CAPÍTULO XXIII
Yo tengo que decirte que me haz embrujado en cuerpo y
alma y me encanta… me encanta… Te amo. Y nunca quiero separarme de ti a partir
de hoy...
(Fitzwilliam Darcy)
Miro la palabra
Sí, parpadeando en mi mano. Es como si estuviera diciendo SÍ, SÍ, SÍ, SÍ
reiteradamente, eso significa que Anastasia quiere casarse conmigo. ¿Demasiado
bueno para ser verdad? ¿Realmente se va a casar conmigo? Mi respiración se
tranca y mi corazón está a punto de salir de mi corazón. Quiero oírlo de sus
propios labios.
_ ¿Significa
esto que te casarás conmigo?
Ella responde
asintiendo con la cabeza. Está ansiosa y se ruboriza profusamente. ¡Por favor
que esto sea real!
_ Dilo, le
ordeno con una voz apenas audible; todo
mi cuerpo está tenso, esperando su respuesta. Quiero que me lo declare. Quiero
que me diga que me quiere.
Esas cuatro
palabras ensartadas en una sola la frase, es lo más importante que he escuchado
en mi vida. Es lo único que me da
esperanza, ganas de vivir y me da un futuro, haciéndome una persona completa. No hay suficiente aire para llenar mis
pulmones, para satisfacer este anhelo que siento por ella. ¡Ella dijo que sí! ¡Me dijo que sí, a mí! ¡Santa María
madre de Dios! La agarro por la cintura
en profundo éxtasis y la levanto para girar sobre mis pies lleno de puro gozo. He
tenido el peor día de mi vida. Me encontré cara a cara con la muerte, yo habría
sobrevivido cincuenta veces más a lo que pasé hoy, por solo decirle oír Sí acepto, como lo acaba de hacer.
Muchos hombres
dicen ser los más felices del mundo porque acepta su propuesta de matrimonio la
persona de su afecto. Podrán ser felices a su manera, pero para mí, es
distinto. No hay palabras para describir lo que siento. Me dan ganas de reír y
llorar al mismo tiempo. Es como si todas las preocupaciones han sido alejadas.
Como si la mano de Dios bajó y dijo “váyanse” ¡La amo más que a mí mismo! Quiero amarla hasta que este anhelo se haya
ido de mí. La pongo en el suelo y
la abrazo fuertemente, la beso con todo el amor y el deseo que tengo. Pongo mis manos en su cara y mi lengua se
sumerge en su boca como Conan el Bárbaro, listo para conquistarla, listo para
excitarla hasta la médula. Yo consumo sus labios; mi beso es insistente, exigente,
deseándola.
_ Oh, Ana, respiro
contra sus labios. Mi deseo por
ella, mi gran amor me está dejando indefenso; lo
único que me calmaría es dejar mi marca en ella.
_ Christian,
realmente pensé que te había perdido, susurra Anastasia al mismo tiempo en mis
labios. Ella también quiere
sentir mi presencia. No hay nada
más caliente, más sexy y más deseable que una mujer que está enamorada de ti y
tú de ella. No quiero que ella se
preocupe por nada y mucho menos por mi encuentro cercano con la muerte. Nada
puede eclipsar esta euforia. Todo lo que importa es que ahora estamos juntos,
abrazados y celebrando que ella consintió en ser mi esposa.
_ Nena, hará
falta algo más que un 135 para que me aleje de ti, le digo mirándola con ojos
tranquilizadores.
_ ¿135?
_ El Charlie
Tango. Es un Eurocopter EC135. Está
clasificado como el helicóptero más seguro de su clase, le digo con inquietud. Es el más seguro de su clase, y debido
a las características propias de seguridad, me las arreglé para aterrizar.
Pero perder los
dos motores al mismo tiempo y la pérdida de algunos de los componentes
electrónicos huele a juego sucio. Eso
me preocupa. No puede ser Leila. Ella con seguridad está siendo
atendida en un centro de salud mental. ¿Quién
sería capaz de atentar contra mi vida? Tengo
un buen número de admiradores, pero también una gran cantidad de enemigos. Pero yo no quiero pensar en eso ahora.
Quiero disfrutar este momento y vivirlo plenamente.
Incluso cuando
cierro los ojos, veo el parpadeo de la
palabra ¡Sí! del llavero. Es como cuando
vez directamente a la luz y al cerrar los ojos se queda grabada en tu retina
esa luz. El mejor regalo de cumpleaños que he recibido. Fue una larga y ardua espera para
abrirlo. ¡Mucho tiempo de espera! Miro
el parpadeo ¡Sí! En el llavero que tengo en mi mano. ¡Espera un minuto! Ella me dio esto antes de que visitáramos
a Flynn. ¿Me quería decir algo? Yo
frunzo el ceño tratando de descifrar el significado.
_ Espera un
segundo. Me diste esto antes de que
fuéramos a ver a Flynn, le digo levantando el llavero. Ella solo asiente con la
cabeza cuidadosamente. ¿Qué? ¿Ella ya sabía la respuesta antes de ver a Flynn?
¿De todos modos se iba a casar conmigo? Y Estoy seguro que Flynn no influyó en
su decisión. Estoy sorprendido. ¿Y si tomó la decisión equivocada?
Ella sólo se
encoge de hombros.
_ Te lo di
antes de que viéramos a Flynn porque quería que supieras que cualquier cosa que
él dijera no había ninguna diferencia para mí Christian, dice ella.
Me rasco la
frente, parpadeando varias veces con incredulidad.
_ Así que la
noche de ayer, mientras yo te suplicaba una respuesta ¿tú ya la sabías? Jugó
conmigo como el gato con el ratón. Si
hubiera visto mi corazón abierto, se habría dado cuenta que yo estaba al borde
de un ataque, preocupado porque ella podría dejarme y más preocupado aún,
pensando que no me amaba tanto. Oh
señorita Steele, sin duda puedo cobrar en especie. Estrecho mis ojos hacia ella. Ella me hizo rogarle y yo estaba
dispuesto a hacer lo que fuera porque ella me dijera que sí.
_ Toda esa
preocupación… y ella se encoje de hombros como disculpándose. Oh no intente
hacerse la niña ingenua conmigo señorita Steele… Ahora mismo tengo ganas de…
La verdad es
que quiero follarla hasta el próximo domingo hasta llevarla a la sumisión. Pero
yo no puedo hacer eso con ella. Ella tiene todo el poder sobre mí. Es la única
persona que realmente me puede hacer daño. Esa respuesta que no me dio a
tiempo, estuvo a punto de colapsarme ¡por amor a Dios!
_ No puedo
creer que me dejaras con la duda, le digo. Pero si alguien sabe como conseguir
las cosas, ese soy yo. Dulce venganza… Sí. Sé exactamente que hacer. Rizado
pero adecuado. Le doy una sonrisa lasciva. Sus
ojos brillan con el cambio de mi expresión.
_ Creo que esto
se merece algún tipo de retribución señorita Steele, le digo en voz baja.
Se muerde el
labio, y da un paso atrás, como si ella va a salir corriendo. ¡Voy a jugar Anastasia! Ella me hace sonreír.
_ ¿Así que ese
es el juego? Porque te tengo en mis manos. En estos momentos soy un tigre
centrado en su presa. Mis ojos están fijos en ella, mi deseo está en el nivel
más alto y ella tiene cara de juguetona. –Además te estás mordiendo el labio –
digo con voz amenazante. Nada me
detendrá de tenerla. Ella da
otro paso atrás, y se da la vuelta para correr, pero con dos zancadas la atrapo,
la rodeo con mi brazo por la cintura y la atraigo hacia mí, izándola hasta mis
hombros mientras ella chilla de emoción.
_ ¡Christian!
ella trata de recordarme en un susurro agudo que tenemos un huésped en la casa. Ella trata de aferrarse a mi torso, su
cola de caballo cuelga boca abajo tocando mi espalda. Luego hace algo
inesperado. ¡Me da una nalgada dura! Ay nena eso solo hace que me caliente más.
Se la devuelvo inmediatamente haciéndola gritar. Uff estoy más que encendido y
caliente que un verano en Phoenix. Pero tengo una manera de enfriar las cosas.
_ Hora de
ducharse y hago camino hacia mi
habitación.
_ ¡Suéltame!
Grita luchando en mi hombro, pero yo sé que ella está emocionada porque no
puede dejar de reírse. La voy a meter a la ducha con ropa y todo, la quiero desvestir con la ropa mojada.
Pensando en lo enamorada que Ros estaba de sus zapatos, le pregunto por los de
ella.
_ ¿Le tienes
mucho cariño a estos zapatos?
_ Ahora mismo
preferiría que tocaran el suelo. Ella trata de parecer enojada pero fracasa
miserablemente.
_ Sus deseos son órdenes señorita Steele. Y se
los quito hasta dejarlos caer en el suelo del baño. Aprovecho de vaciarme los
bolsillos, sacando mi blackberry, la cartera, el llavero y mis llaves. Me dirijo a la ducha en medio de sus protestas
y abro la ducha fría al máximo. La meto para que caiga en su trasero, ella
chilla pero de alguna manera se las arregla para bajar la voz, posiblemente
pensando en la presencia del amigo. Francamente
me importa una mierda. De hecho,
lo estoy haciendo a propósito. Quiero
que todos sepan a quién le pertenece, quien la hace gritar de placer y quien la
lleva a las cumbres del éxtasis... o sea
¡yo!
Ambos estamos
empapados en agua y ella continúa a chillando y riendo.
_ ¡No! Christian bájame y me da de nuevo en
el culo. Dejo que se deslice por mi cuerpo empapado. Ambos, estamos empapados,
la ropa pegada a nuestros cuerpos. Está completamente mojada hasta sus bragas,
como a mi me gusta… Sonrío hacia ella y la realización de que estoy finalmente
en casa me golpea. ¡Ella ha consentido
en ser mi esposa! ¡La señora Christian
Grey!
Ella me tomará
como su marido, y voy a dedicar todo mi amor y toda mi vida a ella, hasta el
último aliento. Ella está aquí conmigo... a pesar de toda mi mierda. ¡Ella me ama! ¡A mí! ¡A este hombre
insignificante! Tengo miedo de ella. Esto
cada vez me consume más. ¡No puedo vivir sin su amor! Mi amor por ella a veces
es tierno, a veces áspero, a veces grosero, a veces sin límites, a veces
ruidoso, pero entregando mi alma en todo momento. ¡La amo con locura,
pero mi amor ya no es ciego! Ella me dio
una nueva visión de la vida. Me enseñó que puedo amar y que había un lugar
secreto en mi corazón donde estaba ese amor. Ella era la persona que tenía la
llave y aun cuando abrió la puerta, incluso yo que soy el dueño de ese lugar
secreto, no estaba consciente de su existencia. Pero al abrir mi corazón ella
lo descubrió. Y yo veo con claridad que su alma y su amor son mi privilegio.
Las manos de Anastasia se mueven a mi camisa
aferrada a mi cuerpo y la saca de un tirón de mi pantalón. Su
vehemencia me hace gemir en su boca con nuestro beso en curso. Yo ahora soy un
hombre en llamas. Ella se mueve alternativamente a mis gemidos, tratando de
rasgar la camisa. Y de pronto los
botones vuelan en todas las direcciones en su esfuerzo por desnudarme. Mis
manos van a su vestido, y su esfuerzo para quitarme la ropa, obstaculiza mis
esfuerzos para desnudarla. Se las arregla para bajar mi camisa hasta mis
brazos, pero las mancuernas le impiden quitarla por completo. Levanto mis manos
mostrándole mis muñecas y ella las quita con los dedos temblorosos y
simplemente las deja caer al suelo.
Estoy sin pestañear, demasiado deseoso de ella
de una manera carnal y lasciva. Observo cada movimiento bajo el agua. Sus dedos
llegan hasta mis pantalones, pero yo niego con la cabeza. Ahora es mi turno y
ella lleva demasiada ropa. La agarro por los hombros y le doy la vuelta y bajo
la cremallera de su vestido. Aparto su cabello mojado por el hombro y corro mi
lengua por su cuello húmedo desde la nuca hasta el nacimiento del cabello,
mordiendo, besando, chupando. Ella gime de placer y yo simplemente no tengo
suficiente de ella.
Poco a poco le
bajo el vestido hasta sus pechos y continúo besándola por toda la espalda y su
cuello. Desabrocho el sujetador y lo deslizo por los hombros. Sus pechos salen
libres, erguidos, pidiendo atención. ¡Dios! ¡Se ve tan caliente! Extiendo mis
manos y tomo cada uno de ellos acunándolos en mis palmas. No puedo dejar de susurrar lo hermosos
que son. Ella está media
restringida por su sostén y por su vestido colgando de los brazos. Voltea su cabeza a un lado para darme más acceso a
su cuello y presiono sus pechos en mis manos que los acogen. Sus manos están
lo suficientemente libres y ella las lleva hacia su espalda para tocar mi
inmensa erección. Se me corta la respiración. Su toque es de fuego, mágico, y
explosivo. Incluso el más pequeño
toque hace que martille la pistola dispuesto para tomar posición y disparar.
Empujo mis caderas en sus manos y disfruto de sus caricias mientras juego con
sus pezones. Ellos se endurecen y
se extienden bajo mis dedos. Sus manos y
mis manos acordes a nuestros asaltos amorosos, yo disfruto de sus caricias
sobre mi polla y ella disfruta de mis manos en sus pechos. Ella inclina la
cabeza hacia atrás y gime de placer.
_ Sí cariño… le
digo y la volteo hacia mí. Mis labios capturan los suyos una vez más. A medida
que mis labios la consumen y mi lengua baila su tango con la de ella, le bajo
el sujetador, el vestido y las bragas y las dejo de lado junto a mi camisa.
Anastasia toma
el gel de baño y yo sé que ella me quiere lavar. Ella me mira directo a los ojos y
vierte un poco en las palmas de sus manos para formar espuma. A continuación, sube
las manos hasta mi pecho haciendo clara su intención. Un pequeño suspiro escapa
de mis labios, mis ojos están muy abiertos, sin parpadear. Pero yo he deseado y
he anhelado esto todo el día. De
hecho, pensé que nunca volvería a verla durante los últimos ocho minutos de mi
vida. Quiero esto. Quiero reafirmar que estoy vivo y que
estoy con ella. Trago y mi boca se abre
en un suspiro para tomar todo el aliento que puedo y asiento con la cabeza muy
sutilmente.
Las manos de
Anastasia hacen su camino hacia mi esternón y ella frota el jabón sobre mi
pecho. ¡Esta es Anastasia! ¡Yo quiero esto! ¡Lo necesito! Respira Grey…
respira. Mis labios se separan y elevo mi pecho mientras mi respiración
aumenta. Pero estoy firmemente plantado en mi lugar.
_ ¿Estás bien?
Me pregunta con voz susurrante.
_ Sí. Yo
suspiro. Sí. ¡Porque, estoy vivo! Estoy con ella. Está bien. Sus manos van en pequeños círculos
acariciando. Amando. Me sube los brazos hacia arriba y lava mis
axilas y luego sus dedos se deslizan suavemente por mis costillas y mi vientre…
ummm ¡Hoy hay open house nena!
Si permito que
ella toque cerca de mi polla, voy a explotar, y quiero que esto dure por mucho
tiempo.
_ Es mi turno
ahora, nena, le susurro y tomo el champú. Le
vierto un poco en la parte superior de la cabeza y comienzo a lavarle. Ella
engancha sus dedos en las pretinas de mis pantalones. Me encanta la forma en
que ella se conecta conmigo. Masajeo su cuero cabelludo largamente. Ella gime
cerrando los ojos. Acuesta su cabeza en mis manos completamente relajada. Me
encuentro a mí mismo sonriendo ante su reacción. ¿Te gusta? Le pregunto.
_ Hmmm... Es su
respuesta y me hace sonreír.
_ A mí también
nena, le digo mientras y me inclino para besarle la frente y continúo con los
masajes y lavo a fondo.
_ Date la
vuelta, le ordeno. Pongo un poco de
champú en mis manos y lavo sus largos rizos. Disfruto jugando con su pelo. Una
vez que he lavado a fondo la pongo debajo del agua otra vez.
_ Inclina la
cabeza hacia atrás nena. Ella
inclina la cabeza y yo enjuago hasta dejar el cabello libre de espuma. Se hacen
arroyos corriendo sin descanso por su espalda, entre sus piernas hasta
finalmente llegar al piso de la ducha. Una vez que he terminado con su pelo
ella ataca mis pantalones como un oso hambriento.
_ Quiero lavarte
entero, me dice en un susurro. Ella me quiere igual que yo a ella. ¿Quién soy
yo para negarme? Levanto mis manos en señal de rendición.
_ Soy todo tuyo
bebé, le digo sonriendo. Haz lo
que quieras. Ella baja la cremallera
de mis pantalones, junto con mis boxer en un movimiento rápido, como si no
hubiera mañana. Mi erección la
saluda. Ella toma la esponja y el gel de baño,
su mirada está fija en mi erección que está anhelando sus caricias.
_ Bueno señor
Grey, parece que usted está muy contento de verme, murmura.
_ Yo siempre me
alegro de verla señorita Steele, le digo sonriendo.
Después de que hace
espuma con la esponja, ella la pasa por mi pecho y bajo mi vientre. Sus manos
tienen el placer de andar por mi camino feliz y cuando ella va por el premio
mayor mi polla la saluda pidiendo toda su atención. ¡Dios quiero a esta mujer! Nada más que deseo carnal es lo que siento.
Sus ojos se encuentran con los míos y ella deja caer la esponja y agarra mi
hombría firmemente con las manos. La imagen de sus manos sobre mí,
despiertan todos los sentidos que viajan por mi ingle sonando las campanas por
todo mi cuerpo antes de que las ondas lleguen al cerebro. Cierro los ojos e
inclino la cabeza hacia atrás para disfrutar de ella. Ella comienza deslizando
sus manos hacia arriba y hacia abajo a lo largo de mí agarrando firmemente. Un sonido de placer sale desde mi garganta y
empujo mis caderas en sus manos, que se siguen moviendo rítmicamente. ¡Cristo!
¡Me la quiero follar aquí, contra la pared y no tengo un condón de mierda! ¡Oh,
espera! ¡Es sábado! ¡La espera ha terminado! Abro mis ojos como platos ardiendo de deseo y
la miro fijamente con alegría.
_ ¡Es sábado!
Exclamo y tomándola por la cintura la acerco hacia mí. No tengo nada prohibido y la beso con
fuerza. Yo me estaba conteniendo
todo este tiempo para llevarla a la cama y usar el condón más cercano, ¡pero
hoy es sábado! ¡No necesitamos más esa mierda! Paso mis manos por todo su
cuerpo, húmedo por dentro y por fuera. Mis
dedos encuentran su sexo, exploro, juego con el centro de su universo. Tengo mi
boca sobre la de ella, al igual que Alejandro Magno conquistó Asia Menor,
implacable, sin dejar nada sin tocar. Envuelvo mi otra mano en su pelo para
mantenerla en su lugar con toda la fuerza de mi deseo, nada prohibido, todo
desatado. Mis dedos no paran de provocarla en su interior y ella gime en mi
boca. ¡Ahhh! Pero no quiero que se corra en mi mano, esta es mi señal para
entrar en ella.
_ Sí, cariño…
siseo entre dientes. Bajo mis manos hasta su trasero y la levanto del suelo. Envuelve
tus piernas a mi alrededor nena, le ordeno. Sus piernas me atrapan como serpiente
mientras sus manos se agarran de mi cuello como un mono araña. Sus ojos se
cierran. La abrazo y la pego contra la pared de la ducha.
_ Abre los
ojos. Quiero verte, le digo. Quiero experimentar todos los placeres
que pasan a través de ella, cada orgasmo que pueda. Quiero verlo en sus ojos. Ella parpadea hacia mí y su deseo por
mí cruza a través de sus ojos. Tiene
hambre de mí, hambrienta de lo que yo puedo darle y yo muero porque ella se
entregue a mí. Cuando nuestras miradas
se encuentran, me deslizo palmo a palmo dentro de ella. No hay nada entre
nosotros, piel con piel. Yo, completamente dentro de su sexo húmedo y caliente.
¡Encajamos a la perfección! ¡Es la cosa más dulce y sexy! Ella empuja contra
mí, dejando que la llene en su totalidad, abriendo sus puertas y dándome la
bienvenida. ¡Esta es mi mujer! ¡Esta es la elegida!
_ ¡Eres mía,
Anastasia Steele! le declaro firmemente.
_ Siempre…
responde ella. Sonrío como un
conquistador. Hago un movimiento y empujo más adentro de nuevo. A ella se le corta su respiración.
Everytime We Touch
_ Tengo los
dedos morados, murmura Ana, ausente todavía y completamente relajada por el
encuentro maravilloso que acabamos de tener. Su cabeza está en mi pecho y me
encanta tenerla así. Tomo su mano y beso cada uno de sus dedos.
_ En realidad,
deberíamos salir de la ducha, le recuerdo. Yo
la quiero en mi cama.
_ Yo estoy muy
a gusto aquí, responde ella. Ella
está encerrada entre mis piernas, cerca de mí. Me siento cómodo sosteniéndola. El sueño de tenerla en mis brazos me
mantuvo enfocado, me ayudó a llegar a casa. Entonces
de la nada, Anastasia comienza a reírse. El
sonido más hermoso del mundo.
_ ¿Qué le hace
tanta gracia señorita Steele? Pregunto cariñosamente.
_ Ha sido una
semana muy intensa, responde ella. Cuánta
razón tienes bebé.
_ Lo ha sido,
sí, le respondo.
_ Gracias a
Dios que ha regresado a casa sano y salvo señor Grey, susurra con
estremecimiento. Inmediatamente
me tenso recordando lo que pudo haber sucedido. Lo aterrorizado que estaba con la perspectiva
de no volverla a ver otra vez. Eso me preocupó más que la pérdida de mi vida.
_ Pasé mucho
miedo, lo confieso en voz baja.
_ ¿Cuándo…
antes?
Sólo puedo
asentir recordando.
_ ¿Así que le
quitaste importancia para tranquilizar a tu familia?
_ Sí, le
reconozco. Volaba demasiado bajo
para aterrizar bien. Pero lo conseguí no sé como.
Sus ojos se
abren rápidamente y me ve alarmada.
_ ¿Qué tan
cerca Christian? Ella pregunta, queriendo saber.
Fue cerca muy
cerca. Es un milagro que estemos
vivos.
_ Muy cerca, le
digo haciendo una pausa. Durante unos minutos espantosos, pensé que no volvería
a verte, le confieso recordando la agonía de haberla perdido. No tenerla de
nuevo en mis brazos…
Ella me abraza
en un agarre de acero.
_ No puedo
imaginar mi vida sin ti Christian. Te
quiero tanto que me da miedo, me dice reflejando mis sentimientos por ella.
(Cuando usted está soñando con un
corazón roto por John Mayer)
Anastasia ha
estado en todos mis proyectos desde que la conocí. Ella ha sido la encarnación
de cada sueño que he querido realizar y que nunca pensé que lo haría. De hecho
no hay nada más real que ella en mi vida.
_ No quiero
irme nunca, susurra cansada y besa mi cuello. Me
inclino y la beso suavemente.
_ Ven vamos a
secarte y luego a la cama. Yo estoy exhausto y a ti parece que te han dado una
paliza.
Ella me mira
con una ceja arqueada burlona en reacción a la elección de la palabra paliza.
_ ¿Algo que
decir señorita Steele? Le pregunto y ella niega con la cabeza y se pone de pie medio tambaleando.
Cierro el grifo
y rápidamente nos secamos con toallas calientes. Nos vamos a la cama y le digo
que se siente, le voy a secar el cabello. Yo no quiero que se enferme. Con una
toalla caliente me seco el pelo a fondo. Cuando ya nos vamos a dormir, miro a
mi prometida. Sí, ella es mi prometida. Me gusta mucho como suena. Aunque me
gusta más como suena esposa. Tomo el llavero y niego con la cabeza, sin todavía
creer que este pequeño llavero es la clave de mi felicidad.
Woke Up This Morning por Alabama 3
_ Te lo habría
dicho antes, pero como se acercaba tu cumpleaños… ¿Qué le das a un hombre que
lo tiene todo? Así que pensé en darme… yo.
Ella es el
mejor regalo que jamás haya tenido. Pongo el llavero en la mesita y me deslizo
en la cama; la abrazo y la atraigo hacia mí.
_ Es
completamente perfecto. Al igual
que tú.
_ Estoy lejos
de ser perfecta Christian, responde ella. Y
yo sé que ella está sonriendo. Ella no puede esconderse de mí.
_ ¿Está
sonriendo señorita Steele? Pregunto.
_ Tal vez, ella
contesta riéndose. ¿Puedo
preguntarte algo Christian?
_ Por supuesto,
cariño, le digo acariciando su cuello.
_ No llamaste
de regreso a Portland. ¿Fue en
realidad por culpa se José? ¿Te preocupaba que me quedara a solas con él?
Yo no quiero que
esto se vuelva en mi contra. Pero es la verdad. No me detuve y me apresuré a
llegar a casa. Pero, yo no quiero incriminarme. Se da la vuelta y me mira con
reproche.
_ ¿Sabes lo ridículo
que es, Christian? ¿De lo mal que
nos lo has hecho pasar a tu familia y a mí? Todos te queremos mucho, murmura en
regaño.
Nunca me di
cuenta de que todo el mundo estaría tan preocupado por mí. Parpadeo un par de veces.
_ No tenía la
menor idea de que se preocuparían tanto, le contesto.
_ Oh,
Christian, ¿cuándo vas a meterte en esa cabeza dura que te amamos? Muchísimo...
_ ¿Cabeza dura?
Digo sorprendido.
Ella asiente
con la cabeza.
_ Sí, cabeza
dura.
_ No creo que
los huesos de mi cráneo tengan una dureza significativamente mayor que
cualquier otra parte de mi cuerpo, respondo.
_ ¡Estoy
hablando en serio! Deja de hacer bromas. Aun estoy un poco enfadada contigo,
aunque eso haya quedado parcialmente eclipsado por el hecho de que estés en
casa sano y salvo. Cuando pensé… dice casi ahogándose con sus palabras. Después de una pausa continúa... bueno,
ya sabes lo que pensé.
Llego hasta
ella en completo asombro de su amor por mí. Le
acaricio la mejilla.
_ Lo siento ¿de
acuerdo? Respondo.
_ Y tu pobre
madre. Fue muy conmovedor verte con ella, susurra.
Sonrío al
recordar. Mi madre siempre ha
respetado los límites que he construido a mi alrededor y nunca hemos tenido
este tipo de conexión.
_ Nunca la
había visto de ese modo. Sí, ha
sido realmente impresionante. Por lo general es tan serena… Resultó muy
impactante.
_ ¿Lo ves? Todo
el mundo te quiere, me dice sonriendo. Quizás ahora comiences a creértelo, se
inclina y me besa. ¡Feliz cumpleaños, Christian! Estoy tan contenta de que estés aquí
para compartir tu día conmigo. Y
no has visto lo que te tengo preparado para mañana… umm para hoy, dice a modo
de picardía.
¿Qué? ¿Ella tiene algo más en fila? Se las arregla para sorprenderme en
cada esquina. ¿Qué puede superar el regalo que me dio?
_ ¿Hay más?
pregunto con asombro. Sonrío de
oreja a oreja.
_ Oh, sí, Sr.
Grey, hay más. Pero usted tendrá
que esperar hasta entonces, dice. La beso suavemente, dulcemente,
completamente eufórico.
_ Buenas noches
bebé, duerme ahora. Te amo, le
digo.
(Sweet Dreams)
*****
Me despierto con la sensación de ausencia. Mis manos la buscan y no está. Anastasia no está aquí. Las luces de la mañana se filtran a
través de la ventana. La echo de
menos, yo la quiero. ¿Dónde está
mi niña? Me levanto y me pongo mis
pantalones y una franela. Estoy
seguro de que José el admirador ya se ha levantado y está a su alrededor. Quiero ver lo que está haciendo
Anastasia. Poco a poco me dirijo
a la sala de estar. Las voces
vienen de la cocina. Uno de ellos
es de Anastasia, la otra de José.
_ Vaya vista
hay aquí, dice José. Escucho.
_ Si. Es muy especial. ¿Quieres un auténtico desayuno para
hombres? Le pregunta con voz burlona. ¿Por qué demonios están jugueteando? Me
hierve la sangre. Respira Grey, respira.
_ Me
encantaría, él responde. ¡Claro que sí! ¡Cabrón!
_ Hoy es el
cumpleaños de Christian. Voy a llevarle
el desayuno a la cama, dice Ana. Mi corazón se derrite. Ella quiere hacer algo
especial para mí.
_ ¿Está
despierto? ¡Sí, lo estoy hijo de puta!
_ No. Creo que
está bastante cansado por lo de ayer. La
oigo abrir la nevera y tomar algo.
_ ¿De verdad te
gusta, no? Le pregunta finalmente con su mayor preocupación. Tengo curiosidad por escuchar su respuesta
sincera también.
_ Le amo José,
ella responde con sinceridad genuina en su voz. Lo siento por el hijo de puta,
pero no tanto. La verdad no me gustaría
ser el receptor de esa respuesta. Es un rechazo para él. Pero él le devuelve a
ella una respuesta burlona.
_ ¿Cómo no vas a quererle? Le dice
gesticulando alrededor de mi apartamento.
Anastasia
responde con el ceño fruncido.
_ ¡Vaya,
gracias! Si no fuera por Anastasia, estaría pateando el hijo de puta fuera de
mi casa por la forma en que está hablando con ella.
_ Hey, lo
siento Ana, es broma, dice apesadumbrado. Anastasia
no responde. Yo sé que está
silencio con el ceño fruncido. Ella
está enojada y decepcionada.
_ En serio,
estoy bromeando. Nunca has sido
esa clase de chica. Aunque yo lo sé, al oírlo de la boca del cabrón que la
conoce más tiempo que yo, me hace sentir eufórico. Mi chica realmente es un
ángel. Única en su clase. Yo la amo también por eso. Así que decido que es
momento para interrumpir y mostrarle al cabrón quien es el macho alfa en esta
sala. Me quito la franela y me bajo aun más los pantalones de mi pijama.
_ ¿Quieres una
tortilla? le pregunta.
_ Sí, responde
José.
_ Y yo también,
le digo mientras hago mi camino a la cocina. Ya
la he dejado sola mucho tiempo con ese cabrón. Los ojos de Anastasia se
ensanchan cuando me ve sin camisa, con mis pantalones de pijama enseñando mi
camino feliz. Ella me mira como
si me ha visto por primera vez en su vida. Sus
ojos se centran en mi abdomen, en lo que muchas mujeres llaman “la tableta de
chocolate” me complace ver que puedo dejar perpleja a mi mujer.
_ José, saludo
a su amigo.
_ Christian,
responde con frialdad.
Anastasia me ve
como si estuviera perdida en otra dimensión, sin dejar de ver mi cuerpo. Sonrío al ver su expresión. Ella entrecierra los ojos en un
intento de castigarme por mi comportamiento escandaloso. La culpa es mía... nena, ahora me
importa una mierda. Quiero
declarar mi territorio. Estamos dos
hombres en una habitación enamorados de la misma mujer. Aquí el macho alfa soy
yo. Y como no puedo pelearla a coñazos, tengo que demostrarle que es a mí a
quien eligió.
_ Te iba a
llevar el desayuno en la cama.
Me acerco hacia
ella y paso mis brazos a su alrededor, le levanto la barbilla y le planto un
beso con toda pasión.
_ Buenos días
Anastasia, le digo con picardía. Hoy es mi cumpleaños, así que no será capaz de
reprenderme.
_ Buenos días Christian. Feliz cumpleaños, dice sonriendo con
timidez.
_ Espero con
ansías mi otro regalo, digo con mucha expectativa en mi tono y Anastasia se
vuelve carmesí. José del otro lado parece que se tragó algo desagradable. Creo
que quiere estar en cualquier sitio menos aquí. Sí he hecho el amor con ella anoche.
¡Harías bien en recordar eso! Anastasia toda avergonzada comienza a preparar el
desayuno.
Me siento en mi
taburete como de costumbre y me vuelvo hacia José.
_ Entonces, ¿Y cuáles son tus planes para hoy
José?
_ Me voy a ver
a mi padre y a Ray, el padre de Ana, dice. Su
respuesta de alguna manera me hace fruncir el ceño. ¿Cómo es que lo conoce? Esto me da una punzada de celos porque
sabe más de Anastasia y está involucrado con su familia. Yo frunzo el ceño.
_ ¿Se conocen?
Pregunto con curiosidad mal disimulada.
_ Sí, estuvieron
juntos en el ejército. Perdieron contacto hasta que Ana y yo nos conocimos en
la universidad. Fue algo bastante curioso y ahora son verdaderos amigos. Vamos
a ir de pesca.
_ ¿De pesca? Le
pregunto. Me encanta la pesca. Me voy a pescar con mi hermano
mucho.
_ Sí, hay piezas
muy buenas en estas aguas. Unos salmones enormes, me explica. Yo le creo porque
nosotros hemos pescado piezas grandes también.
_ Es cierto. Porque mi hermano Elliot y yo pescamos uno una vez de
quince kilos.
_ ¿Quince kilos? No está mal. Pero el record lo tiene el padre
de Ana con uno de diecinueve kilos, exclama.
_ ¿En serio? No
me lo había dicho, le digo recordando nuestra conversación acerca de la pesca. Eso
es impresionante. Debe ser un
buen pescador.
_ Feliz cumpleaños,
por cierto, dice con sinceridad genuina.
_ Gracias José. ¿Y a ti, dónde te gusta pescar?
_ Tenemos unos
cuantos puntos. Cambiamos en las
estaciones. Pero no es secreto. El padre de Ana es como un imán para los peces.
En realidad no importa a dónde vamos, él siempre los consigue. Es como si le
susurrara a los peces: vengan a mí y agarra los más grandes, dice sonriendo. Yo
no soy tan bueno por supuesto, pero me gusta ir a pescar con él.
*****
Después del
desayuno, regreso a mi habitación y me cambio con mis pantalones vaqueros y una
camiseta. José decide irse
tratando de no correr, probablemente no con ganas de dejarnos solos, pero no le
queda de otra.
Me aseguraré de
que no se despida demasiado en torno a Anastasia. Puedo ver el anhelo en sus ojos y la
decepción de haberla perdido.
_ Gracias por
dejarme dormir aquí, dice sacudiendo la mano.
_ Cuando
quieras, le respondo sonriendo. Bueno, eso puedo decirlo ahora, porque estoy
con la certeza de que Anastasia será mía legalmente.
_ Cuídate Ana,
le dice y le da un ligero abrazo.
_ Claro. Me alegro de verte José. La próxima vez saldremos por ahí, le
responde ella.
_ Te tomo la
palabra, dice saludando desde el ascensor. Una
vez que la puerta del ascensor se cierra y ya José se aleja nos volvemos
adentro.
_ Mira, él no
es malo, dice Anastasia.
_ Sigue
queriendo acostarse contigo Anastasia, pero no lo culpo.
_ ¡Christian,
eso no es cierto! Dice en completa negación.
_ ¿No te
enteras de nada verdad? Sonrío hacia ella. Te
desea. Muchísimo. Le digo.
Yo soy un
experto lector de expresión corporal de mierda. Utilizo mucho mi experiencia en
mi trabajo. No por nada he tenido que entender expresiones corporales de mis
sumisas cuando las tenía atadas, amordazadas y con los ojos vendados. Tenía que
leer sus cuerpos. Cuando abracé y besé a Ana sé que él quería estar en mi
lugar. El hecho de que Ana esté completamente ajena a él lo debe tener mal.
Mientras conversábamos, me di cuenta como la miraba fugazmente. No podía resistirse.
Se le nota en su cara. A mí no me engaña. Pero Ana es muy inocente. Ella
todavía no se percata que es una mujer que cualquier hombre quisiera tener.
Pero mejor así. No quiero que ella sienta compasión por él.
Anastasia me
frunce el ceño.
_ Christian,
que es sólo un amigo, un buen amigo, defiende su postura. Muy bien, lo haremos a tu manera. Después de lo de ayer, no quiero
discutir con ella. Levanto mis manos en
gesto conciliador.
_ Yo no quiero
pelear nena, le digo. No por
esto.
_ Yo tampoco,
responde.
_ No le dijiste
que nos íbamos a casar, le digo con decepción en mi voz. ¿Por qué? ¿Ella no quería herir sus sentimientos?
_ No. Pensé que
debía decírselo a mi mamá y a Ray primero,
dice ella. ¡Oh muy bien! ¡Qué
tonto de mierda soy! ¡Por supuesto,
ella tiene que informarle a sus padres primero! Asiento con la cabeza.
_ Sí, tienes
razón, por supuesto. Y, yo, eh...
Debería pedírselo a tu padre. Quiero hacer esto desde el principio.
Ella se ríe de
mí.
_ Oh, Christian,
esto no es del siglo XVIII, dice ella.
_ Es la
tradición. ¿No se da cuenta de
que quiero hacer las cosas bien por ella?
_ Vamos a
hablar de eso más tarde. Quiero
darte tu otro regalo. Una pequeña
sonrisa se arrastra en mis labios. ¡Me siento como el bastardo más
afortunado del mundo entero! Ella
me mira y distraídamente se muerde el labio.
_ Te estás
mordiendo el labio. Sin decir una
palabra, ella toma mi mano y me lleva a mi dormitorio. Cuando llegamos a mi lado de la cama
ella suelta mi mano y se va a su lado. Se inclina y saca debajo de la cama dos
cajas. ¡Guau!
_ ¿Dos? Le
pregunto sorprendido. Me esperaba
una.
Ella toma una
respiración profunda.
_ Compré esto
antes del uhm... incidente de ayer. Pero,
no estoy seguro de eso ahora. Me entrega una de las cajas de regalo. La miro y la incertidumbre me
preocupa.
_ ¿Seguro que
quieres que lo abra? Ella
asiente con la cabeza. Puedo leer la ansiedad en su rostro.
Arranco el
envoltorio como un niño pobre esperando su regalo de Navidad. El contenido de
la caja toca mi corazón.
_ Es Charlie
Tango, me susurra. Es una réplica
de madera de Charlie Tango con las palas del rotor de energía solar. Me encanta que ella recuerde pequeños
detalles de cómo me gusta este tipo de
energía y que me encanta volar y me encanta Charlie Tango.
_ Con energía
solar… murmuro. Me siento en la cama y rápidamente comienzo a montar las
piezas, enganchado todo con prisa. Finalmente un Charlie Tango azul está en la
palma de mi mano. Lo saco por la ventana
para dejar que absorba el sol. Los rotores comienzan a girar y la miniatura del
Charlie Tango emprende vuelo sobre mi palma.
_ Mira esto… Es
increíble lo que ya es posible hacer con esta energía, le digo mientras miro
las aspas girar en la palma de mi mano. Esto
me da docenas de ideas de cómo puedo aplicar esto en mayor escala. Tal vez una mejor celda solar...
Incluso las plantas lo hacen mejor. Ideas...
Ideas...
_ ¿Te gusta? Pregunta
Anastasia.
_ Ana, me
encanta. ¡Gracias! le digo con
entusiasmo y la beso con rapidez y con pasión. Entonces vuelvo a ver como giran
los rotores de nuevo. Lo pondré en mi despacho al lado del planeador. Ella
sonríe de oreja a oreja a mi respuesta.
_ Me hará
compañía hasta que recuperemos el Charlie Tango, le digo con cierta tristeza.
_ ¿Se podrá
recuperar? Pregunta. Recuerdo el
fuego en el rotor, las aspas rotas, la parte electrónica dañada. Tiene que ser examinado y evaluado.
_ No lo sé. Yo espero que sí. De lo contrario lo echaré de menos. Mis
ojos están puestos en la otra caja. Quiero
abrirla. ¿Qué podría ser?
_ ¿Qué hay en
la otra caja?
_ No estoy
segura si este regalo es para ti, o para mí, dice ella, y ahora la curiosidad
me inunda.
_ ¿De verdad? Eso sólo pude significar una cosa. Está nerviosa como el infierno. ¿Por qué estás tan nerviosa? Le pregunto
y ella se sonroja como un tomate. Una sonrisa licenciosa se arrastra sobre mi
cara. Creo que quiere jugar...
_ Me tienes
intrigado, señorita Steele, susurro. Y
ella distraídamente mueve su abdomen. Solo
hace eso cuando está encendida. Tengo que decirte Anastasia que estoy
disfrutando con tu reacción. ¿En qué has estado pensando? Le pregunto sabiendo
que ella puede hacer un sin número de cosas. Ella no contesta. Tomo la caja y
la muevo. El traqueteo es fuerte. La destapo y hay una pequeña tarjeta y por
debajo el regalo envuelto en papel azul pálido.
¡Quiero que me hagas cosas groseras!
_ ¿Qué te haga
cosas groseras? Pregunto en un murmullo. Ella asiente con la cabeza, tragando
saliva. ¿Qué es lo que ella
quiere que haga? Yo quiero hacer
esas cosas, pero yo ni siquiera me atrevería a pensarlo. Me sentiría muy
preocupado si ella me deja. La cabeza de mi polla va hacia un lado. Necesito
evaluar su reacción. Ella me da
señales contradictorias. ¿Cómo
podría el corazón de un hombre tomar todo esto? Me cortaría primero las manos antes de
hacerle algo que no le guste, o que piense que mi mierda pervertida es
demasiado para ella. Lo primero que veo en la caja es una máscara. Bueno ella
quiere jugar y quiere que le tape los ojos. Luego veo las abrazaderas para los
pezones, un dilatador anal, mi iPod y mi corbata gris favorita, con la que
comencé todo esto. Y lo último que encuentro, y mi corazón se acelera, es la
llave de mi cuarto de juegos.
La miro. Yo la
quiero y quiero hacer de todo con ella. Pero tengo miedo. Miedo de que pudiera hacerle daño. Que
esto sea el interruptor y que luego me arrepentiré.
_ ¿Quieres
jugar? Le pregunto con una voz suave.
_ Sí, dice con
voz entrecortada.
_ ¿Por mi cumpleaños?
¿Será que piensa que es lo que quiero? Yo no quiero hacer nada que ella no quiera
hacer. Esto tiene que ser algo que ella quiera.
_ Sí, dice ella
y volteo mi cara hacia otra parte. Mi corazón se contrae de dolor. La última vez que estuvimos en mi
cuarto de juegos me dejó. La
perspectiva me asusta como el infierno. ¡Esto
me asusta! La amo tanto, que no creo que pueda vivir sin ella. Por otro lado, quiero conocer todas sus necesidades. Quiero ser la
persona que le proporcione todo su placer sexual, de manera que ella no tenga
que buscar por otro lado. Porque seamos claros, Ana es una chica con un nivel
sexual alto. De eso me di cuenta desde la primera vez que lo hicimos. Se
enciende rápido y cada polvo entre nosotros ha sido maravilloso. Yo sé que a
ella le gusta mi perversión sexual, ya me lo dijo, la pregunta es ¿Cuánto?
Estoy ansioso pensando en qué pasaría sí y
eso simplemente me molesta. ¿Qué pasaría si pierdo el control en ese momento?
¿Qué pasaría si disfruto mucho y mi viejo modo de dominante aparece? Y si…
_ ¿Estás
segura? Pregunto. ¡Joder qué tentación!
_ Sin látigos
ni esas cosas, responde ella.
_ Eso ya lo
entendí. Yo no quiero volver a
tocarla con eso de nuevo.
_ Pues entonces
sí, estoy segura, responde ella. ¡Ella
quiere! ¡Ella realmente lo
quiere! ¿Bueno y quien soy yo para
negarme? Mi objetivo es complacer y es lo que mejor hago.
Niego con la
cabeza y miro de nuevo el contenido de la caja ¿Qué he creado aquí?
_ Loca por el
sexo e insaciable. Creo que podré hacer algo con estas cosas, murmuro. Tengo una cosa en mente y el objeto
de mi afecto está justo frente a mí. Si
mi mirada pudiera quemar, ella estaría en llamas en estos momentos. Mi sonrisa es carnal. Tomo su mano en la mía.
_ Ahora y no es
una petición, le ordeno y la llevo fuera de la habitación directo al cuarto de
juegos.
Hago una pausa antes
de entrar. Quiero estar
absolutamente seguro de que esto es exactamente lo que quiere. No para mí, sino para los dos. Quiero que ella quiera. No voy a
perderla por una idea equivocada.
_ ¿Estás segura
de esto? Pregunto ansioso.
_ Sí, murmura
sonriendo tímidamente.
_ ¿Hay algo que
no quieres que haga? Hace una pausa
por un segundo y responde.
_ No quiero que
me tomes fotos.
¿Qué? ¿Por qué dice eso? Nunca le he tomado fotos en la sala de
juegos. Me congelo en mi lugar
por un minuto. He tomado fotos de
mis sumisas antes. ¿Ha hurgado en mi caja fuerte? ¿Será posible que hubiera visto esas
fotos? Muevo mi cabeza hacia un
lado de forma especulativa. Pero ahora
no me voy a detener en eso. Ella prendió la mecha y yo también quiero.
(Canto Gregoriano por Enigma)
Me dirijo a Anastasia
para mirarla. Ella se encuentra
en el centro de la habitación, con la boca ligeramente abierta; su pecho subiendo hacia arriba y hacia
abajo en rápida sucesión. Ella
finalmente se muerde los labios y pone mi libido a arder. Me acerco a ella y libero su labio inferior.
Yo no quiero que este juego sea corto.
_ ¿Qué es lo
que quieres hacer, Anastasia? Murmuro. Quiero
establecer los límites de nuestras fronteras. No
quiero asustarla. Le beso la
comisura de su boca, porque hacer más de eso simplemente pondría mi sangre a
dar carreras. Sus labios tratan de hacer su camino a mi boca, pero yo
mantengo los dedos en su barbilla para evitar que eso suceda.
_ Es tu
cumpleaños. Haremos lo que tú
quieras, susurra. Paso suavemente mi
pulgar por sus labios. Ella está aquí por mí. Justamente lo que temía. Si
alguna vez vamos a hacer algo aquí, tiene que ser porque ella lo quiere, no
porque ella piensa que lo necesito.
_ ¿Estamos aquí
porque crees que quiero estar aquí? Le pregunto en voz baja tratando de obtener
la información correcta de su parte. Miro
sus ojos con mucha atención. Quiero saber que me está diciendo la verdad. No lo
que ella cree que yo quiero oír.
_ No, ella
susurra con timidez. Yo también
quiero estar aquí. Sus ojos se dilatan y su mirada lo justifica. Ella no tiene miedo, está deseosa,
libidinosa. Sus labios abiertos, ruborizada,
su pulso acelerado. Ella me
quiere aquí. ¡Maldita sea! ¡Ella me quiere! Su lenguaje corporal hace que me
encienda rápidamente oscureciendo mi mirada. Ella está casi suplicando que me
la folle aquí. Quiere estar aquí para darnos lo que necesitamos. Quien lo diría.
_ Oh, hay
tantas posibilidades señorita Steele. Estoy emocionado de nuevo. Algo en Anastasia está encendido y
ella quiere reunirse conmigo en esa zona gris donde ya hemos estado. Una zona
carnal, sensual, lujuriosa, pervertida y oscura. Pero, ella parece estar demasiado
abrigada.
_ Empecemos por
desnudarte y tiro del cinturón de su bata de seda que inmediatamente se abre,
exponiendo su camisón de seda. Me siento en la silla Chesterfield.
(Demi Moore Striptease)
Ella traga y contrae
sus muslos apretando su vientre. Su expresión corporal simplemente me enciende
hasta el punto de ser insoportable. Me calienta demasiado pronto y mi pene
simplemente no responde a mi cerebro sino a sus movimientos. ¡Joder yo simplemente estaría a cada rato
metido dentro de ella! Ella saca la bata fuera de sus hombros con sus ojos
fijos en los míos. La bata cae al piso en silencio y cae a su voluntad en sus
pies. Mis ojos están puestos en ella y paso mi dedo índice por los labios para
calmarme y no lanzarme sobre ella. Los finos tirantes de su camisón caen
dulcemente por sus hombros y luego, como si estuviera vertiendo miel con
lentitud, cae por sus curvas hasta llegar a sus pies. Ella está gloriosamente desnuda ante
mí. Demasiado desnuda. Creo que le falta algo y es uno de mis
regalos. Regojo la corbata gris, la paso a través de mis dedos y me paro en
frente de ella.
_ Me parece que
lleva usted muy poca ropa señorita Steele, murmuro. Pongo la corbata alrededor de su
cuello y poco a poco lo ato con un nudo Windsor. Aprieto el nudo como lo haría para mí
y mis dedos rozan la base de su garganta. La
corriente siempre está presente entre nosotros, nos atraviesa y ella jadea. Anhelo esta electricidad, esta
conexión. Luego dejo que el extremo más
ancho de la corbata cuelgue hasta su vello púbico, que solo muestra lo
caliente que es mi mujer.
_ Ahora mismo
está usted fabulosa señorita Steele, le susurro y la beso rápidamente en sus
labios, porque no me puedo contener. Ella se ve completa e irresistiblemente
follable.
_ ¿Qué vamos a
hacer contigo? Pero mi control me traiciona una vez más. Cojo la punta de la
corbata y de un tirón la atraigo hacía mí de manera que su cuerpo desnudo está
al ras con el mío. Mi mano pasa por su pelo y tiro con fuerza hacia atrás y la
beso apasionadamente. Soy exigente en mi beso. Mi lengua se sumerge en su boca,
acariciando ferozmente, declarándole que es mía. Mi otra mano se desplaza hasta
la nalga, frotando, amasando. Solo la
suelto cuando mis pulmones no pueden funcionar por falta de aire y me aparto
jadeando mirándola. Estoy completamente enamorado y lleno de amor y lujuria por ella. Una
combinación que jamás sentí con nadie. ¡Es completamente excitante!
_ Date la
vuelta, le ordeno en un tono suave y ella obedece rápidamente. Tomo su cabello y le hago una trenza.
Su cabello huele delicioso y es muy suave.
_ Tienes un
cabello hermoso Anastasia, murmuro inclinándome y besando su cuello. Cuando
quiera que pare solo tienes que decírmelo. ¿Lo sabes verdad? Le susurro contra su garganta. Ella asiente con la cabeza, con los
ojos cerrados llena de placer sensual. Tiro
de nuevo de la corbata y la llevo a la cómoda. Vamos, le digo y tomo la caja
con los juguetes que ella me dio para nuestro disfrute.
_ Estos objetos
no me parecen muy adecuados Anastasia, le digo mostrándole el dilatador anal en
primer lugar. Este es demasiado grande. Una virgen anal como tú no puede
empezar con este. Optaremos por empezar con esto y le muestro mi dedo meñique.
Anastasia jadea y su cara se contrae en shock. Sonrío nada más de imaginarme lo
que está pensando. No los voy a meter todos. Solo uno. Además recuerdo lo que
decía en su tarjeta. Quiero que me hagas
cosas groseras. Estamos para complacer nena.
_ Un dedo… solo
uno, le aseguro. Su mirada se sorprende por mi explicación. Es que en su cara
está escrito todo. La puedo leer fácilmente.
Las abrazaderas
que eligió son para el dolor. No es aconsejable comenzar con esas. Es mejor ir
progresivamente.
_ Estas pinzas
son brutales, le digo porque no le quiero hacer daño. Usaremos estás. Ella
parpadea hacia mí como una estudiante absorbiendo toda la información y a punto
de tomar un examen justo después del curso intensivo.
_ ¿Está claro?
Le pregunto.
_ Sí, ella
susurra su respuesta. ¿Vas a
decirme lo que piensas hacer?
_ No, cariño. Iré improvisando sobre la marcha. Esto no es
ninguna sesión Ana, ella parpadea.
_ ¿Cómo debo
comportarme? Ella pregunta confundida.
Oh no, yo no
quiero que piense que soy un Dominante porque estamos en este cuarto. Me trae malos recuerdos, mi frente se arruga
de preocupación.
_ Como quieras,
le digo.
Su cara se cae y
cambia de expresión. ¿La decepcioné?
_ ¿Esperabas mi
alter ego, Anastasia? Pregunto perplejo.
_ Bueno, en
realidad, sí. A mi me gusta, ella
responde sorprendiéndome. De
alguna manera, su respuesta me complace. Eso
me da la certeza de que ella ama a todas mis 50 sombras.
_ ¿No me digas?
Yo soy tu amante Anastasia no tu amo. Me encanta oír tus carcajadas y tu risita
infantil. Me gustas relajada y contenta, como en las fotografías de José. Esa
es la chica que un día entró cayendo de bruces en mi despacho. Esa es la chica
de la que un día me enamoré, le digo mientras corro mi pulgar por el labio
inferior. Mi declaración hace que
su mandíbula caiga abierta. Estoy enamorado de ella, tal vez desde el
principio. Yo lo negaba, pero ya no.
_ Pero una vez
dicho esto, a mí me gusta tratarla con dureza y hacerle cosas groseras señorita
Steele. Y mi álter ego sabe un par de trucos, le digo mientras mi mirada se
oscurece. Quiero tomar el control
y darle lo que quiere y lo vamos a disfrutar mucho. Así que haz lo que te
ordeno y date la vuelta. Cuando se voltea abro el cajón y saco un par de puños
de cuero.
_ Ven, le
ordeno tirando de la corbata y la
llevo a la mesa. Señalando la
mesa, le digo que se suba de rodillas.
La ayudo a
subirse y ella se pone de rodillas delante de mí quedando a mi nivel. La miro fijamente y paso mis manos por sus
muslos y cuando llego a sus rodillas las separo para abrirle las piernas. Ella
es hermosa e irresistible y yo solo estoy deseando que llegue el momento de
estar dentro de ella.
_ Pon los
brazos en tu espalda, voy a esposarte.
Tomo los puños
de cuero de mi bolsillo traseros y los paso alrededor. Nos estamos tocando y su
olor es embriagador, verla de esta manera tan seductora, me pone durísimo.
Anastasia pasa sus labios a lo largo de mi mandíbula y por mi mejilla. Yo
cierro los ojos disfrutando del momento y también tratando de encontrar mi
equilibrio. Mi respiración se tambalea, porque si ella lo hace de nuevo, esta
será una corta sesión y ninguno de los dos querría eso. Me aparto de inmediato
antes de que pierda el control.
_ Para, o esto
se terminará mucho antes de lo que deseamos los dos, le advierto. Tocarla me
inflama, su toque es fuego puro para mí y quiero corresponder. Por esto es que se debe tener control con lo
que se hace si realmente queremos jugar.
_ No puedo
evitarlo. Eres irresistible dice haciendo pucheros.
_ ¿Ah sí? Ella asiente con sus hermosos ojos
entornados.
_ Bueno no me
distraigas o te amordazaré.
_ Me gusta
distraerte, dice en un susurro que hace que mi polla salte de un brinco.
_ O te azotaré,
le digo. Voy a disfrutar con las nalgadas
mejor. Ella sonríe en respuesta. Que tiempos aquellos. Me río en
complicidad, porque antes no hubiese permitido esa libertad de ella aquí. Solo
podía tocarme o besarme si yo se lo ordenaba.
_ Compórtese,
le gruño y doy un paso atrás para golpear las palmas de mis manos con las
esposas de cuero, para que sepa lo que puede venir si no sabe comportarse. Vamos
cariño que aunque estamos en una situación diferente el que manda aquí soy yo.
Finalmente se las arregla para lucir escarmentada.
_ Eso está
mejor, le digo finalmente satisfecho y me inclino de nuevo para ponerle las
esposas. Ella cierra los ojos y respira profundamente. Coloco cada esposa en
cada uno de sus codos, lo que hace que arquee su espalda y empuje sus pechos
hacia delante gloriosamente. Me echo hacia atrás para admirar mi obra.
_ ¿Te sientes
bien? Le pregunto.
_ Estoy bien,
responde ella.
Tomo la máscara
y la paso por encima de su cabeza. Ahora está ciega ante el mundo. Todo está en
su imaginación. Inmediatamente su respiración se acelera por la anticipación.
Está caliente e incapaz de ver, tiene que confiar en su oído, tacto y olfato. Confiamos en nuestra vista demasiado. Sólo la ausencia de ella aumenta
nuestros otros sentidos. En un
juego sexual, se tiene que confiar en su pareja para proporcionar no sólo placer, sino también para mantenerse a salvo.
La incógnita sube la emoción y el no saber lo que está sucediendo, hace que su
cerebro no se prepare para la próxima reacción. Solo se reacciona cuando se
siente y el cuerpo responde de manera diferente cuando se está desprovisto del
sentido de la vista. Debido a
este vacío, la adrenalina está constantemente corriendo por el cuerpo lista
para disparar a la siguiente reacción. Doy
un paso hacia atrás para tomar una botella de aceite de masaje. No solo quiero
relajar sus músculos con este aceite, sino que también quiero que entre a
actuar su olfato, quiero integrarlo a sus sensaciones. Los aceites perfumados
se han utilizado desde los antiguos egipcios para enfocar, estimular, motivar y
aumentar el deseo sexual. Las
feromonas son un afrodisíaco natural, por lo que se usan en los perfumes para
atraer al sexo opuesto. Al
permitirse que el sentido del olfato actúe con ciertos aromas, se aumenta el
apetito y la atracción sexual. Este aceite desprende un rico y almizclado olor
acre. Casi se puede probar dulce
y apetitoso.
_Yo no quiero
arruinar mi corbata favorita, murmuro y se la quito. A medida que la quito lentamente de su
cuerpo ella inhala fuertemente. Paso mis nudillos por la mejilla de Ana
dibujando una línea lenta y sensualmente. Todos sus sentidos se despiertan con
un simple toque. Se crea una expectativa. Sin
saber lo que viene después; todo
su cuerpo está en posición firme, temblando de alegría, despertando todos los
nervios a su paso. Paso mi mano por su cuello y fácilmente bajo hasta su
garganta. Voy masajeando poco a poco con el aceite.
La otra la
pongo en su hombro y lentamente la deslizo por su clavícula. Ella gime de
placer y arquea su cuerpo empujando sus pechos turgentes que buscan
desesperadamente atención. Pero mis manos los evitan y se mueven a sus
costados. El ritmo de la música, el olor del aceite y mis manos despiertan
todos sus sentidos, ella gime en voz alta.
_ Eres tan
hermosa Ana, susurro junto a su oído con voz ronca mientras mis manos viajan en
su cuerpo. Mi nariz hace un
recorrido a través de su mandíbula, inhalando su aroma particular y la mezcla
intoxicante que ahora se infunde en su piel. Mis
manos viajan y masajean por debajo de sus pechos, su vientre y por encima de su
hueso púbico. Comienzo a colocar besos ligeros sobre su boca y luego despacio y
sensualmente dirijo mi nariz por su cuello y garganta inhalando… olfateando. Mi
respiración acaricia su piel
hipersensible y expectante.
_ Y pronto
serás mi esposa para poseerte y mantenerte. Su
respiración se incrementa y abre los labios.
_ Para amarte y
cuidarte... Mis manos se mueven sensualmente sobre su vello púbico,
acariciándola.
_ Con mi cuerpo
te adoraré…
Mis dedos se
mueven hacia su sexo y con la palma de la mano comienzo a rozar su clítoris.
Ella gime y echa la cabeza hacia atrás.
_ Señora Grey…
le digo con reverencia, mi palma continúa frotando su perla de placer
despertando cada nervio de su cuerpo. ¡Ahgg!
_ Sí, cariño, le
digo. Abre tu boca, le ordeno. Ella la abre y yo deslizo un vibrador que parece
una chupeta larga.
_ Chupa, le
ordeno. Voy a meterte esto dentro
cariño.
_ Chupa, le
ordeno otra vez y detengo mi mano para ponerme más aceite. Froto mis manos y
comienzo a masajear sus pechos.
_ No dejes de
chupar, le digo. Ella necesita lubricarlo
y calentarlo.
Tomo sus
pezones con el índice y el pulgar y los ruedo para que se alarguen con mi
toque. Ella hace un gemido ahogado.
Me encantan sus
pechos.
_ Tienes unos
pechos tan hermosos Ana, murmuro, y su cuerpo reacciona inmediatamente
endureciendo sus pezones aun más. Me
encanta la forma en que su cuerpo entra en sintonía con el mío. Ella reacciona
a mi voz, a mi olor, a mi tacto. Sí,
cariño, le murmuro.
Paso mis labios
hasta su cuello y sin detenerme me muevo lentamente hacia su pecho, lentamente
pellizcando, mordiendo y chupando en el camino una y otra vez. Mis labios rozan en la parte superior de sus pechos y mientras
chupo un pezón coloco la abrazadera en el otro.
_ ¡Ah! Gime con
la sensación inesperada. Mi
lengua comienza a lamer el pezón sujetado por la abrazadera y mientras hago eso
coloco la otra en el otro pezón. Cuando siente la mordedura doble gime en voz
alta. La sensación es nueva y
extraña para ella.
_ Siéntelo
nena, le susurro. Pongo un poco
más de aceite en mis manos.
_ Dame esto, le
digo y saco el vibrador de su boca. Mis manos una vez más comienzan a deslizarse
por su cuerpo y las voy arrastrando hasta su sexo y hasta sus nalgas. Paso mis
dedos entre sus nalgas y ella salta sin saber lo que voy a hacer. Ella es una
virgen anal y esperaba esa reacción.
_ Shhh, le
susurro al oído y beso su cuello mientras juego con mis dedos entre sus nalgas.
Ella no sabe lo que va a pasar y su cuerpo está en alerta máxima. A medida que
mi mano se desliza hacia abajo a su vientre y su hueso púbico, paso la palma
otra vez por su clítoris. Mi dedo medio se desliza dentro de su sexo y ella
gime de placer.
_ Voy a meterte
esto dentro, le digo arrastrando mi dedo entre sus nalgas tocando su ano. Pero
no aquí, sino aquí, y meto mis dedos en su sexo moviendo en forma circular
tocando la pared frontal de su vagina. Ella gime cuando la sangre recorre su
sexo y sus pezones contenidos se hinchan.
_ ¡Ah! Es la
reacción de su cuerpo.
_ Ahora
silencio… le digo cuando saco los dedos de su sexo y deslizo el vibrador dentro
de ella. Tomo su cara entre mis manos y la beso casi con violencia, mi lengua
invade su boca y prendo el vibrador. Anastasia jadea con esa sensación
totalmente inesperada.
_ ¡Ah!
_
Tranquila… le digo en su boca. Mis manos bajan a sus pechos y tiro
delicadamente de las abrazaderas, ella gime en voz alta.
_ ¡Christian,
por favor!
_ Shhh nena…
aguanta, trato de convencerla.
El vibrador, las
abrazaderas en sus pezones, mi boca sobre la de ella, mis manos que viajan
alrededor de su cuerpo, dándole sensaciones por todas partes.
_ Buena chica,
la calmo.
_ Christian…
ella ruega desesperadamente.
_ Shhh. Siéntelo, Ana. No tengas miedo… le digo mientras la
sostengo por su cintura. Paso mis manos alrededor de sus caderas, tocando,
sintiendo, amasando la piel de sus nalgas y froto entre ellas el aceite de mis manos.
_ Tan hermosa,
le digo hipnotizado. Y finalmente
empujo mi dedo meñique lubricado dentro
de su ano. Muevo mi dedo
lentamente dentro y fuera cuando mis dientes rozan su barbilla que está
inclinada hacia arriba.
_ Tan hermosa
Ana…
Finalmente
sucumbe a todas las sensaciones y se corre
en un orgasmo que hace que su cuerpo convulsione. La sensación atraviesa
todo su cuerpo y en medio de su orgasmo quito las abrazaderas de sus pezones,
ella grita de dolor y placer mientras su orgasmo continúa y yo sigo moviendo mi
dedo dentro y fuera de ella.
_ ¡Agh! Ella
grita y la envuelvo con un brazo sosteniéndola, pero sus impulsos corporales
por el vibrador siguen trabajando en su interior y mi dedo sigue trabajando con
ella. ¡No! Grita en una súplica y sé que ella está en sus límites; esta vez saco el dedo y el vibrador y
su cuerpo sigue convulsionando. Yo
desato rápidamente los puños y sus brazos caen hacia adelante y la cabeza se
desploma sobre mi hombro perdida en su abrumador orgasmo. Su respiración es irregular, está
perdida.
Levanto a Anastasia
y la llevo en mis brazos a la cama y la acuesto sobre las sábanas de satén
rojo. Me froto las manos de nuevo
con aceite y froto la parte posterior de sus muslos, las rodillas, las
pantorrillas y los hombros. Me quito
rápidamente mi ropa y las tiro a un lado de la cama.
Le quito la
máscara y sus ojos permanecen cerrados. Tomo su trenza y la deshago. Me inclino
y la beso suavemente en sus hermosos labios. Detengo la música presionando el
botón de apagado con el control remoto.
_ Maravilloso, murmuro a la belleza que va a ser mi
esposa.
Ella finalmente
logra abrir un ojo. Le sonrío
mirándola con un poco de temor.
_ Hola, le
saludo. Ella solo gruñe una respuesta sonriendo ampliamente. ¿Te ha parecido suficientemente brusco?
Ella asiente
con la cabeza en respuesta, y me sonríe.
_ Creo que
intentas matarme, murmura.
_ Muerta por un
orgasmo, le sonrío. Hay formas peores de morir, le digo lamentando mi encuentro
con la muerte. Las manos de Anastasia inmediatamente llegan a mi rostro y me
acaricia.
_ Puedes
matarme así siempre que quieras, me dice. Ella se da cuenta que estoy
completamente desnudo junto a ella, y listo para la acción. Tomo su mano y le
beso los nudillos y en respuesta ella se
inclina y captura mi cara entre sus manos y tira de mi boca a la suya para
fundirnos en un beso apasionado. La beso brevemente y me detengo.
Tomo el control
remoto de la música y presiono el botón.
_ Esto es lo
que quiero hacer, le digo. Y una suave guitarra comienza a hacer eco en la
habitación.
_ Quiero hacer el
amor contigo, cariño, le digo mirándola, con amor, deseo y pasión. Roberta Flack comienza cantando, La Primera vez que vi tu rostro. Mis labios buscan los de ella y al igual que
los amantes en la antigüedad unimos nuestras almas selladas con este beso.
Mi madre, esto enciende a cualquiera, que intensidad, que pasión, que romántico, que sexual, que libidinoso, es definitivamente excitante, amo a Cristian Grey, seria genial que existiera alguien así,Emine te la comiste con este capitulo muchas gracias, siempre vivo pendiente de tu blog de tu historia, no entiendo porque no has sacado un libro romántico erótico, waw seria lo máximo, gracias mil y a ti mi amiga Patricia, eres fabulosa e increíblemente inteligente y sabia en lo que haces te felicito y admiro amiga, y es un verdadero placer poder decirte mi amiga, un besote madre, T.Q.Q.J.
ReplyDeleteQue otras palabras que no halla utilizado fanny rebellon puedo usar yo para describir lo que me a parecido y lo que me han transmitido con este capitulo, las admiro, las sigo fielmente y las adulare hasta quedarme sin sentido, magestuoso, esplendido, exquisito, sin palabras, solo gracias y felicitarlas. Andrea desde Argentina.
ReplyDeleteGracias chicas por seguir esta historia fabulosa y mil gracias por sus palabras. Seguiré con la traducción que cada capítulo, me lleva al cielo!
ReplyDeletebuenisimo te felicito!!! Esperamos el tercer libro!! Me siento tan triste por haber terminado de leeer los 3 q es como si no quisiera continuar con mi vida real, quiero la vida de anastasia, me enamore de grey!!!!
ReplyDeleteOhhh que hermoso capitulo
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