parquea perfectamente.
_ Estamos
escondidos en el estacionamiento entre Stewart y Boren, le digo a Sawyer.
_ Está bien,
señor, dice Sawyer irritado por no seguir a Escala. Quédese donde está,
seguiremos al sujeto.
Me dirijo a
Anastasia para ver si ella está bien.
_ ¿Estás bien?
_ Claro,
responde ella en un susurro. Yo le
sonrío.
_ Sabes, quien
quiera que esté manejando el Dodge no nos puede oír ahora.
Ella le da una
risa catártica.
_ Estamos pasando
Stewart y Boren, señor. Veo el
estacionamiento. Ha pasado de
largo por donde están señor.
_ Bien hecho,
señora Grey. Conduce bien, le digo
acariciando el rostro de mi esposa con mis dedos. Anastasia salta como un cable de alta
tensión con mi contacto. Ella
inhala profundamente.
_ ¿Eso significa
que dejarás de quejarte de mi forma de conducir? Pregunta ella, haciéndome reír
a carcajadas.
_ No iría tan lejos como para decir eso.
_ Gracias por
dejarme conducir tu coche. Bajo
tales circunstancias emocionantes también, dice, pero su voz se quiebra al
final.
_ Tal vez
debería conducir ahora.
_ Para ser
honesta, no creo que pueda salir en este momento para que te sientes aquí.
Siento las piernas como gelatina, dice y empieza a temblar, casi con violencia.
_ Es la
adrenalina, bebé. Lo hiciste asombrosamente bien, como siempre. Me sorprendes
Ana. Nunca me decepcionas, le confieso mientras toco sus mejillas con el dorso
de mi mano suavemente. Me encanta
esta mujer, y estoy completamente preocupado por ella. No creo que pueda
manejar una situación como esta otra vez. Alguien intentado hacernos daño, no
lo puedo permitir. Anastasia, empieza a
llorar.
_ No, cariño,
no. Por favor, no llores, le digo
y llego a ella. Desabrocho el
cinturón de seguridad, y la coloco en mi regazo y la acuno en mis brazos. Ella solloza en silencio y yo la
tranquilizo.
_ El sospechoso
ha reducido la velocidad frente a Escala. Está dando la vuelta, la voz de
Sawyer nos sobresaltó.
_ Síguelo, le
digo. Anastasia se limpia la
nariz con el dorso de la mano.
_ Usa mi
camisa, dije besando su sien.
_ Lo siento,
murmura.
_ ¿Por qué? No
lo hagas.
Ella se limpia
la nariz, una vez más, y me inclino y beso su barbilla y sus labios.
_ Tus labios
son tan suaves cuando lloras, mi hermosa y valiente chica, le susurro.
_ Bésame otra
vez.
Me congelo en
mi lugar, porque con toda la adrenalina corriendo por mi cuerpo, mi esposa en
mi regazo… no creo que yo sólo pueda besarla y dejar las cosas así.
_ Bésame…
insiste. Y mi mente dice ¡A la mierda el
papeleo! Inhalo bruscamente. Me
inclino a través de ella, agarro el Blackberry, lo apago y lo lanzo a la parte
de atrás del conductor. Luego mi
boca está sobre la de ella, y mi mano derecha se mueve en su pelo,
manteniéndola en su lugar. Mi
mano izquierda sostiene su cara, y mi lengua invade su boca. Sus manos agarran mi cara, sus dedos
se deslizan a través de mis patillas, ella me besa con su punto culminante. Me quejo por su respuesta lujuriosa
con un ruido gutural profundo. Yo
bajo mis manos a sus pechos, rozando sus pezones, hasta llegar a la cintura y
el culo. Ella se sigue moviendo y
creando fricción sobre mi polla.
_ ¡Ah! Le digo
y rompo nuestra conexión. Mi cerebro recalentado me dice que no debemos.
_ ¿Qué? Ella
murmura sin salir de mis labios.
_ Ana, estamos
en un estacionamiento en Seattle.
_ ¿Y?
_ Bueno, en este
momento quiero follarte y te estás moviendo sobre mí… es incómodo, le digo.
_ Fóllame
entonces… dice ella besando mi boca. ¿Qué? ¿Ahora? ¿Aquí? ¿Justo después de una persecución como
está?
_ ¿Aquí? Es
todo lo que puedo preguntar.
_ Sí. Te deseo. ¡Y quiero ahora! Dice.
Inclino la
cabeza hacia un lado y le doy un buen vistazo a mi esposa. Ella está muy caliente, y me muero por
estar dentro de ella.
_ Sra. Grey, es usted una descarada, le
susurro. El deseo se despliega
dentro de mí, y yo agarro el pelo de la nuca de su cuello, y la sostengo firme.
Capturo de nuevo su boca besándola duro. Mi mano, acaricia su cuerpo, sobre su
muslo. Ella ata sus dedos a mi cabello.
_ Estoy
contento de que estés usando una falda, murmuro y deslizo mi mano bajo su falda
acariciando su muslo. Ella de
nuevo frota mi pene con sus nalgas y un silbido sale a través de mis mientes.
¡Mierda!
_ No te muevas…
le gruño ahuecando su sexo con la mano, y ella se detiene enseguida. Deslizo mi
pulgar sobre su clítoris y su respiración se detiene. Ella se mueve de nuevo,
buscando fricción.
_ Quieta… le
susurro mi pedido. La beso una
vez más cuando mi pulgar sigue haciendo círculos sobre la fina tela de sus
bragas. Muevo sus bragas hacia un lado con dos dedos y los deslizo fácilmente
dentro de ella. ¡Siempre jugosa para mí! No sé a qué se debe esta conexión,
pero es increíble sentir que cuando ella quiere, yo quiero, y cuando yo quiero
ella quiere. ¡Simplemente fantástico!
_ Por favor,
susurra.
_ Oh, señora
Grey. Estás lista, le digo
moviendo mis dedos en su interior. ¿La excitan las persecuciones
automovilísticas?
_ Tú me
excitas… responde ella, haciéndome
sonreír. Voy a follarla duro y
rápido aquí en mi coche.
Meto mi brazo
bajo sus rodillas y la levanto para hacerla girar y ponerla frente al
parabrisas.
_ Pon tus
piernas a cada lado, le ordeno. Ella hace lo que le digo. Pasando la mano por sus muslos, levanto
su falda.
_ Las manos en
mis rodillas, bebé. Inclínate
hacia delante y levanta ese culo glorioso al aire. Cuidado con la cabeza.
Me muevo para
desabrochar mis pantalones y bajar mi cremallera. Mi erección salta libre.
Pongo una mano en su cintura y con la otra deslizo sus bragas a un lado y me
adentro en sus profundidades con un solo movimiento rápido.
_ ¡Ah! Ella
grita y muele su sexo en mí, por lo que mi respiración sale en un silbido a
través de mis dientes. Yo serpenteo mis
brazos a su alrededor mientras me entierro más profundo. Luego agarro su cuello
y la inclino hacia atrás, e inclino su cabeza hacia un lado para poder besarla.
Con la otra mano, agarro su cadera y los dos empezamos a movernos.
Empujo dentro
de ella una y otra vez, profundo, duro y rápido. Ella gime en voz alta. Con una mano se aferra a la palanca del
freno de mano y con la otra se agarra de la puerta. Yo capturo el lóbulo de su
oreja con los dientes y lo chupo, sin dejar de martillar mi polla una y otra
vez. Ella sube y baja en sintonía
conmigo a un ritmo perfecto. Meto mi mano debajo de su falda y estimulo su
clítoris a través de sus bragas.
_ ¡Ah! Ella
gime de nuevo.
_ Sé rápida,
nena, le digo en su oído con mis dientes apretados. Tenemos que hacer esto rápido Ana,
digo aumentando la presión de mis dedos contra su sexo y su clítoris.
_ ¡Ah! Ella
gime, y siento el endurecimiento familiar de los músculos en su interior.
_ Vamos nena, quiero
escucharte, insisto en su oído.
Ella gime de
nuevo en voz alta esta vez, y yo gimo su nombre en voz alta, mi aliento en su
cuello, todavía duro, y sin dejar de estimular su sexo.
_ ¡Sí! Siseo
cuando golpeo mi polla dentro de ella y una ola orgásmica pasa a través de
nuestros cuerpos dejándonos exhaustos.
_ Oh, Ana, me
quejo. Lo que me haces sentir. Corro mi nariz a lo largo de su
mandíbula y le beso suavemente la garganta, las mejillas y las sienes.
_ ¿Tensión
aliviada, señora Grey? Pregunto y mis dientes muerden suavemente el lóbulo de
su oreja. Ella sólo ronronea
contra mí, incapaz de hablar. Su
respuesta física me hace sonreír.
_ Ciertamente
ayudaste con la mía, agrego. ¿Perdiste
tu voz?
_ Sí, murmura.
_ Bueno, ¿No eres una criatura juguetona? No
tenía ni idea de que fueras una exhibicionista.
Ella se sienta
de inmediato, alarmada.
_ ¿Nadie está
observando cierto? Pregunta con nerviosismo.
_ ¿Crees que dejaría
a alguien ver a mi esposa teniendo un orgasmo? Le pregunto tranquilizándola
cuando acaricio su espalda.
_ ¡Sexo en el
coche! Exclama.
Sonrío hacia
ella, cuando meto un mechón de pelo detrás de su oreja.
_ Regresemos.
Yo conduciré. Y finalmente nuestra preciosa conexión se rompe. Necesitamos
volver a casa.
Bruce Springsteen - I'm on Fire
Q capítulo mas excitante entre la emosión de verlo cantar otra vez el humor de ella volviendo a la realidad la persecución y como los dos desfogaron su estrés. Grax emine m encanta cada capitulo pathy x traducirlo
ReplyDeletemuy bueno recordando la persecucion en la carretera...sexo en el auto muy sexy...maravilloso capitulo
ReplyDeleteHay amo como escribe esta mujer no tiene nada que envidiarle a e.l james. gracias por un capitulo mas
ReplyDeleteNo se porque Cristian cree que callandose va a evitar que Ana se entere de las cosas, Es peor cuando se calla poues la agarra por sorpresa. Me encanta la sintoniza entre los dos, es un bellisimo amor.
ReplyDeleteLa reunion familiar hermosa, como debe ser, y esa persecución fue genial Ana hace las cosas mejor cuando esta nerviosa.Y hacer el amor en el carro fue la guinda en la torta fabuloso, esos dos son candela cuando se juntan. Gracias Emine, eres fabulosa y tu mi amiga querida Patricia mil gracias. TQQJ.
No se porque Cristian cree que callandose va a evitar que Ana se entere de las cosas, Es peor cuando se calla poues la agarra por sorpresa. Me encanta la sintoniza entre los dos, es un bellisimo amor.
ReplyDeleteLa reunion familiar hermosa, como debe ser, y esa persecución fue genial Ana hace las cosas mejor cuando esta nerviosa.Y hacer el amor en el carro fue la guinda en la torta fabuloso, esos dos son candela cuando se juntan. Gracias Emine, eres fabulosa y tu mi amiga querida Patricia mil gracias. TQQJ.
Por favor loscdemas capítulos no puede terminar asi el libro 3
ReplyDeletePor favor, Emine, continúa, nos hace falta seguir con Christian ¿si?. Mientras tanto gracias por los capítulos que hasta ahora has traducido.
ReplyDeleteEmine sos una eminencia, como puedes ponerte en el papel de Cristian de este modo, es una adicción no puedo dejar de leer, y como me paso con la novela de E.L James, he comenzado a leer nuevamente mientras siguen con la traducción, Les pido por favor no se demoren mucho en publicar otro cap, mis mas sinceros saludos a ti y a patricia que hace un trabajo maravilloso traduciéndolo. Andrea desde Argentina
ReplyDelete