Encima, el techo del pasillo hace un juego majestuoso,
Muchos arcos se levantaron y los ángeles descendieron
Para cumplir con el intercambio de regalos.
Alfred, Lord Tennyson, "El Palacio del Arte"
CAPÍTULO IX
_ Buenas noches, señor, señora Grey. Geoffrey,
nuestro mayordomo personal, nos saluda cuando entro en la habitación con
Anastasia en mis brazos y cruzamos a través de otro umbral, Taylor está
siguiéndonos con nuestro equipaje.
_ Bienvenidos al Sheraton Park Tower Hotel. Espero que tengan una estancia agradable. ¿Cómo puedo ayudarlos esta noche? Pregunta con ojos brillantes, y expectantes. Yo no quiero al mayordomo esta noche, pero él está aquí ya.
Anastasia me
mira después de que la bajo y la dejo de pie, se ve divertida. Ella ya sabe que
yo quería que estuviéramos solos esta noche.
_ Geoffrey, no
vamos a necesitar sus servicios esta noche, le digo, y su cara se cae; estaba
esperando hacer algo por nosotros.
_ Pero, usted
puede atender las necesidades de Taylor, digo señalando a Taylor cuyos ojos se
abren como platos. Él no está
seguro de si él escuchó correctamente.
_ ¿Señor?
Taylor logra pronunciar.
_ Geoffrey, estará
a tu disposición esta noche y atenderá todas tus necesidades, nos vamos a
dormir temprano porque hemos tenido un día muy largo, le digo como algo normal.
Él se pone carmesí. Taylor nunca ha
tenido a nadie que le sirva, aparte de la señora Jones por supuesto, y yo no
quiero saber de qué manera le sirve. Eso
es entre ellos dos.
_ Sí, señor. Vamos Geoffrey, dice Taylor y se encamina
con el mayordomo a otro lado.
_ Bueno, señora
Grey, le digo mirando a mi esposa con los ojos oscuros. Finalmente estamos solos.
_ Bueno señor
Grey ahora que estamos solo ¿Qué quiere hacer conmigo? Pregunta con timidez.
_ ¿Está coqueteando
conmigo, señora Grey?
_ De eso estoy
segura señor Grey, dice mirándome a través de sus largas pestañas.
_ Ven, creo que
necesitamos un baño, le digo y le tomo la mano. Ella engancha su aliento y me
mira deseosa. Su respuesta me enciende a lo grande. Entramos en una habitación
grande con ventanas de pared a pared con vistas al London Eye y al Hyde Park.
Anastasia se
acerca para observar la vista y queda hipnotizada.
_ ¡Guau! Esto
es totalmente increíble.
Ella está
paralizada con la vista que tiene enfrente. La dejo mirando y me voy al gran
baño de mármol, vierto un poco de aceite de baño en el agua de la bañera y dejo
correr el agua. Una vez que lentamente
se comienza a llenar la bañera y la espuma comienza a formarse, esparzo pétalos
de rosa que hay en una pequeña cesta. Enciendo las velas aromáticas creando un
buen estado en el ambiente. Y finalmente me quito los zapatos y medias y me
quedo descalzo. Por fin vuelvo hacia mi esposa que está de pie mirando el
horizonte de Londres ante ella,
completamente hipnotizada por la belleza de la ciudad. Llego detrás de ella y envuelvo mis brazos
alrededor de su cintura y acaricio su cabello, tirando su cuerpo contra el mío.
¡Esto es el paraíso!
_ Te ves como
si estuvieras disfrutando la vista señora Grey, digo mordisqueando el lóbulo de
su oreja. Ella inclina la cabeza
hacia un lado para darme un fácil acceso.
_ ¡Sí, me encanta! ¿Pero qué estoy mirando Christian? Reconozco
el London Eye y el Hyde Park por las fotos que he visto. Pero ¿cuáles son los otros edificios? Me pregunta.
Sin soltarla y
con mi brazo izquierdo todavía envuelto en ella, señalo hacia el lado izquierdo
de la vista panorámica, ¿Ves los rascacielos de la izquierda? Le pregunto y
ella asiente.
_ Eso es
Gherkin. Es el principal distrito
financiero de Londres. Su Wall
Street, le digo y ella apunta hacia el London Eye.
_ Esa torre es
el London Eye y ¿qué está detrás de eso? Pregunta.
_ Bueno esa
torre gigante está situada a las orillas del famoso río Támesis.
_ Oh, sí, me
gustaría ver Támesis. Siempre me
ha gustado el poema de Kipling que describe el río.
Veinte puentes
de la torre en Kew,
Querían saber
lo que el río sabía,
Veinte puentes
o veintidós años,
Porque ellos
eran jóvenes, y el Támesis era viejo
Y esta es la
historia que el río le dijo…
_ Sra. Grey nunca dejará de sorprenderme. Estoy tan contento de que a usted le
guste Londres. Yo estaría
encantado de mostrarle todo lo que siempre ha querido ver, le digo emocionado con la perspectiva de enseñarle
todo lo que pueda.
_ El edificio detrás
del London Eye es la muy famosa catedral de St. Paul.
_ ¿Es una
catedral anglicana? Pregunta haciéndome sonreír.
_ Bueno, sí, lo
son la mayoría de las iglesias que están en Inglaterra. Está en Ludgate Hill, que es el punto
más alto de Londres, y creo que es la sede del obispo de Londres, le explico.
_ Creo que es
en donde la familia real realiza la mayoría de sus eventos más importantes,
como matrimonios, funerales y bautizos en la Abadía de Westminster. ¿Podemos por favor, por favor visitarla? ¡Quiero ver el Rincón del Poeta! Ella
me ruega.
_ Anastasia, me
sorprendes a cada paso. Sí, no
veo por qué no podemos hacer eso mañana a primera hora. Pero primero quiero ir
a esa bañera de mármol que está por allá y perderme en ti. Y la levanto en mis
brazos para llevarla al impecable baño de mármol pálido
El cuarto de
baño está lleno de los aromas de fresa y rosa. Cuando Anastasia entra conmigo, su
boca se abre con la vista que tiene por delante. La bajo en frente de mí y la miro con ojos oscuros y me inclino para
sacar el labio de su cautiverio y lo chupo, haciéndola gemir. Levanto su barbilla para mantenerla en su
lugar y empiezo a besarla. El deseo se despliega en ella y ella
retribuye plenamente mis besos, metiendo su lengua en mi boca y sus manos empiezan
a desabrochar mi camisa de lino blanco. Incapaz
de desabrochar los dos últimos botones, ella abre la camisa con fuerza
dispersando los botones por el piso donde ruedan hasta finalmente detenerse. Su pasión me hace sonreír a medida que
continúo devorando sus labios.
_ ¡Marido te
quiero! Ella respira en mi boca.
Rompo nuestra
conexión y tomo el dobladillo de su vestido y la saco por encima. Ella está de pie delante de mí con su
sujetador de encaje y sus bragas de encaje. La
parte superior de sus pechos se muestran hermosas empujadas por el sujetador,
lo que hace que encajen perfectamente en las palmas de mis manos. Bajo la copa
del sujetador y capturo su pezón entre mis dientes haciéndola jadear. Cuando lo sostengo entre mis dientes
suavemente, mi lengua comienza a girar entorno a él, haciendo que se alargue
bajo mi asalto. Mi mano izquierda baja la otra copa del sujetador y agarro su
otro pezón bajo mis dedos. Ella
inclina la cabeza hacia atrás y gime, sonrío y chupo con más fuerza.
_ ¡Agh! Ella
gime y sus manos chapucean en mi cabello, empujando su pecho a mi boca. Mi boca va entre su pecho hasta su
vientre hasta llegar por encima de su hueso púbico. Ella corta su respiración y
gime.
_ Shh… bebé, le
digo, y sumerjo un dedo en su sexo y luego dos. Ella está completamente mojada, y
empujando su pelvis en mi mano.
¡Qué tan preparada estás para mí, nena! Le digo, mi voz reverencial.
Me pongo de pie
de inmediato, y deslizo sus bragas hasta que hacen una piscina en sus pies; la ayudo a que salga de ellas. La acerco hacia mí y paso mis manos por su
espalda para liberarla del sujetador y clavo mi excitación en su vientre a
través de la tela de mis pantalones vaqueros. Ella mueve su pelvis en mi
contra para sentir mi erección con avidez.
_ Usted tiene
demasiada ropa... ella se queja.
_ Te voy a
dejar a ti nena, puedes quitármela. Sus manos se extienden hacia abajo, y con
destreza desabrocha el primer botón de mis jeans, y oigo el sonido revelador de
la cremallera sin romper mi mirada con la de ella. Sin bajar mis pantalones ni
los calzoncillos, en un gesto audaz ella sumerge su mano agarrando mi erección
y acariciando mis bolas arriba y abajo en un movimiento rítmico. Mis labios
hacen una "O" con su repentino asalto. A pesar de que es inesperado, es
caliente como el infierno. Sumerge
su otra mano y la lleva detrás hacia mi culo acariciando mis nalgas y
apretándolas suavemente. Finalmente ella
mueve ambas manos alrededor de mi cintura para bajar mis pantalones y mis boxer
que caen al mismo tiempo.
Mi mirada se
fija en ella, y sé lo que quiere hacer a continuación. Ella me mira por sus largas pestañas. ¿Voy a tener suficiente de esta vista,
Anastasia en el suelo delante de mí como
una diosa, y sus labios alrededor de mi hombría? Sus labios envainan mi polla lentamente,
su lengua arremolinándose alrededor de la punta, chupa un poco, centrándose en
la punta y luego sumerge la cabeza, y lleva su lengua viajando por toda mi
longitud, y me da la más deliciosa sensación de hormigueo que he experimentado.
Cuando ella sale, ligeramente roza mi
polla con sus dientes mientras su lengua me proporciona la sensación de placer. Ella está aprendiendo a dar dolor y
placer al mismo tiempo. Mi chica se ha convertido en una experta con su boca,
cada vez mejor y mejor.
Pero no quiero
venirme así y hacer de esto una experiencia corta. Lentamente, pero de mala gana la
levanto, y fusiono sus labios con los míos. Primero
lentamente, moldeándonos uno con el otro, entonces el deseo se desata y la beso
con fervor, chupando, sumergiendo mi lengua en su boca, y la de ella en la mía,
dejándonos a ambos sin aliento, pero con ganas de más.
_ Nena envuelve
tus piernas alrededor de mí, le digo mientras la levanto del suelo. Ella hace lo que le digo. Guío mi erección dentro de ella y la
bajo lentamente, hasta llegar al final y empezar a movernos. Ella envuelve sus
brazos alrededor de mi cuello, y busca mis labios mientras ella misma baja y
sube a su antojo. Yo la encuentro con cada movimiento para conseguir la máxima
fricción. Mis manos están apretando su culo y en un momento justo cuando ella
desciende, la sostengo con fuerza y le doy una palmada cerca de su sexo y ella
grita de placer. Cambio de manos y hago lo mismo en la otra nalga durante su
descenso. Se muerde el labio inferior ligeramente.
_ Vamos hacia
la bañera, le murmuro en su boca y ella frena sus movimientos. Pongo un pie en
la bañera y luego el otro y poco a poco me hundo en el agua caliente jabonosa
con mi mujer todavía montada en mi polla. Ya en el agua, mis manos se mueven a
sus pechos, y mis labios descienden a uno de ellos para capturarlo, chupando y
haciendo girar mi lengua en él. Ella
inclina la cabeza hacia atrás; y
el movimiento empuja su pecho aún más en mi boca, y la punta de su cola de
caballo entra en la espuma mojándose. Ella
sigue montándome arriba y abajo, y gira sus caderas para frotar en su lugar muy
especial, lo que me hace sonreír de placer.
Mis manos
viajan a sus nalgas guiando sus movimientos, y empiezo a sentir su fuerza debajo
de mí. Nuestros labios se encuentran
de nuevo, y esta vez las lenguas bailan con desespero, los dos estamos gimiendo
cuando alcanzamos nuestro pico juntos. A
medida que se derrumba sobre mi pecho, entro en ella tres veces más, buscando
mi propia liberación, perdido por el momento, perdido en mi esposa.
_ ¡Oh,
Anastasia! ¡Te amo tanto! Le digo con fervor cuando la sostengo más
cerca de mí.
_ ¡Yo también
te amo, Christian! Responde ella jadeando y se acurruca en mi pecho, sin romper
nuestra conexión. Sonrío hacia
ella.
_ Déjame que te
bañe bebé, le digo y nos bañamos para luego irnos a la cama en donde pronto
tomamos un sueño reparador.
*****
Me despierto
antes que Anastasia como de costumbre. Yo
no necesito dormir tanto. Miro su
figura dormida apoyada sobre el codo, con el cabello extendido sobre la
almohada. Me volteo para buscar mi Blackberry y le mando un texto a Taylor, luego
pongo de nuevo el celular en la mesa y me giro para ver a mi chica dormir. Se
ve tan joven y tan inocente. Cuando
trato de moverme, su mano me busca en sueños. Ella
me quiere a su alrededor. Tomo
su mano y la beso y la sostengo en mi corazón. Sus ojos revolotean abriéndose y una
pequeña sonrisa perezosa se arrastra sobre sus labios.
_ Buenos días
señora Grey, le susurro.
_ Buenos días
Sr. Grey. ¿Cuánto tiempo me has
estado viendo? Pregunta.
_ No mucho,
sólo unos pocos minutos. ¿Tienes
hambre?
_ En realidad, muy
hambrienta después de los esfuerzos de la
noche anterior, Sr. Grey, dice todavía aturdida.
_ Sra. Grey, si así lo desea, podemos revivir
aquellos momentos de nuevo esta mañana. Así,
que le pregunto ¿Primero el desayuno o sexo?
_ Sexo,
responde ella con voz entrecortada, y una sonrisa malvada llega a sus labios
hasta encontrarse con los míos.
_ Esperaba que
dijeras eso, le digo y empujándola bajo en el colchón, cubro el cuerpo de Anastasia con el mío.
Decido tomar el
desayuno servido en nuestra suite porque quiero dar mi regalo de bodas a
Anastasia en la intimidad. Ya
duchados y vestidos, volvemos a la sala
de estar, y Geoffrey está de pie en traje completo con una toalla blanca
colgando de su brazo. También lleva guantes blancos.
_ El desayuno
está servido señor Grey, señora, dice
con una voz culta. Él nos dirige
al comedor y saca la silla para que Anastasia se siente en primer lugar. Anastasia
come panqueques, tocino, tortilla, y Té Twinings y yo tortilla de clara de
huevos, tostadas, fruta y café. Le doy las gracias a Geoffrey y lo despido.
_ ¡Esto es como
tener a la señora Jones pero en un británico! Brota Anastasia haciéndome reír.
_ ¿Qué vamos a
hacer hoy Christian? Pregunta con
entusiasmo. ¡Hay muchas cosas que quiero ver en Londres! ¡Ni siquiera sé por dónde empezar!
_ ¿Qué tal si
terminamos nuestro desayuno de primero? le digo. El regalo que quiero darle a Anastasia
me está haciendo un agujero en el bolsillo. Ella
termina toda su comida y deja el plato limpio. Estoy totalmente satisfecho.
_ ¡Sra. Grey! Voy a trabajar con mayor vigor todas las
mañanas para asegurarme de que se coma el desayuno completo, le digo
lascivamente. Ella me da su
sonrisa de mil megavatios en respuesta y toma un sorbo de su té.
_ Tengo algo
para ti.
_ ¿Ah, sí? Saco el pequeño paquete envuelto en
regalo de mi bolsillo y se lo doy sin romper la mirada. Sus ojos brillan.
Ella rasga la envoltura
del paquete, al abrirla encuentra un reloj Omega de Platino, ella me mira
perpleja.
_ ¡Esto es
absolutamente hermoso! Susurra.
_ Dale la
vuelta y mira dentro de él, le digo y ella lo hace. Sus ojos se abren, y ella parpadea
varias veces para hacer retroceder sus lágrimas.
Anastasia
Tú eres mí Más
Mi Amor, Mi Vida
Christian
_ ¡Oh
Christian! Dice en un tono suave incapaz de contener sus lágrimas, y empujando
su silla rápidamente se pone a mi lado y se lanza sobre mí.
_ ¡Usted,
marido, dice y escribe las cosas más románticas que cualquier chica jamás
podría desear! ¡Tú eres mi más, tú eres mi amor, y tú eres mi vida! ¡Te amo mucho! Solloza en mi camisa de
lino blanco.
_ ¡Hey! ¡Yo no quiero
hacerte llorar! Shhh la calmo y
sosteniendo su barbilla con mi dedo índice, beso sus labios mientras mi mano se
extiende suavemente sobre el cabello.
_ Tus labios siempre son más suaves después de llorar nena
le digo, y las lágrimas siguen rodando. ¡Te
amo! No llores...
_ Estoy llorando
porque estoy feliz, dice ella lloriqueando.
_ Sí, me estoy
acostumbrando a la idea de que la felicidad a veces provoca lágrimas en las
mujeres, le digo sonriendo. Pero,
vamos, no más lágrimas por hoy. He
planeado mucho este día para nosotros, digo sonriendo tratando de distraerla. Ella se seca los ojos con mi camisa.
_ ¿A dónde
vamos? Pregunta.
_ Oh, un buen
guía nunca revela su secreto comercial bebé, le digo. Te voy a enseñar Londres.
Las
instrucciones que le di a Taylor, es que en primer lugar nos llevara a la
Abadía de Westminster. ¡Sé que le
encantaría ir!
Nuestro guía
personal Fredrick nos encuentra fuera de la Abadía. Es un hombre joven, probablemente de
mi edad con el pelo oscuro y los ojos azules brillantes. Es alto, y parece hacer ejercicio con
regularidad y tiene una actitud amistosa. Está
vestido con una camisa blanca y corbata, y llevaba pantalones de vestir con
mocasines cómodos posiblemente para caminar todo el día.
_ Estoy encantado
de conocerlos señor y señora Grey. Mi
nombre es Fredrick Lovelace, nos da la bienvenida con una sonrisa genuina
extendiendo su mano.
Los ojos de
Anastasia brillan con una mirada de sorpresa, y ella trata de reprimir su
sonrisa después de escuchar su apellido. Se
aclara la garganta mientras sacudo la mano del guía.
_ Sr. Lovelace, mucho gusto en conocerlo,
dice ella y le da la mano.
_ El placer es
todo mío, señora. Por favor,
llámeme Fredrick, le dice mientras
sostiene la mano de mi mujer más tiempo de lo necesario. ¡Bueno suéltala! Le digo en mis pensamientos. Envuelvo mi brazo
alrededor de su hombro territorialmente y tiro de ella más cerca de mí,
mirándolo fijamente.
Luego se vuelve
hacia Taylor.
_ Sr. Taylor y lo saluda, Taylor le devuelve
el saludo con un gesto de la cabeza.
_ Sigue llamándole Sr. Lovelace, le
susurro en el oído a Ana, no hay necesidad de ser muy amable con él. Ella me mira entrecerrando los ojos. Le sonrío inocentemente.
_ Ustedes han venido a Londres en una época
muy agradable del año, dice con su acento muy británico en un tono encantador. Yo sostengo la mano de Anastasia y la aprieto
con fuerza haciéndola sonreír. De
pie en una distancia razonable de la entrada, hace un gesto grandilocuente con
sus manos hacia la abadía.
_ Tengan en
cuenta el gran edificio que está levantado ante ustedes. La Abadía de Westminster
con sus grandes cúpulas puntiagudas góticas tan magníficamente altas que casi
tocan el cielo. El arco fabricado que están viendo se extiende fuera de la
parte exterior del edificio a lo largo de la nave de la catedral, él explica y
Anastasia se ríe tontamente.
Miro hacia ella
con curiosidad. Ella me susurra
en voz baja: acabo de pensar en el odioso Sr. Collins.
_ ¿Quién? Pregunto. ¿Quién es el Sr. Collins? ¿Y por qué está
pensando en él en nuestra luna de miel?
_ El primo de
Elizabeth Bennett, el que estaba enamorado de la Casa Rosings Estate, propiedad
de Lady Catherine de Bourgh, tanto es así que, según dijo, “que una repisa de la chimenea solo había
costado 800 libras” dice en un acento británico falso. Me pareció gracioso que él esté hablando de
ese modo de la Abadía de Westminster, ella susurra con un brillo malvado
cuando Lovelace está todavía hablando de la grandeza de la Abadía. Anastasia no
deja de emocionarse.
Lovelace habla
de la historia de la Abadía y para mi sorpresa, Anastasia devora toda la
información con codicia. Cuando
finalmente entramos en el edificio, la abadía se encuentra bañada por la luz
del sol. Ahora está llena de
turistas y de varios grupos que están pululando dentro y fuera de las puertas
gigantes con sus guías, y los guías turísticos están pronunciando sus líneas
memorizadas. Anastasia gira 360
grados a su alrededor y la enormidad de la Abadía le impresiona. Ella inhala profundamente.
_ Huele como a
metal y piedra fría, por alguna razón,
ella dice.
_ Yo no sabía
que la piedra fría tuviera un olor, le respondo
en tono de burla.
_ Claro que sí. Creo que huele como a viejo, a
albañilería recién hecha, a aluminio, se siente la rigidez y se puede notar la
antigüedad del edificio, dice muy seria.
_ Sra. Grey, continúa sorprendiéndome, le
digo y tomo de su mano. Ven quiero mostrarte algo especial, después de que
Lovelace termine su discurso, susurro.
_ La Abadía de
Westminster pertenece a la Reina y es independiente del resto de todas las
Iglesias de Inglaterra. Reyes y Reinas
han sido coronados y enterrados aquí desde 1066. Aparte de la realeza, muchos
de los héroes y eventos nacionales de Inglaterra se celebran y son recordados
en este sitio. De hecho, ya que
están la mayoría de los reyes y reinas aquí sepultados, voy a mostrarles el
poema de Francis Beaumont en las tumbas de la Abadía de Westminster, él dice y
comienza a recitar en un tono muy poético, sonando como un trovador.
¡Mortalidad, he ahí el miedo!
¡El cambió de la carne está aquí!
Piensen en cuántos huesos reales
Duermen dentro de este montón de piedras.
Aquí yacen, tuvieron reinos y reinas
¿Quieren ahora fuerza para agitar sus
manos?
¿Cuando desde sus púlpitos son polvos?
Ellos predican “En la realeza hay
confianza”
Aquí hay una hectárea sembrada de hecho
Con las semillas reales más ricas.
Que la tierra alguna vez aspiró
Desde que murió el primer hombre por
pecador
Aquí los huesos de nacimiento han llorado
A pesar de que eran dioses, como los
hombres normales murieron
Aquí están en las arenas, las cosas
innobles
Aquí está un mundo de pompa y Estado
Enterrados en el polvo
Una vez muertos por el destino.
Anastasia
aplaude sus manos en entusiasmo.
_ ¡Siempre quise
leer ese poema aquí!
_ Está escrito
señora en el Rincón de los Poetas. Voy
a llevarlos allí ahora mismo, dice
Lovelace. Él camina con nosotros lentamente
apuntando a diversas obras y maravillas arquitectónicas de la iglesia y
finalmente hacemos nuestro camino hacia la esquina sureste de la iglesia. La luz del sol se cuela por el rosetón.
_ Sr. Grey pienso que este sería el lugar favorito
para su señora. El Rincón de los
Poetas. Un santuario nacional de los escritores más célebres de Gran Bretaña. En realidad, llegó a ser por
casualidad, dice y hace una pausa, ante la tumba de Chaucer, que es, por
supuesto... dice y Anastasia lo
interrumpe.
_ ¡El padre de
la literatura Inglesa! Ella lo interrumpe y todos nos miramos con admiración.
_ ¡Sí, señora! ¡Precisamente! ¡Usted es muy inteligente! La tumba de él se encuentra al cruzar al
sur de la abadía, por aquí, señorita Grey, él dice.
_ ¡Señora Grey!
Le corrijo.
_ Mis disculpas
señora Grey, él se corrige. ¡Cállate y deja de coquetear con mi esposa! Anastasia entrecierra sus ojos y
me mira.
_ Chaucer fue
enterrado aquí en 1400. A continuación,
le siguió el entierro de Edmund Spenser y así comenzó la tradición de
enterrarlos aquí para conmemorar a poetas, escritores, dramaturgos, así fue
como se inició este rincón de la Abadía de Westminster.
_ En
realidad están caminando sobre sus tumbas,
y apunta hacia abajo.
_ Pensé que
Shakespeare no estaba enterrado aquí... Anastasia comenta después de ver su
nombre en una placa.
_ No está señora. Fue enterrado en Stratford-upon-Avon
en 1616. Esta placa es sólo una conmemoración, él dice, y a continuación,
cambia el tema. El único escritor estadounidense honrado en el Rincón de los
Poetas es Henry Wadsworth Longfellow. Es
este hermoso busto, dice señalando a un busto de mármol, fue instalado en 1884.
_ Coleridge, Samuel Johnson, Chaucer, Edmund Spenser, Robert
Burns... ¡Oh Dios!
Christian, ¿puedes imaginar lo que estos genios literarios hablaban cuando se
iban a pasar el rato con los demás? ¡Simplemente
increíble! ¡Gracias por hacer mi
sueño realidad, Christian! Ella dice y me besa castamente en los labios, delante
de los dos agentes nuevos de seguridad, Taylor y Lovelace. Yo le devuelvo el
beso con un ligero fervor.
_ ¡De alguna
manera siempre sabes exactamente lo que quiero! Susurra, sonrojándose.
_ ¿Cómo no iba
a saberlo? Es el propósito de mi
vida entender a mi esposa en la medida
de mis posibilidades, y hacer sus sueños realidad, le contesto con una voz que
sólo ella puede oír.
Cuando la gira
de Westminster ha terminado, Lovelace me estrecha la mano, y cuando Anastasia
extiende su mano a hacia él, él la toma y la besa en la parte superior
ligeramente. ¡Hijo de puta!
Llevo a
Anastasia al Restaurant One Twenty One Two para almorzar. El restaurante está adornando las orillas del
Támesis, One Twenty One Two lleva el nombre del famoso y universalmente número
de teléfono, Whitehall 1212, en conmemoración al ex vecino del hotel, Scotland Yard. Está también a pocos minutos de los
teatros, de Charing Cross y Trafalgar Square. El
menú es exquisito, y Ana quiere sentarse en la terraza. Pedimos Gressingham
pechuga de pato, halibut escalfado con un caldo de mariscos y azafrán. La carta de vinos es impecable. De postre pedimos banana caramelizada,
tarta tartin y compota hecha con manzana de otoño y natilla.
Después del
almuerzo la llevo a los Jardines de Kew, que es el Real Jardín Botánico. Es un lugar muy grande. Sólo la llevo a las piezas donde yo sé
que ella estaría interesada en conocer. La próxima parada es el Museo
Británico. Cuando entramos, nos
damos cuenta de que es enorme y hay mucho que Anastasia quiere ver. Lo más
probable es que no lo podamos conocer en un día. Hay obras arquitectónicas de África,
América, Asia, Gran Bretaña, Egipto, Europa, Grecia, Japón, Oriente Medio, el
Pacífico, Roma, realmente inmenso. Anastasia
aplaude sus manos como una niña pequeña que acaba de entrar a su tienda de
dulces favoritos. ¡Ella chilla
con deleite!
_ ¡Oh, Dios
mío, Christian! ¡Podría pasar
días aquí!
_ Bueno,
podemos volver mañana. Sólo podemos
pasar un par de horas hoy, nena. Tengo planes para la cena y vamos a la ópera
esta noche. Ella pone mala cara, y luego sonríe.
_ Está bien, ¡no
perdamos las horas que tenemos entonces! Dice tirando de mí en dirección a las
momias.
_ No, nena, le
sonrío de nuevo. Tenemos una
visita guiada. Yo no quiero
que te pierdas de nada.
_ ¿Lovelace está
aquí? Pregunta curiosa.
_ ¡Noo! Es otra persona, le digo con rabia.
_ Taylor,
espéranos aquí con la guía. Necesito
hablar unas palabras con la señora Grey, le digo y tomo su mano con firmeza y
me la llevo.
_ ¿Christian a
donde vamos? Pregunta, pero no le respondo. Ella
redobla sus pasos para ponerse a mi lado luego de que casi la arrastro.
Finalmente me
detengo y descubro a un hombre que forma parte del equipo de limpieza del museo y discretamente lo sigo para encontrar
un cuarto. El abre la puerta y deja unos productos de limpieza y se aleja
mientras que la puerta inicia su cierre lentamente. Yo pongo mi pie de
inmediato y la bloqueo. Miro alrededor y me meto con Anastasia.
_ ¿Por qué
estamos aquí? Pregunta Anastasia en un susurro.
_ ¡Sabes por
qué! Le digo. Y pongo mis manos
sobre ella por todo su cuerpo, y cubro su boca con la mía. ¡Me vuelves loco!
¡Me pones celoso! Le digo a través de mis dientes con besos exigente.
_ Yo no quería…
susurra en mi boca.
_ Demasiado
tarde para eso. Voy a follarte
aquí y ahora, y no tenemos mucho tiempo. ¡Tengo que mostrarle que usted me
pertenece señora Grey! Le digo.
_ ¡Oh! Susurra.
_ Esto va a ser
rápido, nena. Date la vuelta, le
digo y aseguro la puerta para que permanezca bloqueada. Le levanto la falda, y busco con mi
dedo su sexo apartando a un lado sus bragas. Lo encuentro húmedo y comienzo a
despertarla. Sumerjo mi dedo índice y con el pulgar froto su clítoris, ella
gime y me da unas palmadas en el culo.
_ ¡Silencio
ahora! Estamos en un lugar
público, me quejo. Inclínate nena
y agárrate de ese estante. Ella obedece rápidamente jadeando.
Bajo mi
cremallera para que mi polla salte libre y me coloco detrás de ella en todo su
centro. Ella jadea y guío sus caderas hacia mi polla dura entrando y saliendo
varias veces hasta que entro hasta la empuñadura. Ver sus nalgas pegadas en mi vientre me sube
la libido hasta su punto máximo. Salgo y entro de golpe de nuevo varias veces,
localizando su punto dulce. Froto con la punta de mi polla y tiro hacia atrás
para entrar rápido otra vez. Sus nalgas haciendo una danza frente de mí. Ella
empuja sus caderas gimiendo para satisfacernos. Cuando siento el agarre de
costumbre que viene antes de su orgasmo, aumento la velocidad para alcanzar los
dos nuestro punto máximo. Las oleadas de éxtasis corren a través de nosotros
ella empuja su culo para sentirme completo y yo me corro dentro de ella a
borbotones. Cuando lo temblores de nuestros cuerpos cesan me salgo de ella y
localizo un rollo de papel sanitario y me encargo de limpiarnos. Subo mi
cremallera y la pongo derecha.
Aún saciado con
nuestros orgasmos, Anastasia se aferra a mí cuando estoy acomodando su ropa
interior y poniendo su falda en su lugar. Le pongo la espalda en la pared y la
beso con posesión. Mi lengua lanzándose en su boca, chupando y mordiendo.
_ ¡Eres mía! ¡No lo olvides!
_ Sí, tuya,
dice con voz entrecortada.
Debería darte celos con más frecuencia marido. Me encantó la follada en este
armario. Hace calor y fue duro y apasionado, murmura.
_ ¡Cuidado! No empujes mis límites, le digo con
mis ojos oscureciéndose. Oigo a
alguien colocando una llave en el ojo de la cerradura tratando de abrir la
puerta del armario. Abro la
puerta de golpe y tirando a Anastasia de la mano, nos alejamos. Una señora de mediana edad en uniforme
se queda con la llave en el aire mirándonos mientras nos alejamos para
encontrarnos con Taylor.
Una mujer joven
elegantemente vestida con cabello oscuro en cola de caballo viene a saludarnos. Ella es una morena y la cara de mi
esposa cambia con una pizca de celos. Los
ojos de la joven se ensanchan cuando me ve, y nerviosamente se mete el pelo
detrás de las orejas, y parpadea un centenar de veces, antes de que pueda abrir
la boca y saludarnos. Anastasia voltea
los ojos, a pesar de que no la estoy viendo sé que lo está haciendo, yo siempre
sé cuando ella voltea los ojos. Esta
situación me contenta. Quiero que el mundo de Ana comience y termine conmigo y
su posesividad me hace sentir… eufórico. Quiero que declare su territorio. Supongo que me
gustaría que ella muestre su lado felino. Sé que solo soy una cara bonita, pero
yo quiero que ella me desee tanto como yo a ella. ¿Es mucho pedirle a la esposa
de uno?
Anastasia
envuelve su brazo alrededor de mi cintura y mete la mano en mi bolsillo trasero
apretando mi nalga con fuerza. Le doy la
bienvenida a su reacción y solo sonrío. La miro oscuramente.
_ Bienvenido al
Museo Británico Sr. Grey, dice ella, y
me estrecha la mano y se aferra a ella un poco más.
_ ¡Yo soy la
señora Grey! dice Anastasia y ladea sus cejas hacia
ella, extendiendo su mano. La
guía cuyo nombre todavía no sabemos a regañadientes suelta mi mano y se vuelve hacia
Anastasia.
_ Bienvenida
señora Grey. Soy Martha Davis. Seré su guía hoy, ella dice y comienza
su charla.
_ El Museo
Británico cuenta con más de 13 millones de obras y tiene un buen número de
secciones en los que podría pasar muchos días para observarlo por completo. ¿Qué
desea ver primero Sr. Grey? Me pregunta directamente.
_ ¡Mi marido y
yo deseamos ver la sección egipcia, señorita
Davis! Anastasia dice bruscamente y un fantasma de sonrisa se arrastra sobre
mis labios.
_ Sí, por
supuesto, señora, responde ella. Ella
nos dirige a la sección del Antiguo Egipto o como ella lo llama, la Sección de
Egiptología.
Nos muestra
varias estatuas de diferentes dinastías y diferentes obras, de vez en cuando me
mira fijamente. Finalmente estamos
en la sección donde se exponen las momias, y miramos las momias de diferentes
dinastías y períodos de Egipto. Las
habitaciones ahora están bien organizadas. Vine
aquí con mis padres en 1998 y en aquel entonces las habitaciones estaban
repletas y desgastadas y llena de ataúdes egipcios. Las etiquetas explicativas eran escasas,
la iluminación era pobre y las multitudes eran abrumadoras. Pero ahora, que lo veo de nuevo, está organizado,
y con todas las explicaciones en su lugar, cada obra está bien iluminada. Ahora es digno de ver.
_ El antiguo
egipcio enterraba a sus muertos en pequeños hoyos en el desierto. Por supuesto, el calor del desierto y
el aire seco de la arena deshidrataba los cuerpos de forma rápida, y luego se momificaron
de forma natural, dice señalando a una momia que se muestra en posición fetal.
_ Cada una de
las momias de nuestro Museo Británico estuvo una vez con vida, respiraban en su
vida cotidiana. Conozcan a Nesperennub...
dice señalando un ataúd de una momia
que no ha sido abierto por más de 100
años. Él vivió hace casi tres mil
años en Tebas... ella comienza explicando.
Cuando ella
está a punto de terminar con la sección egipcia, Anastasia recuerda algo y habla.
_ ¿Podemos
ver la piedra de Rosetta antes de irnos? Pregunta.
_ Sí, señora,
responde la señorita Davis. Está
también en la sección egipcia. Por
aquí por favor, y nos lleva con un comportamiento profesional.
_ La piedra
Rosetta es uno de los objetos más famosos del Museo Británico. La piedra en sí es una parte rota de
una gran losa de piedra. Hay un
mensaje tallado en ella escrito en tres tipos de secuencias de comandos. Lo más importante de ese escrito, es
que ayudó a los egiptólogos a descifrar los jeroglíficos. La piedra es un decreto oficial del
rey Ptolomeo V. Él tenía sólo 13 años de edad. El mensaje simplemente dice que los
sacerdotes de un templo en Memphis deben apoyar al rey. Ese mensaje simple inscrito en jeroglíficos
egipcios antiguos, en escritura demótica y en griego fue la clave para entender
los jeroglíficos.
Al final de la
gira de Egipto, le recuerdo a Anastasia que tenemos que volver al hotel ya que tengo
planes para esta noche. Taylor y los
de seguridad nos llevan de vuelta al hotel. Geoffrey
nos recibe en la puerta.
_ Lo que pidió
ha llegado señor. El esmoquin y
el vestido están en su armario. ¿Hay
algo más que desee señor? Pregunta
cortésmente.
_ No Geoffrey, gracias, le respondo, y Anastasia me
mira con curiosidad.
_ ¿Vestido y
esmoquin?
_ Para cenar y
vamos a la ópera.
_ ¿Cuándo los
pediste?
_ Antes de
venir, en Harrods, contesto.
_ Vamos, una
ducha rápida, y a ponernos en marcha.
Una vez que nos
duchamos, Anastasia se seca el pelo y se hace un moño a la perfección. Se pone
sus bragas y un bustier. Se ve impresionante. No puedo mantener mi mirada en
ella, porque si no…
_ ¿Me está
comiendo con los ojos, señor Grey? Pregunta.
_ Sí, señora
Grey. Necesito que te pongas algo
para mí, le digo.
_ ¿Qué? Pregunta.
_ Esto, le digo
y le muestro nuestro juguete favorito. Ella sonríe.
_ ¿Para el
Royal Opera House? ¡Sr. Grey,
eres un vicioso! Ella se ve sorprendida.
_ Sra. Grey usted es la otra mitad.
Una vez que
nuestro juguete favorito esta insertado de manera segura dentro de mi esposa,
ella se pone su vestido plateado que escogí específicamente para esta ocasión.
Es un vestido hecho a mano sin tirantes con una abertura en la parte derecha
que comienza desde su muslo. ¿El precio? £ 14,000 y vale cada penique, porque
le queda espectacular. Le doy dos pendientes de lágrimas que enfatizan su largo
cuello. Ella va maquillada naturalmente y tiene guantes largos. ¡Simplemente se
ve impresionante! Definitivamente soy un hijo de puta con suerte.
Estoy listo, vestido con mi esmoquin negro, pajarita y camisa blanca.
Taylor y la
seguridad británica nos llevan.
_ ¿Dónde vamos
a cenar? Me pregunta Anastasia con curiosidad.
_ En la ópera.
_ ¿La Opera?
_ Sí, le digo y
acaricio con mi pulgar los nudillos de sus dedos, dándole escalofríos. Iba a reservar en un comedor privado en
el Salón Paul Hamlyn, pero no es lo suficientemente acogedor para nosotros.
_ ¿No es lo
suficientemente acogedor? Me pregunta enganchando su aliento.
_ No. Así que Taylor nos reservó un comedor privado
en los Jardines Covent.
_ Oh, ella dice con una voz entrecortada. ¿Entonces? Ella sondea después de soltar la respiración.
_ Entonces
vamos a nuestro palco privado en la ópera,
señora Grey, le digo sonriendo.
_ ¿Qué vamos a
ver esta noche?
_ Le Nozze di Figaro, le respondo.
_ ¿Las bodas de
Fígaro? Pregunta.
_ El mismo, le
respondo con ojos oscuros.
A lo largo de
la cena me aseguro de no tocar a Anastasia, y ella está sufriendo por una conexión. Una vez que nos traen la comida en
nuestra habitación privada, le digo: No quiero que toques tu comida.
_ ¿Qué?
Pregunta con curiosidad.
_ Te voy a
alimentar señora Grey, me quejo sin romper mi mirada. Ella se mueve en su asiento, excitada,
tratando de buscar una posición cómoda para que las bolas bailen dentro de
ella. Ella ahoga un grito de asombro, mirando las espaldas de los jefes de
seguridad.
Esta noche será
una noche que nunca olvidará.
* El cuento del Río
Veinte puentes de la torre
de Kew
Querían saber lo que el río
sabía,
Veinte puentes o veintidós
años,
porque ellos eran jóvenes,
y el Támesis era viejo
y este es el cuento que el
río les dijo:
Yo hago mi recorrido en la Ciudad de Londres,
Cinco horas y hasta siete bajando.
Llego hasta el extremo de la ciudad que se llama Teddington.
Abajo llego con el barro en mis manos
y el yeso por encima de las Arenas Maplin.
Pero tendrían que saber que estas aguas
una vez fueron una rama del río Rin,
desde cientos de kilómetros hacia el Este cuando
Pero tendrían que saber que estas aguas
una vez fueron una rama del río Rin,
desde cientos de kilómetros hacia el Este cuando
Inglaterra se unió al continente.
Me acuerdo de los pájaros lagartos con alas de
murciélagos,
de La Edad de Hielo y del rebaño de mamut y de los Tigres gigantes
que acechaban abajo a
través del parque de Regent en Camden Town.
Y me acuerdo como si fuera ayer el primer Cockney que vino hacia mí,
cuando caminó a través del bosque que bordeaba el
Strand,
con pintura en su cara y una lanza en su mano.
Él era la muerte de la pluma, de la aleta y de la piel.
Él atrapó mis castores en Westminster.
Él marcó mi salmón, cazaba mis venados,
Él mató a mi garza de Lambeth Pier.
Él luchó con su prójimo con hachas y espadas, hierro y bronce, en mis lados superiores,
cuando bien abajo en Greenwich, los
barcos de guerra del Mar del Norte, que brillaban como libélulas, llenos de
esclavos robaban el estaño.
Y el Escandinavo y el Griego, el Negro y el Galia bebían
con los británicos en el Barking Creek y la vida era alegre, y el mundo era
nuevo. Y yo tenía una milla de ancho en Kew. Pero el romano vino con mano dura
y acortó mi paso y gobernó la tierra y los daneses hicieron estallar mi orilla.
¡Y es ahí en donde comienzan los libros de historia!